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Maestría en Historia Política

FCS – FHUCE – AGU (Udelar)

Taller de proyecto de tesis

Proyecto de tesis

Uruguay ante el proceso de creación del Estado de Israel: debates internos y


construcción de la política exterior en el marco de las Naciones Unidas (1944-1949)
Versión final

Fernando Adrover

C.I.: 4.313.116-3

fernandoadrover@fhuce.edu.uy
1

Título:
Uruguay ante el proceso de creación del Estado de Israel: debates internos y construcción de la
política exterior en el marco de las Naciones Unidas (1944-1949)

Fernando Adrover

Tutor: Gerardo Caetano

Resumen

Este trabajo estudia el posicionamiento uruguayo en torno a la creación del Estado de Israel
sostenido por la delegación del país en las Naciones Unidas entre 1947 y 1948, y el proceso de toma
de decisiones que llevó a él. Se encuentra que el posicionamiento coincide con un amplio consenso
prosionista en los partidos políticos locales, que fueron objeto tanto del lobby de la comunidad judía
local y sus contactos con representantes del gobierno, como de sectores proárabes.

Se busca explicar dicho posicionamiento en función de una orientación más amplia de la política
exterior uruguaya que pretende potenciar la influencia del país en el plano internacional y lograr
cierta autonomía relativa con relación a su alineamiento panamericano en la incipiente Guerra Fría.
Pero principalmente se pretende tener en cuenta los alineamientos políticos internos y las redes
interpersonales establecidas en el marco de la lucha antifascista (y antiterrista) durante la segunda
guerra mundial, que pudieran motivar la postura prosionista de la élite política en el poder. Para
ello, el estudio se basa en el análisis de documentos oficiales, artículos de prensa y publicaciones de
los actores involucrados, estudiando los procesos de discusión internos al gobierno, las
repercusiones públicas y la acción de los grupos de presión implicados en el problema.

Palabras clave:
Israel, Uruguay, política exterior, Naciones Unidas, debates políticos internos.
2

Fundamentación y antecedentes

Objeto de estudio y fundamentación del período

Este trabajo se propone estudiar el posicionamiento diplomático de Uruguay en relación a la


creación del Estado de Israel entre 1944 y 1949, los debates políticos internos y el proceso de toma
de decisiones que llevó a él, atendiendo asimismo a la influencia de grupos de presión involucrados
en el problema debatido (proárabes, sionistas, prosionistas no judíos y la comunidad británica en
Montevideo) que buscaban incidir en la línea diplomática del Estado uruguayo. Esto implica un
estudio de los posicionamientos de los partidos políticos uruguayos sobre el problema: su expresión
en la prensa partidaria creadora de opinión y en las sesiones parlamentarias donde estos partidos
estaban representados será objeto de un detenido análisis.1 Asimismo, estudiará la actividad de los
representantes uruguayos en la Asamblea General y las comisiones especiales de las Naciones
Unidas en que se debatió el problema de Palestina, la evolución de sus posicionamientos, las líneas
de comunicación diplomática y la naturaleza de las instrucciones dadas a la delegación, así como
los elementos que pudieron influir en el nombramiento de los delegados abocados específicamente
a la discusión del problema palestino. Este punto requerirá también analizar las múltiples tensiones
diplomáticas generadas por la dinámica internacional de la incipiente Guerra Fría y, en el caso
concreto de Uruguay, la posible presión estadounidense y británica sobre su delegación, referida por
los testimonios de los actores implicados pero que resta documentar con mayor rigurosidad.
Finamente, analizará los discursos de apoyo a la Resolución 181 –por la que se creó el Estado de
Israel– que la delegación uruguaya pronunció en las Naciones Unidas y los argumentos esgrimidos
en el marco de esas intervenciones. Estos implicaron una posición crítica con las prácticas
imperiales británicas y un distanciamiento del apoyo titubeante y oscilante de Estados Unidos a la
creación del Estado de Israel,2 al tiempo que un compromiso fuerte con la resolución del problema
dentro de los marcos institucionales y las instancias deliberativas de las Naciones Unidas.

1
Es preciso indicar que mientras el batllismo, el nacionalismo independiente y el socialismo adoptaron una actitud
comprometida con la defensa de la causa sionista, el Partido Comunista tuvo una actitud más oscilante y atada a la línea
de la Unión Soviética, y el sector riverista del Partido Colorado se sumó a la prédica prosionista más tarde
(coincidiendo esto con una actitud más explícita de distanciarse de su vinculación con el régimen de Terra). El
herrerismo y la prensa católica, que en pasado habían tenido –y volverían a tener en el futuro– expresiones xenófobas y
en ciertos casos antisemitas (ver: Aldrighi, Clara et. al., Antisemitismo en Uruguay: raíces, discursos, imágenes (1870-
1940), Montevideo: Trilce, 2000), mantuvieron una posición ambigua: relativo silencio oficial jalonado por
manifestaciones a título personal de algunos de sus referentes en abierta crítica al sionismo.
2
Esto significa tomar distancia de la afirmación de Aldo Marchesi y Vania Markarian, quienes sostienen que “en
muchos debates centrales de esta coyuntura [la segunda posguerra y la creación de las Naciones Unidas], como la
fundación del Estado de Israel en 1948, Uruguay apoyó decididamente las posiciones de Estados Unidos” (Marchesi,
Aldo; Markarian, Vania, “Uruguay en el mundo”, En: Caetano, Gerardo (dir.), Uruguay. En busca del desarrollo entre
el autoritarismo y la democracia, 1930/2010, Montevideo: Planeta-Mapfre, 2016, pp. 113-155, p. 122).
3

La periodización se inicia en 1944 dada la creación en octubre de ese año del Comité Uruguayo Pro
Palestina, integrado por importantes figuras no judías de la cultura y la política uruguaya pero
constituido bajo el impulso de la Sección Latinoamericana de la Agencia Judía, la cual organizaría
en marzo de 1945 el Primer Congreso Sionista Latinoamericano en Montevideo. Este nuevo
impulso a la reivindicación nacionalista sionista3 coincide con la renovación de las estrategias del
movimiento ante la inminencia del fin de la guerra y la internacionalización del problema palestino,
operada al involucrarse Estados Unidos en el debate sobre sus soluciones en el marco del Anglo-
American Committee of Inquiry en abril de 1945. Este sería el primer antecedente de un proceso de
internacionalización que, al calor de la radicalización de los ataques del movimiento sionista al
gobierno británico en Palestina y de los conflictos entre judíos y árabes, acabaría con la decisión de
la potencia mandataria de remitir el problema a las Naciones Unidas en abril de 1947, creándose
finalmente el Comité Especial para Palestina (UNSCOP) el 14 de mayo de 1947. El representante
uruguayo Enrique Rodríguez Fabregat fue miembro de ese comité, tomando parte activa en sus
deliberaciones, siendo artífice y defensor del plan de partición de Palestina aprobado el 29 de
noviembre de 1947 (resolución 181 de la ONU). Los debates sobre la implementación del plan y en
torno a la mediación en la guerra iniciada tras la proclamación del Estado de Israel (15 de mayo de
1948) se extendieron hasta la firma de los armisticios que le dieron fin en marzo de 1949, momento
en que se concluye el período estudiado en este trabajo en tanto se cierra un ciclo de discusión del
problema palestino en las Naciones Unidas.4

3
El movimiento sionista en tanto movimiento nacionalista institucionalizado existía desde fines del siglo XIX y había
organizado migraciones planificadas a la Palestina otomana primero y del Mandato británico después durante la primera
mitad del siglo XX. En 1917, las negociaciones de dicho movimiento con el gobierno británico dieron lugar a la
Declaración Balfour, en la que se establecía el compromiso algo indeterminado de garantizar un “hogar nacional” a los
judíos, piedra de toque de las posteriores reivindicaciones territoriales sionistas. Sobre el origen y evolución del
movimiento sionista: Krämer, Gudrun, Historia de Palestina. Desde la conquista otomana hasta la fundación del
Estado de Israel, España: Siglo XXI, 2009; Avineri, Shlomo. La idea sionista. Notas sobre el pensamiento nacional
judío, Jerusalén: La Semana Publicaciones, 1983.
4
El problema palestino en su dimensión internacional será abordado a partir de la prolífica historiografía sobre el
conflicto árabe-israelí durante el Mandato británico y la guerra iniciada tras la partición. Destacan, entre otros títulos,
las obras del historiador estadounidense Michael Cohen: una de sus obras hace énfasis en la acción del poderoso lobby
judío en aquel país, mientras que otra se ocupa del problema palestino en términos generales. El primer libro plantea las
complejas relaciones entre el gobierno de Estados Unidos y los sectores sionistas de la comunidad judía en ese país,
planteando que el lobby ejercido sobre el Congreso y algunas personalidades clave del entorno cercano de Truman –
presión electoral mediante– jugaron un papel importante en la actitud tomada por el gobierno sobre el problema
palestino, actitud oscilante en tanto dicha influencia encontraba su contrapeso en un Departamento de Estado
comprometido en mantener un buen relacionamiento con los países árabes por motivos geoestratégicos en el incipiente
contexto de guerra fría. El segundo libro analiza la evolución de los posicionamientos de las grandes potencias
atendiendo a su interdependencia, valorando los intereses que las llevaron, a través de trayectorias sinuosas, a su
posicionamientos en 1947 y 1948. Además de ayudar a conocer las posiciones de las grandes potencias como modo de
contextualizar el tema del presente estudio, estos libros permiten valorar la injerencia de la sección americana de la
Agencia Judía radicada en Estados Unidos sobre la acción de las organizaciones sionistas uruguayas. Ver: Cohen,
Michael J., Palestine and the great powers 1945-1948, New Jersey: Princeton University Press, 1982; Cohen, Michael
J, Truman and Israel, Los Angeles: California University Press, 1990. Ver también: Fraser, Thomas G, El conflicto
árabe-israelí, Madrid: Alianza, 2008; Gorodetsky, Gabriel, "The Soviet Union's role in the creation of the state of
Israel". The Journal of Israeli History, Volumen 22, Issue 1, 2003, pp. 4-20; Khalidi, Rashid, Palestinian identity. The
4

Estado de la cuestión

La investigación se inserta en el campo de los estudios de las relaciones internacionales de


Uruguay, que han sido el objeto de muy pocos estudios panorámicos sistemáticos y algunos trabajos
de análisis parciales y de casos, que sin embargo ofrecen algunas reflexiones y líneas de abordaje
capaces de orientar estudios más amplios.

Entre el primer grupo de trabajos puede encontrarse la obra de Héctor Gros Espiell, 5 dos
colecciones de artículos que contienen reflexiones sobre buena parte de la historia de la política
exterior uruguaya, con algunas líneas orientadoras, pero que carece de un espíritu de unidad en el
análisis. Uno de estos ejes transversales en las obras de Gros Espiell es la importancia que concede
al juridicismo como una variable central en su lectura historia de las relaciones internacionales del
país, idea que, como se verá más adelante, fue retomada por algunos historiadores. 6 Desde el campo
de la reflexión jurídica proviene también la obra de Enrique Arocena Olivera,7 con un mayor afán
de descripción panorámica. Recientemente, desde la historiografía, un similar esfuerzo panorámico
ha sido emprendido en el marco de una colección de Historia del Uruguay bajo la dirección de
Gerardo Caetano.8 A esto se suma el trabajo de Romeo Pérez,9 que se ocupa de seguir algunas
coyunturas que considera clave para la historia de las relaciones exteriores uruguayas, en una serie

construction of modern national consciousness, New York: Columbia University, 1997; Lepkin, Fred Lennis, The
British Labour Party and Zionism, Canadá: Simon Fraser University, 1986; Masalha, Nur, Expulsión de los palestinos:
el concepto de transferencia en el pensamiento político sionista, 1882-1948, Buenos Aires: Canaán, 2008; Pappe, Ilan,
Historia de la Palestina moderna: un territorio, dos pueblos, Madrid: Akal, 2007; Ro’I, Yaacov, Soviet decisión
making in practice. The USSR and Israel 1947-1954, New Jersey: Transaction Publishers, 1980; Rucker, Laurent,
Moscow’s surprise: the Soviet-Israeli alliance of 1947-1949, Washington D.C.: Woodrow Wilson Center for Scholars,
2005, (version digital en: www.wilsoncenter.org) [Consultado: diciembre 2015].
5
Gros Espiell, Héctor, De diplomacia e historia, Montevideo: Silmaril, 1991; Gros Espiell, Héctor, Temas
internacionales, Montevideo: Melibea, 2001. Se trata de recopilaciones de artículos de diversa procedencia y grado de
profundidad en el análisis. Gros Espiell parte de la idea de que la política exterior del país debe lograr un necesario
equilibrio entre principismo y realismo, premisa que lo lleva a rescatar la reflexión de Luis Alberto de Herrera sobre la
inserción internacional uruguaya. Adscribiendo a esta tradición herrerista, buena parte de su obra tiene una dimensión
normativa, una reflexión sobre el deber ser de la política exterior uruguaya, que incluso implica consideraciones sobre
la ética del personal diplomático (ver Gros Espiell, Héctor, De diplomacia…, Op. cit., pp. 53-57). En este sentido, la
valoración de la soberanía nacional en una formulación coherente con un principismo democrático ocupa un lugar
central en los argumentos del autor, que en definitiva pretende justificar la superación de un principismo mal entendido,
representado por la “doctrina Rodríguez Larreta” (ver Ibíd., pp. 131-134).
6
Gros Espiell afirma que el prestigio internacional de Uruguay logrado en las primeras décadas del siglo XX es "la
proyección necesaria del desarrollo y el progreso interno del país", donde "el avance democrático, la estabilidad
institucional, la madurez política, el progreso ideológico y cultural y el adelanto económico y social, fueron elementos
que prestigiaron internacionalmente a la República, la caracterizaron e individualizaron y permitieron a nuestra
diplomacia actuar sobre una base de consideración y respeto". En este sentido, la actuación de las delegaciones
diplomáticas uruguayas tras la Segunda Guerra Mundial "son el ejemplo, de una política exterior que aunque a veces
pudo juzgarse como excesivamente idealista, fue sin duda sana y coherentemente principista, de un principismo que era,
relativamente, un reflejo del ser del país" (Gros Espiell, Héctor, De Diplomacia..., Op. cit., p. 45)
7
Arocena Olivera, Enrique, Evolución y apogeo de la diplomacia uruguaya, 1828-1948, Montevideo: Imprenta del
Palacio Legislativo, 1984.
8
Rilla, José, “Uruguay en el mundo, 1880-1930” En: Caetano, Gerardo (dir.), Uruguay. Reforma social y democracia
del partidos, 1880/1930, Montevideo: Planeta-Mapfre, 2016, pp. 85-130; Marchesi, Aldo; Markarian, Vania, Op. cit.
9
Pérez Antón, Romeo, Política exterior uruguaya del siglo XX. Montevideo: Ediciones de la Plaza, 2011.
5

de artículos compilados en un libro. En este grupo pueden ubicarse también las conclusiones
preliminares de las investigaciones de Isabel Clemente sobre la política exterior uruguaya.10

Otros estudios de coyunturas, tópicos o casos hacen aportes valiosos a este campo de estudios,
destacándose tanto el trabajo de Juan Antonio Oddone11 como los de Ana María Rodríguez
Ayçaguer12 sobre las relaciones entre Uruguay y Argentina, así como los trabajos inéditos de esta
última13 y de Isabel Clemente14 acerca del panamericanismo y el desarrollo de la política exterior
uruguaya durante la Segunda Guerra Mundial. Finalmente, un aporte más conceptual, publicado por
Carlos Real de Azúa en Marcha,15 ofrece otras líneas de análisis relevantes para el estudio de la
diplomacia durante la primera mitad del siglo XX. A esto debe agregarse que algunos de los
mencionados autores –Oddone y Rodríguez Ayçaguer–16, así como el esfuerzo heurístico de otros
historiadores, como Benjamín Nahum, han aportado un corpus documental muy importante
disponible para la investigación.17

Según Rodríguez Ayçaguer, retoma los aportes de Real de Azúa18 y evalúa el campo de estudio de
las relaciones internacionales uruguayas como signado por la herencia de las denominas tesis
“universalista” y tesis “resistente”.19 La primera postura se encuentra bien representada por la obra
de Arocena Olivera, “celebratoria” de la acción diplomática seguida por el país, alineada con la
defensa principista de la democracia. El de Arocena Olivera es un relato cronológico, una historia
acumulativa de larga duración sobre los progresos diplomáticos y la superación de las dificultades –
los desafíos argentinos a la soberanía nacional, las frustraciones de sus propuestas de
multilateralismo–, en la que la opción panamericanista de Uruguay se explica por la adscripción a
principios morales democráticos que reflejaban un consenso antitotalitario de la sociedad. Estos
principios fueron establecidos, según el autor, durante la época que llama de “auge diplomático” en

10
Clemente, Isabel, Política exterior de Uruguay, 1830-1985: tendencias, problemas, actores y agenda, Montevideo:
Universidad de la República, Facultad de Ciencias Sociales- Unidad Multidisciplinaria, 2005.
11
Oddone, Juan Antonio, Vecinos en discordia: Argentina, Uruguay y la política hemisférica de los Estados Unidos.
Selección de documentos, 1945-1955, Montevideo: Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 2003.
12
Rodríguez Ayçaguer, Ana María, Entre la hermandad y el panamericanismo. El gobierno de Amézaga y las
relaciones con Argentina I: 1943, Montevideo: Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, 2004.
13
Rodríguez Ayçaguer, Ana María, “Política exterior e inserción internacional del Uruguay en el siglo XX”, En:
Rodríguez Ayçaguer, Ana María; Porrini Beracochea, Rodolfo (coord.), Política y sociedad en el Uruguay del siglo XX,
Montevideo: Departamento de Historia del Uruguay, FHCE-Udelar, 2010, pp. 57-112.
14
Clemente, Isabel, “Uruguay en las conferencias panamericanas: la construcción de una opción en política exterior”,
Simposio "Los Asuntos Internacionales en América Latina y el Caribe. Historia y teoría. Problemas a dos siglos de la
emancipación", Santiago de Chile, 2010.
15
Real de Azúa, Carlos, “Política internacional e ideologías en el Uruguay”, Marcha, nº 966, 3 de julio de 1959, pp. 7b-
14b.
16
Rodríguez Ayçaguer, Ana María, Selección de informes de los representantes diplomáticos de los Estados Unidos en
el Uruguay, Montevideo: FHCE, 1996.
17
A título de ejemplo puede verse su recopilación de informes de los diplomáticos británicos en Uruguay: Nahum,
Benjamín, Informes diplomáticos de los representantes del Reino Unido en el Uruguay (12 tomos), Montevideo:
Udelar, 1991-2000.
18
Real de Azúa, Carlos. Op. cit.
19
Rodríguez Ayçaguer, Ana María, “Política exterior…”, Op. cit.
6

el marco del primer batllismo.20 Arocena Olivera desplaza a un segundo plano los aspectos
geoestratégicos y la idea de un posible pragmatismo en los posicionamientos regionales y globales
del país, así como el complejo debate entre partidos y organizaciones de la sociedad civil sobre su
alineamiento proestadounidense.

Como contraparte, Real de Azúa y Oddone pueden verse como afines a los postulados de una
“corriente resistente”, inaugurada por Luis Alberto de Herrera y resignificada por el tercerismo de
Marcha.21 Desde este punto de vista se presta mayor atención a las contradicciones que implica una
visión celebratoria de la tradición colorada en política exterior y sus miopías respecto a las
pretensiones imperialistas de Estados Unidos. Por otra parte, la problemática trayectoria de las
relaciones de Uruguay con Argentina vuelve en estos autores a un plano privilegiado que la obra de
Arocena Olivera había relegado.

Por su parte, Rodríguez Ayçaguer se sitúa en una posición alternativa a estas dos, planteando la
necesidad de analizar la política exterior teniendo en cuenta múltiples factores y sin perder de vista
la importancia de la dimensión regional: afirma que se ha de tener en cuenta la “política interna,
razones geopolíticas, tradiciones diplomáticas, solidaridades ideológicas, necesidades económicas,
imaginarios”.22 Este programa de investigación abierto plantea el desafío de incorporar y articular
tales variables.

Algunos estudiosos como los ya citados Romeo Pérez, Aldo Marchesi y Vania Markarian destacan
la importancia de la herencia del juridicismo diplomático del siglo XIX, que “se sostenía sobre la
idea de fundar las posiciones en materia de política exterior en los logros políticos internos”,23
entendidos, en buena medida, como constitutivos de la vida nacional.24 Se trata de una tradición en
relación a la cual el panamericanismo no constituyó necesariamente un desvío. Esto supone tomar
en consideración permanencias de larga duración vinculadas a la naturaleza de las instituciones
republicanas, cristalizadas a lo largo de las primeras décadas del siglo XX. Tales elementos no
deben desdeñarse como configuradores de un espacio de posibilidad en el cual se desarrollaron las
decisiones de los gobernantes en política exterior.

El destaque de este elemento guarda algunos puntos de contacto con el aporte de Isabel Clemente,
quien ensaya una explicación en la larga duración de la política exterior de Uruguay, pero en su

20
Arocena Olivera, Enrique, Op. cit., p. 157.
21
Rodríguez Ayçaguer, Ana María, “Política exterior…”, Op. cit., p. 87.
22
Idem.
23
Marchesi, Aldo; Markarian, Vania, Op. cit., p. 119.
24
Rodríguez Ayçaguer, Ana María, “El alineamiento internacional del Uruguay durante la Segunda Guerra Mundial.
Algunas hipótesis y reflexiones”, V Jornadas Interamericanas de Historia de las Relaciones Internacionales, La Plata,
8-10 septiembre de 1999, p. 11.
7

caso alineada explícitamente con el marco teórico del neoinstitucionalismo histórico.25 Se trata de
una historia política de las instituciones, que hace énfasis en trayectorias resistentes al cambio a
partir de ciertos hitos fundantes que se ubican en el siglo XIX. Dichas trayectorias institucionales
proveen ciertos moldes formales y procedimentales a las decisiones de los actores en política
exterior. La autora describe tendencias recurrentes en la política exterior uruguaya: habla de una
“diplomacia pendular” con respecto a Brasil y Argentina, compatible al acercamiento a potencias
extrarregionales y al multilateralismo como “escudo protector”26 de la soberanía amenazada, en el
marco de una política exterior que buscaba siempre ser proactiva y propositiva, no meramente
reactiva o de mera subordinación y alineamiento, guardando además ciertos márgenes de autonomía
relativa.27

Tales búsquedas de perspectivas de larga duración han sido también emprendidas por otros autores
que, en lugar de privilegiar los “moldes institucionales”, otorgan importancia a la idea de
tradiciones ideológicas. Probablemente las ya referidas reflexiones de Real de Azúa sean pioneras
en este sentido: para él, dichas corrientes o tradiciones “más allá de una ideología definida, dictaron
u objetaron (…) actitudes; son esas corrientes las que las hacen inteligibles, significativas, materia
histórica en fin”.28 Partiendo de este supuesto, se ocupa de analizar la contraposición dialéctica
entre una corriente universalista y aliadófila propia del coloradismo y particularmente del batllismo,
y otra “resistente” relacionada con el herrerismo.29 El ya citado pasaje de Rodríguez Ayçaguer
retomaba la invitación de Real de Azúa a considerar esta variable, algo que en el curso de su trabajo
adquiere valor operativo. Al comparar el triángulo comercial que tanto Uruguay como Argentina
conformaban con Estados Unidos y Gran Bretaña, y que a su vez sometía aquellos países a
relaciones de dependencia y presiones diplomáticas, la autora observa que a pesar de las similitudes
inobjetables en sus circunstancias las trayectorias en la política exterior de ambos países han sido

25
Esta definición no se encuentra en los autores antes referidos, que consideran otras variables que trascienden lo
institucional. Particularmente Marchesi y Markarian dan mayor importancia a las coyunturas globales que favorecieron
una resignificación del panamericanismo –particularmente en la segunda posguerra–, y también consideran la
importancia de las diferentes formas de pensar la nación uruguaya y su incidencia en la política internacional (Marchesi,
Aldo; Markarian, Vania, Op. cit., pp. 145-146).
26
Este concepto es profundizado por una ponencia de Esther Ruiz en la que analiza cómo la “defensa nacional” fue
vinculada por los gobiernos colorados durante la segunda guerra mundial a la construcción de un “escudo democrático”
–representado por el fortalecimiento de un imaginario colectivo comprometido con la democracia y el antifascismo– y
de un “escudo protector” representado por el acercamiento proestadounidense y panamericano. Este último adquirió
mayor importancia durante el conflicto, contexto en que se reactualizó la tradicional imbricación entre política interna y
política exterior en la trayectoria uruguaya, durante una guerra que fe percibida como una situación límite en la historia
universal. La autora analiza cómo, sin ponerse en cuestión la viabilidad del país, se instauró el debate sobre las
estrategias necesarias para asegurar la protección de la “vida nacional”, recurriendo a la reafirmación de la tradición
democrática y al fortalecimiento de los mitos nacionalistas, en particular el recurso a la figura de José Artigas. Cfr.
Ruiz, Esther. “Mirando a Artigas desde el Uruguay de la Segunda Guerra Mundial”. En: Frega, Ana; Islas, Ariadna
(coord.). Nuevas miradas en torno al artiguismo. Montevideo: Departamento de Publicaciones de la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación, 2001, pp. 393-410.
27
Clemente, Isabel, Política exterior de Uruguay…, Op. cit., pp. 11-15.
28
Real de Azúa, Op. cit., p. 6.
29
Ibíd, pp. 7-8.
8

divergentes. La explicación de esta diferencia no puede entenderse, según la autora, dejando de lado
la variable ideológica.30 En otro de sus trabajos, también Isabel Clemente apuesta por analizar la
política exterior a partir de la influencia de las ideas,31 especialmente por la progresiva tendencia a
la ideologización que observa en la política exterior a partir de la década de 1930, donde los debates
en la sociedad civil en torno a ella adquirieron mayor relevancia.32 Una vez aceptado el valor de
esta dimensión ideológica, el desafío que se impone es el de articularla con una revalorización de
los efectos de coyunturas específicas de la historia local e internacional sobre unas tradiciones que
de ninguna manera son estáticas.

Hasta aquí, los aspectos considerados son mayormente de tipo endógeno. No obstante, si se acepta
que Uruguay ha practicado una política pendular y recurrido a la protección de potencias
extrarregionales y del multilateralismo, en el ejercicio de una línea de “autonomía relativa” 33, es
necesario entonces prestar especial atención a los factores geopolíticos que han relativizado dicha
autonomía. Será preciso, por consiguiente, considerar factores económicos y demográficos que
hacen a la situación del país en la región y el mundo, así como procesos históricos a nivel mundial y
regional que afectaron el posicionamiento internacional uruguayo.34

Unas breves consideraciones en torno a los estudios sobre las relaciones entre Uruguay y Argentina
se hacen ineludibles, ya que éste ha sido quizá el campo más fértil para la articulación las dos
dimensiones de la explicación que aquí se vienen manejando. Rodríguez Ayçaguer se detiene en las
relaciones comerciales para comprender los vaivenes entre acercamiento y desconfianza respecto a
Argentina, al tiempo que reconoce el impacto de esa relación conflictiva en los realineamientos

30
Rodríguez Ayçaguer, Ana María, Entre la hermandad…, Op. cit., p. 10.
31
Su concepto de ideas “abarca las corrientes de pensamiento, las ideologías, las visiones del mundo, las
interpretaciones sobre política internacional y las creencias establecidas y transmitidas socialmente a través de la
educación, los medios de difusión y/o el proceso de socialización” (Clemente, Isabel, “Uruguay en las conferencias…”,
Op. cit., p. 1.
32
Clemente, Isabel, Política exterior de Uruguay…, Op. cit., p. 18.
33
Ibíd., p. 34.
34
Robert Putnam habla, en este sentido, de “juegos a dos niveles”, analizando las mutuas influencias entre la política
interna y la política exterior en términos de “win-sets”, esto es, posibles resultados de una negociación diplomática que
puedan ser legitimados y aceptados en el plano nacional. De tal forma, la política internacional debe ser analizada en
relación tanto a las estrategias diplomáticas y el contexto internacional que las condiciona, como las coaliciones y
alineamientos políticos internos que determinan la capacidad de legitimar las decisiones en política exterior, así como
las formas institucionales que habilitan o restringen ciertos mecanismos de aprobación interna. El autor advierte, por
otra parte, que si bien las personas que detentan los altos cargos diplomáticos (“chief negotiator”), deberían reflejar las
directivas de las autoridades de un país determinado (policy-makers), esto raramente se da en los hechos: es necesario
prestar atención a los intereses y motivaciones personales que introducen otra variable al análisis de la política
internacional, así como a sus canales de comunicación con las autoridades nacionales. Esto se muestra especialmente
importante para el presente trabajo, ya que la mayoría de los diplomáticos que participan del proceso estudiado eran
políticos activos a nivel nacional que representaban, en una cuotificación de hecho dentro del servicio diplomático, las
alianzas políticas que sustentan al gobierno de la época, e incluso su libertad de acción en relación a las directivas de la
cancillería fue durante el período un tema de discusión. Putnam, Robert D., “Diplomacy and domestic politics: the logic
of two-level games”, International Organization, vol. 42, nº 3, 1988, pp. 427-460.
9

políticos internos.35 Con un énfasis mayor en aspectos geoestratégicos, el trabajo de Oddone se


mueve en dos registros. El primero es “subregional”, circunscrito al Cono Sur, en el que considera
necesario rastrear los antecedentes de las tensas relaciones entre Uruguay y Argentina muy atrás en
el tiempo, trascendiendo el período que estudia. El segundo es el regional o hemisférico, que
involucra las relaciones de los países del Cono Sur con Estados Unidos durante y después de la
guerra, lo que introduce el factor más coyuntural en su análisis. Oddone entiende la guerra mundial
como un catalizador de conflictos preexistentes a nivel subregional, signados por planes de
hegemonía diseñados en los treinta por un sector nacionalista irredentista argentino, y los
consiguientes recelos generados en Brasil. De esta forma, la explicación no puede apelar
únicamente a la política hemisférica de Estados Unidos. No obstante, la búsqueda por la potencia
del norte de la unificación de un frente antifascista en América en esa coyuntura de guerra,
reactualizó de forma particular los posicionamientos subregionales.36 La política de autonomía
relativa y deliberadamente proactiva que otros autores reconocen a la diplomacia uruguaya se
desdibuja en la narrativa de Oddone. No obstante, uno de sus aportes importantes radica en el
análisis detenido del cambio de coyunturas entre la segunda guerra mundial y la guerra fría, que lo
lleva a destacar el proceso de acercamiento entre Estados Unidos y Argentina. Esto introdujo un
cambio en los equilibrios subregionales, redundando en una pérdida del sitio de relevancia
estratégica que Uruguay había ocupado hasta el momento,37 algo especialmente importante para
tener en cuenta en la presente investigación.

De acuerdo a lo expuesto, es posible considerar particularmente valioso un abordaje que logre


articular apropiadamente las tendencias de larga duración y las coyunturas, y en la que los factores
geopolíticos exógenos puedan ser considerados sin que releguen a un lugar poco significativo a
elementos endógenos y a la agencia de la diplomacia uruguaya como actor subalterno. 38 39
A los

35
Rodríguez Ayçaguer, Ana María, Entre la hermandad…, Op. cit.; Rodríguez Ayçaguer, Ana María, “El
alineamiento…”, Op. cit., p. 2.
36
Oddone, Juan Antonio, Op. cit., pp. 16-20.
37
Ibíd., pp. 62-66.
38
Sobre este punto de la agencia de los países débiles en el concierto internacional son importantes los aportes de
Kathryn Sikkink, que refieren a la importancia de estados del “sur global”, y en especial de los países latinoamericanos,
como protagonistas de la imposición de la idea de derechos humanos en la jurisprudencia internacional a partir de 1945,
logrando vencer las resistencias de los países poderosos para incorporar definiciones fuertes en estos temas dentro de la
carta de las Naciones Unidas. Sikkink afirma que en buena medida la promoción de estos principios constituye una
salvaguarda para los estados débiles frente a las intervenciones arbitrarias de los poderosos, y reconoce que su éxito
depende en parte de la posibilidad de conseguir aliados dentro de esas naciones poderosas. Sus reflexiones al respecto
pueden encontrarse sintetizadas en este artículo: Sikkink, Kathryn, “El papel protagonista de Latinoamérica en los
derechos humanos”, Sur 22, v. 12, nº 22, 2015, pp. 215-228. Esta idea es retomada también por Marchesi y Markarian
en su abordaje de la inserción internacional de Uruguay (Marchesi, Aldo; Markarian, Vania, Op. cit., p. 122). Por su
parte, Esther Ruiz observa ya durante la segunda guerra mundial la centralidad reivindicada por algunos países
americanos como refugio de la democracia y “vallas contra la ‘barbarie’ y la ‘violencia’” de los regímenes totalitarios.
En este sentido se puede trazar cierta continuidad respecto al papel jugado por países como Uruguay en las Naciones
Unidas en la inmediata posguerra (Ruiz, Esther. Op. cit., p. 395).
10

efectos de la investigación significa que, sin descartar a priori la importancia de factores internos
como trayectorias de larga duración o “moldes institucionales” –que constituyen un espacio de
posibilidad para el proceso de toma de decisiones en asuntos de política internacional–, será
necesario hacer énfasis en el papel de las ideas en la política exterior. Esto implicará estudiar ciertos
debates y espacios de discusión en los que, además, se generaron vínculos interpersonales a los que
se les debe dar importancia para comprender las relaciones entre los decisores políticos y los
movimientos sociales implicados en el proceso.40 En un segundo nivel, un nivel global, deberá
tomarse en consideración la dimensión geoestratégica y la agencia del estado uruguayo como actor
subalterno.

En el análisis que se emprenderá se rescatarán algunos aportes –ya referidos– de Clemente y


Rodríguez Ayçaguer, tomándolos como punto de partida. La primera autora observó, a partir de la
década de 1930, un proceso de mayor involucramiento de la sociedad civil en los debates en torno a
la política exterior, algo que cataloga como “ideologización” de la diplomacia. La segunda destaca
la indisoluble articulación entre los posicionamientos en relación a la guerra mundial y las pugnas
políticas internas, en un proceso de transición que dejaba atrás un régimen dictatorial. La definición
de un campo de disputa política, en el que buena parte de los actores pretendió hacer coincidir las
fronteras que separaban a profascistas de antifascistas y a terristas de antiterristas, así como las
solidaridades ideológicas y las redes de vinculaciones interpersonales generadas en ese contexto,
constituyen un punto de intersección entre tradiciones ideológicas y coyunturas que debe atenderse
particularmente para favorecer la explicación del proceso que investigo. 41 Por esa razón, es
necesario remitirse a algunas obras de referencia sobre los últimos años del período terrista y la

39
De alguna manera, la síntesis de José Rilla sobre la política exterior del período 1880-1930 es una muestra de este
tipo de eclecticismo fructífero, aunque aplicado a un período diferente. Ante todo reconoce la dimensión global en que
debe entenderse dicha política internacional (Rilla, José, Op. cit., p. 91). En su análisis de las primeras décadas del siglo
XX el autor incorpora la idea de la contraposición dialéctica entre las tradiciones ideológicas batllista y herrerista (Ibíd.,
p. 112). Pero a su vez, identifica en el estudio de la articulación de Uruguay con la región tres líneas interpretativas
posibles, que no deben ser desdeñadas sino contempladas y articuladas: la idea de un Uruguay usado por Gran Bretaña
y Estados Unidos como factor de equilibrio regional, el juego hábil y proactivo de utilizar a Estados Unidos como
“escudo protector” y acercarse a Brasil para contrarrestar la influencia argentina, y finalmente a la explicación que
recurre al principio –usual en el caso de países pequeños fronterizos de otros mayores– de la diplomacia pendular para
resistir las pretensiones hegemónicas de sus vecinos (Ibíd., p. 100).
40
Los aportes de parte de la literatura sobre movimientos sociales se tendrá en cuenta para echar luz sobre los
mecanismos de acceso de demandas al sistema político por parte de esos actores. Goodwin, Jeff y Jasper, James,
“Caught in a Winding, Snarling Vine: The Structural Bias of Political Process Theory”, Sociological Forum, vol. 14, nº
1, 1999, pp. 27-54; Kitschelt, Herbert, “Political Opportunity Structures and Political Protest: Anti-Nuclear Movements
in Four Democracies”. British Journal of Political Science, nº 16, 1986, pp. 57-85.
41
En este punto es oportuno tener en cuenta un trabajo de Ernesto Boholavsky y Mariana Iglesias, que se ocupa de la
importancia del antitotalitarismo en la configuración de los alineamientos políticos internos del Uruguay y la
resignificación de ese tópico en el contexto de la Guerra Fría. Su artículo ofrece, además, una dimensión comparativa
regional. Boholavsky, Ernesto; Iglesias Caramés, Mariana Inés, “Las guerras frías del Cono Sur: Argentina, Brasil,
Chile y Uruguay”, OPSIS, Catalão-Go, v. 14, nº especial, 2014, pp. 113-133.
11

transición hacia la democracia, que echen luz sobre la configuración de dichas luchas políticas. 42 La
pertinencia de un abordaje de este tipo es planteado por Esther Ruiz en la introducción de su trabajo
ya referido, donde afirma que los posicionamientos de los sectores políticos uruguayos respecto a la
segunda guerra mundial estuvo vinculado a sus tradiciones ideológicas y su posición coyuntural en
el espectro político, signada por las trayectorias políticas abiertas tras el advenimiento del
terrismo.43

Esta opción obliga, por otro lado, a considerar una vasta literatura teórica sobre las relaciones
internacionales, en la que se inscriben los aportes constructivistas que destacan la importancia de las
ideas en la configuración de los intereses de los estados en el plano internacional. Con la voluntad
explícita de conciliar las corrientes racionales –neorrealistas y neoliberales–44 de los estudios en esa
área con los aportes de la crítica “reflectivista”45, la contribución teórica de uno de los referentes del
constructivismo, Alexander Wendt, deben ser tomados en consideración. Wendt rechaza una
premisa básica para los enfoques “racionales”, que presupone intereses e identidades de los agentes
como factores dados previamente a su interacción, afirmando que éstos en realidad se configuran
mediante la propia interacción. Al no considerar los intereses como un dato dado a priori, exógeno a
la dinámica de las relaciones internacionales, abre también la puerta al estudio de la forma en que
las ideas constituyen los intereses. Éstos no pueden explicarse únicamente mediante la
consideración de factores objetivos desde un esquema de racionalidad instrumental.46 El mismo
Robert Keohane hizo su aporte, junto a Judith Goldstein, a la teorización sobre la influencia de las
ideas en las relaciones internacionales, en un programa que no contradice su axioma de que los

42
Oddone, Juan Antonio, Uruguay entre la depresión y la guerra: 1929-1945, Montevideo: FCE, 1990; Nahum,
Benjamín et. al., Crisis política y recuperación económica, Montevideo: Banda Oriental, 2007; Jacob, Raúl, El
Uruguay de Terra 1931-1938: una crónica del terrismo, Montevideo: Banda Oriental, 1983; Ruiz, Esther, "Del viraje
conservador al realineamiento internacional, 1933-1945", En: Frega, Ana et. al., Historia del Uruguay en el siglo XX
(1890-2005). Montevideo: Banda Oriental, 2008.
43
Cfr. Ruiz Esther. Op. cit., pp. 393-394.
44
Los neorrealistas consideran, simplificando sus argumentos, que en un mundo en que no existe un régimen estable de
poder que implique a los estados, o en otras palabras, un mundo en que existe anarquía, cada estado considerado como
una unidad autónoma desarrolla estrategias racionales en pos del poder (concepto relacionado a la influencia tanto como
a la seguridad del estado). No obstante matizan el alcance de algunas de estas premisas, que comparten con las teorías
realistas clásicas, al dar más importancia a las instituciones internacionales y la definición de los intereses de los estados
en función de ellas. Los institucionalistas neoliberales, liderados por Robert Keohane, reconocen y matizan algunas de
las premisas de los neorrealistas –estados como principales agentes pero no únicos, racionalidad limitada y búsqueda
del poder cuya definición puede ser variable de acuerdo a diferentes contextos– pero hacen énfasis en la importancia de
la interdependencia entre los estados, de las instituciones internacionales y la posibilidad de la cooperación como
alternativa a la mera lucha por el poder –que es considerada como natural por los neorrealistas–. Sobre esto ver:
Keohane, Robert, Instituciones internacionales y poder estatal. Ensayos sobre teoría de las relaciones internacionales,
Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1993, cap. 1 y 2.
45
Este es uno de los rótulos con los que se denomina a un grupo de autores de diferentes orientaciones que criticaron
los enfoques nomotéticos racionalistas antes referidos, influenciados por las consideraciones epistemológicas y los
métodos interpretativos propuestos por filósofos posmodernos como Derrida o Braudillard. Sobre esto ver: Salomón,
Mónica, “La teoría de las relaciones internacionales en los albores del siglo XXI: diálogo, disidencia, aproximaciones”,
Revista electrónica de estudios internacionales, nº 4, 2002, pp. 1-59.
46
Wendt, Alexander, Social theory of international politics, Nueva York: Cambridge University Press, 2003, cap. 3 y
conclusión.
12

agentes se mueven por interés y medios racionales, también buscando posicionarse en el mismo
término medio reclamado por Wendt. Keohane estudia las visiones del mundo, los principios o
ideas normativas sobre el bien y el mal, y las creencias causales sobre el funcionamiento de las
acciones y relaciones humanas. En base a esto sostiene que las combinaciones de esos conjuntos de
ideas pueden influir en las relaciones internacionales al ser utilizadas como hojas de ruta para
definir estrategias, herramientas para solucionar problemas de coordinación entre los agentes, o bien
por el hecho de condicionar actitudes debido a su fuerte institucionalización.47

Por otro lado, es preciso señalar que la investigación se inserta también en otro campo bastante
desarrollado: el de las investigaciones sobre la colectividad judía en el Uruguay y su relación con la
sociedad de inserción. Existe una serie de obras enfocadas en el estudio del proceso migratorio, la
conformación de la colectividad judía, sus formas de organización, estructura laboral y rasgos
culturales, ofreciendo enfoques histórico-antropológicos especialmente útiles para valorar el grado
de sensibilización que lograría la sociedad uruguaya en torno al problema de Palestina, así como la
capacidad de presión de esta comunidad sobre los poderes del Estado. Entre estos estudios destacan
la obra de Bouret, Martínez y Telias,48 de Miguel Feldman,49 y de Rafael Porzecanski.50 A esto se
suman trabajos más orientados al análisis de los vínculos de esta comunidad con la sociedad
uruguaya, la institucionalización de los diferentes grupos en su seno y las reacciones de la
mencionada sociedad de inserción respecto a la colectividad. Destacan títulos como el de Rosa
Perla Raicher51 o el de Clara Aldrighi, Magdalena Camou, Miguel Feldman y Gabriel Abend,
Antisemitismo en Uruguay.52 La relevancia de estos trabajos está dada por su aporte a la
identificación de actores e instituciones dentro de la comunidad, de sus dinámicas internas, 53 del
peso de dicha colectividad en el país y sus relaciones con la población no judía en términos amplios.

47
Goldstein, Judith; Keohane, Robert, “Ideas and foreign policy: an analytical framework”, en: Goldstein, Judith;
Keohane, Robert (ed.), Ideas and foreign policy. Beliefs, institutions, and political change, Ithaca: Cornell University
Press, 1993.
48
Bouret, Daniela; Martínez, Álvaro; Telias, David, Entre la Matzá y el mate: La inmigración judía en Uruguay, una
historia en construcción, Montevideo: Banda Oriental, 1997.
49
Feldman, Miguel, Tiempos difíciles. Inmigrantes judíos en Uruguay 1933-1945, Montevideo: Udelar-FHCE,
Departamento de publicaciones, 2001. Sobre inmigración judía en Uruguay es de referencia también una tesis inédita:
Loy, Anabella, La inmigración del siglo XX como fuente de información antropológica. Un estudio comparativo de
casos de inmigrantes de orígenes étnicos diversos: españoles y judíos arribados a Montevideo entre 1920 y 1960,
Inédita (consultada en Biblioteca de la FHCE, Udelar, junio 2016).
50
Porzecanski, Rafael, El Uruguay judío: demografía e identidad, Montevideo: Trilce, 2006.
51
Raicher, Rosa Perla, Uruguay, la comunidad israelita y el pueblo judío, Montevideo: FHCE, 2003.
52
Aldrighi, Clara et. al., Op. cit.
53
En este punto es necesario precisar que existía una importante porción de la comunidad judía que no comulgaba con
el movimiento sionista y sus reivindicaciones, especialmente un sector vinculado a una izquierda que rechazaba el
nacionalismo o algunos grupos ortodoxos desde el punto de vista religioso. No obstante, no se profundizará en ellos en
tanto el foco de la investigación está puesto no en las dinámicas internas de la comunidad judía (abordadas por la
bibliografía antes referida) sino en las relaciones de una parte de ella –la que adscribía al movimiento sionista en tanto
movimiento nacionalista de proyección trasnacional– con el sistema político uruguayo.
13

Además de ensayos biográficos y memorias (algunas de las cuales serán utilizadas como fuentes) no
existen muchos trabajos historiográficos específicamente dedicados al proceso que se pretende
estudiar, aunque es cierto que el mismo ocupa un lugar en estudios más amplios sobre la
colectividad judía en el Uruguay, especialmente el ya citado de Raicher. 54 Como excepción debe
tenerse en cuenta una tesis de grado escrita por Decler Ruiz, que ofrece un enfoque
predominantemente descriptivo del proceso, sus antecedentes, las posiciones sobre el problema
palestino a nivel internacional y la participación de la delegación uruguaya en las Naciones
Unidas.55 Es importante destacar que para el caso argentino existe una importante investigación que
ofrece un buen modelo para el abordaje que se pretende desarrollar en este trabajo, además de
proporcionar una referencia significativa para la contextualización regional de la política exterior
uruguaya: se trata del libro de Raanan Rein, Argentina, Israel y los judíos.56 El autor indaga en el
proceso de toma de decisiones, siguiendo la trayectoria, redes de relaciones interpersonales y
canales de comunicación de los diplomáticos con el Poder Ejecutivo, desentrañando las tensiones
internas de la misión diplomática en las Naciones Unidas. Otro de sus aportes es la posibilidad
abierta por sus conclusiones para establecer un contrapunto comparativo con los resultados de la
presente investigación.

54
En este libro el tratamiento del objeto de estudio que nos ocupa es bastante descriptivo y no considera de la inserción
del problema en el contexto de las relaciones internacionales del país, dialogando escasamente con la historiografía
existente sobre estos temas.
55
Ruiz, Decler. Uruguay, la UNSCOP y el nacimiento del Estado de Israel (1947-1948). Montevideo: Universidad de
Montevideo-Facultad de Humanidades, diciembre 2016 (inédita). Este trabajo ofrece una síntesis descriptiva que se
apoya y estructura a partir de la línea narrativa que sobre el tema ha impuesto una serie de testimonios de actores
importantes del proceso (Tov, Moshe, El murmullo de Israel: historial diplomático, Jerusalén: La Semana, 1983; García
Granados, Jorge. Así nació Israel. Buenos Aires: Biblioteca de Oriente, 1949; Etchegoimberry, Delia. Enrique
Rodríguez Fabregat (1895-1976). Una de las caras del siglo XX: homenaje a los cien años de su nacimiento.
Montevideo: Ediciones de la Plaza, 1997). La investigación no se estructura a partir de hipótesis de trabajo debidamente
explicitadas, de tal suerte que sus conclusiones no logran echar mucha luz sobre la explicación del porqué del
posicionamiento uruguayo en torno al problema palestino. Dichas conclusiones insinúan una explicación que recurre a
las convicciones de actores clave, especialmente Enrique Rodríguez Fabregat y Jorge García Granados, a los que el
autor califica como “campeones de la causa sionista” (Ruiz, Decler. Op. cit, p. 51). En este punto recupera los
argumentos ya expuestos por Delia Etchegoimberry en su libro. La investigación de Ruiz, no profundiza en los
condicionantes internos que pudieran influir en la línea diplomática y sobre todo no se inserta en el campo de la
historiografía sobre las relaciones internacionales de Uruguay –apenas referida en el cuerpo del trabajo– y por lo tanto
no da cuenta de cómo se inserta el caso en la orientación diplomática más general del país. Finalmente, es preciso
consignar que existe un texto proveniente de fuera del campo historiográfico que se ocupa de las relaciones entre
Uruguay e Israel, de José Jerozolimsky (Jerozolimsky, José. Uruguay e Israel: fraternales relaciones. Montevideo:
Presidencia de la República, 1989).
56
Rein, Raanan, Argentina, Israel y los judíos: encuentros y desencuentros, mitos y realidades, Buenos Aires: Lumière,
2001.
14

Objetivos generales

1) Explicar los motivos de la clara y activa posición prosionista de la diplomacia uruguaya en las
Naciones Unidas en torno al problema de Palestina durante los años 1947 y 1949 y el lugar que este
posicionamiento tuvo en la línea diplomática del país durante la inmediata posguerra.

2) Aportar a una profundización del estudio de las relaciones internacionales de Uruguay del
período, proponiendo matices a una interpretación que otorga una centralidad absoluta al
alineamiento panamericano y proestadounidense, representado por la llamada “doctrina Rodríguez
Larreta”, como pauta dominante de inserción internacional uruguaya en la posguerra. Para ello se
rescatará la importancia de los alineamientos y debates de ideas internos que pudieron condicionar
la política internacional más allá de esa opción estratégica.

Objetivos específicos

1) Establecer los puntos de coincidencia y divergencia entre la posición uruguaya respecto al


problema palestino y la línea diplomática que los gobiernos de la época se habían propuesto seguir.

2) Establecer el peso de la presión diplomática tanto de Gran Bretaña (referida por varias de las
fuentes consultadas y parte de la historiografía) como de Estados Unidos sobre el gobierno
uruguayo en torno al problema.

3) Valorar el peso del lobbying de las organizaciones sionistas y prosionistas no judías uruguayas,
por una parte, y de las organizaciones proárabes por otra, en relación a las instituciones del Estado y
las élites políticas durante el período estudiado.

4) Identificar a los actores políticos relevantes en el proceso de toma de decisiones que llevaron a la
elaboración de la referida posición diplomática, e identificar asimismo los canales de comunicación
entre los actores radicados en el país y los representantes diplomáticos en las Naciones Unidas.

5) Rastrear la existencia de simpatías prosionistas previas, los ámbitos de su formación y sus


fundamentos.

6) Documentar, especialmente a través de la prensa partidaria y las intervenciones de sus


representantes en el Poder Legislativo, las opiniones y debates de opiniones entre las diferentes
colectividades políticas uruguayas sobre el problema de Palestina en general y sobre la posición
diplomática uruguaya en torno a él en particular.
15

Preguntas de investigación e hipótesis de trabajo

La investigación partirá de unos interrogantes fácticos y descriptivos necesarios para emprender la


tarea de comprobar las hipótesis de trabajo. Estos interrogantes son:

- ¿Cuáles fueron los argumentos que sustentaron la posición prosionista de la diplomacia


uruguaya en las Naciones Unidas y cuáles fueron sus fundamentos ideológicos?
- ¿Cuáles fueron las figuras clave en el proceso de toma de decisiones que llevó a dicho
posicionamiento, tanto en el Poder Ejecutivo (lo que incluye al cuerpo diplomático
dependiente de él) como el Poder Legislativo, en el que se encontraban representados los
sectores políticos entre los cuales se habían dividido los cargos diplomáticos a través de
acuerdos políticos?
- ¿Cuál fue la incidencia del lobbying de los grupos de presión locales sobre el Poder
Legislativo, Ejecutivo y la estructura partidaria uruguaya? ¿Qué actores individuales o
institucionales ejercieron esa presión? ¿Qué canales de acceso tuvieron los petitorios y
reclamos de las personalidades y organizaciones sionistas, prosionistas y proárabes a figuras
clave dentro de estas instituciones?
- ¿Cómo se relaciona la configuración de esos canales de acceso de demandas con las
definiciones políticas y las instituciones en que se desarrolló la militancia antifascista y
antiterrista del elenco gobernante?
- ¿Qué presiones recibió –si las recibió– el país por parte de diplomáticos de otras naciones,
especialmente aquellas potencias directamente implicadas en el problema de Palestina?
¿Qué otros acuerdos en política exterior pudieron condicionar el posicionamiento en torno a
este problema concreto?
- ¿Cuáles eran los problemas más importantes que la diplomacia uruguaya buscaba resolver
en relación a la inserción internacional del país y en qué medida su posicionamiento sobre
Palestina sirvió a tales intereses o se distanció de ellos?

La respuesta a estas preguntas habilitará la comprobación o refutación de las hipótesis de trabajo.


Éstas habilitan dos vías de abordaje que pueden confluir en una explicación multicausal del mismo,
sin que con esto se renuncie a la jerarquización de una de ellas. Las hipótesis de trabajo pueden
formularse de esta manera:
16

- El posicionamiento uruguayo sobre el problema de Palestina se enmarcó en una línea


diplomática no plenamente referida a la alineación panamericana central en la política
exterior del país, guardando cierta autonomía relativa respecto a esa definición. Sin ser
contradictorio con definiciones “antitotalitarias” y proestadounidenses del país, este
posicionamiento relativamente autónomo se sustentó en la idea de que la fuerte proyección
diplomática de países pequeños constituía la garantía de la paz internacional y el freno a la
escalada del conflicto entre las grandes potencias de la naciente Guerra Fría.
- Sin desconocer lo anterior, puede afirmarse que el posicionamiento uruguayo en torno al
problema de Palestina se explica principalmente por la influencia que los sectores sionistas y
prosionistas tuvieron sobe figuras clave en la configuración de la política exterior
uruguaya.57 Esto guarda directa relación con las luchas políticas internas durante la Segunda
Guerra Mundial, contexto en el que los sectores sionistas formaron parte del frente
antifascista, junto con miembros de la élite política e intelectual uruguaya que alcanzaron
preeminencia en el período de posguerra. En ese marco se generaron fluidos intercambios de
ideas, convicciones compartidas y relaciones interpersonales que el lobby sionista movilizó,
entre 1944 y 1948, en pos de la satisfacción de sus intereses.
- Por el contrario, los actores proárabes no encontraron la misma receptividad en quienes
pudieron ser sus aliados políticos potenciales. La derecha colorada riverista, se encontraba
en decadencia y buscando distanciarse de cualquier identificación con los fascismos
derrotados, plegándose al discurso prosionista. El mayoritario silencio del herrerismo, que
tanto antes como después de este período tuvo posiciones que lo distanciaban de la
comunidad judía e incluso podrían considerarse antisemitas, puede explicarse por similares
razones, dado el éxito del discurso sionista en vincular el problema palestino y las
consecuencias del genocidio nazi.

Metodología y fuentes a utilizar

El trabajo se estructurará a partir del análisis cualitativo de fuentes primarias de procedencia


múltiple que serán contrastadas. El punto de partida han sido las transcripciones de las sesiones de

57
Documentos de la Comisión de Asuntos Internacionales del Senado y del Archivo Diplomático del MMRREE
proveen indicios de esta influencia, reforzados por testimonios de algunos referentes de agrupaciones sionistas de la
comunidad judía, que dan cuenta de canales de acceso de demandas a figuras políticas clave que trascendían los cauces
institucionales apelando a vínculos personales (ver: Avni, Haim; Raicher, Rosa Perla; Bankier, David (eds.), Historia
viva: memorias del Uruguay y de Israel, Montevideo: Instituto de judaísmo contemporáneo de la Universidad hebrea de
Jerusalem, 1989; Avni, Haim; Raicher, Rosa Perla (eds.), Memorias del Uruguay: holocausto y lucha por la fundación
del estado de Israel, Jerusalén: Universidad Hebrea de Jerusalem. Instituto de Judaísmo Contemporáneo, 1986).
17

la Asamblea General de las Naciones Unidas y las subcomisiones que esta creó para discutir el
problema de Palestina. Ellas permiten identificar y hacer un primer análisis de las posturas de los
diferentes actores implicados de forma directa (Gran Bretaña, la Liga Árabe y la Agencia Judía
reconocida como representante del “pueblo judío”), así como de Estados Unidos, la Unión Soviética
y, por supuesto, Uruguay. Asimismo se considerará lo expuesto por los representantes de otros
países latinoamericanos, cuya actitud debe tenerse en cuenta para estudiar la política exterior
uruguaya en su contexto regional. Para poder tener un conocimiento un poco más profundo de la
postura de Estados Unidos y la Unión Soviética se consultarán aquellos documentos que sea
posible: por un lado los que son accesibles a través de internet en el Archivo Truman 58 y los que
fueron integrados en una colección de documentos diplomáticos soviéticos en torno a sus relaciones
con Israel.59

Al profundizar el análisis deberá recurrirse en primera instancia a las memorias del Ministerio de
Relaciones Exteriores, en donde se encuentran las fundamentaciones de la línea diplomática general
sostenida por el país y la evaluación de las acciones concretas tomadas para llevarla adelante. En
segunda instancia, se llevará adelante la consulta del Archivo Administrativo y el Archivo
Histórico-Diplomático del Ministerio de Relaciones Exteriores. En ellos se revisarán las carpetas
personales que contienen documentos referidos a la trayectoria de los miembros de las delegaciones
uruguayas en las Naciones Unidas (cuyos nombres y cargos han sido sistematizados y publicados
por el Ministerio, facilitando su identificación). Luego se consultarán los fondos correspondientes a
la Organización de las Naciones Unidas, Israel, Gran Bretaña, Estados Unidos, de las embajadas en
los últimos dos países, y el fondo que reúne los documentos del Líbano, Transjordania y Egipto.

En una siguiente etapa se recurrirá el Fondo Luis Batlle Berres en el Archivo General de la Nación.
Dentro del mismo se privilegiarán las secciones “Política de gobierno”, “Ministerios. Ministerio de
Relaciones Exteriores. Misiones diplomáticas” y “OEA y ONU, Informes de actuaciones”.

Una pesquisa inicial ha sido realizada ya en todos los archivos antes mencionados. Asimismo, se ha
llevado adelante un relevamiento de los Diarios de Sesiones de ambas cámaras del Poder
Legislativo y la Asamblea General (incluyendo los mensajes del Ministerio de Relaciones
Exteriores a esta última), así como los escasos documentos de la Comisión de Asuntos
Internacionales del Senado.

Con el objeto de profundizar en el conocimiento de la acción de los grupos sionistas, prosionistas y


proárabes, se recurrirá a sus publicaciones de propaganda política conservadas en la Biblioteca

58
Truman Library:
http://www.trumanlibrary.org/whistlestop/study_collections/israel/large/index.php?action=docs [Consultado en enero
de 2016].
59
Documents on Israeli-Soviet relations, 1941-1953, London: Frank Cass, 2000.
18

Nacional. La barrera idiomática se presenta en este caso como un obstáculo, ya que algunos órganos
de prensa periódica de la comunidad judía uruguaya se encuentran publicados en iddish.

En lo referente al posicionamiento de las facciones políticas de los partidos uruguayos, así como la
opinión católica y de la comunidad británica en Uruguay, se relevará la prensa correspondiente.
Parte de dicho relevamiento ha sido realizado pero deberá ampliarse y sistematizarse en el caso de
las siguientes publicaciones: El Debate, El País, El Día y su suplemento dominical, Acción, La
Mañana, La Tribuna Popular, El Bien Público, El Amigo del Obrero, Marcha, El Sol, Justicia y The
Sun, en coyunturas específicas elegidas en función de momentos decisivos de las deliberaciones en
las Naciones Unidas sobre Palestina. Se pondrá énfasis en el análisis de los editoriales de cada uno
de estos órganos, aunque resta por hacer un relevamiento cuantitativo que dé cuenta del espacio que
los cables de agencias extranjeras o colaboraciones de periodistas foráneos ocupan en sus páginas.
Esto se complementará con la consulta de la prensa de la colectividad judía que, en función del
idioma y de su estado de conservación, pueda realizarse.

En tanto las hipótesis antes planteadas han postulado la importancia de los espacios de militancia
antifascista para esta investigación, se proyecta también consultar los archivos del Ateneo de
Montevideo, quizá la más destacada institución vinculada a dicha militancia.

Este trabajo con fuentes primarias se complementará con la consulta de una serie de testimonios
éditos de actores, tanto uruguayos como extranjeros, implicados en el proceso estudiado.60

La primera etapa de relevamiento ha demostrado que algunos puntos oscuros de la investigación


sólo podrán ser iluminados por la consulta de archivos privados (especialmente de actores claves de
los grupos sionistas) y de la documentación del Foreign Office británico. En cuanto a los primeros,
resta consultar a algunas personas relacionadas con el proyecto de historia oral iniciado por Rosa
Perla Raicher (ver nota anterior) que puedan facilitar documentación relevante.

60
Avni, Haim; Raicher, Rosa Perla; Bankier, David (eds.), Op. cit.; Avni, Haim; Raicher, Rosa Perla (eds.), Op. cit.;
Tov, Moshe, Op. cit.
19

Cronograma de trabajo
20

Bibliografía y fuentes

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