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SEGUNDA PARTE: LA FORMACIÓN DE LA EDUCACIÓN NACIONAL
136
y
DEBATES DESAFÍOS
EN LA
EN
El Colegio Mexiquense, A.C. Gobierno del Estado de México
DEBATES DESAFÍOS y
EN LA
EN
370.7272 Debates y desafíos en la historia de la Educación en México / coords. Alicia
D286d Civera, Carlos Escalante, Luz Elena Galván.-- Zinacantepec, Estado
de México: El Colegio Mexiquense, A.C.: Instituto Superior de
Ciencias de la Educación del Estado de México, 2002.
397 p.
Incluye bibliografía
ISBN 970-669-045-X
ISBN 970-669-045-X
ÕNDICE
PrÛlogo .............................................................................. 11
Primera parte
Las regiones en la historia de la educaciÛn .......................... 35
Tercera Parte
Normas y pr·cticas en la historia de la educaciÛn ............. 177
Cuarta parte
Fuentes para el estudio de la historia de la educaciÛn ....... 235
RESTAURAR LA MEMORIA
Susana Quintanilla ........................................................................283
Quinta parte
Mesa redonda sobre la historia de la educaciÛn en el
Estado de MÈxico ............................................................ 297
136
PR”LOGO 11
PR”LOGO
L
a inquietud por conocer cÛmo era la educaciÛn en Èpocas pa-
sadas, quiÈnes la impartÌan, en quÈ libros se aprendÌan las di-
versas materias, entre muchas otras interrogantes, fue lo que
uniÛ hace m·s de seis aÒos a un grupo de investigadoras e investiga-
dores en torno al tema de la historia de la educaciÛn.
Fue asÌ como surgiÛ el ComitÈ AcadÈmico Interinstitucional para
el Fomento y Desarrollo de la Historia de la EducaciÛn, que ha or-
ganizado tres encuentros, tanto nacionales como internacionales, en
los que se han discutido una serie de estudios relacionados con la
educaciÛn de ayer.1
Los materiales que el lector tiene en sus manos dan cuenta de
tres conferencias magistrales y sus comentarios, asÌ como de un pa-
nel y una mesa redonda, que se presentaron en el VII Encuentro
Nacional y III Internacional que tuvo lugar en el Centro Cultural
Mexiquense, en la ciudad de Toluca, del 20 al 23 de julio de 1999,
con la coordinaciÛn de Luz Elena Galv·n.
Dicho Encuentro constituyÛ una reuniÛn de trabajo importan-
te, pues permitiÛ la reflexiÛn y discusiÛn de algunos de los proble-
mas comunes presentes en el trabajo de investigaciÛn histÛrica de
procesos educativos; problemas relativos a las dimensiones de tiem-
po y espacio (centrales para el trabajo historiogr·fico), el de las fuentes
para el estudio histÛrico, y finalmente la discusiÛn sobre las formas
de concebir la relaciÛn entre normas y pr·cticas.
1
El ComitÈ AcadÈmico Interinstitucional retomÛ la realizaciÛn de los encuentros de
historia celebrados en la segunda mitad de los aÒos ochenta (en Xalapa, Toluca, Guadalajara
y Culiac·n) y organizÛ el V Encuentro en Puebla en 1994, el VI en Guadalajara en 1997, y el
VII en Toluca en 1999.
12 DEBATES Y DESAFÕOS DE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN M…XICO
TEJER HISTORIAS DE LA
EDUCACI”N CON HILOS DE
COLORES.
A MANERA DE
INTRODUCCI”N
L
contempor·nea durante las ˙l-
OS AVANCES EN LA HISTORIOGRAFÕA
timas dÈcadas han permitido que la historia de la educaciÛn se
enriquezca con diversas teorÌas y metodologÌas procedentes
de la antropologÌa, la sociologÌa y la literatura, principalmente. De
aquÌ que una de las miradas que guiÛ la organizaciÛn acadÈmica de
este VII Encuentro haya sido la de la interdisciplinariedad.
La corriente de los Annales, por un lado, y la llamada ìnueva
historiaî, por otro, nos han acercado a nuevas preguntas y nuevos
problemas en diversas ·reas, referentes a la relaciÛn entre el hombre
y la sociedad en el pasado. Una de estas ·reas es la que comprende la
historia social. En ella se engloba al estudio de las funciones y orga-
nizaciÛn de diversas instituciones que est·n por debajo del nivel de
aquellas encontradas en el Estado-NaciÛn. Entre otras podemos men-
cionar las instituciones para la socializaciÛn y la educaciÛn, tales
como la familia, la escuela y la universidad, como seÒala Lawrence
Stone (1986). Es en este nivel en donde se sit˙a la historia social de
la educaciÛn, la cual permeÛ gran parte de los trabajos que se pre-
sentaron en este Encuentro.
Adem·s de la historia social de la educaciÛn, tambiÈn podemos
hablar de la historia cultural, al entender la cultura como un conjun-
to de pr·cticas que grupos sociales heterogÈneos utilizan de diversos
modos, como lo propone Pierre Bourdieu (1988). En su propuesta
se lee la importancia que tiene el estudio de las formas de apropia-
ciÛn de los objetos culturales, los cuales pueden encontrarse tanto
dentro como fuera del espacio escolar. En el marco de estas ideas
planteadas por la historia cultural se inscribieron otras de las inves-
tigaciones discutidas en este Encuentro.
18 DEBATES Y DESAFÕOS DE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN M…XICO
LAS TEM¡TICAS
1
El Museo Nacional de la EducaciÛn, en Rouen, Francia, es al mismo tiempo una casa
de exposiciones y un centro de documentaciÛn e investigaciÛn. En MÈxico, en noviembre
del 2000, con motivo del 15 aniversario de la Biblioteca JosÈ Ma. Heredia, en Toluca,
Estado de MÈxico, la maestra Patricia Hurtado Tomas organizÛ la exposiciÛn de un aula
escolar caracterÌstica de las primeras dÈcadas del siglo XX. Con gran empeÒo buscÛ pupitres,
libros de texto, materiales did·cticos, vitrinas, un escritorio, un pizarrÛn y hasta un reloj.
Esta exposiciÛn logrÛ transportar en el tiempo a todo aquel que la admiraba, y demostrÛ que
con esfuerzo y voluntad se pueden conseguir todos estos elementos que forman parte de la
cultura escolar y que est·n abandonados en bodegas y sÛtanos de escuelas y normales. De
este modo, si contamos con toda esta riqueza de la cultura escolar, øpor quÈ no podemos
organizarnos para que en alg˙n estado de la Rep˙blica se construya un Museo Nacional de
la EducaciÛn Mexicana? Queda esta idea como un reto por alcanzar.
TEJER HISTORIAS DE LA EDUCACI”N CON... 27
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SEGUNDA PARTE: LA FORMACIÓN DE LA EDUCACIÓN NACIONAL
136
LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N Y LAS REGIONES EN M…XICO... 35
Primera parte
LA HISTORIA DE LA
EDUCACI”N Y LAS REGIONES
EN M…XICO: C”MO LEER
LOS INFORMES DE LOS
INSPECTORES ESCOLARES
L
OS ORGANIZADORES DE ESTA conferencia me pidieron una re-
flexiÛn conceptual y metodolÛgica sobre la relaciÛn entre
la historia de la educaciÛn y la historia regional de MÈxico.
Pensando el tema, me sentÌa intimidada por su complejidad, pero
al mismo tiempo obsesionada por un problema de investigaciÛn
que llegÛ a definir mi libro m·s reciente, Cultural Politics in
Revolution: Teachers, Peasants and Schools in Mexico, 1930-1940.
El problema consistÌa en cÛmo leer los informes de los inspecto-
res de la SecretarÌa de EducaciÛn P˙blica (SEP ) acerca de las es-
cuelas rurales. Estos informes constituyeron la fuente b·sica para
mi estudio sobre la implantaciÛn de la educaciÛn socialista en
Puebla y Sonora. Cuando empecÈ mi investigaciÛn tenÌa dos lec-
turas estereotipadas acerca de la actitud de los campesinos hacia
las escuelas federales en el periodo cardenista. Seg˙n una de es-
tas interpretaciones esterotipadas, los campesinos recibieron a
los maestros con entusiasmo, como libertadores de la opresiÛn,
de la explotaciÛn y de la pobreza impuestas por los hacendados,
los curas y los acaparadores. Seg˙n la otra interpretaciÛn, los
campesinos rechazaron a los maestros por agresores a la religiÛn.1
Pero toda persona que conoce los informes de los inspectores de
la SEP de los aÒos treinta sabe que raras veces Èstos describen tales
situaciones en blanco y negro.
1
Los autores cuyas interpretaciones enfatizan el apoyo campesino a la educaciÛn socialis-
ta son: Raby (1976) y CÛrdova (1974:77-92). Entre los que enfatizan la reacciÛn religiosa
hacia el proyecto, est·n Britton (1976), Lerner (1979), Mora (1976) y V·zquez (1969).
40 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
2
La informaciÛn est· tomada de los informes de Gonz·lez que se encuentran en el Archi-
vo HistÛrico de la SecretarÌa de EducaciÛn P˙blica (AHSEP), Departamento de Escuelas Rurales
(DER), caja 905, 1932; caja 969, 1933; DirecciÛn General de EducaciÛn Primaria (DGEP), exp.
207.1, 1935; exp. 316.1, 1936.
42 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
3
Loc. cit.
LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N Y LAS REGIONES EN M…XICO... 43
4
AHSEP-DGEP, exp. 316.1, Jes˙s H. Gonz·lez ( JHG), ìPlan de Trabajo, 1936î; AHSEP-DER, caja
905, ìInformesî agosto-noviembre 1932; caja 969, ìInformeî junio 1933; ìInforme Anualî
diciembre 1933.
LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N Y LAS REGIONES EN M…XICO... 45
5
Las m˙ltiples peticiones de los campesinos de Tecamachalco se encuentran en el Archivo
General de la NaciÛn-Acervos Presidentes (AGN-AP). VÈase, por ejemplo, AGN-AP-L·zaro C·rde-
nas (LC), exps. 544.5/623, 544.4/314, 544/97, 1935-1936; exps. 541/88, 404.1/1235, 404.1/
632, diciembre 1936-septiembre 1937; exp. 564.1/2091, enero 1940. Sobre ìlas armas de los
pobresî, vÈase Scott (1985:32-36).
6
AHSEP-DER, caja 969, JHG, insp., ìInformesî marzo, junio 1933, ìInforme Anualî; AHSEP-
Archivo Particular-Escuelas Rurales Federales, Palmarito, ìInformesî abril-septiembre 1931,
abril 1932; AHSEP-DGEP, exp. 206.7, JHG, ìInforme Anualî 1935; AHSEP-AP-ERF, Alseseca, Fausto
Molina Betancourt, Dir. SEP Puebla, a SEP, marzo 13, 1936; El Diario de Puebla, febrero 15,
1946; entrevista con Manuel Bravo BaÒuelos, Tecamachalco, julio 1, 1991; Archivo Estatal
de EducaciÛn P˙blica, Puebla, Bajas de Maestros, exp. 121/1.
46 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
7
Para un an·lisis m·s detallado que incluye los datos cuantitativos, vÈase Vaughan (1997:80-
83 y 96-100; y 1990a). Los datos cuantitativos est·n tomados de Censo (1902); Quinto (1934);
Sexto (1943); SÈptimo (1959); Archivo Municipal de Tecamachalco (AMT), Gobierno, legajo
70, aÒos 1889-1890; GobernaciÛn, ìDatos sobre instrucciÛn p˙blicaî 1909; BoletÌn (1900-
1906); SRA (1984).
8
VÈase tambiÈn Joseph y Nugent (1994); AMT, Gobierno, legajo 70, aÒo 1889-1890,
ìActas de ex·menes de escuelasî, Xochitl·n, diciembre 9, 15, 1890; Memoria instructiva
(1908:256-257); Memoria instructiva (1910:41 y 69).
9
Sobre las fiestas patrias, vÈase AMT, Gobierno, caja 129, exp. 58, marzo 4, abril 29, mayo
2, 3, 1902; caja 266, exp. 13, abril 29, 1909. Para un an·lisis m·s detallado de la fiesta y los
maestros en el Porfiriato en Tecamachalco, vÈase Vaughan (1994:213-245).
50 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
10
AHSEP-DER, caja 905, JHG, ìInformesî marzo, agosto 1932; caja 969, ìInformesî mayo,
agosto 1933; AHSEP-DGP, exp. 316.1, ìInformeî agosto-septiembre 1936; AHSEP-AP-EF, Caltenco,
H. BaÒuelos Bravo a SEP, agosto 15, 1935; Santa Rosa, ìInformesî marzo 11, 1932, marzo 14,
1935; Alseseca, JHG a SEP, octubre 3, 1931; ìInformeî mayo 24, 1932.
11
AHSEP-DER, caja 905, JHG, ìInformeî mayo 1932; caja 969, JHG, ìInforme Anual, 1933î;
AHSEP-DGEP, exp. 316.1, JHG, ìPlan de Trabajo, 1936î; AHSEP-AP-ERF, Caltenco, Hermila BaÒuelos
Bravo a inspector, abril 16, 1934, agosto 15, 1935.
LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N Y LAS REGIONES EN M…XICO... 51
VÈase, por ejemplo, AHSEP-AP-ERP, Caltenco, H. BaÒuelos Bravo a SEP, agosto 15, 1935.
12
Entrevistas con Horacio Caro, Puebla, 6 de julio de 1991; y Manuel Bravo BaÒuelos,
13
14
Gonzalbo (1993:19-45); Nutini (1988); Ricard (1966); De la PeÒa (1980); Gruzinski
(1989); Friedlander (1981:132-44); Dennis (1987); Le Roy Ladurie (1979); Davis (1975);
Ozouf (1988); Hobsbawm y Ranger (1983); Wilentz (1985); Geertz (1980); Turner (1967 y
1969); La Capra (1983).
15
AMT, Gobierno, caja 129, exp. 58, Relativo a la manera de solemnizar en el distrito el 40
aniversario del triunfo que tuvieron las armas nacionales el 5 de mayo de 1862, marzo 3,
mayo 2-4, 1902, abril 29, 1902; caja 266, exp. 13, Relativo a la celebraciÛn del cinco de
mayo, abril 29, 1909.
16
AHSEP-DER, caja 905, JGH, ìInformesî febrero-julio 1932; caja 969, ìInformesî mayo-
julio 1933; AHSEP-DGEP, exp. 316.7, ìInformeî octubre 1936. Entrevistas con Manuel Bravo
BaÒuelos, Tecamachalco, 25 de julio de 1989; y Horacio Caro, Puebla, 6 de julio de 1991.
LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N Y LAS REGIONES EN M…XICO... 53
17
AHSEP-DER, caja 905, JHG, ìInformesî febrero-julio, octubre 1932; ìInforme Anualî di-
ciembre 1932; caja 969, ìInformesî marzo, julio 1933; AHSEP-DGEP, exp. 206.7, JHG, ìInfor-
meî octubre-noviembre 1935; ìInforme Anualî diciembre 1935; exp. 316.7, ìInformesî fe-
brero-septiembre 1936; Plan de Trabajo, 1936; AHSEP-AP-ERF, Colonia Francisco I. Madero,
ìDatosî noviembre 28, 1938; San Nicol·s el Viejo, ìDatosî noviembre 30, 1938; Pericotepec,
ìDatosî noviembre 1938; Palmarito, ìInformesî mayo, junio 1933; Chipiltepec, ìInformesî
agosto 1932, agosto 1933; Santa Rosa, ìInformesî septiembre, junio 1932, junio 1933. En-
trevistas con Horacio Caro, Puebla, julio 6, 1991, y con Reyna Manzano, Puebla, marzo 15,
1987; AMT, Presidencia, aÒo 1938, legajo 74, Miguel Navarro, Comisariado Ejidal, La Porti-
lla, julio 19, 1938.
54 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
18
Loc. cit.; Entrevista con VÌctor Alva, Puebla, 22 de julio de 1989, 2 de julio de 1991.
LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N Y LAS REGIONES EN M…XICO... 55
19
VÈanse, entre otros, Arizpe (1973); Galante, Lewis y Alejandre (1988:357-359);
Feyermuth (1988:355-361); y Guadarrama y Herrero (1988:363-365). TambiÈn me ayuda-
ron a entender la esfera femenina, entre otros, Gonz·lez (1994) y Marroni (1994).
20
Vaughan (1990b:151-160); Entrevistas con Reyna Manzano, Puebla, 5 de julio de 1991;
y Socorro Rivera MartÌnez, Puebla, 16 y 21 de mayo de 1984; Friedlander (1994:125-139);
AHSEP-DER, caja 905, JHG, ìInformesî agosto y noviembre, 1932.
56 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
21
VÈase AHSEP-DER, caja 905, 1932; caja 969, 1933; AHEP-DHEP, exp. 206.7, 1935; exp.
316.1, 1936; AHSEP-AP-ERF, San MartÌn Caltenco, Santa Rosa, Chipiltepec, Palmarito, Alseseca,
San Nicol·s el Viejo, Pericotepec, Colonia Francisco I. Madero, y Nazareno (estos archivos
LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N Y LAS REGIONES EN M…XICO... 57
tal como postulan FranÁois Furet y Jacques Ozouf, sino que tam-
biÈn, como han dicho Elsie Rockwell y Justa Ezpeleta, estas escuelas
se convirtieron en lugares importantes donde la gente local disputÛ
y negociÛ con el poder estatal y con los procesos de modernizaciÛn,
haciÈndolos menos inexorables e indÛmitos, m·s flexibles y maleables
de lo que han sugerido los macroan·lisis.
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COMENTARIO A LA PONENCIA DE MARY KAY VAUGHAN 67
COMENTARIO A LA
PONENCIA DE MARY KAY
VAUGHAN
Guillermo de la PeÒa
Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en AntropologÌa Social
(Guadalajara)
68 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
COMENTARIO A LA PONENCIA DE MARY KAY VAUGHAN 69
E
STOY MUY AGRADECIDO POR LA invitaciÛn que se me ha hecho a
participar en este encuentro, aunque no sea yo miembro de la
cofradÌa de historiadores de la educaciÛn. Adem·s de permi-
tirme escuchar muchas intervenciones interesantes, me ha dado la
oportunidad de reunirme con mi querida amiga Mary Kay y de leer
su esplÈndida ponencia. Ya Alicia Civera (en este volumen) mencio-
na la importancia que en la historiografÌa de la educaciÛn mexicana
tiene su obra: es autora de dos libros seÒeros en la disciplina y tam-
biÈn es en buena medida responsable de un cambio de enfoque en
ella. Para citar otra vez a Alicia, en el nuevo enfoque ya no se presta
tanta atenciÛn como antes a lo que la escuela dice que es su priori-
dad óla enseÒanza de los saberes definidos como ìescolaresîó sino
m·s bien al papel eminentemente cultural de las instituciones edu-
cativas.
Celebro este cambio: adem·s de acercar la historiografÌa de la
educaciÛn a las inquietudes de los antropÛlogos (una cofradÌa a la que
sÌ pertenezco), la nueva mirada no sÛlo ilumina las relaciones de la
escuela con su entorno social y polÌtico: permite, asimismo, una com-
prensiÛn m·s amplia y adecuada del Estado. Citando a dos autores en
boga, Philip Corrigan y Derek Sayer (1985), el Estado no deberÌa ser
simplemente entendido como una instituciÛn que ejerce el poder
merced al monopolio de la fuerza legÌtima sino tambiÈn óy sobre
todoó en tÈrminos de un proceso de revoluciÛn cultural. Es decir: la
formaciÛn del Estado óalgo que nunca se completa del todoó impli-
ca un paulatino y continuo cambio de mentalidad en una poblaciÛn
que, a su vez, no debe entenderse como entidad pasiva y homogÈnea;
70 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
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E
L PRINCIPAL PROBLEMA QUE OCUPA a esta mesa óa saber, el enfo-
que que se le ha dado a la historia de la educaciÛn en las
diversas regiones del paÌsó, es un asunto que de antemano
entraÒa la falta de vastos y profundos estudios en las diferentes zo-
nas, en diversos periodos de la historia y en los diferentes niveles
escolares.
El estudio que hace Mary Kay de una regiÛn en especial en un
tiempo determinado, abre y conduce hacia una serie de reflexiones
que a futuro permitir·n conocer mejor este ·mbito y por lo tanto
determinar su estructura, cambios, procesos, etcÈtera. A la fecha
sÛlo se tienen jirones de esta historia que en un futuro prÛximo
deber·n empezarse a unir, porque hasta hace muy pocos aÒos he-
mos privilegiado los temas tanto generales como los de la educaciÛn
oficial y por tanto centralistas.
El tema que trata Mary Kay cae b·sicamente en el nivel educa-
tivo de la primaria y el ·mbito que ella estudia es el de una pobla-
ciÛn rural prÛxima a un centro urbano, localizada en una frontera
natural entre las zonas desÈrticas y los ricos valles poblano-
tlaxcaltecas, lo que le da condiciones especÌficas, con alta propor-
ciÛn de poblaciÛn con ascendencia indÌgena óahora en gran parte
mestiza y altamente evangelizadaó, cuya fundamental fuente de ri-
queza ha sido la agricultura. La autora hace interesantes reflexiones
sobre el manejo de la informaciÛn en relaciÛn con el tema, tanto en
los documentos oficiales como en los extraoficiales, encontrando
contradicciones y diferencias graves en la explicaciÛn de los proble-
mas, situaciÛn que no resulta tan ajena a los que han trabajado con
80 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
orales directos? AquÌ Mary Kay utilizÛ una estrategia muy intere-
sante: el uso de otra fuente oficial, proveniente del clamor que hace
el pueblo hacia su presidente, quien como ella dice, se cobija bajo
una polÌtica paternalista. A partir de la consulta de estas fuentes y de
la confrontaciÛn de otros testimonios, tambiÈn orales, llegÛ a con-
clusiones tan interesantes como la de ìentender a las escuelas
porfirianas como los modelos que los tecamachalqueÒos tenÌan en
mente al enfrentarse al proyecto escolar distinto de la SEPî. Ello, sin
duda, tambiÈn como una posiciÛn muy humana, en especial de los
viejos, de pensar que tiempos pasados siempre fueron mejores.
Existe un aspecto m·s que quisiera seÒalar: el de la movilidad
que adquiere la poblaciÛn despuÈs de la RevoluciÛn, al dejar de ser
peones de las haciendas y convertirse en agraristas de tierras muy
poco productivas, lo que causÛ un Èxodo de la poblaciÛn masculina
hacia otro tipo de trabajos y regiones, detonando al interior otro
factor m·s de resistencia, pero tambiÈn la infiltraciÛn de otros ele-
mentos culturales.
Mary Kay encuentra algunas respuestas a esta oposiciÛn y resis-
tencia por parte del pueblo de Tecamachalco a un modelo educativo
diferente, cuando desde la Ûptica de los estudios de James Scott
manifiesta que es una t·ctica probada de los pueblos dominados
negociar y mitigar la opresiÛn por medio de discursos indirectos: el
rumor, el chisme, la conformidad aparente, la evasiÛn y el sabotaje,
etcÈtera, t·cticas bien conocidas, aunque a veces no bien compren-
didas por los investigadores cuando se sorprenden de la falta de
interÈs de una comunidad por el avance de su proceso educativo.
Si la educaciÛn es el medio m·s eficaz para sustentar una socia-
lizaciÛn de la cultura y el sostenimiento de una ideologÌa, merece
por ello un punto de desconfianza en aquellas poblaciones que de-
fienden, aun inconscientemente, su legado tradicional, existiendo
asimismo una lÛgica y natural resistencia al cambio que en el ser
humano es ambivalente y contradictoria, que mueve a las socieda-
des a veces en forma evolutiva y a veces en forma involutiva, sobre
todo cuando ven amenazado un sistema de vida que les ha propor-
cionado lo necesario para vivir, con sustento en una serie de creen-
cias y valores, denominados genÈricamente como ideologÌa.
Toda esta problem·tica se ve sintetizada maravillosamente cuan-
do Mary Kay expresa que ìlas escuelas para transformar y cambiar
84 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
una visiÛn m·s local hacia la problem·tica educativa del paÌs, como
parece haber sucedido en Tecamachalco.
En cuanto a Tecamachalco, lo que Mary Kay encontrÛ en rela-
ciÛn con el papel del maestro es muy significativo, porque si bien
Èste era un promotor cultural, tambiÈn era el sÌmbolo de un progre-
so no deseado, de cambios ideolÛgicos menos aceptados y, final-
mente, un ente extraÒo a la vida y labores cotidianas del pueblo. Por
esto el edificio escolar, y con Èl la figura del maestro, en ocasiones
parecen representar el vÌnculo social con la esfera oficial, y en otras
la separaciÛn entre estos dos mundos.
En otro terreno, la adecuaciÛn de los programas a las necesida-
des locales que comenta Mary Kay, presenta la misma situaciÛn que
se observa aÒos m·s tarde con el establecimiento de los institutos
tecnolÛgicos en MÈxico, lo que de alguna forma parece ya seÒalar
una preocupaciÛn m·s especÌfica por el tipo de educaciÛn que se
otorgar· en las diferentes localidades del paÌs.
No obstante el esfuerzo óal parecer, no victoriosoó hecho en
Tecamachalco por tener una programaciÛn adecuada a las necesida-
des locales, aÒos m·s tarde, como evoluciÛn de un proceso que se
viene dando desde atr·s, se empieza a hacer realidad esta idea con
los institutos tecnolÛgicos regionales, hasta llegarse a la polÌtica des-
centralizadora actual, que aunque a˙n presenta variadas aristas, es
sin duda un rompimiento final con la tradicional polÌtica centralista
educativa. Ello produce de una manera natural que la comunidad se
apropie del desarrollo de sus instituciones educativas. Y en este pro-
ceso la escuela es el camino m·s viable para insertar el micro en los
macro mundos.
Por eso la postura que sustenta la creaciÛn de los TecnolÛgicos
regionales fue ì[...] abarcar desde la capacitaciÛn tÈcnica para traba-
jadores calificados y jÛvenes, hasta cursos subprofesionales y profe-
sionales, de acuerdo con las condiciones y demanda de su regiÛnî
(SEP, 1949:187), otorg·ndoles caracterÌsticas propias, aunque no
dejaban de ligarse a una polÌtica central. AsÌ fue como sus planes de
estudio y programas fueron proyectados especÌficamente para cada
regiÛn, busc·ndose, no obstante, que estos estudios pudieran ser
revalidables, complementarios y coordinados por una entidad na-
cional.
86 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÕA
136
CARDENISMO Y PERONISMO: NECESIDAD DE LA COMPARACI”N... 91
CARDENISMO Y
PERONISMO: NECESIDAD DE
LA COMPARACI”N EN
HISTORIA DE LA
EDUCACI”N
E
N PRIMER LUGAR, RECIBAN LOS colegas mexicanos agrupados en
el ComitÈ AcadÈmico Interinstitucional para el Fomento de la
Historia de la EducaciÛn, un saludo fraternal de la Sociedad
Argentina de Historia de la EducaciÛn. Tenemos en com˙n el aÒo
fundacional de 1987 en ambas experiencias para la primera convo-
catoria al encuentro, y desde 1994-1995, la necesidad de encontrar
formas organizativas que garantizaran la continuidad de las tareas.
En segundo lugar, mi agradecimiento por la invitaciÛn a partici-
par en sus trabajos, al ComitÈ en su conjunto y a las entidades que lo
componen, y en particular a la Dra. Luz Elena Galv·n, con la que
nos unen lazos de cooperaciÛn y amistad. Deseo adem·s dejar explÌ-
cito el placer de conocer personalmente a la Dra. Mary Kay Vaughan,
cuyos trabajos sobre el periodo cardenista contribuyeron
significativamente a un proyecto del equipo de Historia Social de la
EducaciÛn de la Universidad Nacional de Luj·n: ìEstrategias polÌti-
co-educativas populistas en AmÈrica Latina durante la primera mi-
tad del siglo XX: PerÛn-Vargas-C·rdenasî. Este ˙ltimo trabajo estar·
presente en el transcurso de mi exposiciÛn, algunas veces de manera
explÌcita y en todo su transcurso de manera implÌcita, en tanto que,
desde esa investigaciÛn, con todos los riesgos que ello supone, es
que hemos leÌdo la ponencia de la Dra. Mary Kay Vaughan, desde
una necesaria e ineludible comparaciÛn.
TrabajarÈ en dos momentos que sÛlo separo con una finalidad
did·ctica, a saber: 1) Algunas consideraciones breves sobre el pro-
blema de la comparaciÛn, y 2) La ponencia misma pensada de ma-
nera comparada con el primer peronismo en Argentina.
94 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
BIBLIOGRAFÕA
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102 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
DE TECAMACHALCO A
MALINALCO Y
TENANCINGO:
COMENTARIOS AL TRABAJO
HISTORIOGR¡FICO DE LA
DRA. MARY KAY VAUGHAN
Alicia Civera
El Colegio Mexiquense, A.C.
104 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
DE TECAMACHALCO A MALINALCO Y TENANCINGO : COMENTARIOS... 105
A
PESAR DE QUE EN MUCHOS seminarios de trabajo he tenido la
oportunidad de discutir avances de investigaciÛn con Mary
Kay Vaughan, no deja de imponerme la idea de hacer comen-
tarios sobre la conferencia de una historiadora que en muchos senti-
dos ha sido pionera en el campo de la historiografÌa de la educaciÛn
en MÈxico. En buena medida mis propios estudios han seguido los
pasos de Mary Kay, y en ese sentido no sÈ quÈ tan objetiva pueda ser.
No obstante, tratarÈ de hacer aquÌ lo que hicimos durante muchos
aÒos y que resultÛ muy rico. Me refiero a resaltar de su exposiciÛn
aquellos elementos teÛrico-metodolÛgicos que me parecen centra-
les en su planteamiento y dialogar con ellos desde mis indagaciones
sobre la escuela en el Estado de MÈxico, particularmente en los mu-
nicipios de Tenancingo y Malinalco.
Si algo he aprendido de Mary Kay Vaughan, ha sido el estricto
respeto y actitud crÌtica frente a las fuentes primarias de informa-
ciÛn. A una lectura cuidadosa de los documentos escritos, o a una
escucha atenta de los relatos orales, le sigue siempre una serie de
preguntas que intentan ubicar al escritor o al narrador: øpor quÈ
dice esto?, øpor quÈ no menciona aquÈllo?, øpor quÈ le interesar·
resaltar estos puntos y no tratar estos otros? A estas preguntas no
responde con elucubraciones, sino con una b˙squeda exhaustiva de
fuentes para cruzar y confrontar.
SÛlo esa actitud le ha permitido salir de lecturas estereotipadas.
El ir y venir de un tipo de fuente a otra óde los censos a los relatos
orales, de los informes de los inspectores a las peticiones agrarias de
los campesinos, de las actas de las c·maras de diputados estatales a
las denuncias municipalesó, le ofrece un horizonte de interpreta-
106 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
ciÛn mucho m·s amplio que el panorama rico pero parcial ofrecido
por los informes de los inspectores. La Dra. Vaughan respeta cada
texto y cada palabra, pero tambiÈn desconfÌa de cada uno de ellos,
especialmente si expresan algo que a ella le agrade, poniendo a prueba
sus hipÛtesis y evitando acomodar la informaciÛn que encontraba a
su marco conceptual. Debo decir que detr·s de ese minucioso traba-
jo sÌ est· presente una cierta tendencia a ver la acciÛn humana ìcomo
racional y eficienteî, como la misma Mary Kay confiesa en su confe-
rencia, pero hasta esta tendencia es planteada por ella como un ele-
mento a analizar.
Una caracterÌstica b·sica en el trabajo de nuestra conferencista
es que el an·lisis exhaustivo de fuentes primarias va siempre guiado
por el an·lisis, tambiÈn exhaustivo, de fuentes secundarias. Ya en la
conferencia explicaba cÛmo los estudios antropolÛgicos de Redfield,
Lewis y Scott le ayudaron a comprender las expresiones de las estra-
tegias de los grupos dÈbiles para defenderse, y los trabajos de Ekloff,
Rockwell y Ezpeleta le permitieron ver cÛmo la escuela puede lo-
grar imprimir cambios en la sociedad hasta que es apropiada por
Èsta, y cÛmo dicha apropiaciÛn pasa por un proceso de escrutinio y
negociaciÛn conflictiva. Las fuentes secundarias tambiÈn son con-
frontadas con las primarias y otras secundarias; se ponen en duda y
se discute con ellas una vez que se ha revisado cuidadosamente des-
de dÛnde y cÛmo est·n leyendo la realidad.
Y aquÌ yo quisiera resaltar algo que est· presente en toda la
obra de la Dra. Vaughan y que aparece en su conferencia en forma
implÌcita. Me refiero a la riqueza del an·lisis comparativo. Aunque
la historiografÌa regional de la educaciÛn en MÈxico se ha ido
abriendo paso en los ˙ltimos aÒos y la visiÛn centralista que tenÌa-
mos sobre la educaciÛn en el paÌs se ha empezado a cuestionar, a˙n
son pocas las investigaciones que logran confrontar experiencias
de Èpocas o ·mbitos espaciales distintos. Mary Kay Vaughan no
duda en acudir a los trabajos de Furet y Ozouf sobre la alfabetiza-
ciÛn en Francia entre los siglos XVI y XIX, o los de Ekloff sobre la
escuela rural en Rusia, u otros sobre los campesinos en Malasia y
Vietnam, para poder entender las escuelas de los aÒos treinta en
Tecamachalco.
El viaje entre diferentes espacios y Èpocas no implica una
extrapolaciÛn de interpretaciones o la colocaciÛn de una realidad
DE TECAMACHALCO A MALINALCO Y TENANCINGO : COMENTARIOS... 107
1
La exposiciÛn se basa en mi libro Entre surcos y letras: educaciÛn para campesinos en
los aÒos treinta (Civera, 1997).
DE TECAMACHALCO A MALINALCO Y TENANCINGO : COMENTARIOS... 109
2
El Ìndice de alfabetismo sobre la poblaciÛn total era en 1900 de 8.75%, y para 1930
habÌa ascendido a 13.52%. Censo, 1901; Quinto censo, 1930; Archivo histÛrico de la SEP
(AHSEP), Departamento de EnseÒanza AgrÌcola y Normal Rural (DEANR), Estado de MÈxico
(EM), exp. 365.1, Informe de Gustavo JarquÌn, julio-agosto, 1934, y exp. 375.34, Informes
de la MisiÛn Cultural de TenerÌa, marzo-mayo, 1934.
110 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
3
La poblaciÛn alfabeta (en relaciÛn con la total) representaba 20.27% en 1900 y se
mantenÌa pr·cticamente igual en 1930. Censo, 1901; Quinto censo, 1930.
4
DEANR, EM, exps. 365.1 y 375.34. Es necesario decir que estas cifras parecen dEMasiado
altas si se las compara con los comentarios de los maestros, inspectores y las protestas de la
misma poblaciÛn.
5
VÈanse: LÛpez, 1944; Basurto, 1901; AHSEP, EM, exp. 83.26, Oficio del presidente
Municipal de Tenancingo, 26, abril, 1926; AHSEP, Departamento de EnseÒanza Primaria y
Normal, EM, exp. 83.28, Personal de escuelas primarias federales, diciEMbre 1924-febrero,
1925; AHSEP, DirecciÛn EM, DEANR, exp. 63.9, EstadÌstica escolar 1923; AHSEP, DEANR, EM,
exps. 365.1 y 375.34; y Medina, 1986.
112 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
Sobre dichos cambios, vÈase Civera (1997:123-131). DEANR, EM, exp. 365.1 y 375.34,
6
op. cit.
7
AHSEP, DEANR, EM, exp. 375.34.
8
VÈanse, por ejemplo, Quintanilla y Vaughan (1997); Camacho (1991); Raby (1974);
Rockwell (1996); y ValdÈs (1990).
DE TECAMACHALCO A MALINALCO Y TENANCINGO : COMENTARIOS... 113
9
En Malinalco, el Ìndice de poblaciÛn mayor de seis aÒos alfabeta ascendiÛ 8.14% entre
1930 y 1940 (de 17.20 a 25.34%), y en Tenancingo, 10.99% (de 26.22 a 37.21%), cuando
el incrEMento de esa poblaciÛn fue de 62.75 y 86.74%, respectivamente. Cabe seÒalar que
es difÌcil armar series histÛricas sobre bases firmes a partir de los censos de poblaciÛn de la
primera mitad del siglo XX. M·s complicado a˙n es el procesamiento de los indicadores de
inscripciÛn y asistencia presentados por los maestros y los inspectores escolares, pues con-
tienen contradicciones u omisiones de ubicaciÛn tEMporal y geogr·fica. Censo, 1930 y VI
Censo, 1943.
114 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
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1997 Entre surcos y letras: educaciÛn para campesinos en los aÒos
treinta, MÈxico, El Colegio Mexiquense.
10
Para la primera propuesta son muy sugerentes los trabajos presentados en el panel
ìNormas y pr·cticasî, y para la segunda, los presentados en la Mesa ìRitmos y periodosî.
DE TECAMACHALCO A MALINALCO Y TENANCINGO : COMENTARIOS... 115
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116 PRIMERA PARTE: LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
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RUPTURAS Y CONTINUIDADES EN LA EDUCACI”N NOVOHISPANA 117
Segunda parte
Ritmos y periodos en el
desarrollo histÛrico de
la educaciÛn
118 SEGUNDA PARTE: RITMOS Y PERIODOS EN EL DESARROLLO HIST”RICO DE LA EDUCACI”N
RUPTURAS Y CONTINUIDADES EN LA EDUCACI”N NOVOHISPANA 119
RUPTURAS Y
CONTINUIDADES EN LA
EDUCACI”N NOVOHISPANA
L
A TENDENCIA A LA ESPECIALIZACI”N propia de nuestros dÌas, sin
duda benÈfica en muchos aspectos, con frecuencia nos dificul-
ta la apreciaciÛn de perspectivas amplias en la consideraciÛn
de los procesos histÛricos. Esta debilidad afectarÌa con especial gra-
vedad a la historia de la educaciÛn que, por su car·cter de historia
cultural, es difÌcilmente comprensible sin la aportaciÛn de las inter-
pretaciones polÌticas, econÛmicas y sociales, e incluso demogr·ficas
y de la evoluciÛn de las ideas.
En un sentido amplio, toda historia es historia social y toda his-
toria social es tambiÈn historia cultural, porque son creaciones cul-
turales las instituciones y corporaciones, como son consecuencia de
la convivencia del hombre en sociedad, las crisis, los conflictos bÈli-
cos y los cambios en la estructura social. La historia de la educaciÛn
es una historia cultural de la sociedad y no puede prescindir de
las aportaciones de otras ramas de la historia, pero es tambiÈn una
disciplina con su propia metodologÌa y conceptos. Como toda histo-
ria, la de la educaciÛn no puede renunciar a su misiÛn de registrar
los acontecimientos, resaltar los rasgos particulares de un proceso
cultural y dar testimonio de los cambios y de las continuidades. Pero
no me refiero a enumeraciones simplistas ni a interpretaciones
globales de lo que por sÌ mismo es multifacÈtico y cambiante. Lejos
de la secuencia erudita de fechas de fundaciÛn de instituciones y de
cambios en planes de estudio, la historia de la educaciÛn ser· enri-
quecedora en la medida en que pueda expresar la interacciÛn de los
hombres con su medio y la evoluciÛn de los valores.
122 SEGUNDA PARTE: RITMOS Y PERIODOS EN EL DESARROLLO HIST”RICO DE LA EDUCACI”N
1
Carta del ìelectoî obispo de MÈxico, fray Juan de Zum·rraga, a Su Majestad, 27 de
agosto de 1529, en GarcÌa (1947:199).
2
ìPeticiÛn de los obispos de la Nueva EspaÒaî, 4 de diciembre de 1537, en Gonz·lez
(1973:55).
3
Carta de fray Juan de Zum·rraga al prÌncipe don Felipe, 2 de junio de 1544, en
Cuevas (1975:122).
RUPTURAS Y CONTINUIDADES EN LA EDUCACI”N NOVOHISPANA 131
lo de las mujeres como lo de los Ìdolos que ya que les quitaban unas
im·genes les daban otrasî (LÛpez de GÛmara, 1931:449). Cuando
les respondieron que los espaÒoles tenÌan mujeres para el servicio
domÈstico, no como esposas, ellos respondieron que ìellos tambiÈn
las tenÌan para lo mismoî. Fray Toribio de Benavente aÒadiÛ la ex-
plicaciÛn de que el tener muchas mujeres no sÛlo era signo de pres-
tigio sino ìgranjerÌaî, pues el trabajo de ellas aumentaba sus bienes
(Benavente, 1984:98).
La expansiÛn del virreinato hacia el norte costÛ aÒos de campa-
Òas bÈlicas y derrotas vergonzosas para el gobierno virreinal. El go-
bernador de la Nueva Vizcaya, don Rodrigo del RÌo y Loza, pidiÛ al
virrey don Luis de Velasco el joven que enviase misioneros (precisa-
mente jesuitas) a Sinaloa. Su alegato es toda una argumentaciÛn a
favor de la educaciÛn como medio de conquista:
4
Archivo General de la NaciÛn, MÈxico, ramo Misiones, vol. xxv, exp. 1, ff. 332v-
333r.
132 SEGUNDA PARTE: RITMOS Y PERIODOS EN EL DESARROLLO HIST”RICO DE LA EDUCACI”N
5
Carta del padre PÌccolo, en 1702, en que relata una entrevista con el virrey durante su
visita a la Ciudad de MÈxico, en: PÌccolo (1962:103).
6
Informe de la residencia de Veracruz, en la carta annua de 1586, en Zubillaga, FÈlix (s/
f: 91).
RUPTURAS Y CONTINUIDADES EN LA EDUCACI”N NOVOHISPANA 133
7
Las ordenanzas de Maestros pueden encontrarse en varios ramos de distintos archivos:
Archivo General de la NaciÛn de MÈxico: Historia, vol. 497 y Ordenanzas, vol. 2; Archivo
HistÛrico de la Ciudad de MÈxico: InstrucciÛn P˙blica, vol. 2475. Varios autores las han
reproducido: Velasco (1945:13-16), Carrera (1954:59-68), y Larroyo (1962:101).
134 SEGUNDA PARTE: RITMOS Y PERIODOS EN EL DESARROLLO HIST”RICO DE LA EDUCACI”N
8
Las citas, procedentes de los documentos presentados en el III Concilio Provincial, se
mencionan en Gonzalbo (1990:102-103).
138 SEGUNDA PARTE: RITMOS Y PERIODOS EN EL DESARROLLO HIST”RICO DE LA EDUCACI”N
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ricum S. J., vol. 3.
SEGUNDA PARTE: LA FORMACIÓN DE LA EDUCACIÓN NACIONAL
136
TIEMPOS EDUCATIVOS Y RITMOS SOCIALES 143
TIEMPOS EDUCATIVOS Y
RITMOS SOCIALES
U
NA DE LAS OBRAS M¡S IMPORTANTES,originales y de mayor alcan-
ce que se han producido en MÈxico dentro del ·mbito de la
historiografÌa en general y de la historiografÌa de la educa-
ciÛn en particular en los ˙ltimos veinte aÒos, ha sido la de la doctora
Pilar Gonzalbo Aizpuru. El texto que aquÌ se comenta no es sino un
ejemplo y una confirmaciÛn de esta labor fundamental e imprescin-
dible que puede calificarse de vasta y que ha venido acumul·ndose y
enriqueciÈndose con cada nueva pieza que introduce en ella. Cada
uno de sus textos es una aportaciÛn, una sorpresa y, siempre, una
renovaciÛn de caminos por los que los historiadores y las historia-
doras pueden transitar para descubrir el complejo entramado del
proceso educativo en nuestro paÌs.
Justo es seÒalar que, al lado de otros historiadores y de otras
historiadoras, la obra de la doctora Gonzalbo ha ido modificando,
entre sus discÌpulos y discÌpulas asÌ como en su cada vez m·s nume-
roso auditorio, saberes, juicios, prejuicios, percepciones, formas de
hacer y practicar la historia de la educaciÛn, dej·ndonos su huella
en la comprensiÛn y explicaciÛn de nuestro pasado y presente edu-
cativos, abriendo la puerta a la posibilidad de adquirir mayor con-
ciencia histÛrica. Para la doctora Gonzalbo, el pasado no son restos,
tumbas o testimonios de hombres y mujeres muertos y enterrados,
sobre los que el historiador fabrica realidades para derivar de ellas
ejercicios de erudiciÛn y diletantismo, sino fuerzas activas y actuantes
que influyen en el presente. Y esto, me parece, es una primera lec-
146 SEGUNDA PARTE: RITMOS Y PERIODOS EN EL DESARROLLO HIST”RICO DE LA EDUCACI”N
1
ìDesde esta nueva percepciÛn temporal se editan tambiÈn nuevas problem·ticas del
an·lisis histÛrico: la cuestiÛn es ahora precisar los desfases, los acompasamientos, las coin-
cidencias y los retrasos de las distintas realidades histÛricas, que en esa dialÈctica global de
diferentes duraciones crean al mismo tiempo puntos de condensaciÛn del cambio histÛrico
registrables y presentes en diferentes niveles, asÌ como periodos de relativa estabilidad his-
tÛrica o de puntuales y discretos conflictos recurrentesî. Aguirre Rojas (1995).
152 SEGUNDA PARTE: RITMOS Y PERIODOS EN EL DESARROLLO HIST”RICO DE LA EDUCACI”N
dad que los rebasa, los impulsa, los constriÒe, y las formas como
Èstos interpretan y transforman el mundo (Ricoeur, 1996:777-782).
Recrear esos tiempos y ritmos es uno de los puntos esenciales de
la historia en la medida en que unos y otros develan la labor de la
educaciÛn, el esfuerzo por lograr una metamorfosis en la vida de los
actores, de los grupos y las sociedades, sobre todo durante la infan-
cia, sea Èsta biolÛgica, social o civilizatoria. Aprehender y hacer
legibles las formas y los procedimientos que se ponen en juego en la
labor pedagÛgica, entre cuyos resultados se pretende que los hom-
bres y las mujeres internalicen un marco de referencia y adquieran
un sentido cultural para interpretar y apropiarse del mundo en el
cual se circunscriben. El estudio cada vez m·s concienzudo de mo-
delos, fines, metas, mÈtodos, contenidos, horarios y calendarios que
configuran los sistemas educativos, va iluminando los tiempos y los
ritmos con los que cada individuo, cada grupo, cada sociedad y cada
cultura determinan el sentido y la naturaleza de la educaciÛn, asÌ
como los cambios que se operan en esferas m·s amplias y
diversificadas del mundo social. Los tiempos de la lectura, de la
escritura, de los rituales escolares, de las actividades recreativas, to-
dos ellos cuadriculados y medidos de acuerdo con un ritmo de ense-
Òanza y aprendizaje desde espacios que tambiÈn van siendo delinea-
dos, instituidos y reglamentados, tales como la escuela, la familia y
m·s ampliamente instituciones de educaciÛn formal e informal, asÌ
como los tiempos y espacios de lo p˙blico y lo privado, son otros
tantos aspectos que la historiografÌa de la educaciÛn ha venido exa-
minando. Quiz· una idea clave en estos procesos, sobre todo en lo
referente a estos dos ˙ltimos espacios, sea la secularizaciÛn de la
vida social, en tanto reformula pr·cticamente las relaciones a veces
casi imperceptibles de la vida colectiva y de la vida privada, las rela-
ciones entre el Estado y la sociedad.
DesentraÒar la experiencia que supone el proceso pedagÛgico,
ese esfuerzo repetitivo y recurrente sobre el que se asienta cualquier
conocimiento del mundo real, desmenuzar la memoria colectiva e
individual, la socializaciÛn y el azar que m·s tarde se convertir·n en
una Ètica especÌfica, una economÌa de los sentimientos, una cultura
individual o una gravosa conciencia a la que tarde que temprano
tendr·n que responder, en suma, el molde rudimentario que produ-
ce el efecto educativo, el tiempo y el ritmo con que se ejecuta Èste,
TIEMPOS EDUCATIVOS Y RITMOS SOCIALES 153
2
El esfuerzo pedagÛgico que conlleva esta metamorfosis social supone la asimilaciÛn de
un tiempo que se sobrepone, desde la invenciÛn de la modernidad, a los hombres, y que
intenta ser el tiempo del mundo. Al definirse y pretenderse como el ˙nico capaz de ordenar
el mundo social, el hombre debiera sujetarse a Èl como marco de referencia para fijar sus
acciones, adquirir valores, costumbres e ideales que regulen su funcionamiento; esto es,
asimilar una normatividad de funcionamiento de su cotidianidad. AquÌ tal vez resida la
trascendencia de la ìinvenciÛnî de la escuela y del espacio escolar como eje de dicha meta-
morfosis. Esta idea nace de la lectura de Aguirre Rojas (1995).
154 SEGUNDA PARTE: RITMOS Y PERIODOS EN EL DESARROLLO HIST”RICO DE LA EDUCACI”N
BIBLIOGRAFÕA
Lynch, Enrique
1995 La lecciÛn de Sheherezade. FilosofÌa y narraciÛn, MÈxico, Edi-
torial Ariel, S. A.
Ricoeur, Paul
1996 Tiempo y narraciÛn. III. Tiempo narrado, MÈxico, Siglo XXI
Editores.
LOS COMPONENTES SOCIALES DE UNA HISTORIA COLONIAL 155
LOS COMPONENTES
SOCIALES DE UNA HISTORIA
COLONIAL
Anne Staples
El Colegio de MÈxico
156 SEGUNDA PARTE: RITMOS Y PERIODOS EN EL DESARROLLO HIST”RICO DE LA EDUCACI”N
LOS COMPONENTES SOCIALES DE UNA HISTORIA COLONIAL 157
L
LAMA LA ATENCI”N EL DEVENIR tan distinto de dos paÌses vecinos,
colonizados por potencias europeas, inmersos en un ambiente
muy religioso, y sin embargo con rupturas y continuidades
con su pasado en escalas diferentes y momentos distantes. Me refie-
ro a las colonias espaÒolas y brit·nicas en NorteamÈrica. AquÈllas se
mantuvieron leales a la Corona a lo largo de tres siglos, durante los
cuales la legislaciÛn, los valores transmitidos, el sistema educativo y
el gobierno se mantuvieron dentro de un mismo cauce.
A pesar de la distancia fÌsica entre MÈxico y la Corte de la pe-
nÌnsula, los burÛcratas de Su majestad lograron penetrar hasta los
˙ltimos rincones del paÌs, si excluimos algunas zonas de refugio. Su
lealtad al rey estaba garantizada, pues debÌan a Èl sus puestos y la
esperanza de enriquecerse, hacer la AmÈrica, y regresar con dinero
y honores al suelo natal. El trazo de los pueblos, el gasto del exce-
dente tributario, el minucioso examen de conciencia en el confesio-
nario, la asistencia forzosa a misa y al catecismo y muchas otras
menudencias que podrÌamos mencionar, tanto civiles como eclesi·s-
ticas, fueron normadas por el Estado espaÒol. El momento mismo
de la conquista influyÛ poderosamente en el impacto que tendrÌa la
presencia europea en MÈxico. Apenas salido del medievo, su heren-
cia se encontraba, y se encuentra todavÌa, en vocablos, comidas y
costumbres. Consecuentemente, hubo mucho mayor continuidad en
el proceso educativo en MÈxico de la que habÌa en el caso de su
vecino del norte.
AllÌ las circunstancias fueron otras. En el momento de estable-
cer sus colonias, Inglaterra estaba en plena actividad comercial. La
158 SEGUNDA PARTE: RITMOS Y PERIODOS EN EL DESARROLLO HIST”RICO DE LA EDUCACI”N
BIBLIOGRAFÕA
Crosby, Alfred W.
1991 Intercambio transoce·nico: consecuencias biolÛgicas y cultu-
rales a partir de 1492, MÈxico, UNAM.
SEGUNDA PARTE: LA FORMACIÓN DE LA EDUCACIÓN NACIONAL
136
COMENTARIOS A LA CONFERENCIA DE PILAR GONZALBO 165
COMENTARIOS A LA
CONFERENCIA DE PILAR
GONZALBO
L
A CONFERENCIA MAGISTRAL, ìRupturas y continuidades en la edu-
caciÛn novohispanaî, abre la tem·tica referida al problema de
los modelos de periodizaciÛn en la historiografÌa de la educa-
ciÛn, que forma parte de este Encuentro. El texto se estructura en
tres partes:
1
BolÌvar EcheverrÌa seÒala que: ìLa expresiÛn del ënoí, de la negaciÛn o contraposiciÛn
a la voluntad del otro, debe seguir un camino rebuscado; tiene que construirse de manera
indirecta y por inversiÛn. Debe hacerse mediante un juego sutil con una trama de ësÌesí tan
complicada, que sea capaz de sobredeterminar la significaciÛn afirmativa hasta el extremo
de invertirle el sentido, de convertirla en una negaciÛn. Para decir ënoí en un mundo que
excluye esta significaciÛn es necesario trabajar sobre el orden valorativo que lo sostiene:
sacudirlo, cuestionarlo, despertarle la contingencia de sus fundamentos, exigirle que dÈ m·s
de sÌ mismo y se transformeî (EcheverrÌa, 1998:56).
COMENTARIOS A LA CONFERENCIA DE PILAR GONZALBO 171
2
En el horizonte de la historia social de nuestros dÌas, y por ende de la historia social de
la educaciÛn, en un primer momento podrÌamos trazar, grosso modo, dos ejes de las coorde-
nadas que se perfilan en las Ciencias Humanas: el primero domina a partir del impacto que
sobre ellas tuvieron el marxismo y el estructuralismo, lo cual marcÛ aproximaciones al
estudio histÛrico de lo educativo desde la perspectiva macrosocial. M·s adelante, a partir de
los setenta, el otro que se avizora desplaza el trazo amplio a lo cualitativo, a la microhistoria,
a la vida material y cultural mediadas por una Ûptica que indaga cualidades, indicios, parti-
cularidades, aconteceres de la vida diaria.
COMENTARIOS A LA CONFERENCIA DE PILAR GONZALBO 173
3
ìEspaÒa y el Nuevo Mundo son centros donde m˙ltiples culturas se encuentran, cen-
tros de incorporaciÛn, no de exclusiÛn. Cuando excluimos nos traicionamos y empobrece-
mos. Cuando incluimos nos enriquecemos y nos encontramos a nosotros mismosî (Fuentes,
1992:379).
COMENTARIOS A LA CONFERENCIA DE PILAR GONZALBO 175
BIBLIOGRAFÕA
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NORMAS Y PR¡CTICAS DE LA EDUCACI”N EN... 177
Tercera Parte
Normas y pr·cticas en
la historia de la
educaciÛn
178 TERCERA PARTE: NORMAS Y PR¡CTICAS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
NORMAS Y PR¡CTICAS DE LA EDUCACI”N EN... 179
NORMAS Y PR¡CTICAS DE
LA EDUCACI”N EN EL
M…XICO COLONIAL
Dorothy Tanck de Estrada
El Colegio de MÈxico
180 TERCERA PARTE: NORMAS Y PR¡CTICAS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
NORMAS Y PR¡CTICAS DE LA EDUCACI”N EN... 181
H
ACE UNOS A—OS EL HISTORIADOR francÈs Dominique Julia, es-
cribiÛ un interesante artÌculo en el cual proponÌa ampliar
el campo de estudio de la historia de la educaciÛn (Julia,
1995:131-153). Presentaba la idea de que los historiadores debÌan
buscar y analizar ìla historia socio-cultural de la escuela.î
EspecÌficamente hacÌa hincapiÈ en el hecho de que, a menudo, las
normas de la autoridad gubernamental para la educaciÛn eran dis-
tantes, y a veces opuestas, a las pr·cticas en los salones de clase. Por
eso, en la historia de la educaciÛn era importante distinguir entre las
intenciones y los resultados. Esto se debe a que la educaciÛn no es
ìtodopoderosaî. Intervienen otros factores: el religioso, el polÌtico,
el de la cultura popular.
El autor puso Ènfasis en estos factores que merecÌan atenciÛn
y, en especial, en el papel de los maestros como los intermediarios
entre las normas emitidas por las autoridades y la realidad del ·mbi-
to social de cada lugar. Para poder llevar a cabo este an·lisis m·s
amplio y m·s ìsocialî de la educaciÛn, el historiador remarcaba la
importancia de no limitar las fuentes a los documentos oficiales, las
leyes, y las teorÌas pedagÛgicas, proponiendo la extensiÛn a otro
tipo de fuentes, m·s cercanas a la realidad cotidiana: biografÌas de
personas reciÈn alfabetizadas, cuadernos de alumnos, archivos esco-
lares.
Aunque el ensayo de Dominique Julia se centraba en la histo-
ria educativa de Europa, sus planteamientos conceptuales y
metodolÛgicos me interesaron porque son aplicables al estudio de la
historia de la educaciÛn en MÈxico. De hecho, hace 23 aÒos publi-
182 TERCERA PARTE: NORMAS Y PR¡CTICAS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
4. La cuarta sugerencia que creo que ser· ˙til para llegar a una
historia ìm·s socialî de la educaciÛn, es la importancia de pres-
tar atenciÛn a los tÈrminos que empleaban tanto las autoridades
como la gente. Por ejemplo, el tÈrmino con el que se nombraba
a la escuela variaba en el tiempo. Durante el siglo XVIII, en refe-
rencia a las escuelas en los pueblos de indios, se decÌa ìescuela
de doctrina cristianaî; luego, ìescuela de lengua castellanaî, de
1754 a 1780, aproximadamente; ìescuela de leer, escribir y con-
tarî y ìescuela de primeras letrasî eran m·s comunes al final
del siglo XVIII, y en la Ordenanza de Intendentes de 1786, sim-
plemente se hacÌa referencia al ìmaestro de escuelaî. Los maes-
tros eran ìdoctrinerosî en las de doctrina cristiana o ìescuelerosî,
mientras que en las de leer y escribir, casi siempre eran llamados
ìmaestrosî (Tanck, 1999:341-345).
En relaciÛn con el idioma de cada Època, debemos de cuidar
el no imponer tÈrminos del siglo XX a la Època colonial. En el
periodo colonial no habÌa ìcomunidades indÌgenasî. øPor quÈ?
Porque no habÌa ìindÌgenasî sino ìindiosî. Se empezÛ a usar el
tÈrmino ìindÌgenasî en 1824, al iniciarse la vida independiente
debido a una ley nacional que prohibÌa referirse a los ciudada-
nos con los tÈrminos coloniales. Los legisladores tenÌan que en-
1
JosÈ MarÌa Luis Mora (1963) escribiÛ en 1837 que el gobierno de ValentÌn GÛmez
FarÌas querÌa mejorar el ìestado moral de las clases populares, por la destrucciÛn del mono-
polio del clero en la educaciÛn p˙blicaî, y que intentaba fomentar ìla difusiÛn de la educa-
ciÛn p˙blica en las clases populares, absolutamente independiente del clero.î
NORMAS Y PR¡CTICAS DE LA EDUCACI”N EN... 185
nia, con un enfoque m·s social, y m·s relacionados con las pr·c-
ticas reales y no limitados a las normas teÛricas. Esto se debe a
dos razones: Primero, los archivos estatales, municipales y
parroquiales de MÈxico tienen una riqueza enorme. °Claro est·
que se ha perdido mucho!, pero tambiÈn es bastante lo que se ha
conservado, aunque a veces el material no se encuentra catalo-
gado u organizado. Sin embargo, sÛlo una mirada a los cat·lo-
gos (publicados por el Archivo General de la NaciÛn) de los
acervos conservados en los archivos municipales de seis estados
(Puebla, Hidalgo, QuerÈtaro, Aguascalientes, Tabasco y Sinaloa),
da una idea de lo que existe. Es en estos archivos y en las biblio-
tecas de donde espero se puedan recuperar las cartillas, ìcatonesî,
Simones, catecismos polÌticos, muestras (lemas) para escribir, y
los archivos escolares. La b˙squeda vale la pena: despuÈs de 25
aÒos de revisar bibliotecas, ya he encontrado las tres ediciones
del ìPrimer Libro de Texto Gratuitoî. Fue financiado y publi-
cado en el siglo XVIII, no por el gobierno virreinal sino por el
gobierno de las Parcialidades de indios de la ciudad de MÈxico.
En el prÛlogo de la biografÌa de una mujer otomÌ, los goberna-
dores indios anunciaron que iban a distribuir el libro a ìlas Es-
cuelas y Migas donde nuestros hijos son educadosî, para que
ìenseÒ·ndose a leer, aprendan al mismo tiempo a imitar las vir-
tudes cristianas, con el dulce, poderoso y natural atractivo de
verlas practicadas por una persona de su misma calidadî (Tanck,
1999:409). Al promover el uso de este libro de texto, los indios
fomentaban su identidad Ètnica. La segunda razÛn es que el cre-
cimiento en el n˙mero de historiadores y la calidad de los traba-
jos que se est·n haciendo actualmente sobre la historia educati-
va colonial muestran que hay interÈs y hay capacidad para realizar
estudios que al final de cuentas ser·n contribuciones no sÛlo a la
historia de la educaciÛn sino tambiÈn a la historia social, polÌti-
ca y econÛmica del MÈxico colonial.
BIBLIOGRAFÕA
Gonzalbo, Pilar
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Larousse
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136
LEER ES APRENDER: UNA PR¡CTICA DEL SIGLO XIX 189
INTRODUCCI”N
L
A PR¡CTICA DE LA LECTURA en el siglo XIX no sÛlo se daba en el
espacio p˙blico de la escuela, sino tambiÈn en diversos espa-
cios privados, como en las asociaciones y tertulias y en las
propias familias. En esta ponencia me interesa destacar la pr·ctica
de la lectura en el espacio privado familiar, como parte de la historia
social de la educaciÛn a la que se refiere Dorothy Tanck (cf. Tanck,
1976).
Ahora bien, la pregunta que se hace Dominique Julia en su artÌ-
culo sobre la cultura escolar como objeto histÛrico (1995), en rela-
ciÛn con las fuentes que se pueden utilizar para descubrir las pr·cti-
cas y las normas, me llevÛ a reflexionar sobre este tema a partir de
algunos periÛdicos infantiles. Hasta ahora, la b˙squeda en
hemerotecas y librerÌas de viejo me ha permitido encontrar 40 pu-
blicaciones, editadas entre 1870 y 1900, principalmente.
Aun cuando el primer periÛdico, que lleva el nombre de El Dia-
rio de los NiÒos, se publicÛ entre 1840 y 1845, los siguientes salie-
ron a la luz hasta 1870. Entre otros podemos mencionar El ¡ngel de
los NiÒos, redactado por RodrÌguez y Cos; El ¡ngel de la Guarda, a
cargo de la Sociedad CatÛlica, y El Obrero del Porvenir, el cual se
anunciaba como un semanario para la niÒez desvalida.
Los periÛdicos que hasta ahora he analizado son: La EnseÒanza
y El ¡lbum de los NiÒos (1870-1876), El Correo de los NiÒos (1872-
1893), La NiÒez Ilustrada (1873-1875), y La Edad Feliz (1873).
Cada uno de ellos tiene caracterÌsticas propias. UtilizarÈ sus conte-
192 TERCERA PARTE: NORMAS Y PR¡CTICAS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
lea para otros. CesÛ la oportunidad y, con ella, el deseo del comen-
tarioî (ZermeÒo, 1996:500).
De estos relatos se deriva la conclusiÛn de que en MÈxico du-
rante el siglo XIX las tertulias fueron un espacio importante para la
pr·ctica de la lectura. A ellas asistÌan tanto hombres como mujeres,
deleit·ndose al escuchar la lectura de alg˙n libro o la recitaciÛn de
alg˙n verso. TambiÈn permiten imaginar situaciones familiares, en
donde el padre o la madre leÌa alg˙n texto en voz alta, antes de que
la luz elÈctrica llegara a los hogares mexicanos y dispersara a sus
miembros con la lectura en silencio. …sta es la gran diferencia entre
ambas pr·cticas de lectura.
Otra fuente, que tambiÈn brinda algunas pistas para conocer en
quÈ consistÌan estas pr·cticas de lectura, son las im·genes. De he-
cho, en varios de los periÛdicos infantiles que he analizado, apare-
cen algunas de ellas. A manera de ejemplo podemos mencionar la de
la portada de La EnseÒanza y El ¡lbum de los NiÒos. Se trata de una
ilustraciÛn que contiene varias escenas. La que resalta óya que
tiene la mayor cantidad de luz y y es la m·s grandeó es la de una
mujer joven, que representa a la madre, leyendo; a su lado se en-
cuentra un hombre mayor, el padre, habl·ndole a su hijo, quien a su
vez sostiene un libro en las manos. Esta escena se complementa con
otras de Ìndole escolar, en donde aparece un hombre joven y bien
vestido, el maestro, habl·ndole a dos niÒos; tambiÈn tiene un libro
en la mano derecha. Enseguida, dos pequeÒas, una con un vestido
oscuro y la otra con uno claro, leen. Delante de ellas, tres niÒos
sentados en un pupitre, cuyas caras vuelven a iluminarse, tambiÈn
leen un libro. Detr·s de ellos, y con poca luz, se encuentra otro,
quien lee una partitura y toca el piano.
Esta portada nos permite imaginar dos espacios de lectura: el
privado y el p˙blico. El primero es el de la familia, el cual resalta
por su iluminaciÛn y el tamaÒo de las figuras. El segundo es el esco-
lar: aquÌ se encuentra el maestro con sus alumnos, algunos de pie a
su lado; otros, frente a un pupitre. Finalmente, las dos niÒas est·n
dentro del espacio escolar, lo que nos indica que ellas tambiÈn asis-
tÌan a los planteles escolares, aun cuando la coeducaciÛn en el siglo
XIX no era una pr·ctica frecuente. De aquÌ que sea posible deducir
que ellas asistÌan a una escuela reservada solamente para el sexo
femenino.
LEER ES APRENDER: UNA PR¡CTICA DEL SIGLO XIX 197
198 TERCERA PARTE: NORMAS Y PR¡CTICAS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
La anatomÌa
La historia
La educaciÛn fÌsica
Esta materia era parte de los ìnuevos saberesî que a los intelectuales
les interesaba difundir entre niÒas y niÒos. En varias publicaciones
se insistÌa en la necesidad de hacer ejercicio como una forma para
prevenir las enfermedades, cuidar el cuerpo y tener una vida sana.
En La EnseÒanza hay un artÌculo muy extenso en donde se afir-
ma que muchas de las enfermedades que padecÌan las mujeres se
debÌan a la falta de ejercicio. De aquÌ que se sugiriera lo siguiente:
ìSe puede ser seÒorita fina, sin tener la constituciÛn de papel masca-
do. Se puede ser mujer de talento, sin estar endeble y enfermiza. Se
puede ser mujer bella sin la palidez morbosa de una tÌsicaî. M·s
adelante se argumentaba: ìla mujer educada conforme al buen gus-
to, es miserable. La cosa m·s insignificante le causa palpitaciones y
asma, debido a que continuamente est· sentada y sin movimientoî.
Se concluÌa con la propuesta a los legisladores de imponer la obliga-
ciÛn de la ìgimn·stica en las escuelas de niÒas, como la han impues-
to en las de varonesî (La EnseÒanza, agosto y septiembre de 1870).
LEER ES APRENDER: UNA PR¡CTICA DEL SIGLO XIX 201
…stos son tan sÛlo algunos ejemplos del contenido de las lectu-
ras que se publicaban en varios de estos periÛdicos infantiles. La
pr·ctica de la lectura se asociaba con el aprendizaje de alguna mate-
ria, ya que se proponÌan llegar a un p˙blico amplio que, en ocasio-
nes, no tenÌa la oportunidad de asistir a los planteles escolares.
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InvestigaciÛn y Estudios Avanzados
208 TERCERA PARTE: NORMAS Y PR¡CTICAS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
IMAGINANDO LO NO-DOCUMENTADO: DEL ARCHIVO A LA CULTURA ESCOLAR 209
L
AS REFLEXIONES QUE OFREZCO PROVIENEN de mi experiencia como
antropÛloga que ha transitado hacia la historia. Sin embargo,
quisiera iniciar con la pregunta en torno al camino inverso,
retomando una preocupaciÛn creciente entre historiadores de recu-
rrir a la etnografÌa para reconstruir el pasado. Es importante recor-
dar la distancia que existe entre ambas perspectivas. El etnÛgrafo, al
trabajar en la actualidad, tiene la posibilidad, y la responsabilidad,
de documentar lo no-documentado. En cambio, el historiador que
trabaja con el registro histÛrico, sÛlo puede imaginar lo no-docu-
mentado. Los acercamientos entre la historia y la etnografÌa han
intentado salvar esta distinciÛn fundamental. Pero, øquÈ busca la
historia en la etnografÌa?
1
Levi-Strauss (1968) afirmÛ que mientras la historia estudia el lado ìconscienteî, la
antropologÌa analiza el lado ìinconscienteî de la humanidad.
210 TERCERA PARTE: NORMAS Y PR¡CTICAS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
la cultura escolar, nos dice Julia, como ìun mundo aislado, inmune
a las tensiones y contradicciones del mundo exteriorî. No obstante,
cualquier conjunto normativo cede ante las complejas pr·cticas cul-
turales que ocurren en la vida escolar. Estas pr·cticas se muestran
heterogÈneas, a pesar de la homogeneidad de una norma escrita.
Julia (1995:139-142) relata la forma de producciÛn del documento
Ratio studiorum, que figura en todas las historias de la pedagogÌa
como sinÛnimo de la cultura escolar de las escuelas de la CompaÒÌa
de Jes˙s. El proceso durÛ varios aÒos, en lo que se enviaron versio-
nes a las escuelas y se recogieron comentarios para llegar a consen-
sos. En este caso, aparentemente, la norma fue resultado de una
reflexiÛn sobre la pr·ctica. No obstante, fue reinterpretada y apro-
piada de diferentes maneras y para diferentes fines en cada institu-
ciÛn y paÌs. De hecho, Julia concluye que es imposible inferir las
pr·cticas cotidianas a partir de la normatividad vigente en cualquier
corte sincrÛnico de la historia escolar (1995:132-133).
En MÈxico, las leyes suelen ser el primer documento al que
prestamos atenciÛn al tratar de reconstruir el pasado educativo. Tam-
biÈn suelen alejarnos de la cultura escolar. Es posible documentar
cambios importantes que no contaron con un respaldo legal, asÌ como
identificar artÌculos legales que tuvieron poca incidencia real. Lo
legal incide en las escuelas sÛlo cuando determinadas personas se
apropian de alguna norma y la hacen valer, defendiendo sus dere-
chos o imponiendo sus prerrogativas. En el largo camino de cons-
trucciÛn de las escuelas, algunas normas quedan abandonadas, otras
(estando o no vigentes) son interpretadas y utilizadas seg˙n las cir-
cunstancias.
Existen fuertes tensiones entre norma y pr·ctica. Aunque sole-
mos equiparar la norma con el discurso y el documento escrito, y la
pr·ctica con la acciÛn y la oralidad, la relaciÛn entre ambas no es tan
sencilla.
2
Willis (1977) describiÛ las ìcontraculturas escolaresî para explicar el rechazo a la
escuela en poblaciones obreras inglesas.
3
Ver, por ejemplo, la colecciÛn de ensayos en Levinson, Foley y Holland (eds.), 1996.
216 TERCERA PARTE: NORMAS Y PR¡CTICAS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
4
Varios investigadores han contribuido a esta visiÛn de la cultura escolar como produc-
to de una negociaciÛn, incluyendo a Erickson (1984), Vaughan (1997), y Levinson, Foley y
Holland (eds.) (1996).
5
Ver De Ibarrola, 1994, como ejemplo de un seguimiento de egresados.
IMAGINANDO LO NO-DOCUMENTADO: DEL ARCHIVO A LA CULTURA ESCOLAR 217
6
He desarrollado m·s estas ideas en Rockwell, 1997b y 1999.
7
Por ejemplo, en las escuelas posrevolucionarias en MÈxico convivÌan los elementos
difundidos por los Institutos CientÌfico-Literarios del Porfiriato con los inicios de una con-
cepciÛn socialista de la educaciÛn, bajo la Ègida de la ìnueva escuela mexicanaî que se
construÌa en la SEP (Rockwell, 1996b).
218 TERCERA PARTE: NORMAS Y PR¡CTICAS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
III.
DISCIPLINAR LA MIRADA: øC”MO ENCONTRAR INDICIOS DE UNA
HISTORIA SIN HUELLAS?
8
Este acervo se podrÌa enriquecer con los registros etnogr·ficos, que alg˙n dÌa se po-
drÌan usar para estudiar lo que pronto ser· la historia escolar del ˙ltimo milenio.
220 TERCERA PARTE: NORMAS Y PR¡CTICAS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
Para mirar m·s all· del discurso, hacia la pr·ctica en el aula, primero
conviene examinar el discurso mismo. Para ello es ˙til pensar en el
gÈnero al que pertenece el texto y la tradiciÛn discursiva en la que se
inscribe.
Los siguientes fragmentos fueron producidos en 1925, por el
director federal, quien reporta a la naciente SecretarÌa de EducaciÛn
P˙blica el progreso de las escuelas reciÈn fundadas en Tlaxcala. Co-
rresponden al gÈnero de informe a las autoridades, cuyo discurso
seguro resulta familiar.
En febrero de 1925, el director escribiÛ lo siguiente:
9
Informe de las labores realizadas por la DGEF en el Estado de Tlaxcala, enero, febrero,
1935. Firma Alfonso Alaniz. (…nfasis de la autora).
10
Informe general que rinde el director de EducaciÛn p˙blica Federal en el Estado de
Tlaxcala, ante el C. Secretario del ramo, 30 de marzo, 1925, firma Alfonso Alaniz. (…nfasis
de la autora).
IMAGINANDO LO NO-DOCUMENTADO: DEL ARCHIVO A LA CULTURA ESCOLAR 223
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LA CUESTI”N DE LAS FUENTES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N 235
Cuarta parte
LA CUESTI”N DE LAS
FUENTES EN LA HISTORIA DE
LA EDUCACI”N*
Marie-Madeleine CompËre
Institut National de Recherche
PÈdagogique, Francia
238 CUARTA PARTE: FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
M
I PONENCIA DESCANSA SOBREdos afirmaciones. La primera de
ellas es banal: consiste en reconocer la necesidad de acu-
dir a las fuentes para realizar estudios histÛricos, toda vez
que no es posible tratar un tema nuevo o renovar alg˙n aspecto de la
historiografÌa sin recurrir a fuentes nuevas o sin emprender una nueva
investigaciÛn en fuentes conocidas. Sin embargo, y Èsta es la segunda
afirmaciÛn, la existencia de fuentes no implica que la investigaciÛn
sea ipso facto pertinente, ni tampoco que el mÈtodo de indagaciÛn de
dichas fuentes sea definitivo, como si Èste fuera inherente a las fuen-
tes mismas. Cuando se desea investigar un tema es preciso conceptuar
primero su problem·tica y, una vez identificadas las fuentes adecua-
das, idear el mÈtodo que se habr· de utilizar para extraer la informa-
ciÛn contenida en dichos documentos en funciÛn de la interrogante
planteada. Es el cuestionamiento del historiador el que organiza la
investigaciÛn, mas no el documento. Una investigaciÛn fructÌfera ra-
dica precisamente en la asociaciÛn de una problem·tica bien fundada
con fuentes susceptibles de responder a la misma.
Me limitarÈ a hablar de la historia de la enseÒanza, m·s que de
la historia de la educaciÛn. Esta restricciÛn no es de lamentarse toda
vez que Pilar Gonzalbo Aizpuru tratÛ precisamente la educaciÛn en
la primera ponencia, quedando asÌ asegurado el equilibrio de este
encuentro.
Para no ser demasiado abstracta partirÈ de dos ejemplos que
conozco bien y que en lo esencial son extraÌdos de la historia france-
sa de la enseÒanza. No tienen m·s valor que el de servir precisamen-
te de ejemplos, en particular de la identificaciÛn de fuentes y de los
240 CUARTA PARTE: FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
1) Un ejemplo: la estadÌstica
Cabe destacar, primero, que una cifra o una curva, sobre todo si sor-
prende contra lo que pudiera esperarse, permanece grabada en las
memorias y adquiere un gran valor argumentativo. Citemos, a modo
de ejemplo, la encuesta Villemain (el nombre del ministro de edu-
caciÛn p˙blica bajo el reinado de Louis-Philippe). Se trata de una
encuesta sobre la enseÒanza secundaria, publicada en Francia en
1843, en la que se proporcionaban, para fines de comparaciÛn,
datos sobre los efectivos de la misma enseÒanza secundaria en 1789;
es decir, justo antes de la RevoluciÛn. Se trataba de demostrar, entre
otras cosas, que la situaciÛn se habÌa deteriorado entre aquellas dos
fechas y que la RevoluciÛn habÌa destruido una red efectiva de esta-
blecimientos. La estadÌstica de 1789, recopilada cincuenta aÒos m·s
tarde, ha revestido enorme importancia: todos los historiadores de la
enseÒanza la citaban como prueba de una regresiÛn en la asistencia a
la escuela durante el siglo XIX en relaciÛn con la registrada durante el
Antiguo RÈgimen. Esta comparaciÛn favorable al Antiguo RÈgimen,
que tuvo en el siglo XIX un impacto polÌtico, tambiÈn tuvo un efecto
de estructuraciÛn de la verdad histÛrica. Ahora bien, las fuentes en
que se basan las cifras dadas para 1789 han sido localizadas en los
archivos. Resulta que la recopilaciÛn de los datos pertinentes dejÛ
mucho quÈ desear y que la encuesta referida no tuvo una base confiable,
a tal grado que las conclusiones obtenidas de la misma no fueron
v·lidas (Julia y Pressly, 1975:1516-1560). El artÌculo en el que se
arroja luz sobre las fuentes de esta encuesta data de 1975; no obstan-
te, la cifra de Villemain a˙n se cita hoy en dÌa, porque numerosos
historiadores no han renunciado, en su cabeza, a la evoluciÛn por Èl
sugerida de los efectivos de la enseÒanza secundaria.
De ahÌ que nuestra primera reacciÛn, al trabajar con estadÌsti-
cas, deba ser, claro est·, la de interrogarnos acerca de las condicio-
nes de su producciÛn. En Francia, las series estadÌsticas de la escuela
primaria en el siglo XIX han sido objeto de buen n˙mero de estudios.
Jean-NoÎl Luc (1985) los resume en una obra en la que analiza con
detalle los elementos del censo a partir del cual la estadÌstica ha sido
elaborada: el emplazamiento geogr·fico exacto en la medida en que
hubo cambios de frontera y, sobre todo, la consideraciÛn de la cons-
tancia de los alumnos. øAlude la estadÌstica a los alumnos ìinscritosî
242 CUARTA PARTE: FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
den distinguirse tres grandes ·reas culturales: una Francia del nores-
te, precozmente alfabetizada, una Francia ignorante en las regiones
del oeste, de la BretaÒa hasta la Garona, y finalmente, el resto del
territorio, m·s diversificado. Este registro constituye la base inicial
del libro de FranÁois Furet y Jacques Ozouf (1977). Cabe seÒalar
que habiendo servido por mucho tiempo de paradigma, este regis-
tro cultural, hoy en dÌa, ha perdido su validez: ahora el norte parece
quedarse atr·s, en tanto que la BretaÒa y el Sur muestran tasas de
escolaridad prolongada notablemente superiores al promedio. No
insistirÈ en este procedimiento, ahora anticuado, que parece estar
agotado a pesar de haber motivado numerosos debates y haber arro-
jado resultados indiscutibles.
Los profesores italianos Armando Petrucci (1978) y Attilio Bartoli
(1981) han enfocado su atenciÛn hacia las escrituras mismas, en el
sentido material y gr·fico del tÈrmino. Sin detallar aquÌ sus abun-
dantes trabajos, podemos evocar el mÈtodo que inventaron y que
consiste en analizar desde un punto de vista tÈcnico, paleogr·fico,
textos escritos por una serie de manos diferentes e identificables; a
saber, un registro de crÈditos otorgados por una posadera iletrada
cuyos clientes anotaban ellos mismos sus consumos, y otro, de una
asociaciÛn piadosa cuyos miembros inscribieron personalmente su
nombre y su compromiso. A partir de estas menciones autogr·ficas,
los investigadores extrapolaron la relaciÛn mantenida por cada uno
de los escribientes con la producciÛn escrita: el tipo de instrucciÛn
recibida y el uso, en particular profesional, que daban a la escritura.
Sus estudios se refieren a periodos antiguos ósiglo XVó; sin embar-
go, el mÈtodo empleado en ellos podrÌa transponerse provechosa-
mente a acervos m·s recientes, si lo que se quiere estudiar es la
pr·ctica concreta de la escritura, en funciÛn o no de los usos profe-
sionales.
Un procedimiento menos usado consiste en agrupar en series
textos relativamente homogÈneos, escritos por categorÌas de pobla-
ciÛn cuyo oficio no requiere el uso frecuente de la escritura. Las
correspondencias privadas han sido las m·s socorridas (vÈase Caspard,
1994 y 1980). Se realizÛ un estudio especÌfico sobre la correspon-
dencia de los combatientes de la guerra de 1914-1918, o sea, hom-
bres jÛvenes que constituÌan a grandes rasgos la primera generaciÛn
escolarizada en la escuela de Jules Ferry (Baconnier, Minet y Soler,
250 CUARTA PARTE: FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
2) Fuentes no escritas
1
Se refiere a la ponencia ìLa historia oral como estrategia metodolÛgica para la inves-
tigaciÛn histÛrica en la educaciÛnî, que puede consultarse en la Memoria electrÛnica del VII
Encuentro Nacional y III Internacional de Historia de la EducaciÛn.
LA CUESTI”N DE LAS FUENTES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N 251
2
ExposiciÛn en el Museo de la vida borgoÒona en 1997. VÈase Blondel, 1997, y ìEn
torno a una exposiciÛn (....)î, intervenciÛn en el seminario sobre el tema: ìDel museo de la
escuela a la escuela del museoî, Valencia, 8-9 de diciembre, por publicarse.
252 CUARTA PARTE: FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
3
Entre los ejemplos m·s conocidos figuran: ìEl maestro de escuelaî, de Adriaen Van
Ostade, 1662; ìLa clase indisciplinadaî, de Jan Steen, aprox. 1670. El museo de la educa-
ciÛn conserva una pintura sobre el mismo tema de Egbert van Eemskerck: ìEl maestro de
escuelaî, 1687.
LA CUESTI”N DE LAS FUENTES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N 253
1) Historia y memoria
tando, en Alemania, las investigaciones m·s activas, toda vez que re-
sulta imperativo para la naciÛn alemana entender cÛmo la instituciÛn
escolar en ese paÌs, entonces una de las mejores de Europa, permitiÛ
que se desarrollara y floreciera tan monstruosa ideologÌa.
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FUENTES PARA LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN M…XICO 261
L
A CONFERENCIA QUE NOS HA presentado Marie-Madeleine
CompËre se divide en tres partes: a) fuentes oficiales de la
enseÒanza, b) relaciÛn entre archivos institucionales escolares
y la realidad escolar, y c) la historia de la educaciÛn y su relaciÛn con
la historia nacional. En la primera parte dejÛ en claro cÛmo el ma-
yor volumen de documentaciÛn que se ha generado alrededor del
proceso educativo es oficial, por lo que se corre el riesgo de recons-
truir la historia oficial de las instituciones educativas, obteniÈndose
una historia alejada de la realidad.
Para ello toma como ejemplo de las estadÌsticas histÛricas en
Francia, las encuestas que se levantaron para la enseÒanza secunda-
ria a fines del siglo XVIII y que han sido utilizadas por historiadores
de la educaciÛn hasta el siglo XX, en ocasiones sin ning˙n sentido
crÌtico, por lo que un primer elemento metodolÛgico que plantea la
doctora CompËre es la crÌtica de las fuentes por parte del historia-
dor: øquiÈn las hizo?, øcÛmo se hicieron? y øpara quÈ se hicieron?,
son las preguntas que debe hacer todo historiador a sus materiales
de investigaciÛn.
La crÌtica de fuentes se hace m·s necesaria en el caso de la fuen-
te cuantitativa. El censo, como la encuesta o el padrÛn, representa
tan sÛlo una instant·nea, una fotografÌa de la sociedad en el mo-
mento en el cual fue levantado el conteo numÈrico, por lo que se
puede tener una falsa apreciaciÛn del proceso histÛrico si no se re-
curre a una mayor abundancia de fuentes que permitan la confron-
taciÛn de cifras.
Otro elemento lo constituyen los conceptos que se utilizan en
los levantamientos cuantitativos. Se debe tener gran atenciÛn en el
264 CUARTA PARTE: FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
REFLEXI”N FINAL
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CINCO AFIRMACIONES,
CINCO COMENTARIOS:
EL PROBLEMA DE LAS
FUENTES EN LA HISTORIA DE
LA EDUCACI”N
L
A PONENCIA DE MARIE-MADELEINE CompËre me situÛ en un cam-
po poco discutido en MÈxico. Me refiero al asunto de com-
prender desde dÛnde, cÛmo y para quÈ utilizar las fuentes en
la historia de la educaciÛn. En mi caso, habiendo incursionado en la
antropologÌa histÛrica de Paul Friedrich (1991) durante el desarro-
llo de mi tesis doctoral (Bertely, 1998a), relacionada con la historia
social de la escolarizaciÛn en un pueblo indÌgena a lo largo de cien
aÒos, pude experimentar el reto que implica, para los historiadores
de la educaciÛn, el manejo de fuentes, oficiales y no oficiales, escri-
tas y orales.
Considerando que Marie-Madeleine apoya sus reflexiones en
estudios histÛricos realizados en distintos paÌses europeos, creo ne-
cesario compartir con ella, y con ustedes, algunas de mis experien-
cias como investigadora mexicana; experiencias que, a mi juicio,
validan, por lo menos, cinco de sus afirmaciones textuales, a la vez
que plantean contrastes entre la historia de la educaciÛn europea y
la mexicana. Baste decir que, en nuestro paÌs, esta historia se carac-
terizÛ por la compulsividad y violencia simbÛlica que implicÛ tanto
la construcciÛn del Estado nacional, como la aculturaciÛn impulsa-
da por medio de las escuelas.
Primera afirmaciÛn:
Segunda afirmaciÛn:
1
Archivo HistÛrico de la SecretarÌa de EducaciÛn P˙blica, 15, V, 1935: doc. 62; y
Bertely, 1998a.
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SEGUNDA PARTE: LA FORMACIÓN DE LA EDUCACIÓN NACIONAL
136
RESTAURAR LA MEMORIA 283
RESTAURAR LA MEMORIA
Susana Quintanilla
Departamento de Investigaciones
Educativas del Centro de
InvestigaciÛn y Estudios Avanzados
284 CUARTA PARTE: FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
RESTAURAR LA MEMORIA 285
E
L LIBRO DE ARENA SE INICIAcon el relato de un encuentro ocurri-
do en febrero de 1969 al norte de Boston, en Cambridge, en
la ribera del rÌo Charles (Borges, 1989:11-29). Jorge Luis
Borges, escritor ciego, universal y erudito como pocos hombres de
su siglo, prÛfugo de patria y de dogmas, se encuentra con Jorge Luis
Borges, muchacho argentino que no habÌa cumplido veinte aÒos y
preparaba un libro de versos, Los himnos rojos, dedicado a la gran
masa de oprimidos y parias.
Tras reponerse del asombro de verse a Èl mismo como era cin-
cuenta aÒos atr·s, el septuagenario conduce la conversaciÛn hacia
las letras, terreno com˙n e inevitable de los escribas. En el transcu-
rrir del di·logo, referentes literarios de por medio, descubre que su
igual es diferente. El hombre de ayer no es el hombre de hoy. Entre
uno y otro se interponen el tiempo y sus sucesos; es decir, la histo-
ria. Fue ella la que produjo un ser distinto al que Èste fue y querÌa
ser. No hubo fracaso; sÛlo diferencia. De joven, Jorge Luis Borges
veÌa en cada frase tintes rojos; ya maduro sÛlo podÌa percibir el
color amarillo, luces y sombras. En cuanto a las creencias, las
disimilitudes eran enormes: el zagal creÌa en la invenciÛn o descu-
brimiento de met·foras nuevas; el viejo, en cambio, sÛlo aceptaba
aquellas que correspondÌan a afinidades Ìntimas, la vejez de los hom-
bres y el ocaso, los sueÒos y la vida, el correr del tiempo y el agua.
Pese a ello, arriban a un puerto com˙n: las palabras leÌdas, escritas y
escuchadas. De no ser por ellas, el coloquio hubiera fracasado.
286 CUARTA PARTE: FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
II
III
1
Sobre esta polÈmica, vÈase ìEl lector infrecuenteî y ìPresencias realesî (Steiner, 1996
y 1996a:19-81).
RESTAURAR LA MEMORIA 293
2
Horas de estudio fue integrado a Obra crÌtica (HenrÌquez, 1981:49-50).
3
La leyenda del nido del alciÛn o martÌn pescador se refiere al nacimiento del nuevo
Rey Sagrado, despuÈs de que la reina, la Diosa Luna, ha conducido el cad·ver del Rey Viejo
a una isla sepulcral. Los pueblos costeros del Mediterr·neo solicitaban la protecciÛn de
AlcÌone contra las asechanzas del mar. Antes de zarpar, los navegantes extremaban sus ora-
ciones para sortear los arrecifes y las tormentas, ya que el alciÛn tenÌa el poder m·gico de
apaciguar la furia (Graves, 1996:209-212).
294 CUARTA PARTE: FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
BIBLIOGRAFÕA
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NaciÛn.
LA INSTRUCCI”N P⁄BLICA ELEMENTAL EN EL ESTADO DE M…XICO... 297
Quinta parte
LA INSTRUCCI”N P⁄BLICA
ELEMENTAL EN EL ESTADO
DE M…XICO EN LAS
PRIMERAS D…CADAS DEL
SIGLO XIX
PRESENTACI”N
D
ESDE EL NACIMIENTO DE LA Rep˙blica Mexicana, los gobernan-
tes enfrentaron el problema educativo. Este difÌcil tema ocupÛ
mucha tinta y mucho papel en el siglo XIX; prueba de ello es
toda la legislaciÛn sobre educaciÛn y todos los proyectos, planes,
reglamentos y programas que no se aprobaron o incluso que nunca
se discutieron. Sin embargo, toda esta documentaciÛn constituye
una evidencia del interÈs que existiÛ en los grupos que ocuparon el
poder federal y estatal por fomentar la instrucciÛn que acercarÌa a
MÈxico a los paÌses m·s desarrollados. En este contexto, mi presen-
taciÛn tiene como propÛsito ofrecer un breve panorama de la ins-
trucciÛn primaria escolarizada en el Estado de MÈxico en las prime-
ras dÈcadas del siglo XIX. He dividido la exposiciÛn en dos partes.
En la primera me refiero al estado de la instrucciÛn p˙blica en la
entidad entre 1824 y 1833. En la segunda expongo una breve visiÛn
de las escuelas p˙blicas y particulares en el municipio de Toluca de
1824 a 1863.
EL ESTADO DE M…XICO
1
Memoria de Gobierno 1825, 1827, 1829 (ediciÛn facsimilar), (Gobierno del Estado de
MÈxico, 1991).
LA INSTRUCCI”N P⁄BLICA ELEMENTAL EN EL ESTADO DE M…XICO... 303
2
…ste se fundÛ en Tlalpan en febrero de 1828 y la Legislatura, en una campaÒa, lo cerrÛ
en mayo de 1830. En mayo de 1833 se reabriÛ en Toluca, capital del estado desde 1830.
3
Decretos del Congreso Constituyente, 1830 (LI Legislatura, 1991).
304 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
5
Memoria de Gobierno del Estado, de 16 de octubre de 1830 a 15 de octubre de 1831.
LA INSTRUCCI”N P⁄BLICA ELEMENTAL EN EL ESTADO DE M…XICO... 307
6
Memoria de Gobierno de 1833.
308 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
MUNICIPIO DE TOLUCA
7
Respecto a los pueblos del municipio no se tienen noticias de personas que hayan
solicitado expresamente abrir una escuela particular, pero existen testimonios de que en los
periodos en los que el Ayuntamiento no podÌa pagar el sueldo de los preceptores, los padres
de familia lo hacÌan con sus propios recursos.
8
AHMT, r. 10, secc. 1, c. 1 y 2, expedientes de 1824 a 1863.
310 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
9
Este preceptor fue muy conocido y respetado por las autoridades por los conocimien-
tos que poseÌa. Con frecuencia era solicitado para fungir como sinodal en los cert·menes
p˙blicos y como examinador de los preceptores que pretendÌan dirigir alguna de las escue-
las municipales o abrir escuela particular.
10
Esto podÌa variar dependiendo de la forma de gobierno (centralismo o federalismo).
AHMT, s. e, c. 7, exp. 416, 1832, 8, 7, 1.
11
AsÌ se les registra especialmente en las dÈcadas de 1820 y 1830. El llamarlas p˙blicas
podÌa deberse al hecho de que no cobraban cuota alguna por la instrucciÛn, o bien a la
laxitud del tÈrmino mismo.
LA INSTRUCCI”N P⁄BLICA ELEMENTAL EN EL ESTADO DE M…XICO... 311
nidas por el gobierno del estado12 fue efÌmera, y las sostenidas por la
Iglesia, con el paso del tiempo fueron perdiendo la importancia que
todavÌa tenÌan en la dÈcada de 1820.
Las escuelas elementales óp˙blicas y particularesó en el muni-
cipio de Toluca, como en el resto del estado, enseÒaban lectura,
escritura, elementos de aritmÈtica y la doctrina cristiana, educaciÛn
moral y elementos de educaciÛn cÌvica, y costura, asÌ como bordado
en las escuelas de niÒas.13 En 1848 se impuso a las escuelas p˙blicas
la enseÒanza de las constituciones polÌticas nacional y estatal, aun-
que desde dÈcadas atr·s se impartÌan elementos de educaciÛn cÌvica
y catecismo polÌtico. TambiÈn es probable que algunos libros de lec-
tura hayan incluido lecciones de geografÌa, pero es hasta los prime-
ros aÒos de la dÈcada de 1850 cuando algunos preceptores de las
escuelas municipales empiezan a solicitar los ìcatecismos de geogra-
fÌaî de Akermann.14 Por otro lado, la ConstituciÛn federal de 1857
suprimiÛ las pr·cticas religiosas en este tipo de escuelas, pero en el
Estado de MÈxico se siguieron impartiendo clases de doctrina cris-
tiana. AsÌ lo constatan los ramos que en la pr·ctica se enseÒaban y
los libros escolares empleados en las escuelas p˙blicas del munici-
pio.
12
La escuelas de niÒos (Hidalgo) y la Amiga, establecidas en la dÈcada de 1830 y soste-
nidas con recursos estatales, no perduraron m·s de cuatro aÒos. La escuela Hidalgo que
aparece en los inventarios en los aÒos cincuenta, era municipal.
13
En la Ley Org·nica de 1834 se seÒala en el Art. 10 que la enseÒanza de las niÒas
incluya el dibujo lineal, quiz· con la idea de que Èste era necesario en la elaboraciÛn de las
prendas de vestir.
14
En 1851, el preceptor de la escuela Hidalgo solicitaba, entre otros libros, catecismos
de geografÌa. AHMT, r. 10, secc. 1, c. 1, exp. s.n., 1851.
312 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
BIBLIOGRAFÕA
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ARCHIVOS
136
EL IMPUESTO DE INSTRUCCI”N DETERMINA LA CALIDAD... 315
EL IMPUESTO DE
INSTRUCCI”N DETERMINA
LA CALIDAD EDUCATIVA.
EL ESTADO DE M…XICO,
1872-1912
MÌlada Bazant
El Colegio Mexiquense, A.C.
316 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
EL IMPUESTO DE INSTRUCCI”N DETERMINA LA CALIDAD... 317
E
STA PONENCIA TRATA SOBRE EL aspecto que definiÛ la calidad edu-
cativa en las comunidades mexiquenses: el impuesto de ins-
trucciÛn. Asimismo, se trata el tema del aparato burocr·tico
del estado y de los municipios, ambos claves para entender el desa-
rrollo en la recaudaciÛn del impuesto y su consecuente supresiÛn en
1912.
Desde que se fundÛ el Estado de MÈxico como entidad polÌtica
en 1824, se estableciÛ que la contribuciÛn directa de los habitantes
se invertirÌa de preferencia en el desarrollo de la educaciÛn y serÌa
administrada por los municipios.1 DÈcadas subsiguientes enfrenta-
ron la anomalÌa en el cobro del impuesto, la resistencia de los habi-
tantes a pagarlo y la inequitativa distribuciÛn de las escuelas, todo
ello derivado de una estructura administrativa ineficiente empeora-
da por los sucesivos cambios polÌticos.
Gracias al triunfo de los liberales y a la paz como resultado, a
partir de la dÈcada de los setenta del siglo XIX, las autoridades se
abocaron a mejorar el aparato burocr·tico que cada vez fue m·s
eficiente y llegÛ a su punto m·s perfeccionado en la Època del go-
bernador JosÈ Vicente Villada (1889-1904).
Adem·s del gobernador, el personaje clave en la administraciÛn
era el secretario general, portavoz del gobierno que daba a conocer
1
El 3 de octubre de 1825 se facultÛ a los Ayuntamientos para manejar por sÌ mismos las
contribuciones; el 16 de febrero de 1827 se especificÛ que Èstas se invertirÌan, de preferen-
cia, en el establecimiento, mejora y arreglo de las escuelas. El impuesto se aplicarÌa a todos
los individuos econÛmicamente activos entre los 18 y 60 aÒos, cuyo monto se tasaba en tres
dÌas de sueldo al aÒo, debiendo pagarse lo correspondiente a un dÌa cada cuatro meses (GEM,
1974:24).
318 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
2
El primero tenÌa a su cargo las escuelas de los distritos de Lerma, Tenango y Tenancingo;
el segundo, las escuelas de los distritos de Sultepec, Temascaltepec y Villa del Valle (Valle de
Bravo); el tercero, las de los distritos de Ixtlahuaca y Jilotepec; el cuarto, las de Zumpango,
Cuautitl·n y Tlalnepantla; el quinto, las de Otumba, Texcoco y Chalco, y el sexto, las de
Toluca y Almoloya. ìReglamentoî del 15 de mayo de 1874, ColecciÛn decretos, t. XI, p. 33.
3
La suma de Èstos era de 116, pero no en todos el director de la escuela de niÒos de la
cabecera contaba con profesores auxiliares a quienes confiar el establecimiento durante sus
ausencias. ìReglamento de InstrucciÛn Primariaî, 2 de junio de 1899, Informes, 1911, t. II,
pp. 443-444.
EL IMPUESTO DE INSTRUCCI”N DETERMINA LA CALIDAD... 319
A lo largo del siglo XIX y durante algunas dÈcadas del XX, la adminis-
traciÛn de la educaciÛn pasÛ varias veces de las manos del gobierno
estatal a los municipios, y viceversa. Mucho se ha discutido acerca
de esta polÌtica centralizadora del gobierno (cuando le ha retirado
esta responsabilidad a los municipios), pues no ha dejado que los
Ayuntamientos se desarrollen como focos de representaciÛn popu-
lar. Sin embargo, el problema va m·s all· de una mera polÌtica cen-
tralizadora, pues cuando el gobierno decidÌa quitarle las escuelas a
los municipios era porque Èstos, econÛmicamente, no podÌan hacer-
se cargo de ellas.
Con el objetivo de impulsar la educaciÛn en los municipios, el
gobernador Alberto GarcÌa creÛ en 1873 las Juntas de InstrucciÛn
P˙blica. Dichas Juntas se componÌan del presidente municipal, del
sÌndico del Ayuntamiento y de tres vecinos nombrados por el cabil-
do. La labor que desarrollaban los miembros era distinta a la de los
inspectores; ellos nombraban y removÌan a los preceptores, vigila-
ban la recaudaciÛn, proponÌan al Ayuntamiento las necesidades que
tenÌan las escuelas, invitaban a los vecinos de los pueblos a construir
locales, etcÈtera.4
El deseo del gobierno era fortalecer a los municipios; sin em-
bargo, el mismo era imposible si no se tomaban otras medidas indis-
pensables. Por ejemplo, ni los miembros de las Juntas ni los del ca-
bildo percibÌan un sueldo, pues se consideraba que el honor y el
prestigio social al desempeÒar un puesto de tal envergadura era su-
ficiente. De esta forma, sin el estÌmulo de una retribuciÛn y con el
compromiso que eso significaba para cumplir con ciertas funciones,
las Juntas no cumplieron con su cometido. Por otra parte, la ley
tampoco les dio el poder para tomar decisiones, salvo aquella de
nombrar y remover maestros. A la postre, los miembros de las Jun-
tas promocionaban o removÌan maestros seg˙n simpatÌas o antipa-
4
ColecciÛn decretos, t. X, pp. 222-224. Un aÒo despuÈs se ampliaron sus funciones;
tambiÈn debÌan vigilar que los niÒos fuesen a las escuelas, que los padres no los ocuparan en
las labores del campo, etcÈtera. ìLey de instrucciÛnî, 30 de abril de 1874, ColecciÛn decre-
tos, t. XI, p. 30.
320 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
5
Mirafuentes, 1879, pp. 115-116, 152 y 154; Villada, 1894, p. 179; Villada, 1898:
Anexo 33; AHEM, fondo EducaciÛn, secciÛn EducaciÛn, serie Primarias, vol. 2, 8 de julio de
1904; Informes, t. II, pp. 383-384 y 387.
6
De 1889 a 1901 se distrajeron del tesoro p˙blico $905,561.61 para cubrir los gastos
del sector. En un aÒo se recaudaban aproximadamente $210.00 como impuesto de instruc-
EL IMPUESTO DE INSTRUCCI”N DETERMINA LA CALIDAD... 321
ciÛn y el gobierno completaba los gastos con $80.00, aproximadamente. Memoria Hacien-
da, 1894, p. 10; Gaceta del Gobierno, 19 de marzo de 1902.
7
Los jueces eran representantes del Ayuntamiento en todos los pueblos donde no lo
habÌa y fueron, en n˙mero, las personas que desarrollaron m·s esta labor. En teorÌa, a los
jueces se les pagaba 6% de lo recaudado, pero habÌa comunidades en donde la cantidad
recaudada era tan baja que ganaban al mes $0.5 a $0.15; esto sucedÌa aun en Malinalco, que
era una de las municipalidades que m·s recaudaban; el sueldo m·s alto fue de $0.40 AHEM,
fondo Ingresos, 30 de abril de 1890. Por el contrario, los administradores de rentas y teso-
reros tenÌan un sueldo asignado por la Junta auxiliar, con conocimiento de la superior y
aprobado por el gobierno.
322 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
8
Constituciones Estado de MÈxico, 1861, p. 126. La ConstituciÛn de 1870 no mencio-
nÛ nada acerca de los Ayuntamientos.
9
Lo grave del asunto es que sÌ se dedicaban a otras labores y los casos de incompetencia
eran frecuentes. El jefe polÌtico de Texcoco, Francisco del Palacio, se referÌa a los presiden-
tes municipales en 1905 como ìhombres humildes e ignorantesî. Por ejemplo, el presidente
EL IMPUESTO DE INSTRUCCI”N DETERMINA LA CALIDAD... 323
municipal de El Oro, por citar alg˙n ejemplo, se dedicaba a fomentar los gallos, el billar y
los naipes. AHEM, secciÛn Gobierno (B), vol. 900; fondo EducaciÛn, secciÛn EducaciÛn,
serie Primarias, vol. 9, 16 de marzo de 1897.
10
HabÌa 596 pueblos, 372 barrios, 380 haciendas, 330 ranchos y 279 rancherÌas (Villada,
1894:111), cuyo total eran 1 955 poblaciones que en teorÌa tendrÌan un juez auxiliar (he-
mos excluido aquÌ las cabeceras de municipalidad y municipio, y las ciudades y villas que
tenÌan Ayuntaminto y por ende eran administradas por un presidente municipal).
11
La SecretarÌa General contestÛ: ìQue cite a los auxiliares y los convenza que, como
servidores p˙blicos del Estado, deben hacer la recaudaciÛn en sus respectivos barriosî.
AHEM, fondo EducaciÛn, secciÛn EducaciÛn, serie DirecciÛn de EducaciÛn, 12 de agosto de
1901.
12
AHEM, fondo EducaciÛn, secciÛn EducaciÛn, serie DirecciÛn de EducaciÛn, 30 de
diciembre de 1909.
324 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
Desde 1872 se estableciÛ esta gracia. ColecciÛn decretos, t. X, p. 88. El pueblo de San
14
Lorenzo, en Chalco, administraba su escuela desde 1877; aunque la mayorÌa de los habitan-
tes pagaba como impuesto de instrucciÛn $0.15, algunos ìse cuotizaron voluntariamente
con 25 y 18 centavosî. AHEM, fondo EducaciÛn, secciÛn EducaciÛn, serie Primarias, vol. 8,
30 de octubre de 1896.
15
VÈase, por ejemplo, ¡vila, 1988, p. 168.
16
En Jocotitl·n, Ixtlahuaca, por ejemplo, los jornaleros ganaban en 1885, $0.18 diarios,
trabajaban de 6 a.m. a 6 p.m. y pedÌan dinero prestado. En Teotihuac·n, Texcoco, ganaban
en el mismo aÒo de $0.25 a $0.31 diarios; el lunes se les prestaba $0.25, el miÈrcoles se les
EL IMPUESTO DE INSTRUCCI”N DETERMINA LA CALIDAD... 325
daba el maÌz y el s·bado el completo de la raya. En algunos distritos, como en Chalco, las
condiciones de trabajo y el salario eran mejores que en otros, pero se puede decir que en
general los jornaleros vivÌan en una economÌa de subsistencia. Diario Oficial, 29 de junio y
14 de julio. Recordemos tambiÈn el papel tan importante que en este aspecto desempeÒaron
las tiendas de raya.
17
VÈase, por ejemplo, el Diario Oficial (nacional) y la Gaceta del Gobierno (estatal);
ambos contienen informaciÛn detallada de las buenas y malas cosechas de maÌz por munici-
palidad y distrito.
18
Esto fue en agosto de 1877. AMPOL, secciÛn Manuscritos, caja 7, exp. 1, aÒos 1877-
1879.
326 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
19†
AsÌ lo manifestÛ el tesorero de la municipalidad de Toluca a la Junta Superior. AHEM,
fondo EducaciÛn, serie EducaciÛn, secciÛn Primarias, vol. 6, 11 de agosto de 1886.
20†
Por ejemplo, el kilo de maÌz costaba en 1893, $0.04, y el de frijol, $0.07. Gaceta del
Gobierno. Diez aÒos despuÈs costaban lo doble.
21
En 1874 se establecieron dos tipos de escuelas; en 1890 aumentaron a tres. Las escuelas
de primera clase o de organizaciÛn perfecta tenÌan un profesor por curso anual y llevaban un
elenco de materias muy completo. Las escuelas de segunda clase o de organizaciÛn econÛmica
tenÌan un profesor por curso anual (uno que generalmente enseÒaba primero y tercer aÒos, y
otro, segundo y cuarto) y un programa de estudios m·s reducido. Por ˙ltimo, habÌa las de
tercera clase o rudimentarias, en las cuales habÌa un solo maestro y el elenco de materias era
todavÌa m·s reducido. ColecciÛn decretos, t. XI, p. 23; t. XXII, pp. 374-375 y 378.
EL IMPUESTO DE INSTRUCCI”N DETERMINA LA CALIDAD... 327
22†
Por ejemplo, los inspectores descubrieron en algunas municipalidades capitales de
gran importancia a favor de la educaciÛn que eran ignorados por las autoridades o su indo-
lencia hacÌa que no procedieran ni siquiera al cobro de los rÈditos. Por citar alguno: el
gobieno de Ju·rez habÌa cedido a favor de la instrucciÛn p˙blica del distrito de Tenancingo
los capitales de impuestos sobre predios ubicados en aquel distrito y que pertenecieran a la
nacionalizaciÛn de los bienes del clero. El visitador ìdesentraÒÛî esos capitales, los escriturÛ
y su monto sirviÛ para fundar seis escuelas. Discurso Villada, 1893, p. 13. Por otra parte,
tambiÈn fue m·s eficiente el cobro de multas a los causantes morosos.
23†
Iniciativa del Ejecutivo, Gaceta del Gobierno, 12 de octubre de 1912, citado por
Riguzzi, 1998.
24†
SÛlo la rudimentaria, un tipo de educaciÛn preescolar en las zonas rurales, se quedÛ
a cargo de los municipios. Desde 1922, el Ejecutivo se encargÛ de manejar todo lo relativo
al ramo educativo. GEM, 1974, cuarta parte.
25
En 1910 sÛlo superado por Chihuahua, que destinÛ 43% a este sector. Gonz·lez
Navarro, 1956, p. 211.
328 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
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Toluca, El Colegio Mexiquense, A.C.-Gobierno del Estado de
MÈxico.
ARCHIVOS Y SIGLAS
P
RESUMO QUE PARA EL QUEestudia los procesos de escolarizaciÛn
de las primeras cuatro dÈcadas del siglo xx desde una perspec-
tiva social y, quiz·s por ello, regional o local, la entrada en
escena de la Escuela Rural Federal debe asumir el car·cter de un
verdadero parte aguas analÌtico, m·s a˙n si la regiÛn de la que se
trate es una regiÛn escolarmente ìviejaî, como lo eran los distritos
de Texcoco y Chalco, cuya experiencia con la instituciÛn se remon-
ta a los dÌas de la Colonia.
SostendrÌa mi afirmaciÛn a pesar de hallazgos que argumentan
que la escuela revolucionaria no representÛ, necesariamente, una
ruptura con las pr·cticas pedagÛgicas del porfiriato sino que, antes
bien, existiÛ en ese terreno una suerte de soluciÛn de continuidad.
No dudo que esto fuese asÌ. No dudo que los grandes leitmotivs que
trajo la polÌtica educativa postrevolucionaria ódesfanatizaciÛn, so-
cializaciÛn, coeducaciÛn, etcÈteraó no lograsen rebasar la Ûrbita
del discurso ideolÛgico para concretarse en pr·cticas debido a un
amplio n˙mero de factores contingentes (inercia entre reformas
curriculares y formaciÛn docente, resistencias culturales en maes-
tros, alumnos y padres de familia; problemas del propio aparato
burocr·tico en la instrumentaciÛn de las polÌticas, etcÈtera).
Sin embargo, llevados o no a la pr·ctica, esos grandes objetivos
de la pedagogÌa federal produjeron efectivamente climas socio-polÌ-
ticos en el orden comunitario que afectaron las condiciones sociales
de recepciÛn de la escuela. Basta examinar la relaciÛn entre pr·cti-
cas pedagÛgicas y conflicto social en torno a la escuela federal en el
curso de las dos grandes coyunturas polÌtico-ideolÛgicas de esos aÒos
334 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
1
D. Trueba, secretario general de Gobierno del Estado de MÈxico a jefe del Depto. de
Cultura IndÌgena de la SEP; Toluca, 21 de enero de 1924.
LA ESCUELA RURAL FEDERAL Y LA TRANSFORMACI”N... 337
2
VÈase: AHSEP, exp. 770.16.
338 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
5
Este aspecto requiere profundizarse mediante el estudio de la documentaciÛn existen-
te en el AHSEP, ya que pocas semanas antes de que se celebrase la Asamblea, estallÛ un
movimiento de protesta de los profesores de la zona escolar de Tlalnepantla en respuesta a
las prerrogativas que habÌa dado el inspector federal a las autoridades locales para inspec-
cionar administrativamente la marcha de las escuelas. El movimiento tuvo cierto eco en la
prensa nacional y produjo consultas entre la DirecciÛn Federal de EducaciÛn del Estado de
MÈxico (DFEEM) y la SecretarÌa de Gobierno del Estado de MÈxico. VÈase: AHSEP, expedien-
tes sin catalogar, caja 1229.
LA ESCUELA RURAL FEDERAL Y LA TRANSFORMACI”N... 341
BIBLIOGRAFÕA
Bendix, Reinhard
1974 Estado nacional y ciudadanÌa, Buenos Aires, Amorrortu.
ARCHIVOS
136
EL GASTO EN EDUCACI”N: LOS GOBIERNOS CACIQUILES... 345
EL GASTO EN EDUCACI”N:
LOS GOBIERNOS CACIQUILES
DEL ESTADO DE M…XICO
Norberto LÛpez Ponce
El Colegio Mexiquense, A.C.
346 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
EL GASTO EN EDUCACI”N: LOS GOBIERNOS CACIQUILES... 347
INTRODUCCI”N
L
AS INVESTIGACIONES SOBRE POLÕTICA educativa han soslayado el
rubro de los pesos y centavos y centrado su atenciÛn en inicia-
tivas y decisiones del Ejecutivo federal y estatal que aterrizan
en leyes de educaciÛn, disposiciones org·nicas, reformas educati-
vas, planes y programas de estudio, reglamentos institucionales y
proyectos diversos. Lo que aquÌ se presenta, en cambio, se orienta a
conocer la forma como se concretÛ ese discurso educativo a partir
del monto de dinero contante y sonante gastado por el gobierno
estatal para cumplir sus iniciativas educativas.
En forma especÌfica, se trata de conocer el comportamiento del
gasto educativo durante el periodo en el cual el Ejecutivo estatal
estuvo en poder de los caciques polÌticos regionales; es decir, perso-
najes ligados al grupo revolucionario triunfante: AgustÌn Mill·n Vi-
vero, Abundio GÛmez DÌaz, Carlos Riva Palacio, Filiberto GÛmez
DÌaz, JosÈ Luis SolÛrzano, Eucario LÛpez Contreras y Wenceslao
Labra. El lapso abarca siete gobernadores y comprende un arco
cronolÛgico que va de 1917 a 1941, haciendo un total de 44 aÒos.
El an·lisis se realiza desde el marco que se ha dado en llamar el
Estado interventor o benefactor implÌcito en la ConstituciÛn del 5
de febrero de 1917. En esa Carta Magna quedÛ establecido un pacto
polÌtico y moral entre los grupos constitucionalistas triunfantes en
la RevoluciÛn Mexicana, seg˙n el cual el Estado emergente debÌa
asumir el car·cter de agente rector del desarrollo econÛmico, polÌti-
co, social y cultural de la naciÛn. En Èl, la educaciÛn de masas res-
348 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
1
Gaceta del Gobierno, septiembre de 1922.
EL GASTO EN EDUCACI”N: LOS GOBIERNOS CACIQUILES... 349
2
Biblioteca ìJosÈ Ma. Luis Moraî de la H. Legislatura del Estado de MÈxico, Decreto
de egreso, 30 de diciembre de 1928. Las cantidades relativas al presupuesto educativo, a la
escuela primaria y otros rubros se obtuvieron del mismo decreto.
3
Loc. cit.
4
Gaceta del Gobierno, 3 de marzo de 1920.
350 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
5
Biblioteca ìJosÈ Ma. Luis Moraî, Decreto de egresos, 31 de diciembre de 1921, y
Decreto de egresos, 18 de noviembre de 1924.
6
Gaceta del Gobierno, 8 de abril de 1922.
EL GASTO EN EDUCACI”N: LOS GOBIERNOS CACIQUILES... 351
7
Biblioteca ìJosÈ Ma. Luis Moraî, Decreto de egresos, 24 de noviembre de 1925.
352 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
8
Biblioteca ìJosÈ Ma. Luis Moraî, de la H. Legislatura del Estado. Decreto n˙m. 36,
diciembre 30 de 1928.
9
PeriÛdico Oficial del Gobierno del Estado, 6 de marzo de 1918.
EL GASTO EN EDUCACI”N: LOS GOBIERNOS CACIQUILES... 353
10
Biblioteca ìJosÈ Ma. Luis Moraî, Decreto de egresos, 31 de diciembre de 1921.
11
Informes de Gobierno.
12
Loc. cit.
354 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
13
Biblioteca ìJosÈ Ma. Luis Moraî, Decreto 19 de septiembre de 1918. Ley General de
EducaciÛn, artÌculos del 95 al 108.
EL GASTO EN EDUCACI”N: LOS GOBIERNOS CACIQUILES... 355
14
Gaceta del Gobierno, 6 de marzo de 1930, n˙m. 5.
15
Biblioteca ìJosÈ Ma. Luis Moraî, Decreto 13 de noviembre de 1934.
356 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
16
Biblioteca ìJosÈ Ma. Luis Moraî, Decreto 30 de diciembre de 1929 y Decreto 16 de
diciembre de 1936.
17
Biblioteca ìJosÈ Ma. Luis Moraî, Decreto 23 de diciembre de 1933.
EL GASTO EN EDUCACI”N: LOS GOBIERNOS CACIQUILES... 357
18
Biblioteca ìJosÈ Ma. Luis Moraî, Decreto 16 de diciembre de 1936.
19
Biblioteca ìJosÈ Ma. Luis Moraî, Decreto 8 de diciembre de 1932.
20
Loc. cit.
21
Archivo HistÛrico de la Escuela Normal n˙m. 2 de Toluca, caja 103, exp. 2655, 1930.
358 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
22
Biblioteca ìJosÈ Ma. Luis Moraî, Decreto 10 diciembre de 1935.
23
Gaceta del Gobierno, 12 de septiembre de 1936, n˙m. 22.
360 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
24
Gaceta del Gobierno, 24 de septiembre de 1930, n˙m. 25. Informe que rinde el Eje-
cutivo del Estado a la H. Legislatura local el 1∫ de septiembre de 1930.
25
Gaceta del Gobierno, 20 de julio de 1938, n˙m. 6.
EL GASTO EN EDUCACI”N: LOS GOBIERNOS CACIQUILES... 361
diciembre de 1940.
362 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
28
Biblioteca ìJosÈ Ma. Luis Moraî, Decreto 27 de diciembre de 1939.
EL GASTO EN EDUCACI”N: LOS GOBIERNOS CACIQUILES... 363
29
Wenceslao Labra, Dos aÒos al servicio del Estado de MÈxico, Toluca, 15 de septiembre
de 1939.
30
Loc. cit.
31
Wenceslao Labra, Mi cuarto aÒo de Gobierno, Toluca, 15 de septiembre de 1941.
364 QUINTA PARTE: MESA REDONDA SOBRE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN...
CONCLUSIONES
32
Estatuto JurÌdico de los Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado y de los
Municipios, Toluca, 1939.
33
Estimado. Informe del Gobernador Wenceslao Labra, 1940, 5 de septiembre de 1940.
EL GASTO EN EDUCACI”N: LOS GOBIERNOS CACIQUILES... 365
BIBLIOGRAFÕA
136
A MANERA DE CIERRE. ìNI BLANCOS NI NEGROSî: COMENTARIOS SOBRE ... 369
A MANERA DE CIERRE.
ìNI BLANCOS NI NEGROSî:
COMENTARIOS SOBRE LOS
RETOS DE LA HISTORIA DE
LA EDUCACI”N EN M…XICO
Alicia Civera
El Colegio Mexiquense, A.C.
Carlos Escalante
Instituto Superior de Ciencias de la
EducaciÛn del Estado de MÈxico
370 DEBATES Y DESAFÕOS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN M…XICO
A MANERA DE CIERRE. ìNI BLANCOS NI NEGROSî: COMENTARIOS SOBRE ... 371
E
L ENCUENTRO DE TOLUCA SE preparÛ para dar pie a una discu-
siÛn que resultaba no sÛlo vigente sino tambiÈn necesaria y
˙til para el quehacer de las y los historiadores. A la convoca-
toria acudieron colegas nacionales y extranjeros, muchos de ellos
participantes asiduos de anteriores encuentros, aunque desde luego
faltaron muchos otros cuyas aportaciones al campo han sido de gran
importancia.
El ya largo trayecto recorrido por la historiografÌa de la educa-
ciÛn en MÈxico ha pasado por diversas estaciones y ha arribado a
sÛlidos puertos que constituyen a su vez nuevos puntos de partida.
Creemos que los trabajos de este Encuentro constituyen uno de esos
puntos de partida para recorrer nuevas rutas. Sin la pretensiÛn de
realizar un balance completo, ni un recuento exhaustivo, queremos
aprovechar la oportunidad para plantear algunos tÛpicos que consi-
deramos relevantes, y que requieren de una permanente reflexiÛn y
de un intercambio colectivo, para agendas futuras.
Este libro muestra con claridad la existencia de diferentes pos-
turas que son parte de un rico debate que ha enriquecido al campo.
Esta diversidad, y los posibles desacuerdos que conlleva, no debe
verse como una debilidad, sino como una seÒal clara de la fortaleza
del campo. Partimos de la idea de que los debates no pueden mane-
jarse con posiciones reduccionistas y dualistas (lo cualitativo versus
lo cuantitativo, la historia nacional versus la historia regional, las
normas versus las pr·cticas, etcÈtera), por lo que pretendemos ama-
rrar algunas partes de esos debates, tratando de mostrar su riqueza y
complejidad. Tales seÒalamientos han quedado ordenados confor-
372 DEBATES Y DESAFÕOS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN M…XICO
1
El trabajo de Juan Alfonseca (en este volumen) es interesante en este sentido al analizar
la micro-polÌtica en torno a la escuela rural federal. La federalizaciÛn de la enseÒanza se dio,
seg˙n este autor, por una vÌa cupular, pero tambiÈn por una popular, mismas que fueron
atravesadas por los conflictos locales acerca de la jurisdicciÛn sobre la escuela y de Èsta
sobre el orden comunitario.
A MANERA DE CIERRE. ìNI BLANCOS NI NEGROSî: COMENTARIOS SOBRE ... 375
2
El trabajo de MÌlada Bazant (en este volumen) es un buen ejemplo de ello. Al estudiar
la recaudaciÛn de impuestos para sostener las escuelas, recrea minuciosamente las relacio-
nes entre los diversos sujetos locales involucrados en la gestiÛn escolar.
376 DEBATES Y DESAFÕOS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN M…XICO
y para ello resulta necesario verla desde dentro; es decir, como pr·c-
tica, asÌ como comprender el papel de los sujetos que intervienen en
ella, pero øde quÈ manera hacerlo?
Tanto en el artÌculo mencionado de Julia como a lo largo de las
p·ginas de este libro se han presentado varias propuestas, algunas
de ellas diferentes: la problematizaciÛn teÛrica de la distancia entre
las normas y las pr·cticas (Julia, Tanck, Staples y Rockwell), la re-
lectura de fuentes (Julia, Quintanilla, CompËre y Vaughan) o la re-
cuperaciÛn de nuevas fuentes (Julia, CompÈre, Bertely, Tanck y
LazarÌn), la adopciÛn y adecuaciÛn de la metodologÌa de otras disci-
plinas cientÌficas (Rockwell, Bertely, Gonzalbo, Vaughan y De la PeÒa)
o la investigaciÛn interdisciplinaria (Aguirre). No tiene sentido aquÌ
resaltar nuevamente los numerosos aportes de los trabajos incluidos
en este libro, asÌ es que m·s que comentarlos, quisiÈramos mencio-
nar en forma muy general algunas preocupaciones en torno a las
tendencias actuales de la historia de la educaciÛn en MÈxico.
El ìdescensoî a las pr·cticas y a la vida cotidiana, en el caso de
la historia de la educaciÛn en MÈxico, tuvo un empalme especial
con el auge de la historia regional, por un lado, y el ìgiro culturalî
en la historia y en las ciencias sociales, por el otro. Ello ha sido
fructÌfero en varios sentidos, pero tambiÈn puede traer consigo al-
gunos peligros. Uno de ellos es que en el af·n de mirar finamente las
minucias de lo que ocurre en la vida cotidiana, muchos investigado-
res han optado por limitar espacial y temporalmente su objeto de
estudio, de manera que óal igual que en el caso de la historia regio-
nal como ya mencion·bamos antesó estamos m·s cerca de los hom-
bres de carne y hueso, pero nos alejamos de la comprensiÛn de los
procesos de largo alcance.
Otro de ellos es la paradoja de que el intento de acercarse a la
diversidad de sujetos involucrados en lo educativo ha ido acompa-
Òada de una tendencia a dejar atr·s el an·lisis polÌtico, lo cual limita
nuestras posibilidades de historizar y comprender las relaciones en-
tre dichos sujetos y de cuestionar los lÌmites y posibilidades de su
acciÛn. Estas tendencias son claras al observar los tÌtulos de las po-
nencias inscritas en el Encuentro. Los temas preferidos son la instru-
mentaciÛn de reformas en espacios o instituciones en momentos muy
especÌficos (como por ejemplo, la educaciÛn socialista), descripcio-
nes de la vida cotidiana escolar, la lectura y los libros de texto, o
A MANERA DE CIERRE. ìNI BLANCOS NI NEGROSî: COMENTARIOS SOBRE ... 377
3
En este libro hay varios textos que incluyen y redimensionan el an·lisis polÌtico, como
por ejemplo la conferencia de Mary Kay Vaughan y el trabajo de Juan Alfonseca, como ya se
mencionÛ.
4
Los textos de MÌlada Bazant y Norberto LÛpez (en este volumen) entre otros, son
ejemplos contrarios a lo expresado aquÌ, al analizar el financiamiento para la educaciÛn.
378 DEBATES Y DESAFÕOS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N EN M…XICO
para ìestudiar las culturas escolares del pasado con una mirada
etnogr·ficaî. La primera de ellas se refiere a ìøcÛmo imaginar las
pr·cticas culturales?î (lo que ella llamÛ ìafinar la miradaî a partir
de ìpensar acerca de la nociÛn de cultura escolar que manejamos
implÌcitamenteî), y la segunda tarea alude a ìøcÛmo encontrar indi-
cios de una historia sin huellas?î (lo que denominÛ ìdisciplinar la
miradaî).
En ese intercambio, la sociologÌa y la antropologÌa han sido las
ciencias m·s cercanas a nosotros, pero se debe mantener di·logo
con otras. Pilar Gonzalbo ha subrayado la importancia de recurrir a
la demografÌa, y por los comentarios vertidos en la conferencia de
Mary Kay Vaughan, resulta muy importante tambiÈn la geografÌa, la
cual notoriamente hemos descuidado. El reto de abrir el di·logo
con otras disciplinas, adoptar sus metodologÌas o procurar un traba-
jo interdisciplinario es un tema presente en muchos de los trabajos
presentados en este libro y que requiere de una discusiÛn profunda
(al igual que otros temas), tal y como plantea la Dra. MarÌa Esther
Aguirre en su comentario. Por el momento sÛlo quisiÈramos men-
cionar que, para abrir el di·logo, se ha de tomar en cuenta la propia
historia de las disciplinas: la historia de sus b˙squedas y de los cami-
nos que han recorrido para formular respuestas y nuevas preguntas,
y considerar las m˙ltiples formas como Èstas pueden enlazarse o no,
con la b˙squeda propia de la historia de la educaciÛn. Creemos que
sÛlo de este modo puede llegar a ser enriquecedor dicho di·logo.
3) RITMOS Y PERIODOS
REFERENCIAS
Ginzburg, Carlo
1983 ìSeÒales. RaÌces de un paradigma indiciarioî, en Aldo Gar-
gani, Crisis de la razÛn, nuevos modelos en la relaciÛn entre
saber y actualidad humana, MÈxico, Siglo XXI.
Julia, Dominique
1995 ìLa cultura escolar como objeto histÛricoî, en Enrique Gon-
z·lez y Margarita Menegus (coords.), Historia de las univer-
sidades modernas en HispanoamÈrica. MÈtodos y fuentes,
MÈxico, CESU-UNAM.
Levi, Giovanni
1993 ìSobre la microhistoriaî, en Peter Bruke et al., Formas de
hacer historia, MÈxico, Alianza Editorial.
Lista de ponentes y
ponencias presentados en
el VII Encuentro Nacional
y III Internacional de
Historia de la EducaciÛn
390 LISTA DE PONENTES Y PONENCIAS PRESENTADOS EN...
LISTA DE PONENTES Y PONENCIAS PRESENTADOS EN... 391
MESA I
RITMOS Y PERIODOS EN EL DESARROLLO HIST”RICO DE LA EDUCACI”N
MESA II
FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
Moreno GutiÈrrez, Irma Leticia. ìEl libro escolar como fuente histÛ-
ricaî. Instituto Superior de Ciencias de la EducaciÛn del Es-
tado de MÈxico, Toluca.
MESA III
LAS REGIONES EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
Escalante Ferrer, Ana Esther e Ibarra Uribe, Luz Marina. ìLa educa-
ciÛn desde los enfoques regionalesî. Instituto de Ciencias de
la EducaciÛn, Universidad AutÛnoma del Estado de Morelos.
MESA IV
NORMAS Y PR¡CTICAS EN LA HISTORIA DE LA EDUCACI”N
Becerril GarcÌa, RenÈ Roberto. ìEl estudio del modelo educativo fran-
ciscano en Tolucaî. Instituto Superior de Ciencias de la Edu-
caciÛn del Estado de MÈxico, Toluca.