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LA OSCURIDAD DEL ALBA 

  

1
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

2
 
 
 
GUILLERMO BOIDO 
 
 
 
 

LA OSCURIDAD 
DEL ALBA 
 
 
 
 
POEMAS 1970‐2005 
 
 
 
 
 
 
 
 
EDICIONES VIRGILIO 

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La noche puede durar y durará todavía.
El alba es oficio de sobrevivientes.

Mario Trejo
El uso de la palabra

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Nota preliminar 

Con algunas modificaciones, la mayoría de los poemas que


integran este libro fueron anteriormente publicados en
Situación (1971), Poemas para escribir en un muro (1975) y
Veinticinco poemas (1983). Los restantes son inéditos. Sin
embargo, no he pretendido realizar una antología sino
redactar un nuevo libro, a partir de un conjunto de textos
escritos en los últimos treinta y cinco años, empleando
para ello un cierto criterio de valoración estética que
legitime su reedición o bien su publicación por primera
vez. De hecho, la secuencia en que se presentan estos
poemas no guarda ninguna relación con las fechas en las
que fueron escritos o publicados.

Con los años, escribe Enrique Molina, el misterioso


mercurio que convierte ciertas páginas de poesía en un
espejo revelador suele disolverse. Lo sobreviven papeles
amarillentos, palabras carbonizadas. Era falso. A las
palabras del gran poeta argentino podríamos agregar:
aquellas páginas se han vuelto innecesarias. De allí que,
ante la decisión de incorporar a este libro poemas ya
publicados, he descartado buena parte de ellos tratando de
escoger los que, a mi juicio y desde la perspectiva de una
lectura actual, aún conservan vigencia.

A comienzos de la década de los setenta escribí que “la


poesía no se vende/ porque/ la poesía no se vende”. Pero
al menos existían por entonces ciertos medios (periódicos,
revistas, hojas de poesía) en los que era posible publicar.
Hoy ello no sucede. Llegué a esta conclusión luego de

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algunos intentos fallidos de publicar mis poemas inéditos.
Los actuales administradores de la poesía argentina, al
parecer, sólo responden con el silencio. Quizás deba
agradecerles que, ante la constatación de esa realidad, me
haya decidido a publicar este libro por cuenta propia.

Como ha ocurrido en múltiples ocasiones anteriores, he


tenido también esta vez la asistencia y el consejo de mi
entrañable amigo Heber Cardoso, y por ello el libro, como
sucediera hace treinta años con el primer poema, le está
dedicado.

G. B.

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Oficio 

el hilo de mi vida
se vuelve transparente de palabras
finalmente
tenso

en un patio de la infancia
oigo el eco de mis pasos
resignado
a no callar conmigo

muerte rosa lenta


me quitas de mí
me devuelves al mundo

a Heber Cardoso

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Explicaciones 

como un agua demente


o un rumor de nido
en el claroscuro del alba
digo nombres
que sólo comprenden
los muertos

Pájaro nocturno 

¿sabrá volver de mí
esta noche sumisa?
¿y aun así corazón mío
permaneces?
¿es lucidez el desamparo
es infamia?

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Fin de la infancia 

sin ti
viajo a la diestra de lo que ha vivido

y ya no querré nacer
aquí donde la muerte es joven

Memoria de tus días  

en demanda de luz
embistes los ojos de un ciego

y esperas el alba
como una estrella en el agua

 
 

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Vocación 

al alba cuando
en la humedad de los cristales
la sombra de mis muertos
dibuja una caricia
lenta

Infancia 

Hay voces.
No es la memoria.
Es el olvido que nos crece y canta.

Testigo 

asisto al gran silencio


del ruido de los cuerpos

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La soledad 

tierra donde la memoria


dialoga con los muertos

Cuenco vacío 

No hay agua para tu sed.


Eres la sed. Eres el agua.

 
Cuerpo 

he creado el dolor
he inventado la herida

para pensarte cierto

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Mendiga  
 
quieres tomar de mi crepúsculo
lo que de fiebre en él aún permanece
y pides a mi cuerpo
países inocentes donde acaso dios exista
o al menos donde baste el dolor para pensarlo
y estás conmigo
como un dorado enero enamorado del invierno
y narras sólo para mí toda tu muerte

Caña pensante 

como la piedra busco


la razón de lo profundo
en mi propia caída

a Daniel Freidemberg

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Cópula 

y a esta mutua playa le


haremos creer que
perdura nuestra huella y que
el sembrador de mareas
duerme

 
 
Pulso 

setenta
veces
por
minuto
la
sangre
llama

pero no respondo

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Viajeros 

hay horas como puertos horas donde


el dolor escribe sus poemas
como quien parte para
quedarse

Sitio 

haber sido piedra entre


piedras o dios entre
dioses pero
no esta distancia esta
lejanía de mí

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Amén 

despójame de tu rostro

no permitas
la servidumbre
estéril
de la memoria

Ausencia 

cuando partas de mí
cuando me sueñes
de piedra bruma arena
cuando tu voz
o un eco que regresa
diga mi nombre
y no sea tu voz
y no sea mi nombre

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Recurso 

como un rostro vienes


como memoria vieja
vienes pero
no estás y
es verano y
digo tu nombre
para olvidarte un poco

Artesanía 

mi mano dormida sueña


tu cuerpo en el sitio donde
mi mano despierta toca
la memoria de tu cuerpo

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Primer amor 

y tanto te olvidé que nunca has existido:


te habré soñado como sueña pájaros el viento

Cierto amor 

de ti a mí o
de ambos hacia
dónde
va este amor que no
se queda y anda
en ti en mí
y no se queda
y anda

a Ángela Saltarelli

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Desamor 

el silencio
ha regresado a tu nombre

el olvido
se tiende como un muerto

Metamorfosis  

Alguien cae del amor


como fruto a la tierra.

Alguien cae del amor


y se descubre piedra.

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Destierro 

y a pesar de que el andar de los días


no ha querido llevarte consigo
sé que algún día partirás y
no volverás a casa corazón mío
no volverás pájaro errante perdido

Hospedaje 

no necesito de mí
para pensarte
porque
lo que de ti llevo
te piensa

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Hábitos 

amor es pájaro que


hace nido en el olvido y
canta

olvido es pájaro que


hace nido en el amor y
calla

Rumbo 

y tu nombre es distancia pero


no pretendo alcanzarte sino
dejar que mis pasos te nombren

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Rescoldos 

hemos encendido el deseo y


en esta dulce claridad
miro tu cuerpo y
me reconozco

Esencias 

eres lo que de ti me abandona porque


sólo en la memoria de la sed
es posible el agua

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Cizaña 

como imprevista sospecha


de estar vivos
el amor nos crece

como imprevista hierba

Costa ritual 

¿vendrás tú
conmigo
a esta playa
adonde la
memoria
me trae entre
los dientes
cuando
la marea
desencadene sus
muros
y
en esta playa
coseche y cuente
mis pasos?

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Lugares 

donde las mañanas


en mí mueren
fascinadas
encendidas de ti
cada noche

Transformaciones 

Una gota de luz


cae en el mar más oscuro,
y el mar se vuelve
oscuro,
mar,
simplemente.

Así el amor
en el corazón más solo.
Así el olvido.

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Balada 

A veces el amor
sencillamente
es alzado por la vida y
vive
y otras veces
es alzado por la muerte y
muere.

El amor entonces
calla:
se transforma
en la voz de la vida
o la voz de la muerte.

Pero a veces
el amor queda solo y
dulcemente
cae
como un pájaro cuando
irrumpe en el vacío.

Sólo entonces
la memoria lo alza
y el amor
convierte en su propia voz
a la vida y la muerte.

Sólo entonces
canta.

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Encuentro 

y ahora que el amor


se ha vestido de piedra
el dolor viene
trae sus muertos
explica sus razones y
juntos acordamos
las condiciones del olvido

Déjà vu 

he visto esa provincia donde


la sombra de mi cuerpo habla
de mi cuerpo como de una sombra

a Jorge Asís

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Rutina 

con pacientes
ajedreces
el azar y su
máscara vigilan el
correcto
resquebrajamiento
de mis días

Límites 

a veces el hombre
no cabe en un hombre

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Dulce noche  

Ahora vuelve. Como el dolor se cumple.


Como un presagio antiguo en esta dulce noche.

Estrellas en el agua quieta danzan.

Vuelve. Fiebre o sueño vuelve. Música


que de un viejo amor el olvido ha dejado.

Canto del leñador que regresa a su bosque.

Vuelve. Nadie sabe si es nombre o rostro


lo que en la dulce noche el agua trae.

¿Lo que ha muerto, lo que no ha nacido?

Pero vuelve. En el aire nocturno asciende,


claro, como una lenta luna en la memoria.

a Rubén Reches

 
 
 
 
 
 
 

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Disyunciones 

lo real es una cuerda que aguarda ser tendida


de vacío en vacío como un hilo de araña

o acaso es la luz que alimenta toda cosa


si nada es sombra si todo es ciego

 
 
Andares 

En la raíz de todos los caminos


la vida renuncia a ser vida.

Y emprende, cantando, con la tierra,


el único camino.

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Lienzo 

ese espacio
es un cuerpo
pensado por
tu mano
donde
tu mano
escribe la
memoria
de otra
realidad
ajena a
tu mano
como si
tu mano
única
realidad
te estuviera
pensando

a Ana Tarsia

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Viajes de la marea 

El deseo viene. Del ocaso viene.


Clara es la memoria del sol.

Tu carne es soledad y canta.

En ti soy. Somos esta breve


lumbre que nos crea. Ahora
nuestro cuerpo es verdadero.

Mi carne es soledad y calla.

El sueño viene. Del alba viene.


Cenizas danzan en la sombra.

Ahora rinde cuentas el olvido.

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Sociedad de consumo 

la poesía no se vende
porque
la poesía no se vende

Metalenguajes 

himnos de libertad no son la libertad


sólo la libertad es himno de libertad

Oración del torturado 

y haz que la carne no me abandone

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Taller del poeta 

aquí se construye el silencio

Erudito 

que nos explica lo visible


mostrándonos su rostro
en un espejo roto

Poetisos 

o la persistencia del silencio


entre los pliegues de la palabra nada

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Presencia 

Pausada,
fluye la nota de la vida, música
de lo que calla, canto
que nada dice.

En el silencio,
la nota de la vida danza.

Costa lejana 

Una música sorda, un destello ciego


remonta la noche a la deriva.

Alguien canta en la orilla distante.


Alguien enciende fuego.

Danzamos. Esta mueca de náufragos


se parece a un saludo. Danzamos.

Somos nuestra propia orilla, quieta.


Y aquella que nos llama, ajena.

a Haroldo Conti

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Desierto 

Nunca hubo fuego. Hubo !a vida,


este poema de cenizas.

Y más viento en la noche sorda.

Contrastaciones 

Nuestra sombra nos prueba. Verifica


la plausible conjetura de estar vivos.

¿Sombras de qué somos, bajo qué soles?


¿Qué plausible conjetura verifica
la presencia insustancial de un hombre?

Ese sol nos prueba. Verifica


la plausible conjetura de no haber nacido.

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Cartografía 

A veces el mapa de la vida


orienta de otro modo sus caminos. Sus nombres
no designan, solamente
cantan. El mapa
modifica aquí o allá su escala, adquiere
los contornos de un rostro, se transforma
en un hombre. Y espera.

Pero nadie sabe


quién habrá de consultarlo ahora,
en símbolo o signo de qué se ha convertido.

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Tareas 

La memoria se interroga a sí misma


y al volver del revés el andar de los días
sólo encuentra su propio reverso.

La memoria se contesta a sí misma.


El tiempo es dorado y vano, inmóvil.

En tránsito 

Animal de mareas. Lento animal


que asecha. En tu memoria
crece. Le has dado
tu soledad, antes de ser presencia.
Tu voz, antes de ser palabra.
Tu nombre, antes de ser el corazón final,
definitivo del silencio.

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Distancias 

Cuando una voz nombra,


el abismo entre el nombre y lo nombrado
recuerda.

Y el nombre canta lo nombrado


aunque ya no lo nombre.

Ventanas 

Una palabra sueña. El sueño


se abre hacia la luz.
El sueño
ha despertado.

Un hombre sueña. El sueño


se abre hacia la sombra.
El sueño
se ha dormido.

La palabra nos cuenta


un sueño equivocado.

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Conversaciones con Tola 

hay un poema no escrito


detrás de todo poema
porque
todo poema es apenas
la impotencia de un poema
donde
toda palabra es morada
de abismo muro u olvido
y este
poema que escribo sobre
aquel poema no escrito
miente
pues sólo convoca nombres
para que me nombren
cuando
al fin se cumpla el silencio
al fin el silencio sea

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La oscuridad del alba 

La luz del alba


canta. Acariciado por la luz,
un pájaro ve y calla:
escucha.

La voz del pájaro


ilumina. Acariciado por la voz,
el alba oye y se oscurece:
mira.

Pero el ojo del viajero es sordo.


Su oído, ciego.

El camino
ha dejado solo al caminante.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Johannes Kepler   

Ya no hay presagios, certidumbres


en la nube y la estrella.

Cayó el vuelo. Con su cielo a cuestas


se marchó la tierra.

Parientes 

esa terrible mirada de la piedra


esa luz viva del agua ese
dolor de la madera

esa madre antigua que


desde las cosas nos vigila

a Alfonso Barrera

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Parménides  

Allí donde fluye el agua la piedra espera.

Mas nada ocurrirá, nada


que importe,
porque la piedra es solo testimonio
del fluir del agua.

Nada que altere


la espera de la piedra donde fluye el agua.

 
Lo irreversible 

Podría fingir que no he sido poseído


por la desnudez de todo cuanto existe.

Podría vestir el disfraz de estar vivo.

Pero entonces no sería nada. Ni siquiera


la ausencia de mí mismo.

 
 
 
 

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Deidades 

Una palabra asciende y otra


desciende. Dos palabras son la voz de nadie pero
nombran el mundo. Una presencia danza
sin telón de fondo. Rostro
de un rostro.

Palabras por encima del silencio quieto. Máscara


de una máscara. Palabras quietas
por debajo del silencio.
Máscara
de otra máscara.

Un dios de trapo danza. Un dios


cualquiera. Rostro que fue de todos
pero es de nadie.

a Santiago Kovadloff

44
Gnoseología 

sólo
lo
verdadero
canta

a Eduardo Flichman

 
Indagaciones 
 
Buscar en el fondo del espejo
el animal que somos,
la piedra que seremos.

Mas dónde
buscar el dios que nunca fuimos.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

45
Teología poética  

En el anverso ha escrito
los nombres de Dios.

En el reverso encuentra
un poema vacío.

La compulsión de la palabra 

Nada puede
acallar la demencia atroz, informe,
del amor y el pensamiento.

Nada puede
nombrar la demencia atroz, informe,
del amor y el pensamiento.

Pero aun así escribes el poema.

 
 

46
Hábitos nocturnos 

A veces un espejo,
en la oscuridad de la bohardilla abandonada,
recuerda una antigua luz y se ilumina.

Y en el silencio, entonces,
las palabras de un libro que ya nadie leerá
se nombran a sí mismas.

La luz y la palabra, a veces,


se resisten a creer que nadie ha vivido.

a Ray Bradbury

 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Poema escrito en un muro 

al fin abrió la viajera su garganta y bestias


salieron azules tristes brotaron
peces de olor tibio de sus ojos
mientras
alejandra salía de su nombre y
en el muro el olvido cantaba en el
muro vacío la lluvia y el viento cantaban

a Alejandra Pizarnik

 
Insomnio 

Es improbable el sol.

No hay otra luz


que la espera del alba.

48
Devociones 

Como raíces salvajes. Sin fruto,


sin semilla. Así
se pudren las palabras.

Y sólo un vago hedor o aliento


sobrevive. Así
perduran las palabras.

Como un salmo sin dios en el vacío.

a Jorge Ricardo

49
Tregua 

Aguarda, dulce muerte,


no me enceguezcas todavía con tu claridad,
déjame percibir en el espejo
la terca obstinación de lo que el tiempo,
piadosamente,
aún ha dejado conmigo.

Palabra ausente  

Cenizas de hogueras encendidas


con pasión y papeles mudos:

magra es la cosecha del poema.

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Despojos 

En hoteles miserables, en habitaciones


que ha compartido con el hedor de las ratas,
el viajero abandona las dádivas, los exvotos,
las servidumbres de la memoria,
y sólo conserva:
el silencio
—vaga carne o forma tallada por el tiempo
en la soledad de su nombre—
donde murmura su viejo corazón
como un leve, furtivo visitante del abismo.

51
Destellos  

La ceniza de la vida, quieta, se ilumina:


crea su propia luz, su propia sombra.
Y en esa luz, el pensamiento
arraiga demasiado tarde. Y en esa sombra,
el corazón se dispersa como un sueño.

Luz de sí, sombra de sí: la vida es ajena.


Allí Dios, o el azar, perdió su inocencia.

52
Certezas  

El hombre que va a morir


arranca de sí su torpe animal de palabras,
su oropel de finitud, su incierto
rostro.
Se convierte
en sed de sola presencia:
informe anonimato
de claridad sin luz,
desnudez sin piel, ceguera sin ojo.

De ese vaso vacío beberá la intemperie.


Y se habrá saciado la crueldad de la tierra.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

53
Música quieta 

la vida es una voz


que olvida lo que canta

El dolor 

¿naceremos de ti
por definitiva vez?

La espera 

Y estar aquí como el viento.

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Sintáctica 1 

Ningún hombre tiene nombre todavía.

El sedimento del olvido


yace en la sangre más viva.

Luego cae. Desencadena


su perfección: el silencio.

El sedimento del olvido


permanece: nos vuelve olvido.

Por eso
ningún hombre tiene nombre todavía.

55
Sintáctica 2 

Las noches y la noche. Y los nombres


que mienten. Y el jadeo del tiempo.

Ni duda ni certeza: el alba


es un delirio de la noche.

Ni duda ni certeza: la palabra


es un mal sueño del silencio.

Las noches y la noche. Aquí se apuestan


estos signos vacíos con la muerte.

a Milka y Tola Invernizzi

56
Alta madrugada 

nacer de no arrancarse
la astilla que sangra en la memoria
allí donde la infancia es infinita

vivir de amordazarle
el grito al mensajero que nos cuenta
su espanto al pie de las murallas

morir de asesinarse
al extraño que nos mira en el espejo
desde el lado de las cosas

y ser de circunstancia y bruma


como la última estrella en la mañana

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Abril 

El tiempo que fui tiende la mesa


para el festín de los olvidos.

Sólo falta el manjar. Ángel o demonio,


puedo imaginar al invitado.

Mas no al sabio pájaro


que al fin acabará con las migajas.

 
 
 
Credo 

no he visto la resurrección de la carne

en cambio he visto como un hombre puede


entre los dientes del dolor el látigo el hambre
volverse alimento de su propia carne
hasta alcanzar el tamaño de los muertos

 
 
 

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Permanencias 

Pudo ser de otro modo. Pudo ser


la vida el sitio exacto de la paz
o la batalla.
No esta yerma
tregua sin apuro,
este diálogo amable con la muerte.

a Héctor Yánover

 
En la costa 

En el hombre hay playas donde


la marea del sueño trae despojos del abismo
y el jadeo del tiempo,
su crujiente armazón de pavor e intemperie.

Allí la noche es un puerto al que sólo se llega.


Allí el alba es un muelle del que sólo se parte.

 
 
 

59
Perduración del insomnio 

lento cae el sueño ahora como


animal enfermo o crepúsculo y
duerman amantes pero
sepan:
nadie llega a puerto en esta
mansa noche porque
también es carne lo que el deseo
desiste de llevar consigo y
al alba
despertarán hambrientos
los fieles perros de la memoria

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El silencio 

La palabra es una celda que ha quedado vacía.

Grietas en el muro, tierra que ha servido de mortaja,


un jergón de sueño comido por las ratas,
signos que nadie canta y nadie ama
prueban que allí sólo puede habitar el carcelero.

Porque la vida fue nombrada.


Porque la vida ya no puede ser nombrada.

La palabra es una celda que ha quedado vacía.

a Roberto Juarroz

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Índice 
Nota preliminar, 7 Hospedaje, 21

Oficio, 9 Hábitos, 22

Explicaciones, 10 Rumbo, 22

Pájaro nocturno, 10 Rescoldos, 23

Fin de la infancia, 11 Esencias, 23

Memoria de tus días, 11 Cizaña, 24

Vocación, 12 Costa ritual, 24

Infancia, 12 Lugares, 25

Testigo, 12 Transformaciones, 25

La soledad, 13 Balada, 26

Cuenco vacío, 13 Encuentro, 27

Cuerpo, 13 Déjà vu, 27

Mendiga, 14 Rutina, 28

Caña pensante, 14 Límites, 28

Cópula, 15 Dulce noche, 29

Pulso, 15 Disyunciones, 30

Viajeros, 16 Andares, 30

Sitio, 16 Lienzo, 31

Amén, 17 Viajes de la marea, 32

Ausencia, 17 Sociedad de consumo, 33

Recurso, 18 Metalenguajes, 33

Artesanía, 18 Oración del torturado, 33

Primer amor, 19 Taller del poeta, 34

Cierto amor, 19 Erudito, 34

Desamor, 20 Poetisos, 34

Metamorfosis, 20 Presencia, 35

Destierro, 21 Costa lejana, 35

62
Desierto, 36 Insomnio, 48
Contrastaciones, 36 Devociones, 49
Cartografía, 37 Tregua, 50
Tareas, 38 Palabra ausente, 50
En tránsito, 38 Despojos, 51
Distancias, 39 Destellos, 52
Ventanas, 39 Certezas, 53
Conversaciones con Tola, 40 Música quieta, 54
La oscuridad del alba, 41 El dolor, 54
Johannes Kepler, 42 La espera, 54
Parientes, 42 Sintáctica 1, 55
Parménides, 43 Sintáctica 2, 56
Lo irreversible, 43 Alta madrugada, 57
Deidades, 44 Abril, 58
Gnoseología, 45 Credo, 58
Indagaciones, 45 Permanencias, 59
Teología poética, 46 En la costa, 59
La compulsión de la palabra, 46 Perduración del insomnio, 60
Hábitos nocturnos, 47 El silencio, 61
Poema escrito en un muro, 48

63
64

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