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Andar sin pensamiento

Nagarjuna, la vacuidad

Jordi Vilanova
Nagarjuna. La vacuidad del pensamiento

Nagarjuna, nacido en el sur de la India en torno a los años 150 a 250 de nuestra era, en
su texto más conocido: “Los fundamentos de la vía media” (Mulamadhyamakakarika), nos
introduce por un intrincado juego de lógica para demoler la solidez aparente de conceptos clave
del pensamiento.
Una de las funciones del lenguaje puede ser la de liberarnos del mismo lenguaje. A esta
labor higiénica contribuye considerablemente la posición escéptica, porque cuando la retórica se
apodera del campo de batalla en posiciones contrapuestas, cuando cada contrincante blande su
parcial argumento y se atrinchera en el dogma, sólo puede romper la dualidad la palabra del
crítico que salga al campo diciendo: ni esto ni lo otro. Cuando el lenguaje se enreda en el
discurso perdiendo su referencia a algo exterior a él, la aparición del crítico dedicado al derribo
de los signos se torna irremediable. Nagarjuna introduce su texto ensalzando el “apaciguamiento
de la elucubración” pero para conseguirlo forzará su elucubración al máximo, hasta llegar a
inutilizar los conceptos sometidos a prueba. De camino hacia el apaciguamiento, prácticamente
nada se salva de la quema, todo es charlatanería, tan solo aquello a lo que apuntan las palabras
es real, sólo cuando esta mente especulativa desaparezca estaremos más cerca de lo auténtico.
No debería cogernos por sorpresa una posición tan crítica dentro del budismo, cuando
ya Buda Sakyamuni dio la vuelta al léxico de los principales dogmas del hinduismo (de atman a
no-atman, por ejemplo), o cuando siglos más tarde el zen inutiliza al máximo toda formulación
teórica. Este texto pertenece a uno de los sermones de Buddha:

“Adoptar alguna de estas opiniones: el mundo es eterno, o no es eterno, es infinito o no es


infinito, cuerpo y alma son una misma cosa o son dos cosas distintas, el tâtagata [liberado]
existe tras la muerte o no existe tras la muerte, el tâtgata existe y no existe tras la muerte o el
tâtgata ni existe ni no existe tras la muerte, supone enredarse en la maraña de las opiniones, el
yermo de las opiniones, el enredo de las opiniones, el lío de las opiniones, la traba de las
opiniones, lo que conlleva sufrimiento, ansia, tribulación, y excitación, no conduce al
desengaño, al desapasionamiento, a la cesación, a la paz, al conocimiento superior, a la
iluminación, al Nibbana (...) El tâthagata [liberado] ha superado las opiniones”.

Sermón nº72. Buddha Los sermones medios del Buddha.Barcelona: Kairós, 1999

“La verdad certera, nadie la conoce, ni la conocerá. Ni acerca de los dioses, ni sobre todas las
cosas de las que hablo. E incluso si por azar llegásemos a expresar la verdad perfecta, no lo
sabríamos: pues todo no es sino un entramado de conjeturas”. Decía Jenófanes. Y desde la
ignorancia originaria los humanos hemos levantado toda clase de edificaciones, ciudades
enteras, hasta países imaginarios. Escribió Pessoa: “Nada se sabe, todo se imagina”.

La maquinaria productiva ofrece los bienes más variados, también la oferta de saberes
tiene su puesto en el mercado, una multiplicidad de textos se adueña de espacios públicos y
privados en busca de audiencia. Nagarjuna es el observador perspicaz en esa plaza que sale

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ileso en plena confusión de ideas: “Los magnánimos no argumentan: no tienen opinión”. Su
propuesta es una aparente no propuesta, pero sólo en apariencia:
“Los victoriosos han anunciado que la vacuidad es el abandono de todas las conjeturas.
Aquellos que caen presos de la conjetura de la vacuidad [y se obsesionan con ella], ésos son
incurables (cap. XII.8)”.

¿La suspensión del juicio (en los escépticos y en Nagarjuna) es otro juicio? Pienso que
no porque en ausencia de juicio no hay juicio. ¿La no opinión es otra opinión? ¿El no paradigma
es otro paradigma? ¿El no apego es otra forma de apego? Tal vez sólo cuando se convierten en
un dogma, pero un dogma deja de ser una forma de no apego para convertirse en apego.

Ese no saber pero que es conocimiento lo expresó el poeta Rainer M. Rilke con estas
palabras: “Felices aquellos que saben que detrás de todas las palabras hay lo que no se puede
decir”.

En su libro más celebrado “Los fundamentos de la vía media” el autor desarrolla temas
tales como la no existencia última de la causalidad, la falta de naturaleza propia de las
percepciones, las emociones y la mente, la no existencia independiente del acto-actor y de la
acción, la inexistencia del tiempo, la imposibilidad de probar el espacio, sobre las dos verdades,
la vacuidad o el nirvana.
Si bien es cierto que la mayoría de estos conceptos no representan novedad alguna en la
tradición budista, el método expositivo sí lo es, el tetralema se basa en reducir al absurdo
(reductio ad absurdum) las cuatro posibles alternativas de un tema (X):

X es
X no es
X es y no es
X ni es ni no es

Con el desarrollo lógico de cada uno de los cuatro argumentos no se llega a demostrar
nada, conducen a una cuádruple negación. En el aturdimiento, una conclusión resulta
medianamente clara, prisioneros de la lógica y del instrumento del lenguaje no otearemos
ningún horizonte de libertad. Si Heráclito escribió: “Juguetes de niños, las creencias humanas”
Nagarjuna se empeñó en demostrarlo.

Todo es opinable, también la opinión escéptica es solo eso, digna de ser tomada en
consideración en algunos casos o puesta en duda en otros.
Los escépticos dudan del bien del mal y de toda especulación más allá de la experiencia
directa, de lo que nos es manifiesto. Pura higiene mental, lo que nos proponen: deshacernos de
dogmas, de abstracciones, de esencias, en un baño de humildad, para cubrirnos con una sencilla
vestimenta, la indeterminación, la relatividad.
La suspensión del juicio es la abstención ante argumentos contrapuestos todos ellos
aparentemente sólidos, es no afirmar cuando se demuestran igualmente posibles una cosa y la
contraria. No podemos percibir las cosas tal y como se dan en el mundo exterior, sino tal como
nuestros sentidos nos permiten percibirlas. Con estas limitaciones es difícil afirmar nada con
rotundidad sobre la realidad que nos envuelve. Pero es aún más osada la pretensión de
adentrarnos por el invisible mundo de la abstracción sin salir ilesos.
La percepción estática, inanimada de la materia, es sin duda ilusoria, si nuestros ojos
fueran potentes lentes nuestra percepción seria bien distinta. La visión que los físicos tienen del
átomo dista de ser la que podamos tener nosotros de una partícula casi imperceptible.
La finalidad que se propone el escéptico no es la de polemizar sin más, sino la de
facilitarnos el vivir aligerándonos la carga de los convencionalismos sin base sólida, de

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conceptos supuestamente clarificadores, de etiquetas opresivas, simplistas engañosas, que
ponemos o nos ponen y a veces son causa de turbación y angustia.
El pensamiento escéptico ha sido el gran silenciado de la historia, dinamitador como es
del poder ideológico dominante en cada momento, tendente a expandirse hacia todos los
rincones. Es el desafío de alguien sencillo, sin respuestas, dirigiéndose a la confortabilidad de
las certezas, o la estulticia del fanatismo. Las grandes palabras se escriben en minúscula y cada
una en distinta caligrafía, por lo que existen muchos lenguajes que no siempre vienen a decir lo
mismo. Pero los mercaderes siempre han preferido el adecenamiento, la convicción uniforme, el
gregarismo, las mayorías cuanto más absolutas mejor.

Filosofar es también jugar con las palabras, las frases, en el mundo de la abstracción, de
aquí que podamos preguntarnos hasta que punto tienen validez los grandes conceptos morales
de bien, mal, amor , etc., cuado pueden tener innumerables significados que de tan abstractos no
representan nada en concreto. A menudo hallamos interpretaciones distintas u opuestas de
textos jurídicos o religiosos, posiciones intransigentes o tolerantes surgidas de las mismas
lecturas. Decir bien, virtud, amor, es no decir nada porqué lo difícil o quizás imposible es saber
como estos principios se materializan. Lejos del mundo de las esencias existe el del relativismo,
más a la medida del hombre y de la sociedad.

“Encerraron en un establo a un elefante procedente de la India. La gente, curiosa por conocer a


semejante animal, acudió al lugar. Como no se veía casi nada a causa de la falta de luz, la gente
optó por tocar al animal.

Uno tanteó la trompa y dijo:


- Este animal de parece a un enorme tubo.
Otro le toco las orejas:
- Yo diría, más bien, que es como un gran abanico.
Otro que tocaba las patas, intervino:
- No. Lo que se llama elefante es como una especie de columna.
Y así sucesivamente, cada cual lo describió a su manera” Rumi.

“Más que conocer, pues, las cosas tal y como realmente son, lo que en realidad conocemos son
las ideas que tenemos acerca de las cosas. Éste es el aspecto conocido de la mente, la mente
convertida en objeto de sí misma. Por consiguiente, el budismo considera que los seres humanos
solemos hallarnos confinados en nuestra propia mente sin acceso a lo verdadero y a lo real. Pero
a diferencia de lo que afirman los pensadores occidentales, los budistas admiten la posibilidad
de curar la escisión entre sujeto y objeto y recuperar así nuestra mente original” Francis Dojun
Cook.

Nagarjuna no refuta la existencia de la realidad sino que tan sólo niega la validez de
cualquier teoría acerca de la realidad ( David Loy, T.R.V. Murti).

Esa impronta por alejar el budismo de la especulación se ha dejado sentir a lo largo de


los siglos. Zenkei Shibayama, comentando el Mumonkan dice:

“Lo básico del zen es Eliminar nuestra mente discriminatoria. Cuando lo hacemos, por primera
vez podemos trascender el sí y el no, lo bueno y lo malo, y podemos declarar que todas las
cosas, en cualquier lugar son esto”.

Hallamos en la historia del zen numerosas narraciones que intentan desarticular el papel
de las conjeturas frente al de las vivencias. A modo de ejemplo:

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“Tokusan con un gozo y una gratitud irresistibles, tomó las notas y recopilaciones que había
hecho sobre el Sutra del Diamante, que había valorado por encima de todas las cosas, y, frente
al monasterio les prendió fuego diciendo:
- Aunque podamos estudiar y dominar una filosofía profunda, en comparación con la
inescrutable verdad vivencial será como colocar un solo cabello en el inmenso cielo. Por muy a
fondo que aprendamos teorías esenciales del mundo, si lo comparamos con lo definitivo de la
Realidad intransmisible, será como tirar una gota de agua en un profundo pozo. Existe toda la
diferencia del mundo entre ambos.
Quemando sus notas y archivos, Tokusan dejó al Maestro Ryutan sintiéndose
profundamente agradecido. Ahora era un hombre totalmente nuevo, con una espiritualidad
lúcida y renovada” ( Zenkei Shibayama, en el Mumonkan ).

En esa labor de saneamiento Nagarjuna pondrá todo su empeño con las herramientas de
que dispone: la crítica a partir de la lógica. Nada se sostiene en el artificioso mundo conceptual.

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Fundamentos de la vía media. Nagarjuna*

Contenido de los capítulos:

I – Causalidad. No hay causas ni efectos.


Existe un encadenado de causas y efectos o una red de originación dependiente que hace
imposible afirmar la existencia o inexistencia de algo entendiendo ese algo como ente
independiente de causas y condiciones. (Ver cap. X).

II – El movimiento no se puede concebir.

III – Los sentidos no tienen existencia (independiente).

IV – La percepción, la sensación, el pensamiento, la conciencia son vacíos, no tienen entidad


propia. Su origen es condicionado.

V – Ni existencia ni no existencia de las cosas, del espacio y los cinco elementos: agua, tierra,
fuego, aire, mente.

VI – El deseo no existe (independientemente). (Ver cap. XXIII).

VII – Ni el surgimiento ni la duración ni el cese de los fenómenos puede establecerse (cap.


VII.33).

VIII – El agente (el que actúa, el actor, el yo) no existe como ente acabado, sin causas ni
condiciones, ni existe la acción sin agente. (Ver cap. XVII. 32-33).

IX – No existe ese alguien previo a la experiencia de los sentidos. No puede establecerse un


sujeto independiente de la percepción.

X – Ni identidad ni diferencia.
Si algo depende de algo que a su vez depende de otra cosa, no hay fundamento alguno
para afirmar ninguna de las dos cosas (cap. X.10).

XI – Ni pasado ni presente ni futuro. ¿Cómo limitar lo ilimitado?


Nacimiento, vejez y muerte tampoco tienen límites.

XII – El sufrimiento. Imposibilidad de establecer su causalidad.

XIII – Vacuidad. Todas las cosas son condicionadas, cambiantes, sin naturaleza propia, carecen
de esencia (cap. XIII.3-4).

Los victoriosos han anunciado que la vacuidad es el abandono de todas las conjeturas.
Aquellos que caen presos de la conjetura de la vacuidad [y se obsesionan con ella], esos son
incurables (cap. XIII. 8). (Ver cap. XXIV).

XIV – No podemos concebir ni lo diferente ni lo idéntico (cap. XIV.7).

XV – No existe una naturaleza inherente a una entidad, una naturaleza propia no fabricada y no
dependiente de otra cosa.
Ni ser ni no ser. Ni “existe” ni “no existe” en términos de naturaleza propia.

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XVI – No se afirma el nirvana ni se niega el samsara**.

XVII – Agente y acción son como castillos en el aire.


El agente es como una ilusión y la acción es como una ilusión creada por aquella
ilusión. Por tanto, las turbaciones, las acciones, los seres, los agentes y los frutos de las acciones
son como frutos en el aire (cap. XVII. 32-33).

XVIII – Ni yo ni no yo. El yo deja de existir cuando cesa el imaginar sin fundamento, cesa en la
vacuidad (cap. XVIII. 5-6).
Características de lo real: sin depender de otra, serena, no fabricada por elucubraciones,
más allá de toda discriminación, sin distinciones (cap. XVIII. 9).

XIX – Refutación del tiempo.

XX – Cualquier conjunción de causas y condiciones no se produce a sí misma ni por sí misma.


Sí es así, ¿cómo podría producir un efecto? (cap XX.23). Es decir: no tienen entidad propia, su
origen es condicionado.

XXI – La corriente del devenir no tiene sentido: el llegar a ser o el dejar de ser.

XXII – El iluminado carece de naturaleza propia, no está más allá del mundo.

XXIII – Las construcciones mentales tales como el deseo, el odio o la confusión no tienen
naturaleza propia, no existen en realidad (cap. XXIII.1), por lo que se las puede abandonar (cap.
XXIII.25).

XXIV – La enseñanza de los budas se basa en dos verdades, la verdad convencional y la verdad
según el sentido último…el sentido último descansa en lo convencional y sin alcanzar el sentido
último no se entra en el nirvana (cap. XXIV.8-10).

XXV – El nirvana es lo no dependiente ni cambiante (cap. XXV. 9).


No hay diferencia entre samsara y nirvana (cap. XXV. 19-20).

XXVI – El karma. El ignorante construye unas tendencias que son la fuente del samsara. El
ignorante construye estas cosas: el sabio no… El cese de la ignorancia se debe al cultivo del
conocimiento (cap. XXVI. 10-11).

XXVII – Acerca de las vidas pasadas o futuras: el abandono de toda conjetura.

*Texto utilizado: Nagarjuna. Fundamentos de la vía media. Traducción: Arnau, Juan. Madrid:
Siruela 2003.

**Samsara: existencia cuya característica fundamental es el sufrimiento.

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Causalidad

Antecedentes

Buddha

“Lo que es impermanente no merece que nos deleitemos con ello, no merece que nos
interesemos en ello y no merece que nos aferremos a ello”.

Sermón nº 106. Buddha. Majjhimanikâya. Los sermones medios del Buddha. Barcelona: Kairós,
1999.

“- Lo que es impermanente, ¿es sufrimiento o felicidad?


- Sufrimiento, venerable Gotama”.

Sermón nº 35. Op. cit.

“El practicante evita dos errores fundamentales: pensar que este mundo relativo se arraiga en
una base sólida, y el error opuesto, creer que las formas manifestadas que vemos son meras
ilusiones sin las debidas implicaciones físicas y morales para que la mente fluya”.

Prajñaparamita. Buddha. Bancroft, Anne. La palabra de Buda. Barcelona: Oniro, 2001.

Nagarjuna. Fundamentos de la vía media

–No hay causas ni efectos.


“Existe un encadenado de causas y efectos o una red de originación dependiente que
hace imposible afirmar la existencia o inexistencia de algo entendiendo ese algo como ente
independiente de causas y condiciones” (cap. X.1).

– Ni identidad ni diferencia.
“Si algo depende de algo que a su vez depende de otra cosa, no hay fundamento alguno
para afirmar ninguna de las dos cosas” (cap. X.10).

– “No podemos concebir ni lo diferente ni lo idéntico” (cap. XIV.7).

– “Cualquier conjunción de causas y condiciones no se produce a sí misma ni por sí misma. Sí


es así, ¿cómo podría producir un efecto? (cap XX.23). Es decir: no tienen entidad propia, su
origen es condicionado”.

Sin naturaleza propia

– “No existe una naturaleza inherente a una entidad, una naturaleza propia no fabricada y no
dependiente de otra cosa.
Ni ser ni no ser. Ni “existe” ni “no existe” en términos de naturaleza propia” (cap. XV).

– “El iluminado carece de naturaleza propia, no está más allá del mundo” (cap. XXII).

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Enrredados en la causalidad

Las causas se entretejen, se multiplican, se desarrollan en una red causal que sacude el
interior y el exterior de cada aparente causa. La complejidad aumenta en la medida que
ahondamos en el conocimiento tanto en el micro como en el macrocosmos. En un intento por
asir lo inapresable osamos etiquetar aquello que fluye.
No podemos etiquetar a algo de causa cuando ésta a su vez depende de otras causas, que
a su vez están sujetas a otras causas. Sin poder atribuir entidad propia o naturaleza a la causa,
¿cómo hacerlo con el efecto? Esta no substancialidad subyace en todas partes desde el mundo
físico al psíquico. Avanzando por entre la falta de consistencia de la causalidad llegamos hasta
lo que ha venido a denominarse “vacuidad”, la solidez de lo aparente enmascara una realidad
totalmente opuesta.
El desapego surge aquí como una conclusión lógica de todo lo anterior: la naturaleza
vacía en la que vivimos es incompatible con las conductas de apego, hay una forma de estar en
el mundo en consonancia con lo que nos rodea, es el flujo de la vida consciente del cambio.

Percepción

Antecedentes

Patañjali

“La destrucción de la ignorancia mediante el conocimiento correcto rompe el eslabón que une al
que ve con lo visto. Eso es Kaivallya, emancipación”.

Sutra II.25. Iyengar, B.K.S. Luz sobre los yoga sutras de Patanjali. Barcelona: Kairós, 2003.

“Debido a la variación en la calidad del contenido mental, cada persona puede ver el mismo
objeto de manera distinta, según su propia manera de pensar”.

Sutra IV.15. Op.cit.

“Un objeto permanece conocido o desconocido según el condicionamiento o expectativas de la


conciencia”

Sutra IV.17. Op.cit.

Bhagavad Gita

La naturaleza es maya, apariencia de lo real

“Al estar cubierto por el velo que todo lo envuelve en ilusión [Yoga-maya], no soy manifiesto
para todos. Y por eso el mundo que está engañado no me conoce a mí, que no tengo origen ni
fin”.

Cap.VII. 25. Bhagavad Gita.4ª ed. Taducción de Consuelo Martín. Madrid: Trotta, 2007.

“Cuando tu comprensión sobrepase la confusión de lo ilusorio serás indiferente a lo que has de


oír y a lo que ya has oído”.

Cap II.52. Op.cit.

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Buddha

Generación condicionada

“Aquel que sabe que los dharmas [fenómenos mentales] tienen la naturaleza de la ilusión
mágica y del sueño, que carecen de consistencia como el tronco del Kadi [árbol hueco] que son
semejantes a un hueco... aquel conoce el Nirvana”

Buddha. El sutra del loto. Traducción de F. Tola y C. Dragonetti. México: El colegio de


México. 1999

“Cuando esto es, eso existe, al surgir esto, eso surge, es decir: condicionadas por la ignorancia
[surgen] las composiciones mentales, condicionada por las composiciones mentales [surge] la
conciencia, condicionado por la conciencia [surge] el organismo psicofísico, condicionadas por
el organismo psicofísico [surgen] las seis esferas de los sentidos, condicionado por las seis
esferas de los sentidos [surge] el contacto, condicionada por el contacto [surge] la sensación,
condicionado por la sensación [surge] el deseo, condicionado por el deseo [surge] el apego […]
la pena, el lamento, el dolor, la aflicción y la tribulación. He aquí el origen de todo este montón
de sufrimiento”.

Sermón nº 38, Buddha. Majjhimanikâya. Los sermones medios del Buddha. Barcelona: Kairós,
1999.

Nagarjuna. Fundamentos de la vía media

– “Los sentidos no tienen existencia (independiente)” (cap. III).

– “La percepción, la sensación, el pensamiento, la conciencia son vacíos, no tienen entidad


propia. Su origen es condicionado” (cap. IV).

– “Ni existencia ni no existencia de las cosas, del espacio y los cinco elementos: agua, tierra,
fuego, aire, mente” (cap. V).

– “El deseo no existe (independientemente)” (cap. VI).

– “No existe ese alguien previo a la experiencia de los sentidos. No puede establecerse un sujeto
independiente de la percepción” (cap. IX).

– “El sufrimiento. Imposibilidad de establecer su causalidad” (cap. IX).

– “Las construcciones mentales tales como el deseo, el odio o la confusión no tienen naturaleza
propia, no existen en realidad” (cap. XXIII.1), “por lo que se las puede abandonar” (cap.
XXIII.25).

De la percepción a la interpretación

Todo es evanescente, huidizo mientras nosotros vivimos obstinados en apresarlo, fijarlo,


en un osado intento por comprender, por controlar, por poseer, por manipular.
Lo que nace debe morir y en cada instante todo cambia. Entre los hechos exteriores y
nosotros se interpone un velo de ilusión, maya, es el velo de los sentidos, la visión, el gusto, el
olfato...y es también el velo del verbo, las opiniones, los juicios, las calificaciones, las etiquetas,

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los conceptos. Es también el mito de la caverna de Platón, que recuperan los estoicos. Nada es
lo que nosotros creemos que es al definirlo, porque los hechos, los objetos escapan a las
palabras. Al estar todo interrelacionado no podemos analizar un hecho o un objeto aislándolo
sin caer en la trampa de la descontextualización.

En la ilusión de la copa y las dos siluetas que se acercan, solo puede observarse una de
las dos opciones, o la silueta o la copa, la una excluye a la otra, a pesar de que lo real sea la
suma de las dos: figura y fondo.

El observador con su mirada crea la imagen que desea observar, pero qualquier
interpretación es parcial, es un engaño.
¿No es esto lo que ocurre a diario en nuestras vidas? Vemos lo que nos gustaría ver.
Existe otra posibilidad la mayoria de las veces ignorada: dejar ser a aquello que es, sin
interpretaciones, algo incierto, inexpresable, un aquí y ahora irrepetible. Entonces, la visión sin
filtros que es la auténtica conciencia, se aproxima a lo real con la pérdida del ego distorsionador.
Es la visión expandida, inmersa en el paisaje hasta la fusión.
Nada es interpretación cuando lo exterior se nos aparece en un primer momento. Puede
ser interpretado, a continuación, pero también puede seguir siendo observado, vivido con
atención, sentido sin pensar, sin teorizar, sin conceptualizar, sin deducir, sin juzgar.
La mente que interpreta, subjetiviza, observando desde el ego, desde la
instrumentalización de aquello que se le aparece. Al cesar la interpretación cesa la visión
instrumental y egoica de lo observado.
Lo que vemos más a menudo es algo bien distinto, son las discusiones en función de
distintas interpretaciones. Se crean argumentos a favor de las convicciones propias y contra las
del adversario. La retorica dialéctica se queda en un juego de superficies, porque la diferente
escala de valores que subyace en cada persona es el núcleo que da coherencia a cada vida en
particular. El debate sofista es un juego de egos, cada uno en defensa de sus personales
creencias. Tanto si ganamos como si perdemos nuestra mente seguirá atrapada en el discurso
especulativo.
Defensa o ataque se mueven en el plano de las interpretaciones, no en el de la realidad
misma. Lo real permanece inalterable. A siempre es A aunque su interpretación sea B, C o D.
Pero la acción con sentido surge más bien en un plano distinto al de la mente argumentativa.
Todo argumento es posterior y hasta accesorio.
El silencio es la mejor respuesta a la discusión. Es el terreno abonado hacia una acción
sincera, creativa, no reactiva que no fortalece los egos en litigio.

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Deseo

¿Queremos aquello que necesitamos o estamos llenos de pasiones inútiles? Seguramente


a todos nos sobran deseos. Fácilmente confundimos ser feliz con tener y esta no es una
proporción directa, es más, hasta puede resultar inversa. El coste del deseo es el sufrimiento, el
de no tener aquello que queremos, el del esfuerzo por conseguirlo y una vez logrado, disfrutado,
el encadenamiento a una rueda que comienza nuevamente en vueltas de nunca acabar.
Estamos hablando de deseo negativo, porqué podríamos diferenciarlo del que es causa del bien,
la acción generosa, altruista. El deseo negativo es el que proviene del egoísmo y se dirige al
mismo lugar. Para eliminar el sufrimiento debemos ir a las raíces, a las causas, es decir a
suprimir el deseo.
Quien dirige la acción es la mente, por lo tanto la claridad mental es un hecho básico,
fundamental. Para conseguir esta clarificación necesitamos la meditación. Debemos dirigir la
mente hacia la acción positiva, al hábito del bien (la creación de buen karma). La acción
negativa devora al hombre en la espiral del mal y lejos de liberarlo del sufrimiento y del dolor lo
ata más y más a la cadena sin salida de las pasiones.
Con la extinción del aferramiento al deseo desaparece el sufrimiento, es el nirvana, la
paz, la tranquilidad de espíritu, la reconciliación con el cosmos, con lo universal dejamos de
buscar la felicidad en la posesión de un objeto, de una persona, de un dogma, a cambio de un
recorrido interior.
Acabar con el deseo es una mala interpretación de la enseñanza budista de la vía media,
que implicaría caer en la represión, pero todo lo reprimido vuelve sin que se solucione nada.
Acabar con el apego al deseo, en cambio se basa en la visión clara de cómo funciona la
naturaleza. No permanencia, cambio, mutabilidad, la falta de sustancialidad de todo lo
existente, su falta de naturaleza propia, condenan cualquier estrategia de apago en un fracaso
seguro “El que aferra algo, lo perderá” Lao zi. La “represión” del apego tiene su lógica
implacable, como sacar la mano del fuego, para evitar el dolor.
Un viajero muy cansado se sentó a la sombra de un árbol, sin sospechar que acababa de
encontrar un árbol mágico, el árbol que hacía realidad los deseos.
Sentado en el duro suelo, pensó que sería muy agradable estar en una cama blandita. De
inmediato la cama apareció a su lado.
Sorprendido, el hombre se tumbó en ella, diciéndose que el colmo de la felicidad sería
que una joven viniese a masajear sus cansadas piernas. La joven apareció y le hizo un masaje
muy agradable.
“Tengo hambre – se dijo el hombre - , y en este momento comer sería una delicia”
Apareció una mesa, abarrotada de suculentos alimentos. El hombre se regaló. Comió y bebió.
La cabeza le daba vueltas. Sus párpados, por la acción del viento y el cansancio, se cerraban. Se
echó en la cama y pensó de nuevo en los maravillosos sucesos de aquella extraordinaria jornada.
“Voy a dormir una hora o dos – se dijo-. Con tal de que un tigre no pase por aquí
mientras yo duermo.”
Entonces apareció un tigre y lo devoró.

Y es que apegado al árbol del deseo, Buddha nunca hubiese llegado al despertar.

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Tiempo

Nagarjuna. Fundamentos de la vía media

Refutación del tiempo (cap. XIX).

– “Ni el surgimiento ni la duración ni el cese de los fenómenos puede establecerse” (cap.


VII.33).

– “Ni pasado ni presente ni futuro. ¿Cómo limitar lo ilimitado?


Nacimiento, vejez y muerte tampoco tienen límites” (cap. XI).

– “La corriente del devenir no tiene sentido: el llegar a ser o el dejar de ser” (cap. XXI).

– “Acerca de las vidas pasadas o futuras: el abandono de toda conjetura” (cap. XXVII).

Entre la herencia que el pensamiento de la tradición occidental nos lega, está la


dificultad para pensar el presente desligado del pasado y del futuro, ese presente que es simple
atención al momento, descargado de memoria.
Para percibir el tiempo es necesario asociarlo a algún tipo de cambio, de movimiento
(decimos combinadamente kilómetros por hora, pulsaciones por minuto, etc.) El tiempo por si
sólo no existe como realidad natural, sólo funciona como abstracción. El día es el movimiento
de rotación de la tierra, pasamos de la luz del día a la oscuridad de la noche. Una hora es una
parte del día.
Por eso, cuando la mente deja de tornarse especulativa, cuando cesa el movimiento del
pensar, el tiempo, una de tantas creaciones de la mente humana, deja de existir. Aparece la
atemporalidad.

"La eternidad se actualiza en el ahora y aquí de cada acción". Taisen Deshimaru.

Cuando distinguimos la doble naturaleza: apariencia (personalidad, fenómenos) /


realidad última ("En la raíz de la naturaleza no existe la vida ni la muerte" Hui Neg), es cuando
el presente-aparente se convierte en presente-eterno.

Vida y muerte son palabras que designan fenómenos del mundo percibido por los
sentidos. Si en la medida de lo posible ampliamos la perspectiva haciéndola extensible al
cosmos, daremos al menos con una realidad penúltima, yendo de los átomos a las partículas
elementales: electrones, quarks, fotones...

"El cosmos se hace hombre y el hombre se hace cosmos: se interpenetran" T.D.

Según el número de electrones los átomos forman los distintos elementos de la tabla
periódica. Carbono, Nitrógeno, Oxígeno, Fósforo, y Azufre forman moléculas que en animales
o plantas solo difieren en la ordenación. Macromoléculas, genes, células, desde hace unos
cuatro mil millones de años
Han ido tejiendo lo que hoy conocemos por vida.

El mundo de lo no-material, energético, da origen a la materia, dos mil millones de años


después de la aparición del sistema solar surgen las bacterias, energía y materia dan origen de la
vida. La energía más sutil de la naturaleza se halla también en la mente.

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"Del invisible vienen los seres nacidos y una vez disueltos pasan a lo invisible, como un
relámpago en el cielo, así surgen y desaparecen". Visuddhi Magga.

Más allá del mundo de la vida y también dentro del mundo de la vida está el mundo de
la materia y de la energía. La química y la física del cerebro, los neurotransmisores que enlazan
las neuronas y la electroquímica que las recorre.

¿Mueren los átomos al perder electrones? ¿Muere la sal al disolverse? La palabra


cambio define con menor rotundidad que la palabra muerte un proceso de transformación. Los
átomos pueden desaparecer, extinguirse, pero sus componentes seguirán existiendo en nuevas
relaciones y funciones.

En la interdependencia entre hombre y cosmos, la dualidad vida /muerte es solo una


visión parcial, subjetiva de la totalidad del proceso natural. En esa realidad de lo atómico, o de
lo no material, no percibida a primera vista, no aparente, la dualidad vida / muerte queda
superada por las interacciones que actúan en el mundo de la materia y de las partículas
elementales.

Vivir el eterno-ahora, trascender las particulares dualidades humanas creadas por el ego
aferrado a los fenómenos, ir más allá de la vida y de la muerte, habitando en la vacuidad. Es lo
que el maestro zen Hui Neg (638-713) señala cuando afirma: "en la raíz de la naturaleza no hay
ni vida ni muerte".

Las posibilidades interpretativas hacen que eterno pueda ser referido no a la duración, la
longitud, sino a la calidad del momento presente. Momento eterno, presente atemporal, éxtasi,
fuera de la mente especulativa. Si es la mente humana la que crea el tiempo, y cesa la actividad
especulativa de las ideas, entonces cesa el tiempo. La mente sobreviene no temporal.
Vida eterna es el estado de no-mente. Cuando por el abandono del yo, la conciencia tiene la
posibilidad de percibir la propia experiencia en sintonía con el cosmos, desde la constante
interacción de la respiración corporal, hasta la bio-electricidad del fluir neuronal.

Eterno significa aquello que es siempre (Proclo).


Es decir, aquello inmaterial (energía por contraposición a materia).
"Evoca el estado definitivo de la conciencia" Diccionario del cristianismo. Brosse.
Ae-ternus: sin principio ni fin.
Ae-theris: etéreo, sutil.
Espíritu, energía. No sustancia.
Ae-terminus: no límite.
Sin tiempo, intemporalidad.

Para Aristóteles, "las cosas eternas (ta d‟aidía) no se generan ni se destruyen" (Ética a
Nicómaco 6.3.2): "las entidades eternas (ta aeí onta), por el derecho de su eternidad, no están en
el tiempo...la marca de lo cual es su impasibilidad...En el tiempo, todas las cosas se generan y se
destruyen... El tiempo está hecho sólo del pasado y del futuro... el Ahora no es una parte del
tiempo... el tiempo no puede dividirse en partes atómicas" (Física): y esto equivale a decir que la
eternidad es Ahora, o no es en absoluto.

"La palabra Eternidad misma significa "ser-siempre" (aión = aeí on)...aunque "siempre", dicho
no del tiempo, sino del todo incorruptible y sin fin, es propenso a introducir las nociones falsas
de etapa o de intervalo... y sería mejor decir simplemente "Ser", puesto que "sempiterno" no
agrega nada al concepto del Ser... que no tiene ninguna relación con ninguna cantidad, tal como
los plazos del tiempo, sino que es antes de toda cantidad". Plotino (Enéadas 3.7.3-11).
A. Coomaraswamy. El tiempo y la eternidad. Barcelona: Kairós 1999, pp. 50,58

14
La artificiosidad del tiempo se ilustra en la siguiente historia:

“Cuentan que un monje salió a buscar plantas medicinales en un bosque. Oyó de pronto cantar a
un pájaro y aquel canto le pareció maravilloso.
Se quedó escuchando un rato y volvió al convento. Los edificios seguían allí, pero no
reconoció al hermano portero. Los árboles de alrededor le parecían más altos. Su celda estaba
ocupada por otro monje.
Preocupado, solicitó ver al padre superior. Era un hombre diferente, al que no conocía y
que, a su vez, no pareció reconocerlo. Entonces comprendió que el canto del pájaro lo había
encantado. Sin que el monje se diese cuenta, había transcurrido un siglo con aquel
encantamiento.
Salió del convento y regresó al bosque, pero no volvió a oír nunca el canto del mismo
pájaro”.

Vacuidad

Antecedentes

Buddha

“Aparezcan o no los Tathagatas [despiertos] en el mundo, sigue habiendo un hecho, una


condición firme y necesaria de la existencia, y es que todas las formaciones son
impermanentes…que todas las formaciones estén sujetas al sufrimiento…que todas las cosas
están vacías de mismidad”.

Anguttara Nikaya. III.134. Versión de Nyanaponika Thera. Madrid: Edaf 1999.

“Ananda fue donde el bendito, le hizo una reverencia, se sentó a un lado y dijo:
-Dicen, señor, que el mundo está vacío. ¿Qué significa eso, en que sentido lo dicen?
-En el de que no hay en él un yo ni nada que pertenezca a un yo, ése es el sentido en que se dice
Ananda que el mundo está vacío.
¿Y dónde no hay un yo ni nada que pertenezca a un yo? En el ojo que ve, que a nadie pertenece,
que no tiene yo. En las sensaciones, que no tienen yo. Y en el contacto de sentidos y formas y
conciencia. Ninguno tiene un yo. No hay ahí ningún yo ni nada que pertenezca a un yo. Ni lo
hay en el cuerpo. Ni en el pensamiento. Ni siquiera ahí.
Por eso se dice Ananda que el mundo está vacío”.

Samyutta Nikaya XXXV.85. Buda. Sutras del Samyutta Nikaya. Barcelona: Península 2002

Nagarjuna. Fundamentos de la vía media

– “Vacuidad. Todas las cosas son condicionadas, cambiantes, sin naturaleza propia, carecen de
esencia” (cap. XIII.3-4).

– “Los victoriosos han anunciado que la vacuidad es el abandono de todas las conjeturas.
Aquellos que caen presos de la conjetura de la vacuidad [y se obsesionan con ella], esos son
incurables” (cap. XIII. 8).

– “No se afirma el nirvana ni se niega el samsara [existencia cuya característica fundamental es


el sufrimiento]” (cap. XVI).

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– “Ni yo ni no yo. El yo deja de existir cuando cesa el imaginar sin fundamento, cesa en la
vacuidad” (cap. XVIII. 5-6).

– “La enseñanza de los budas se basa en dos verdades, la verdad convencional y la verdad según
el sentido último…el sentido último descansa en lo convencional y sin alcanzar el sentido
último no se entra en el nirvana” (cap. XXIV.8-10).

Las ideas pueden resultar necesarias para vivir, a la vez que un estorbo en la
pacificación cuando se convierten en una creación del ego, conflicto del deseo, búsqueda,
elección, parcialidad, limitación, ilusión, discrepancia, identificación, inmutabilidad, etc..
Deberíamos deconstruir, derribar, si queremos edificar algo desde la libertad. Pero para
desactivar las ideas hace falta localizarlas primero, valorarlas dentro de la temporalidad donde
se mueven, observarlas en los límites del espacio, buscar su tipificación, adivinar el arquetipo al
que se orientan; adentrarse en las creaciones de la mente antes de llegar a la no-idea.

Descubriendo como no nos pertenecen tampoco estas fantasías, que forman parte con la
persona de un universo más vasto.
La mente desaferrada ha perdido el ego, como ola tragada por el mar. Vive en la no
dualidad yo /el otro, “El yo que se vacía a sí mismo y así permite ser a todo” (Nishitani).
Vacuidad budista o “la unidad con el Tao que anula el pensamiento” (Zhuang Zi) expresan lo
mismo. “La vacuidad es la extirpación de todas las visiones” (Nagarjuna).

La acción surgida de la vacuidad es acción no reactiva, no busca referencias en el


pasado porqué sabe que la memoria es engañosa, todo recuerdo es una realidad irrecuperable,
una parodia del original. No busca en la biografía personal excusas para una respuesta a la
contra, de odio, venganza, rencor, resentimiento. Entretener la memoria en el daño recibido por
una acción del pasado será siempre una valoración parcial, tendenciosa. El pasado está lleno de
momentos mejores o peores a los que queremos fijar. La mente que discrimina, particulariza,
distingue, destaca, sigue un movimiento interesado, en la dirección egoísta del yo. La acción
virtuosa es indiferente al beneficio personal.
Solo de la mente serena surge la plenitud del presente, en el no-yo. 'Vive eternamente
quien vive el presente' (Wittgenstein).En ausencia de todo pensamiento la memoria se torna
olvido, entonces puede conseguir la calma.
La necesidad que el hombre tiene de las relaciones interpersonales para poder vivir es lo
suficientemente básica y elemental coma para ocupar la actividad mental hasta ocultar otras
posibilidades o menospreciar las manifestaciones 'improductivas' de la mente, calificándolas de
individualistas, insolidarias o delirantes, pero son precisamente estas manifestaciones
socialmente inútiles las que situándonos en una posición no subordinada nos liberan de las
exigencias ambientales.
Cuando la mente abandona las coordenadas en las que vive inmersa por la acción del
pensamiento, sin sumisión ni sujeción de ningún tipo, es libre. Vacuidad es la ausencia de
condiciones, es el no-viento, el no-rumor, la no-turbación.

“Para lo que se aferra a otra cosa hay una caída; pero aquello que no se aferra no puede llegar a
caer. Donde no hay caída, hay reposo, y donde hay reposo, no hay ningún deseo intenso. Donde
no hay deseo intenso, nada viene ni va; y donde nada viene ni va, no hay muerte ni nacimiento.
Donde no hay ni muerte ni nacimiento, no es en este mundo ni en aquel, ni en uno intermedio,
es el fin del pesar”.

Udâna, VIII, 1, 4, 3. (canon budista palí)

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El paisaje de la mente puede ser también el del cosmos más originario. Electrones,
fotones, partículas elementales - electricidad neuronal -. En este estado originario, ni vida ni
muerte son etiquetas apropiadas, dónde la materia todavía no es perceptible, y siendo anterior a
cualquier formulación social.

¿Cuántas veces nos esclavizamos a nuestras propias ficciones? Tal vez nos preguntemos
como derruirlas o como dejarlas pasar sin afección. Pero a la vez que aparenta solidez, todo este
entramado es evanescente, no permanente. Vacuidad es la no materialidad que se esconde detrás
de lo aparente, a la vez que es también la posibilidad de superar el desasosiego de las inútiles
formaciones mentales.

“¿Qué tiene un nombre?


Llamemos a la rosa... bajo otro nombre. ¿No olería igual?”

Shakespeare

Podría llamarla no-rosa si lo que quisiera dar a entender fuese el aspecto no material
contenido en la rosa, su fragancia, por ejemplo. Al llamarla rosa me viene a la mente una
imagen de esta flor, pero cuando lo que me interesa es captar lo que se esconde bajo esa
apariencia, entonces llamarla no-rosa sirve para indicar la rosa no aparente.

Acerca de esa doble verdad, una relativa y otra esencial, David Loy en Dinero, sexo,
guerra y karma escribe lo siguiente:

“La verdad relativa no hace referencia a una realidad distinta que la que apunta la verdad
esencial. La verdad relativa es la forma en la que solemos experimentar el mundo, una colección
de cosas separadas –incluyéndonos a nosotros- que surgen y desaparecen...La verdad esencial es
advertir el modo en que verdaderamente son las cosas, que no están separadas entre sí y que por
lo tanto en realidad no son cosas en el sentido habitual”.

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Nirvana

Antecedentes

Patañjali

“Cuando el objeto de meditación absorbe al meditador, apareciendo como el sujeto, se pierde la


consciencia de uno mismo. Eso es Samadhi”.

Patañjali. Sutra III.3. Op. cit.

“La restricción de las impresiones emergentes conlleva un flujo de tranquilidad imperturbable”.

Patañjali. Sutra III.10. Op. cit.

Bhagavad Gita

“Aquel que tiene un entendimiento desapegado de todas las cosas, quien ha vencido su mente y
no tiene ya deseos, alcanza por la renuncia el estado más elevado de perfección, libre de todo
actuar”.

Cap.XVIII. 49. Bhagavad Gita.4ª ed. Taducción de Consuelo Martín. Madrid: Trotta, 2007.

“Esta persona que ha dejado el egoísmo, la violencia, el orgullo, el deseo pasional, la cólera, el
afán de posesiones superfluas y está libre del sentido de “lo mío”, vive en serenidad y está en
capacidad de ser uno con lo Absoluto”.

Cap.XVIII. 53. Bhagavad Gita. Op. cit.

Buddha

“La gente corriente ve solamente con los sentidos corporales, ve las cosas como si cada objeto
tuviera su naturaleza última y fuera distinto del resto, y se apega a esta creencia. Pero cuando
halla el ojo de la sabiduría de la claridad, comprende que ninguna entidad es en el fondo real,
sino que la verdadera realidad es el nirvana”.

Surangama Sutra. Buddha. Bancroft, Anne. La palabra de Buda. Barcelona: Oniro, 2001.

“-¿Dónde, oh Buda está el nirvana?


- El nirvana está presente siempre que vivas en la verdad y en la bondad.
-Entonces- prosiguió Kutadanta-, si lo he entendido bien el nirvana no es un lugar. En ese caso,
como no está en ninguna parte, no existe.
-No me has comprendido – contestó el Buda- Ahora escucha y responde a mis preguntas.
¿Dónde reside el viento?
-En ningún lugar.
-¿No existe entonces?
Kutadanta no respondió”

Majjhina Nikaya. Buddha. Op cit.

“Si es cierto lo que afirman los ascetas y brahmines cuya doctrina y opinión es: “Sí hay cesar
del devenir”, es innegable que puedo lograr en este mismo mundo el Nibbana definitivo.”

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Sermón nº 60, Buddha. Majjhimanikâya. Los sermones medios del Buddha. Barcelona: Kairós,
1999.
Nagarjuna. Fundamentos de la vía media

– “No se afirma el nirvana ni se niega el samsara” (cap. XVI).

– “El nirvana es lo no dependiente ni cambiante” (cap. XXV. 9).


“No hay diferencia entre samsara y nirvana” (cap. XXV. 19-20).

– “Características de lo real: sin depender de otra, serena, no fabricada por elucubraciones, más
allá de toda discriminación, sin distinciones” (cap. XVIII. 9).

– “El karma. El ignorante construye unas tendencias que son la fuente del samsara. El ignorante
construye estas cosas: el sabio no… El cese de la ignorancia se debe al cultivo del
conocimiento” (cap. XXVI. 10-11).

El concepto de nirvana aparece con mayor frecuencia en los escritos atribuidos a Buda
que el de vacuidad, aunque ambos tratan de expresar una situación idéntica desde perspectivas
distintas. La palabra nirvana define etimológicamente el fenómeno de la iluminación o despertar
en el sentido de “extinción”, “no-viento”, el cese de las turbaciones de la mente. Vacuidad
apuntaría a la naturaleza de estas turbaciones poniendo de relieve la carencia de contenido
propio de los fenómenos mentales y es una elaboración posterior a los discursos de Buda.

Experiencia meditativa

La experiencia de la meditación transcurre en varios planos: físico-energético,


biológico, social. El meditador percibe su energía sutil en sintonía con el cosmos. Mientras, en
el nivel biológico se trata de la experiencia del cuerpo, que puede ser por la respiración, por
ejemplo. El nivel social viene representado por el lenguaje del que el meditador intenta
distanciarse, des-identificarse.

La mayoría de las personas viven atrapadas en sus personajes. En la dimensión social.


La inercia de lo productivo nos lleva a creer-crear una mente en constante agitación. La falta de
referentes en la tradición en la que estamos inmersos tampoco ayuda mucho a la hora de romper
esquemas.

El recorrido que va de la persona al ser, de la cultura a la naturaleza, es un recorrido


interior, de desafección hacia las cosas externas. Tratando de vencer la angustia a cambio de
trascender el deseo. Es acción sin elección lo que se impone interiormente. Al fin, liberación de
la cultura dominante.

La desafección se inicia en un momento de lucidez, cuando advertimos como la manera


habitual de observar la vida, los objetos, el entorno está cargada de subjetividad, está llena de
prejuicios. A cada objeto observado añadimos una interpretación (buena, mala o indiferente,
para mí). Mirada = Objeto + interpretación.
Pero la percepción se abre a una nueva objetividad cuando neutralizamos los prejuicios
de la mirada. La búsqueda que nos lleva a una observación sin ego se vuelve más auténtica.

Sombras de la mente

Distintos personajes pueden salir a escena en el espacio creado por la meditación, todo
aquello que intuimos fuente de placer actúa como un poderoso motor. Existen miles de deseos

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dicen los hindúes. Nos sentimos y creemos faltos de un montón de cosas: afectos, bienes,
estatus…
Emergen de lo más oculto, sin el velo de la represión. Pueden ocupar el escenario con
vestimentas deslumbrantes tratando de seducir al espectador con toda clase de argucias. En sus
ropajes lucen promesas de felicidad que para el observador escéptico serán solo goces de
efímera duración y larga conflictividad. Amenazan además con instalarse en escena
disputándose el espacio con el resto de personajes que acechan detrás de las cortinas, e intenta
extenderse como una mancha en el mar de butacas del teatro.
El espectador-testigo se verá reflejado en parte – de ahí el engaño-, pero solo en parte.
El observador cuidadoso solo podrá ver en la representación del personaje-sombra una
caricatura de sus más sinceras experiencias, una interpretación sobreactuada plagada de
argumentos falaces. El buen investigador podrá comprobar como esos personajes-sombra se
desvanecen al encender las luces del patio de butacas. El testigo hace desaparecer las sombras a
voluntad, porque el interruptor está en sus manos.
Los personajes se apoderan de la mente como el sueño en la persona dormida. Dejarse
llevar por el sueño acaba demasiadas veces en pesadilla. Solo hay una posibilidad de recobrar la
cordura: despertar. El Ser es el testigo-espectador que observa la sombra en el escenario de la
mente, interpretando un personaje.

Meditación dinámica

La idea que muchos puedan tener del nirvana como un logro de la meditación sentados
en la posición del loto es una visión parcial que solo tiene en cuenta una pequeña parte del
entrenamiento en la observación mental. La meditación dinámica es el siguiente paso del vivir
en la no dualidad. El despertar no está reñido con la actividad, ni hay angustia en la acción que
busca la liberación del yo, la paz interior.
El hombre-cosmos es compasivo. Los otros son él mismo.
Su acción es la no acción, Prajña, intuición. Este hacer surge del centro del ser, es una
necesidad, no un deseo. No apunta en la dirección del ego, es una acción nacida en armonía con
el universo y va de vuelta al mismo.
No es una acción reactiva, nacida como respuesta a una provocación, sino como
afirmación. No se elige, se impone desde el inconsciente.
No ambiciona una recompensa. Se mueve por el placer de hacer, en el momento
presente.

Refiriéndose a la manera en que Nagarjuna entiende el Nirvana David Loy en Dinero,


sexo, guerra y karma escribe lo siguiente:

“En realidad Nagarjuna nunca afirmó que “samsara es nirvana”. Más bien dijo que no
puede hallarse diferencia entre ellos. La Koti (límite o alcance) del Nirvana es la koti del
samsara. Ambos términos hacen simplemente referencia a maneras distintas de experimentar el
mundo. Nirvana no es otra esfera o dimensión, sino la profunda paz que se experimenta cuando
finaliza nuestra turbulencia mental, porque se advierte que que los objetos con los que hemos
estado tratando de identificarnos – incluyendo la sensación del sí-mismo- son shunyata. Si las
cosas surgen y desaparecen según las condiciones, entonces carecen de realidad propia a la que
podamos apegarnos”.

Fernando Tola y Carmen Dragonetti comentan así la concepción del nirvana en


Nagarjuna, en el capítulo XXV de las Mulamadhyamikakarikas:

20
“ En la Karika ( estrofa ) 3 da algunas características del nirvana consistentes en atributos
negativos. Esta karika es el primer aporte del capítulo al esclarecimiento de la noción de nirvana
según la escuela Madhyamika. El nirvana es un Absoluto, allende los atributos ideados por la
mente humana, al margen de causas y condiciones, al margen de la dualidad.
Las karikas 4-8 y 10-16(…) al igual que la karika 3 recurren a la vía negativa para aclarar la
noción de nirvana, recalcando así su carácter de Absoluto, más allá de las palabras y de todas las
nociones creadas por la mente humana, más allá de todo. En la escuela Madhyamika lo absoluto
incondicionado es usualmente designado con el término de sunyata, Vaciedad, para expresar
heterogeneidad respecto a todo, y el nirvana es equiparado con la sunyata.
La idea subyacente a la karika 9 es la igualdad entre el samsara, la realidad empírica, y el
nirvana en cuanto Absoluto. Y el nirvana por ser lo absolutamente incondicionado es por
esencia idéntico a la Vaciedad (sunyata). Esta idea será desarrollada en las karikas 19 y 20. El
samsara, la realidad empírica, es esencialmente concebida como sometida a causas y
condiciones, contraponiéndose en esa forma a lo Absoluto incondicionado. El samsara es una
mera creación mental del hombre sumido en el error. Esta creación mental es superimpuesta
sobre la Vaciedad y la oculta, como la imagen ilusoria de una serpiente “superimpuesta” por
error sobre una cuerda debido a la oscuridad del lugar oculta la verdadera naturaleza de la
cuerda. Vemos la cuerda como una serpiente; la serpiente no es otra cosa que la cuerda
erróneamente percibida. De la misma marera el samsara (como la serpiente) es una visión
errónea de la única realidad, la Vaciedad, el nirvana. Debemos entender la karika 9 en el
sentido de que, cuando el error cesa, el samsara es percibido como lo que realmente es, como
nirvana, sin el atributo de condicionado, identificado ipso facto con lo Absoluto
incondicionado. La naturaleza empírica, esencialmente condicionada, al perder el atributo de
condicionada, no es otra cosa que el nirvana incondicionado, la única realidad” (Sarasvati, nº 9).

A modo de cierre

La naturaleza es sabia por la experiencia acumulada durante miles de millones de años y


los humanos, unos recién llegados somos ingenuos tratando de hallar explicaciones a todo,
quizás la respuesta a '¿qué es el hombre?' solo pueda responderse con el silencio. “La mayoría
de pensamientos son superfluos” (Alfred Döblin).

No desprecio la ciencia solo observo que es insuficiente, reduccionista y pretenciosa


muchas veces, mientras que otros saberes no científicos en el sentido estricto del término,
pueden contener una fuerte carga de valor ético, emocional, intuitivo. Pero en las filas de los
investigadores hay posiciones cada día menos radicales, más escépticas, más lúcidas.

“La Realidad Total...es precisamente todo lo que hay, sin limitación alguna, y con
independencia de que sea pensable o cognoscible o no. Por eso la realidad es lo ilimitado”
(Jesús Mosterín). Resulta evidente que esa 'realidad total' nos sobrepasa, lo que percibimos es
una o muchas realidades 'convencionales', no últimas.

“Esta realidad que está allí yo la muestro o la señalo desde la sensibilidad de modo que es algo
que surge en mi sensorialidad en la relación, en un sentido estricto no puedo decir que está allí,
y esa es una de las cosas de las cuales los seres humanos se han dado cuenta desde muy
antiguo...El mundo es la realidad que uno vive, o la realidad que uno vive, que le toca estar en el
vivir es el mundo que uno vive, entonces va surgiendo con uno y con el otro”. (Humberto
Maturana).

Una nueva perspectiva no monopolizadora por parte de la ciencia permite reinterpretar


textos del pasado sin los dogmas del racionalismo.

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“La realidad gusta de esconderse” (Heráclito).

“(Lo relativo), aquello que vemos, y lo último


Son aceptados como dos verdades.
Lo último no es del dominio de la inteligencia,
(Ya que aquí) a la inteligencia se la llama “aquello que enmascara”.
...
Los hombres ordinarios ven y conciben
Las cosas como verdaderas,
Y no como ilusorias.
Tal es el disentimiento entre meditadores y hombres ordinarios”.

(Shantideva. India 685-763)

Esa 'ilusión' que Shantideva recoge de la tradición budista no se refiere a que no existan
las cosas (esa sería otra corriente de pensamiento, el mentalismo o solipsismo), sino a que
existen de manera diferente a como las vemos. Lo que este autor escribe en el s.VII, desde los
tiempos de Platón y su caverna, no fue reformulado en la filosofía occidental hasta el s. XVII,
por Kant (el Noumeno: hay una cosa en sí, pero no conocemos tal cual es). Y los científicos, por
deformación profesional, poco amantes de la filosofía, se han decantado más hacia el
positivismo: 'consideración de que la realidad de hecho existe de forma efectiva con absoluta
independencia del sujeto-observador cognoscente' (Carolina Jiménez).
'La objetividad es la ilusión de que las observaciones pueden hacerse sin un observador' (Heinz
von Foerster).'La forma de comprender está condicionada por la forma de ser de aquel que
comprende' (Corbin).

“El conocimiento nunca es real” (Paolo Virilio).

“Real es, al fin y al cabo, lo que es denominado real por un número suficientemente grande de
hombres. En este sentido extremo, la realidad es una convención interpersonal” (Watzlawick,
1992).

“La historia de la humanidad enseña que apenas hay otra idea más asesina y despótica que el
delirio de una realidad real (entendiendo por tal, naturalmente, la de la propia opinión), con
todas las terribles consecuencias que se derivan con implacable rigor lógico de este delirante
punto de partida. La capacidad de vivir con verdades relativas, con preguntas para las que no
hay respuesta, con la sabiduría de no saber y con las paradójicas incertidumbres de la existencia,
todo esto, puede ser la esencia de la madurez humana y de la consiguiente tolerancia frente a los
demás. Donde esta capacidad falta, nos entregamos de nuevo, sin saberlo, al mundo del
inquisidor general y viviremos la vida de rebaños, oscura e irresponsable, sólo de vez en cuando
con la respiración aquejada por el humo acre de la hoguera de algún magnífico auto de fe, o por
el de las chimeneas de los hornos crematorios de algún campo de exterminio” (Watzlawick,
1992).

Ha habido poetas en todas las épocas que han comprendido la fuerza de lo individual en
la creación de nuestra forma de vida:

“La realidad solo depende de tu espíritu” (Kamo No Choomei). “El mundo no es sino un lienzo
para nuestra imaginación” (Thoreau). “Nada se sabe, todo se imagina” (Pessoa).

Pero también hay que saber situar los límites de nuestra creación mental, como en el
caso de la violación de los derechos humanos, o en la relación mente-cuerpo, el equilibrio que

22
requiere esta relación lo cuenta muy bien Ken Wilber en Gracia y coraje: ”Para el tratamiento
principal - aunque no necesariamente exclusivo- de una determinada enfermedad resulta de
capital importancia utilizar un procedimiento congruente <con el mismo nivel> en el que el
problema se manifiesta. Es decir, intervenir físicamente en las enfermedades físicas, utilizar la
terapia emocional para los trastornos emocionales, los métodos espirituales para las crisis
espirituales, etcétera. En caso de haber descubierto una combinación de causas entonces
también conviene desplegar una combinación pertinente de tratamientos”.

Situar a la ciencia en su justa medida es no esperar de ella lo que no puede darnos “A


cada aumento del conocimiento corresponde un aumento de la ignorancia...El acento se traslada
de la simplificación a la complejidad. La síntesis cede paso al fragmento” (M.Ceruti), no hacer
de ella un nuevo mito, y aceptando sus limitaciones tal vez sintamos la necesidad de recurrir a
otros saberes complementarios.

También la sabiduría clásica china se ajusta a estas posiciones:

-No hay verdad abstracta, intemporal. Verdadero es aquello que conviene a una situación.
-Las exclusiones y las parcialidades, se sustituyen por la coexistencia, la globalidad y la
harmonización de las contradicciones.

Con lo dicho sobre el tema, pienso que se puede llegar a variadas conclusiones: nada de
dogmas, escepticismo (con límites éticos), los convencionalismos no tienen una fundamentación
inamovible, trascenderlos es liberarse. Vivimos en la virtualidad: sustituir la fantasía de la
racionalidad por otras fantasías puede que a veces no sea ni peor ni igual, y sí mejor (“la verdad
es la mentira más digna de ser verdad” Paul Valery). Comprender lo ilusorio de la vida es
alejarse del sufrimiento que causa el apego (budismo).

En los límites de la palabra

Cuántos pelos necesita una cabeza por dejar de ser calva? Esta antigua ocurrencia puede
aplicarse a numerosas palabras que se prestan a significados distintos en función del valor
interpretativo que le adjudique el observador. Abundante o escaso, agradable o desagradable,
inteligente o estúpido, generoso o egoísta, de cualidad o vulgar, fuerte o débil... Cualquier
dualidad engendra diferentes puntos de vista, como mínimo en las zonas medias.

La palabra no sustituye el objeto: "esto no es una pipa" la etiqueta es únicamente un


primero grado de abstracción, y todavía hace falta añadir que no todas las pipas son idénticas,
creando aquí una generalización. De aquí pasamos a una nueva abstracción: objetos de madera,
o si subimos un nuevo peldaño: objetos materiales. Ensartándonos por una escala dónde cada
peldaño nos alejará más de la materialidad introduciéndonos en áticos de claridad escasa,
moviéndonos a tientas entre objetos desconocidos. Un bosque pasará a ser una mancha verde
encima de un mapa o en la pantalla de un ordenador. La abstracción traiciona la vida, ni
sentimos el olor de la hierba o de los árboles, ni notamos la presencia del viento dentro una
habitación acondicionada.

La palabra que representa, que denomina el objeto, está llena de trampas: manipulación,
sofismo, engaño. ¿Es preferible definir con precisión cualquiera cosa o todo lo que diremos
serán aproximaciones dando vueltas al objeto sin más posibilidades que la de bordearlo? ¿Qué
gama de colores percibe el ojo humano y cuántos de estos tienen nombre? Mientras los
diccionarios tengan un número limitado de palabras ( cosa que difícilmente parece poder

23
cambiar) la correspondencia con el mundo exterior resultará claramente desfavorable a la
palabra, esta estará siempre en inferioridad de condiciones (Borges. Ficciones). Es conveniente
saber las limitaciones del lenguaje para no empobrecer nuestra mirada sobre el mundo (Platón.
Crátilo. "Los nombres no son las cosas" 439a-440b). La naturaleza, el hombre, los objetas
fabricados por los humanos, las relaciones con los otros o con el entorno...superan nuestras
posibilidades expresivas reducidas a un simple mecanismo de etiquetaje y poco más. Escribía
W. Wolf en "Orlando": "La conversación más corriente es a menudo la más poética, y la más
poética es justamente la que no puede ser escrita. Por estas razones dejamos aquí un gran
espacio vacío, que puede ser considerado como una indicación que este espacio está lleno a
rebosar".

Cualquiera argumento es posible de ser expresado, tomar forma por la palabra, lo saben
bien los sofistas, pero es necesario un origen, una idea concreta de la cual partir. Decía
Montaigne que era más difícil encontrar el sentido de la argumentación que desarrollarlo. Es de
antiguo conocido el engaño, el equívoco de los vocablos respeto del contenido a expresar. La
paradoja del mentiroso es un de estos juegos especulativos.

-Es mentira que ahora llueve. Verdad o mentira?


Sí contestas: verdad.
...Ahora llueve?
Sí contestas: mentira.
...Ahora llueve o no llueve?

Si el silencio es paz, la palabra es casi un grito de guerra, voz de necesidad, del que se
cree en la necesidad y como tal tiene características de urgencia: imprevisión, dificultad en la
definición, carencia de reflexión. Nadie sabe muy bien qué le pasa al necesitado. El habla sin un
objetivo parece difícil de concebir sino se interpreta como anuncio recalcando la presencia de la
proximidad del otro. El vocablo devaluado por saturación es una forma de dejar rastro,
intercambiadle por cualquier otra clase de signo. Las palabras necesarias, operativas, como
caballos cumpliendo las órdenes del jinete, resultarían inexplicables sin la presencia de un
contenido, sin carga de significado (Platón. Fedro. 276e-277a).

A la hora de valorar las relaciones mente-lenguaje hará falta considerar la posibilidad de


doble dirección en la relación. La mente en actividad produce imágenes, pensamientos que
encuentren la posibilidad de expresarse mediante un lenguaje. Del mismo modo un lenguaje
puede llegar a nuestra mente y darnos un significado. En esta doble dirección resulta también
factible la desconexión.

Equilibrar el binomio mente-lenguaje significa no sacralizar todo lenguaje, arte, cultura,


hasta el punto de hacerlo independiente de la mente productora. El lenguaje, como el
pensamiento son frutos de un árbol que sería el hombre. El pensamiento, siguiendo
Wittgenstein, es producto de los conocimientos de la experiencia o de unas creencias culturales,
en sentido amplio (de ciencia a literatura), mientras que la lengua, la palabra sería solamente un
elemento instrumental.

En la relación palabra-pensamiento cabe señalar el caso de la mentira: como podemos


pensar algo de una persona u objeto y decir otra de la misma persona u objeto, mostrando así la
perversión del vocablo, en la convención social. O el uso del vocablo como "máscara" en la
palabra del actor en escena interpretando un papel.

Pero retomando ahora el principio del escrito, dónde se decía que la abstracción

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traiciona la vida: si la abstracción nos aleja del objeto tal y como se nos muestra en apariencia,
si lo borra de nuestros ojos, hará falta añadir que también lo trasciende. Así, sólo yendo más allá
de lo particular es posible entrever la pertenencia a un marco de dimensiones superiores. Y en
eso tampoco la palabra tiene más mérito que el de ser una espectadora invitada.

El silencio de lo oculto

"El silencio es el último refugio de la libertad" (Michel Campiche)

La palabra nace de la necesidad, del deseo, rompemos el silencio en demanda de algo de


lo que nos creemos faltados, la voz que se alza es también el grito del desesperado buscando
como hacerse presente, visible. A menudo olvidamos que nadie está obligado a atendernos, a
darnos respuesta, ni siquiera resulta recomendable ni reconfortante en todos los casos.

El silencio esconde una respuesta, obligándonos a rehacer las preguntas, hasta agotar las
capacidades de nuestro saber. Nadie descubre sin escuchar, sin sentir, sin recogerse en el hueco
creado por el silencio. Es la propuesta abstencionista ante la duda, en la siempre cambiante
naturaleza, por las nuevas variables que a cada instante alteran el valor de las coordenadas, por
los errores propios siempre al acecho, los filtros del deseo, de los prejuicios, o las ligaduras de
una mente poco dúctil. La suspensión del juicio, constantemente aplazado por la carencia de
pruebas concluyentes, perpetúa los enigmas.

Parece contradictorio hablar de silencio utilizando palabras, es lo mismo que pasa con el
mapa en sustitución del paisaje, o las rayas encima del papel trazando una carretera. El paisaje
es refugio, la palabra el indicador; el silencio es paz. Pero cuando este silencio es interior, la paz
es armonía con el cosmos, nada personal limita la continuidad, la expansión es unión. Si la
palabra es cultura el silencio es naturaleza, con toda la pesando y mítica carga del pretérito.

¿Silencio o palabra? La palabra es yang, materia, forma, el silencio ying, espíritu,


invisibilidad. Pero no hay veneno sino dosis y el silencio es medicina cuando el vocablo
amenaza con el bombardeo de la publicidad en el discurso del consumo. Callar no es
necesariamente consentir, tal vez es disentimiento, desconexión del orden establecido “una
conspiración de silencio habla más fuerte que las palabras” (Winston O'Boogie).

El silencio, como casi todo tiene un valor relativo, de posición, a tener en cuenta:
cuando el poder impide la doble expresión: hablar o callar, es decir cuando el silencio no es una
opción libremente escogida, sino impuesta. Contrariamente, el silencio nacido de la libertad es
el que da la palabra a los otros, el que permite apreciar con todos los sentidos el mundo interno
o externo, disfrutarlo, dejándonos penetrar por la voz del reino que nos rodea en toda la riqueza
de matices de que seamos capaces de considerar.

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Bibliografía

Arnau, Juan. La palabra frente al vacío. Filosofía de Nagarjuna. México: F.C.E. 2005.

Bancfort, Anne. La palabra del buda. Barcelona: Oniro, 2001.

Buda. Dhamapanda. Montserrat: Debate, 1982.


- La paraula de Buda. Barcelona: Abadia de Montserrat, 1984.
- Majjhimanikâya. Los sermones medios del Buddha. Barcelona: Kairós, 1999.
- Udana. La palabra de Buda. Madrid: Trotta, 2006

Bhagavad Gita.4ª ed. Taducción de Consuelo Martín. Madrid: Trotta, 2007.

Iyengar, B.K.S. Luz sobre los yoga sutras de Patanjali. Barcelona: Kairós, 2003.

Loy, David. Dinero, sexo, guerra y karma. Barcelona: Kairós, 2009.

Nagarjuna. La leerte a un ami. Saumane: Dharma, 1981.


- Traité du Milieu. Paris: Seuil, 1995.
- Conseils au roi. Paris: Seuil, 2000.
- Versos sobre los fundamentos del camino medio. Barcelona: Kairós, 2003.
- Fundamentos de la vía media. Nagarjuna. Madrid: Siruela 2003
- Abandono de la discusión. Madrid: Siruela 2006

Vivenza, Jean-Vivenza. Nâgârjuna et la doctrine de la vacuité. Paris: Albin Michel


Spiritualités, 2001.

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Representación de Nagarjuna
ANEXO

NAGARJUNA

10.14 - El combustible no es fuego y el fuego no surge de algo diferente al


combustible. El fuego no posee al combustible [ de manera inherente ]. El
combustible no está en el fuego, ni viceversa.

10.15 - El mismo análisis que se ha hecho para el fuego y para el combustible


puede aplicarse al yo y a los componentes de la personalidad.

13.8 - Los victoriosos han anunciado que la vacuidad es el abandono de todas


las conjeturas. Aquellos que caen presos de la conjetura de la vacuidad [ y se
obsesionan con ella], ésos son incurables.

15.1- No es posible que una naturaleza propia [esencia] haya surgido de causas
y condiciones, entonces sería el resultado de algo.

15. 2 - La naturaleza propia es [por definición] no fabricada y no depende de


otra cosa [causa o condición].

15.10 - [Decir que la cosa] “existe” implica adherirse a la doctrina de lo eterno,


decir que “no existe” implica una filosofía nihilista. Por tanto, la persona
inteligente no debería apoyarse ni en la existencia ni en la no existencia.

17.7 - Cualquier proceso continuo, que comienza con un brote, procede


de una semilla. Sin el fruto no habría proceso que surgiera de la semilla.

17.8 - Dado que el proceso continuo surge de la semilla y el fruto surge


del proceso continuo, la semilla precede al fruto: por tanto ni hay interrupción
[aniquilación], ni es permanente.

18.1 - Si el yo consistiera en los componentes de la personalidad (skandha),


su destino sería el surgimiento y la cesación, pero si fuera diferente de éstos,
tendría unas características que no pueden atribuirse a dichos componentes
de la personalidad.

18.2 - Cuando queda eliminado el yo y lo que le pertenece, no queda nada que


se pueda llamar mío, ni nada que pueda ser ego.

18.4 - Cuando las conjeturas con relación a lo mío y al yo se reducen y


agotan, cesa la apropiación [apego] y se acaba el renacer.

18.5 - Como consecuencia del agotamiento de la acción y de las impurezas,


ocurre la liberación. Porque el que se imagina (vikalpa) [un yo, un mío] sufre la
acción y la turbación (karmaklesa). Y esa turbación pertenece al que tiene ese

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tipo de imaginaciones como resultado de su elucubración. Pero dicho imaginar
sin mucho fundamento (prapañca) cesa con la vacuidad.

18.9 - Sin depender de otra, serena, no fabricada por la elucubración, más allá
de toda discriminación, sin distinciones: tales son las características de la
realidad (tattva).

18.11- Lo que no es ni uno ni múltiple, ni discontinuo [aniquilamiento] ni


eterno, esa es en realidad la ambrosía de la enseñanza de los Budas, protectores
del mundo.

24.8 - Las enseñanzas de los budas se basa en dos verdades, la verdad


convencional (samvrti) y la verdad según el sentido último (paramartha).

24.9 - Quienes no comprenden la diferencia entre estas dos verdades


no comprenden la verdad profunda que habita en el mensaje del Buda.

24.10 - Se enseña que el sentido último descansa en lo convencional y que,


sin alcanzar el sentido último, no se entra en el nirvana.

24.16 - ¿Cómo percibir un ente real en las cosas que cambian?: viéndolo
en términos de naturaleza propia. Pero, al hacer esto, percibes las cosas que
devienen como sin causas ni condiciones.

24.19 - Pues no es concebible fenómeno alguno que no sea relacional, que


no tenga un origen condicionado : por esta razón, no podemos hacernos a la
idea de un dharma que no sea vacío.

24.40 - Aquel que ve el origen condicionado ve el dolor, su surgir y su perecer,


y viéndolos encuentra el camino.

25.3 - Del nirvana se dice que es lo que no ha sido abandonado ni alcanzado,


lo que no ha sido destruido ni permanece, lo que no se extingue ni se produce.

25.19 - No hay diferencia alguna entre samsara y nirvana, ni la hay entre


nirvana y samsara.

25.20 - La cima del nirvana es la cima del samsara. Entre ambos, no es


concebible la más sutil diferencia.

25.24-El despierto no enseñó ningún dharma [principio] de nada en ningún


lugar. Apaciguar cualquier aprehensión, apaciguar toda elucubración (prapañca)
es lo más saludable.

Fundamentos de la vía media. Nagarjuna. Traducción y notas de Juan Arnau.


Madrid: Siruela 2003

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7- Sabio es aquel que ha plenamente analizado
Todas las acciones corporales, verbales y mentales
Y siempre se ejercita en buscar lo que es benéfico
A él mismo y a los otros.

18- No cuestionar los sabios engendra estupidez.

20- El apego, la aversión, la ignorancia


Y las acciones que ellos suscitan, no es virtud;
La ausencia de apego, de aversión, de ignorancia
Y las acciones que esto suscita, es virtud.

26- “No soy, no seré,


no existo, no existiré”,
Esto atormenta a los pueriles
Y pone fin al miedo de los sabios.

31- Así como en dependencia de un espejo


Se manifiesta el reflejo del rostro,
Pero, en realidad,
No hay la menor existencia.

32- Igualmente, en dependencia de los agregados1


Se observa la aprehensión del yo2,
Pero, como el reflejo de nuestra cara,
En realidad, [el yo] no existe en nada.

33- Así como independientemente de un espejo


El reflejo de nuestra cara no aparece,
Independientemente de los agregados
Parecido es la aprehensión de uno yo.

42- El fin del apego a las cosas y no-cosas


Es conocido como „el más allá de las penas‟ [nirvana].

45- Porqué [el más allá de las penas] calma la existencia y la


inexistencia.
Sobrepasa el mal y el bien.
El Sublime [Victorioso] ha declarado libre
A aquel que está más allá de las migraciones
Dichosas o desdichadas.

46- Viendo que la producción tiene causas


Se pasa más allá de la inexistencia;
Viendo que el cese tiene causas,
Tampoco se afirma la existencia [de un yo].

49- En ausencia de lo largo, lo corto


No existe por naturaleza propia,
Así como en ausencia de llama
La luz tampoco aparece.

58- Aquel quién conoce lo verdadero, tal y como es,

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No admite ni la existencia ni la inexistencia
¿Será pues un defensor de la inexistencia?
¿Y porque no un defensor de la existencia [del yo]?

62- En consecuencia, sabed que la inmortal enseñanza


de los Despiertos
Es llamada profunda,
Una doctrina excepcional
Más allá de la existencia y la inexistencia [del yo].

73- A la pregunta: “El mundo tiene una finalidad?”,


El Despierto guarda silencio.

104- El poderoso ha declarado que la visión, la audición, etc.,


No son ni verdaderas ni falsas.
Si de una posición se desprende la posición opuesta,
Ninguna de las dos existen de hecho [con naturaleza propia].

105- Así, en un sentido último


El mundo está más allá de lo verdadero y de lo falso.
Por esta razón no hay que afirmar
Que exista o no exista verdaderamente.

109- Aquello que es secreto para los seres ordinarios,


Esto es la profunda doctrina,
El carácter ilusorio del mundo,
Néctar de la enseñanza del Despierto.

110- La producción y la destrucción


De un elefante ilusorio [mágico] son visibles
Pero en un sentido verdadero
Su producción y su destrucción no existen.

111- Asimismo, en este mundo ilusorio


Aparecen la producción y la destrucción
Pero, en el sentido supremo [último],
Producción y destrucción no existen.

115- Por la razón [de que el mundo las sobrepasa]


El Despierto no se expresa sobre los cuatro aspectos:
Un fin, ningún fin,
Los dos o ninguno de los dos.

137- Profunda es la paz,


Suscita un inmenso respeto.
Del respeto surgen dominio y poder;
Así, cultiva la paz.

169- Rascar una irritación es agradable,


Pero la ausencia de irritación lo es todavía más;
Igualmente, agradables son los deseos mundanos,
Pero, más todavía, la ausencia de deseo.

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228- Sabiendo que el apego, la aversión, la confusión
Son defectos, abandonadlos.
Sabiendo que el no apego, la ausencia de aversión
y de confusión
Son cualidades, cultívalas con respeto.

355- Se dice que, como un niño nace


En dependencia de un padre y de una madre,
La conciencia nace
Dependiendo del ojo y de la forma.

363- Dado que no existen sin entidad propia,


Abandona la sed asociada al placer
Y la sed de separarse del sufrimiento.
Una visión como esta tiene por consecuencia la liberación.

437- La única sabiduría es la misericordia


y el amor por los otros.

Nagarjuna. Conseils au roi. Paris: Éditions du Seuil, 2000.

1.- Agregados: 1-formas, 2-sentimientos/sensaciones, 3- discernimientos/


activaciones, 4-formaciones disposicionales.5-conciencia. (F.J.Varela „De
cuerpo presente‟).

2.- El yo no tiene naturaleza propia, no es inherente, es dependiente.


(Nagarjuna).

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Art in Tibet by Pratapaditya Pal
Representaciones de Nagarjuna
Imagen de portada: Pablo Gargallo

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