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¿En qué consistió el feudalismo?

El feudalismo fue un tipo de organización política, económica y social que predominó en Europa desde el siglo IX hasta
el siglo XIII. Bajo este sistema, el poder político y económico giraba en torno a la posesión de la tierra. La sociedad se
caracterizó por el establecimiento de relaciones de dependencia personal conocidas como vasallaje. Este vínculo se
originó por la necesidad de los monarcas de obtener la lealtad de los nobles, a quienes tuvieron que ceder parte de su
autoridad y entregarles tierras para que se encargaran, por ejemplo, de defender sus territorios de las invasiones.
Características del feudalismo
El feudalismo tuvo características similares en todos los países.
 El poder central, ejercido por los reyes, desapareció y se dispersó en los feudos. En ellos, los señores feudales
asumieron funciones propias del Estado como legislar, imponer tributos y administrar justicia El feudo era la tierra que
recibía un noble o la Iglesia como pago por sus servicios.
 Los lazos de dependencia se hicieron personales. Desapareció la noción de un hombre vinculado al Estado y se
originó la sumisión de un hombre respecto a otro.
 La tierra se transformó en una fuente de riqueza y poder al disminuir el comercio y la circulación de moneda. La
agricultura se convirtió en la base de la economía y la vida rural se hizo predominante; las ciudades, en cambio,
decayeron, aunque en la última etapa de la Edad Media resurgieron.
 La economía fue de autoconsumo, pues cada feudo consumía únicamente lo que producía. La sociedad,
fuertemente jerarquizada, fue dominada por dos grupos sociales privilegiados: la nobleza y el clero.
 La Iglesia católica se consolidó como una institución de enorme poder religioso, político y económico.
El vasallaje
El vasallaje era un vínculo personal entre
dos hombres libres, uno de los cuales era
el señor y el otro el vasallo.
Este vínculo se consolidaba a través de un
contrato mediante el cual el vasallo se
comprometía a apoyar al señor con
consejos y ayuda militar y económica. El
señor, por su parte, se comprometía a
entregarle una compensación material o
beneficio, que podía consistir en caballos,
armas y, sobre todo, tierras o feudos. Este
contrato se confirmaba a través de dos
ceremonias: el homenaje y la investidura.
El homenaje. En este acto, el futuro
vasallo se arrodillaba ante su señor, le
juraba fidelidad, le ofrecía combatir a su
lado y otorgarle toda clase de ayuda y le
pedía que lo aceptase como vasallo. Si el
señor aceptaba, se daba paso a la
investidura. La investidura. En este rito, el
señor tomaba las manos del vasallo entre
las suyas y le preguntaba si quería servirle.
El señor sellaba el pacto entregándole a su vasallo una espada, un ramo de flores, un puñado de tierra –que simbolizaba
la entrega de propiedades– o algún otro objeto. Si cualquiera de las partes violaba el juramento de vasallaje, pasaba a ser
un felón o traidor. El contrato de vasallaje se mantenía hasta la muerte de una de las partes. Sin embargo, los herederos
podían renovarlo. Por otro lado, un vasallo podía realizar este contrato
con varios señores y adquirir, por lo tanto, varios feudos.
Observa la imagen del ritual de homenaje y realiza las actividades.
 Describe la imagen.
 Responde, ¿qué crees que sentían el vasallo y el señor al participar
en esta ceremonia?
 ¿Te hubiera gustado ser vasallo o señor? Explica.
 ¿Crees que en la actualidad existen rituales parecidos? Explica.
Una sociedad jerárquica
La sociedad feudal era estamental, pues se dividía en diferentes órdenes o estamentos. A diferencia de las clases sociales
que tenemos en la actualidad, las cuales se definen principalmente por intereses económicos, los estamentos eran
cerrados y se definían, especialmente, por actividades y funciones similares. Se entraba en ellos por circunstancias del
nacimiento y era muy difícil salir. Por ejemplo, si en la Edad Media tu padre era panadero, noble, o campesino, lo más
probable es que tú también lo fueras. Ciertamente, hoy en día, para una persona pobre también puede ser muy difícil
aspirar a ser rica, pero hay mayor movilidad social y todos somos iguales ante la ley. Así, hasta la persona con menos
recursos puede aspirar a ser presidente. Por otra parte, los estamentos también se diferenciaban de las castas, pues existía
la posibilidad de ascenso social por méritos extraordinarios, aunque eso ocurría muy raramente. Las castas se encuentran
en el pasado, en sociedades como la hindú.
Los tres órdenes
Una descripción muy conocida de la sociedad medieval fue hecha por el clérigo Adalberón de Laón, que vivió en Francia
en el siglo X. Según él, existían tres categorías claramente reconocibles de personas: oratores, bellatores y laboratores.

Aparte de los tres órdenes mencionados, a partir del siglo XI se distinguió otro grupo de personas que realizaba actividades
productivas, pero que no tenía un vínculo directo con el trabajo de la tierra. Este grupo incluyó a quienes se asentaron en
las ciudades y se dedicaron al comercio y las manufacturas, o sea, a la elaboración de objetos en talleres o en pequeñas
industrias. Por habitar en burgos o ciudades se los denominó burgueses.
El castillo feudal
Los castillos eran la
residencia de la nobleza,
el símbolo de su poder y
sus fortificaciones de
defensa contra los
enemigos.
Muchas veces se
construían en lo alto de
las montañas para poder
vigilar la zona y controlar
el trabajo de los
campesinos y los
posibles ataques de los
enemigos. Casi todos
tenían una muralla
defensiva exterior y otra
interior. Entre las dos
había un foso que
aislaba al castillo y lo
protegía de sus atacantes. Dentro del castillo vivían el señor, su mujer, sus hijos y los vasallos. Los siervos dormían en el
castillo también, pero los campesinos trabajadores vivían en casas modestas situadas en los alrededores. Los señores
tenían muchos sirvientes que hacían diversos trabajos para mantener su estilo de vida: mayordomos, cocineras, tejedores,
zapateros y también aquellos que se ocupaban de
divertir a la nobleza como los músicos y los bufones.
Los banquetes y las reuniones eran momentos muy
importantes de la cotidianidad: en ellos el señor y sus
vasallos se alimentaban, se entretenían y hacían
negocios. Sin embargo, vivir en un castillo no era fácil,
entre otras cosas porque se corría el riesgo de ser
atacado por otros señores. Había una constante
amenaza de estar asediado o de ser sitiado. En esos
casos, las provisiones podían escasear. Por eso, los
entrenamientos guerreros eran parte fundamental de la
aristocracia.

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