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Dentro de este verdadero show montado en torno a un hecho cuyo único interés
público era la caída en desgracia de un tipo que había sabido conquistar mujeres hasta
hacer de eso una suerte de oficio (recordemos la publicidad de agua saborizada en la
que hacía precisamente de chamuyero), los sensacionalistas de siempre no demoraron
en dar inicio al desfile de “expertos” en cuestiones de locura.
Entre esas luminarias, un cura. Así es: un vocero de Dios sobre la tierra, un
representante del reino de los cielos ante nosotros, mortales. Consultado por el cuadro
de Matías Alé, su voz autorizada pregonó un tratamiento tan evidente que nos hace
cuestionar la existencia misma de la psiquiatría, el psicoanálisis y otras prácticas cuyo
savoir-faire anda por esos pagos: a Alé hay que exorcizarlo. ¡Pero claro! ¿Cómo no se
me ocurrió antes? ¿Cómo no vi la estrategia? La solución a una cuestión tan antigua
como la humanidad misma es tan sencilla como liberar a M.A. (y a todos los que
acuden a los servicios de Salud Mental) del acólito de Satán que habita su cuerpo.
¿Por qué esta proliferación de voces sobre el caso Alé y, en un sentido más
amplio, sobre la cuestión de la locura? Porque se trata de una experiencia de orden
inefable, de un encuentro con lo que Lacan llama lo real, totalmente desestructurante del
orden de la realidad, tanto en el paciente como en aquel a cargo de su tratamiento y, en
este caso, de los telespectadores. Un caso como el de Matías Alé nos confronta con
nuestra propia fragmentación, con la amenaza de perder el lazo con la realidad, de la
cual, en estos casos, comenzamos a sospechar no es tan cierta y estable como parece.
Freud advirtió que la realidad se construye, pero, así como se erige en certeza, se puede
perder. Eso es lo que emerge ante la locura, y es en este punto donde el diagnóstico hace
su entrada: allí donde no hay sentido, en tanto somos sus esclavos, nos vemos
conminados a poner algo del orden del lenguaje que nos tranquilice, es decir, un
diagnóstico. Matías Alé tuvo un brote psicótico y a otra cosa, nuestra realidad no vacila.
https://www.youtube.com/watch?v=RVlhvN-K5bo
http://www.diariopopular.com.ar/notas/150119-la-historia-del-exorcista-
favorito-del-papa-francisco