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FEDERALISMO, DESCENTRALIZACIÓN Y CONSTITUCIÓN

TEMA:
ANALISIS DEL MARCO CONSTITUCIONAL Y LEGAL DE LA
FEDERACIÓN MEXICANA

DOCENTE:
Prof. Cecilia Sosa G.

ESTUDIANTE:
LUIS DAVID MOREANO MARTÍNEZ

Enero - 2019
Contenido

INTRODUCCIÓN.- ................................................................................................................. 3

EL FEDERALISMO.- ............................................................................................................... 5

AVANCE HISTÓRICO DEL FEDERALISMO EN LA CONSTITUCIÓN


MEXICANA.- ............................................................................................................................. 8

EL SISTEMA FEDERAL EN MEXICO .............................................................................. 12

DESCENTRALIZACIÓN Y COMPETENCIAS EN LA FEDERACIÓN


MEXICANA ............................................................................................................................. 13

Facultades Expresas o Explícitas.-..................................................................................... 13


Facultades Implícitas.- ......................................................................................................... 15
Facultades concurrentes.- .................................................................................................... 17

CONCLUSIONES.................................................................................................................... 21

BIBLIOGRAFIA ...................................................................................................................... 23
INTRODUCCIÓN.-

El federalismo es una ideología política que agrupa y une a cada uno de los estados
de un país, que denota como una sociedad o un conjunto de personas,
organizaciones que demuestran poderes propios, en este caso en México.

Es por ello que el objetivo principal del presente trabajo es demostrar como los
poderes políticos, poderes sociales y poderes constitucionales mandan y rigen
sobre una sociedad o Estado.

Para comprender el tema se propone entender lo que es federalismo como un


sistema de gobierno donde estados libres y autónomos, convergen en la idea de
una mancomunidad de forma que esta estructura permita fortalecer los aspectos
económicos políticos y sociales, en favor de los estados que comprenden el
federalismo mexicano.

Se expone el proceso evolutivo constitucional que, a lo largo de la adaptación


social mexicana a sus circunstancias políticas, económicas y culturales, dio como
resultado una técnica que, por ese mismo proceso histórico, ha modificado el
proyecto concebido en 1824 sobre el federalismo original, que nos permite conocer
el sistema federal mexicano. Por lo que se realice una breve enunciación del
proceso evolutivo del federalismo mexicano en las constituciones, reformas que
han permitido adecuarse a la realidad de cada momento histórico, se resalta
también la lucha social del pueblo mexicano..

Por ultimo realizamos un análisis concentrado sobre el sistema federal en la


Constitución de México, análisis específico sobre la distribución de competencia
para los estados. El principio de competencia normativa es el que sirve para
ordenar las relaciones entre los diversos centros de producción normativa dentro
del Estado federal.

Se realiza un estudio de las competencias expresas, implícitas y concurrentes, al


terminar este análisis se señalan las normas constitucionales que en forma taxativa
hacen referencia a cada una de las competencias.

Respecto a las conclusiones, hago mención a que este pacto de unión se encuentra
estipulado en los artículos 40 y 41 de la constitución política de los estados unidos
mexicanos, me atrevo a decir que es un federalismo en el que por lo procesos
históricos se conjuga en un centralismo dentro de un país, uniendo los poderes de
las naciones.
EL FEDERALISMO.-

Etimológicamente el origen del vocablo proviene del latín foedus que significa
unión, alianza, pacto, acuerdo. En este sentido, se hace referencia a una forma de
estructuración y organización de asociaciones humanas; de tal manera que en la
ciencia política se le da el significado de: unión de diferentes conjuntos políticos
que a pesar de su asociación, conservan su carácter individual. Entre estos
estudiosos y doctrinarios tenemos:

Johannes Althusius (1577-1638) señala: “que la comunidad superior está formada


por la unión de varias inferiores, que no obstante ello, no pierden su individualidad
y su autonomía.” manifiesta que una de las características fundamentales del
sistema federal es que la autoridad surge desde abajo. Para este autor, la comunidad
superior no sería un estado federal sino una reunión de estados.

Montesquieu, (1689-1755), quien desarrolla la noción de “República Federativa”,


como modelo de reforma que sustituya al despotismo existente en Francia, donde
dicha República sería un conjunto de repúblicas. Esta forma de gobierno sería una
convención, mediante la cual diversas entidades políticas se prestan a formar parte
de un estado más grande, conservando cada una su personalidad.

Alexander Hamilton, John Jay y James Madison (1787-1788), autores de los


artículos del informativo “El Federalista”, señalan que el federalismo es una
“unidad en la diversidad”, caracterizado por la interrelación e independencia de las
organizaciones estatales y las relaciones jurídicas entre los estados miembros y la
federación. De tal modo que estos pensadores concebían el federalismo no sólo
como un proceso evolutivo, sino que tenían también en cuenta su “evidente unión
con el Constitucionalismo”.

Alexis de Tocqueville (1805-1859), publica en su obra “La Democracia en


América”, señala que la unión de las Trece Colonias Norteamericanas fue formada
con el fin de responder a algunas grandes necesidades generales, tales como:
protección en lo comercial, estabilidad económica, aspectos fiscales y a la
búsqueda de su seguridad común, teniendo el gobierno federal las atribuciones que
no estaban consideradas para los estados; así, el gobierno de estos últimos siguió
siendo el derecho común y la normatividad del gobierno federal fue la excepción.
Años después se plantea como una de las características principales de los Estados
Unidos de América, que la unión tiene por gobernados, no a estados, sino a simples
ciudadanos; hace hincapié en que el sistema federativo tiene la ventaja de
representar una de las más poderosas combinaciones en favor de la prosperidad y
de la libertad humana.

Jesús Reyes Heroles (1921-1985), reproduce en su obra “El Liberalismo


Mexicano”, documento en el cual postula que “son los estados soberanos quienes
celebran un pacto (Federan: hacer alianza o pacto) mediante sus representantes”,
por el que crean la federación y expresan los derechos que le ceden; establece
además, que entre lo poco que el liberalismo mexicano consigue plenamente en
sus orígenes, está la consignación de la forma federal.

Retomando las ideas plasmadas en la obra “El Federalista” (Hamilton, Jay y


Madison), se puede inferir que al federalismo los definen como un “proceso
evolutivo” relacionado directamente con el “constitucionalismo” y que
inicialmente fue considerado como un “principio de configuración política”.
(Althusius), empero, en la actualidad se incluye primordialmente el aspecto
económico, como un elemento fundamental para alcanzar una mejor relación entre
la federación y los estados miembros, mediante el establecimiento de limitantes
sobre el poder federal. Además, se puede deducir que la esencia del federalismo es
que proporciona un sistema de descentralización política.

William Riker (1964) señala que un sistema político se puede definir como federal
si tiene las siguientes características:

• Jerarquización de gobiernos, esto es, dos niveles de gobierno gobernando el


mismo territorio y la misma población;

• Un panorama delineado de autoridad, en el que cada nivel de gobierno es


autónomo en sí mismo, con una bien definida esfera de autoridad política;
• Una garantía de autonomía de cada gobierno en su esfera de autoridad.

Para concluir esta temática, es necesario resaltar que “las consecuencias


económicas del federalismo resultan del proceso de descentralización política de
la autoridad económica que induce competencia entre las unidades políticas más
bajas. Alguna garantía para la ausencia de autoridad política del gobierno central
para regular es esencial para el éxito de ese sistema... Algo debe garantizar los
límites sobre la autoridad del gobierno central para regular directamente, para
usurpar esa autoridad, o simplemente, para remover sus concesiones iniciales de
esa autoridad a los niveles más bajos.” (Weingast, 1992.)

El federalismo supone el reconocimiento de la existencia de fuerzas distintas del


poder central que tienen su propia sustantividad, y que en esa virtud reclaman un
campo propio de acción jurídico-política traducido entre otras cosas en la
posibilidad de crear por sí mismos normas jurídicas. Empero así el federalismo no
es reducible a una noción puramente jurídica, sino que se basa en una forma
especial de entender la asociación política dentro del Estado, la cual desborda el
marco del derecho constitucional. Otro de los elementos fundamental al
federalismo la existencia de dos estructuras constitucionales e interdependientes:
la organización constitucional federal, y la organización constitucional local. Que
surgen o emergen del Pacto Federal expresado en una Constitución escrita. Así
como, la existencia de un Estado Federal, que se constituye en la realización más
elevada de los principios del constitucionalismo, esto es, la organización política
que resulta de la unión de dos o más estados soberanos relacionados con un
fundamento jurídico, una constitución. un territorio propio, constituido como
unidad por la suma de los territorios de los estados miembros; una población que
dentro del estado miembro forma la población del mismo con derechos y deberes
de ciudadanía en relación con la entidad local. Esa población de los estados
miembros, tomada en su conjunto, forma la población del Estado Federal; en el
Estado Federal, los pobladores del estado miembro también tienen derechos y
deberes específicos; una sola soberanía, el poder supremo es el del Estado Federal,
los estados miembros participan del poder, pero sólo dentro de los ámbitos y
espacios de su circunscripción y en las materias y cualidades que la Constitución
les atribuye; la personalidad del Estado Federal es única, en el plano internacional
no representan papel alguno los estados miembros; el poder legislativo federal
ordinariamente se compone de dos cámaras: Una de diputados y otra de senadores,
siendo estos últimos, representantes de los estados miembros. Los diputados se
eligen, generalmente, de acuerdo al número de habitantes. No así, el número de
senadores, estos sólo varían si aumentan o disminuyen los estados miembros,
porque su elección se hace asignando un número fijo por estado.

AVANCE HISTÓRICO DEL FEDERALISMO EN LA CONSTITUCIÓN


MEXICANA.-

Los términos del Derecho público y, en particular, del Derecho constitucional


comparado (como presidencialismo, semi-presidencialismo, parlamentarismo,
cancillería, etc.), se han descrito del modo más variado desde siempre. A
incrementar la confusión ha concurrido a veces no solo el empleo de palabras a las
que se han atribuido significados no consolidados por su utilización, sino también
la introducción de palabras cuyo empleo fallido no ha permitido consagrarlas con
un significado preciso (como es el caso de bolivariana en el texto de la nueva
Constitución de Venezuela).

En la categoría de las palabras y expresiones con un significado vago, debe


incluirse federalismo, Confederación, Estado federal, Estado regional, Estado
autonómico, Estado unitario o centralizado, y otras relativas a la configuración de
un ordenamiento desde el punto de vista de la distribución del poder entre un centro
y la periferia.

La vaguedad de tales palabras se explica por dos razones: su diferente empleo en


el lenguaje de las constituciones y las notables discordancias que se registran sobre
el tema en el metalenguaje de los juristas.

Es en la Constitución de 1824 que en México se adopta por primera vez el sistema


federal, resume así las luchas, las batallas y el espíritu de los pioneros: “La nación
mexicana adopta para su gobierno la forma de República Representativa Popular
Federal”. (Art. 4o. de la Constitución del 4 de octubre de 1824), y en el artículo
siguiente mencionaba a las partes integrantes de la Federación. Durante el siglo
XIX el federalismo mexicano sufrió, como casi todas las demás instituciones del
país, varias crisis de anarquía. Tanto el desorden fiscal que producía la duplicidad
de impuestos y las trabas arancelarias entre las entidades federativas, como la
presencia de cacicazgos locales, dieron lugar a importantes exigencias para revertir
el modelo federal y convertir a México al centralismo.

Aunque, como es obvio, el modelo federal de la Constitución fue copiado de la


Constitución norteamericana, en el caso de México, al revés de como sucedió en
el país de origen de la institución, el federalismo no sirvió para conjuntar realidades
anteriores y en cierta forma dispersas, sino para crear unidades descentralizadas
dentro de un país con tradiciones fuertemente centralistas heredadas del periodo
colonial, implantando el llamado federalismo segregativo o descentralizador.

El tema fue incluso una cuestión central de la disputa entre los partidos políticos
de ese tiempo. Constitución de 1824, instauración del Federalismo. Constitución
Centralista de las Siete Leyes (1836), supresión del Federalismo. Las Bases
Orgánicas de 1843. Restauración del Federalismo (12 de junio de 1843). El Acta
de Reformas de 1847, que innovó el texto original de 1824. Las Bases para la
Administración de la República (abril de 1853). El Plan de Ayutla, que sirvió como
norma de gobierno en tanto se expedía la nueva constitución (octubre de 1855 a
30 de noviembre de 1857). Constitución de 1857, consolidación del federalismo.
Las Leyes de Reforma. La Constitución de 1917. Los liberales luchaban por la
implantación y el mantenimiento del federalismo, mientras que los conservadores
tenían por bandera el centralismo y lograron que éste se llegara a reconocer en
algunos documentos constitucionales del siglo pasado. A pesar de todo, desde la
Constitución de 1857 el federalismo se ha mantenido como uno de los postulados
fundamentales del constitucionalismo mexicano.

La Constitución de México, al referirse a la forma de gobierno, señala organizarse


como república, representativa, democrática, federal. (ART. 40 CONST.);
Órdenes de Gobierno Federal (ARTS. 50-114 CONST.); Estatal (ARTS. 115-122
CONST.); Municipal (ART. 115 CONST.); Poder Legislativo Federal, depositado
en un congreso general dividido en dos cámaras: DIPUTADOS y SENADORES
(ART. 50 CONST.);

Poder Ejecutivo Federal, ejercido por el presidente de los estados unidos


mexicanos (ART. 80 CONST.).

Poder Judicial Federal, se deposita el ejercicio en una suprema corte de justicia,


en tribunales de circuito en materia de amparo y unitarios en materia de apelación
y en juzgados de distrito (ART. 94 CONST.).

La transición de las modificaciones constitucionales desde un punto de vista


pragmático, se ha plasmado como resultado del acontecer histórico en el entorno
político, social, administrativo y económico, mediante postulados doctrinarios de
claro corte federal, cuyo objetivo superlativo es la convivencia armónica entre los
Estados, con lo que históricamente quedó demostrado, que el federalismo en su
devenir jurídico y político es un afluente en constante evolución. Como es el caso
de la facultad que se le otorga al Poder Ejecutivo Federal, para celebrar convenios
de coordinación con los Gobiernos de los Estados, o aún con municipios, para
implementar acciones de desarrollo de las propias entidades (Art. 18
Constitucional, Capítulo I, Título Primero). Las relativas a la propiedad pública, la
cual se constituye con los bienes y derechos que forman parte del patrimonio
nacional o del Estado, el cual se integra con los patrimonios de la Federación, de
las entidades federativas y de los municipios. (Art. 27, Párrafos primero, segundo,
tercero, cuarto y quinto; Fracción VII, Párrafos primero y segundo, Capítulo I,
Título Primero).

Asimismo, es menester señalar las reformas administrativas que hacen referencia


al área geográfica de cada una de las jurisdicciones estatales, las cuales encuentran
su fundamento en los Arts. 42, 43, 45, 46 y 48, Constitucionales del Capítulo I,
Título Segundo.

Las reformas administrativas que se referían a la organización y forma de gobierno


del Distrito Federal (Art. 73 Constitucional, Fracción VI, párrafos 1o, 2o, 3o. y 4o,
Capítulo II, Título Tercero, Sección III), asimismo se determinaba la estructura
orgánica del Poder Judicial del Fuero Común y Fuero Federal. (Arts. 73,
Fracciones VI, XXV, XXVI y 76 Fracs. V y VIII, del Capítulo II, Título Tercero,
Sección III).

Aunado a lo anterior, se desprenden otras facultades administrativas como las que


se señalan en los Arts. 115, Fracción I y 116, del Título Quinto, que tratan lo
relativo a la organización de los Poderes Ejecutivo y Judicial Estatales, así como
el procedimiento administrativo de las legislaturas locales para suspender o
declarar la desaparición de un ayuntamiento.

También cabe mencionar las reformas administrativas, consistentes en la


necesidad de mantener el Pacto Federal como medio de la determinación de
competencias entre la federación y las entidades federativas, mismas que se
encuentran contempladas en el Art. 117 Constitucional, Fracs. I, II, VIII y IX, del
Título Quinto.

Igualmente se contemplan en el Art. 122 Constitucional, del Título Quinto, las


reformas que fundamentan la nueva estructura jurídica y administrativa del Distrito
Federal, así como la organización del Consejo de la Judicatura del D. F.

Otra reforma administrativa de gran importancia es la que establece la separación


del Estado y la Iglesia, en la que se mantiene un ámbito de respeto y transparencia
entre ambas partes (Art. 130 Constitucional, Párrafos primero, séptimo, noveno y
décimo, del Título Séptimo).

División de las facultades tributarias entre la federación y los estados, así como la
atribución que el Congreso le otorga al Ejecutivo para legislar sobre comercio
exterior.

Por otro lado, en materia electoral se determina el establecimiento de nuevas bases


para la organización de las elecciones federales, función exclusiva del Estado que
se realiza a través de un organismo público, autónomo, dotado de personalidad
jurídica y patrimonio propios, en cuya integración concurren los poderes
Legislativo y Ejecutivo de la Unión, con la participación de los partidos políticos
nacionales y de los ciudadanos.

EL SISTEMA FEDERAL EN MEXICO

El federalismo supone el reconocimiento de la existencia de fuerzas distintas del


poder central que tienen su propia sustantividad, y que en esa virtud reclaman un
campo propio de acción jurídico-política traducido entre otras cosas en la
posibilidad de crear por sí mismos normas jurídicas. Es una variante más del
exuberante pluralismo de las sociedades actuales, pluralismo territorialmente
definido en el caso mexicano, que da lugar a la existencia de una pluralidad de
fuentes.

El principio de competencia normativa es el que sirve para ordenar las relaciones


entre los diversos centros de producción normativa dentro del Estado federal. Tal
principio “consiste en acotar un ámbito material y encomendar su regulación a un
determinado tipo de norma, de manera que los demás tipos de norma no pueden,
en principio, incidir sobre dicha materia.” (Díez-Picazo, 1995)

Así pues, el principio de competencia crea una división de la capacidad normativa


en dos órdenes materiales, uno federal y otro local, y establece una distribución de
poder sobre una superficie horizontal.

Indica además que cada fuente del Derecho a) tiene un campo de acción limitado
y, en esa virtud, b) no puede regular más que las materias que entran en tal radio;
para las demás materias se especifican o bien órganos distintos para su creación, o
bien, si la competencia reside en el mismo órgano, procedimientos diferenciados
para su ejercicio, aunque en todo caso la competencia a favor de un tipo normativo
excluye el resto de las normas de dicho ámbito de regulación al crear a favor de la
primera una zona de inmunidad material; en consecuencia, implica “un deber de
respeto recíproco entre dos normas” que se relacionan a través de la distribución
que de las capacidades normativas realiza la Constitución.

El federalismo mexicano ha servido, y puede servir con mayor intensidad en los


próximos años, como atemperante del presidencialismo que se ha propiciado desde
el sistema jurídico y político nacional. El federalismo permite que los partidos
políticos que han sido derrotados en las elecciones presidenciales y legislativas
federales luchen y ganen elecciones en el ámbito local y, con ello, se vayan
ejercitando en el desempeño gubernativo y puedan desplegar las contraofertas que
sostienen como programas futuros de acción desde la oposición federal.

DESCENTRALIZACIÓN Y COMPETENCIAS EN LA FEDERACIÓN


MEXICANA
Facultades Expresas o Explícitas.-

Podemos establecer que en México, y dadas las circunstancias históricas y


culturales en las que se dio el Constituyente del 57, antecedente del de 17, en el
que ya existe un más claro sentido de técnica jurídica, las llamadas facultades
expresas son: aquellas que señalan claramente las atribuciones de las tres esferas
de competencia (Legislativo, Ejecutivo y Judicial) y que sirven de medio para que
las denominadas facultades implícitas ejercidas por los poderes ejecutivo y judicial
materialicen y absorban nuevas competencias, que generalmente demeritan el
sistema Federal acrecentando, con el apoyo del legislativo, el centralismo.

Por otra parte Tena Ramírez, en su tratado de “Derecho Constitucional Mexicano”,


al abordar el tema del ámbito competencial, alude al marco referencial histórico
del Congreso Nacional Argentino de 1862, en cuanto a la distribución de
competencias y las razones que se arguyeron para delegar la autoridad nacional y
provincial en la

Constitución de ese país y más adelante, al referirse en concreto a las facultades


expresas o explícitas, profesa:

“Facultades expresamente conferidas a los Poderes federales y facultades


limitadas de los mismos Poderes, son expresiones equivalentes. En efecto,
los Poderes federales no son sino representantes con facultades de que
enumeradamente están dotados; cualquier ejercicio de facultades no
conferidas es un exceso en la comisión e implica un acto nulo; por lo tanto,
el límite de las facultades está donde termina su expresa enumeración.
“Síguese de lo dicho que las facultades federales no pueden extenderse por
analogía, por igualdad, ni por mayoría de razón a otros casos distintos de
los expresamente previstos. La ampliación de la facultad así ejercida
significaría en realidad o un contenido diverso en la facultad ya existente o
la creación de una nueva facultad: en ambos casos el intérprete sustituiría
indebidamente al legislador constituyente, que es el único que puede
investir de facultades a los Poderes Federales”

A manera de ejemplo encontramos en el texto Constitucional, como facultades


expresas para el ejecutivo, las señaladas en el artículo 28 y que son consideradas,
como su nombre lo indica, exclusivas o expresas para la federación. Esto es,
Acuñación de moneda; correos, telégrafos, radiotelegrafía y la comunicación vía
satélite; emisión de billetes por medio de un sólo banco; petróleo y los demás
hidrocarburos; petroquímica básica; minerales radioactivos y generación de
energía nuclear; electricidad; ferrocarriles y las facultades que expresamente
señalen las leyes que expida el Congreso de la Unión.

La Constitución de los Estados Unidos de México, las norman:

PARA EL LEGISLATIVO:

Art. 24; Art. 26, párrafo 4; Art. 27, párrafo 9 cuarta parte, frac. XIX; Art. 28 párrafo
7; Art. 71, frac. II, Art. 73, fracc. I a XXIX; Art. 74, frac. I y IV párrafo 1, Arts.
76, 79, 84, 85, 86, 90, 99, Art. 121, párrafo 1, Art. 122 frac. I incisos a), b), c),
d),e), Art. 123, párrafo 2, Art. 130, párrafo 2; Art.131, párrafo 2, Arts. 132 y 135,

PARA EL EJECUTIVO:

Art. 27, segundo párrafo; párrafo 6, última parte; párrafo 7, tercera parte; Arts. 28,
29 y 33; Art. 71 frac. I; Art. 72 inciso j); Art. 89; Art. 122 frac. II, incisos a), b),
c), d) y e).

PARA EL JUDICIAL:

Arts. 103, 104, 105 y 106.

Facultades Implícitas.-

Es de tal manera amplia la facultad implícita, que su elasticidad ha hecho que toda
ley que de ninguna manera cae en el ámbito federal, mediante interpretaciones
forzadas, así se conceptúe.

Tena Ramírez, expone:

“Tenemos, pues, en nuestro derecho constitucional un sistema estricto, que


recluye a los Poderes federales dentro de una zona perfectamente ceñida.
Sin embargo, existe en la Constitución un precepto, que es a manera de
puerta de escape, por donde los poderes federales están en posibilidad de
salir de su encierro para ejercitar facultades que, según el rígido sistema del
artículo 124, deben pertenecer en términos generales a los Estados. Nos
referimos a la última fracción del artículo 73 (actualmente la fr. XXX), que
consagra las comúnmente llamadas facultades implícitas.”

Mientras que las facultades explícitas son las conferidas por la Constitución a
cualquiera de los Poderes federales, concreta y determinadamente en alguna
materia, las facultades implícitas son las que el Poder Legislativo puede
concederse a sí mismo o a cualquiera de los otros dos poderes federales, como
medio necesario para ejercitar alguna de las facultades explícitas.

Posteriormente clarifica con lucidez la forma en la que se puede otorgar una


facultad implícita, a su juicio, siempre y cuando se reúnan los siguientes requisitos:
1. La existencia de una facultad explícita, que por sí sola no podría
ejercitarse; la facultad implícita no es autónoma, pues depende de una
facultad principal, a la que está subordinada y sin la cual no existiría.
2. La relación de medio necesario respecto a fin, entre la facultad implícita
y el ejercicio de la facultad explícita, de suerte que sin la primera no
podría alcanzarce el uso de la segunda; aclarando, que la facultad
explícita quedaría inútil, estéril, en calidad de letra muerta, si su
ejercicio no se actualizara por medio de la facultad implícita; de aquí
surge la relación de necesidad entre una y otra.
3. El reconocimiento por el Congreso de la Unión de la necesidad de la
facultad implícita y su otorgamiento por el mismo Congreso al poder
que de ella necesita. El tercer requisito significa que ni el Poder
Ejecutivo ni el Judicial pueden conferirse a sí mismos las facultades
indispensables para emplear las que la Constitución les concede, pues
tienen que recibirlas de Poder legislativo; en cambio, este Poder no sólo
otorga a los otros dos las facultades implícitas, sino que también se las
da a sí mismo.

Vale decir entonces, que las facultades implícitas son aquellas que la Constitución
asignó a la Federación a través de alguna facultad expresa. Significa que toda
facultad implícita requiere de la existencia de una expresa; aquella que no se delegó
de manera específica pero, por ser accesoria de la expresa, se entiende delegada.
Por ejemplo: el texto del Art. 73 Constitucional no faculta al Congreso de la Unión
para expedir la Ley Orgánica del Poder Judicial Federal; sin embargo, el Art. 73
Fracción XXX lo faculta:

“... Para expedir todas las leyes que sean necesarias a objeto de hacer
efectivas las facultades anteriores y todas las otras concedidas por esta
Constitución a los Poderes de la Unión”.

Por último, cabe resaltar las facultades implícitas y la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, que señala:
“Conocer la naturaleza y el proceso de las facultades implícitas es una urgente e
indispensable necesidad para el federalismo mexicano. Una medida práctica y de
la mejor utilidad consistiría en el pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, en esta materia. Los criterios de la Corte, aunque no serían
obligatorios para el Poder Legislativo Federal, sí en cambio, tendrían un enorme
peso en la conciencia y conducta del legislador federal, pues se trataría de criterios
de interpretación de la Constitución por parte de quien tiene, precisamente esa
altísima misión.”

IMPLICITAS: SIRVEN COMO MEDIO PARA

Realizar las facultades expresas, y las norman:

La fracción XXX del Artículo 73 Constitucional, ya que faculta al Congreso “para


expedir las leyes que sean necesarias a objeto de hacer efectivas las facultades que
le anteceden (fracc. I a XIX del Artículo 73 Constitucional) y todas las otras
concedidas por esta Constitución a los Poderes de la Unión”. Así como: Art. 5,
párrafo 2; Art. 14, párrafo 1; Art. 16, párrafo 1; Art. 26, párrafo 3; Art. 27, frac.
VII, párrafos 2, 3 y 4; Art. 28, párrafo 3; Art. 38, frac VI, párrafo II; Art. 41,
párrafos 6 y 11; Art. 70, párrafo 3; Art. 90, párrafo 2; Art. 94, párrafo 7; Art. 102,
inciso a), párrafo 1; Art. 109, frac. III párrafo 3; Art. 115, frac. IV, inciso b).

Facultades Concurrentes.-

Excepcionalmente la Constitución prevé una alteración de la distribución


competencial genérica descrita, al establecer en determinadas materias una
concurrencia entre las autoridades federales, las estatales y las municipales lo que
Zagrebelsky ha llamado paralelismo de las competencias: “son las llamadas
facultades coincidentes o concurrentes”, que se ejercen simultáneamente por la
Federación, por los estados y por los municipios.

Las facultades concurrentes o coincidentes pueden tomar, principalmente, tres


distintas formas:
a.- Puede darse que exista simultaneidad reguladora absoluta, esto es, que
coexistan a la vez y de forma indistinta leyes federales y locales en una misma
materia, como es el caso del artículo 117 constitucional in fine, que establece:

“El Congreso de la Unión y las legislaturas de los Estados


dictarán, desde luego, leyes encaminadas a combatir el alcoholismo”.
Otro ejemplo se encuentra en el artículo 18 constitucional, párrafo
cuarto, que dispone: “La Federación y los gobiernos de los Estados
establecerán instituciones especiales para el tratamiento de menores
infractores”.

b.- Puede suceder que tal simultaneidad sea sólo parcial en tanto la Constitución
asigne algunos aspectos de una materia a la Federación y otros a las entidades
federativas. Éste es el caso de la salud, en el que la Federación puede legislar sobre
“salubridad general” (artículo 73 fracción XVI) y los Estados sobre “salubridad
local”; otro ejemplo es el de las vías de comunicación (artículo 73 fracción XVII),
en el que la Federación legisla sobre vías generales de comunicación y las
entidades federativas sobre vías locales.

c.- Puede también darse que sea la Federación, a través del Congreso de la Unión,
la que regule una materia y las entidades federativas y los municipios se ajusten a
lo dispuesto por la legislación federal. Tal legislación puede prever, entre otras, las
siguientes dos posibilidades:

1. Que la normativa de la materia quede a cargo por completo del Congreso de la


Unión y que las autoridades locales se encarguen sola- mente de su ejecución, y

2. Que las autoridades locales puedan contribuir a la regulación mediante


facultades de creación normativa, sin perjuicio de sus facultades de ejecución.

El Art. 124 de la Constitución Mexicana que señala: Las facultades que no están
expresamente concedidas por esta Constitución a los funcionarios federales, se
entienden reservadas a los Estados.
Históricamente este precepto coincide con el relativo al texto de la Constitución
de los Estados Unidos de América, que adoptó este sistema por virtud de la
Enmienda No. 10, que a la letra dice: “THE POWERS NOT DELEGATED TO
THE UNITED STATES BY THE CONSTITUTION, NOR PROHIBITED BY IT
TO THE STATES, ARE RESERVED TO THE STATES RESPECTIVELY, OR
TO THE PEOPLE” (Los poderes que la Constitución no delega a los Estados
Unidos ni prohíbe a los Estados, están o son reservados a los Estados
respectivamente o al pueblo)

Se puede deducir por tanto que las competencias concurrentes son las concedidas
al gobierno federal, pero no prohibidas a los estados. Son reguladas por el gobierno
federal, así como por los estados.

La distribución de competencias, se la establece entre el gobierno federal y los


estados de manera igualitaria. Que operan para un mismo territorio ordenamientos
locales, con la supremacía del federal. Se da en un modelo de organización
político-jurídica, mediante una técnica constitucional.

En el caso de los Estados Unidos de América, las facultades concurrentes son un


tema de estudio del

Derecho Público Norteamericano. Marshall, jurista que ha contribuido en gran


parte a la interpretación de la Constitución de ese país, sentenció al respecto: “La
mera concesión de un poder al Congreso no implica necesariamente una
prohibición a los Estados de ejercer ese poder, y si no es tal como para requerir un
ejercicio por el Congreso exclusivamente, los Estados son libres para ejercerlo
hasta que el Congreso haya obrado” (Mexicano., 1989)

La realidad evidencia que este tema es de suma importancia y, en el futuro


inmediato, debe ser objeto de mayor atención ante la premisa contundente de que
el federalismo se funda en el primigenio principio de esta doctrina que establece
el reparto de competencias entre Federación y Estados. A mayor abundamiento,
Faya Viesca maneja la tesis de que:
“Si la Constitución ha otorgado una determinada competencia a la
Federación, pero ésta no la ejerce porque el Congreso Federal no ha
legislado en esa materia, indudablemente que esta carencia de legislación
afecta al sistema federal en su conjunto. Y lo afecta, porque
independientemente de que se legisle, el poder central o los estados
destinatarios de la legislación serán siempre personas que vivan en los
territorios de los Estados, pues no hay habitantes del poder central y
habitantes de los estados, sino que se trata de un mismo pueblo y del mismo
territorio. Como esto es así, el vacío de una legislación necesaria, afecta los
derechos del pueblo”.

En los Estados Unidos de América al respecto existe, plenamente difundido, el


criterio de las llamadas Facultades Concurrentes, en el sentido de no excluir a los
Estados en materias que no les han sido expresamente prohibidas en la
Constitución ó que, si bien se han concedido al Poder Federal, éste no las ha
ejercido. Vale decir, que las facultades concurrentes en los Estados Unidos de
América, tienen existencia únicamente jurisprudencial y funcionan como
facultades para los estados, porque se requiere que a pesar de ser concedidas a la
Federación, que no estén expresamente prohibidas a los Estados, y sólo hasta que
el Congreso se sobreponga a los Estados serán expresas facultades de la
Federación, es decir, son facultades expresas que la federación no las ha ejercido;
pudiéramos decir que se trata de una contra delegación de hecho de la Federación
a los estados, cuya extinción opera en el momento mismo en que la federación
determina ejercerlas.

En México se ha argumentado que las tesis de Hamilton y Petterson, son contrarias


a nuestra idiosincrasia constitucional federalista; lo cierto es que para lograr un
nuevo federalismo, es necesario incorporar a nuestra doctrina los avances que en
la materia ha tenido el Derecho Constitucional de otros países, así como los
criterios doctrinarios y jurisprudenciales que plantean el fortalecimiento de las
atribuciones de las Entidades Federativas; entorno que, por el proceso evolutivo
constitucional, se ha venido demeritando ante el centralismo que en nuestra vida
política es práctica cotidiana.

CONCURRENTES O COINCIDENTES, están normadas por los Arts.: Art. 3,


frac. VIII; Art. 4, párrafo cuarto; Art. 17, párrafo tercero; Art. 18, párrafos 2, 3 y
4; Art. 21, párrafos 5 y 6; Art. 27, frac. VI, párrafo segundo y frac. XVII párrafos
primero y tercero; Art. 71, frac. II y III; Art. 102, inciso b); Art. 109, párrafo
primero; Art. 116 frac. VI; Art. 117 frac. IX último párrafo; Art. 124 de la
Constitución de los Estados Unidos de México.

CONCLUSIONES

Para concluir se dice que el federalismo como sistema de concentración de poder


político presenta como primer inconveniente lo que se afirma de la perdida de la
economía de los estados, sin embargo hay que recalcar que esta forma de
organización federal, estatal y municipal lo que ha permitido es fortalecer la
económica sin quitar la economía de los estados miembros, sin embargo designa
el poder de un estado a un gobernante.

Con el federalismo se multiplican los centros democráticos de decisión dentro del


Estado.

El diseño del federalismo mexicano representa un deslinde competencial


“material” entre Federación y estados que crea una doble pirámide normativa, para
usar la gráfica concepción gradualística kelseniana del ordenamiento: por un lado
la pirámide federal, integrada por aquellas materias enumeradas en el artículo 73,
incluyendo las facultades implícitas, y por otro la pirámide local, compuesta por el
resto de materias no atribuidas constitucionalmente a la Federación.

Al margen de la mayor cooperación o división de competencias que pueda existir


entre las entidades federativas y la Federación, en la mayor parte de los estados
federales aquéllas intervienen en algunas etapas de la creación de normas
federales.
En México las entidades federativas tienen intervención en el procedimiento
legislativo federal y en el procedimiento de reforma constitucional.

México es un ejemplo de este tipo de organización política y de ejercicio de la


potestad tributaria en forma paralela. En efecto, las competencias tributarias están
divididas entre el Poder Federal y los Estados. Esto no quiere decir que, por el
hecho de que estén divididas, se dé en nuestro país un justo equilibrio competencial
en materia tributaria. Precisamente una de las causas de un desarrollo inadecuado
propiciado por el federalismo mexicano ha consistido en que las principales
competencias tributarias, de origen, están otorgadas al Poder federal.

Respecto al problema de la doble tributación originada por la concurrencia de


facultades impositivas de la Federación y de las Entidades Federativas, han surgido
diversas teorías acerca de si es conveniente o no dicha concurrencia de facultades,
y de los beneficios ó perjuicios que puede acarrear la doble tributación.
BIBLIOGRAFIA

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 Ley de Coordinación Fiscal. Ed. Porrúa. México, 1994.
 Ley General de Educación. Publicada en el Diario Oficial de la Federación.
México, 13 de julio de 1993.
 Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. Ed. Porrúa. México,
1993.
 De la Cueva, Mario. Derecho Constitucional. Ed. UNAM. México,
 Faya Viesca, Jacinto. El Federalismo Mexicano. Ed. INAP. México, 1989.
 Hamilton, Alexander. et. al. El Federalista. Ed. FCE. México, 1984.
 Instituto de Investigaciones Jurídicas. Diccionario Jurídico Mexicano. Ed.
Porrúa. México, 1988.
 Jellinek, Georg. Teoría General del Estado. Compañía Editorial
Continental, 2a. edición. México, 1958.
 Kelsen, Hans. Compendio de Teoría General del Estado. Ed. Blume, 3a.
edición. México, 1979.
 Marván, I. (1997). Reflexiones sobre federalismo y sistema político en
México. Política y Gobierno, volumen IV, número 1, 1er semestre de 1997,
pp 149-166.

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