Sei sulla pagina 1di 16
CIEN AROS DESOLEDAD GITANA, POR Jimena Esrenon Cien aitos de soledad, de Gabriel Garcia Marquez, es la novela insigne y mis acabada del autor colombiano. 8: constituye el corpus principal de nuestra investigacién, el eje del trabajo sera ahondar en el conocimiento del pueblo Tom, cuyos integrantes fueron erréneamente llamados gita: nos en la Peninsula Ibérica, debido a la ereencin de que provenian de Egipto, Estable ceromos las distintas aime que subyacen entre esa cultura y Ia familia Buendi La aproximacién a la cos mogonia romani se hard a par tir de las categorias tempo: espaciales, para luego pasar al concepto cultural de familin y asi llegar a la esencia del no* madismo, 1. El tiempo E] tiempo se vineula con todo lo existente y, por ello, todo se encuentra sometido a su dindmica. Como afirma Vargas Llosa, en Macondo el tiempo es cir cular: cada minuto contiene a los otros y el final estd en el principio y viceversa» (VLL, 1971: 274). Le hojerasca! eo mienza en él velorio del doc tor y termina en el mismo lu: gar, momentos antes de que se Hevaran el cuerpo. En este aso, el tiempo parece no hav ber transcurrido mas que al: gunos minutos. La historia se construye y reafirma median te lo que Bergson llama durée, duracién®, Bergson reacciona contra el tiempo fisica ¥ ero nolégico, planteando el con: erent Geuner 46 / Ocroans os 2009 cepte de un tiempo no mensu- rable, un tiempo interior y pat quico al que denomina durée, De este modo, la historia 0° bre el médico y sus avatares, que comprende aprosimada mente desde la fundacién del pueblo hasta 1928, es recordar da on ol transcurso de unas euantas horas por tres perso- najes: padre-hija-nieto. La ho- Jarasea comienza y termina en la inmovilidad, y este quictis™ mo es la visién esencialista que Garcia Marquez tiene del hombre. En cuanto a la cultura ro- mani, una de 6us particulari-~ dades es su desinterés por los bienes materiales, lo cual le va a sus miembros a ir aten- diendo las necesidades del dia a Para ellos, la vida es el hoy. El futuro no existe, del mismo modo que no existe el pasado. De hecho, en ninguna Tengua gitana existen las pa: labras shistoriay, «pasado» 0 afuturo», aunque haya présta- ‘mos como én el caso de la len- gua lidar, donde encontramos: shistorie, futuru y pasadow (MyT, 2005: 71), Para el pue- blo gitano, el pasadoes recuer- do y el futuro es ficcién en la medida en que sélo existe en In imaginacién. En este senti- do, el pasadoenearcela el tiem: ‘po, el futuro lo restringe y el presente lo vive. ‘Quiziis sea por ello que, en Garcia Marquez, cada aceién y palabra que emiten los perso najes sean una accién tinica e idéntica en si misma, Ursula descubrié un dia «que cada miembro de In familia repetia todos los dias, sin darse cuen” ta, los mismos recorridos, los mismos actos y las mismas palabras a la misma hora» (CAS, 1976: 216). La historia de los Buendia es un engrana- je de repeticiones. La repeti~ cin, como dice Vargas Llosa, es un procedimiento encanta- toria: «repetir ciertas palabras @ frases sogiin cierto método, ha sido desde siempre una manera de comuniearse con alo oculto>. La repetici6n est asociada a la idea de rito reli: gioso» (VLL, 1971: 605). Es, a través de la repeticién, que se doja de vivir en el tiempo cro” nolégico, para pasar a vivir en Grasuer 46/ Ocruaae pe 2009 aa a el tiempo mitico primordial, en el que el acontecimiento. tuvo lugar por primera vez, Cada instancia en que los dis- tintos personajes ponen inte: ris en los pergaminos de Mel- quiades no es més que Ia reac: tualizacién de una misma y ‘iniea aceién; el momento priv migenio, en el cual José Arca- dio se introdujo por primera vez en su traducci En cuanto a la problemati- ea de la narracién cn la nove~ Ja, en un comienzo nos encon- ‘ramos ante dos planos tempo rales; e] tiempo del relato y el del discurso. El primero se refiere al orden de los hechos de la historia. Cien arfos de so- Jedad comienza eon la funda- ciém de Macondo y culmina on su destruccién; en este sen- tido, es lineal. Sin embargo, cada uno de los veinte capitur Jos que conforman la novela se- encuentra estructurado en forma circular: «Al comienzo del episodio se menciona el heche principal de la unidad narrativa, que por lo general 8 cronolégicamente el alti mov (LL, 1971: 549), El tiempo del diseurso, por el contrario, es aquel que se sitvia en el momento mismo del acto de narrar, El texto se ale- Ja de Ia historia para acercar- nnos.a la visi6n del narrador, En ‘una primera instancia, el na- rrador ge presenta como extra: diegético-heterodiegético’, es decir, como un ente externo a los hechos narrados, Sin em: bargo, hacia el final de la no- vela, los tiempos se fusionan, y descubrimos que el narrador es autodiegético y homodiegé tico, ya que quien narra es un personaje —Melquiades— que lo desempeiia esa fun- én, sino que participa de los hechos narrados. En este pun: to, el tiempo del discurso y el tiempo del relato eoinciden en el momento en que Aureliano comienza a edeseifrar el ins: tante que estaba viviendo, de: Cifrindolo 2 medida que le-vir vin» (CAS, 1976: 360). Los pergaminos estaban es- critos en sénacrito, lengua int timamente emparentada con Ja de los gitanos, el romané, de rafees sdnscritas. Si bien éstos estaban redactados por e! gi- Ee Grane 46./ Ocrunne 05. 2009

Potrebbero piacerti anche