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RESUMEN

CAPÍTULO III DE BANDOLEROS POLÍTICOS A BANDOLEROS SOCIALES.


(Efraín Gonzáles y “Chispas” en el Quindío; Antecedentes en el Tolima y
prolongación en Santander)

El siguiente capítulo, pretende abordar diferentes espacios geográficos en que se despliega


el bandolerismo, analizando las singularidades políticas, económicas y culturales de cada
territorio. Dicha información, construye una tipología de sus más significativos procesos:

1. El proceso que hace parte de un sometimiento a un dominio oligárquico, vinculado


al bipartidismo, en regiones agrarias con una estructura precapitalista, adquiere una
dinámica inconclusa de ruptura gradual, convirtiéndose el bandolero en un portavoz
de un descontento campesino uniforme.
2. El proceso en que los bandoleros se encuentran dependientes a una estructura local
o regional de poder, se caracteriza por grandes transformaciones revolucionarias,
que adquieren carácter de guerrillas contra un orden establecido.
3. En los últimos años, la aparición de violencia, en una modalidad de bandolerismo,
ha obtenido diversos estímulos urbanos con intereses claramente económicos, lo
cual ha sido un remedio para la zona rural en la primera etapa de la violencia.
4. La aparición de la venganza en el territorio de Risaralda, ha traído consigo la
expresión de “El invisible Héroe protector de los campesinos perseguidos”

Una categoría que queda fuera de los procesos anteriormente mencionados, es la tradición
de lucha organizada por la tierra, la zona del Tolima, ha asumido la violencia en carácter de
revancha terrateniente, y la resistencia ha adquirido el carácter de guerra revolucionaria.
Los bandoleros, en este contexto, llegan a asumir papeles de agentes de la represión.
Diferentes leyendas de heroísmo y vínculos de complicidad económica y política, hacen
parte de ambiente natural del bandolerismo.

En el país, fue notoria la existencia de muchos bandoleros conservadores, para quienes, era
fundamental el apoyo de la iglesia católica, la cual, veía en ellos a files soldados de Cristo.
En Santander y Boyacá, los procedimientos que comúnmente utilizaban las bandas con
iniciativa liberal y conservadora, era el exterminio del enemigo, siendo en la mayoría de los
casos, campesinos inocentes, por ello, su principal propósito era sembrar terror.

Los bandoleros llegaron a utilizar procedimientos que se hicieron reconocidos en estas y


otras zonas del país, como lo fue el “boleteo” en el que presionaban la venta o el abandono
de una finca, para hostigar o alejar a un jornalero o administrador, lo que ayudó a que
muchos mayordomos se hicieran dueños de cosechas o de propiedades. En Santander y
Boyacá, el efecto económico más notorio de la actuación de bandas, fue la transferencia de
propiedades de un campesino de un partido a los del opuesto. Pero no sólo se actuaba bajo
motivaciones económicas, el respaldo de la iglesia, y en muchos casos de entidades de
seguridad pública del estado que se volvían autores y colaboradores de actividades
criminales, generaba mas complicidad del campesino con el bandolero.

El bandolerismo conservador fue muy aislado, pero sus dinámicas y sus trayectorias fueron
muy similares a los de los defensores de la bandera liberal. Los “hijos de la violencia” se
encuentran en cualquier partido, y se construyen a partir de una infancia vivida en un
ambiente de terror, el cual les arrebata su familia y sus bienes materiales. El ingreso
prematuro a una lucha armada, la traición de sus líderes políticos, la ausencia de garantías
para estimular la normalidad de vida y un trabajo digno, imponen finalmente su rebelión.

La formación de la guerrilla, se hizo un proceso bastante espontaneo en diversas regiones


del país, fue una expresión típica de resistencia contra las masacres, el abuso sexual, el
hurto de menores, los incendios, los robos, que tuvieron que vivir millones de familias en
zonas rurales. Los núcleos iníciales de las cuadrillas de defensa campesina se constituyen
frecuentemente por los miembros de una misma familia “los hermanos Bautista en las
guerrillas de los Llanos Orientales, Los hermanos Gonzáles Prieto en el norte del Tolima o
los cinco Loaiza, encabezados por su padre, en el sur del mismo departamento.”
Evidenciaron que “las guerrillas no se crearon por su propio gusto, las creó la violencia.”

Hacia 1953, los dos principales centros de concentración de lucha guerrillera se


encontraban en los Llanos Orientales y el Sur del Tolima, por lo que se hizo necesaria una
intervención de las fuerzas militares del Estado, quienes ocultaban la magnitud del
conflicto. Hubo promesas de paz , justicia y libertad, por lo que muchos líderes guerrilleros
optaron por hablar con los jefes militares para hacer entrega de sus armas, pero la falta de
garantías pasarían al incumplimiento y a una nueva ola de violencia, la cual tuvo sus más
dramáticos desarrollos un par de años después en la zona de Sumapaz. El hostigamiento y
el asesinato traicionero de muchos guerrilleros, generaron cada vez más desconfianza en
las promesas de paz.

Reconocer las almas de los bandoleros, es una aventura llena de sorpresas, conocer
personalmente a estos seres humanos que se han hecho legendarios, es, según el autor, “una
experiencia que deja en el alma un sabor amargo de asombro y de repugnancia.” La
mayoría de estos hombres, se encuentran entre los 18 y los 25 años, siendo el resultado de
un ambiente viciado y de una juventud hambreada con deseos de una vida de paz y
placeres, por lo que ven una salida en el crimen y la rebeldía contra toda represión humana
y social. Pero estas leyendas de la guerra no trabajan solas, generalmente lo hacen en una
banda, que es conformada por tres hasta nueve individuos, o en una cuadrilla, conformada
por dos o más bandas, pero esta numeración varía dependiendo el objetivo de sus
miembros. La presencia de hombres mayores es mínima, al igual que la de los niños que
están en un rango de edad entre los 11 y 12 años, la mayoría son hombres solteros y
generalmente, a las mujeres se les asignan funciones puramente sexuales o domésticas.

Durante los enfrentamientos entre los bandoleros-guerrilleros con las fuerzas militares, se
producía una extraña paradoja, cada uno buscaba parecerse más a su enemigo. Los
bandoleros con uniformes e insignias militares, y los militares haciendo el papel de
“paisano” en territorio rural. En este juego de roles la victima principal es el campesino, el
cual no sabe quien ha llegado a su propiedad. La búsqueda del control local o regional, ha
generado la creación de diversas técnicas militares, pero esto no se limita a espacios
rurales, muchos miembros de las cuadrillas salen a pueblos y ciudades a comprar
armamento, beber algo o a divertirse en centros de prostitución clandestino, lo que genera
un vinculo urbano, por lo que se establece un contacto permanente con ciudadanos y
comerciantes. En el Quindío, el transporte motorizado ha sido de privilegiada elección,
dando a muchas bandas una complejidad que no se observa en otros países, ofreciendo
mayor diversidad de funciones a los miembros. Sin embargo, las responsabilidades
militares y económicas de una cuadrilla varían, según un estatus social, y una filiación
política.

Un estimulo reconocido para la vinculación a una cuadrilla en el Quindío, ha sido la


perspectiva de asenso económico y social, por lo que es necesario gestionar el desempleo
y la necesidad en las áreas rurales.

Las muertes trágicas y heroicas de algunos bandoleros reconocidos de diversas zonas del
país, han generado mitos y especulaciones de gran interés para muchos, consiguiendo que
diversas personas que no han estado inmersas necesariamente en el conflicto, se acerquen a
los territorios para hacer parte de las cuadrillas, un motivo más para que estas se
mantengan vigentes hasta el día de hoy.

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