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Nagarjuna, la vacuidad
Jordi Vilanova
Nagarjuna. La vacuidad del pensamiento
Nagarjuna, nacido en el sur de la India en torno a los años 150 a 250 de nuestra era, en
su texto más conocido: “Los fundamentos de la vía media” (Mulamadhyamakakarika), nos
introduce por un intrincado juego de lógica para demoler la solidez aparente de conceptos clave
del pensamiento.
Una de las funciones del lenguaje puede ser la de liberarnos del mismo lenguaje. A esta
labor higiénica contribuye considerablemente la posición escéptica, porque cuando la retórica se
apodera del campo de batalla en posiciones contrapuestas, cuando cada contrincante blande su
parcial argumento y se atrinchera en el dogma, sólo puede romper la dualidad la palabra del
crítico que salga al campo diciendo: ni esto ni lo otro. Cuando el lenguaje se enreda en el
discurso perdiendo su referencia a algo exterior a él, la aparición del crítico dedicado al derribo
de los signos se torna irremediable. Nagarjuna introduce su texto ensalzando el “apaciguamiento
de la elucubración” pero para conseguirlo forzará su elucubración al máximo, hasta llegar a
inutilizar los conceptos sometidos a prueba. De camino hacia el apaciguamiento, prácticamente
nada se salva de la quema, todo es charlatanería, tan solo aquello a lo que apuntan las palabras
es real, sólo cuando esta mente especulativa desaparezca estaremos más cerca de lo auténtico.
No debería cogernos por sorpresa una posición tan crítica dentro del budismo, cuando
ya Buda Sakyamuni dio la vuelta al léxico de los principales dogmas del hinduismo (de atman a
no-atman, por ejemplo), o cuando siglos más tarde el zen inutiliza al máximo toda formulación
teórica. Este texto pertenece a uno de los sermones de Buddha:
Sermón nº72. Buddha Los sermones medios del Buddha.Barcelona: Kairós, 1999
“La verdad certera, nadie la conoce, ni la conocerá. Ni acerca de los dioses, ni sobre todas las
cosas de las que hablo. E incluso si por azar llegásemos a expresar la verdad perfecta, no lo
sabríamos: pues todo no es sino un entramado de conjeturas”. Decía Jenófanes. Y desde la
ignorancia originaria los humanos hemos levantado toda clase de edificaciones, ciudades
enteras, hasta países imaginarios. Escribió Pessoa: “Nada se sabe, todo se imagina”.
La maquinaria productiva ofrece los bienes más variados, también la oferta de saberes
tiene su puesto en el mercado, una multiplicidad de textos se adueña de espacios públicos y
privados en busca de audiencia. Nagarjuna es el observador perspicaz en esa plaza que sale
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ileso en plena confusión de ideas: “Los magnánimos no argumentan: no tienen opinión”. Su
propuesta es una aparente no propuesta, pero sólo en apariencia:
“Los victoriosos han anunciado que la vacuidad es el abandono de todas las conjeturas.
Aquellos que caen presos de la conjetura de la vacuidad [y se obsesionan con ella], ésos son
incurables (cap. XII.8)”.
¿La suspensión del juicio (en los escépticos y en Nagarjuna) es otro juicio? Pienso que
no porque en ausencia de juicio no hay juicio. ¿La no opinión es otra opinión? ¿El no paradigma
es otro paradigma? ¿El no apego es otra forma de apego? Tal vez sólo cuando se convierten en
un dogma, pero un dogma deja de ser una forma de no apego para convertirse en apego.
Ese no saber pero que es conocimiento lo expresó el poeta Rainer M. Rilke con estas
palabras: “Felices aquellos que saben que detrás de todas las palabras hay lo que no se puede
decir”.
En su libro más celebrado “Los fundamentos de la vía media” el autor desarrolla temas
tales como la no existencia última de la causalidad, la falta de naturaleza propia de las
percepciones, las emociones y la mente, la no existencia independiente del acto-actor y de la
acción, la inexistencia del tiempo, la imposibilidad de probar el espacio, sobre las dos verdades,
la vacuidad o el nirvana.
Si bien es cierto que la mayoría de estos conceptos no representan novedad alguna en la
tradición budista, el método expositivo sí lo es, el tetralema se basa en reducir al absurdo
(reductio ad absurdum) las cuatro posibles alternativas de un tema (X):
X es
X no es
X es y no es
X ni es ni no es
Con el desarrollo lógico de cada uno de los cuatro argumentos no se llega a demostrar
nada, conducen a una cuádruple negación. En el aturdimiento, una conclusión resulta
medianamente clara, prisioneros de la lógica y del instrumento del lenguaje no otearemos
ningún horizonte de libertad. Si Heráclito escribió: “Juguetes de niños, las creencias humanas”
Nagarjuna se empeñó en demostrarlo.
Todo es opinable, también la opinión escéptica es solo eso, digna de ser tomada en
consideración en algunos casos o puesta en duda en otros.
Los escépticos dudan del bien del mal y de toda especulación más allá de la experiencia
directa, de lo que nos es manifiesto. Pura higiene mental, lo que nos proponen: deshacernos de
dogmas, de abstracciones, de esencias, en un baño de humildad, para cubrirnos con una sencilla
vestimenta, la indeterminación, la relatividad.
La suspensión del juicio es la abstención ante argumentos contrapuestos todos ellos
aparentemente sólidos, es no afirmar cuando se demuestran igualmente posibles una cosa y la
contraria. No podemos percibir las cosas tal y como se dan en el mundo exterior, sino tal como
nuestros sentidos nos permiten percibirlas. Con estas limitaciones es difícil afirmar nada con
rotundidad sobre la realidad que nos envuelve. Pero es aún más osada la pretensión de
adentrarnos por el invisible mundo de la abstracción sin salir ilesos.
La percepción estática, inanimada de la materia, es sin duda ilusoria, si nuestros ojos
fueran potentes lentes nuestra percepción seria bien distinta. La visión que los físicos tienen del
átomo dista de ser la que podamos tener nosotros de una partícula casi imperceptible.
La finalidad que se propone el escéptico no es la de polemizar sin más, sino la de
facilitarnos el vivir aligerándonos la carga de los convencionalismos sin base sólida, de
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conceptos supuestamente clarificadores, de etiquetas opresivas, simplistas engañosas, que
ponemos o nos ponen y a veces son causa de turbación y angustia.
El pensamiento escéptico ha sido el gran silenciado de la historia, dinamitador como es
del poder ideológico dominante en cada momento, tendente a expandirse hacia todos los
rincones. Es el desafío de alguien sencillo, sin respuestas, dirigiéndose a la confortabilidad de
las certezas, o la estulticia del fanatismo. Las grandes palabras se escriben en minúscula y cada
una en distinta caligrafía, por lo que existen muchos lenguajes que no siempre vienen a decir lo
mismo. Pero los mercaderes siempre han preferido el adecenamiento, la convicción uniforme, el
gregarismo, las mayorías cuanto más absolutas mejor.
Filosofar es también jugar con las palabras, las frases, en el mundo de la abstracción, de
aquí que podamos preguntarnos hasta que punto tienen validez los grandes conceptos morales
de bien, mal, amor , etc., cuado pueden tener innumerables significados que de tan abstractos no
representan nada en concreto. A menudo hallamos interpretaciones distintas u opuestas de
textos jurídicos o religiosos, posiciones intransigentes o tolerantes surgidas de las mismas
lecturas. Decir bien, virtud, amor, es no decir nada porqué lo difícil o quizás imposible es saber
como estos principios se materializan. Lejos del mundo de las esencias existe el del relativismo,
más a la medida del hombre y de la sociedad.
“Más que conocer, pues, las cosas tal y como realmente son, lo que en realidad conocemos son
las ideas que tenemos acerca de las cosas. Éste es el aspecto conocido de la mente, la mente
convertida en objeto de sí misma. Por consiguiente, el budismo considera que los seres humanos
solemos hallarnos confinados en nuestra propia mente sin acceso a lo verdadero y a lo real. Pero
a diferencia de lo que afirman los pensadores occidentales, los budistas admiten la posibilidad
de curar la escisión entre sujeto y objeto y recuperar así nuestra mente original” Francis Dojun
Cook.
Nagarjuna no refuta la existencia de la realidad sino que tan sólo niega la validez de
cualquier teoría acerca de la realidad ( David Loy, T.R.V. Murti).
“Lo básico del zen es Eliminar nuestra mente discriminatoria. Cuando lo hacemos, por primera
vez podemos trascender el sí y el no, lo bueno y lo malo, y podemos declarar que todas las
cosas, en cualquier lugar son esto”.
Hallamos en la historia del zen numerosas narraciones que intentan desarticular el papel
de las conjeturas frente al de las vivencias. A modo de ejemplo:
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“Tokusan con un gozo y una gratitud irresistibles, tomó las notas y recopilaciones que había
hecho sobre el Sutra del Diamante, que había valorado por encima de todas las cosas, y, frente
al monasterio les prendió fuego diciendo:
- Aunque podamos estudiar y dominar una filosofía profunda, en comparación con la
inescrutable verdad vivencial será como colocar un solo cabello en el inmenso cielo. Por muy a
fondo que aprendamos teorías esenciales del mundo, si lo comparamos con lo definitivo de la
Realidad intransmisible, será como tirar una gota de agua en un profundo pozo. Existe toda la
diferencia del mundo entre ambos.
Quemando sus notas y archivos, Tokusan dejó al Maestro Ryutan sintiéndose
profundamente agradecido. Ahora era un hombre totalmente nuevo, con una espiritualidad
lúcida y renovada” ( Zenkei Shibayama, en el Mumonkan ).
En esa labor de saneamiento Nagarjuna pondrá todo su empeño con las herramientas de
que dispone: la crítica a partir de la lógica. Nada se sostiene en el artificioso mundo conceptual.
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Fundamentos de la vía media. Nagarjuna*
V – Ni existencia ni no existencia de las cosas, del espacio y los cinco elementos: agua, tierra,
fuego, aire, mente.
VIII – El agente (el que actúa, el actor, el yo) no existe como ente acabado, sin causas ni
condiciones, ni existe la acción sin agente. (Ver cap. XVII. 32-33).
X – Ni identidad ni diferencia.
Si algo depende de algo que a su vez depende de otra cosa, no hay fundamento alguno
para afirmar ninguna de las dos cosas (cap. X.10).
XIII – Vacuidad. Todas las cosas son condicionadas, cambiantes, sin naturaleza propia, carecen
de esencia (cap. XIII.3-4).
Los victoriosos han anunciado que la vacuidad es el abandono de todas las conjeturas.
Aquellos que caen presos de la conjetura de la vacuidad [y se obsesionan con ella], esos son
incurables (cap. XIII. 8). (Ver cap. XXIV).
XV – No existe una naturaleza inherente a una entidad, una naturaleza propia no fabricada y no
dependiente de otra cosa.
Ni ser ni no ser. Ni “existe” ni “no existe” en términos de naturaleza propia.
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XVI – No se afirma el nirvana ni se niega el samsara**.
XVIII – Ni yo ni no yo. El yo deja de existir cuando cesa el imaginar sin fundamento, cesa en la
vacuidad (cap. XVIII. 5-6).
Características de lo real: sin depender de otra, serena, no fabricada por elucubraciones,
más allá de toda discriminación, sin distinciones (cap. XVIII. 9).
XXI – La corriente del devenir no tiene sentido: el llegar a ser o el dejar de ser.
XXII – El iluminado carece de naturaleza propia, no está más allá del mundo.
XXIII – Las construcciones mentales tales como el deseo, el odio o la confusión no tienen
naturaleza propia, no existen en realidad (cap. XXIII.1), por lo que se las puede abandonar (cap.
XXIII.25).
XXIV – La enseñanza de los budas se basa en dos verdades, la verdad convencional y la verdad
según el sentido último…el sentido último descansa en lo convencional y sin alcanzar el sentido
último no se entra en el nirvana (cap. XXIV.8-10).
XXVI – El karma. El ignorante construye unas tendencias que son la fuente del samsara. El
ignorante construye estas cosas: el sabio no… El cese de la ignorancia se debe al cultivo del
conocimiento (cap. XXVI. 10-11).
*Texto utilizado: Nagarjuna. Fundamentos de la vía media. Traducción: Arnau, Juan. Madrid:
Siruela 2003.
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Causalidad
Antecedentes
Buddha
“Lo que es impermanente no merece que nos deleitemos con ello, no merece que nos
interesemos en ello y no merece que nos aferremos a ello”.
Sermón nº 106. Buddha. Majjhimanikâya. Los sermones medios del Buddha. Barcelona: Kairós,
1999.
“El practicante evita dos errores fundamentales: pensar que este mundo relativo se arraiga en
una base sólida, y el error opuesto, creer que las formas manifestadas que vemos son meras
ilusiones sin las debidas implicaciones físicas y morales para que la mente fluya”.
– Ni identidad ni diferencia.
“Si algo depende de algo que a su vez depende de otra cosa, no hay fundamento alguno
para afirmar ninguna de las dos cosas” (cap. X.10).
– “No existe una naturaleza inherente a una entidad, una naturaleza propia no fabricada y no
dependiente de otra cosa.
Ni ser ni no ser. Ni “existe” ni “no existe” en términos de naturaleza propia” (cap. XV).
– “El iluminado carece de naturaleza propia, no está más allá del mundo” (cap. XXII).
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Enrredados en la causalidad
Las causas se entretejen, se multiplican, se desarrollan en una red causal que sacude el
interior y el exterior de cada aparente causa. La complejidad aumenta en la medida que
ahondamos en el conocimiento tanto en el micro como en el macrocosmos. En un intento por
asir lo inapresable osamos etiquetar aquello que fluye.
No podemos etiquetar a algo de causa cuando ésta a su vez depende de otras causas, que
a su vez están sujetas a otras causas. Sin poder atribuir entidad propia o naturaleza a la causa,
¿cómo hacerlo con el efecto? Esta no substancialidad subyace en todas partes desde el mundo
físico al psíquico. Avanzando por entre la falta de consistencia de la causalidad llegamos hasta
lo que ha venido a denominarse “vacuidad”, la solidez de lo aparente enmascara una realidad
totalmente opuesta.
El desapego surge aquí como una conclusión lógica de todo lo anterior: la naturaleza
vacía en la que vivimos es incompatible con las conductas de apego, hay una forma de estar en
el mundo en consonancia con lo que nos rodea, es el flujo de la vida consciente del cambio.
Percepción
Antecedentes
Patañjali
“La destrucción de la ignorancia mediante el conocimiento correcto rompe el eslabón que une al
que ve con lo visto. Eso es Kaivallya, emancipación”.
Sutra II.25. Iyengar, B.K.S. Luz sobre los yoga sutras de Patanjali. Barcelona: Kairós, 2003.
“Debido a la variación en la calidad del contenido mental, cada persona puede ver el mismo
objeto de manera distinta, según su propia manera de pensar”.
Bhagavad Gita
“Al estar cubierto por el velo que todo lo envuelve en ilusión [Yoga-maya], no soy manifiesto
para todos. Y por eso el mundo que está engañado no me conoce a mí, que no tengo origen ni
fin”.
Cap.VII. 25. Bhagavad Gita.4ª ed. Taducción de Consuelo Martín. Madrid: Trotta, 2007.
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Buddha
Generación condicionada
“Aquel que sabe que los dharmas [fenómenos mentales] tienen la naturaleza de la ilusión
mágica y del sueño, que carecen de consistencia como el tronco del Kadi [árbol hueco] que son
semejantes a un hueco... aquel conoce el Nirvana”
“Cuando esto es, eso existe, al surgir esto, eso surge, es decir: condicionadas por la ignorancia
[surgen] las composiciones mentales, condicionada por las composiciones mentales [surge] la
conciencia, condicionado por la conciencia [surge] el organismo psicofísico, condicionadas por
el organismo psicofísico [surgen] las seis esferas de los sentidos, condicionado por las seis
esferas de los sentidos [surge] el contacto, condicionada por el contacto [surge] la sensación,
condicionado por la sensación [surge] el deseo, condicionado por el deseo [surge] el apego […]
la pena, el lamento, el dolor, la aflicción y la tribulación. He aquí el origen de todo este montón
de sufrimiento”.
Sermón nº 38, Buddha. Majjhimanikâya. Los sermones medios del Buddha. Barcelona: Kairós,
1999.
– “Ni existencia ni no existencia de las cosas, del espacio y los cinco elementos: agua, tierra,
fuego, aire, mente” (cap. V).
– “No existe ese alguien previo a la experiencia de los sentidos. No puede establecerse un sujeto
independiente de la percepción” (cap. IX).
– “Las construcciones mentales tales como el deseo, el odio o la confusión no tienen naturaleza
propia, no existen en realidad” (cap. XXIII.1), “por lo que se las puede abandonar” (cap.
XXIII.25).
De la percepción a la interpretación
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los conceptos. Es también el mito de la caverna de Platón, que recuperan los estoicos. Nada es
lo que nosotros creemos que es al definirlo, porque los hechos, los objetos escapan a las
palabras. Al estar todo interrelacionado no podemos analizar un hecho o un objeto aislándolo
sin caer en la trampa de la descontextualización.
En la ilusión de la copa y las dos siluetas que se acercan, solo puede observarse una de
las dos opciones, o la silueta o la copa, la una excluye a la otra, a pesar de que lo real sea la
suma de las dos: figura y fondo.
El observador con su mirada crea la imagen que desea observar, pero qualquier
interpretación es parcial, es un engaño.
¿No es esto lo que ocurre a diario en nuestras vidas? Vemos lo que nos gustaría ver.
Existe otra posibilidad la mayoria de las veces ignorada: dejar ser a aquello que es, sin
interpretaciones, algo incierto, inexpresable, un aquí y ahora irrepetible. Entonces, la visión sin
filtros que es la auténtica conciencia, se aproxima a lo real con la pérdida del ego distorsionador.
Es la visión expandida, inmersa en el paisaje hasta la fusión.
Nada es interpretación cuando lo exterior se nos aparece en un primer momento. Puede
ser interpretado, a continuación, pero también puede seguir siendo observado, vivido con
atención, sentido sin pensar, sin teorizar, sin conceptualizar, sin deducir, sin juzgar.
La mente que interpreta, subjetiviza, observando desde el ego, desde la
instrumentalización de aquello que se le aparece. Al cesar la interpretación cesa la visión
instrumental y egoica de lo observado.
Lo que vemos más a menudo es algo bien distinto, son las discusiones en función de
distintas interpretaciones. Se crean argumentos a favor de las convicciones propias y contra las
del adversario. La retorica dialéctica se queda en un juego de superficies, porque la diferente
escala de valores que subyace en cada persona es el núcleo que da coherencia a cada vida en
particular. El debate sofista es un juego de egos, cada uno en defensa de sus personales
creencias. Tanto si ganamos como si perdemos nuestra mente seguirá atrapada en el discurso
especulativo.
Defensa o ataque se mueven en el plano de las interpretaciones, no en el de la realidad
misma. Lo real permanece inalterable. A siempre es A aunque su interpretación sea B, C o D.
Pero la acción con sentido surge más bien en un plano distinto al de la mente argumentativa.
Todo argumento es posterior y hasta accesorio.
El silencio es la mejor respuesta a la discusión. Es el terreno abonado hacia una acción
sincera, creativa, no reactiva que no fortalece los egos en litigio.
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Deseo
Y es que apegado al árbol del deseo, Buddha nunca hubiese llegado al despertar.
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Tiempo
– “La corriente del devenir no tiene sentido: el llegar a ser o el dejar de ser” (cap. XXI).
– “Acerca de las vidas pasadas o futuras: el abandono de toda conjetura” (cap. XXVII).
Vida y muerte son palabras que designan fenómenos del mundo percibido por los
sentidos. Si en la medida de lo posible ampliamos la perspectiva haciéndola extensible al
cosmos, daremos al menos con una realidad penúltima, yendo de los átomos a las partículas
elementales: electrones, quarks, fotones...
Según el número de electrones los átomos forman los distintos elementos de la tabla
periódica. Carbono, Nitrógeno, Oxígeno, Fósforo, y Azufre forman moléculas que en animales
o plantas solo difieren en la ordenación. Macromoléculas, genes, células, desde hace unos
cuatro mil millones de años
Han ido tejiendo lo que hoy conocemos por vida.
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"Del invisible vienen los seres nacidos y una vez disueltos pasan a lo invisible, como un
relámpago en el cielo, así surgen y desaparecen". Visuddhi Magga.
Más allá del mundo de la vida y también dentro del mundo de la vida está el mundo de
la materia y de la energía. La química y la física del cerebro, los neurotransmisores que enlazan
las neuronas y la electroquímica que las recorre.
Vivir el eterno-ahora, trascender las particulares dualidades humanas creadas por el ego
aferrado a los fenómenos, ir más allá de la vida y de la muerte, habitando en la vacuidad. Es lo
que el maestro zen Hui Neg (638-713) señala cuando afirma: "en la raíz de la naturaleza no hay
ni vida ni muerte".
Las posibilidades interpretativas hacen que eterno pueda ser referido no a la duración, la
longitud, sino a la calidad del momento presente. Momento eterno, presente atemporal, éxtasi,
fuera de la mente especulativa. Si es la mente humana la que crea el tiempo, y cesa la actividad
especulativa de las ideas, entonces cesa el tiempo. La mente sobreviene no temporal.
Vida eterna es el estado de no-mente. Cuando por el abandono del yo, la conciencia tiene la
posibilidad de percibir la propia experiencia en sintonía con el cosmos, desde la constante
interacción de la respiración corporal, hasta la bio-electricidad del fluir neuronal.
Para Aristóteles, "las cosas eternas (ta d‟aidía) no se generan ni se destruyen" (Ética a
Nicómaco 6.3.2): "las entidades eternas (ta aeí onta), por el derecho de su eternidad, no están en
el tiempo...la marca de lo cual es su impasibilidad...En el tiempo, todas las cosas se generan y se
destruyen... El tiempo está hecho sólo del pasado y del futuro... el Ahora no es una parte del
tiempo... el tiempo no puede dividirse en partes atómicas" (Física): y esto equivale a decir que la
eternidad es Ahora, o no es en absoluto.
"La palabra Eternidad misma significa "ser-siempre" (aión = aeí on)...aunque "siempre", dicho
no del tiempo, sino del todo incorruptible y sin fin, es propenso a introducir las nociones falsas
de etapa o de intervalo... y sería mejor decir simplemente "Ser", puesto que "sempiterno" no
agrega nada al concepto del Ser... que no tiene ninguna relación con ninguna cantidad, tal como
los plazos del tiempo, sino que es antes de toda cantidad". Plotino (Enéadas 3.7.3-11).
A. Coomaraswamy. El tiempo y la eternidad. Barcelona: Kairós 1999, pp. 50,58
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La artificiosidad del tiempo se ilustra en la siguiente historia:
“Cuentan que un monje salió a buscar plantas medicinales en un bosque. Oyó de pronto cantar a
un pájaro y aquel canto le pareció maravilloso.
Se quedó escuchando un rato y volvió al convento. Los edificios seguían allí, pero no
reconoció al hermano portero. Los árboles de alrededor le parecían más altos. Su celda estaba
ocupada por otro monje.
Preocupado, solicitó ver al padre superior. Era un hombre diferente, al que no conocía y
que, a su vez, no pareció reconocerlo. Entonces comprendió que el canto del pájaro lo había
encantado. Sin que el monje se diese cuenta, había transcurrido un siglo con aquel
encantamiento.
Salió del convento y regresó al bosque, pero no volvió a oír nunca el canto del mismo
pájaro”.
Vacuidad
Antecedentes
Buddha
“Ananda fue donde el bendito, le hizo una reverencia, se sentó a un lado y dijo:
-Dicen, señor, que el mundo está vacío. ¿Qué significa eso, en que sentido lo dicen?
-En el de que no hay en él un yo ni nada que pertenezca a un yo, ése es el sentido en que se dice
Ananda que el mundo está vacío.
¿Y dónde no hay un yo ni nada que pertenezca a un yo? En el ojo que ve, que a nadie pertenece,
que no tiene yo. En las sensaciones, que no tienen yo. Y en el contacto de sentidos y formas y
conciencia. Ninguno tiene un yo. No hay ahí ningún yo ni nada que pertenezca a un yo. Ni lo
hay en el cuerpo. Ni en el pensamiento. Ni siquiera ahí.
Por eso se dice Ananda que el mundo está vacío”.
Samyutta Nikaya XXXV.85. Buda. Sutras del Samyutta Nikaya. Barcelona: Península 2002
– “Vacuidad. Todas las cosas son condicionadas, cambiantes, sin naturaleza propia, carecen de
esencia” (cap. XIII.3-4).
– “Los victoriosos han anunciado que la vacuidad es el abandono de todas las conjeturas.
Aquellos que caen presos de la conjetura de la vacuidad [y se obsesionan con ella], esos son
incurables” (cap. XIII. 8).
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– “Ni yo ni no yo. El yo deja de existir cuando cesa el imaginar sin fundamento, cesa en la
vacuidad” (cap. XVIII. 5-6).
– “La enseñanza de los budas se basa en dos verdades, la verdad convencional y la verdad según
el sentido último…el sentido último descansa en lo convencional y sin alcanzar el sentido
último no se entra en el nirvana” (cap. XXIV.8-10).
Las ideas pueden resultar necesarias para vivir, a la vez que un estorbo en la
pacificación cuando se convierten en una creación del ego, conflicto del deseo, búsqueda,
elección, parcialidad, limitación, ilusión, discrepancia, identificación, inmutabilidad, etc..
Deberíamos deconstruir, derribar, si queremos edificar algo desde la libertad. Pero para
desactivar las ideas hace falta localizarlas primero, valorarlas dentro de la temporalidad donde
se mueven, observarlas en los límites del espacio, buscar su tipificación, adivinar el arquetipo al
que se orientan; adentrarse en las creaciones de la mente antes de llegar a la no-idea.
Descubriendo como no nos pertenecen tampoco estas fantasías, que forman parte con la
persona de un universo más vasto.
La mente desaferrada ha perdido el ego, como ola tragada por el mar. Vive en la no
dualidad yo /el otro, “El yo que se vacía a sí mismo y así permite ser a todo” (Nishitani).
Vacuidad budista o “la unidad con el Tao que anula el pensamiento” (Zhuang Zi) expresan lo
mismo. “La vacuidad es la extirpación de todas las visiones” (Nagarjuna).
“Para lo que se aferra a otra cosa hay una caída; pero aquello que no se aferra no puede llegar a
caer. Donde no hay caída, hay reposo, y donde hay reposo, no hay ningún deseo intenso. Donde
no hay deseo intenso, nada viene ni va; y donde nada viene ni va, no hay muerte ni nacimiento.
Donde no hay ni muerte ni nacimiento, no es en este mundo ni en aquel, ni en uno intermedio,
es el fin del pesar”.
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El paisaje de la mente puede ser también el del cosmos más originario. Electrones,
fotones, partículas elementales - electricidad neuronal -. En este estado originario, ni vida ni
muerte son etiquetas apropiadas, dónde la materia todavía no es perceptible, y siendo anterior a
cualquier formulación social.
¿Cuántas veces nos esclavizamos a nuestras propias ficciones? Tal vez nos preguntemos
como derruirlas o como dejarlas pasar sin afección. Pero a la vez que aparenta solidez, todo este
entramado es evanescente, no permanente. Vacuidad es la no materialidad que se esconde detrás
de lo aparente, a la vez que es también la posibilidad de superar el desasosiego de las inútiles
formaciones mentales.
Shakespeare
Podría llamarla no-rosa si lo que quisiera dar a entender fuese el aspecto no material
contenido en la rosa, su fragancia, por ejemplo. Al llamarla rosa me viene a la mente una
imagen de esta flor, pero cuando lo que me interesa es captar lo que se esconde bajo esa
apariencia, entonces llamarla no-rosa sirve para indicar la rosa no aparente.
Acerca de esa doble verdad, una relativa y otra esencial, David Loy en Dinero, sexo,
guerra y karma escribe lo siguiente:
“La verdad relativa no hace referencia a una realidad distinta que la que apunta la verdad
esencial. La verdad relativa es la forma en la que solemos experimentar el mundo, una colección
de cosas separadas –incluyéndonos a nosotros- que surgen y desaparecen...La verdad esencial es
advertir el modo en que verdaderamente son las cosas, que no están separadas entre sí y que por
lo tanto en realidad no son cosas en el sentido habitual”.
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Nirvana
Antecedentes
Patañjali
Bhagavad Gita
“Aquel que tiene un entendimiento desapegado de todas las cosas, quien ha vencido su mente y
no tiene ya deseos, alcanza por la renuncia el estado más elevado de perfección, libre de todo
actuar”.
Cap.XVIII. 49. Bhagavad Gita.4ª ed. Taducción de Consuelo Martín. Madrid: Trotta, 2007.
“Esta persona que ha dejado el egoísmo, la violencia, el orgullo, el deseo pasional, la cólera, el
afán de posesiones superfluas y está libre del sentido de “lo mío”, vive en serenidad y está en
capacidad de ser uno con lo Absoluto”.
Buddha
“La gente corriente ve solamente con los sentidos corporales, ve las cosas como si cada objeto
tuviera su naturaleza última y fuera distinto del resto, y se apega a esta creencia. Pero cuando
halla el ojo de la sabiduría de la claridad, comprende que ninguna entidad es en el fondo real,
sino que la verdadera realidad es el nirvana”.
Surangama Sutra. Buddha. Bancroft, Anne. La palabra de Buda. Barcelona: Oniro, 2001.
“Si es cierto lo que afirman los ascetas y brahmines cuya doctrina y opinión es: “Sí hay cesar
del devenir”, es innegable que puedo lograr en este mismo mundo el Nibbana definitivo.”
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Sermón nº 60, Buddha. Majjhimanikâya. Los sermones medios del Buddha. Barcelona: Kairós,
1999.
Nagarjuna. Fundamentos de la vía media
– “Características de lo real: sin depender de otra, serena, no fabricada por elucubraciones, más
allá de toda discriminación, sin distinciones” (cap. XVIII. 9).
– “El karma. El ignorante construye unas tendencias que son la fuente del samsara. El ignorante
construye estas cosas: el sabio no… El cese de la ignorancia se debe al cultivo del
conocimiento” (cap. XXVI. 10-11).
El concepto de nirvana aparece con mayor frecuencia en los escritos atribuidos a Buda
que el de vacuidad, aunque ambos tratan de expresar una situación idéntica desde perspectivas
distintas. La palabra nirvana define etimológicamente el fenómeno de la iluminación o despertar
en el sentido de “extinción”, “no-viento”, el cese de las turbaciones de la mente. Vacuidad
apuntaría a la naturaleza de estas turbaciones poniendo de relieve la carencia de contenido
propio de los fenómenos mentales y es una elaboración posterior a los discursos de Buda.
Experiencia meditativa
Sombras de la mente
Distintos personajes pueden salir a escena en el espacio creado por la meditación, todo
aquello que intuimos fuente de placer actúa como un poderoso motor. Existen miles de deseos
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dicen los hindúes. Nos sentimos y creemos faltos de un montón de cosas: afectos, bienes,
estatus…
Emergen de lo más oculto, sin el velo de la represión. Pueden ocupar el escenario con
vestimentas deslumbrantes tratando de seducir al espectador con toda clase de argucias. En sus
ropajes lucen promesas de felicidad que para el observador escéptico serán solo goces de
efímera duración y larga conflictividad. Amenazan además con instalarse en escena
disputándose el espacio con el resto de personajes que acechan detrás de las cortinas, e intenta
extenderse como una mancha en el mar de butacas del teatro.
El espectador-testigo se verá reflejado en parte – de ahí el engaño-, pero solo en parte.
El observador cuidadoso solo podrá ver en la representación del personaje-sombra una
caricatura de sus más sinceras experiencias, una interpretación sobreactuada plagada de
argumentos falaces. El buen investigador podrá comprobar como esos personajes-sombra se
desvanecen al encender las luces del patio de butacas. El testigo hace desaparecer las sombras a
voluntad, porque el interruptor está en sus manos.
Los personajes se apoderan de la mente como el sueño en la persona dormida. Dejarse
llevar por el sueño acaba demasiadas veces en pesadilla. Solo hay una posibilidad de recobrar la
cordura: despertar. El Ser es el testigo-espectador que observa la sombra en el escenario de la
mente, interpretando un personaje.
Meditación dinámica
La idea que muchos puedan tener del nirvana como un logro de la meditación sentados
en la posición del loto es una visión parcial que solo tiene en cuenta una pequeña parte del
entrenamiento en la observación mental. La meditación dinámica es el siguiente paso del vivir
en la no dualidad. El despertar no está reñido con la actividad, ni hay angustia en la acción que
busca la liberación del yo, la paz interior.
El hombre-cosmos es compasivo. Los otros son él mismo.
Su acción es la no acción, Prajña, intuición. Este hacer surge del centro del ser, es una
necesidad, no un deseo. No apunta en la dirección del ego, es una acción nacida en armonía con
el universo y va de vuelta al mismo.
No es una acción reactiva, nacida como respuesta a una provocación, sino como
afirmación. No se elige, se impone desde el inconsciente.
No ambiciona una recompensa. Se mueve por el placer de hacer, en el momento
presente.
“En realidad Nagarjuna nunca afirmó que “samsara es nirvana”. Más bien dijo que no
puede hallarse diferencia entre ellos. La Koti (límite o alcance) del Nirvana es la koti del
samsara. Ambos términos hacen simplemente referencia a maneras distintas de experimentar el
mundo. Nirvana no es otra esfera o dimensión, sino la profunda paz que se experimenta cuando
finaliza nuestra turbulencia mental, porque se advierte que que los objetos con los que hemos
estado tratando de identificarnos – incluyendo la sensación del sí-mismo- son shunyata. Si las
cosas surgen y desaparecen según las condiciones, entonces carecen de realidad propia a la que
podamos apegarnos”.
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“ En la Karika ( estrofa ) 3 da algunas características del nirvana consistentes en atributos
negativos. Esta karika es el primer aporte del capítulo al esclarecimiento de la noción de nirvana
según la escuela Madhyamika. El nirvana es un Absoluto, allende los atributos ideados por la
mente humana, al margen de causas y condiciones, al margen de la dualidad.
Las karikas 4-8 y 10-16(…) al igual que la karika 3 recurren a la vía negativa para aclarar la
noción de nirvana, recalcando así su carácter de Absoluto, más allá de las palabras y de todas las
nociones creadas por la mente humana, más allá de todo. En la escuela Madhyamika lo absoluto
incondicionado es usualmente designado con el término de sunyata, Vaciedad, para expresar
heterogeneidad respecto a todo, y el nirvana es equiparado con la sunyata.
La idea subyacente a la karika 9 es la igualdad entre el samsara, la realidad empírica, y el
nirvana en cuanto Absoluto. Y el nirvana por ser lo absolutamente incondicionado es por
esencia idéntico a la Vaciedad (sunyata). Esta idea será desarrollada en las karikas 19 y 20. El
samsara, la realidad empírica, es esencialmente concebida como sometida a causas y
condiciones, contraponiéndose en esa forma a lo Absoluto incondicionado. El samsara es una
mera creación mental del hombre sumido en el error. Esta creación mental es superimpuesta
sobre la Vaciedad y la oculta, como la imagen ilusoria de una serpiente “superimpuesta” por
error sobre una cuerda debido a la oscuridad del lugar oculta la verdadera naturaleza de la
cuerda. Vemos la cuerda como una serpiente; la serpiente no es otra cosa que la cuerda
erróneamente percibida. De la misma marera el samsara (como la serpiente) es una visión
errónea de la única realidad, la Vaciedad, el nirvana. Debemos entender la karika 9 en el
sentido de que, cuando el error cesa, el samsara es percibido como lo que realmente es, como
nirvana, sin el atributo de condicionado, identificado ipso facto con lo Absoluto
incondicionado. La naturaleza empírica, esencialmente condicionada, al perder el atributo de
condicionada, no es otra cosa que el nirvana incondicionado, la única realidad” (Sarasvati, nº 9).
A modo de cierre
“La Realidad Total...es precisamente todo lo que hay, sin limitación alguna, y con
independencia de que sea pensable o cognoscible o no. Por eso la realidad es lo ilimitado”
(Jesús Mosterín). Resulta evidente que esa 'realidad total' nos sobrepasa, lo que percibimos es
una o muchas realidades 'convencionales', no últimas.
“Esta realidad que está allí yo la muestro o la señalo desde la sensibilidad de modo que es algo
que surge en mi sensorialidad en la relación, en un sentido estricto no puedo decir que está allí,
y esa es una de las cosas de las cuales los seres humanos se han dado cuenta desde muy
antiguo...El mundo es la realidad que uno vive, o la realidad que uno vive, que le toca estar en el
vivir es el mundo que uno vive, entonces va surgiendo con uno y con el otro”. (Humberto
Maturana).
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“La realidad gusta de esconderse” (Heráclito).
Esa 'ilusión' que Shantideva recoge de la tradición budista no se refiere a que no existan
las cosas (esa sería otra corriente de pensamiento, el mentalismo o solipsismo), sino a que
existen de manera diferente a como las vemos. Lo que este autor escribe en el s.VII, desde los
tiempos de Platón y su caverna, no fue reformulado en la filosofía occidental hasta el s. XVII,
por Kant (el Noumeno: hay una cosa en sí, pero no conocemos tal cual es). Y los científicos, por
deformación profesional, poco amantes de la filosofía, se han decantado más hacia el
positivismo: 'consideración de que la realidad de hecho existe de forma efectiva con absoluta
independencia del sujeto-observador cognoscente' (Carolina Jiménez).
'La objetividad es la ilusión de que las observaciones pueden hacerse sin un observador' (Heinz
von Foerster).'La forma de comprender está condicionada por la forma de ser de aquel que
comprende' (Corbin).
“Real es, al fin y al cabo, lo que es denominado real por un número suficientemente grande de
hombres. En este sentido extremo, la realidad es una convención interpersonal” (Watzlawick,
1992).
“La historia de la humanidad enseña que apenas hay otra idea más asesina y despótica que el
delirio de una realidad real (entendiendo por tal, naturalmente, la de la propia opinión), con
todas las terribles consecuencias que se derivan con implacable rigor lógico de este delirante
punto de partida. La capacidad de vivir con verdades relativas, con preguntas para las que no
hay respuesta, con la sabiduría de no saber y con las paradójicas incertidumbres de la existencia,
todo esto, puede ser la esencia de la madurez humana y de la consiguiente tolerancia frente a los
demás. Donde esta capacidad falta, nos entregamos de nuevo, sin saberlo, al mundo del
inquisidor general y viviremos la vida de rebaños, oscura e irresponsable, sólo de vez en cuando
con la respiración aquejada por el humo acre de la hoguera de algún magnífico auto de fe, o por
el de las chimeneas de los hornos crematorios de algún campo de exterminio” (Watzlawick,
1992).
Ha habido poetas en todas las épocas que han comprendido la fuerza de lo individual en
la creación de nuestra forma de vida:
“La realidad solo depende de tu espíritu” (Kamo No Choomei). “El mundo no es sino un lienzo
para nuestra imaginación” (Thoreau). “Nada se sabe, todo se imagina” (Pessoa).
Pero también hay que saber situar los límites de nuestra creación mental, como en el
caso de la violación de los derechos humanos, o en la relación mente-cuerpo, el equilibrio que
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requiere esta relación lo cuenta muy bien Ken Wilber en Gracia y coraje: ”Para el tratamiento
principal - aunque no necesariamente exclusivo- de una determinada enfermedad resulta de
capital importancia utilizar un procedimiento congruente <con el mismo nivel> en el que el
problema se manifiesta. Es decir, intervenir físicamente en las enfermedades físicas, utilizar la
terapia emocional para los trastornos emocionales, los métodos espirituales para las crisis
espirituales, etcétera. En caso de haber descubierto una combinación de causas entonces
también conviene desplegar una combinación pertinente de tratamientos”.
-No hay verdad abstracta, intemporal. Verdadero es aquello que conviene a una situación.
-Las exclusiones y las parcialidades, se sustituyen por la coexistencia, la globalidad y la
harmonización de las contradicciones.
Con lo dicho sobre el tema, pienso que se puede llegar a variadas conclusiones: nada de
dogmas, escepticismo (con límites éticos), los convencionalismos no tienen una fundamentación
inamovible, trascenderlos es liberarse. Vivimos en la virtualidad: sustituir la fantasía de la
racionalidad por otras fantasías puede que a veces no sea ni peor ni igual, y sí mejor (“la verdad
es la mentira más digna de ser verdad” Paul Valery). Comprender lo ilusorio de la vida es
alejarse del sufrimiento que causa el apego (budismo).
Cuántos pelos necesita una cabeza por dejar de ser calva? Esta antigua ocurrencia puede
aplicarse a numerosas palabras que se prestan a significados distintos en función del valor
interpretativo que le adjudique el observador. Abundante o escaso, agradable o desagradable,
inteligente o estúpido, generoso o egoísta, de cualidad o vulgar, fuerte o débil... Cualquier
dualidad engendra diferentes puntos de vista, como mínimo en las zonas medias.
La palabra que representa, que denomina el objeto, está llena de trampas: manipulación,
sofismo, engaño. ¿Es preferible definir con precisión cualquiera cosa o todo lo que diremos
serán aproximaciones dando vueltas al objeto sin más posibilidades que la de bordearlo? ¿Qué
gama de colores percibe el ojo humano y cuántos de estos tienen nombre? Mientras los
diccionarios tengan un número limitado de palabras ( cosa que difícilmente parece poder
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cambiar) la correspondencia con el mundo exterior resultará claramente desfavorable a la
palabra, esta estará siempre en inferioridad de condiciones (Borges. Ficciones). Es conveniente
saber las limitaciones del lenguaje para no empobrecer nuestra mirada sobre el mundo (Platón.
Crátilo. "Los nombres no son las cosas" 439a-440b). La naturaleza, el hombre, los objetas
fabricados por los humanos, las relaciones con los otros o con el entorno...superan nuestras
posibilidades expresivas reducidas a un simple mecanismo de etiquetaje y poco más. Escribía
W. Wolf en "Orlando": "La conversación más corriente es a menudo la más poética, y la más
poética es justamente la que no puede ser escrita. Por estas razones dejamos aquí un gran
espacio vacío, que puede ser considerado como una indicación que este espacio está lleno a
rebosar".
Cualquiera argumento es posible de ser expresado, tomar forma por la palabra, lo saben
bien los sofistas, pero es necesario un origen, una idea concreta de la cual partir. Decía
Montaigne que era más difícil encontrar el sentido de la argumentación que desarrollarlo. Es de
antiguo conocido el engaño, el equívoco de los vocablos respeto del contenido a expresar. La
paradoja del mentiroso es un de estos juegos especulativos.
Si el silencio es paz, la palabra es casi un grito de guerra, voz de necesidad, del que se
cree en la necesidad y como tal tiene características de urgencia: imprevisión, dificultad en la
definición, carencia de reflexión. Nadie sabe muy bien qué le pasa al necesitado. El habla sin un
objetivo parece difícil de concebir sino se interpreta como anuncio recalcando la presencia de la
proximidad del otro. El vocablo devaluado por saturación es una forma de dejar rastro,
intercambiadle por cualquier otra clase de signo. Las palabras necesarias, operativas, como
caballos cumpliendo las órdenes del jinete, resultarían inexplicables sin la presencia de un
contenido, sin carga de significado (Platón. Fedro. 276e-277a).
Pero retomando ahora el principio del escrito, dónde se decía que la abstracción
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traiciona la vida: si la abstracción nos aleja del objeto tal y como se nos muestra en apariencia,
si lo borra de nuestros ojos, hará falta añadir que también lo trasciende. Así, sólo yendo más allá
de lo particular es posible entrever la pertenencia a un marco de dimensiones superiores. Y en
eso tampoco la palabra tiene más mérito que el de ser una espectadora invitada.
El silencio de lo oculto
El silencio esconde una respuesta, obligándonos a rehacer las preguntas, hasta agotar las
capacidades de nuestro saber. Nadie descubre sin escuchar, sin sentir, sin recogerse en el hueco
creado por el silencio. Es la propuesta abstencionista ante la duda, en la siempre cambiante
naturaleza, por las nuevas variables que a cada instante alteran el valor de las coordenadas, por
los errores propios siempre al acecho, los filtros del deseo, de los prejuicios, o las ligaduras de
una mente poco dúctil. La suspensión del juicio, constantemente aplazado por la carencia de
pruebas concluyentes, perpetúa los enigmas.
Parece contradictorio hablar de silencio utilizando palabras, es lo mismo que pasa con el
mapa en sustitución del paisaje, o las rayas encima del papel trazando una carretera. El paisaje
es refugio, la palabra el indicador; el silencio es paz. Pero cuando este silencio es interior, la paz
es armonía con el cosmos, nada personal limita la continuidad, la expansión es unión. Si la
palabra es cultura el silencio es naturaleza, con toda la pesando y mítica carga del pretérito.
El silencio, como casi todo tiene un valor relativo, de posición, a tener en cuenta:
cuando el poder impide la doble expresión: hablar o callar, es decir cuando el silencio no es una
opción libremente escogida, sino impuesta. Contrariamente, el silencio nacido de la libertad es
el que da la palabra a los otros, el que permite apreciar con todos los sentidos el mundo interno
o externo, disfrutarlo, dejándonos penetrar por la voz del reino que nos rodea en toda la riqueza
de matices de que seamos capaces de considerar.
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Bibliografía
Arnau, Juan. La palabra frente al vacío. Filosofía de Nagarjuna. México: F.C.E. 2005.
Iyengar, B.K.S. Luz sobre los yoga sutras de Patanjali. Barcelona: Kairós, 2003.
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Representación de Nagarjuna
ANEXO
NAGARJUNA
15.1- No es posible que una naturaleza propia [esencia] haya surgido de causas
y condiciones, entonces sería el resultado de algo.
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tipo de imaginaciones como resultado de su elucubración. Pero dicho imaginar
sin mucho fundamento (prapañca) cesa con la vacuidad.
18.9 - Sin depender de otra, serena, no fabricada por la elucubración, más allá
de toda discriminación, sin distinciones: tales son las características de la
realidad (tattva).
24.16 - ¿Cómo percibir un ente real en las cosas que cambian?: viéndolo
en términos de naturaleza propia. Pero, al hacer esto, percibes las cosas que
devienen como sin causas ni condiciones.
29
7- Sabio es aquel que ha plenamente analizado
Todas las acciones corporales, verbales y mentales
Y siempre se ejercita en buscar lo que es benéfico
A él mismo y a los otros.
30
No admite ni la existencia ni la inexistencia
¿Será pues un defensor de la inexistencia?
¿Y porque no un defensor de la existencia [del yo]?
31
228- Sabiendo que el apego, la aversión, la confusión
Son defectos, abandonadlos.
Sabiendo que el no apego, la ausencia de aversión
y de confusión
Son cualidades, cultívalas con respeto.
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Art in Tibet by Pratapaditya Pal
Representaciones de Nagarjuna
Imagen de portada: Pablo Gargallo