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Con ese nombre pudo haber sido un gran boxeador: Kid Larco.

O
quizaá s un bandolero famoso y temido, una historia que se contara sola
desde la primera letra, pero al final encontroá una pasioá n a su medida
como corresponsal del desierto, para contarle a todo un paíás la eá poca
dorada de un inaudito equipo de fuá tbol llamado Cobresal.
Kid Francisco Larco Invernizzi nacioá en 1934, junto al mineral de
Potrerillos, donde sus padres, durante el embarazo, se divertíáan con el
intereá s de sus amigos gringos en la Andes Copper ante su inminente
llegada. “¿Coá mo estaá el kid?”, les preguntaban. El kid estudioá para
profesor de matemaá ticas y en ese plan llegoá a El Salvador en los anñ os
sesenta, a hablarles de nuá meros a los hijos de los mineros y, con el
tiempo, inculcarles el amor por el deporte. Como jugaba al fuá tbol, un
puntero derecho seguá n eá l raá pido y encarador, empezoá por ahíá, pero
tambieá n fomentoá el tenis y el golf. En el desierto al green le dicen
brown.
Antes de que Cobresal fuera Cobresal, Larco dirigioá a una
seleccioá n de El Salvador que incluso regresoá invicta al norte tras una
gira por Santiago que los enfrentoá a Colo Colo y la U, en lo que seríáa el
germen de la idea que despueá s logroá la fundacioá n en 1979 de un club
destinado al fuá tbol profesional. Desde su tribuna en Semanario Andino
y Radio Alicanto, dedicado ya al periodismo, se sumoá con entusiasmo a
la campanñ a y cuando Cobresal partioá en segunda divisioá n eá l tambieá n se
incorporoá como informador de los diarios El Mercurio y Las UÚ ltimas
Noticias.
Pero Kid Larco no era cualquier corresponsal, porque en 1982
debioá instalarse junto al mar en Caldera por la salud de su madre y
desde entonces tuvo que viajar maá s de doscientos kiloá metros hasta el
estadio El Cobre de El Salvador, cada dos domingos, soá lo para cumplir
con sus obligaciones informativas y ponerles nota a los protagonistas,
por una paga que le alcanzaba para el viaje, el saá ndwich y la cocacola.
La suya, en el fondo, es una historia de amor, por el fuá tbol y por el
desierto, que se renovaríáa partido a partido hasta la temporada pasada,
cuando su propia salud le impidioá seguir con los reportes a los 85 anñ os.
Kid Larco fue maestro de matemaá ticas en la Escuela N° 1 de El Salvador
y amigo de Ivaá n Zamorano, de los tiempos en que lo bautizaron como
Bam Bam en los microá fonos de Alicanto, y su compromiso seguiraá
latiendo cada vez que uno se tope con su firma en el archivo.
El Salvador (Kid Larco).- Electrizante empate a dos goles entre
Cobresal y Colo Colo en cancha de los primeros... Algo asíá. Lo que veníáa
despueá s dependíáa de su imaginacioá n, del espacio que le dieran y de la
eá pica de Cobresal. El domingo, un díáa antes de morir, le pidioá a su nieto
Diego que le contara el uá ltimo resultado de su equipo: 2-0 a NÑ ublense
en Chillaá n.

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