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Strangers in My Piloto Album


Erik lies seis. Fabienne FEIÍUS
4.00 e

La arquitectura de l a jiudad
ftlda Ros si
10.43 €
Art Monthly

#365 April 2013


5 50 €
Exvoto: imagen, órgano, tiempo
Georges Dldl-Hubernan
Exvoto: imagen, órgano, tiempo
Georges Dldi.-Hube man
Fotograf ías de Marta Piñol Lloret Traducción de Amala Dones Mendia

5Qns
soLeil
e d i c i o n e s Chiribitas
2013
Cli¡< ¡Lnlci'.
I*ublicadn ■ ■" ■'.I n ílmcn ce en: ilmi^, organeL temps. Approche de I ex-voló», Le !:aitde l'anatyie, n" 5. septiembre I99R.
tíhEn edirada bajo ticencía £ 'rearive £]ommnns 3-0: Reconocimiento - No Comercial - -Sin Obra líerrvada (by-nc-ud)
No se permite un u°i comercial de la obra original ni la generación de ohras derivadas. Siempre que se utilice esta nbra rendrá que reconocerse su autoría.
2013, del autor {Jeorges I3id[-Huberman).
2013, de Ja inducción (Amáis Doné. Mendial.
2013, de las imágenes (Marta Pinol Unret). -E> 2013, de la edición L Sans Soleil Ediciones, Barcelona.
Se nuede por rantn compartir e^ta Dbn siempre y cuando se resuden la* condiciones de la licencia í.readve {.ommon¿.
IJisefin de k pomada: Sans Soleil Ediciones
Fotografía de portadU: Marta Piño! Lloret, ervotos de cera, de la Eumba del Sanler de Pnblc Nnu. (cmenterio ile Poblé Nou, Barcelona, 2013-
Maijiietaci ón: Sans Soleil Edición es
í]orreccicm de renos: Irailz UrTsulo
ISBN: 97fi-R4-?4093S-l-Depósito legal: E. 555I-20L3
Imprime: Ktintcolor (Barcelona!
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Las imágenes votivas son orgánicas, vulgares y desagradables de contempláis pero también abundantes y difusas. Atraviesan el
tiempo. Las comparten civilizaciones muy diferentes entre sí. Ignoran la ruptura entre el paganismo y el cristianismo. En realidad, es
esa presencia difusa la que constituye su misterio y su singularidad epistemológica: objetos habituales para el etnólogo, [as imágenes
votivas simplemente parecen no existir para el historiador del arte. Su mediocridad estética o su calidad de cliché y de esteteotipo las
deja apartadas de la "gran^ historia del estilo. Esa insignificancia forma una pantalla, genera rechazo a observarlas. Aunque, más que
de insiguificancia, se debería hablar de malestar y ¿e puesta tifi crisis: malestar frente a la vulgaridad orgánica de las imágenes votivas;
puesta en crisis del modelo estético del arte, fomentado
■l
QEQRGES UrDI-HlTBERNf AN
por las academias, Ea crírica normativa y el modelo positivista de la historia como cadena narrativa continua y novela familiar de
"influencias". Las rormas votivas pueden desaparecer durante un largo tiempo y, del mismo modo, reaparecer cuando menos lo
esperamosQ
1
. Pueden, también, resistir a toda evolución perceptible.
Algunos autores remontan al paleolítico superior las características que encontramos en ciertos santuarios de la cristiandad (como la
acumulación de huellas de manos en las paredes destinadas al culto)?. Poco importa para nuestro propósito saber exactamente
cuándo se originaron los rituales votivos: nos es suficiente constatar que las formas típicas del exvoto, por ejemplo las formas anató-
micas, prácticamente no han evolucionado desde la Antigüedad griega, etrusca o romana hasta hoy
1 <]f. ti. Di di-Huberman - Revé nance d'nne formo, Phmwiei. ütsate ¡¡¿r Vapparitinn, Paris. Min.uith p. 35-46.
2 <]f. A. líossi eTracce dJ cunri riuili cultúrale ira papan es i ra o e cristia-nesimo : le oircrte votivei, Ex fHo m¡ ¡Soria e ¿tntriipiilngta. dir. H. De Simoni, Rome, De
Luca, 198nh p- 25-34, que compara las manos de Pech-Merle con las del Santuario de San Mir^uel Arcángel, en Italia.
EEQEQflS DIDf-HlIBFRMAN
día. (ni en lo relativo a las dimensiones, a la elección de materiales, a las técnicas de fabricación, ni tampoco en lo que afecta al "estilo"
de la figuración, que serEa mejor calificar como una insensibilidad formal a toda afirmación de estilo) y aun [as podemos contemplar
en santuarios cristianos de Chipre, Baviera, Italia o de la Península Ibérica?. Eso no significa que el exvoto no tenga historia: algunas
mutaciones de la cultura devocionaJ han podido modificar 3a propia idea deE "contrato votivo", como ha analizado Aridré Vauchez
sobre los siglos XIII y XIV4. Pero ello también implica que hay que observar esta historia desde una temporalidad diferente que
persistitá y resistirá a toda cronología de evolución o de "progreso". En su libro fundamental Histoire du protrait en cire, .Schlosser
definía esta
3 C-f- las fibras genérale [entre ncias) de L. Krian-Relren beclr, Hlíder i¿n Zeieheit. ReligÍQiseii VaíkigLiitbeits, Munich, Caflwey, 1963- Id. Ex Vnts. Zeiebea Bilií 1 1
Abbild in ehriisbeha \btiuhraudititm, Zuridi, Adan-tis, 1^72. M. Brauneck. iieíigait Vilkslattut. VftSivfcaba* Andjich&biLier. HittsrfLu. RnicskraHZ* AnndeOe, t^ilngneh
DuMint, 1978.
4' Cí. A. V'aiicheíL Lxt SainzutÉ en (JeetdentSüxdernien ¡tecle; duMtyer. Age d'aj>r¿¡ !r¡ proce¡ de cannnixitiim eslrs dnntmttits &¡igiftp¡!p/>ia!iei. Roma. Ecole francaise de
Unme, Iflfll, p. 530-540 (wCnntral el devotiíii: les transfniniarinris; d n vnrup).
14
EXVOTO: O LACEN, ÓRGANO. TTEMFO
resistencia haciendo uso de términos relativos a los fundamentos psicológicos universales: II íágit, fond, d'idées tres primitives enracinés
au plusprajbnd de la mentaíité húmame, de tous les temps et de tous tes ptiys (Lse trata, en el fondo, de ideas primitivas enraizadas en lo más
profundo de la mentalidad humana, demasiado humana, de todos los tiempos y de todos los países')^
Ideas, ¿o más bien "representaciones muy primitivas"? Nos es muy difícil acceder de manera instintiva a los sectetos de las
"representaciones primitivas", aunque intuyan pti nuestra prnpia actualidad. Son representaciones cosificadas, o más exactamente,
objetos constituidos psíquicamente' por un nexo votivo. Lo que depositamos en los santuarios en forma de gratitud votiva es siempre
un objeto infiuido por un acontecimiento supetior, por un síntoma: bien la desgracia sufrida, o bien una conversión súbita de la
desgracia en milagro, de la
3 J- vrin LSC.IIloaer, ¡ItiSaiyt du pti'Srais en cite {I |í I [¡, irad. R. Pommiri, l?aris, Macula, 19^7. p. 72. {Es ¡indi m {¡tunde wíeder gaiiz /nimitíue VaTiSeiiungen, dir tief
in¡ inenschiickea, aüz/iiseisch/iehen Wesen sllrr ZeiSrn itn Lüitder imrzeln).
15
enfermedad en cura, etc. Resumiendo, se trata casi siempre de objetos-residuo, restos de pruebas orgánicas elaborados psíquicamente-,
muletas, bastones para paralíticos, cadenas de prisioneros, esposas, utensilios para torturar, camillas, tablas deslizantes para
personas sin piernas, prótesis médicas, lechos fúnebres, sudarios, instrumentos que han producido heridas, flechas recibidas, espinas
ingeridas... Por lo tanto, son objetos cuya, donación les otorga valor psíquico, según el sentido que el donante les da al ofrecerlos
como voto; son objetos a los que el donante está unido, pero también son objetos que le unen a algo: topa, productos agrícolas, panes o
pasteles elaborados para la ocasión, ganado con vida, objetos preciosos, monedas, paites del cuerpo (por ejemplo, cabello), e incluso
niños con los que se practicaban oblaciones en la Edad Media al "donarlos" a la Iglesia1'.
ñ <]f. A.-M. Bautier, «Tipolngie des eivoto mentionn&; dans les tectes antérieurs a I20[)"i Arles dit .99 Canprs nalinnal des sociétér- sataaHes, !. La pieié ptiftiiLjire su
Mayen Age, l^ris, Bihliotheque nationale, 1977-p. 262—2P1. P.-A. Si^ath «Uex-vnijn au Moyen Age dans les régions du Nord-Ouesl de la Medite [ramee (XII-XV
s^ecles!». Provena histaritpte. XXXJ1I, J9&3h p. 24-27. A. Rnssi * Tracce di conrinuita cultúrale rYa
2Q
ESVOTO: DIAQEN, ÓROAJÍO. TTEHU'O
Sin embargo, Schlosser aborda las formas votivas y su remarcable resistencia a los avatares estilísticos de la historia del arte a partir
de un material concreto. Su intuición (que antes habría sido la de LSpite Blondel v Gastón Le Bretón)2 se confirma gracias a las
recientes investigaciones de los historiadores de la Edad Media: L'ex voto de cire ('El exvoto de cera'), escribe Pierre-Andté Si gal,
predomine de facón écrasante au Moyen Age ('predomina de manera abrumante en la Edad Media')s. .Schlosser
!.'£. Ü. Blonde!, -Les modeleurs en cire», Ciaertoe des Bea/ix-Arto, II pe-nade, XXV, It&l. p. 264-2ÚÚ. Q, Le Bretón, H ¡•núre de la •iculpture en cire-, CAsni des
mnnwneaSs el des arto. VII, Ifí93, p. 15íl-1 í>3- f- Mo-linier, Hbttiire des arto apfliaaes a l'indusSrie. Les nseubles du Mayen Age et de Is reiiaissanee. Les sndpfí/res miemseitpiquei.
Les eirrs, Paris, L£vy, s.d. [IS9ó],p. 222-225-
2\

1paganeiirno e CTislianesimo: oiferte vori ve», axl. c\t.. p. Ion-172.


2I*-A SigaJ, fLervoto au Moyen Age dans !ef rigióos du Ntírd-Ouest de la Méditenanée», art_ cit., p. 15. donde los objetos de cesa representan el 84% de los objetos
votivos mencionados en tai nientes. Esta importancia cuestiona la mínima presencia ¡pie tuvo el exvoto en el congreso reunido en Florencia snbte Ea «cemplasriat:
cf B. Lanza y M. L. Arzaioli (dir.li IJJ ¡emplástica neKi scienaS e neü'arSe. Asú del I í.mgress" intema-ñonale. Floren ce, Olschld, 1977 <una sola comunicación entre un total
de enarenen y cinco), n'nhre el exvoto de cera, cf. L Kriss-Rerrenheck. "í;eform[esWachs",^^Jy, n° 12, 1962, p. 599-o'l3. U. Pfistermeis-ter, Waehs. VulkskunslT H Á
Br&itch, Nurembeig, Han? tari. I !?S2, IL p. 92-IB5.
EXVOTO' DIAGEN, Ó1TOAUO, TTERITO
ticj trató de profundizar en el porqué de la predilección por este material; tan solo lo consideró en relación al rettato realista. Sin
embargo ? ¿no sería útil tratar de comprender por qué la cera, y en cuanto a los accesorios, el papel maché, la arcilla, ía madera
blanda y las láminas de plata repujada han podido ser considerados materiales idóneos, casi exclusivos de la donación votiva?
Comprender mejor este privilegio ayudará a entender [as apuestas simbólicas, fantasmáticas, temporales y figúrales de la plasticidad.
El hecho de que la cera sea un material dotado de plasticidad significa que está destinada por naturaleza propia a la fabricación de
imágenes. La muleta ofrecida a un dios es un objeto que no cambia; por el contrario, la pierna de cera es una imagen transformable.
Pasamos de la magia por contacto a la magia por semejanza^, pero sin que nunca la una esté ausente de ta eficacia que la otra aplica.
En este
■> Jiejrún la distinción rrazeriaria utilizada implícitamente por SCMOHRCE. Cf. J. C;. Frazer, Lrfa - H K M fJ 191tracL P- S'ayn nal., Paris, LalW, 19Kt-t9H4,iL p. 41-140.
15
r>IDT-HlTBFRNf AN
pasar, la pérdida teórica (al ser objeto portador de una presencia, se asemeja las reliquias y, por 3o tanto, deja de ser una simple
imagen) se compensa con considerables beneficios prácticos, o mejor dicho, fantasmáticos. Para empezar, la cera permite ganar
tiempo psíquico: el cojo no puede, evidentemente, dar su muleta más que por gratitud, una vez que el milagro ha ocurrido, es decir,
cuando siente satisfacción por el voto realizado; por el contrario, una imagen se puede entregar a título propiciatorio, cuando aun hay
expectativas o el deseo no se ha cumplido. El cojo guardará su muleta para andar como pueda, pero ofrecerá una pierna de cera que
encarne su deseo de caminar sin ningún tipo de ayuda. En este sentido, la cera permite extender e incluso constituir el tiempo del
voto: se adapta plásticamente a las desgracias y a los rezos, y puede transformarse cuando cambian los síntomas, los deseos. Si al
cojo se le sana la pierna pero enferma de neumonía, le será siempre lícito fundir su pierna de cera y confeccionar con el material
recuperado dos bonitos pulmones votivos...
■24
ESVOTO: O LACEN, ÓRGANO, TTEMTO
Comprenderemos, creo, que el tiempo "inmóvil1' o "resistente^ (hablando estilísticamente) de las formas votivas es simplemente la
otra □ara de una utilidad que se presenta permanentemente abierta, disponible, móvil. La cera, en tanto que material que acepta
múltiples plasticidades, se presra perfectamente a todas las labilidades del síntoma que el objeto votivo trata mágicamente de devolver
a su estado antetiot, de sanar, de transfigurar. La cera aparece y desaparece, es decir, puede constantemente reaparecer bajo nuevas
fijaciones orgánicas. Es polivalente, reproducible y mera-mórtica, igual que los síntomas que debe representar por una parte, y
conjurar por otra. Ahora bien, en esta constante metamorfosis, nunca deja de afirmar esa identificación indestructible con su
referente: permite, si lo podemos expresar así, unaganancia carnal de esa carne a la que imita tan perfecramente y a la cual vuelve tan
obstinadamente... Esa carne que sustituye y a la que hace subsistir, por semejanza, ciertamente, pero también por contacto, ya que se
define como un material orgánico (una "carne" maleable que misteriosamente proviene del cuerpo de las abejas),
25.
GP.ORGES UIDI-HlTBERNf AN
nos.
y í consecuencia de que su plasticidad resulte de esa "vida" que le confiere el simple calor de nuestras mas. Ganancia de tiempo y
ganancia de carne: la cera como material revela va su capacidad de funcionar psíqui came n te como materitil del deseo.
Con todo, eso es precisamente lo que define la forma voriva como tal: que tenga forma de voto y, por lo tanto, de deseo. Que sea
capaz de dar forma (una forma orgánica) al tiempo psíquico. Su valor represen tacional es, ciertamente, fundamental; pero no aclara el
entuerto, la causa final, la necesidad misma del esfuerzo figurativo. Antes de representar a alguien, el exvoto representa el síntoma y
el rezo de alguien: lo que el donante hace modelar en la cera es, ante todo, aquella que te hace sufiry aquello que desea que se transforme*
se alivie, se sane, se convierta. Es antes de nada ahí donde se dota de carne. Schlosser, en su lihro, aborda tan fugazmente las formas
votivas que no pertenecen al retrato, que obtenemos la impresión de que propone un esquema evolucionista que iría de la efigie en
general (Abbitd) al retrato como tal {Bildnii); es decir, a la représentation ta plus
■28
ESVOTO: 15LACEN, ÓRGANO, TIEMPO
fdele du donateur ('la representación más fiel posible del donante')10. En este esquema, los ejemplos medievales citados por Schlosser
(los papas Gregorio IX y Clemente VI en los siglos XIII y XIY los reyes Eduardo I de Inglaterra o. Carlos V de Francia, el Conde de
Artois o el duque de Borgoña)" tienden, aparentemente, hacia ese momento culminante que representa, en el Renacimiento, el
famoso conjunte de los voti florentinos, l'example te plus parfait de son genre ('el ejemplo más perfecto de su género1)1-^. Al analizar este
exampleparfait ('ejemplo perfecto'), Schlosser amplía útilmenre los comentarios hechos en 1902 por Aby Warburg, denunciando de
paso las distorsiones vasarianas y sugiriendo el papel de las prácticas votivas en el comienzo propiamente artístico del retrato
escultórico autónomo1^.
IT 1. vori Schlnsser, HisSnlrt du )>nr¡raiiei¡ cire, ip. cit., p. 7111 Ibid;, p-- 71-72. U íbi¿,p. 75-77.
\l íbid., p. Bíí-93. í'f A- Warhut£, *Lan du pnnxaiE nWentin el la hourgeoiíic ffnremienne. EJíimenicn (] hnrlandam a Sania "I rinici. Les |rthLlLj¡lh ble UiLLbctjL
de iVIcilrLj^ cL de MU: CLLLÍPLUJ^E— (I302f, /Simn forcnñm, rrad. S. Muller. Parí*, Ktincluieck \yyit.p. 10 L-135- [War-huig, Aby. "f] arle del reirarn y la burguesía
ñnrenlina. IJomeriicu
2'1
QEQRGES UIDI-HlTBERNf AN
Pero la orientación artística e histórica del análisis schlosseriano y su atención unilateral al género del retrato ofuscan en parte la
complejidad de las relaciones manifestadas en las formas votivas. Al haber sido destruidos todos los objetos de la Santissima
Annunziata (en el siglo XVTT y después en el XVIIÍ), .Schlosset evi>ca, como equivalencias o supervivencias, otros tres casos de
efigies votivas: la estatua de Leonhard von Górz, en Innsbruck (de hnales del siglo XV), cuyo rostro y manos policromados están ta-
llados en madera, mientras que el resto del cuerpo es de cera sobre un alma de madera; las efigies algo más tardías de Santa Maria
delle Grazie, cerca de Mantua mdis ce sont des statues en ptipicr maché, d'une valeur .•irtistique TKfiinArc et de plus betss épocpte ('peto estas son estatuas de
papel maché, de un valor artístico
<. ¡hi áandaiíi en üimta 'iririila. LOÍ reffaios de Lorenzo de Medíci y su íamilii". en El renacimiento del paganismo: ApK'aciaites s la historia cnloirai del Rett/cimiente
Eumpeo, Madrid, Alianza rÜicnrial, 2005] C líi di-Hubermani * fieiieni bfanee myth rfiíe et ressem hlance ouhlice chez Vaiari : la lí^ende du ponraít RUI \e vif»,
Mélaiiges de /'Eco/e jianenite de Reme - italie et Mediterranée, CIV, 1994, nü 2, p. 383432.
19
GP.ORGES OlOI-HlJBERNf AN
menor y de época, más tardía')1^; y finalmente, las res de cire habiüées grandear naturale ('figuras de cera de tamaño natural vestidas') del
santuario de Vierzehnfieiligen, en Baviera, que Schlosser califica de pemlant moderne des hirti de Í'A nnunQtáta. ('equi valente moderna de los
voti de TAjinunziata')^,
Todos estos ejemplos guardan, por lo tanto, la unidad del retrato como género. Schlosser no dice que junto a las seiscientas efigies
florentinas inventariadas en 1630, se encuentran al menos veintidós mil exvotos anatómicos1''; que las figuras de Santa Maria delle
Grazie esrán rodeadas, casi invadidas, de una "rocalla" de miles de exvoros estereotipados; o que Los santuarios bávaros reúnen toda
una variedad de formas entre las cuales el retrato, en el sentido estricto, na es más que un elemento aislado. Schlosser, sin embargo,
había leído y citado el libro
14 J. vori -Senlosser. flisteire dit parrraiten cire, ap. cit., p. 7715 Ibid, p. 80. Un crnidifi recienie •Aobse CKEC ápu de efyn'es en liancn-
nia es Ci. ,V1. Ritz, üie Ich engranen aagekiadeten Kmdcr-'Ü/aci'svQtive in

Í"F»»W Vnllrerh, Han:. E^Rl


16 Cf. íi. Mazzoni, ¡ h¡t¡ de8n üí Anminzlata di !-irenze. (airiatitá tfnriea, ['lorence, le Mminier, 1923, pp. 18 y 27
EXVOTO: IMAGEN, ÓRGANO, TIEMPO
fundamental de Richard Andree sobre las prácticas votivas en el sur de Alemania'^. Encontramos en este libro roda una gama de
formas extraordinarias modeladas en cera, por ejemplo, orejas o mandíbula.1; aisladas, tráqueas, corazones e incluso dos testí culos
de tamaño natutal de los cuales uno padece hipertrofia1*. ;No es importante admitir que el testículo hipertrofiado, superando el
retrato clásico, representa a su donante tanto como lo puede representar una verruga minuciosamente imirada en un rostro? ¿Que
los rasgos de su mal individualizan a una persona tan bien como lo pueden hacer los rasgos de su cara?
¿No es también impórtame admitir que, sobreponiéndose a los esquemas evolucionistas que tienden hacia 3a etnelgencia del "retrato
autónomo", el testículo hipertrofiado posee la misma función votiva que una efigie de aparato, y que en todo caso
17 R- Andree, Vative nad Weibegabet dr¡ ¡tatholitehen VíuSi ¡n Sitddewaeh-¡and. Ein Beitrag zstr Vhihskunde, t¡raun:icriweig, íiiedricn Víeweg, I Se rírn en J vnn Slrl-
ilntír!. Hirft'iTi* dn pnrmi't ÍITT. ri'.. pp
70.73, 74, 93,
lí Cf. R. Andreeh Vative itnd Weibegahctt* ap. cit, p. L E L e imanen XVII.
20
ESVOTO: DIAÜEN, ÓRGANO. TTEUD'O
esta correspondencia debe ser pensada desde su relación diferencial y estructural con aquella?
Es más necesario que nunca aplicar un punto de visca sincrónico a la hora de analizar el exvoto, sobre todo teniendo en cuenta que
formas aparentemente antitéticas coexisten en la historia, en los mismos momentos y lugares. Entre los escasísimos objetos votivos
de cera que nos han llegado del siglo XV (y que LSchiosser no pudo conocer), el conjunto encontrado en 1943 en la catedral de Exeter
sobre la tumba de un obispo resulta significativo: son fragmentos dispersos donde podemos reconocer al menos dos escalas, y por lo
tanto dos tipos de imágenes completamente diferentes: algunas figuras de escala reducida coexisten con piezas anatómicas de
tamaño natural14. En la Edad Media y en el Renacimiento, los santuarios cristianos, especialmente los de Italia, solían exponer
clasificados dentro del mismo grupo {vota, votorum muñera, offertndd, xenia, ablationes.
22
SEOfiGPS Di D1JÍLJBEB M .\N
munuscula}2" objetos que hoy en día consideraríamos retratos junto a otros que, siendo equivalentes desde el punto de vista
funcional, denominaríamos más bien panes de ceta, es decir, vulgares masas brutas depositadas como ofrenda. Por lo tantoh no debe-
mos considerar las formas votivas solo en tétminos evolutivos, sino también en cuanto a polaridades estructurales. .Schlosser,
remarquémoslo, no fue del todo insensible a este punto de vista, ya que anotó que el tettato de cera podía recibir los valores anti-
téticos de conmemoración o de infamia y que las técnicas de modelado podían portar los valores antitéticos de veracidad o de
falsificación. El historiador reflexiona sobre la paradoja que hace de un exvoto un acto tanto de ostentación narcisista como de hu-
mildad "ascética"?l.
Peto, ¿cómo comprender la coexistencia, e incluso la equivalencia anrropológica, entre una masa de cera silenciosamente aplastada
en el suelo y una cara de cera retóricamente erigida con su gestuilidad de-
20 Cf. A-M. Bautíer, «Typnlngie de ex-voto», art du, p. 239.
21 J. vrsn ¿jeh taüücr, tiisfire du pratrait i?t £¡rr, np. ¡sí, pp. 9. 29, 72.
3fi
EXVOTO: r5LACEN. ÓROANO. TIE&U'O
vota, que incluso muestra esa gestualidad litiitgica de cualquier efigie?
La historia del arte no aporta demasiado en este intento: como mucho, permitirá considerar la cara de cera como relévame de un
género artisrico {el retrato), pero seguramente no admitirá que la informe masa figure entre las piezas de su museo, real o
imaginario, de la historia de los estilos. Sin embargo, los dos objetos conforman un sistema y se explican recíprocamente.
Comprenderemos mejor la necesidad que tienen el uno del otro si abordamos el conjunto de las formas votivas como un campo
heurístico en perpetua constitución: heurística del significada, pero también, ya que se trata de imágenes figurativas, heurística de ¡a
semejanza. Las tipologías de exvoto minuciosamente descritas por los historiadores (pienso, sobre todo, en la Edad Media y en los
trabajos de Anne Marie Bautier y de Fierre André ..Sigal)7'1 muestran una gran coherencia una vez optamos por explotar
sisremáticamente todas las maneras en las que una misma forma plástica pue-
22 G£ A.-M. Eaurier, flTypologie de:, exvoto», are. de. p. 237-2R2. PA. Sigal, ulen ex-Yiim au Moyen Age*, an. de, p. 12-31-
5 /
C-F.ORCFS DTDT-H',TBFttr.f AN
de significar un voto representante del mal y mediante el cual una persona suplica a su dios que se lo palie.
Aürmar espontáneamente que solo existe "semejanza" en la cara de cera modelada o moldeada según el tostro del donante es
manifesrar un punto de vista un tanto limirado en cuanto al campo ope-tativo de la semejanza: es precisamente ignorar que la
semejanza forma un campo y que permire cierta pluralidad de objetos, de critetios, de soportes y de operaciones ?¿. La masa de cera
bruta, no trabajada, no figurativa (tipo de exvoto atestado en Occidente al menos desde el siglo IX) puede manifestar criterios de
semejanza extremadamente precisos, que serán tan pertinentes como pueden serlo los rasgos de la cara: junto a los donativos votivos
convencionales que son los eerei moduli de pequeñas dimensiones, los donantes depositan massae cerne de su propio
23 óerá (unciente recordar (anterior al desarrollo de La antropología) las primeras frases de la Poética de Atisrótelesh donde K dice que las co*as lemejantes
"diüeien entre sí en Ices trisas: en imirar con medio* rüver-IOS, en imitar ohjetris divenon, y en imitar de modo diverso y no Je la misma manera". Aristóteles,
Pactica I, 1447a, edL j trad.. J. Hardy; Les Belles leirras, 1931- p. 29- iVeriinn en español lomada de Eduardo Sinrior (trad.), ¡"atáca, Buenos Airas, Oiliuue,
20(19-]
40
EXVOTO: H LACEN, ÓROANO, TIEriD'O
peso7,1. Esta práctica, llamada contrapeso desde la Edad Media, ha existido siempre en la cuenca del Mediterráneo, del mismo modo
que aún existe la práctica de pesar a los niños que quetemos salvar de la enfermedad: los colocamos en una balanza y, en un plato
simétrico, acumulamos ceta pata "donar1 hasta obtener el peso exacto del cuerpo enfermo25. ¿No es esto una semejanza tan exacta y
orgánica de la reproducción, por contacto, como lo pueden ser los rasgos de una cara?
La práctica voriva del contrapeso es característica de la exploración de relaciones de significado y de semejanza: diremos, en términos
peircianos, que la masa de cera es "significante' de su donante según su relación indiciaria. Y que es "semejan-re" según una elección
criteríológica que hace de la semejanza una cualidad interna, del material', cualidad secreta pero sorprendentemente precisa, ligada
24 Cf. A. jVl-ojulier, - lyuolojrie des eir-voro:, an. cii. p. 245- P-A. Siga!. ■iLes ex-voro au Moren Ageah are. d.t_, p. 15-1 ñ, que señal a igual mente la existencia
di "contrapeso" votivo en trigo o en pan.
25 Cf. C. C.haurjtyh °:Le voeu de vivre. (]orps mórceles, corps sanfl ame dans les peleriiages portugiis», Terruii, n" t fi, 1992, p. 5p-Í}!?.
41
EXVOTO: O LACEN, ÓRGANO, TIEMPO
directamente a la compactibilidad, a la densidad del material (setenta kilogramos de cera tiene tan to de votivo, formalmente
hablando, como setenta kilogramos de rrigo). Sin embargo, es esa práctica fa que otorgará a la masa informe au iticonteüta ble *
individualidad", su aura orgánica, su eficacia "rnágica". LSe debe constatar que las formas vorivas aparecen a menudo como
materialización de este tipo de relaciones: la ofrenda de cirios revela, sin ninguna duda, un significado de ripo simbólico, di-recramente
unido a la liturgia; pero, mientras que los cirios están dedicados ¡id mensurüm corporis o secundan longitudinem (es decit, a las dimensiones del
donante)2'', la semejanza indiciada, por relación mecánica o por contacto, conserva todo su poder. LDS peregrinos del Medievo
ofrecían a menudo aquello que ellos llamaban *mon gros et long": se trataba de un cirio de su altura, pero también de su "grosor"; un cirio
de su estatuta que, aplicado a las catástrofes sociales, se podría trasponer a Las dimensiones de una ciudad entera. Asi, se ofrece- Jo
Cf. A.-M. Bautierj «lypolnfrie de, c-vcrtna, art. c\t., p. 24íV-253■
0
EeQEGea OIDT-HIJBERMAN
ría un cirio (enrollado y que ardía durante días) colocado a lo largo de las murallas, como se hizo a menudo en épocas de pesre para
proteger a la población en su conjunto3.
En realidad, el binomio esttuctural de masa y de cara tan solo nos indica los dos límites extremos de un campo de semejanza
sistemáticamente explorado por las formas votivas. El exvoto de una cabeza no tiene el sentido de un retrato de aparato, como en el
caso florentino de los voti. No puede pensarse solo como parecido orgánico, es decir, como [a representación de un órgano que sufre
(una simple cabeza víctima de migrañas). Se tratará, pues, de producir semejanzas recortadas, encuadradas según los limites del síntoma,
semejanzas muy a menudo producidas al tamaño natural de Jas manos, de los brazos, de las piernas, de los pies, de las orejas,
etcétera4. Alguien
27 Cf. P-A. Siga], *Les CXVCÍIO au Moven Age», ari. dr_, p. 18-19- M-Hélin, «¡Une fiere chandelltf, Hammage a Maric Isclca/irc, BniTelles, Lato muí, 1970, p. 40ñ-417-
L. í'arolus-Barreh aflrois eludes sur le rhéme de lit pifié pnpulaire au Moven Age*, Aetei du 99 Ce¡¿g*£i natianát Jes sacíeles savantes i. La picté populaste su Mayen
Age, Paris, Binliothcque nationde, 1977, p. 229-23(1.
1b\ Sobre el «voto anatómico italiano y su relación con la medicina no
44
EXVOTO' DIAGEN, ORGANO. TDEMITI
que padece en la parte derecha de su pecho consagrará un exvoto representativo solamente de la parte derecha de un busto211. Y si
sufre tanto que no puede soportarlo de sus pulmones o de sus visceras, no dudará en esculpir formas de estos óiganos, mitad
observadas, mitad imaginadas5.
El exvoto anatómico se presenta por tanto como un fragmento delimitado según los recortes que el
29 Muchos ejemplís en tierra codda, se hallan especialmente en bu colecciones CHUSCAS del Vaticano.
45.

3pular, cf eipecislmenle, L. .VI. Lomhardi üatriani, í Exvoto di cera in Calabria^i La ¡rraplástíca nrila scienza e neUarte, ip. CIsL, II, p. 53354-7- C. Angiolioi, «La
medidnapopnlare: Saidcgnanh Le trad;zianipoli ¿FÍ f¡,iUa. Mediciie e magie, di r. '1. Seppilli, Milán, EJecra, 1989, p. 210-215. I: Cardini, ttl piocesd di formazíone del
la medicina popolare in Italia dalla ra-da aotichita. al XIX secólo*, ibid. p. 13-22. Sobre los exvoto anaromicos bdvarov cf K. Hipp, Vaúvgabe. ¡ieíktng dstrch den
(ilauben, PEarfer horco, Ludwig, 19^4- Sobre los milagros de América Latina, cf T Vidal, Las milagros e?i metal y en ceta de Puerta- Rica, San
4Juan deVue.ee IWAlha, 1974, p. 109-117
5Sobre el exvoto visceral, cf especialmente para la Antigüedad errus-co-romana, M. 'labanelli, (di ex vaíu paiiviscerafs ettuscl'i e ratiani. Alaria, ritravamenti
interpretaziani, florence, Olschln, 19Ó2. R Decnuflé, La tVatian d'cxvtta anatarniaiie diez ¡es Émisca-Romains. Arsaiyse et syn-ítósr, Btuxeües, Latomus-Revue d'éludes
latines, f9u4. Para la Edád Media, cf P.-A. JiigaL ^L'er-Toto au Moyen Age", art. cit. p. 22-23 (que señala la representación de los riñones;, visceras, hemorroides,
ere.). Para ef periodo moderno, cf. R. Andree, Vadee un WeHiegaben^ op. Cit., p. I23-126V
¡PQHGBS DTDT-HLTBrRWAN
síntoma marca. Su tamaño natural significa a menudo el reflejo de aquello a lo que se ha sobrevivido, imita el proceso de obtención
de huellas; de este modo, el órgano enfermo es directamente moldeado para convertirse en un voto de más precisión y de mayor
intensidad aurática31. Por el contrario, las representaciones globalizantes (figuras de cuerpo entero o escenas de milagros) son, en
general, víctimas de la reducción de escala que necesariamente se aplica a las estatuillas o a los cuadros pequeños. AJ narrativizarse,
el exvoro tiende a reducir su peso orgánico, su curvatura, su presencia agonizante. Se civiliza, en cierto modo accede a un estatus de
objeto sustituible v mobiliario. Podríamos decir, en términos peircianos, que lo indiciarlo acaba por dejar lugar a la ¡cónico y a lo
simbólico. Pero esta propuesra es insuficienre: nosotros no debemos nunca olvidar la esencial contaminación de diferentes tipos de seme-
3 1 <]£. A.-M. Bautier, tt'lypologie des ervjfto^, an. c¡(. p. 259, que ciia el teno ile Lamber! de líeulz donde se señala "comment une malade inania elíe-meme
ladre, airidllicpar le feu, pour fbrmer l'image dcom hr&i impolenr." {atsumptam cerní atSmavít igni. effigicm jhtmatiira broncha MU ¡iti).
ESVOTO: rSIAGEN, ÓKGAHO. TTEMTO
janza, que hace de las formas votivas esta masse vivante, informe [er] inorganiqtie ('masa viva, informe ly] orgánica) de la que Mauss
hablaba tan bien al tratar el tema de la magia en general32. Cuando el cirio votivo o cuando la efigie son fabricadas según el peso del
donante, cuando la imagen pintada es realizada según la estatura de aquel a quien le ha ocurrido el milagro33, significa que el
"símbolo" litúrgico y el "icono" realista están fuertemente contagiados por contacto. El tamaño natural de las efigies más naturalistas
(suponiendo la posibilidad, o la exigencia, de que estén vestidas con ropas de los donantes) 34 no es pues uní simple elección de
semejanza óptica:
32 Ci7. M. Mauss y H. Hubert. «ÉRnuiAce d'iine théorie genérale de la mágica (1902-1903)* Snciahgie et anthrQpahgie, París, PUF, 1950, p. £ I ■ "La magíe en une
mas*c vivante, informe, i norgan ique, dcmt les parties compasante* n'onl ni place, ni fonetinn ibres. On les vnit meme se confondre".
33 f-'J. P-A. JiigaL L ervoto au Moyen Age*, arr_ dr_, pp. 1&-2í)y30.
34 <]f. íl. M. Rin. Die iebeusguissen angekíeiaeten Kliaer-Waebsifytiíe in /•rsnkeii, Volkach, Han. 1981. & Wddman. Die lebengraste Wachsfigttr. Eine Studtezu Functinn un
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(¡entable van dei Antikebii ins ¡9- jahrhundirt. Munich-Zurich. ArtemÍH. I9fi4, pp. 1030 y 190-203-
4<>
EXVOTO LACEN. ÓROANO. TIOG'O
manifiesta el poder persistente de los parecidos por contacto o por contagio.
De este modo, la heurística de las semejanzas (manera más operativa, espere, de nombrar sus muv estratégicas contaminaciones)
caracteriza las formas votivas también a largo plazo^. Por eso es difícil imaginar estas formas desde la perspectiva de una simple
historia de los estilos. Toda imagen tiene el poder de manipular, por un lado, el conjunro, de hacer referencia a un aspecto muy
simbólico o contractual (la relación con el Otro, la relación do ut des: dono la represenración de mi sínroma siempre que tú dones la
realidad de la soñación), y por orra, el aspecto siempre muy inmediato y real, muy carnal, de la situación votiva {mi órgano enfermo,
mis vestimentas aquí sobre la efigie, los relieves materiales de este síntoma o de aquel milagro)3''. Andró Leori-
35 Para, un análisis máí puntual, pero también esclareccdnr de csia heurística Formal del exvoto, se pueden constatar Ira: cirios dd artesano Lediner. en
Rarisbonne (en un periodo que abarca desde 1645 hasta el siglo XX|' c£. B. MockershoíF (dir.f, «Das Werk der fleis*Í£en Bienem, (iifnrmSes \t'mh¡ a¡t¡ zlncraken
Lrbstkfrrü Ratishonne-ivlunich, Dioze-san rouseum-Sdindl & óreiner, Icfl4.
3o Para uní fenomenología del exvoto y m asnéelo conrraciual, cf. espe-
30
GBQBGBS B1DF-HUBEBMAN
Gourhaín habló de la extraordinaria persistencia en el tiempo de formas técnicas que han sido relacionadas direcramente con el
cuerpo humano: así, la estructura general del cuchillo no ha cambiado prácticamente desde el sílex tallado en La Prehistoria6.
Debemos hacer •m comentario análogo en lo que concierne a las formas votivas: su esencial antropo-mtrrfismo (que entendemos que
no tiene nada que ver con una elección estilística más o menos "figurativa") hace que estas formas sean partout fuyantes etpdrtuut
semblakles a elles-mémes ('huidizas y semejantes a sí mismas'); en pocas palabras, una especie de fantasmas. No las distinguimos muy
bien ya de partida: la historia del arte las ignora y fa etnología
cialmenre W BiücJinen. iVnl kírlirnlidie Den Iratrukluren und hodithi-chtlichei VA'eltbiíd in Votivwesen. Zur Fonichiingssilualion mid Iheorie des hildlichen
O piedad ti". Scbwazeriitfies Aniña filr ^Ikiknnae, L1X, 1963, f 106-203■ L. M. Lombanji oairiani y M. Meligrana, Dir/Sto egemone c Asritli populare. 1.a Calabria ittyíi
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31

6(.'£. A. l-emi-£lOUTnan, Évofulian et techniaues, //. Miliest et tediniQue, Paii,, Albin Midiel, 1945 (éd_ 19731, pp. 13-43 y424434.
TORCES DJOT-HtJBFIiMAN
apenas ha tratado de analizarlas formalmente. LSin embargo, están presentes entre nosotros 7 3 nuestro alrededot, volviendo una y
otra vez y sobreviviendo. Persisten en los fantasmas (en la extrema plasticidad del figurable psíquico) y en los mareriales físicamente
dorados de plasticidad: es pot eso que la cera los ha acogido tan bien desde hace tanto tiempo.
EXVOTO: IMAGEN, ÓKGANO. TIEMPO

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Créditos fotográficos
Fotografías de Marta Piño! Lloret
Páginas S-9; 13; 16-17; 18-19; 26-27; 38-39; 42; 53- Exvotos de cera de la tumba del Santet de Poblé Nou. Cementerio de Poblé Nou,
Barcelona, 2013.
P. 22 {arriba): Exvoto de plata, Musen Frederic Mares, Barcelona, S-21759.
P 22 {abajo): Exvoto de plata, Museu Frederic Mares, Barcelona, S-1Ü274.
P 31 {arriba): Exvoto de plata, Musen Ftederic Mares, Barcelona, S-1Ü274
P 31 {centto): Exvoto de plata, Mnseu Frederic Mares. Barcelona, S -21739-
P. 31 {abajo-izquierda): Exvoto de plata, Museu Frederic Mares, Barcelona, S-21761.
P. 31 {abajo-derecha): Exvoto de plata, Museu Frederic Mares, Barcelona, S-21764.
P 34 (arriba-izquierda): Exvoto de plata, Museu Frederic Mares, Barcelona, S-21729.
P 34 (arriba-derecha): Exvoto de plata, Museu Frederic Mares, Barcelona, S-21747.
P 34 (cenrro-izquierda): Exvoto de piara, Museu Frederic Mares, Barcelona, S-2174S.
E 34 (cenrro-derecha): Exvoto de plata, Museu Frederic Mares, Barcelona, S-21752.
P 34 (abajo-izquierda): Exvoto de plata, Museu Frederic Mares, Barcelona, S-21766.
P 34 (abajo-derecha): Exvoto de plata, Museu Frederic Mares, Barcelona, S-21760.
P 46: Exvoto de plata, Musen Frederic Mares, Barcelona, S-21757.
P 47 (arriba): Exvoto de plata, Museu Frederic Mares, Barcelona, S-21770.
P 47 (abajo): Exvoro de plata, Museu Frederic Mares, Barcelona, S-21769-
P 50: Exvoto de plata, Musen Frederic Mares, Barcelona, S-21754.
s Qn s soLeiL
ediciones

Chiribita?
L^as imágenes votivos son orgánicas, vulgares y desagradables de contemplar, pero también abundantes y difusas. Atraviesan el tiempo. Lis
tempanen civilizaciones muy diferetues entre si. Ignoran la ruptura entre el paganismo y el cristianismo, hi realidad, e¡ esa presencia difusa la que
constituye su misterio y su singularidad epistemológica: objetos iiibitnalei p*tra el etnólogo, las imágenes \-oti-vas simplemente parecen no
existir para el historiador del arte. Su mediocridad estética o tu calidad de cliché y de estereotipo las deja apartadas de la ~gran" historia del
estilo. Esa insignificancia forma una pantalLi, genera rechazo a observarlas. Aunque. ma¡¡ que de insignificancia, habría que hablar de malestar y
de puesta en crisis; malesutr frente a la vulgaridad arpinica de las imágenes votivas; puesta en crisis del modelo estético del arte, fomentado por
las academias, la crítica normativa y el modelo positivista de ¡a historia como cadena narrativa continua y novela familiar de "influencias". Las
Jornias votivas son capaces de desaparecer durante un largo tiempo y. al mismo modo, de reaparecer cuando menos not lo esperamos. Son capaces,
también, de resistir a toda evolución perceptible.
I *te primer pjrfjlh del texto de Georgei* Didi-Huberima perfila a IJ perfección cuál el contenido critico de esta hrtvi:, puní intn^a y l k
: . ik- matices, iporadofl i IJ r . m li i , .-. vmiv:i. i ■.! i vR¡ son mas las investigaciones que trabajan la complejidad visual de los exvotos,
por ello, crcíamo* imprescindible traducir ll español esta obra de referencia Y contribuir así a la dinamización de este necesario debaie.

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