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Relación entre la concepción cartesiana de la libertad en la cuarta meditación

y la doctrina de la libertad desarrollada por Hume en la sección VIII.

Descartes define la libertad como la operación en la que concurren las facultades de


la voluntad y el entendimiento. La libertad puede ser medida en grados. El mayor grado
consiste en afirmar o negar solamente aquellas ideas que el entendimiento da como claras y
distintas, y suspender el juicio con respecto a las oscuras y confusas, mientras que el grado
ínfimo es la indiferencia, cuando la voluntad no está constreñida internamente por el
entendimiento, y puede tanto afirmar como negar una misma idea. Lo que aumenta la
libertad es “la gracia divina y el conocimiento natural” (Descartes, MM IV, §7).

En Hume, en cambio, la libertad es definida como “el poder de actuar o no actuar de


acuerdo con las determinaciones de la voluntad.” (Hume, Investigación, Sección VIII, §23).
No debe ser entendida como una relación débil (o ausente) entre motivos y acciones, ya que
esto asemejaría a la libertad con el azar - que fue definido como algo no existente en la
sección VI - y destruiría la libertad, no cumpliendo el segundo requisito que da para un
buen concepto de libertad, a saber, que debe ser consistente consigo mismo “primero, que
no contradiga los hechos; segundo, que sea coherente consigo misma” (Hume,
Investigación, Sección VIII, §24). Libertad se opone a coerción; si la voluntad tiene
determinado motivo para actuar, y se ve impedida por alguna fuerza externa, entonces el
sujeto no es libre. Es completamente compatible con la necesidad, ya que estos motivos que
causan acciones, son a su vez consecuencia de causas anteriores.

En ambos autores se puede observar que la concepción de libertad está asociada a la


voluntad, más bien a una voluntad constreñida. En el caso de Descartes, la voluntad está
constreñida por el entendimiento; esa constricción no implica ausencia de libertad sino
libertad en grado sumo. En el caso de Hume la voluntad está sujeta a causas anteriores; esa
sujeción no implica ausencia de libertad sino necesidad. Hume sostiene que la ausencia de
sujeción de la voluntad a causas anteriores - que es lo que comúnmente es entendido por
libertad - no sería libertad sino casualidad. En este autor es necesario que la voluntad se rija
por causas anteriores. En Descartes la voluntad es ilimitada y puede regirse o no por el
entendimiento; en todo caso esta sería una constricción interna y no es posible pensar una
constricción externa para la voluntad. En el caso de no estar regida por el entendimiento la
libertad sería menor, pero aún seguiría siendo libertad.

Hume concibe la voluntad dentro de una cadena causal; si bien se ocupa de la


conexión causal entre motivos y acciones, no se ocupa de las causas previas que llevan a la
aparición de los motivos que determinan a la voluntad. Descartes, en cambio, considerando
la voluntad en el plano de las ideas y no tanto en el de las acciones, se enfoca más en el
error, es decir, en la voluntad afirmando o negando ideas verdaderas o falsas
indistintamente, sin estar regida por el entendimiento. Se ocupa, en este plano, de cuáles
son las guías que deberían conducir a la voluntad a afirmar lo verdadero a través del
entendimiento otorgando ideas claras y distintas. En este sentido donde la definición de
libertad de Hume termina empieza la de Descartes, ya que el primero no trata acerca de la
extensa cadena causal que lleva a ciertos motivos, mientras que este último precisamente se
encarga de regular la voluntad para que opere correctamente.
En Descartes la concepción de libertad está en el plano de las ideas; por ende la
constricción externa no constituye un problema para la libertad porque de tener la voluntad
determinada por el entendimiento proporcionando ideas claras y distintas, aún un sujeto
encadenado podría tener el grado de libertad mayor ya que su voluntad por definición no
está constreñida por una fuerza exterior: la voluntad consiste "sólo en que, para afirmar o
negar, buscar o evitar las cosas que el entendimiento nos propone, obramos de suerte que
no nos sentimos constreñidos por ninguna fuerza exterior." (Descartes, MM IV, §7). En
Hume, por otra parte, la concepción de libertad está tanto en el plano de las operaciones
naturales como de las acciones morales, no hay una distinción entre el plano de las ideas y
el de las acciones como sí en Descartes: "cuando consideramos cuán adecuadamente se
vinculan entre sí la evidencia natural y la evidencia moral, y componen una sola cadena de
inferencias, no tendremos reparos en admitir que son de una misma naturaleza y derivadas
de los mismos principios." (Hume, Investigación, § 19). Para Hume un hombre encadenado
sí carecería de libertad en tanto no podría moverse de querer hacerlo; la coerción externa
implica ausencia de libertad.

La indiferencia en Descartes es el grado ínfimo de libertad, es decir, la no


determinación de la voluntad por parte del entendimiento. En Hume la indiferencia, según
la doctrina desarrollada, no existe ya que hay una conexión causal necesaria entre causas y
efectos (operaciones naturales) y motivos y acciones (acciones morales). Pero los sujetos
tienen una falsa sensación de indiferencia al realizar acciones ya que no perciben la
conexión necesaria entre acciones y motivos; y al querer demostrar esta indiferencia o
libertad en las acciones, éste interés surge como nuevo motivo para generar o causar
acciones nuevas y por lo tanto no se demuestra que exista la indiferencia. Es decir que la
indiferencia surge de la ignorancia de la gente respecto de la conexión necesaria entre
motivos y acciones. Esto podría contradecir la concepción cartesiana en la que la
indiferencia implicaría un grado ínfimo de libertad ya que para Hume la indiferencia es
inexistente e implicaría anulación de la libertad. La libertad está asociada a la necesidad; la
indiferencia se opone a la necesidad. Por lo tanto, de existir la indiferencia, la libertad no
podría ser compatible con la necesidad; si la libertad fuera indiferencia no podría estar
asociada a la necesidad ya que indiferencia y necesidad se oponen. A diferencia de
Descartes, quien concede que la indiferencia sea un grado de libertad - aunque ínfimo -,
Hume no puede asociar libertad a indiferencia porque entonces libertad se opondría a
necesidad y "la libertad, cuando se oponga a la necesidad y no a coerción, será lo mismo
que el azar, el cual se reconoce universalmente que no existe." (Hume, Investigación, § 25).

En conclusión, nos encontramos con concepciones de libertad distintas aunque en


ambas la coerción aparece: en Descartes, por definición, la coerción externa no es parte de
la voluntad y por lo tanto tampoco de la libertad; en Hume, la coerción aparece como
opuesta a la libertad; es lo que impide la libertad.

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