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LA CONSTRUCCION DE UNA REALIDAD BASADA EN REDES

SOCIALES
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Por Andrea Agudelo

Ana Catalina Mouthon Porto es una joven cartagenera de 21 años de edad, es estudiante
de comunicación social de la universidad de Cartagena y se dedica al modelaje
profesional. Su vida se divide en dos grandes escenarios la cotidianidad universitaria y
el mundo de lujos, moda y maquillaje que le brinda el modelaje. Las redes sociales para
ella juegan un papel fundamental y la creación de su realidad en torno a ellas se basa
principalmente en la esencia de su trabajo, vender una imagen.

El mundo globalizado en el que vivimos nos satura tecnológicamente produciendo lazos


de los que es cada vez más difícil soltarnos. No podemos dejar de percibir que las
pantallas son parte de nuestro diario y nos acercan a realidades simuladas, viajes,
fiestas, restaurantes e innumerables suntuosidades que a veces nos hacen olvidar que se
trata de empresas e industrias que comercian con dichas realidades. Las redes sociales
son el principal puente para que esas ideas lleguen a nosotros y Ana no es ajena a ello.

La vida de una estudiante


Cata, como de cariño le llaman sus compañeros y amigos en la universidad, vive en el
barrio Santa Mónica con sus padres, abuelo y su hermana menor. Sale diariamente
temprano a sus clases en el Claustro de San Agustín y se dispone a cumplir con las
responsabilidades académicas. El estudiar y ser modelo ha sido para ella todo un reto,
en el que muchas veces ha tenido que elegir entre una cosa y otra. Ana debería estar en
noveno semestre pero por el tiempo que ha debido dedicar a su trabajo está en séptimo.
No ha desertado de continuar en la universidad porque a pesar que el modelaje le
promete muchos beneficios económicos, ella es una joven independiente y que pretende
asegurar su futuro, teniendo en cuenta también que lo que estudia es aplicable y se
puede conjugar con su pasión.

Para asistir a sus clases se maquilla pocas veces, viste tenis, jeans y camisetas básicas,
es una mujer sencilla y diferente a la que puede apreciarse en sus perfiles de redes
sociales. Ana confiesa que su estilo es mucho más descomplicado, no le gusta peinarse
ni sentirse elegante en la universidad. Tiene pocos amigos, se relaciona con poca gente
y no suele quedarse en los pasillos después de clases, terminado su horario académico
ella regresa a su casa, por lo menos cuando no tiene que trabajar, hacer fotos, ir a un
casting o asistir a pruebas de maquillaje y vestuario.

El modelaje
Aunque Cata hoy se haya enamorado de su trabajo y sea muy apasionada en lo que
hace, admite que ese no era el sueño que la trasnochaba en su niñez a pesar de tener la
influencia de su madre que en su juventud fue modelo. A sus 14 años tuvo la
oportunidad de inscribirse en un concurso llamado Miss Teen Colombia, un concurso de
belleza juvenil. Sus familiares y amigos la encontraban con muchas aptitudes para
participar y hacer una buena trayectoria, ella decidió hacerlo y en su primera
experiencia logró ganar el título de Virreina Nacional de Miss Belleza Juvenil
Colombia. Para Ana el modelaje fue también la forma de responder a muchas personas
de las que fue víctima, el bullyng por su estatura, personalidad, gustos y sus rasgos
prominentes fue algo con lo que ella tuvo que lidiar. A partir de ese momento
empezaron a abrirse las puertas del modelaje para ella, inició pequeños proyectos y
trabajos con diseñadores de la ciudad y de ahí en adelante han venido otras
oportunidades a nivel nacional e internacional que sin duda ella ha aprovechado al
máximo.

Los perfiles de sus redes sociales, en especial los de Facebook e Instagram despliegan
un catálogo de imágenes de una Catalina multifacética, la juvenil, la señorial, la
glamurosa y la fashionista, pero nunca la descomplicada. Ella asegura que las redes
sociales son de vital importancia en la venta de su trabajo, ya que aunque hace parte de
una compañía de modelos se desempeña también como modelo independiente y afirma
que gracias a las redes sociales ella ha podido darse a conocer con

mayor facilidad en el ámbito del modelaje, como también acepta que muchos contratos
que ha firmado se los debe a Instagram.

La industria del modelaje se ha expandido a pasos agigantados, las áreas de trabajo en


ella abren actualmente más posibilidades a distintos estereotipos de belleza, el modelaje
brinda distintas opciones que a pesar de diferir entre ellos siguen teniendo el mismo fin:
exhibir algún peinado, maquillaje, artículo o ropa con el fin de generar ventas.

Este fin del modelaje toma fuerza en la publicidad, esa que nos persigue y nos alude
donde quiera que estemos y las redes sociales no son la excepción.
Construcción y tratamiento de la imagen
De la imagen depende el éxito del trabajo de Ana, por eso se esmera en que sus redes
sociales sean el reflejo de ello. No acostumbra a tomarse fotos con su celular, tiene
tantas buenas fotos que mostrar sus autorretratos resultaría inútil. La fotografía
profesional que para una persona del común puede ser una práctica desconocida, es para
ella parte de su diario vivir, asistir a un estudio fotográfico con asistentes de maquillaje,
vestuario e iluminación, todo un equipo trabajando para que la imagen esa
representación de la “realidad” sea lo más impecable posible. Ana ha trabajado con
fotógrafos de Londres, México, Estados Unidos y Brasil, no existe la posibilidad de que
ella prefiera subir una selfie tomada desde su celular a exponer un trabajo profesional
garantizado y de calidad, que habla a la vez de su aporte en dicho trabajo.

La colorimetría y armonía en las fotos es primordial, los colores pueden construir o


destruir los esfuerzos de marketing. La semiótica del color influye de manera directa en
lo que percibimos de los perfiles en Instagram, diseñadores gráficos especialistas en el
tema de la estética visual afirman que cuando vemos un perfil juzgamos su diseño en
general antes que su contenido individual. Por eso la importancia de mantener
unificados los tonos de las fotos, para evitar caer en el desorden de la imagen. Esta es
una de las estrategias que Ana tiene muy en cuenta al momento de subir sus fotos a
Instagram, las edita y corrige de acuerdo a una paleta de colores, tonos amarillos,
cálidos y sus favoritas las fotos en blanco y negro. Sus fotos son el reflejo del caribe,
palmeras, flores, sombreros y accesorios muy propios de su ciudad natal.

Hay otros factores influyentes en la construcción del concepto que mostramos en redes,
en el libro Facebook como obra mundana una compilación de autores Colombianos, se
busca dar explicación de cómo el simple hecho de crear un perfil en Facebook trae
consigo toda una carga de razones que intentan descubrir los fines de las personas al
construir el YO que se quiere exhibir. La foto de perfil que usamos en las redes sociales
es la representación de un yo construido bajo la hibridación de criterios que median
entre lo real e irreal de nuestras vidas. Factores como el tipo de representante (persona,
objeto), el tipo de encuadre y el tipo de tratamiento (edición) que se le da a la imagen
reproduce una serie de mensajes que a veces con intención y otras sin ella logramos dar.

Catalina Mouthon, logró construir una imagen que le ha brindado reconocimiento y


buen nombre dentro del ámbito profesional en el que se desempeña, por eso trata de
mantener esa realidad construida en sus redes sociales. Por otra parte nos hemos
acostumbrado a vivir las vidas de los perfiles que mostramos en esos espacios digitales
aun cuando estén bastante lejos de nuestras realidades y aunque ese no sea el fin
principal de este texto si lo es la reflexión del camino a esa construcción que abarca
desde nuestros deseos más profundos hasta nuestros impulsos más comunes, aprender a
identificar entre una realidad y la otra es el reto en estos tiempos.

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