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OBJETIVO
Cursos de preparación para el ministerio hacen su mayor énfasis en el CONOCER (la Biblia, la Historia
de la Iglesia, etc.) y en el HACER (hay que aprender cómo predicar, enseñar, evangelizar, etc.). Estas lecciones
tienen que ver con lo mas básico en la vida de un siervo del Señor, el SER. Tienen el propósito de ayudar al
estudiante a llegar a ser un siervo íntegro y lleno del Espíritu Santo. Se titula DISCIPLINA Y CARÁCTER
CRISTIANO, destacando que la vida espiritual requiere una disciplina diaria, una obediencia constante a los
principios bíblicos. En esta materia el alumno aprenderá estos principios y recibirá un plan para ponerlos en
práctica.
CONTENIDO
LECCION 1, SECCION A
Nuestra Condición: ¿Cristiano Carnal o Espiritual?
LECCION 1, SECCION B
Nuestra Necesidad: La Plenitud del Espíritu
LECCION 2, SECCION A
Como ser llenos del Espíritu Santo: Unos Principios Básicos
LECCION 2, SECCION B
La Primera Dimensión de la Fe: DESEAR
LECCION 3, SECCION A
La Segunda Dimensión de la Fe: DEPENDER
LECCION 3, SECCION B
La Tercera Dimensión de la Fe: DISPONER (Apropiar)
LECCION 4, SECCION
La Cuarta Dimensión de la Fe: DISIPAR DUDAS
LECCION 4, SECCION B
El Problema del Pecado
LECCION 5, SECCION A
La Vida Disciplinada: Un Cuerpo Sano
LECCION 5, SECCION B
La Vida Disciplinada: Una Mente Transformada
LECCION 6, SECCION A
La Vida Disciplinada: Su Hora Devocional. Parte I
LECCION 6, SECCION B
La Vida Disciplinada: Su Hora Devocional. Parte II
La Oración
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DISCIPLINA CRISTIANA
LECCION 1
SECCION A
INTRODUCCION
Antes de estudiar como llegar a una vida cristiana madura y llena del Espíritu Santo; esto es, una vida
cristiana disciplinada, precisa un análisis de nuestra condición actual. ¿Hasta donde hemos llegado en nuestro
peregrinaje cristiano? ¿Cómo va nuestro crecimiento como hijos de Dios? Qué soy: ¿Bebé? ¿Niño?
¿Adolescente? ¿Adulto?
LOS TRES ESTADOS DEL HOMBRE
Pablo nos ayuda a hacer nuestro auto examen en 1 Corintios 2:14 – 3:5. Favor de leer este pasaje, el cual
será la base del resto de la lección.
Como seres humanos, solemos clasificar a los hombres de varias maneras, según su raza, su condición
social, su cultura, etc. En cambio, Pablo nos dice que Dios coloca a todos los hombres en una de tres clases: El
Hombre Natural, el Cristiano Carnal, el Cristiano Espiritual.
EL HOMBRE NATURAL
Pablo describe al hombre natural en 1 Corintios 2:14:
“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque
para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente”.
Traducido literalmente del griego, este versículo habla del “hombre alma”. Tomando en cuenta que
“alma” identifica al hombre con toda la vida animal, vemos que con razón la antigua versión Reina-Valera habla
aquí del hombre animal.
Ilustremos al Hombre Natural así:
SATANA
S
CRISTO
EL ESPIRITU SANTO
YO
Notemos que el gran yo esta puesto en el centro de su vida. El hombre natural hace su propia voluntad,
hasta que pueda, Satanás vive en su ser, mientras que Jesús está afuera. El hombre natural esta muerto por dentro,
solo habiendo nacido de la carne. Su corazón está entenebrecido. (Romanos 1:21).
EL CRISTIANO CARNAL
Pablo describe al cristiano carnal en 1 Corintios 3:1-4. Hay una gran diferencia entre el hombre natural y
el cristiano carnal. El cristiano carnal si tiene a Cristo dentro de su vida. Esta justificado de su pecados por la
muerte de Jesús en la cruz. Tiene vida eterna por su nacimiento espiritual. Pero sigue con el gran conflicto del
señorío de su vida. Todavía ocupa el centro de su ser, reservando decisiones diarias de su vida para si mismo y
negando el control completo del Señor en su vida.
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Sí, cristo está en su vida, pero no en el lugar más privilegiado. Domina la vida el gran yo y el cristiano
carnal sufre conflictos continuos entre la voluntad propia y la de Dios. No tiene poder espiritual porque sigue
ofendiendo a Dios y contristando al Espíritu Santo. (Efesios 4:30).
El cristiano carnal se ilustra así:
YO
S A T A N A S
CRISTO
ESPIRITU
SANTO
EL CRISTIANO ESPIRITUAL
El Cristiano Espiritual es aquel cuya vida es victoriosa en todo sentido. Pero en verdad, no es su vida,
sino la vida de Jesús en él que es victoriosa. El cristiano espiritual ha llevado el gran yo a la cruz, colgándolo allí
diariamente (Lucas 9:23), por la fe, contándose muerto. Cristo ocupa el centro con autoridad indiscutible sobre
cada detalle de su vida, y el cristiano espiritual está lleno del Espíritu Santo, canalizando el amor y el poder de
Dios en su vida.
Se ilustra así:
ESPIRITU
SANTO
SATANAS
CRISTO
YO
El cristiano espiritual se llama así porque esta lleno del Espíritu Santo. Cumple con el mandato bíblico de
Efesios 5:18:
“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien, sed llenos
del Espíritu”.
¿Cómo ha ido progresando en su vida cristiana? ¿Se aprecia un sendero ascendiente en su comprensión
de las doctrinas bíblicas, su vida de oración y su estudio bíblico?
Hay diferentes maneras de discernir el grado de madurez que un o ha logrado en su vida cristiana. Tómese
por ejemplo, la cuestión de nuestro testimonio. Algunos, cuando se les pide que den su testimonio, sólo saben
contar el día cuando aceptaron a Cristo como Salvador. Ahora bien, seguro es que debemos saber como relatar en
forma clara y breve nuestra experiencia de conversión, para así explicar a los demás como recibir a Cristo. Pero
además debemos tener, día en día, experiencias con el Señor que son el fruto de un crecimiento espiritual continuo.
Solo dar testimonio de nuestra experiencia de conversión sería semejante al hombre que, después de diez años de
casado, cuando se le piden consejos matrimoniales, nada mas describe su día de bodas.
¿Cuál es la causa de la niñez espiritual perenne? Se debe a no comer la vianda necesaria para un
crecimiento espiritual normal. Y, ¿Por qué no come bien el niño espiritual? A veces a porque no tiene hambre
espiritual. No le gusta, por ejemplo, asistir a los cultos de su iglesia, y cuando asiste es solamente para cumplir
con un deber, no para llenar su corazón de las viandas del Señor.
Además, el cristiano carnal no ha aprendido como leer con provecho su Biblia y orar. Quizá lo hace con
algo de regularidad, pero le es más bien un deber que un gozo.
El bebé espiritual, como el bebé en los brazos de su mamá, no es capaz de asimilar “carne y papas
espirituales”; se le traban en la garganta. Eso es, no ha progresado suficientemente para poder apreciar las verdades
espirituales que tienen que ver con la vida cristiana disciplinada y sacrificial.
Hace tiempo, un matrimonio dejó de asistir a los cultos de nuestra iglesia. Busqué al hombre y le pregunté
porque. Se puso serio y me dijo: “Mire, ya no soportaba los sermones del pastor; eran puros regaños. Prefería
mejor buscar una iglesia donde la predicación es mas amena”.
Sus palabras me sorprendieron, porque los sermones del pastor no me parecían a mí, “puros regaños”. Por
cierto el pastor, basándose en la Palabra de Dios, solía exhortarnos a cumplir con nuestras responsabilidades como
cristianos; pero no en forma negativa o despótica. Solo pude concluir que ese hermano era todavía un niño
espiritual; no quería enfrentarse con las exigencias de la vida cristiana.
Cristo ofrece aquí dos descansos: el descanso de la salvación y el descanso del yugo. Ofrece el descansote
la salvación a los perdidos. Pero una vez que aceptemos a Cristo como nuestro Salvador, hemos de entrar al
“descanso del yugo”, eso es, ¡hemos de ponernos a trabajar en la viña del Señor! Pero es un trabajo ameno. Cristo
hable de “mi yugo”. ¿Ha visto un yugo de esos que se usan en el campo? Si así es, sabe que son hechos para dos.
Así también el yugo de Cristo. Cristo nos da un yugo, pero no para que lo llevemos solos. Nosotros jalamos a un
lado y al otro lado: ¡Cristo! Es pos eso que solemos hablar del trabajo del cristiano como un “discipulado”. Vamos
por el camino de la vida cristiana al lado de nuestro amado Señor y amigo Cristo Jesús, la carga que llevamos sería
pesada si tuviéramos que llevarla solos. Pero ya que Cristo esta a nuestro lado ayudándonos, aconsejándonos, el
yugo es “fácil y ligero”.
“Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos…
Apacentad la grey de Dios que esta entre vosotros, cuidando de ella…”
El cristiano Carnal: Un Conflicto Continuo. Pablo describe el conflicto continuo que existe en la vida
del cristiano carnal:
“Porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y
disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?” (1 Corintios 3:3).
En la vida del cristiano carnal existe, en primer lugar, un conflicto interno. Ahora bien, se entiende que
para poder progresar, las tensiones son indispensables. El cristiano es un soldado, un voluntario en el ejército de
Cristo. El comandante de cualquier ejército exige disciplina de parte de sus soldados. Estos han de luchar contra
la pereza y la conformidad, y si no lo hacen sus superiores los regañan, les imponen sanciones. En cambio, para
que un ejército funcione bien, debe haber armonía entre sus soldados. Sino, el ejército corre el peligro de
destrucción.
Así también hemos de esperar luchas en la vida del cristiano; tentaciones, persecuciones, decepciones.
Todo esto puede traer la bendición del crecimiento espiritual. En cambio, si el cristiano esta en constante lucha
consigo mismo le viene la tristeza y la derrota. Y es lo que pasa en la vida del cristiano carnal. Y no nos debe
sorprender: Es ciudadano del Reino de Dios, pero vive como extranjero. De costumbre hace cosas que no debe
hacer y deja sin hacer cosas que debe hacer. Como consecuencia, su conciencia le redarguye constantemente.
Para el cristiano carnal, entonces no hay paz; se encuentra en una guerra interna continua.
En segundo lugar, en la vida del cristiano carnal existe un conflicto externo. Así sucedía en Corinto. A
través de toda la primera carta de Pablo a los Corintios se palpa esta lucha entre hermanos: polémicas en cuanto
a comer o no comer carne sacrificada a ídolos, observar ciertos días festivos o no, pleitos entre cristianos ante
jueces incrédulos, etc.
Siempre sucede así cuando los hijos de Dios no están “solícitos en guardar la unidad del espíritu Santo
en el vínculo de la paz” (Efesios 4:3). Unos miembros acusan a otros de ser hipócritas, otros acusan a sus
hermanos de ser criticones, otros de tratar mal a sus hermanos y así sucesivamente. No puede existir el fruto del
Espíritu descrito en Gálatas 5:22. En lugar de amor hay odio y rencor, en lugar de gozo, infelicidad; en lugar de
paz, guerra; en lugar de paciencia, mansedumbre y templanza hay impaciencia y palabras ofensivas; en lugar de
benignidad y bondad existe el deseo de venganza.
Como resultado de todo esto viene un espíritu de partido. Así sucedió en Corinto:
“porque diciendo el uno, yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: yo soy de Apolos,
¿no sois carnales?” (1 Corintios 3:4).
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Y así sucede en iglesias dominadas por miembros carnales. Cuando dejamos de ser guiados por el Espíritu
Santo, nos preocupamos por defender nuestros propios intereses. El fruto de semejante actitud es que un miembro
se opone a otro miembro. Los miembros se pelean con el pastor y los pastores se pelean entre sí.
Si la vida del cristiano carnal se caracteriza por una guerra continua. ¿Sucede algo semejante en su vida?
¿Se encuentra peleando consigo mismo y con otros? ¿Existe en su corazón una inquietud profunda y continua?
¿Frecuentemente se encuentra criticando a sus hermanos? ¿Se siente apartado de los demás miembros de la iglesia
y peleando con el pastor? ¿Se siente abatido frecuentemente por la tentación? ¿Con frecuencia se encuentra
confesando los mismos pecados al Padre Celestial, sin poder ganar la victoria sobre por lo menos algunos de ellos?
¿Es usted un cristiano carnal?
El Cristiano Espiritual: Una Paz Duradera. ¡Que distinta es la vida del cristiano espiritual! La paloma
es símbolo del Espíritu Santo y aun en círculos no cristianos la paloma significa la paz. Donde el Espíritu Santo
reina, ahí reina la paz.
En primer lugar, hay una paz interna. El cristiano espiritual vive en paz consigo mismo porque vive en
paz con Dios: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”
(Romanos 5:1). El cristiano espiritual vive la realidad de 1 Juan 5:7:
“Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión los unos con los
otros, y la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado”.
No es que el cristiano espiritual nunca peque. Pero un día examina su vida. Confiesa sus pecados y recibe
perdón conforme a la promesa del señor en 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, el es fiel y justo para
perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”. Ya que continuamente está confesando sus pecados
y recibiendo perdón, experimenta mes tras mes y año tras año progreso en su vida espiritual, puede mirar a Dios
como Amigo y Ayudador, vive la vida prometida por Cristo:
“La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe
vuestro corazón ni tenga miedo” (Juan 14:26).
Además, ya que el cristiano espiritual tiene paz consigo mismo, vive en paz con sus circunstancias. Se
acuesta sin temor de lo que pueda pasar en al noche y se levanta sin temor sin temor de los problemas que pueda
confrontar durante el día. Cree y vive la promesa de Cristo: “he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta
el fin del mundo” (Mateo 28:19). Como consecuencia, vive la realidad de la promesa de Cristo en Juan 16:33:
También, ya que el cristiano espiritual tiene paz consigo mismo, vive en paz con los demás. ¡Qué
bendición es no tener que defenderse a si mismo, no tener que luchar por sus derechos! Ya que sabe que el Espíritu
Santo esta adentro y que anda a su lado como su Consolador, el cristiano espiritual sabe que no tiene que
preocuparse por defenderse. Tampoco siente la compulsión de juzgar a sus hermanos. ¡Está libre! Vive la realidad
de las palabras de Pablo:
“Porque el Señor es el espíritu; y donde está el espíritu del Señor, allí hay
libertad” (2 Corintios 3:18).
Esta libre; libre para amar a todos, tanto a los que le hablan de palabras de aliento como a los que le
critican o le juzgan.
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CONCLUSION
¿Qué es usted, cristiano carnal o cristiano espiritual? Quizás ve en su vida algo de ambas cosas; no puede
aseverar ser un cristiano completamente espiritual, pero sabe que tampoco es un cristiano entregado a la carne. El
propósito del resto de este curso es poner en sus manos algunas herramientas espirituales que le ayudarán a
progresar hacia la meta de un cristiano completamente lleno del Espíritu.
DISCIPLINA CRISTIANA
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Cuestionario
LECCION 1
SECCION A
NIVEL 1
Nombre: ______________________________________________________.
INVENTARIO PERSONAL
Este curso tiene un propósito practico: el de ayudarle a crecer espiritualmente. Así es que, no es suficiente
que solamente aprenda intelectualmente las enseñanzas, hay que ponerlas por obra. Por eso, serán importantes
dos actividades practicas: (1) Que tenga un “compañero de dialogo” y (2) Que escriba regularmente en un diario
personal. El “compañero de dialogo” debe ser también una persona interesada en su crecimiento personal;
preferiblemente será alguien que también esté tomando este curso. Después de cada lección usted se reunirá con
él para platicar en forma franca y abierta sobre las preguntas a continuación. Después de su dialogo, usted debe
escribir en su diario que le ha revelado su dialogo y que progreso o retrocesos va notando en su vida espiritual. Se
espera que tanto la práctica de tener un compañero de dialogo como la de escribir sus pensamientos mas íntimos,
llegue a ser algo que practique durante todo el resto de su vida.
1. La última vez que diste testimonio, ¿incluiste algo acerca de las bendiciones que has recibido en la vida
con Cristo? Específicamente, ¿de que hablaste?
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2. ¿Qué evidencias concretas hay en tu vida de una verdadera hambre espiritual? ¿Tienes una disciplina
diaria de lectura bíblica y oración? ¿Es la lectura bíblica un gozo o un deber oneroso?
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3. Apunta una verdad nueva que has aprendido en la lectura bíblica durante los últimos seis meses.
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4. ¿Qué evidencias puedes dar de que estas en el yugo con Cristo? ¿Te gusta testificar, visitar, asistir a cultos,
etc., o te son deberes onerosos?
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NIVEL 2
1. Describir los tres estados del hombre.
2. Hacer una comparación entre el cristiano carnal y el cristiano espiritual, basada en 1 Corintios 3:1-4.
3. Explicar en sus propias palabras cómo, el lograr una vida cristiana madura es una realidad progresiva.
DISCIPLINA CRISTIANA
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LECCION 1
SECCION B
INTRODUCCION
El Señor, en su palabra nos ordena: “Sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18).
¿Es usted lleno del Espíritu?
Hace unos años escuche un buen sermón sobre la plenitud del Espíritu. Al terminar su mensaje, el
predicador invitó a todos los que deseaban vivir la plenitud del Espíritu que pasasen adelante. Muchos
respondieron.
Terminado el sermón, me dirigí al ministro para agradecerle la bendición que había sido su sermón. Y
casi sin pensarlo le hice la pregunta siguiente: “Dígame, hermano, ¿esta usted lleno del Espíritu?”.
Me miró con sorpresa, frunció el entrecejo y dijo: “Mire hermano, tal cosa no es para que lo diga”.
Pudiera parecer curioso que un predicador, después de exhortar a una congregación que cumpla un
mandamiento del señor, no pudiera asegurar estarlo cumpliendo. Pero la actitud manifestada por aquel hombre de
Dios es común, aun entre los cristianos mas consagrados. Parece existir una contradicción. Por un lado, tenemos
el mandato, “Sed llenos del Espíritu”, pero por otro lado observamos la convicción, casi nunca externada; de que
el cristiano difícilmente puede estar seguro de cumplir con este mandamiento.
¡No existe ninguna situación igual! Hay otros mandamientos: “Cree en el Señor Jesucristo y serás
salvo…” “Traed todos los diezmos al alfolí…” “Orad sin cesar…” etc. Nos parece sencillo determinar en cada
caso si estamos cumpliendo o no con estos mandamientos. Pero no así con el mandato de ser llenos del Espíritu.
¿Por qué esta anomalía?
Probablemente se deba a una falta de entender a fondo dos cosas: primero, el significado de ser lleno del
Espíritu, y segundo, la manera de llegar ser lleno del Espíritu. Trataremos estas realidades en esta Lección.
El Espíritu “tomará de lo mío y os lo hará saber”, dice el Señor. Así que, cuando el Espíritu habla, siempre
habla de Cristo. Y cuando Cristo se revela, es siempre el Espíritu Santo que le revela. Sin Cristo, el Espíritu Santo
no tendría nada que decir. Sin el Espíritu Santo, Cristo no se presenta al mundo. Los dos se dependen mutuamente.
La relación entre la electricidad y la luz ilustra la relación entre el Espíritu Santo y Cristo. En un cuarto
alumbrado, vemos la luz, no la electricidad. No obstante, sabemos que la electricidad es el conductor de la luz.
Sin la electricidad, no habría luz. Las dos son inseparables, se dependen mutuamente. En forma semejante, Cristo
es la luz del Mundo. Lo vemos a él, no al espíritu Santo. Pero sabemos que el Espíritu Santo es el canal por el
cual Cristo se presenta.
Se demuestra también esta relación en la enseñanza de Pablo acerca de la Iglesia como el Cuerpo de Cristo.
He aquí el cuadro: Cada cristiano es un miembro particular del Cuerpo, sea mano, o pie u oreja u ojo. Cristo es la
Cabeza de este cuerpo. Como en el cuerpo físico, los miembros del Cuerpo de Cristo también trabajan bajo la
dirección de la Cabeza.
Pero, ¿Cómo se comunica la cabeza con los miembros del cuerpo? En el cuerpo físico, es por medio del
sistema nervioso. Supongamos que la cabeza desea que los pies se muevan. ¿Qué hace? Por medio del sistema
nervioso envía un mensaje a los pies: “pies muévanse”. Y los pies obedecen de inmediato.
Ahora bien, el Espíritu santo trabaja en el Cuerpo de Cristo como el sistema nervioso en el cuerpo físico.
Por medio del Espíritu Santo Cristo hace saber su voluntad para cada miembro del Cuerpo. Sin esta intervención
del Espíritu, no habría comunicación entre Cristo y el cristiano.
Así que, como en el cuerpo humano hay una interdependencia entre la cabeza y el sistema nervioso,
también hay una interdependencia entre Cristo y el Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo, no hay comunicación
entre Cristo y el cristiano; sin Cristo el Espíritu Santo no tiene ningún mensaje para el cristiano.
EFESIOS 5:18
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Solamente una vez en el Nuevo Testamento se nos ordena que seamos llenos del Espíritu. Este mandato
se encuentra en Efesios 5:18. La Revisión de 1960 lo traduce así “…Sed llenos del Espíritu”. El verbo en el
griego está en el tiempo presente, un tiempo que en el griego significa siempre acción continua. Además, su voz
es pasiva. Así que, el sentido literal de este mandato es “Permitíos ser llenos continuamente, día en día, del
Espíritu”. Consta que Pablo recomienda una condición que ha de caracterizar la vida diaria del cristiano. No
habla de la cumbre de la montaña, sino de una mesa en las alturas que podemos caminar todos los días de nuestra
vida.
Así que, el concepto predominante del Nuevo Testamento de la Plenitud del Espíritu es de un estado, una
condición continua.
En cambio, no es una condición de estancamiento; es dinámico. Si bien la plenitud es una mesa en las
montañas, es una mesa que se inclina hacia arriba. En otras palabras, lo que era la plenitud del Espíritu en nuestras
vidas hoy, no será adecuado para mañana, porque el Espíritu Santo siempre no esta revelando nuevas áreas de
nuestras vidas que han de ser cedidas al dominio del Espíritu Santo.
Siendo la condición tal, tendrá que haber momentos de crisis; épocas en nuestra vida cuando el Espíritu
nos trae convicción sobre un pecado, o bien nos da una visión de algo que hasta el momento, no nos habíamos
visto. Estos son momentos que requieren humillación y una nueva entrega de nuestro ser al señorío de Cristo.
CONCLUSION
Aunque la vida en el Espíritu no sea necesariamente una vida llena diariamente de experiencias
sensacionales, tampoco es una experiencia que venga automáticamente al cristiano. Al contrario, viene a ser una
realidad solamente en las vidas de los que tienen la entrega de Jacob en Peniel cuando dijo: “No te dejaré sino me
bendices” (Génesis 32:26). La persona que de por sentado la plenitud del Espíritu en su vida acabará con una
vida carnal y mediocre.
Consta que la mayoría de los cristianos no conocen la realidad de una vida llena del Espíritu. Le
proponemos un desafío: que ponga como su meta que, al llegar al final de este curso, habrá experimentado la
llenura del Espíritu.
Hemos hablado de la Plenitud del Espíritu como un estado continuo. Pero ningún cristiano llega a este
estado sin llegar primero a una encrucijada en la que se enfrenta consigo mismo, con su egoísmo, sus pecados y
con el Señor que le dice:
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y
sígame” (Mateo 16:24).
En los capítulos siguientes tratamos el tema de cómo tener la llenura del Espíritu. ¿Desea esta experiencia?
¿Pagará el precio? Sí así es, le espera una aventura gloriosa.
DISCIPLINA CRISTIANA
Cuestionario
LECCION 1
SECCION B
NIVEL 1
16
Nombre: _________________________________________________________.
INVENTARIO PERSONAL
Antes de hacer este ejercicio ya debes haber seleccionado a tu “compañero de dialogo” y haber repasado
el “inventario personal” de la Sección “A”. Además, debes haber iniciado tu diario personal.
Puedes pasar el tiempo que quieras con tu “compañero de dialogo”, pero se recomienda un mínimo de 30
minutos.
1. Dibuja una casa con cinco cuartos. Identifica cada cuarto con una de las “señas”. Pinta en rojo los
cuartos de esta casa (tu vida) que el Espíritu Santo ya ocupa.
100 75 50 25 0
100 representa una vida que esta completamente llena del Espíritu. Pon una “X” para indicar hasta donde
has llegado en tu propia vida, a la luz de nuestro estudio bíblico.
3. Usando Gálatas 5:22-23 como base, hacer nueve graficas semejantes a la de arriba. Al lado izquierdo,
pon uno de los atributos mencionados como parte del “fruto del Espíritu”. Al otro extremo, pon el atributo
opuesto (por ejemplo, amor-odio; gozo-tristeza; etc.,) ahora pon una “X” en cada grafica para indicar
hasta donde has llegado en el desarrollo de este factor de tu vida espiritual. Platica lo siguiente con tu
compañero de diálogo: ¿Qué puedo hacer mañana para mejorar mi “calificación” en cada uno de los
atributos?
NIVEL 2
1. Podemos expresar la idea de la Plenitud en otros términos sinónimos. Dar dos.
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3. Usando la figura de la luz y la electricidad, explicar que “ser lleno del Espíritu”, es ser “lleno de Cristo”.
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4. Nombrar cinco “señas de la Plenitud”. ¿Cuáles consideras que son las más importantes? ¿Por qué?
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DISCIPLINA CRISTIANA
LECCION 2
SECCION A
“Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza”.
“Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia (su gracia), por el lavamiento de la regeneración y por la renovación
en el Espíritu Santo” (Tito 3:5).
Uniendo estos dos pasajes, podemos ver los factores obrando en la experiencia de la regeneración: la
gracia, la fe y el Espíritu Santo.
Una ilustración: La Comarca Lagunera en el norte de México tiene una tierra fértil; pero no hay lluvia
suficiente en aquella región, de modo que el agua para regar sus tierras la traen desde la presa Lázaro Cárdenas, a
una distancia de 175 kilómetros a través del lecho del Río Nazas. Nótese que hay tres elementos en esta operación
de riego: (1) La presa, (2) El agua, (3) El cauce del Río.
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El agua en la presa representa la gracia, poder aun para realizarse. El agua corriendo hacia el campo
representa el Espíritu Santo; es poder realizado. El río representa la fe; ya que es por medio de él pasa de la presa
hasta el campo. Así es que existe una unión intima y dinámica entre la gracia, el Espíritu Santo y la fe.
Antes vimos que el Nuevo Testamento no presenta ninguna formula especial para recibir la Plenitud del
Espíritu Santo; al contrario afirmamos que esta bendición viene por medio de unos principios básicos que norman
todos los tratos de Dios con los hombres. Vemos ahora el primero de estos principios: todas las bendiciones
de Dios vienen a nosotros por medio de la fe. Así que, para saber como vivir la Plenitud del Espíritu es
necesario saber como vivir por la fe.
“Justificados, pues, por la fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro
Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la
cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”
La palabra “pues” es una flecha apuntada hacia atrás. Nos recuerda de la enseñanza de Pablo en los
primeros cuatro capítulos: todos los hombres son pecadores, destinados a la muerte eterna, pero Dios en su gracia
nos brinda salvación por medio de la fe en Cristo. Esta salvación cristiano.
La palabra “también” en el v. 2 es una flecha apuntada hacia el presente y el futuro. La palabra traducida
“tenemos” se encuentra en el tiempo perfecto en su forma griega. Dándole su sentido original pleno, leemos así:
“Hemos tenido y seguimos teniendo entrada a la gracia en la cual hemos estado y seguimos estando (otra forma
perfecta) parados firmemente”.
Así que, la gracia de Dios mira tanto hacia el pasado, por fe en Cristo, nos dio la justificación; en el
presente y en el futuro, también por fe en Cristo Jesús, podemos seguir entrando a la gracia de Dios. Pero esta
segunda idea presenta un problema, el cual pasamos a considerar de inmediato.
LA CASA DE LA GRACIA
¿Ha notado usted una aparente contradicción en nuestro pasaje, Romanos 5:2? Pablo dice “seguimos
teniendo entrada a la gracia en la cual estamos”. Pero, ¿Por qué hablar de cómo entrar a un cuarto si ya estamos
en este recinto, y “firmemente parados” allí? Parece absurdo, a primera vista.
Pero, pensándolo bien, vemos que ni es una contradicción, ni es un absurdo. Pablo no esta hablando de
un cuarto de gracia, sino de una casa de gracia. Nos dice “hermano cristiano, has entrado a la gracia, si. Pero debes
entender que apenas estas en la sala. Te espera aún todas las demás habitaciones de esa enorme Casa de Gracia”.
“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas
por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria
y excelencia, por medio de los cuales nos ha dado preciosas promesas para que
por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina” (2 Pedro 1:3, 4a).
“Por medio de las promesas” llegamos a participar en la misma naturaleza de Dios. Iniciamos esta
participación apropiando la promesa en Juan 3:16, así llegando a ser hijos de Dios. (Juan 1:12). Pero esto es nada
más el principio; con la misma fe que ejercimos para aceptar la promesa de la salvación hemos de ir probando las
demás promesas.
Cada una nos brinda más de la gracia de Dios; cada una nos ayuda a vivir más la realidad de la Plenitud
del Espíritu.
Ahora bien, tome su Biblia y vaya subrayando las promesas y descubrirá una cosa hermosa: ¡hay una
promesa para cada necesidad de la vida! He aquí algunas:
Para paz en la mente y en el corazón (Filipenses 4:6-7).
Para bendiciones materiales (Mateo 6:33).
Para sanidad (Santiago 5:14-16).
Para prosperidad espiritual (Salmo 1).
Para el compañerismo de Cristo (Mateo 28:20).
Para el perdón de pecados (1 Juan 1:9).
Y hay muchas más. Las clasificaremos en una lección posterior. Pero ahora recuerde: ¡una promesa del
Señor nunca es meras palabras! ¡Es muchísimo mas! Cada promesa es un almacén en la casa de la Gracia; Dios
ha depositado una cantidad específica de energía espiritual en cada cuarto, energía para llevar a cabo una tarea
especifica. Principio No. 3: La Gracia esta depositada en las Promesas.
“Por tanto, de la (misma) manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, (así
también) andad en él…”.
Es claro: la manera de tener una vida llena del Espíritu es seguir practicando cada día lo que se hizo al
recibir a Cristo como Salvador. Pablo explica que la vida cristiana llena del Espíritu es:
Andar en Cristo Echar raíces en Cristo Edificarnos sobre Cristo
Siguiendo estas figuras, concluimos que la relación entre recibir a Cristo como Salvador y llegar a la
madurez cristiana es semejante a la relación entre: Un bebé y un hombre maduro; una semilla y un árbol bien
arraigado; un cimiento y un edificio terminado
El proceso se desarrolla así: desde el principio de la vida nueva en Cristo se libra en el creyente una
potencia maduradora semejante a la potencia que se encuentra en la vida de un bebé recién nacido… en una
semilla… y en la cimentación de un edificio. Esta fuerza garantiza, en la vida cristiana, no solamente un principio
exitoso, sino también una maduración completa, si cooperamos con ella. Y, ¿Cómo se puede cooperar?
Pudiéramos expresarlo en la forma siguiente:
De la manera que nació en Cristo… camine en él. De la manera que plantado… arráiguese en él. De la
manera que echó su cimiento en Cristo… edifíquese sobre él.
Cada una de estas figuras encierra una enseñanza vital para el cristiano que desea experimentar la Plenitud
del Espíritu diariamente en su vida. Estudiemos con más atención estas figuras:
“Y si sobre este fundamento (de Cristo) alguno edificare oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta:
porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno
cual sea, el fuego la probará” (1 Corintios 3:12-13).
Día tras día, durante toda la vida, nuestros pensamientos y actos van determinando la clase de casa que
estamos construyendo. ¡Que sea digna de su cimiento!
Así que, una vez que recibimos a Cristo, tenemos delante un horizonte sin límites. Si aprendemos a vivir
la fe que el Señor nos ha dado, podemos experimentar todos los días la plenitud del Espíritu; andando en Cristo,
arraigados en Cristo, edificados sobre Cristo.
Resumamos esta sección de nuestra lección con el Principio No. 4: La manera de tener una vida llena
del Espíritu es colaborar con la fuerza espiritual dinámica librada en el inicio de la salvación.
Albert Einstein invento la fórmula E=MC para expresar su Teoría de la Relatividad. Significa que la
cantidad de energía disponible en cualquier objeto es igual a su masa multiplicada por la velocidad de la luz al
cuadrado. Según esta fórmula, hay energía suficiente en un kilo de carbón para alumbrar una ciudad de un millón
de habitantes durante treinta años.
De la enseñanza bíblica podemos elaborara otra formula, una explica como librar la potencia espiritual
que hay en cada creyente. Es como sigue:
4
E=PF
La fórmula se traduce como sigue: la energía espiritual disponible a cualquier cristiano es igual a las
promesas del Señor multiplicadas por nuestra fe al cuarto poder. Este es nuestro Principio No. 5, y es un
resumen de los otro cuatro.
23
Pablo en Efesios 1:15-23, habla de la inmensa cantidad de potencia espiritual a nuestra disposición:
“Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de
vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros,
haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor
Jesucristo, el Padre de gloria, os de espíritu de sabiduría y de revelación en el
conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis
cual es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su
herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con
nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó
en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares
celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre
que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas
las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual
es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”.
En este pasaje sumamente maravilloso pablo asevera lo siguiente: cuando Dios levanto a Cristo de los
muertos, libró una cantidad inconcebible de potencia espiritual. Nada de este poder de la resurrección se ha
perdido, hasta el día de hoy.
¿Dónde, pues, esta almacenado este poder espiritual librado en al resurrección de Cristo? Ya lo
comentamos; el poder de la gracia de Dios; la potencia espiritual, esta almacenada en sus promesas. Las promesas
del Señor no son meras palabras; son almacenes de poder, de pura energía espiritual. Y este poder está a la
disposición de “los que creemos”.
4
De esta verdad se desprende la formula para poder espiritual: E=PF. Dice que la energía (E) en las
promesas de Dios (P) es librada por la fe (F) al cuarto poder.
CONCLUSION
4
Antes de comentar el significado de la clave F resumamos lo que hemos estudiado hasta este memento
en el transcurso de esta lección. Primero, hemos visto que todo lo que Dios tiene para nosotros está encerrado en
la palabra “gracia”. Segundo, vimos también que esta gracia se realiza cuando vivimos en al Plenitud del Espíritu.
Tercero, vimos que toda la gracia de Dios está depositada en sus promesas.
Además, aprendimos que la manera de entrar en la gracia y así vivir en la Plenitud del Espíritu, es por
medio de la fe.
Expresemos lo susodicho por medio de los cinco principios.
1. Todas las bendiciones de Dios vienen por medio de la Fe.
2. La Gracia es una Casa de muchas habitaciones, y cada habitación es una Promesa.
3. La Gracia esta depositada en las Promesas.
4. La manera de tener una vida llena del Espíritu es colaborar con la fuerza espiritual dinámica librada
en el inicio de la salvación.
5. La energía espiritual disponible a cualquier cristiano es igual a las promesas del Señor multiplicadas
por nuestra fe al cuarto poder.
4
24
Ahora, nos resta aprender como vivir por fe. La clave F habla de esto. Nos indica que la fe tiene cuatro
dimensiones. Vivir por la fe es vivir concientemente y en forma práctica, cada día de nuestra vida, estas cuatro
dimensiones de la fe. Son como sigue: Desear, Depender, Disponer y Disipar dudas.
Estas Cuatro Dimensiones de la Fe serán los temas de las cuatro lecciones siguientes
DICIPLINA CRISTIANA
Cuestionario
LECCION 2
SECCION A
25
Nombre: _______________________________________________________________.
1. Dibujar una casa con un buen número de cuartos. Identificar cada cuarto con una promesa del Señor. Su
compañero de diálogo debe hacer lo mismo. Luego, canjear los dibujos, para que cada uno pinte de rojo
los cuartos que representen promesas que ya has aprobado. Luego, platicar en forma concreta la forma en
que has probado esas promesas. Luego, platicar con pueden probar las otras promesas.
2. A partir de esta lección estaremos enfatizando que la vida de la plenitud del Espíritu es una vida
disciplinada. ¿En que te consideras disciplinado en tu vida cristiana? ¿en que no? ¿estas en la disposición
de imponerte una mayor disciplina para poder vivir la vida en el Espíritu?
NIVEL 2
1. Explicar en 100 palabras o menos la relación entre la Gracia, el Espíritu Santo y la Fe.
DISCIPLINA CRISTIANA
LECCION 2
SECCION B
INTRODUCCION
Hemos visto que la Plenitud del Espíritu, igual a cualquier otra manifestación de la gracia de Dios, viene
por la gracia por medio de la fe. La vida en el Espíritu es una vida de fe: Si deseamos ser llenos del Espíritu, todos
los días, tenemos que vivir por la fe. Con esta lección, iniciamos un estudio de cómo vivir por fe.
La fe viva y verdadera tiene cuatro dimensiones, sin cualquier de estas dimensiones, la fe queda trunca;
en efecto no es fe. Vamos a ver estas dimensiones en su expresión concreta: Nuestro propósito es llegar a
identificar estas cuatro dimensiones en tal forma que lleguen a ser una estructura en donde se lleva a cabo nuestra
vida: que conciente o inconscientemente lleguemos a normar nuestros pensamientos y nuestras acciones por estas
dimensiones.
Si llegamos a vivir así, la vida de fe que produce el Espíritu Santo llegará a ser nuestro estilo de vida. En
cualquier momento podemos examinar nuestras acciones y nuestras actitudes en forma concreta y contestar la
pregunta: ¿”estoy en este momento actuando por fe”?
La vida cristiana disciplinada, ¡esta es nuestra meta! Y con esta lección comenzamos ver disciplinas
concretas que han de forjar nuestra vida. La primera disciplina es la primera dimensión de la fe: DESEAR.
LA NECESIDAD DE DESEAR
La fe nace con el deseo. Sin un deseo para la Plenitud del Espíritu la fe no existe. Así es que la primera
pregunta que tiene que hacerse el cristiano que se propone vivir una vida llena de fe es la siguiente: ¿Cuánto deseo
esto?
EJEMPLOS BIBLICOS
Cristo. El Señor, a través de su vida, recalcó la importancia del deseo en al vida de sus discípulos. Por
ejemplo, los fariseos pensaban tener ya todo lo necesario para agradar a Dios. Cristo les reprendió: “Los sanos no
tienen necesidad de medico, sino los enfermos… no he venido a llamar a los justos, sino a pecadores, al
arrepentimiento” (Mateo 9:9-13).
Cristo advertía a los religiosos de su día que la persona que se considere “justa” no recibirá nada del Señor.
Y efectivamente por su actitud de conformismo consigo mismo, Cristo llego a rechazar a los más “consagrados”
de su día. Les llamó “sepulcros blanqueados” y “serpientes” y les advirtió, “¿Cómo escaparemos de la
condenación del infierno?” (Mateo 23:27-33).
Cristo buscaba a las personas que reconocían su necesidad, y no vaciló en ir con los pecadores, los
publícanos, las prostitutas, porque vio en ellos un anhelo de Dios.
¿Existe en la vida de usted un deseo profundo de Dios? Cristo compara la sed de Dios con el hambre.
Cuando sus discípulos le ofrecieron comida, dijo: “Yo tengo una comida que comer que vosotros no sabéis… mi
comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Juan 4:32-34). Para Cristo, su anhelo
de hacer la voluntad del Padre era tal que ponía esto en un lugar de prioridad absoluta.
En otra ocasión Cristo uso la figura de la sed para describir un deseo de Dios: “Si alguno tiene sed, venga
a mí y beba” (Juan 7:31). Esta es una invitación a la salvación, y a la vez a la nueva vida en el Espíritu. El que
recibe a Cristo tendrá la experiencia de que “de su interior correrán ríos de agua viva”; en otras palabras, tendrá
una experiencia cristiana tan inagotable como un manantial. Será una vida, no de una religión forzada, sino de
espontaneidad; el deseo de hacer la voluntad del Señor brotará de adentro como un ojo de agua. Su experiencia
cristiana será tan refrescante como agua cristalina del manantial.
¡Que invitación más hermosa! Es una invitación de una relación ideal con el Señor. Y, ¿Cómo se inicia?
Pues con un deseo tan fuerte como la sed.
La sed de Dios y la Plenitud del Espíritu se asemeja a la sed física en cuatro aspectos. Primero, la sed es
un fenómeno natural. Si un miembro de la familia dejará de sentir la necesidad de agua, los demás se preocuparían.
27
En forma semejante, la sed espiritual es un fenómeno perfectamente natural para el cristiano. El que no tenga sed
del Señor esta espiritualmente enfermo.
En segundo lugar, la sed necesaria para mantener, la vida. Responde a una necesidad del organismo, el
cual perecería pronto sino recibiera agua. Así es también con la vida espiritual. David expresa este concepto así:
“Como el ciervo brama por las corrientes de agua, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de
Dios, del Dios vivo” (Salmo 42:1-2a). Cristo advirtió que “sino coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis
su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Juan 4:53). En otras palabras, a menos que estemos ingiriendo
continuamente la presencia del Señor, nos marchitamos como flor bajo el sol del desierto.
En tercer lugar, la sed es el instinto más fuerte que existe en el hombre. El ser humano tiene otros
instintos: el deseo de la aprobación de los demás, el instinto sexual, el hambre. Pero ninguno de estos presiona
tanto al hombre como la necesidad constante de fluido. En forma semejante, en la vida de un hijo de Dios, todos
los demás deseos de su vida deben quedar atrás en relación con su deseo de glorificar a su Señor. Cristo así nos
ordena, y vincula esta orden a una magnifica promesa: “Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,
y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
El deseo de conocer al Señor, de tener comunión con él, de hacer su voluntad, este deseo, tiene que ocupar
el lugar de preferencia en nuestras vidas, ¡en absoluto!
Hay un cuarto fenómeno relacionado con la sed: con un vaso de agua se puede apaciguar la sed
momentáneamente, pero pronto vuelve, tan urgente como antes. No es posible tomar agua suficiente hoy para que
no envuelva mañana la sed. Cristo dijo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán
saciados” (Mateo 5:6). ¿Saciados para siempre? Claro que no; el hambre y la sed del Señor serán satisfechas,
pero solo por el momento; cuánto más conocemos al Señor, más se aumenta la sed de conocerlo mejor.
Abraham. Sobre todo, Abraham deseaba glorificar al Señor. Veámoslo sobre el Monte Moriah: toma
cuchillo en la mano, al punto de hundirlo en el pecho del hijo que tanto ama, porque en su corazón arde un deseo
más fuerte que el anhelo de que su hijo siga viviendo; y ese es el deseo de obedecer a Dios.
Jacob. Vemos a Jacob de espaldas en el desierto bajo el estrellado cielo, jadeante y agotado después de
una noche de ardua lucha con un mensajero. Jacob clama, “no te dejaré sino me bendices” (Génesis 32:26b).
Jeremías. Jeremías llora: “y dije: no me acordaré mas de él, ni hablaré mas en su nombre; no obstante
había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; trate de sufrirlo, y no pude” (Jeremías 20:9).
Pablo. ¿Por qué eligió Cristo a Saulo de Tarso? Veámoslo allí en camino de Jerusalén a Damasco; su
propósito es prender a todos los discípulos de Cristo, encadenarlos y llevarlos a Jerusalén. Anda por el candente
camino con el entrecejo fruncido, las manos hechas puños, pisando la arena como si pisara los cuerpos de los
discípulos de Cristo. En su corazón arde el deseo de asesinar a todos los enemigos del judaísmo.
¡No es un hombre simpático! Pero Cristo mira a Saulo desde el cielo y dice: ¡Quiero a este hombre! Le
quitaré su doctrina errada y en torno a ese deseo grande que tiene de glorificar a Dios edificaré un hombre que
sacudirá al mundo.
Si, le faltaba mucho a Saulo, pero tenía lo más esencial: un deseo de Dios. Cuando existe eso, Dios puede
corregir lo demás que falte.
El Deseo de Ser como Cristo. En segundo lugar, el deseo de glorificar a Cristo involucra el deseo de ser
semejante a él. Pablo describe en Galatas 5:22-23 el resultado de ser lleno del Espíritu: “el fruto del Espíritu es
amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…” este versículo es también una
descripción de la persona de nuestro Señor Jesucristo. Notamos en la lección anterior que la prueba principal de
la Plenitud del Espíritu es precisamente reproducir en nuestras vidas el carácter del Señor.
Pero, ¿Cómo llegamos a ser semejantes a Cristo? Pablo describe este proceso en 2 Corintios 3:18:
“Por tanto todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la
gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en al misma imagen,
como por el Espíritu del Señor”.
¡He aquí un espejo milagroso! Cuando lo miramos vemos, no solamente a nosotros mismos, sino también
al Señor Jesucristo. Así es que nos vemos no solo como somos, sino también como debemos ser, eso es, como el
Señor Jesucristo. Pero hay más: en esta experiencia de mirar al Señor contamos con la presencia del Espíritu
Santo, quien nos va transformando día a día en la misma imagen del Señor.
Pero, ¿Qué es este “espejo milagroso”? En primer lugar, es la Palabra de Dios. Además, es la oración.
Pudiéramos también incluir cualquier experiencia en la cual nos encontramos andando con el Señor, haciendo su
voluntad y siendo enseñados por él.
El Deseo de Ser Usados por Cristo. ¡El Señor desea usarnos! Cristo dijo:
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que esta en los cielos” (Mateo 5:16).
Hay tanta necesidad en este mundo, tantos perdidos y sin esperanza, tantos que andan agobiados por el
pecado y por las preocupaciones, tantos que necesitan experimentar el amor de Dios por medio de nosotros. Así
es que si deseamos glorificar al Señor, no podemos dejar de clamar, ¡Oh Señor, úsame como un instrumento en
tus manos!
CONCLUSION
La fe comienza con el deseo de glorificar al Señor. Este deseo es la primera dimensión de la fe. Y este
deseo se expresa a través de tres canales: el deseo de conocer al Señor, de ser semejante al Señor y de ser usados
por el Señor.
DISCIPLINA CRISTIANA
Cuestionario
LECCION 2
SECCION B
NIVEL 1
Nombre: ___________________________________________________________________.
32
1. Hacer una gráfica para demostrar el valor relativo de los deseos más importantes de tu vida. así:
HAMBRE
ÉXITO
FAMA
ETC
ETC
GLORIFICAR A CRISTO
0 20 40 60 80 100
¡Sé honrado! Luego compara tu grafica con la de tu compañero y dialoga sobre las diferencias.
2. Platica con tu compañero en un caso reciente en donde tu actitud en donde tu actitud era semejante a la de
Cristo En Juan 4:34. platica otro caso en donde actuaste con sus discípulos.
3. Piensa en tu vida durante los últimos meses. ¿Cuántas veces has actuado con un entusiasmo pasajero en
cuanto a la lectura bíblica y la oración, testificar a los que están sin Cristo?
4. Indica algunas decisiones definidas y concretas que has tomado en los últimos meses a raíz de tu deseo de
conocer mejor a Cristo.
5. Poner en lista algunos cambios en tu vida en los últimos meses que te han hecho más semejante a Cristo.
6. ¿Puedes recordar algunas acciones en tu vida cuando fuiste movido por el deseo de “usar a Cristo”?
7. Mañana procura vivir todo el día dominado por el deseo de glorificar a Cristo. Luego platica con tu
compañero de dialogo el grado de éxito obtenido.
NIVEL 2
1. Escribir un mínimo de 250 palabras sobre el tema de la necesidad de Desear como la primera Dimensión
de la Fe.
2. Escribir un mínimo de 250 palabras sobre el tema del Deseo de Glorificar a Cristo.
DISCIPLINA CRISTIANA
LECCION 3
SECCION A
INTRODUCCION
La segunda Dimensión de la Fe es Depender. Muchos cristianos nunca aprenden a vivir la verdadera vida
de fe porque sus actitudes responden a una variedad de factores no bíblicos. Son tristes o felices, confiados o
desesperados, conforme a factores externos. Muchas veces esto nos sucede sin que nos demos cuenta. El propósito
33
de esta lección es ayudar a analizarnos a nosotros mismos para que, primero, nos demos cuenta si estamos
dependiendo de cosas indebidas; y segundo, para que tomemos la firme decisión de depender únicamente de las
promesas del Señor. No debemos Depender de:
1. Las Emociones.
La persona que esta procurando la Plenitud del Espíritu debe tener mucho cuidado de no ser engañada por
sus emociones. Puede estar dependiendo de su estado emocional sin darse cuenta. Por ejemplo, uno se levanta
una mañana y se siente excepcionalmente optimista. Todo el día las cosas marchan a las, mil maravillas. Al
acostarse, y repasar este día tan hermoso concluye, “seguramente, hoy he estado lleno del Espíritu”.
Al día siguiente, no obstante, todo va lo contrario. Se despierta con un sentido de depresión. Se encuentra
durante el día de mal humor con la familia, discutiendo con sus compañeros de trabajo y acaba con un fuerte dolor
de cabeza. Terminando el día, se pregunta desconsolado, “¿Qué pasó? ¿Cómo es posible que ayer fui lleno del
Espíritu, pero hoy viví todo el día en la carne?”
La verdad es que en ninguno de los dos días estaba lleno del Espíritu; ambos días sencillamente dependía
de sus emociones.
Es demasiado fácil confundir la fe y las emociones. Algunos tratan de promover la fe por medio de cantos,
chistes, gritos, etc., así “poniendo a la gente de buen humor”. Pero la verdad es que la fe no tiene nada que ver
con las emociones.
Si la fe dependiese de las emociones, Dios sería injusto, porque el estado emotivo de una persona responde
a los genes que heredó de sus padres. Además, las emociones varían de día en día, según el día del mes, como
dormimos la noche anterior, y la condición de nuestro sistema digestivo.
La fe verdadera nos libra de la dependencia de las emociones. No depende de cómo nos sintamos, el fruto
del Espíritu es amor, gozo, paz, etc., estas son virtudes espirituales perdurables, no emociones del momento.
2. La Lógica o la Razón.
Los filósofos han discutido la relación entre la fe y la razón durante siglos. ¿Cuál de las dos es superior?
¿Cuál de las dos es superior? ¿Están en conflicto? La razón y la fe son ambas dones de Dios, de modo que no son
enemigos, sino aliados. Pero para el cristiano maduro, la fe siempre tiene prioridad. Por ejemplo, consideremos
el caso de Pedro caminando sobre el mar (Mateo 14:22-33). Cuando Cristo invitó a Pedro a acompañarle en su
caminata sobre el mar, la fe le impulsó a aceptar. Luego, cuando se encontraba caminando sobre las aguas, la
razón le dijo: que lo que hacía era imposible. Atendió a la razón y ¡comenzó a hundirse!
Ahora bien, ¿Cuál de las dos era más importante, la fe o la razón? ¿Ambas? No había nada malo en que
la razón le dijera a Pedro que lo que le pasaba era imposible; así es el papel de la razón. Pero el problema vino
cuando Pedro dejó que la lógica se hiciera su amo y no su siervo. La razón es un buen siervo pero es peligroso
cuando le hacemos nuestro amo. Así que seamos atentos a lo que nuestros oídos oyen y nuestros ojos ven, pero
nunca les demos la última palabra.
De igual manera debemos tener cuidado para no prestar mucha atención a lo que “dice la gente”. Si
nuestra fe se determina por el consenso de la opinión pública, y desafortunadamente, aun de la opinión de los
creyentes, quedará muy limitada. Porque la gente, en general es escéptica y llena de dudas.
Si prestamos atención a la lógica del mundo, viviremos siempre en temor, y nunca se agigantará nuestra
fe.
Desde luego, la razón nos puede ayudar a evitar el emocionalismo. Antes de lanzarnos a cualquier
empresa, hemos de permitir que la razón nos hable. En cambio, la razón no es siempre capaz de distinguir entre
la emoción y la fe. He aquí una formula para que la razón y la fe obren como socios:
(1) Cuando nos parece que la fe nos impulsa a actuar en cierta forma, examinemos esta impresión a
la luz de la razón.
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(2) Si la razón sugiere cautela, pongámonos a orar y a esperar una indicación del Señor.
(3) Si nos viene una impresión interior que confirma el consejo de la razón, paremos el asunto. En
cambio, si el corazón y la fe nos da luz verde, ¡adelante!
PROMESAS INCONDICIONALES
Dios nos ha dejado algunas promesas sin ponernos condiciones. Cuando aceptamos a Cristo como nuestro
Salvador, se nos abren estas habitaciones para siempre, he aquí algunas de éstas:
La Promesa de Seguridad. “Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie les arrebatará de
mi mano” (Juan 10:28).
La Promesa de la Presencia de Cristo: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo” (Mateo 28:20b).
La Promesa del Cielo: “Y si me fuera y os preparare lugar, vendré otra vez y os tomaré a mi mismo,
para que donde yo esté vosotros también estéis” (Juan 14:3).
Estas hermosas promesas incondicionales les hemos de recibir como ya dadas. Si vivimos constantemente
en la conciencia de su realidad, dando gracias al Señor por ellas, habrá en nuestra vida una profunda paz perdurable.
PROMESAS CONDICIONALES
La mayoría de las promesas del Señor son condicionales. Especifican un acto de fe que nosotros hemos
de cumplir para poder recibir lo que Dios quiere darnos. He aquí algunas:
Texto: Hechos 16:31.
Promesa: Salvación.
Condición: Cree en el Señor Jesucristo.
Texto: Mateo 6:33.
Promesa: El Señor suplirá todas nuestras necesidades materiales.
Condición: Buscar primeramente el Reino de Dios
Texto: Filipenses 4:5-7.
Promesa: La paz con Dios.
Condición: No preocuparnos por nada; orar al Señor en cuanto a todo.
PROMESAS DE “LLENAR EL ESPACIO”
Hay muchísimas promesas específicas. Pero también hay otras que se pueden llamar promesas de “llenar
el espacio”. Son tremendas porque en ellas el Señor se compromete a darnos cualquier cosa que le pidamos.
Por ejemplo, Cristo Dice en Juan 14:13: “y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré para que
el Padre sea glorificado en el Hijo”. Otro ejemplo en Marcos 11:22-24.
Uno de los retos más grandes para el cristiano es aprender a vivir estas promesas que son “letras de fe”
dejadas en blanco, firmadas por el Señor. Es importante notar las condiciones de estas promesas: requieren una
fe pura y también requieren que lo que pidamos sea para la gloria del Señor. Que el cristiano inmaduro trate de
manejarlas puede resultar en una triste decepción. Pero son, en verdad, promesas de un Dios que no miente, y son
los vehículos para que el creyente vea maravillas en su vida.
PROMESAS TEOFANICAS
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La palabra “teofanía”, proviene de dos términos griegos y significa una aparición personal de Dios. Los
teólogos utilizan el término para describir, por ejemplo, la visión de Moisés en Éxodo, capitulo 3. Utilizamos el
término aquí para describir momentos cuando el Señor nos habla personalmente, dándonos una promesa especial.
Las promesas “teofánicas” vienen en un contexto de inquietud, de búsqueda, de desesperación. Algo
anda mal en nuestra vida o en la vida de un ser querido. O quizás estamos buscando una palabra de Dios que nos
guíe en una decisión importante que debemos tomar.
Y un día el Señor aparece y nos habla. Probablemente la experiencia no será tan dramática como aquella
de Moisés en el Monte Orbe, pero, no obstante, la palabra que Dios nos habla es definida y segura. Dios nos dice,
“esto es lo que deseo que hagas. Obedéceme y estaré contigo”. Cuando el Señor nos habla así, tenemos una base
segura para la acción heroica.
Ahora bien, es de notarse que las promesas “teofanicas”, vienen como manifestación de la Soberanía de
Dios. No podemos predecir como vendrán. Pero hay condiciones que propician esta clase de comunicación directa
de Dios.
(1) Un tiempo de crisis cuyo desenlace significará mucho para el bien o el mal de la Obra.
(2) Una búsqueda de parte del creyente, en la que desea de todo corazón, conocer la voluntad de Dios.
(3) Una fe que prepara la creyente a hacer cualquier cosa que el Señor exija.
DISCIPLINA CRISTIANA
Cuestionario
LECCION 3
SECCION A
NIVEL 1
Nombre: ________________________________________________________.
INVENTARIO PERSONAL
1. ¿Cuanta influencia ejercen tus emociones sobre tu vida cristiana? Menciona un caso reciente en que fuiste
dominado por tus emociones. Menciona otro caso en que dominaste. Procura vivir un día completamente
fuera del dominio de tus emociones. Luego, haz una evaluación.
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2. ¿Puedes recordar un caso reciente cuando fuiste influido negativamente por la lectura de una revista o un
periódico, o por comentarios de otros? ¿Tienes la tendencia de confiar demasiado en “la lógica”? da
ejemplos concretos.
3. ¿Has tenido una experiencia semejante a la del pastor que se sentía indigno al orar? Da un ejemplo de
cuando tu conciencia influyó en tu vida cristiana en un sentido negativo, y otro cuando influyó
positivamente.
4. ¿Hasta donde has empezado a depender de las promesas del Señor? ¡Sé honrado! Da un ejemplo e haber
dependido de una promesa.
NIVEL 2
DISCIPLINA CRISTIANA
LECCION 3
SECCION B
INTRODUCCION
La Tercera Dimensión de la Fe es un verdadero desafío de Dios. Las dos primeras dimensiones son nada
más preparación para la tercera. Es un logro hermoso llegar a desear sobre todo glorificar al Señor. Es una gran
victoria dejar de depender de las emociones, la loica y las buenas obras y comenzar a depender de las promesas
del Señor. Paro es la tercera dimensión que nos revela la naturaleza milagrosa de la fe. Al practicar la tercera
dimensión de la fe nos convertimos, como Pablo “insensatos por amor de Cristo” (1 Corintios 4:10a). Porque es
la Tercera Dimensión nos comprometemos en forma radical con una determinada promesa del Señor que, si él no
responde no hay salida.
LA EXPERIENCIA DE ABRAHAM
Entre los judíos, en la época del Nuevo Testamento, Abraham era el héroe mayor de toda su historia. ¿Por
que? Abraham nunca hizo grandes milagros como Moisés y Elías. ¡Ni un milagro hizo en toda su vida! No era
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una gran general ni rey como David. La grandeza de Abraham se resume en Génesis 15:6: “Y creyó a Jehová, y
le fue contado por justicia”. Abraham fue el héroe más grande del Antiguo Testamento, porque más que cualquier
otro personaje, vivió en la carne el desafío y el triunfo de la fe. Pero no aprendió de golpe como vivir por fe. Así
es que su vida es de gran inspiración y de ejemplo para nosotros.
EL PRINCIPIO DE SU FE
Hebreos 11:8 describe el principio de la fe de Abraham: “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció
para salir al lugar que había de recibir como herencia, y salió sin saber a donde iba”
Cuando Abraham, respondiendo al llamado de Dios, abandonó su hogar en Ur de Caldea y se encaminó a
Harán, su semilla de fe cayó a la tierra. Haciendo esto decía: “mi deseo más grande es hacer la voluntad de Dios”.
Pero fue solo el primer paso de fe. Dios aún no podía cumplir con su promesa de darles a Abraham y a
Sara un hijo, porque su fe, aunque verídica, seguía incompleta. Tenían que aprender a depender únicamente de
las promesas del Señor. Y el capitulo 16 de Génesis demuestra que todavía no habían aprendido esta Segunda
Dimensión de la Fe.
Han transcurrido once años desde que, a la edad de 75, Abraham salió de Harán por mandato de Dios para
vivir, como dijo Dios, “en la tierra que te mostraré” (Génesis 12:1). Y Dios aun no ha cumplido su promesa de
darles un hijo. Abraham aceptando la sugestión de su esposa, engendra un hijo con Agar. Nació como fruto de
esta unión lamentable Ismael, padre de los árabes. Durante toda la vida de Abraham y hasta el día de hoy, los
hebreos han pagado un precio alto por esta falta de la dependencia de la promesa de Dios.
UN DESAFIO
Hemos visto como Abraham practicó la fe de Apropiación. Pero este mismo principio aparece una y otra
vez en la Biblia. Veamos algunos de estos casos:
ISAIAS
Isaías practicaba la fe de Apropiación en sus profecías acerca de la venida del Mesías. Estas son
presentadas, no en el tiempo futuro, ¡sino en el tiempo pasado! Por ejemplo: “El pueblo que andaba en tinieblas
vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Porque un niño os es
nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios
Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:2-6).
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Isaías hace lo mismo en el capitulo 53 al predecir la muerte expiatoria de Cristo. Los primeros diez
versículos hablan de su muerte como si ya hubiera acontecido: “Mas el herido fue por nuestras rebeliones, molido
por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre el, y por su llaga fuimos nosotros curados” (v. 5).
En cambio, Isaías termina sus profecías de los capítulos 9 y 53 utilizando el tiempo futuro: “El celo de
Jehová de los Ejércitos hará esto” (9:7b). “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedara satisfecho…”
(53:11).
Probablemente hace esto para disipar cualquier duda que sus lectores pudieran tener. Dice, en efecto,
“Quiero que, conste que aunque empleo el tiempo pasado, ¡estoy hablando de un acontecimiento que ha de
verificarse en el futuro!”
¿Por qué usó Isaías el tiempo pasado para sus profecías? ¿Por qué habló de un acontecimiento que tardaría
más de 600 años como si ya hubiera acontecido? ¡Porque su cumplimiento fue garantizado por la palabra del Dios
Omnipotente! Así afirmó: “El celo de Jehová de los ejércitos hará esto” (9:7). El conocido profesor de Antiguo
Testamento, el doctor J. Wash Watts, denomina este uso del tiempo pasado en la profecía, “el perfecto profético”.
CRISTO
Las palabras de Cristo en Marcos 11:24 son traducidas como sigue en la versión de 1960: “por tanto, os
digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. Los que conocen el griego verán que
es una traducción problemática porque la palabra traducida “recibiréis” se halla en el tiempo aoristo en el griego
original. El aoristo siempre significa acción en un punto de tiempo en el pasado. De modo que el verbo se traduce,
literalmente, “recibisteis”.
¿Porque lo tradujeron así? Quizás los traductores vertieron “recibir” al futuro porque les pareció más
lógico. En cambio, la Versión Popular conserva la idea original, rindiendo esta porción así: “Creen que lo han
recibido”.
Esta es una de las promesas de Cristo más grandes, enseña el principio de Apropiar. Pone como condición
para recibir lo que pedimos que demos por sentado, al momento que pedimos, que ya lo tenemos.
PABLO
Pablo aplica el principio de Apropiar en un maravilloso pasaje que habla de la obra de dios en nuestra
redención:
“Porque los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conforme a la imagen de su Hijo… y a los que predestinó, a estos también llamó;
y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también
glorificó” (Romanos 8:29, 30).
No nos sorprenda que Pablo emplee el tiempo pasado al hablar de ser “conocidos, predestinados, llamados
y justificados”. Pero, ¡que curioso! Emplea también el tiempo pasado al hablar de nuestra glorificación. ¿Cómo
puede afirmar que ya hemos sido glorificados; que hemos recibido nuestro cuerpo glorificado y moramos en el
cielo? ¡Porque toda nuestra salvación, desde antes de la creación del mundo hasta la Segunda Venida de Cristo,
depende de la promesa de Dios! Y cualquier cosa que Dios prometa, ya la podemos dar por hecha.
¡VIVA LA REVOLUCION!
¿Es la fe de Aprobación nada más una técnica psicológica? ¿Es una cuestión nada más de sujetarse a un
lavado cerebral para que aprenda a actuar, cuando pido a Dios algo, como si ya lo hubiera recibido?
De ninguna manera; la fe de apropiación no es portarme como si ya lo hubiera recibido lo que pedí, sino
más bien reconocer que ya lo tengo. ¡Hay una enorme diferencia en esas dos actitudes! La fe es la “sustancia de
lo que se espera” (Hebreos 11:1, Versión Antigua). De modo que la fe se trata de más que una actitud positiva
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hacia un objeto anhelado. La fe convierte ese objeto en sustancia, en realidad. ¿Cómo? Viéndolo como Dios lo
ve.
Recuerde que siempre que pedimos algo conforma a la voluntad de Dios, su respuesta es siempre “si”. En
aquel instante, desde el lado de Dios, recibo lo que pido. ¿Cuándo materializará esta respuesta delante de mis
ojos? Puede ser que de inmediato, o bien después de semanas o meses, o hasta años. Posiblemente el “si” de
Dios puede presentarse en una forma que yo no hubiera soñado. Pero mientras tanto, lo veo como una realidad
presente. Así que mi fe hace un puente entre el “si” de Dios y su materialización en la tierra.
No es facial aceptar la Dimensión de “Apropiar”, porque va en contra de la lógica humana. Y aun mas
difícil ponerla en practica, a menos que concientemente empecemos a hacerla parte de nuestro diario vivir. La fe
de apropiación es fe como un estilo de vida. No es una idea que meditemos una vez por semana en el templo o
una vez por día en nuestros devocionales personales. Tiene que infiltrar todas nuestras actitudes como un chile
puesto a un guisado. Lo practicamos cuando nuestro pedir se convierte en alabanza. Veamos estas dos actividades
de la fe de Apropiación.
DAR GRACIAS
Pablo nos instruye como dar gracias en efesios 5:20, “dando siempre gracias por todo al Dios y Padre,
en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Pablo nos dice que hemos de dar gracias siempre (como un estilo de
vida); por todo (incluyendo lo que no puedo ver, sino que recibo por fe); al Dios Todopoderoso (quien puede hacer
de bendición las cosas negativas).
Primero, hemos de dar gracias siempre. Es demasiado fácil formar el hábito de siempre estar viendo el
lado negativo de las cosas en lugar de vivir como hijos de un Dios que “cada día nos colma de beneficios” (Salmo
68:19). En cambio podemos concientemente ir formando el hábito de ser agradecidos. ¡Empiece mañana! Cuando
se despierte, dé gracias por una noche de sueño apacible, una cama donde dormir, la protección de Dios durante
la noche. Al vestirse, dé gracias por su ropa, la salud y la casa donde vive. Al salir a su trabajo dé gracias por sus
pies, sus manos. Así a través del día. Dé gracias siempre, como estilo de vida.
Segundo, dé gracias por todo, incluyendo las respuestas a oración que solamente se pueden ver con los
ojos de fe. ¿Sabe usted que es posible decir “por favor” demasiado cuando oramos? Cuando pedimos algo
conforme a la voluntad de Dios, tenemos su promesa que responderá. Así que si seguimos diciendo “por favor”,
manifestamos una falta de fe en su Palabra. Oremos en esta forma: digamos “por favor” solamente una vez, y
siempre después digamos “gracias” esta es la oración de Apropiación.
Tercero, hemos de dar gracias a Dios en el nombre de nuestro Todopoderoso Señor Jesucristo. Si Cristo
es en verdad Señor, podemos estar seguros que él controla todo. De modo que le puedo dar gracias aún por las
cosas que parecen malas, no estoy diciendo que Dios las mandó; mas bien declaro mi fe en que vencerá éstas para
mi propio bien y para su gloria. Pablo afirma esto en Romanos 8:28:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados”.
Dando gracias siempre… en todo… a nuestro Señor Todopoderoso: cuando vivimos así nos atrevemos a
vivir la fe de Apropiación.
ALABAR
Cuando damos gracias reconocemos los que dios hace. Cuando le alabamos reconocemos lo que dios es.
A esto se debe el poder extraordinario de la alabanza. ¿Ha aprendido el arte de la alabanza? Dice el salmista:
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“Más los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios. Y saltarán de alegría.
Cantad a Dios, catad salmos a su nombre, exaltad al que cabalga sobre los cielos.
Jehová es su nombre; alegraos delante de él. Alaba, oh alma mía, a Jehová.
Alabaré a Jehová en mi vida; Cantaré salmos a mi Dios mientras viva” (Salmos
68:3-4; 146:1-2).
Muchos cristianos s e sienten cohibidos en la alabanza. Seguramente la mayoría de nosotros nos
hubiéramos sentido incómodos en un culto de los hebreos en donde alaban al Señor. “con son de bocina… con
salterio y arpa… con pandero y danza… con cuerdas y flautas… con címbalos resonantes” (Salmos 150:3-5).
La acción de gracias es como prosa; cuando doy gracias, mi razón habla. La alabanza es como poesía;
cuando alabo al Señor, mi corazón habla. Y para la mayoría de nosotros no es fácil dejar que hable el corazón.
Pero, ¡que necio no dejar que la lengua diga lo que el corazón siente! La alabanza es decir al Señor lo que nuestro
corazón sabe que es cierto. Es decirle, “Señor, te amo; tu eres todo para mí”.
Aprendamos como convertir la prosa de acción de gracias en la poesía de alabanza. Por ejemplo, si Dios
trae una bendición, démosle gracias por ella. Pero no nos detengamos con esto. Pensemos: ¿Qué me revela esta
bendición de la naturaleza de Dios? La respuesta puede ser: que Dios es amoroso, es poderoso, es lleno de gracia.
Entonces, podemos alabar al Señor por estas virtudes de su persona.
Podemos empezar a aprender como alabar, buscando un lugar solitario en donde podemos expresarnos sin
que nadie nos oiga. También podemos buscar a un hermano de confianza que tenga interés en alabar, y juntos
iremos aprendiendo este hermoso arte cristiano.
¡Dios hizo la creación para alabanza de su nombre! Es por esto que el primer impulso de los pájaros ala
rayar el alaba es cantarle a él. Cuando alabamos al Señor estamos más que nunca viviendo el propósito por el cual
fuimos creados.
APRENDAMOS A RECIBIR
CONCLUSION
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Aprende a vivir la Tercera Dimensión de la Fe, es un desafío que debe ocupar toda nuestra vida. No es
cosa fácil, porque va contra los hábitos bien formados de parte de la mayoría de los cristianos, pero es un canal
del poder de Dios.
LECCION 3
Cuestionario
SECCION B
NIVEL 1
Nombre: __________________________________________________________.
INVENTARIO PERSONAL
1. ¿Entiendes bien el concepto de la “Apropiación”? ¿Estás convencido o quedan algunas dudas? ¿Entiendes
como esta Dimensión de la Fe puede revolucionar tu vida? ¿Estás dispuesto a ponerla en práctica?
3. ¿En que necesidad de tu vida actual pudieras poner en práctica este principio?
4. Durante este día, en una forma definida, ¿has dado gracias a Dios? ¿por qué cosas? ¿Qué hay más en tu
vida, acción de gracias o quejas? ¿Existe algo en tu vida por lo cual sería difícil dar gracias? ¿Lo harás
en este momento?
5. ¿Tienes la práctica de alabar a Dios en tus devocionales diarios? Si no, ¿empezarás mañana? Ahora
mismo, con tu compañero de diálogo, dedica unos momentos a la alabanza.
6. ¿Te has recibido a ti mismo? ¿hay algo en tu vida que no has podido perdonar? ¿Lo harás en este
momento?
NIVEL 2
1. Escribir en 500 palabras, una descripción de cómo se presenta la Tercera Dimensión en la vida de
Abraham, en las profecías de Isaías, en las promesas de Cristo y en los escritos de Pablo.
DISCIPLINA CRISTIANA
LECCION 4
SECCION A
INTRODUCCION
Un día un turista que paseaba por las calles de Calcuta topó con una escena extraña: un hombrecito
vestido de lino y una gorra verde tenía a una muchedumbre atónita. Una y otra vez echaba arena y agua a una
jarra grande, susurraba algunas palabras, a la vez agitando el agua con la mano y luego sacaba seis monedas de
oro.
Al fin el hombrecito quedó solo. El turista se le acercó y le ofreció una gran cantidad de dinero por las
palabras mágicas que convertían el agua y arena en oro. El mago aceptó y le dijo las palabras mágicas. El
turista estaba a punto de irse cuando el hombre agregó una advertencia: “señor, hay una cosa: al decir las
palabras mágicas no debe pensar en un chango verde. Si lo hace, las palabras perderán su potencia mágica”.
Esta advertencia no preocupó al turista, porque, desde luego, ¡nunca había pensado en un chango verde!
Fue al mercado, compró una jarra grande, se dirigió a su hotel, muy emocionado, echó agua y arena a
la jarra y comenzaba a agitar la mezcla, susurrando las palabras mágicas. Pero en ese instante ¡saltó a su mente
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la imagen del chango verde! Vació la jarra, volvió a llenarla de agua y arena, agitaba la mezcla, repitió las
palabras ¡y otra vez el chango verde! Durante toda la noche y el día siguiente procuraba llevar a cabo la
operación sin pensar en el chango verde, pero encontró que fue imposible. Así es que nunca se hizo rico.
Muchas veces, al tratar de llevar a cabo la vida de fe, un “chango verde” nos impide. Tomamos a pecho
una promesa de Dios, nos aseguramos que la creemos, oramos pidiendo a Dios que cumpla con su promesa pero
nos viene una duda: “¿de veras creo que el Señor me dará lo que pido?”.
Cristo nos advierte que una condición para recibir sus promesas es que no dudemos “en el corazón”
(Marcos 11:23). Santiago nos advierte también contra la duda: “no piense, pues, quien tal haga que recibirá cosa
alguna del Señor” (santiago 1:7).
Dedicamos este capitulo a un estudio sobre cómo conquistar a este enemigo de la fe: La Cuarta Dimensión
de la Fe es “Disipar Dudas”.
Ya hemos confiado en el señor por las cosas más difíciles, salvación del infierno y una herencia en el
cielo. Debe ser sencillo confiar en él por las cosas menores. Entonces, ¿Por qué dudamos? Dos acontecimientos
bíblicos nos ayudan a comprender esta paradoja.
LA DUDA Y LA CIENCIA
Se cree comúnmente que la ciencia, en su búsqueda de la verdad empezó desde “cero”, sin dar por sentado
nada y paso a paso, ha ido construyendo un sistema infalible. Pero no es así; escritores sobre la ciencia, científicos
mismos, nos advierten que la ciencia trabaja en base a dos supuestos:
(1) Que el mundo físico es digno de confianza de parte de aquellos que se proponen
investigarlo; eso es, que se porta conforme a determinados principios que no cambian.
(2) Que los cinco sentidos del hombre son capaces de percibir correctamente el mundo físico y
que la mente del hombre es capaz de interpretar lo que los sentidos perciben.
Ahora bien, al aceptar estos dos supuestos, el científico esta ejerciendo su fe, porque no hay manera de
comprobar “científicamente” que son verídicos.
Además, contrario al pensamiento popular, se puede demostrar que los cinco sentidos no son siempre
dignos de confianza en lo que nos informan acerca del mundo físico. En un ensayo célebre, el filósofo famoso,
Bertrand Russel, analiza lo que sucede cuando vemos una silla, demostrando la naturaleza dudosa, desde el punto
de vista de la lógica, de las sensaciones recibidas a través de los ojos. ¡Concluye que la silla que pensamos ver,
bien puede no existir!
Así es que la fe del científico tiene tanto un elemento objetivo como un elemento subjetivo:
Elemento Objetivo: Tiene fe en lo confiable del mundo material.
Elemento Subjetivo: Tiene fe en su propia capacidad de percibir este mundo material correctamente.
El científico sencillamente no se permite dudar de los hechos susodichos. Si así hiciera, tendría que cerrar
su laboratorio. Desde luego, no va a hacer esto. ¡Ni debe hacerlo!
Apliquemos esta analogía a la vida cristiana: para poder vivir en forma eficaz, el cristiano tiene que vivir
por fe. Su fe, igual a la del científico, tiene tanto un elemento subjetivo como un elemento objetivo:
Elemento Objetivo: Tiene fe en lo confiable de las promesas de Dios.
Elemento Subjetivo: Tiene fe en su propia capacidad de apropiar estas promesas y así librar su poder.
El cristiano que anhela vivir eficazmente, no puede permitirse dudar lo confiable de las promesas de Dios,
de la misma manera que el científico que anhela laborar eficazmente en su laboratorio no puede permitirse dudar
lo confiable del mundo físico. Si así hiciera, tendría que clausurar su laboratorio de fe.
EL RIESGO DE LA FE
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La fe involucra riesgo; exige que yo me comprometa íntegramente, con todo lo que tengo, con Dios,
confiando absolutamente en su integridad. Exige que yo ceda todos mis derechos, incluyendo mi derecho de dudar.
Sería un error sugerir que esto es fácil, porque va en contra de un instinto humano: aquel de la auto-preservación.
Ejercer la fe radical que Dios demanda es exponerme, hablando humanamente, a un fracaso fatal.
Algunos insisten que vivir así es ser superficial y frívolo, es no tomar en serio los problemas y las
contradicciones de esta vida. Pero no es así, nace de las cenizas de la superficialidad. Cuando el cristiano inmaduro
se topa por primera vez con las contradicciones de la vida que parecen poner en tela de duda su confianza en las
promesa de Dios, una de dos cosas suceden: por un lado, conciente o inconscientemente puede renunciar para
siempre a la posibilidad de llevar a cabo una vida que dependa absolutamente de las promesas de Dios. Por otro
lado, el cristiano puede admitir su perplejidad y dolor espiritual al vivir el aparente fracaso de una promesa, y a la
vez ratificar en una forma aún más radical su compromiso de vivir por la fe. En este caso, sigue adelante, bien
conciente del riesgo que ha aceptado, pero confiando que al fin y ala cabo Dios le sacará adelante. Este es el
sendero del discípulo. Cualquier otro camino lleva al fracaso.
Cristo nos advierte del problema de una mente con tendencia a dudar:
“Así todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No
puede un buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos bueno” (Mateo
7:17-18).
Un árbol produce espinas porque es esta clase de árbol. Una mente produce dudas porque es una mente
dudosa; ha sido cultivada para que así trabaje. Y una mente dudosa tiende a producir temor, un espíritu de crítica,
chismes, envidia y una actitud quejosa.
Así que la conquista de dudas no consiste sencillamente en tratar de darse a si mismo razones para no
dudar, sino de cambiar nuestra actitud mental; si la mente esta programada para dudar, tenemos que reprogramarla
para fe. Empecemos en la mañana, al despertarnos, en lugar de permitir que la mente se llene de preocupaciones
y dudas, repitamos uno de los versículos mas hermosos de la Biblia: “Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos
y alegraremos en él” (Salmo 118:24).
51
En una lección posterior estudiaremos acerca de cómo usar versículos de la Biblia como “vitaminas
espirituales”. Basta ahora mencionar que una de nuestras disciplinas debe ser aprender muchas de las promesas
mas hermosas de la Biblia y meditar en ellas durante el día. Por ejemplo, se puede memorizar Marcos 11:22-24:
“Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que
cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su
corazón, sino que creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.
Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis
(recibisteis), y os vendrá”
¡Este versículo es dinamita espiritual! Si meditamos en ella, pidiendo al Señor que lo use para programar
nuestra mente para fe, lo encontraremos cada vez mas natural y normal confiar en el Señor; creer en verdad “Todo
lo, puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
CONCLUSION
Para el cristiano, dudar de las promesas de Dios Es una manifestación de un mal hábito, una falta de
disciplina espiritual. Peor, es un pecado que impide que uno entre a la vida llena del Espíritu. Debemos quitar de
la mente una vez para siempre que la tendencia a dudar es una indicación de un intelecto superior. No lo es.
Debemos imponernos la disciplina espiritual que produce una mente cuya respuesta natural a las promesas de Dios
es aceptarlas y abrazarlas con entusiasmo.
DISCIPLINA CRISTIANA
Cuestionario
LECCION 4
SECCION A
NIVEL 1
Nombre: ___________________________________________________________.
1. ¿Has tenido en tu vida, problemas con oraciones no contestadas? Como resultado ¿se ha debilitado tu
fe? Píenselo bien, y si es así, aplica los principios presentados en esta lección.
2. con una concordancia, busca en la Biblia algunas de las promesas del Señor. ¿puedes confiar plenamente
en todas o te es difícil aceptar algunas? Si es así, procura comprender por qué.
3. ¿ha crecido tu fe últimamente, como resultado de alguna experiencia difícil con la fe? Explica el caso y
analiza cómo llegó a fortalecer tu fe.
4. he aquí una “Escala de Fe”. “0” representa una mente llena de dudas; “100” representa una mente libre
de toda duda. Colócate en esta escala con una X.
0 25 50 75 100
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-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
5. Empezar a reprogramar tu mente para la fe. Mañana, al levantarte, repite Salmo 118:24. durante el día,
apunta cada duda que surja en tu mente, y en la noche repasa la lista, encomienda las dudas al Señor y
pide al Señor que llene tu mente de fe.
NIVEL 2
DISCIPLINA CRISTIANA
LECCION 4
SECCION B
INTRODUCCION
Hasta este punto nuestro estudio de la vida cristiana victoriosa y disciplinada, o sea, la vida en el Espíritu,
lo hemos hecho desde el lado positivo. Hemos visto las magnificas posibilidades expuestas en las promesas de la
Biblia y los pasos necesarios para realizar éstas. Pero ahora es necesario que veamos el lado negativo: Cómo el
pecado en la vida del cristiano pude impedir la realización del plan de Dios para su vida. Así es que esta Lección
se dedica a un estudio del pecado; su peligro, sus consecuencias y su remedio.
La historia. Caín y Abel trajeron una ofrenda a Dios. La ofrenda de Abel fue aceptada, más la de Caín
no. Los comentaristas ofrecen explicaciones diversas. Algunos opinan que Dios rechazó la ofenda de Caín porque
no fue de sangre. Oros insisten que se debió a la falta d efe de parte de Caín. (Hebreos 11:4). Pero el motivo del
rechazo de la ofrenda de Caín no es lo que nos interesa en esta Lección; más bien hemos de fijarnos en la reacción
de Caín a este rechazo:
“Y se ensaño Caín en gran manera, y decayó su semblante… y aconteció que
estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató”
(Génesis 4:5a, 8b).
En estos versículos se destaca el pecado de envidia incontrolable porque Abel su hermano tuvo el favor
de Dios, y expresó su envidia en la forma más despiadada, matando a su hermano.
El peligro para nosotros. El pecado de la envidia es uno de los mas sutiles; nos puede engañar y vencer
casi sin que nos demos cuenta… es engañoso porque casi los mas consagrados de la iglesia son muchas veces los
mas susceptibles: si parece que los demás aprecian a otra persona por su trabajo para el Señor y no nos aprecia a
nosotros, es fácil sentirnos maltratados y dirigir nuestra inconformidad contra el otro hermano en forma de envidia.
Para justificarnos buscamos algo porque criticar al hermano.
Este pecado es demasiado común entre los ministros del Señor. Si otro hermano predica mejor, tiene
mejor asistencia en su iglesia, recibe mas honores, ¡que fácilmente la envidia se enseñorea de nosotros!
Y, ¿el resultado? Seguramente, no vamos a asesinar a ese hermano, objeto de nuestra envidia. Físicamente
no, pero Cristo definía el asesinato de una manera bastante amplia en el Sermón del Monte:
“Pero yo os digo que cualquiera que cualquiera que se enoje contra su hermano,
será culpable de juicio; y cualquiera que diga: necio a su hermano, será culpable
ante el concilio; y cualquiera que le diga: fatuo, quedará expuesto al infierno de
fuego” (Mateo 5:22).
Recordemos: La primera dimensión de una vida de fe es el desear, sobre todo, de glorificar al Señor. Si
el deseo de destacar o ser apreciado toma el primer lugar, Satanás lo utilizará para destruir nuestra vida y la de
otros.
La historia. Acán era un soldado destacado y valiente. Prueba de esto es que el fue seleccionado entre
todos los cientos de miles de soldados de Israel como un o de los trescientos para ir a pelear contra Hai. Pero a
raíz de un pecado que Acán había cometido, Israel fue vencido.
Acán cometió el pecado de un corazón materializado: después de la derrota de Jericó vio entre los despojos
un hermoso manto babilónico, 200 siclos de plata y un lingote de oro y, desobedeciendo el mandato de Dios los
escondió y los tomó en la tierra debajo de su tienda. “que triste que quedó así truncada la carrera de un soldado
valiente”.
El peligro para nosotros. Hay un gran contraste entre la promesa de Cristo en Mateo 6:33 y la filosofía
aceptada por la sociedad en general. Cristo nos ordena que hemos de colocar en primer término el reino de Dios.
El mundo nos dice que el hombre es juzgado por las cosas que acumula; así que el propósito de la vida es siempre
acaparar más y mas.
Si, es un mundo materializado, y demasiado fácilmente el cristiano cae en una trampa. Poner en primer
término su trabajo. Se involucra en prácticas deshonestas para aumentar sus ganancias. Rehúsa dar al Señor sus
diezmos y ofrendas. Sus pensamientos, en lugar de concentrarse en como agradar al Señor giran en torno como
ganar mas cosas y como así impresionar a los demás. Y esta actitud es el motor del pecado de la materialización.
Se ha notado que Cristo no ordenó al joven rico que se deshiciera de sus riquezas sencillamente porque una persona
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con posesiones no podía ser su discípulo; María, Martha y Lázaro eran personas acomodadas. No, el motivo de la
exigencia de Cristo era el amor que ese joven rico tenía para sus bienes; Cristo vio que hasta que el joven dejara
atrás sus cosas, no podría darle al Señor el primer lugar en su corazón.
Se debe notar que lo que hizo Acán no era prohibido ordinariamente; como costumbre los soldados
victoriosos podían llevarse los despojos. Pero Dios tenía un propósito especial en la victoria sobre Jericó: quería
que sus soldados mostrasen su absoluta devoción a él dedicándole todo; aun en los despojos. Es semejante a lo
que Dios demanda de sus siervos que han entregado sus vidas a su servicio como ministros del evangelio: el
ministro nunca puede tener esperanzas de enriquecerse, nunca puede moverse de un pastorado a otro para ganar
más dinero. Así que Dios exige más a sus ministros que a otros; lo que quizás se puede perdonar en otros, queda
estrictamente prohibido para el ministro. Bajo ninguna circunstancia puede el ministro ser motivado por el dinero.
Ha de rehuir en forma radical la tentación de materializarse.
La historia: de todos los personajes del Antiguo Testamento, David se destaca por su amor profundo
hacia el Señor y por el amor muy especial que Dios tenía para él. Pero llegó un momento de ocio cuando, viendo
a una mujer bella bañándose, sintió una tremenda tentación de hacer lo que nunca antes había hecho: sucumbir a
la impureza moral. Quizás razonaba así: “yo soy el rey. En todo el mundo los reyes toman todas las mujeres que
desean. Así que si yo tomo a Betsabé no estaré haciendo nada que n o hacen los demás”. Cayó en la tentación,
cometió adulterio con Betsabé y libro una cadena de desgracias que por fin le tumbó del trono.
El peligro para nosotros. En nuestro mundo se toma en forma muy ligera la fornicación y el adulterio.
Los héroes del cine y de la televisión hacen alarde de su inmoralidad. Lo que hace una generación era vergonzoso,
ya se acepta entre personas “respetables”. Par el cristiano de hoy es muy fácil usar la excusa que “todos lo hacen”.
Pero debemos reconocer que la ley de Dios nunca cambia. Para Dios la pureza moral es tan importante que dedicó
uno de los diez mandamientos a la proscripción del adulterio. Cristo nos llevó la proscripción hasta la mente y el
corazón:
“pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró
con ella en su corazón” (Mateo 5:28).
Para el ministro la impureza moral es una tentación que, como en el caso de David le puede abrumar
cuando menos le espera. Goza de la confianza del sexo opuesto; estas muchas veces tratan con su pastor con una
franqueza que no harían con ningún otro hombre. Además, Satanás trabaja para hacer al ministro caer en este
pecado, porque una vez que lo cometa pierde su ministerio para siempre, sin esperanza de recuperarlo. Aunque
bien es cierto que Dios nos perdona cualquier pecado, el ministro que hay a cometido algún pecado moral, nunca
puede volver a un trabajo cuyo requisito más básico es la integridad moral.
La historia. La iglesia de Jerusalén era una iglesia con muchos héroes. Llegó el momento cuando
Bernabé llegó a ser héroe. Vendió su heredad y la donó a la iglesia. (Hechos 4:36-37). Ananías y Safira
observaron primero con interés y luego con envidia, como toda la congregación tomó a Bernabé por santo.
Deseaban recibir el mismo honor pero no querían pagar el precio. Se pusieron de acuerdo en vender su heredad y
llevar un aparte del dinero a la iglesia, aseverando que lo que donaban era el producto íntegro de la venta. Así que
cometieron el pecado que cometen todos los hipócritas: fingieron ser lo que no eran para ganar así la alabanza de
los hombres.
El peligro para nosotros. Cristo guardó sus críticas más severas para los hipócritas de su día, los fariseos:
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“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! Porque limpiáis lo de afuera del
vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia” (Mateo
23:25).
Estos eran hipócritas, dijo Jesús, porque hacían largas oraciones pero robaban a las viudas; diezmaban
pero no buscaban la justicia, la misericordia y la fe y cuando ayunaban demudaban su rostro para que los hombres
lo supieran. Y ¡que horrendo es el castigo del hipócrita! ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis a
la condenación del infierno? (Mateo 23:32).
La palabra hipócrita significa en su raíz un actor de teatro. El Señor aborrece el fingir lo que no creemos
ni practicamos. La falta de sinceridad es uno de los pecados más mortales porque es pecado del corazón, y si el
corazón es malo no hay esperanza.
En forma muy especial el ministro ha de guardarse contra la hipocresía. Se espera de él una vida ejemplar;
es demasiado fácil fingir una consagración que no tiene. Muy fácilmente pueden salir de su boca palabras de
piedad que solamente son palabras. Hasta puede exigir a los cristianos en sus sermones una calidad de vida que
ni el mismo lleva.
Para el mundo no hay nada más repugnante que la hipocresía; y no hay nada más poderoso para destruir
el testimonio de un cristiano o de una iglesia entera.
Hemos visto el peligro de cuatro de los pecados más comunes y más mortales. Veamos ahora las
consecuencias del pecado en la vida de un hijo de Dios.
Es instructivo que tanto Acán como Ananías y Safira sufrieron la muerte por sus pecados. Y sus pecados
fueron bastante semejantes porque todos vivían una mentira. y así sucede con el hijo de Dios que cede a la codicia,
la envidia y la hipocresía; aunque no muera físicamente, la mortandad espiritual se enseñorea de él. ¡Cuantos
cristianos viven como si nunca hubieran nacido de nuevo! Todo el gusto de ser cristiano ha desaparecido de sus
vidas, porque, siendo ciudadanos del Reino de Dios, tratan de vivir como paganos. Como la iglesia de Sardis,
“…tienes nombre de que vives y estas muerto” (Apocalipsis 3:1).
Hemos de notar que en ambos casos, la familia entera también fue muerta. Una de las consecuencias más
tristes cuando los padres cristianos se dejan caer en el pecado es su impacto sobre toda la familia.
Para David, hasta que cayó en el pecado, todo era ganancia; parecía que Dios siempre intervenía para
volver las amenazas en victorias, las maldiciones en bendición. Después de su pecado, lo contrario sucedió; perdió
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el respeto de sus hijos, perdió a su hijo Absalón, perdió su reino y en sus últimos años parecía perder hasta la
voluntad de seguir viviendo.
¡Qué costoso para el hijo de Dios es caer en el pecado! Y la pérdida más cara es la de su posesión más
preciosa: su influencia sobre su familia y el mundo.
Hay muchas mas consecuencias funestas del pecado para el cristiano, y la Biblia abunda en sus
advertencias acerca de ellas. Veamos algunas:
El pecado hace una barrera entre el cristiano y Dios:
“pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y
vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír” (Isaías
59:2).
Además, el Espíritu se contrista (Efesios 4:30).
Cristo, que nos redimió queda destronado del corazón y el viejo hombre vuelve asentarse allí. Todo esto
hace posible que el diablo tenga entrada en nuestra vida, haciendo más factible otras derrotas espirituales futuras
(Efesios 4:27).
Además, el pecado interrumpe la obra del espíritu Santo en nuestra vida y no se ve el hermoso fruto del
Espíritu: se vuelve frío el amor; se pierde el gozo y la paz; el cristiano no tiene paciencia con su familia y los
miembros de la iglesia y faltan benignidad y bondad en su vida; tampoco se aprecian la mansedumbre y la
templanza en el trato con los demás.
Hay otras consecuencias; mencionaremos solamente unas cuantas más. La palabra de Dios pierde su
impacto para el cristiano y ya no recibe la alimentación y el gusto que antes recibía en su lectura. El cristiano que
vive en su pecado pierde su pasión de llevar a otros a la salvación en Cristo y no hay un testimonio vivo y gozoso
para compartir. Tampoco le gusta trabajar en las cosas del Señor. La obra causa cansancio físico y mental y el
obrero se queda desanimado, afligido y derrotado.
¡Que triste y sinsabor es la vida del cristiano que cede al pecado! Por eso debemos huir de él, para vivir
en comunión con Dios.
EL REMEDIO PARA EL PECADO
El cristiano debe huir del pecado. Pero si peca, hay un camino que le lleva a la restauración:
El primer paso al perdón del pecado es reconocerlo y arrepentirse de él. Tres de los personajes bíblicos
que estudiamos, Caín Ananías y Safira, no se arrepintieron, así aislándose irremisiblemente de Dios. Dios nos
ama, pero su perdón no es automático. Sin arrepentimiento no hay ninguna posibilidad de recibir su perdón. Y,
¿Qué es el arrepentimiento? Incluye tres elementos:
1. El Elemento Intelectual. En la Biblia, la palabra griega metanoéo es traducida “arrepentirse”. Esta
compuesto de dos vocales que significan literalmente, “cambiar de mente”. Así que el elemento más
básico para el arrepentimiento es el reconocimiento de lo que hizo uno, era pecado y el deseo de dejar la
mala practica. El arrepentimiento no es derramar “lagrimas de cocodrilo”; esto sucede cuando uno se
siente triste por las consecuencias que le traen sus pecados, pero no reconoce que ha violado la ley de
Dios. La penitencia como es practicada en la iglesia católica promueve este error: después de uno haya
confesado su pecado el cura le asigna una “pena”. Una vez que el “penitente” ha pagado su penitencia se
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puede sentir en libertad de volver a incurrir en su mismo pecado, para después pagar su “penitencia” una
vez más y así sucesivamente. Esto no es arrepentimiento verdadero, y es abominación delante del Señor.
2. El Elemento Emocional. En la Biblia, la palabra griega, metamelomai también es traducida
arrepentimiento. Destaca el lado emotivo del arrepentimiento. Aunque hemos enfatizado que el
arrepentimiento verdadero es más que mera emoción, seguramente incluye emoción. Si el pecador no
siente remordimiento por lo que ha hecho, es de dudarse que existe verdadero arrepentimiento. Mateo nos
dice que Pedro, cuando se dio cuenta de lo terrible de su negación de Cristo, salió fuera y “lloró
amargamente”. Mis pecados traicionan a Cristo, contristan al espíritu Santo, dañan mi relación con el
Señor y perjudican mi influencia. Todo esto no puede dejar de entristecerme.
3. El Elemento “Volicional”. El arrepentimiento permanece incompleto y afectará muy poco nuestras vidas
si nada más afecta la mente y las emociones. El arrepentimiento verídico es un resorte que activa la
voluntad. El hijo prodigo, después de reconocer su lamentable estado dijo, “me levantaré e iré a mi padre”,
y de inmediato lo hizo.
Acán confesó su pecado, pero demasiado tarde; solamente después de que era obvio que no podía seguir
viviendo en su mentira. David, aunque tenía la autoridad real para seguir ocultando lo que había hecho, se humilló,
confesó su pecado y suplicó que Dios lo perdonara Dios lo hizo y le restauró.
La Palabra de Dios nos promete:
“Si confesamos nuestros pecados, el es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
La confesión de pedro debe ser una práctica diaria, una parte de nuestra oración, una parte esencial en
nuestra vida disciplinada. Una buena manera de reconocer nuestros pecados es hacer un examen de nuestra
situación cada día a la luz de las cuatro dimensiones de la fe.
La meta de todo cristiano sincero es ser más semejante a Cristo. Esto involucra un cambio continuo y
dinámico en nuestra vida, realizado por el proceso de reconocer nuestras fallas confesarlas y dejarlas. Una de las
grandes bendiciones de la vida en Cristo es poder notar, mes tras mes, año tras año, el proceso en la santidad que
el espíritu de Dios hace posible por medio del arrepentimiento, la confesión, y perdón y la renovación.
CONCLUSIÓN
Juan nos advierte: “si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no
practicamos la verdad” (1 Juan 1:6).
El pecado seguramente es impedimento que tenemos que ir quitando, y esto como una practica continua
en nuestra disciplina diaria.
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DISCIPLINA CRISTIANA
Cuestionario
LECCION 4
SECCION B
NIVEL 1
Nombre: ____________________________________________________________.
INVENTARIO PERSONAL
1. ¿Existe el problema de envidia u odio en tu vida? Piensa bien de tu familia, tus compañeros d estudio,
etc. Toma en cuenta que estos pecados pueden disfrazarse como “justa indignación”. ¿Qué actitud tienes
hacia hermanos que han tenido mas éxito que tu en la obra, tienen más dinero, sacan mejores
calificaciones, etc.?
2. ¿Existe el problema de materialismo en tu vida? Últimamente, ¿has rehusado un trabajo porque no
pagaban bien? ¿Te has quejado de tu pobreza? ¿Has rehusado compartir con un hermano necesitado?
¿Has pasado tiempo deseando cosas materiales o lamentando lo que dejaste atrás para servir al Señor?
3. ¿Existe algún pecado moral en tu vida? ¿has hecho o dicho algo que no agrada al Señor? ¿Qué de tus
pensamientos? ¿Qué de literatura baja? ¿Qué películas que te hayan impulsado a pensamientos indignos
o indebidos? ¿De que piensas cuando estas solo antes de dormir en la noche?
4. ¿Existe el pecado de hipocresía en tu vida? ¿Finges ser más santo de lo que en verdad eres? Cuando estas
predicando o enseñando en la Escuela Dominical o dando tu Testimonio, ¿te redarguye tu corazón de falta
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de sinceridad? ¿piensa concretamente: ¿puedes recordar alguna acción o palabra en los últimos días que
fuera para que los demás piensen que eres lo que no es cierto?
5. Examina tu vida para ver se alguna de las consecuencias del pecado mencionadas en la lección caracterizan
tu vida actual: ¿Hay un sentido de lejanía del Señor? ¿falta de paz en tu corazón? ¿aburrimiento al leer
la Biblia u orar? ¿Indisposición de asistir al culto o hablar de las cosas espirituales con los demás?
Nótese: Antes de hacer este inventario personal, prepara tu corazón. Pide al Señor que te revele la verdad
de toda tu vida.
¿Ya terminaste? ¿Descubriste algunas cosas que debes confesar al Señor? Sino has confesado nada, será
posible que no hayas sido honrado contigo mismo, con tu compañero y con el Señor.
Una cosa más: Una vez que hemos confesado nuestros pecados nos debemos apropiar la promesa de Dios
en 1 Juan 1:9 ¡Aceptemos el perdón del Señor!
Recuerda: La confesión de pecado es como un baño. Hacerlo solamente de vez en cuando, es mejor que
no hacerlo nunca. ¡Pero es recomendable que se haga todos los días!
NIVEL 2
1. Escribir 500 palabras sobre el peligro del pecado.
2. Escribir 250 palabras sobre las consecuencias del pecado.
3. escribir 250 palabras sobre el remedio para el pecado.
DISCIPLINA CRISTIANA
LECCION 5
SECCION A
INTRODUCCION
Romanos 12:1-2 presenta los dos medios para llevar a cabo una vida disciplinada:
… que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo
… transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento (Mente).
Esta lección se dedica al primero de estos medios, esto es, el cuerpo.
LA ENSEÑANZA BIBLICA
Desafortunadamente, algunos cristianos han heredado de los antiguos griegos el concepto de que el cuerpo
es malo. Los filósofos griegos de los siglos antes de Cristo así enseñaban. Según ellos, Dios no creó la materia
directamente sino a través de “eones” emanaciones. Platón enseñó que el cuerpo es la cárcel del alma. Solo el
alma, dijo él, es buena. En la muerte el alma, se libra de su cárcel, el cuerpo, y se va al cielo.
La iglesia católica fue afectada enormemente por esta herejía. Por esto la exaltación del ascetismo,
especialmente en los siglos tempranos de la época cristiana y la prohibición de matrimonio para los religiosos.
Pero también, quizás en una forma más sutil, el concepto del cuerpo como malo ha contagiado el
pensamiento de los evangélicos. Por esto hay unos conceptos equivocados acerca de la relación de la vida religiosa
con toda la vida diaria, especialmente la vida del comercio, la relación sexual de los esposos, etc. En forma
específica se refleja la desconexión entre la vida espiritual y la vida corporal en que tantos cristianos piensan que
su trato del cuerpo no tiene nada que ver con su relación con Dios. Así que, el concepto presentado en esta lección,
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que el ejercicio físico puede ser una ofrenda a dios, puede parecer novedoso. Pero no lo es, el testimonio
abrumador de los eruditos bíblicos es que la Biblia ve el cuerpo como sagrado, no como malo.
El célebre escritor anglicano, William Temple dice lo siguiente: “se puede afirmar con seguridad que (el
cristianismo es) la mas materialista de todas las religiones… su propio dicho mas céntrico es, “le verbo fue hecho
carne”, en donde la ultima palabra fue escogida, sin duda, debido a sus asociaciones materialistas especiales”.
EL ANTIGUO TESTAMENTO
No existe la tendencia en el Antiguo Testamento de ver al hombre como un ser compuesto. En ninguna
parte asevera el Antiguo Testamento que el alma bajo del cielo y por esto es sagrada y el cuerpo vino de la tierra
por eso es malo. Al contrario, en el primer capítulo de Génesis nos declara que Dios creó “los cielos y la tierra” y
todo lo que en ellos hay. Génesis 2:7 dice que Dios “formó al hombre del polvo de la tierra”. Hay tres términos
sicológicos importantes en el Antiguo Testamento: alma, corazón y espíritu. A través de todo el Antiguo
Testamento son presentados como una unidad. No se presenta el concepto de que el alma posee un cuerpo: “el
hombre no tiene un cuerpo, sino que es un cuerpo. Es carne avivado por alma, y todo concebido como una unidad
psicofísica” no hay nada en el hombre que sea meramente fisco. Puede ser que la carne sea débil pro no es
intrínsecamente pecaminosa.
EL NUEVO TESTAMENTO
El Nuevo Testamento sigue el concepto del Antiguo Testamento acerca de la unidad de la naturaleza del
hombre. Para Pablo hay dos elementos en contraste, pero estos no son cuerpo y alma, sino carne y espíritu. “carne”
significa el hombre total desde el punto de vista de que es una criatura. “espíritu” no es sinónimo de alma, sino
que se refiere al hombre total en su relación con la voluntad de Dios par él. “alma” es el hombre como un individuo
humano viviente. “cuerpo” es el hombre como un ser concreto. De hecho, “cuerpo”, es el equivalente mas
cercano a nuestra palabra “personalidad”.
Así que, el Nuevo Testamento no presenta al hombre como un dualismo, sino como una unidad.
En el griego del Nuevo Testamento, la palabra “salvar” es usada frecuentemente para describir la sanidad
del cuerpo. Cuando Pedro declaró: “y en ningún hay otro hay salvación” (Hechos 4:12a), acababa de sanar al
hombre en al puerta del templo, cuando Santiago prometió “la oración d efe salvará al enfermo” (Santiago 5:15a)
se refería a la sanidad física. “Santidad” y “Sanidad” provienen de la misma raíz; tanto sanidad como santidad se
aprecian en un hombre “santo”, uno cuyo ser entero está en armonía. Así que, la santidad es integridad de espíritu,
cuerpo y mente. Una espiritualidad verídica tiene que preocuparse con el hombre total, cuerpo, mente y espíritu.
ACTITUD MENTAL
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No hay mejor ejercicio que correr, para disipar el aburrimiento o la depresión. Lleva una corriente de
oxigeno al cerebro, despertando la mente, avivándola. Algunos corredores de larga distancia reportan una
experiencia de bienestar casi mística después de unos 45 minutos corriendo.
DECIDIR CUÁNDO
En primer lugar, es necesario decidir cuándo correr. No se propone que uno corra todos los días, amenos
que quiera hacerlo. Como veremos más adelante, lo importante es correr suficientes veces por semana para darle
al cuerpo el ejercicio indispensable. Cuatro veces por semana es un buen régimen.
La hora del día también esta a la opción del individuo, solamente se recomienda que no sea durante las
horas de mucho calor. Parece que la mayoría de las personas que han logrado mantener una disciplina a través de
muchos años corren muy de mañana. Ofrece este plan varias ventajas: es la hora de más frescura, hay menos
riesgo que otras actividades interrumpan y quizás de más importancia, uno inicia el día sintiéndose de condiciones
físicas y psicológicas óptimas. En cambio, otros encuentran más conveniente correr de noche, después de su
jornada de trabajo. Reportan que les ayuda a relajarse y que así duermen mejor.
CHEQUEO MEDICO
La persona que tenga mas de 40 años de edad o que haya tenido problemas de salud, no deben emprender
un régimen de ejercicios sin antes someterse a un chequeo médico. De otro modo se expone aun posible ataque
cardiaco o a otras enfermedades.
EMPEZAR LENTAMENTE
Se ha dado el caso de un individuo que se entusiasma con la idea de iniciar una disciplina de correr. El
primer día se pone a correr con todas sus fuerzas dos kilómetros o tres o más. Y así también el segundo día y el
tercero. Para el cuarto día amanece con todo el cuerpo adolorido, con dolores de pecho y con el entusiasmo
desvanecido. Anuncia con tristeza, que el correr, sencillamente no es para mí. Su error era el no darse cuenta que
un organismo que no esta acostumbrado al ejercicio requiere acondicionamiento de muchas semanas antes de que
pueda llegar a una meta ideal de ejercicio diario.
El Dr. Kennett H. Cooper, considerado como la autoridad principal en esta disciplina recomienda un
periodo de dieciséis semanas de acondicionamiento. Ofrece escalas progresivas para tres grupos diferentes, según
un plan progresivo. El Dr. Cooper sugiere que se comience la primera semana caminando 1.7 kilómetros durante
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quince minutos cinco días de la semana. En la décimo sexta semana debería haber llegado a un plan de caminar
6.8 kilómetros tres veces por semana durante 55 minutos. Esto para la persona que tenga menos de 30 años de
edad.
Se puede iniciar el programa de correr, corriendo 1.7 kilómetros durante 13.5 minutos cinco veces por
semana, hasta llegar a la décimo sexta semana correr 3.4 kilómetros durante 17 minutos dos veces por semana.
Cada día antes de correr uno debe hacer ejercicios de calentamiento antes de empezar. Por lo menos debe
caminar como medio kilómetro primero. Al terminar de correr, es necesario enfriarse lentamente, caminando otro
medio kilómetro.
EJERCICIOS AERÓBICOS
Como se ha mencionado, el perito mejor conocido mundialmente en la ciencia del ejercicio físico para
mejorar la condición física, es el Dr. Kennett H. Cooper, medico bautista de Dallas, Texas, inventó el término “la
aeróbica”. Se refiere “a una variedad de ejercicios”, dice el Dr. Cooper, “que estimulan la actividad del corazón
y los pulmones por un período de tiempo suficientemente largo para producir cambios beneficios en el cuerpo”.
Continua:
“El objetivo principal de un programa de ejercicio aeróbico es aumentar la cantidad máxima de oxigeno
que el cuerpo puede procesar durante un tiempo dado. Esto se llama su capacidad aeróbica. Depende de una
habilidad de (1) respirar rápidamente largas cantidades de aire, (2) entregar con fuerza grandes volúmenes de
sangre y (3) entregar eficazmente oxigeno a todas partes del cuerpo. En resumen, depende de pulmones eficientes,
un corazón poderoso y un buen sistema vascular, puesto que refleja las condiciones de éstos órganos vitales, la
capacidad aeróbica es el mejor índice de la condición física global”.
Para llegar a la condición física deseada, uno debe lograr unos 30-35 “puntos aeróbicos” por semana.
Estos puntos dependen de la forma del ejercicio que uno hace, su duración y la edad. Por ejemplo, el corredor que
cuenta con menos de 30 años de edad, para acumular los puntos aeróbicos mínimos deseados, debe correr 3.4
kilómetros dos veces por semana 17 en minutos. Al que tiene más de 50 años de edad se le permite 20 minutos
para cubrir esta misma distancia.
Es recomendable, que uno consiga un libro del Dr. Cooper para poder así medir la eficacia de su programa
d ejercicios. Varios de sus libros contienen graficas dando el “valor aeróbico” de la mayoría de los ejercicios
comunes.
MIDIENDO EL PULSO
Hemos comentado la importancia d que el ejercicio físico sea suficientemente riguroso, pero no
demasiado. La forma más sencilla de hacer esto es tomar el pulso durante el ejercicio. Todos tenemos lo que se
llama la velocidad máxima de latidos del corazón basada en su edad y condición física. Esta se calcula tomando
220 puntos como base y restando la edad.
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La velocidad ideal de latidos de corazón durante el ejercicio es 75% a 85% de la velocidad máxima. Así
que, para calcular la velocidad ideal del pulso se usa la formula siguiente:
220 – edad X 75% a 85%
Se debe mantener esta velocidad durante el período de ejercicio. Por ejemplo, un hombre de 20 años
calculará el número de veces que su corazón debe latir por minuto así:
220 – 20 = 200 x 75% = 150
CONCLUSION
No todos podemos ser atletas, pero si todos tenemos la responsabilidad de ejercernos suficientemente para
mantener estos cuerpos que Dios nos ha dado en buenas condiciones. En esta lección hemos dado énfasis en correr
ya que es el ejercicio más eficiente. Resulta que a algunos no les gusta correr. Encuentran que les aburre
sobremanera. En este caso, se debe investigar otros ejercicios. El ciclismo y la natación son formas excelentes de
ejercicio. Algunos médicos insisten que el caminar es el mejor ejercicio de todos, aunque requiere más tiempo
para surtir el efecto deseado en el cuerpo.
Otra manera d evitar el aburrimiento en el ejercicio es utilizar el tiempo para estar orando o meditando en
algún pasaje bíblico. Algunos han encontrado que, por estar bien aguda la mente durante el tiempo de ejercicio
físico, pueden con mucho provecho combinar ejercicios espirituales con sus ejercicios físicos.
DISCIPLINA CRISTIANA
Cuestionario
LECCION 5
SECCION A
NIVEL 1
Nombre: ______________________________________________________________.
2. Para aprobar esta materia será necesario iniciar tu disciplina para un cuerpo sano; eso es, un programa de
ejercicio. Lo mínimo será un plan que abarque 30 minutos por día durante ocho días.
NIVEL 2
2. Escribir 250 palabras sobre los beneficios que aporta al cuerpo una disciplina de correr.
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DISCIPLINA CRISTIANA
LECCION 5
SECCION B
INTRODUCCION
En toda la historia, ha sido la gente disciplinada que ha conquistado al mundo. Cristo exige que su gente
sea disciplinada. Vimos en la lección anterior la importancia de un cuerpo disciplinado, y como alcanzarlo. En
esta lección estudiaremos el camino a una mente disciplinada.
Romanos 12:2 dice: en parte, “transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. La
palabra griega traducida “entendimiento” se refiere a la mente, como hemos de ver a continuación:
LA IMPORTANCIA DE LA MENTE
EL SIGNIFICADO DE “MENTE”
¿A que nos referimos al decir que la mente es el campo de batalla para la vida cristiana y la clave para una
vida transformada? En primer lugar no nos referimos a la mente en un sentido abstracto. No s trata de un sencillo
almacén, un depósito de conocimientos. Tampoco hemos de concebir la mente como una maquina, o sea, como
una computadora. La capacidad mental es más aun que la capacidad de razonar.
La palabra griega traducida entendimiento en Romanos 12:2 es Noòs. Thayer define este vocablo griego
como sigue:
“La mente, incluyendo tanto las facultades de percibir y comprender como las de sentir, juzgar,
determinar, (así) la facultad intelectiva, el entendimiento… la facultad de percibir cosas divinas, de reconocer la
bondad y aborrecer el mal”.
En muchos casos mente y corazón se refieren en la Biblia a la misma facultad. El susodicho erudito Thayer
da como una de las aceptaciones de kardia, corazón: “el entendimiento, la facultad y sede de la inteligencia”.
Como ejemplo de este uso sugiere Romanos 1:21, 2 Pedro 1:19 y 2 Corintios 4:6. Este último versículo dice que
Dios “resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de
Jesucristo”.
Otros versículos bíblicos demuestran claramente que “el corazón” es lo profundo de nuestro pensamiento,
razonamiento y voluntad; por ejemplo, Proverbios 3:5; 4:23 y Hechos 8:37.
El pasaje mas definitivo en demostrar “corazón” como sinónimo de “mente” es el referido versículo,
Proverbios 23:7 que habla del “pensamiento en el corazón”.
EL PELIGRO DE CONFORMARSE
La palabra “conformarse”, da a entender la idea de una conformidad exterior. Su raíz pinta el cuadro de
una sustancia, digamos cera, siendo vertida o prensada en el molde, y así tomando la forma de dicho molde. El
verdadero hijo de Dios en su interior es hijo siempre de Dios, y esta realidad no puede cambiarse. Pero existe el
peligro que el cristiano permita que las presiones de este mundo le influyan de tal forma que llegue a pensar como
el mundo piensa y así viva como vive el mundo.
¡Hay tantas presiones cuya finalidad es hacernos tomar la forma de este mundo! La sociedad en que
vivimos está empapada del relativismo, del paganismo y del ateísmo. Niega que Cristo sea el único Salvador del
mundo y que el cristianismo sea superior a otras religiones o filosofías. Presenta en su forma más atractiva la ética
y la moral completamente divorciadas de las normas bíblicas. En el nombre de la ciencia y del intelecto niega
rotundamente que Dios sea el Creador y Sustentador del universo.
El sistema educativo esta empapado del marxismo, cuya explicación para todos es el materialismo
dialéctico. Esta filosofía es en sí una negación de la filosofía bíblica que exalta a Dios como el que dirige la
historia.
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Las diversiones más populares, la televisión, el cine, las novelas, promueven una inmoralidad que
deshecha completamente los diez mandamientos. Los altos conceptos que Cristo predicó en torno al sexo, al hogar
y lo sagrado del matrimonio son objetos de burlas y rechazo.
En el mundo comercial también presiona al cristiano a aceptar sus normas de la mentira, la exageración y
el robo.
¡Que tragedia es un pueblo de Dios conformado al mundo! Se le puede describir en las palabras de Juan
que decía que los cristianos de Laodicea estaban desnudos y no lo sabían, ciegos y no podían ver, que no eran ni
fríos ni calientes, sino tibios, y que por lo tanto Dios los iba a vomitar de su boca (Apocalipsis 3:1-17).
¡Tiene que haber una diferencia entre el cristiano y el mundo! ¡Una diferencia radical! Pablo describe esta
diferencia con dos palabras opuestas: conformados o transformados.
El filosofo mexicano Octavio Paz habla del “mimetismo” de algunos campesinos mexicanos. Estos pintan
sus casas y sus bardas de blanco, al anochecer se visten de blanco y se ponen delante de estas casas y estas bardas
para que no se les pueda ver; desean escaparse de los peligros del mundo siendo absortos en su medio ambiente.
El cristiano victorioso, el hijo de Dios lleno del Espíritu, nuca elegirá este camino del conformismo. No
es fácil vivir la vida transformada; es mucho más cómodo practicar un mimetismo espiritual. Pero el cristiano que
vive por la fe anhela distinguirse de este mundo; desea vivir la vida transformada.
EL DESAFIO DE TRANSFORMARSE
La palabra “transformarse” en su raíz griega es metamorfousqe (metamorfosis), el vocablo más radical
para describir un cambio. Es la palabra traducida se “transfiguró” al referirse a Cristo sobre el Monte de la
Transfiguración en Mateo 17:2. En la actualidad es la palabra utilizada para describir la maravillosa
transformación de gusano a mariposa. Así es que esta exhortación de Pablo de que seamos transformados se
refiere a una realidad radical. Mientras que el peligro de “conformarnos”, tiene que ver con una conformación
exterior, el desafío de “transformarnos” se refiere a una transformación interior, vital y permanente.
No solamente es una transformación radical, sino también una transformación diaria y continua. El verbo
se encuentra en el tiempo presente en la gramática griega. Para los griegos, el tiempo presente siempre presentaba
acción lineal, continua. Así es que, esta transformación a la que Pablo se refiere es algo que ha verificarse en el
cristianismo todos los días. Tomemos en cuenta que Pablo une esta palabra “transformaos” con otra palabra
dinámica “renovación”. Nos hace pensar en el nuevo nacimiento que experimentamos cuando recibimos a Cristo
en nuestro corazón. ¡Así es que el escritor sagrado nos habla de la posibilidad de una repetición, todos los días,
del nuevo nacimiento!
Este versículo nos recuerda que el nuevo nacimiento es solamente un principio, la iniciación de una
posibilidad sin límite. Hemos hablado antes de este contexto bíblico: que hemos de realizar el potencial que el
nuevo nacimiento libró en nosotros. Es un triste error hablar del nuevo nacimiento solo en el sentido pasado. No
es que neguemos que el nuevo nacimiento sea un hecho; no negamos que por medio del nuevo nacimiento hayamos
“pasado de muerte a vida”. Todo esto es cierto. Pero, este nuevo nacimiento encierra en si la potencialidad de
redimir toda nuestra personalidad, y esto requiere toda una vida para realizarse. Pablo habla de esta posibilidad
en Efesios 3:17-19. Dijo que su oración para los efesios era:
“Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y
cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cual sea
la anchura (del amor), la profundidad (del amor) y la altura (del amor), y de conocer el amor
de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”.
Y, ¿Por qué hemos de anhelar esta transformación diaria de nuestra vida? Por que así, dice Pablo, podemos
comprobar que la voluntad de Dios es buena, es agradable y es perfecta. Hay conceptos equivocados de la voluntad
de Dios. Uno de los errores más comunes es que es un sacrificio hacer la voluntad de Dios. De ninguna manera,
asevera Pablo: el hacer la voluntad de Dios es una experiencia agradable, otros ponen en tela de duda la bondad
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de Dios; sospechan que las cosas que nos pasan demuestran que Dios es injusto. ¡No es cierto! Dice Pablo, la
voluntad de Dios es buena, porque siempre hace en nuestras vidas lo que es mejor para nosotros.
En resumen, dice Pablo, la voluntad de Dios es perfecta; o sea, es exactamente lo que necesitamos para
realizar el sueño de una vida que satisface todas nuestras necesidades en el tiempo y en la eternidad.
LA MANERA DE TRANSFORMARSE
Hasta este punto hemos hablado de la necesidad de una transformación diaria y hemos visto que viene por
medio de una renovación diaria de la mente. Ahora nos queda por ver cómo se puede lograr esta transformación.
El Medio de la Transformación.
La Biblia nos enseña que el medio de la transformación del cristiano en la imagen de Cristo es: la Palabra,
utilizada por el Espíritu Santo.
CONCLUSION
En esta lección hemos visto lo imprescindible de una vida transformada. Encontramos que la clave de
esta transformación es la renovación continua de la mente. Y además, aprendimos que el Espíritu Santo utiliza la
Palabra de Dios para lograr esta transformación.
Así que, es necesario vivir en la Biblia todos los días. Siendo de tanta importancia la Biblia, es de suma
importancia que aprendamos como sacar el mejor provecho de ella.
En la próxima lección nos dedicaremos a un estudio de la vida devocional, y en especial, como aprovechar
el estudio bíblico.
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DISCIPLINA CRISTIANA
Cuestionario
LECCION 5
SECCION B
NIVEL 1
Nombre: ___________________________________________________________.
1. Las cuatro dimensiones de la fe deben ya formar parte dinámica de tus pensamientos. Platica con tu
compañero de diálogo hasta donde las estás practicando.
2. ¿En que actitudes y costumbres consideras que todavía estas “conformado a este siglo”? haz una lista.
3. ¿En que actitudes y manera de actuar consideras que has sido transformado?
4. Para estar transformado completamente en la imagen de Cristo, ¿Qué otros cambios son necesarios? ¿estas
dispuesto a hacerlos?
5. Tomando en cuenta que la mente es el campo de batalla en la vida espiritual, ¿Cuántos de tus pensamientos
se ocupan en las cosas de Dios y cuánto en lo material, lo carnal y lo pecaminoso?
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6. ¿Estás satisfecho con tu práctica de estudio bíblico? Platicar un caso que ha sucedido últimamente en que
el Espíritu usó la Palabra para hablarte y efectuar un cambio en tu vida.
NIVEL 2
DISCIPLINA CRISTIANA
LECCION 6
SECCION A
PARTE I
INTRODUCCION
El cristiano que desee experimentar el poder de Dios en su vida necesita un tiempo a solas con el Señor
todos los días. Es esta una necesidad imprescindible, tan importante como las horas de práctica del estudiante de
piano o las horas de entrenamiento del joven que aspira a ser campeón de maratón. La persona que se sienta
demasiado ocupada para apartar un periodo exclusivamente para la oración y la lectura de la Palabra de Dios,
difícilmente evitará una vida espiritual mediocre. Dedicamos esta lección y la siguiente a un estudio de cómo
llevar a cabo esta “hora devocional”.
¿QUÉ ES LA HORA DEVOCIONAL?
ES UNA HORA ESPECIAL
Hay dos manifestaciones de la vida devocional, ambas de igual importancia. Primero, nuestra comunión
con el Señor debe ser una realidad durante todo el día. Pablo se refería a esto al ordenarnos: “Orad sin cesar”. (1
Tesalonicenses 5:17). El hijo de Dios debe cultivar el arte de estar en comunión con el Señor a toda hora del día
y donde quiera que se encuentre. Este arte consiste en disciplinar la mente para que, consciente o
inconscientemente, siempre esté dirigida hacia Dios. Volveremos a tocar este punto más adelante en esta lección,
cuando estudiemos como usar la Biblia como “vitaminas”.
La segunda manifestación de nuestra vida devocional está en una hora apartada específicamente para
este propósito. ¡Esto no es fácil! La carne y el diablo lucharán para convencernos de que esto no es posible. Pero
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si persistimos en el esfuerzo, pidiéndole al Señor que nos ayude, llegaremos a tener esta hora como una parte de
nuestra agenda y llegará a ser tan indispensable como la hora de comer.
¿Cuando? Como regla general, la mejor hora para nuestro tiempo devocional será la primera hora de la
mañana. Hay buenas razones para esto: Primero, la mayoría de nosotros es la hora cuando la mente esta mas
fresca y así estamos en mejores condiciones para escuchar la voz del Señor a través de su Palabra y la oración.
Segundo, es la hora que más fácilmente podemos controlar. Tantas cosas pueden estorbar en la noche: visitas,
una reunión en la iglesia, un programa especial de televisión. Así que llegando tarde a la casa, o despidiéndonos
de nuestros invitados a una hora avanzada, es difícil pasar nuestro tiempo devocional con entusiasmo y provecho.
En Tercer Lugar, hay más posibilidades de estar en la primera hora de la mañana. Poniendo el despertador para
que nos levante una media hora o más antes de los demás de la familia, tenemos la oportunidad de estar en
comunión con el Señor sin peligro de alguien nos estorbe. La última ventaja de apartar la primera hora del día
para la comunión con Dios es poder así influir positivamente todo el resto del día. Es difícil tener un día lleno de
nerviosismo y frustración si lo iniciamos con una hora amena con el Señor y su Palabra.
Por supuesto aun con tantas ventajas, la primera hora del día no es la mas ideal para algunos. Hay personas
que tardan horas en sentirse bien despiertas. Para éstos, la primera hora de la mañana es la menos indicada para
un tiempo creativo con Dios. En este caso, las latas horas de la noche son las más recomendables para su hora
devocional, porque es cuando la mente está despierta.
Algunos han podido, con provecho, dividir su tiempo devocional entre noche y mañana; por ejemplo, se
puede dedicar un período a la oración en la noche y un tiempo para la lectura bíblica en la mañana.
Así es que cada quien debe buscar la hora que mas le convenga. ¡Lo importante es apartar esta hora!
¿Dónde? Es importante tener un lugar aparte para nuestro tiempo devocional. Lo más deseable es un
cuarto o un rincón en donde uno pueda estar completamente a solas. Si tiene uno que compartir su habitación con
otra persona, esto puede ser difícil. En este caso, debe buscar un tiempo cuando una parte de la casa este
desocupada; por ejemplo, la cocina muy de mañana o muy de noche. Si no es posible apartarse físicamente, se
puede apartar mental y espiritualmente. Por ejemplo, se puede aprender como andar por una calle atestada de
personas y aun así sentirse solo con el Señor en la oración.
Hay una ventaja en tener un lugar especifico para el tiempo devocional: este lugar llega a significar para
nosotros un santuario; entrando en él y recordando momentos sagrados que hemos pasado allí, de inmediato se
prepara el espíritu y la mente para la comunión con Dios.
De mucha bendición también es celebrar de vez en cuando un retiro personal. No hablamos aquí de días
apartados por la iglesia, sino de un ejercicio espiritual individual y solitario. Pasar todo el día solo en el campo,
en comunión con el Señor, puede significar una renovación espiritual y un gran adelanto en nuestro crecimiento.
¿Cuánto tiempo? La cuestión de cuanto tiempo debe ocupar la hora devocional es delicada y esta
relacionada con factores incluidos en esta practica. En primer lugar, entendemos que uno debe empezar con algo
de tiempo, aun si se trata nada más de diez minutos. En segundo lugar, es importante recordar la advertencia de
Cristo contra los que “piensan que por su palabrería serán oídos” (Mateo 6:7b). El Señor no mide la eficacia de
nuestras oraciones con un reloj; más bien, lo importante es como aprovechamos el tiempo que dedicamos a la
oración.
No obstante, lo susodicho, el que inicia una disciplina de oración y estudio bíblico se encontrará alargando
el tiempo dedicado a esta hora devocional. Sus motivos de oración (veáse la lección siguiente) irán en aumento y
su delicia en el estudio de la Biblia le provocará el deseo de pasar más tiempo en esta práctica.
Muchas personas de madurez en su vida devocional testifican que como mínimo utilizan una hora para la
oración y el estudio bíblico. El promedio vacilará entre una y dos horas. Claro que aun este tiempo no basta;
recordamos la bien conocida observación de Martín Lutero que, cuando lo esperaba un día de mucha actividad, se
veían siempre en la necesidad de levantarse temprano y pasar tres o cuatro horas en oración para así prepararse
debidamente.
73
Su Propósito.
Estamos hablando en esta lección de un estudio personal, para provecho personal. No pensamos en
estudios que llevamos a cabo con el propósito de preparar un sermón o un devocional. En esta práctica recibimos
la alimentación personal que nos hace falta para nuestras vidas. Así que, este estudio tiene el propósito de
compenetrar la mente de Dios; so es, de conocer a Dios: como es, como trabaja, que quiere para nosotros.
Entendamos que nuestra meta no es “aprender” o “conocer más datos”. Si así fuera, podríamos salir fríos de
nuestros estudios bíblicos, sin provecho espiritual. Nuestra meta es un encuentro con Dios; si nuestro anhelo al
acercarnos a la Biblia es conocer al Señor, nuestro tiempo de estudio bíblico será de provecho y bendición.
Mateo 13:52 dice: “Todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que
saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas”. Al estudiar la Biblia sacamos cosas “viejas” como quesos, y cosas
“frescas” como huevos; eso es, repasamos verdades que no habíamos visto antes y verdades ya conocidas, pero
todo resulta de bendición cuando es calentado en el corazón que anhela conocer al Señor.
A continuación presentamos un plan que se puede usar bien en los Evangelios, los Libros Históricos y las
Epístolas Doctrinales.
(1) Escoger una lectura corta, para así dar tiempo a la meditación.
(2) Hacer una lista de los pensamientos principales que encuentre en el pasaje. Hacerlo en forma de
título o temas, usando un cuaderno.
(3) Seleccionar una pensamiento precioso para estudiar a fondo; puede ser un versículo o una verdad
clave que le interese en particular.
(4) Luego, entrar en una meditación concentrada:
a. ¿Qué dice el versículo? Explicar en sus propias palabras el propósito principal; por ejemplo,
enseñanza, mandamiento, ejemplo o promesa.
b. ¿Qué significa? Primero en forma general y luego para su propia vida.
c. ¿Cómo se podría compartir con otros? Pensar en ilustraciones o ejemplos bíblicos y anotar para
uso futuro.
(5) Terminar con una oración que incluya acción de gracias y alabanza, confesión de pecados, petición
e intercesión.
Si desea utilizar este método de pasajes cortos, pudiera usar el plan siguiente, estudiando así Filipenses
por veinte días:
CONCLUSIÓN
77
Hemos dicho que la vida devocional se expresa en dos formas: en comunión con el Señor todos los días y
en una hora apartada específicamente para este propósito. Las dos son de igual importancia, pero probablemente
la hora devocional tiene prioridad, ya que alimenta la meditación continua.
En esta lección hemos estudiado la técnica del estudio bíblico en la hora devocional. En la próxima nos
concentraremos en como orar eficazmente en esa hora.
DISCIPLINA CRISTIANA
Cuestionario
LECCION 6
SECCION A
NIVEL 1
Nombre: _________________________________________________________.
INVENTARIO PERSONAL
1. Como promedio ¿Cuánto tiempo diario pasas en la lectura devocional de la Biblia y la oración? ¿Lo
consideras adecuado? Explicar.
2. ¿Has tenido una hora fija para la lectura bíblica y la oración? Si es así, ¿Has cumplido fielmente? Si no
es así, ¿Desde ahora, apartarás una hora para hacerlo?
3. Seleccionar un pasaje que consideras “manzana” y explicar a tu compañero de diálogo por qué.
4. Seleccionar un pasaje que consideras “naranja” y hacer el trabajo necesario para quitarle la “cáscara”.
Luego escribir lo que aprendiste en el estudio.
78
5. Iniciar tu lista de “vitaminas bíblicas” y seguir adelante hasta tener cuarenta versiculos aprendidos de
memoria.
NIVEL 2
3. Seleccionar un pasaje corto y tratarlo como “papas y carne”, incluyendo el “Plan para el estudio de
Pasajes”. Presentar por escrito el fruto de este esfuerzo.
DISCIPLINA CRISTIANA
LECCION 6
SECCION B
PARTE II
LA ORACION
INTRODUCCION
En la sección anterior vimos la necesidad de la hora devocional en la vida del cristiano que desea vivir la
vida victoriosa en el espíritu. Notamos que entraña tres componentes, y vimos los dos primeros: Las Cuatro
Dimensiones de la Fe y el estudio Bíblico. En esta sección nos ocuparemos en el estudio del tercer componente,
la Oración.
¡Es indispensable que el cristiano tenga como una práctica diaria y disciplinada, la oración! Primero
porque nosotros en lo personal necesitamos la oración. Sin este tiempo con el Señor la vida se vuelve estéril.
¡Imagínese como ría una familia si el hijo no hablara con el papá! Así también resulta en la familia de Dios cuando
un hijo corta la comunicación.
Segundo, la oración es indispensable en la vida del creyente, porque otros necesitan que oremos por ellos.
La oración cambia las cosas; es una potencia extraordinaria. Veremos esto a continuación cuando tratemos la
oración intercesora.
En tercer lugar, ¡La oración es indispensable, porque Dios la necesita! La Biblia enseña claramente que
Dios depende de la oración. Hay otras cosas que Dios no hace aparte de nuestras oraciones. Mateo 9:38 es un
ejemplo. Cristo dice: “Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”. Ahora bien, si Dios
quisiera hacerlo, lo hace sin nuestras oraciones. Pero Cristo indica claramente que no lo hace.
79
Por último, debemos orar porque es un mandato de Dios. Si este fuera el único motivo, sería más que
suficiente. Ya que Dios ordena que oremos, si no lo hacemos, ¡es pecado!
Si, la oración como práctica diaria y disciplinada de nuestra vida es indispensable. Conceda el Señor que
esta lección le inspire a usted a poner más atención en la oración y le ayude a orar en forma más eficaz.
Nuestro propósito en esta lección es destacar la oración, no como ejercicio piadoso, sino como trabajo.
Para que demos la debida atención a nuestra responsabilidad de orar, precisa que entendamos que la oración es
una parte íntegra e indispensable para la conquista de esta tierra para nuestro Señor. ¡Si, es trabajo! Veamos
algunas razones:
La oración es trabajo porque da resultados mensurables. Cristo nos exhorta a orar por motivos específicos,
esperando resultados específicos. Cualquier cristiano que se haya dedicado por algún tiempo a este ministerio
puede facilitar datos concretos para comprobar este hecho.
La oración es trabajo porque, porque como cualquier otro trabajo, responde al empleo de técnicas
correctas. No negamos que Dios no conteste una y otra vez oraciones sinceras sin que el orador haya pensado en
llenar determinados “requisitos”. Pero, en cambio, la Biblia pone ciertas condiciones para que seamos poderosos
en la oración. Algunas de estas condiciones se aprenden solamente a través de la práctica.
La oración es trabajo porque requiere tiempo. En la sección anterior tocamos la cuestión de cuánto tiempo
se debe dedicar a la oración y observamos que cuánto más uno se profundiza en su vida espiritual, cuánto mas
tiempo requiere para su hora devocional. Aunque es cierto que el Señor no mide nuestras oraciones con un reloj,
es también cierto que el tiempo que pasamos en oración es una medida de nuestra eficacia en este ministerio.
Por último, la oración es trabajo porque, como en el caso de cualquier otro trabajo, es más efectivo cuando
oramos juntos y unidos, Cristo dejó una promesa maravillosa del poder de la oración, si dos creyentes se ponen de
acuerdo (Mateo 18:19). El Libro de los Hechos relata milagros como resultado de la iglesia orando unida (Hechos
4:31; 12:5-17, etc.).
Sí, la oración es trabajo. Pero no hemos de pensar que es trabajo en el sentido de “buenas obras”: algo
que hacemos para ganar el favor de Dios. Más bien es poner a trabajar algo que Dios ya ha hecho; es librar una
potencia que el Señor ha dejado en esta tierra en virtud de la obra de Cristo Jesús.
Toda oración eficaz se inicia con la confesión de pecado. Sin la confesión de pecado, el canal al Señor
queda cerrado. Cuando reconocemos que hemos fallado y pedimos el perdón del Señor, quitamos el obstáculo
para que Dios conteste nuestras peticiones y nuestra intercesión.
Pero el perdón de pecados sería imposible sin la obra de Cristo en la cruz. Dice Juan,
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
El perdón de pecados, no obstante, no es una cosa automática; Juan explica,
“La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7).
Dios nos perdona de nuestros pecados, porque en la cruz, Cristo fue “herido por nuestros pecados; el
castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5b).
Cuando confesamos nuestros pecados, pues, algo sucede; ¡Una verdadera obra de Dios! Ponemos a
trabajar la obra redentora de Cristo en la cruz.
La oración también es trabajo, en la oración de petición colaboramos con Dios para librar todo el poder
almacenado en sus promesas; nada más mencionaremos una:
“Y todo lo que pidiereis al padre en mi nombre, lo haré para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”. (Juan 14:13-
14).
Si la oración de confesión libra el poder de la cruz, como ya vimos, podemos afirmar con igual seguridad
que la oración de petición libra el poder de la resurrección. Recordemos lo que vimos en la Lección 3 que, según
Efesios 1:15-23, la resurrección hizo posible que Dios pusiera a nuestra disposición “supereminente grandeza de
su poder” (v. 19).
¿QUÉ ES LA INTERCESIÓN?
Mientras que la confesión de pecados y la petición tienen que ver con uno mismo, la intercesión es oración
que hacemos a favor de otro. Proviene el vocablo de dos palabras latinas que significan literalmente, “pasar entre
dos personas”. Así que practicamos la intercesión cuando nos colocamos entre otra persona y Dios, suplicándole
a Dios que perdone a otro, que le bendiga, que quite un sufrimiento, que le sane, que le salve, que le use, etc.
La oración de Abraham a favor de Sodoma, es un buen ejemplo (Génesis 18:16-33). Cuando Dios le reveló
a Abraham que se proponía destruir a esa ciudad por sus pecados. Abraham suplicó:
“quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no
perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos dentro de ella?”.
Abraham siguió implorando así hasta que el Señor aceptó que perdonaría a la ciudad si se encontrasen
nada más diez justos.
En forma igual Dios nos ha dado a nosotros algo que es a la vez una gran oportunidad y una tremenda
responsabilidad: espera que nosotros intercedamos en bien de otros para que él pueda bendecidlos como es su
deseo hacerlo.
LA INTERCESIÓN ES TRABAJO
En su carta a los Colosenses Pablo describe un trabajo que él está haciendo a favor de ellos:
“… a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual trabajo
luchando según la potencia de él, la cuál actúa poderosamente en mí. Porque
quiero que sepáis cuan gran lucha sostengo por vosotros” (Colosenses 1:29-
2:1a).
Nos impresionan las palabras fuertes que Pablo emplea para describir la obra que esta haciendo: “trabajo”
en griego es la palabra, un vocablo utilizado para significar un esfuerzo extraordinario, trabajando hasta el
punto de “caer rendido de cansancio”.
Las palabras “luchando” (v. 29) y “lucha” (2:1), provienen del vocablo griego . De esta raíz
proviene también nuestra palabra agonizar, que significa “sufrir angustiosamente” y la que también es empleada
para describir la lucha de un moribundo contra la muerte. En el tiempo de pablo era usada para describir el esfuerzo
de los que competían en los juegos olímpicos; por ejemplo el corredor en el maratón, llegando hasta la meta, su
cuerpo atormentado, los pulmones ardiendo, las piernas adoloridas casi al punto de desmayarse.
81
Es de notar que no es éste un trabajo que Pablo hizo de su cuenta: declara que lucha “según la potencia
de él, la cual actúa poderosamente en, mí”. Pablo está trabajando, esto es cierto, pero su trabajo consiste en librar
la potencia de Dios para que le utilice como canal de bendición para lograr sus propósitos divinos.
Ahora bien, ¿Qué clase de trabajo está haciendo Pablo? Hemos de tomar en cuenta dos limitaciones que
le están impuestas. En primer lugar, Pablo se encuentra lejos de los hermanos de Colosas. En segundo lugar,
Pablo se encuentra en prisión. Bajo tales condiciones, ¿Qué clase de trabajo pudiera hacer, que clase de lucha
podría sostener que beneficiaría a los Colosenses?
La respuesta la encontraremos en los pasajes paralelos. En Colosenses 4:12 Pablo escribe:
“Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando
encarecidamente por vosotros en sus oraciones para estéis firmes, perfectos y
completos en todo lo que Dios quiere”.
La palabra griega traducida “encarecidamente” proviene de la raíz traducida “luchando” en 1:29.
Pudiéramos parafrasearlo así: “siempre luchando en oración por vosotros”. Es interesante notar que el objeto de
esta “lucha en oración” es que los colosenses estén firmes, perfectos y completos, el mismo fin que Pablo tenía en
su lucha de 1:28-29.
Otro pasaje semejante se encuentra en Romanos 15:30:
“Pero os ruego hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu,
que me ayudéis orando por mí a Dios”
Una vez más Pablo emplea la palabra griega que lignifica “lucha”, literalmente su súplica es “que luchen
conmigo en vuestras oraciones por mí a Dios”.
La conclusión es obvia: El trabajo que Pablo hace, la lucha que sostiene a favor de los colosenses en 1:29;
2:1, es la oración intercesora; Pablo considera que la intercesión es un trabajo duro y poderoso; es una lucha que
hace posible que Dios libre en nosotros su potencia irresistible.
Y, ¿contra quien es esa lucha? Pablo nos da la respuesta en Efesios 6:12:
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra las
huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.
¡La intercesión es un arma poderosa de Dios en la que la lucha que libra sus hijos y su iglesia contra el
reino de Satanás! ¿Hasta donde está usted poniéndose en las manos de Dios para que le utilice en la intercesión?
Pasemos a ver como la intercesión es una maravillosa colaboración entre el creyente y el Espíritu Santo:
Sin el creyente, la intercesión es imposible. A menos que nos pongamos a la disposición de Dios esta obra
y poderosa y única no se puede hacer. A primera vista, uno pudiera pensar que la intercesión es sencilla; no es
gran cosa orar por otra persona. Pero las experiencias de los grandes intercesores en la Biblia nos advierten que
no es tan sencillo: ser intercesor requiere que lleguemos a sentir en carne propia la condición de la persona por la
intercedemos. Tenemos que simpatizar con la persona, en el sentido de la raíz latina de esta palabra: “sufrir con”.
Moisés es un ejemplo. Dios reveló a Moisés que el pueblo de Israel, por haber hecho el becerro de oro y
haberlo adorado, merecían la muerte; estaba a punto de destruir a todo el pueblo y olvidarse de él para siempre.
Moisés se interpone entre Dios y el pueblo e intercede por ellos:
“Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque hicieron dioses
de oro que perdones ahora su pecado y si no ráeme ahora de tu libro que has
escrito” (Éxodo 32:31b-32).
La intercesión de moisés fue oída, porque se identifico absolutamente con Israel, hasta el punto de pedir a
Dios que le permitieses sufrir la misma surte que Israel merecía por sus pecados.
82
Esta participación plena en la condición del objeto de nuestra oración es lo que hace que la intercesión sea
distinta de cualquier otra forma de oración. El intercesor toma sobre si el Espíritu que Cristo tenía cuando platicaba
con María acerca de la muerte de Lázaro:
“Jesús entonces al verla llorando, y a los judíos que el acompañaban, también
llorando, se estremeció en espíritu… Jesús lloró” (Juan 11:33-35).
¡El Señor necesita intercesores! Pero no debemos ofrecernos para esta noble obra a menos que estemos
dispuestos a sufrir, a luchar como Pablo lo hacía. No es fácil ser intercesor; significa sufrir días de cansancio como
consecuencia de haber pasado tiempo la noche anterior en una agonía de intercesión.
Si, interceder es sufrir. Pero hemos de entender que este sufrimiento no es un estado emocional; es vivir
una realidad impuesta por el Espíritu Santo.
A la luz de lo que hemos visto hasta este punto, podemos entender mejor la enseñanza de Pablo acerca de
la intercesión en Romanos 8:26:
“y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidad; pues que hemos
de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos indecibles”.
Entendemos mejor los “gemidos” del Espíritu Santo en el contexto de los gemidos de la creación y los
“gemidos” nuestros: Primero, dice Pablo, la creación gime (v. 22) deseando que Cristo venga y la libre de la
esclavitud. En segundo lugar, nosotros también gemimos (v. 23), deseando que Cristo venga y nos redima de las
limitaciones de esta existencia carnal. Y, ¡Que maravilla! El Espíritu Santo, que mora dentro de nosotros sintiendo
nuestra desesperación, nuestra debilidad y nuestro sufrimiento, se une a nosotros con “gemidos indecibles” y los
traduce al lenguaje de Dios (v. 27), para que Dios entienda y Dios responda.
Así que, en la intercesión, el Espíritu Santo, es tanto nuestro ejemplo como nuestro aliado.
El Espíritu Santo es nuestro ejemplo en la intercesión, porque nos demuestra como hacerlo. Nos
demuestra, primero, que ha de haber en nosotros la disposición de ayudar a otro. La palabra “ayuda” en el versículo
26 proviene de uno de los vocablos griegos más largos de la Biblia: sunantilambanetai. Esta compuesta esta
palabra griega de tres partes: una preposición, anti, que significa estar frente a otra persona; otra preposición, sun,
que significa estar con otra persona; y un verbo que significa levantar; el Espíritu Santo se une a nosotros,
poniéndose al otro extremo, y junto con nosotros la levanta. Así que, este es el primer ejemplo que nos provee el
Espíritu: la disposición de ayudar a otro con una carga que éste sólo no puede llevar.
Segundo, el Espíritu Santo nos da ejemplo en que sufre con nosotros. Nos ve gimiendo y se une a nosotros
gimiendo con “gemidos indecibles”.
Pero el Espíritu Santo es más que un mero ejemplo; es también nuestro aliado en la intercesión. Nosotros
no somos capaces de hacer esta divina obra; cuando nosotros intercedemos, no lo hacemos nosotros, sino el
Espíritu Santo que pone en nosotros la disposición de ayudar a otro con la carga que éste no puede llevar; es el
Espíritu santo que nos hace capaces de sentir lo que siente otra persona, de sufrir lo que éste sufre.
En verdad, no hay muchos intercesores; hay solamente uno: ¡El Espíritu Santo! Lo que sucede es que el
Espíritu utiliza el cuerpo y el espíritu del creyente en la obra de intercesión, si se lo ofrecemos. Así que la frase
“el Espíritu mismo intercede por nosotros” significa, no solamente que el Espíritu pide al Padre que nos conceda
lo que nos hace falta para la perfección de nuestra salvación, sino también que el Espíritu intercede en nuestro
lugar.
Para ser un intercesor precisa que nos pongamos a la disposición del Espíritu, para que El nos utilice;
reproduciendo en nosotros el sufrimiento del objeto de nuestra intercesión y así preparándonos para que, a través
de nosotros pueda fluir el poder redentor de Dios.
83
Pablo declara que lucha (en oración) “según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí”
(Colosenses 1:29b). Este pasaje esta cargado de potencia las palabras “potencia” y “actúa” ambas provienen de
energein, la raíz de nuestra palabra “energía”. La palabra “poderosamente” proviene de dunamis, el vocablo
traducido “poder” en Hechos 1:8. De esta raíz proviene nuestra palabra “dinamita”. ¡La intercesión es poderosa!
Santiago dice: “la oración eficaz (también de energein) del justo puede mucho” (Santiago 5:16b). ¿Por qué tiene
tanta potencia la oración?
En primer lugar, la intercesión es potente porque es una expresión práctica del amor. Cuando deseamos
una bendición para otro, tanto que llegamos a sentir en nuestra propia carne sus penas, lo amamos en verdad.
En segundo lugar, la intercesión es potente porque constituye en el cristiano una continuación de la
redención que Cristo logró en la cruz.
Hemos estudiado el ministerio duro y poderoso que Pablo hacía en su intercesión por los colosenses, según
Colosenses 1:29. En el versículo 24 de este mismo capitulo Pablo afirma: “Ahora me gozo en lo que padezco por
vosotros, y cumplo en mi carne en lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia”. ¿Qué
es este padecimiento que Pablo sufre por los Colosenses, un padecimiento que hace posible que Pablo cumpla “en
mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo”? ¿Pudiera ser el duro trabajo de la intercesión al cual se refiere
unos versículos después? Parece que sí.
Isaías, capitulo 53 describe el sufrimiento de Cristo por nosotros. El versículo 11 dice, en parte, “por su
conocimiento justificará mi siervo justo a muchos”. ¿Conocimiento de qué? Pablo nos da la respuesta en 2
Corintios 5:21:
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que fuésemos
hechos justicia de Dios en él”.
Antes de morir en la cruz, Cristo no había conocido lo que significaba el pecado. Pero cuando llevó
nuestros pecados en la cruz, “llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestras rebeliones” (Isaías 53:4), adquirió
un nuevo conocimiento. Y fue este conocimiento que hizo posible nuestra redención.
Ahora bien, apreciamos un paralelismo espiritual impresionante entre la redención en la cruz y la obra de
la intercesión. En la cruz, “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6b). En la intercesión, el
Espíritu carga sobre nosotros la condición de la persona por quien estamos orando. Así que llegamos a “cumplir
en nuestra carne la que falta de las aflicciones de Cristo”. Así que estamos “luchando según la potencia de él, la
cual actúa poderosamente en (nosotros)”. En la oración intercesora, concluimos, Cristo continua su obra de
redención.
¿Desea usted entrar a esta gran obra de intercesión? ¡Requiere mucho! En primer lugar requiere una
gran fe; la fe que Dios quiere y puede hacer maravillas por medio de nosotros. Además, requiere un gran amor;
un amor semejante al que Abraham sentía por Lot y que le impulsó a interceder por Sodoma. Sobre todo, requiere
una gran renunciación, porque el intercesor tiene que invertir mucho tiempo y grandes energías en este ministerio.
La intercesión es una batalla contra el reino de Satanás: una batalla que requiere tiempo. Tiene el
intercesor que luchar, en cooperación del Espíritu, contra la debilidad de su propia carne y voluntad. Luego, el
Espíritu tiene que infundir al intercesor aquel “conocimiento” experimental de la condición del objeto de su
intercesión. Entonces el intercesor esta preparado para hacer la oración d efe en el poder del Espíritu.
84
LA DISCIPLINA DE LA ORACION
TRES ELEMENTOS
La oración es una parte clave de la Hora Devocional. Y para que sea eficaz, debe entrañar tres elementos:
1. Debe ser Definida. No significa nada orar por “todos los enfermos y afligidos”. Debemos orar por
otros por nombre.
2. Debe ser Diaria. Es por esto que hemos insistido en una hora fija que guardamos sin excepción.
3. Debe ser Disciplinada. Hemos de aplicar las técnicas espirituales de la fe. En la lección anterior
sugerimos como utilizar las Cuatro Dimensiones de la fe, a fin de prepararnos para nuestra Hora Devocional.
El desarrollo de nuestro tiempo de oración debe seguir un orden definido. Algunos han encontrado una
ayuda en este respecto utilizando “los círculos de oración”:
Se inicia la oración en el círculo interior; con confesión de pecado y peticiones por nuestras propias
necesidades espirituales. Se pasa luego, a las necesidades de la familia y luego a nuestro trabajo, incluyendo
trabajo secular, la iglesia, etc. Por ultimo, se pasa a orar por todo lo que queda fuera de los círculos interiores.
Entonos los círculos, la oración ha de ser definida: con nombre y necesidades concretas.
EL MUNDO
MI TRABAJO
MI FAMILIA
YO
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Desde luego, la oración siempre ha de ser terminada con acción de gracias y alabanza. Algunos
prefieren que estas sean al principio de la oración.
CONCLUSIÓN FINAL
Se ha terminado nuestro estudio. Dijimos al principio que el estudio tenía un propósito sumamente
practico: el de ayudarle a entrar a la vida de la Plenitud del Espíritu, una vida victoriosa. ¿Será realizado este
propósito en la vida de usted? Depende de que usted de los tres pasos indispensables para ello.
El primer paso es la aceptación mental. Si esta dispuesto a afirmar: “creo que lo que estudié en este
curso es cierto”, ha dado el primer paso.
El segundo paso es aceptación con la voluntad. ¿Esta dispuesto a tomar una decisión? ¿Dirá, “Debo
hacerlo y lo haré”? Si es así, ya ha dado el segundo paso.
Hasta este punto usted está en la posición legal. La pregunta crítica en este punto es si pasará de la posición
legal hasta la posición experimental. En cuanto a cualquier enseñanza bíblica. Uno entra a la posición legal
cuando la acepta con la mente y con la voluntad; pero esta verdad no tiene ningún efecto práctico en su viuda hasta
que pase a la posición experimental; esto es, hasta que la ponga en práctica.
Hermano, tome la decisión en este momento de dar el tercer paso: haga una parte integra de su vida a
la disciplina espiritual que ha aprendido en este estudio. Recuerde que no se trata de un esfuerzo en la carne.
Se trata de colaborar con el Espíritu Santo, poniéndose en sus manos para que efectúe en su vida el propósito que
el señor tiene para usted.
¿Tendrá usted esta vida en el Espíritu que es su heredad? ¡Depende de usted!
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DISCIPLINA CRISTIANA
Cuestionario
LECCION 6
SECCION B
NIVEL 1
Alumno: ____________________________________________________.
En este último diálogo con tu compañero, examina bien la eficacia de tu vida de oración.
5. Lección por Lección, repasar los puntos más importantes. Ahora, ¿hasta que punto has llegado?
(1) ¿Aceptas que los puntos presentados son verídicos y dignos de practicar?
(2) ¿Estás dispuesto a hacer de la Disciplina Cristiana una parte diaria de tu vida?
(3) ¿Hasta que punto has llegado al tercer paso: aquel de la posición experimental? Sé franco y especifico.
NIVEL 2
1. Escribir 750 palabras sobre “La Oración como Trabajo”, haciendo hincapié especialmente en la oración de
Intercesión.
87
2. Escribir 500 palabras sobre el tema “Lo que ha significado para mí este Estudio”. Indicar los puntos que
mas le han ayudado, y cualquier punto que le parezca no bien fundado o que no es práctico. Indicar sus
planes para incorporar este estudio a su vida real.