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Resolución: 17767 - Secretaría: UNICA

Santiago, cuatro de mayo de dos mil once.


Vistos:
En estos autos rol Nº 759-2009 caratulados ?Fuentes Castro Patricio
con Codelco?, juicio ordinario por indemnización de perjuicios, la
parte demandada Sociedad Somacor Limitada ha deducido recurso de
casación en el fondo contra la sentencia de la Corte de Apelaciones
de Santiago que revocó la de primera instancia en cuanto había
acogido la demanda de indemnización de perjuicios a título de lucro
cesante, negándole lugar por tal concepto, y la confirmó con
declaración de que los demandados quedan solidariamente condenados al
pago de la suma de $ 80.000.000 a título de daño moral en beneficio
de los demandantes Patricio Fuentes Castro y Jenny del Carmen
Valdivia Urra y la cantidad de $ 5.000.000 para los actores René
Fuentes Valdivia y Gustavo Fuentes Valdivia, por el mismo concepto.
Se trajeron los autos en relación.
Considerando:
PRIMERO: Que en su libelo de nulidad el recurrente denuncia la
vulneración de los artículos 2314, 1437, 2329, 1698, 2320 y 2322 del
Código Civil y además del artículo 76 de la Constitución Pol dtica de
la República en relación a los artículos 1 y 10 del Código Orgánico
de Tribunales.
Explica que la sentencia impugnada acogió la demanda de indemnización
de perjuicios prescindiendo en su análisis de la determinación y
concurrencia del elemento de causalidad, el que erróneamente incluye
en la culpa, defecto que incide en el error de establecer que la
responsabilidad que a la recurrente le cabría en estos hechos debe
deducirse desde el resultado del hecho dañoso ?la muerte de un
trabajador- coligiendo de ello una supuesta negligencia que le cabría
al recurrente en su calidad de empleador, por infracción del deber de
seguridad y cuidado que habría sido establecido por órganos
administrativos ajenos a la función jurisdiccional.
De otra parte, sostiene que el fallo aplica equivocadamente el
estatuto de responsabilidad contractual para el solo efecto de
presumir la culpa, pero que en lo demás se funda en las normas que
regulan la responsabilidad extracontractual y, dentro de ellas,
aplica de manera incorrecta al caso la teoría del riesgo creado.
Además, denuncia que la sentencia ha infringido la carga de la prueba
en lo relativo al daño moral demandado, el que, en concepto del
recurrente, debe determinarse de acuerdo a las reglas generales sin
que exista norma que autorice al juez a presumirlo, lo que se hace
patente por la existencia de razonamientos jurídicos distintos que se
observan en el fallo, el que en un caso acude y da énfasis a la
prueba aportada por el actor y en otro pondera el daño moral sin
probanza que lo sostenga.
SEGUNDO: Que al explicar cómo los errores de derecho denunciados han
influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo, señala que de
no haberse incurrido en ellos no podría haberse establecido la
responsabilidad que se ha declarado, ya que al desconocerse las
circunstancias que rodearon la muerte del trabajador resulta
imposible formular causas hipotéticas y, por lo mismo, dejar de
considerar las distintas hipótesis de exoneración de responsabilidad
que formuló en su defensa la recurrente. De haberse aplicado
correctamente las reglas generales de responsabilidad
extracontractual, por culpa probada, necesariamente se habría
rechazado la demanda, ya que, reitera, la actora nada pudo probar
respecto a las circunstancias de la muerte del trabajador. El defecto
de prescindir de la relación de causalidad ha llevado a los
sentenciadores a descansar en la responsabilidad declarada por
órganos ajenos a la actividad jurisdiccional.
TERCERO: Que conviene analizar, en primer término, la efectividad de
haber existido la infracción de las normas reguladoras de la prueba
que se denuncia, las que, como lo ha sostenido reiteradamente esta
Corte Suprema, cabe entender vulneradas cuando los sentenciadores
invierten el onus probandi o carga de la prueba, rechazan las pruebas
que la ley admite, aceptan las que la ley rechaza, desconocen el
valor probatorio de las que se produjeron en el proceso cuando la ley
les asigna uno determinado de carácter obligatorio, o alteran el
orden de precedencia que la ley les diere.
CUARTO: Que el recurrente ha sostenido que el fallo recurrido altera
la carga de la prueba al condenarlo al pago de una indemnización por
daño moral pese a que estableció que no existen pruebas respecto de
tres de los cuatro demandantes, ya que sólo en el caso de uno de
ellos -Patricio Fuentes- se acompañó un informe sicológico que fue
ratificado por su autor. Destaca que la sentencia de segundo grado,
en su motivo sexto, declara que además de dicha probanza ?no se ha
rendido otra prueba directa al efecto? y, sin embargo, para los
restantes actores declaró la procedencia de la indemnización por daño
moral en base a meras conjeturas, incurriendo en el error de suponer
que cierto hecho provoca necesariamente un grado de aflicción para
todos sin ser necesaria su demostración en juicio, lo que implica
desconocer la diversidad interna de cada persona, equiparando el
dolor probado en uno con el no probado en otro, relevando a cada
demandante de su obligación de probar su propio daño reclamado.
QUINTO: Que en lo relativo a este capítulo de impugnación debe
recordarse que el fallo de segunda instancia confirmó lo razonado y
resuelto en la sentencia de primer grado teniendo además presente las
consideraciones que expone, algunas de las cuales han sido objeto del
reproche del recurrente que se viene analizando.
Lo cierto es que la sentencia dictada por el Juez del Décimo Séptimo
Juzgado Civil de Santiago analiza la prueba que al efecto rindió la
actora, la pondera y conforme a ella funda su decisión de acoger la
demanda en lo que al daño moral se refiere.
En efecto, los nu merales 24, 26 y 27 de su motivo segundo se
refieren a las declaraciones de los testigos de la actora que
mencionan los sufrimientos y padecimientos sufridos por toda la
familia del trabajador, incluyendo en sus dichos a la madre y los
hermanos. El motivo quinto del fallo expone la manera en que se
pondera la prueba rendida asignando en el motivo siguiente la calidad
de presunciones judiciales, en el carácter de graves y precisas, a
las declaraciones de los referidos testigos. Asimismo, el motivo
noveno da cuenta de la apreciación comparativa de los medios de
prueba para dar por probados, en el motivo décimo quinto, los hechos
constitutivos del daño moral demandado y, en el décimo sexto, la
relación de causalidad entre el hecho de la muerte y el daño moral
pretendido.
Así, el fallo impugnado ha hecho suyos tales razonamientos, de manera
que la afirmación de no haberse rendido otra prueba directa, que no
fuera la que se menciona en el primer párrafo del motivo sexto,
carece de la relevancia y trascendencia que le atribuye el
recurrente.
SEXTO: Que atento a lo expuesto y habida consideración que el recurso
discurre únicamente sobre la base de una inexistencia de medios
probatorios, los que sí fueron producidos en juicio, ponderados y
considerados según su mérito, no resulta demostrado que la sentencia
recurrida haya infringido las normas reguladoras de la prueba en lo
que a su carga se refiere, por lo que en cuanto a este capítulo el
recurso no puede prosperar.
SÉPTIMO: Que las alegaciones del recurrente referidas a la infracción
de los artículos 2314, 1437, 2329, 1698, 2320 y 2322 del Código Civil
denuncian que el fallo recurrido: a) no abordó el elemento de la
causalidad, el que dedujo o incluyó en el elemento culpa; b) imputa a
las demandadas ser culpables tanto del hecho propio como del ajeno,
sin precisar cuál fue la acción u omisión de los dependientes que
origina la responsabilidad de las demandadas, considerando que no
pudo establecerse las circunstancias de la muerte del trabajador; c)
deduce la culpa de las demandadas únicamente por la ocurrencia de la
muerte del trabajador; d) pese a haberse demandado en sede
extracontractual, determina la culpa, presumiéndola, en base al
incumplimiento de una obligación contractual; e) aplica erróneamente
la presunción de culpa en sede extracontractual contenida en el
artícu lo 2329 del Código Civil; y f) interpreta y aplica en forma
improcedente la teoría del riesgo creado.
OCTAVO: Que para abordar este capítulo del libelo de nulidad debe
señalarse, en lo que interesa para la adecuada resolución del
recurso, que en la sentencia impugnada ha quedado asentado que:
1.- A las 9:30 horas del día 30 de octubre de 2004 fue encontrado el
cuerpo sin vida del trabajador Nicolás Fuentes Valdivia, de 19 años
de edad, indicando su certificado de defunción como causa de la
muerte asfixia por sofocación/accidente del trabajo. Dicho trabajador
había sido contratado el 4 de octubre de 2004 para desempeñar
funciones como operador de aseo en la Planta Caletones de la División
El Teniente de Codelco, pero encontró la muerte desarrollando labores
distintas a aquellas para las cuales fue contratado.
2.- Esas nuevas funciones, consistentes en la selección de material
conducido por la cinta transportadora 210 desde la Planta de Filtro y
Secado hacia un chute de vaciado para su posterior procesamiento, ya
las había realizado los días 26 y 27 de ese mismo mes y año,
recibiendo capacitación consistente en charlas y entrega de
procedimiento elaborado por la recurrente.
3.- Al momento de ocurrir el accidente el occiso se encontraba solo
en el lugar, la correa transportadora en la que trabajaba carecía de
rejas o elementos de protección a sus costados (a diferencia de otra
contigua que sí los tenía), no existía en el lugar de trabajo
adecuada señalética de seguridad o se encontraba en mal estado, el
suelo o piso del lugar de trabajo se encontraba resbaladizo por la
existencia de abundante polvo y material de desecho y sobre la correa
transportadora existía una cámara de video, la cual no se encontraba
operativa.
4.- Hasta la ocurrencia del accidente, la nueva función encargada al
trabajador tenía una evaluación de riesgo leve y no contaba con
procedimiento escrito. Con posterioridad al accidente, por
recomendación del Sernageomín, de la Dirección del Trabajo y del
Servicio de Salud O'Higgins, se reemplazó el referido procedimiento
por uno escrito, de Trabajo Seguro, para retirar materiales
contaminantes de la correa 210 y se dispuso la capacitación de los
operarios sobre los riesgos específicos de la tarea, señalándose que
dicha labor debe ser desempeñada por a lo menos dos personas, y
5.- Los órganos administrativos encargados de fiscalizar la labor de
la demandada determinaron numerosas deficiencias en materia de
seguridad y prevención de riesgos, disponiéndose diversas acciones
correctivas destinadas a reforzar la actividad preventiva.
NOVENO: Que los referidos hechos han sido declarados por los jueces
del grado como constitutivos de infracción de diferentes
disposiciones legales y reglamentarias relacionadas con seguridad
industrial, minera y del deber general de seguridad que obliga a los
empleadores, contenidas en el artículo 184 del Código del Trabajo, en
la Ley N° 16.744 sobre Accidentes del Trabajo y Enfermedades
Profesionales, en el Decreto Supremo N° 40 de 1969, Reglamento de la
citada ley, en el Decreto Supremo N° 40 de 1969 sobre Prevención de
Riesgos Profesionales, en el Decreto Supremo N° 72, Reglamento de
Seguridad Minera y en el Decreto Supremo N° 205 de 1970, del
Ministerio del Trabajo.
DÉCIMO: Que asimismo, sobre tales hechos, los jueces del grado
concluyeron que la causa básica del accidente fue: ?haber destinado
al trabajador a actividades de apoyo a la producción, de mayor riesgo
que aquellas de operario de aseo, contratadas, sin habérsele
proporcionado suficiente instrucción sobre los riesgos específicos de
su labor y del entorno de trabajo de correas transportadoras en
movimiento, en que se debía desempeñar; lo que era absolutamente
necesario, atendida su juventud y su absoluta falta de experiencia
laboral. Además, se le envió solo a un trabajo que, como ineludible
medida de seguridad, debe ser realizado por dos personas, a lo menos.
A todas estas circunstancias se agregan, como concausas determinantes
del accidente: el hecho que la correa transportadora 210 carecía de
rejas o resguardos laterales para evitar atrapamiento, el piso del
lugar de trabajo se encontraba resbaladizo por acopio de material
extraño, no existía la señalética adecuada que advirtiera los riesgos
del entorno y que la cámara de video existente en el lugar se
encontraba desconectada.
Que, como consecuencia de las causas básicas precedentemente
referidas, especialmente la falta de conciencia preventiva del
trabajador, motivada por la insuficiente internalización de la escasa
instrucción recibida, resulta posible que el trabajador, por motivos
que se desconocen, haya adoptado una posición de trabajo inadecuada
al entorno de correas transportadoras en movimiento, o haya realizado
una acción insegura, exponiéndose a un riesgo innecesario, provocando
con ello el fatal accidente?.
UNDÉCIMO: Que determinado el hecho dañoso y sus causas, y a
diferencia de lo que sostiene la recurrente, los sentenciadores
analizaron correctamente el estatuto de responsabilidad aplicable al
caso, estableciendo un incumplimiento negligente de la recurrente en
las obligaciones de orden laboral que le imponía el contrato de
trabajo celebrado con el señor Fuentes Valdivia.
Si bien la demanda que se ha deducido invoca el estatuto de la
responsabilidad extracontractual, lo cierto es que se ha imputado a
la recurrente una omisión negligente en el deber de cuidado que el
ordenamiento jurídico le hace exigible, por lo que la carga de
acreditar el cumplimiento de tales deberes ha de recaer en quien está
llamado por ley a respetarlos. Además, también debió probar la
concurrencia de las hipótesis de exoneración de responsabilidad que a
su favor invocó.
Tal razonamiento no resulta extraño en el ámbito de una demanda civil
de indemnización donde se persigue la declaración de responsabilidad
extracontractual, puesto que el hecho dañoso ha consistido
precisamente en la muerte de un trabajador en el contexto de una
relación laboral donde el dependiente desempeñaba funciones distintas
para las cuales fue contratado y que desarrollaba sin la debida
capacitación y sin las medidas de seguridad que eran exigibles.
En virtud del régimen de responsabilidad que gobierna la acción, los
actores han sostenido que el hecho de la muerte del trabajador es
consecuencia del incumplimiento negligente del deber de seguridad que
pesaba sobre la demandada y, por su parte, los sentenciadores han
calificado dicho incumplimiento como negligente, conforme al mérito
del proceso, determinándose que si bien la culpa que se imputa tiene,
en ciertos aspectos, un carácter contractual, reviste respecto de los
terceros que sufrieron daño por la muerte culpable del trabajador el
carácter de un simple hecho de terceros, que da origen a
responsabilidad extracontractual.
Es en este contexto que el fallo alude al artículo 2329 del Código
Civil, para señalar que también en sede extracontractual está
prevista la presunción de culpa en el evento de incumplimiento y, en
ese mismo sentido, alude también a la teoría del riesgo creado. Sin
embargo, tales referencias no constituyen ni sustentan en forma
exclusiva la decisión a que se arriba, por lo que no han tenido para
la resolución del asunto la incidencia que supone la recurrente.
DUODÉCIMO: Que, asimismo, para los efectos resarcitorios que busca la
demanda y declara la sentencia, no resulta indispensable determinar
con precisión las circunstancias del accidente que costó la vida del
hijo y hermano de los demandantes, ya que el hecho se produjo con
ocasión de un trabajo al que la recurrente lo destinó sin preparación
suficiente y sin adoptar las medidas de prevención y seguridad a las
que estaba obligada.
El desconocimiento de las circunstancias del fallecimiento no impide
la aplicación del estatuto de responsabilidad extracontractual, ya
que lo reprochado es la omisión en el deber de seguridad del
empleador, quien frente a los actores responde tanto del hecho propio
como del ajeno, siendo de su cargo la prueba destinada a eximirse de
tal responsabilidad, de acuerdo a las reglas generales que el fallo
ha respetado para la determinación de la imputabilidad.
Por lo demás y a diferencia dee lo sostenido en el arbitrio en
estudio, la sentencia impugnada no acude a la decisión de otros
órganos ajenos a la función jurisdiccional para determinar la
responsabilidad que en la muerte del trabajador le cabe a la
recurrente ya que los jueces del fondo han analizado las probanzas
del proceso -y entre ellas las investigaciones y fiscalizaciones a
que fue sometida la recurrente luego del accidente- para establecer,
como hecho de la causa, las diferentes deficiencias que en materia de
seguridad laboral incurrió la empleadora, lo que no es susceptible de
modificarse por esta vía desde que el reproche sobre la infracción a
las normas reguladoras de la prueba se dirigió únicamente a lo
relativo al establecimiento del daño moral y no a esta materia.
DÉCIMO TERCERO: Que establecido lo anterior corresponde analizar el
principal aspecto denunciado en el recurso en estudio, consistente en
haberse prescindido del elemento de causalidad, el que, según la
recurrente, se ha deducido o incluido en el elemento de la culpa.
Debe recordarse que en la responsabilidad por culpa la causalidad ha
de expresar la relación entre el hecho culpable y el daño provocado.
En el caso en estudio se ha imputado un hecho por omisión,
consistente en la falta de medidas eficaces para el resguardo de la
seguridad de un dependiente que ha derivado en la ocurrencia de un
accidente con ocasión del trabajo con resultado de muerte, omisión
que además se ha estimado culpable ya que supone la existencia de un
deber positivo de actuar.
De la manera en que se plantea el libelo, la circunstancia de la
muerte del trabajador ha debido analizarse desde dos aspectos, en lo
tocante a la responsabilidad del empleador: como la consecuencia del
incumplimiento del deber de seguridad a que estaba obligado y, a la
vez, como el hecho generador del daño moral cuya indemnización se
pretende.
El primero se ha resuelto de manera correcta conforme al estatuto
contractual, pues fue en ese ámbito en el que sucede el infausto
suceso, determinándose la responsabilidad de la empleadora atendido
que ésta no acreditó, como era de su cargo, el haber dado
cumplimiento al deber de seguridad que le era exigible ni la
ocurrencia de los hechos conforme a las teorías que ensaya en su
contestación, los que, aun en el evento de haberse verificado como lo
ha sostenido la empleadora, sólo dan cuenta de la insuficiente
capacitación que brindó a su operario. Luego, forzoso es concluir que
las deficientes medidas de seguridad que adoptó, sumada a la
inadecuada y escasa capacitación entregada a un trabajador joven e
inexperto que fue contratado además para otras funciones menores,
constituyen una condición necesaria para la ocurrencia del accidente
laboral que le costó la vida a su dependiente, puesto que el
legislador ha impuesto tales deberes precisamente para evitar el
resultado que en este caso se produjo.
En lo relativo al segundo aspecto, ha correspondido a los actores
acreditar que el referido hecho ha ocasionado el daño que alegan,
cuestión que también se ha cumplido según da cuenta el motivo
trigésimo primero del fallo de primer grado. DÉCIMO CUARTO: Que del
modo que se ha venido razonando, es acertada la aplicación de las
normas que el recurrente ha estimado infringidas, lo que lleva al
rechazo del recurso de nulidad sustancial intentado.
Por estas consideraciones y lo dispuesto en los artículos 764, 765,
767, 805 y 806 del Código de Procedimiento Civil, se rechaza el
recurso de casación enel fondo deducido en lo principal de fojas 2549
contra la sentencia de diez de octubre de dos mil ocho, escrita a
fojas 2534.
Regístrese y devuélvase con sus agregados.
Redacción a cargo del Ministro señor Brito.
Rol Nº 759-09.

Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, Integrada por


los Ministros Sr. Héctor Carreño, Sr. Pedro Pierry, Sra. Sonia
Araneda, Sr. Haroldo Brito y el Abogado Integrante Sr. Benito Mauriz.
No firma la Ministra señora Araneda, no obstante haber concurrido a
la vista y al acuerdo de la causa, por estar en comisión de
servicios. Santiago, 04 de mayo de 2011.

Autoriza la Ministra de Fe de la Excma. Corte Suprema.


En Santiago, a cuatro de mayo de dos mil once, notifiqué en
Secretaria por el Estado Diario la resolución precedente.

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