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Más allá del desarrollo:

decrecimiento
beyond development: degrowth
Jairo Marcos Pérez
UNED-UNAM (España-México)
jmarcos@desplazados.org
Recibido: Septiembre de 2017
Aceptado: Octubre de 2017

Palabras clave: desarrollo, desarrollo sostenible, postdesarrollo, crecimiento, decrecimiento, Buen Vivir
Keywords: development, sustainable growth, postdevelopment, growth, degrowth, Buen Vivir (Good Living)

Resumen: La pregunta por la justa medida es hoy especialmente urgente.


Paradójicamente, si nuestro sistema no crece, se derrumba la sociedad
que genera, con graves consecuencias sobre todo para los sectores menos
favorecidos por dicho paradigma; pero si crece como hasta ahora, lo que se
desploma en el horizonte es el ecosistema del cual formamos parte y, con
ello, nuestro futuro. Partiendo de la imposibilidad de un crecimiento expo-
nencial futuro que el capitalismo ha necesitado hasta ahora para imponer
su promesa de bienestar, ¿cómo generar (también en las periferias) una
vida que merezca la pena ser vivida?

Abstract: The question regarding the proper measure is nowdayas especially


urgent. Paradoxically, if our system does not grow, it collapses the society
that generates, with serious consequences mainly for the less well-off
sectors by this paradigm; but if it grows as it has done so far, what collapses
on the horizon is the ecosystem we are part of and, with it, our future. On
the basis on the impossibility of a future exponential growth that capitalism
has until now needed to impose its promise of welfare, how is it possible to
generate (also in the peripheries) a life that is worth living?

1. Introducción
‘Lo queremos todo y lo queremos ahora’. Este grito de guerra sesentayochista condensa la
emancipación fabricada desde y por el centro, exportada cual estandarte revolucionario
universal y consumida finalmente por los herederos de la Modernidad. Desde una trans-
formación periférica esconde un fracaso vital profundo: el de la promesa omnipotente de
vivir por encima del tiempo y del espacio, gracias al progreso de una tecnociencia que
se desentiende de las limitaciones humanas y naturales. “Desde nuestra existencia: el
tiempo existe, el espacio existe, (…) somos seres marcados por la finitud, y aceptar la

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mortalidad y los límites de nuestra condi- El imaginario hegemónico repite que,
ción es el secreto de la libertad humana”1. para que crecimiento económico suponga
Entre el ‘todo ahora’ y lo suficiente media una mejora significativa en la calidad de
un abismo crítico que define al ser huma- vida, el aumento anual de los guarismos
no en su actividad práctico-productiva. debe rondar el tres o el cuatro por ciento,
cuando “la historia y la lógica indican que
Aunque su raíz reposa en un pretérito le-
se trata de una ilusión”4. En la actualidad,
jano, la pregunta por la justa medida es
los países cuyas economías arrojan cifras5
hoy especialmente urgente. La idea de
por encima de dicha barrera están prin-
un límite más allá del cual produciríamos,
cipalmente en África, en el sur de Asia
venderíamos o compraríamos demasiado
y en Oriente Próximo; los porcentajes de
condiciona la económica2. La trampa está
Europa del Este son negativos, mientras
servida, pues si nuestro sistema no crece,
que los de Japón y gran parte de Europa
se derrumba la sociedad que genera, con
Occidental son próximos a cero.
graves consecuencias sobre todo para los
sectores menos favorecidos por dicho pa- “El crecimiento (…) siempre ha sido len-
radigma; pero si crece como hasta ahora, to, excepto en períodos excepcionales”6
lo que se desploma en el horizonte es el que incluyen un componente demográfi-
ecosistema del cual formamos parte y, co y otro productivo. El capital giró en tor-
con ello, nuestro futuro. “Necesitamos no al primer eje desde sus orígenes, con
(…) salir de esta lógica perversa”3. el descubrimiento de un vasto ejército de
mano de obra periférica todavía sin explo-
1. RIECHMANN, Jorge: “Oikos & jaikus. Re- tar. La masiva incorporación de las muje-
flexiones sobre la crisis ecosocial”. Vivir (bien) res al mercado laboral completó la lista de
con menos: sobre suficiencia y sostenibilidad. espaldarazos demográficos, junto con el
Eds. Manfred Linz, Jorge Riechmann, y Joaquim
progresivo aumento de la población en el
Sempere. Barcelona: Icaria, 2007. 69-119. Im-
preso, p. 106.
siglo XVII, convertido en exponencial des-
de 1945. Las dos primeras circunstancias
2. Es necesario a partir de aquí distinguir entre
la economía y la (filosofía) económica, la parte son irrepetibles a gran escala, mientras
de la Filosofía que se aproxima a esa actividad que las escurridizas proyecciones de-
productiva prestando especial atención a la co-
con criterios de justicia”. Viento sur, nº 108 feb.
rrelación persona-persona, mediada a su vez por
2010. 27-36. Impreso, p. 30.
el producto de la relación persona-Naturaleza:
La económica es así la interjección del vínculo 4. PIKETTY, Thomas: El capital en el siglo XXI.
práctico (persona-persona) con el productivo o Trad. Eliane Cazenave-Tapie. Madrid: Fondo de
poiético (persona-Naturaleza). La conjunción de Cultura Económica de España, 2015. Impreso.
ambos es la económica, que estudia los mecanis- [Edición original: 2013], p. 111.
mos concretos por los cuales alguien produce, 5. Más allá de sus matices decimales, las publi-
modifica, diseña, vende, compra, regala o roba caciones de instituciones internacionales como el
algo a alguien, siendo aquel primer alguien el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Inter-
punto de partida de toda correspondencia eco- nacional (FMI) y la Organización para la Coope-
nómica aplicada a un algo como producto de un ración y el Desarrollo Económicos (OCDE) son
trabajo incomprensible sin el segundo alguien, el coincidentes.
otro trascendente de la económica y parte del eje 6. PIKETTY, Thomas: El capital en el siglo XXI.
vertebrador de la liberación económica. Trad. Eliane Cazenave-Tapie. Madrid: Fondo de
3. HERRERO, Yayo: “Otra vida es posible. Vi- Cultura Económica de España, 2015. Impreso.
vir bien con menos: ajustarse a los límites físicos [Edición original: 2013], p. 89.

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mográficas dibujan una población mun- rentes épocas. En el siglo XVIII, el triunfo
dial estable de cara al futuro, en torno a de la Razón cerró el interrogante con la fe
10.000 millones de personas (frente a los puesta en la expansión ilimitada del desa-
más de 7.000 millones actuales). “Pase rrollo, que entrado el siglo XX se convirtió
lo que pase, está bastante claro que la definitivamente en una deidad tangible,
acumulación de capital a largo plazo se susceptible de ser medida y cuantificada.
apoyará cada vez menos en el crecimien- Desarrollo9.
to demográfico”7.
El expresidente de Estados Unidos Harry
Las esperanzas del segundo eje del cre- Truman fue quien inauguró oficialmente
cimiento, el de la productividad, lo con- la era del desarrollo, en su Discurso sobre
densan los BRICS (Brasil, Rusia, la India, el estado de la Unión de 1949: “Debemos
China y Sudáfrica), que comparten dos lanzarnos a un nuevo y audaz programa
características fundamentales para el ca- que permita poner nuestros avances cien-
pital: grandes dimensiones de población y tíficos y nuestros progresos industriales a
territorio. Pero estos países también han disposición de las regiones insuficiente-
sido azotados por las crisis y parte de su mente desarrolladas para su mejoramien-
fuerza está en entredicho. La economía to y crecimiento económico. (…) Este
profesionalizada se ha inventado una ter- programa podrá incrementar mucho la
cera salida por la que continuar su sempi- actividad industrial de otras naciones y
terna senda alcista: la financiarización, es elevar sustancialmente su nivel de vida”10.
decir, su emancipación de todo límite físi- Es la división de las naciones en dos gru-
co. Los peligros son evidentes para nos- pos, las desarrollados (el Norte, desde
Otras (las víctimas): “El poder dinerario no donde se hace la clasificación) y las sub-
puede ponerse a disposición de las pobla- desarrollados (las periferias, desde donde
ciones de bajos ingresos, que requieren se sufre dicha ordenación), en función de
bienes materiales básicos para vivir, y se un crecimiento económico que define la
concentra en una fracción relativamente calidad de vida y, a la postre, divide a las
pequeña de la población capaz de consu-
mir de esa forma ficticia”8. 9. Los conceptos que a lo largo de la Historia
Partiendo de la imposibilidad de un cre- han reflejado ese aumento del bienestar son va-
rios (‘civilización’, ‘occidentalización’, ‘moder-
cimiento exponencial futuro que el capi-
nización’), pero sobre todos ellos ha terminado
talismo ha necesitado hasta ahora para imponiéndose el de ‘desarrollo’, pues “aportaba
imponer su promesa de bienestar, ¿cómo múltiples ventajas: tenía una cierta respetabili-
generar (también en las periferias) una dad porque formaba parte del lenguaje científico;
vida que merezca la pena ser vivida? El permitía presuponer las condiciones de evolu-
interrogante ha reunido a filósofos de dife- ción del proceso deseado; se vinculaba, en fin,
con una tradición de pensamiento -remontándose
7. HARVEY, David: Seventeen contradictions al mito- que garantizaba su legitimidad”. RIST,
and the end of capitalism. Londres: Profile Gilbert: El desarrollo: historia de una creencia
Books LTD, 2014. Impreso, p. 231. [Traduccio- occidental. Trad. Adolfo Fernández. Madrid: Los
nes del autor]. Libros de la Catarata, 2002. Impreso, p. 37.
8. HARVEY, David: Seventeen contradictions 10. TRUMAN, Harry S.: Four Point Speech. In-
and the end of capitalism. Londres: Profile augural Address. American Presidency Project,
Books LTD, 2014. Impreso, p. 242. [Traduccio- ene. 1949. Disponible en: www.presidency.ucsb.
nes del autor]. edu/ws/?pid=13282. [Traducciones del autor].

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personas entre las desarrolladas (nosotros mente, el binomio desarrollo-subdesarro-
y nuestra Ciencia) y las subdesarrolladas llo introduce una continuidad entre dos
(las otras y su ignorancia). realidades hasta entonces antagónicas;
la Totalidad ya no necesita acabar con ‘el
Junto al desarrollo surge el subdesarro-
Otro’ para perpetuarse, sino que opta por
llo. Mientras el primero tiene un sentido
asimilarle como otro. El abismo entre no-
transitivo, pues indica la acción de un
sotros y ellos se mantiene pero de forma
agente, el segundo es un estado natural,
sutil, a través de una continuidad que, a la
sin causa aparente11. Pero los cambios no
postre, legitima la posibilidad de actuar en
son únicamente semánticos. Cambia toda
contra del Otro, si por ejemplo se entiende
una forma de mirar el mundo, a través de
que se desvía de dicha progresión.
una renovada concepción de entender a
los Otros desde el Nosotros. Hasta enton- Más de dos millones de habitantes (…) van
ces ambos polos ejercían una especie de -las más de las veces sin saberlo- a cambiar
bipolaridad asimétrica, con los coloniza- de nombre, a ser considerados ‘oficialmen-
dores dominando a los colonizados, con te’ (…) tal como aparecen ante la mirada
el Norte imponiéndose sobre el Sur. Con del otro y a ser requeridos para buscar in-
la era del desarrollo, desaparece aparen- sistentemente la occidentalización con des-
temente el antagonismo y se flexibiliza la precio de sus propios valores; ya no serán
jerarquía entre latitudes geopolíticas. Los africanos, latinoamericanos o asiáticos (por
pueblos son iguales al menos en Derecho no decir bambaras, shona, bereberes, que-
chuas, aimaras, balineses o mongoles), sino
(la Declaración Universal de Derechos
simplemente ‘subdesarrollados’13.
Humanos data de 1948), mientras en la
práctica es cuestión de que los subdesa- El desarrollo es, analizado con la lupa de
rrollados recuperen su retraso por la mis- Michel Foucault14, un dispositivo de po-
ma senda recorrida por los desarrollados. der que reorganiza el mundo y legitima
el modo de existencia de los vencedores.
Simbólicamente, “está ligado a una pro-
2. Asimilación de los Otros mesa de bienestar, de felicidad, de cali-
dad de vida. Sin embargo, (…) nos ata
Por debajo subyace toda una lógica de irremediablemente a un imaginario deter-
tratamiento del Otro: “La relación con el minado, occidental, capitalista y colonial.
otro ha pasado sucesivamente por la ex- (…) Nos ata además a un instrumentario
terminación, durante la conquista del si- tecnocrático, cuantitativista y economimi-
glo XVI, y la explotación (y el desprecio), cista, (…) y a unas prácticas depredadoras
durante la colonización del siglo XIX, para
desembocar en la integración en el mar-
co del ‘desarrollo’. Hay distintas maneras drid: Los Libros de la Catarata, 2002. Impr. p. 89.
de negar al otro: rechazarlo o comerlo 13. RIST, Gilbert: El desarrollo: historia de una
simbólicamente para apropiarse de él y, creencia occidental. Trad. Adolfo Fernández.
a continuación, expropiarlo”12. Filosófica- Madrid: Los Libros de la Catarata, 2002. Impre-
so, p. 94.
11. Rara vez el verbo ‘subdesarrollar’ se emplea 14. Ver FOUCAULT, Michel: Vigilar y castigar:
de forma transitiva. nacimiento de la prisión. Trad. Aurelio Garzón.
12. RIST, Gilbert: El desarrollo: historia de una Buenos Aires: Siglo Veintiuno, 2002. Impreso.
creencia occidental. Trad. Adolfo Fernández. Ma- [Edición original: 1975].

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de la naturaleza”15. En torno a ese univer- concluir que (…) buena parte de la vida,
so construido giran las políticas del centro, acaso la más importante, se le escapa17”.
sus presupuestos e instituciones de dife-
No tardaron en surgir las primeras críticas
rente escala (desde la internacional hasta
al desarrollo, en cuatro direcciones: la re-
la local), pasando por el tejido empresarial
lativa a las diferencias entre enriquecidos
y también por la geopolítica interestatal,
y empobrecidos, la que se centra en el
caso evidente el de la cooperación para el
medio ambiente y los recursos naturales,
desarrollo. El indicador por excelencia que
la que lo hace en las relaciones de género
mide el éxito del proyecto desarrollista es el
y, finalmente, la de quienes denuncian la
Producto Interior Bruto (PIB).
no-correspondencia entre el desarrollo y
Pero una mirada periférica revela que los los derechos humanos. La escuela estruc-
valores sobre los que se asienta el desa- turalista enfatizó, desde los años 70 del
rrollo no son universales, ni siquiera como siglo XX y bajo estos ejes transversales, el
aspiraciones lejanas. “No podemos hacer desequilibrio entre un centro industriali-
que el desarrollo sea diferente de lo que zado y una periferia subdesarrollada. En
ha sido (…) y es: la occidentalización del los años siguientes, la teoría de la depen-
mundo. Las palabras están enraizadas a dencia añadió al unísono, aun desde las
una historia”16. Atados al relato de Occi- diferentes corrientes internas expuestas
dente, estas guías carecen de sentido en por la misma18, un matiz clave: el subde-
sociedades como las animistas, las budis- sarrollo no es la etapa previa del desarro-
tas o las hinduistas, donde el dominio de la llo, sino su producto: “Existe un sistema
naturaleza es sencillamente inimaginable; global de innegable desarrollo pero pro-
lo mismo sucede en aquellas culturas en fundamente desigual, que ocasiona la
las que el concepto de ‘desarrollo’ estaba existencia de un centro rico y una perife-
ausente antes del contacto con Occidente, ria pobre. Las relaciones entre ambos po-
como sucedía en la quechua. Tampoco la los no son de interdependencia, sino de
regla elegida por el capital para cuantificar auténtica dependencia y opresión (países
sus logros sale bien parada: el PIB consi-
dera únicamente los mercados como ge- 17. TAIBO, Carlos: ¿Por qué el decrecimiento?
neradores de riqueza; privilegia la actividad Un ensayo sobre la antesala del colapso. Ma-
práctico-productiva de los núcleos urba- drid: Los libros del lince, 2014. Impreso, p. 34.
nos, en detrimento del medio rural; oculta 18. Para una aproximación en profundidad a la
los cuidados, generalmente a cargo de las teoría de la dependencia y sus múltiples matices,
mujeres; y no registra las desigualdades in- ver BAMBIRRA, Vania: Teoría de la dependen-
ternas de cada sociedad. “No queda sino cia: una anticrítica. México D. F.: Era, 1978. Im-
preso; FRANK, André G.: Capitalismo y subde-
sarrollo en América Latina. Trad. Elpidio Pacios.
México: Eumed.net, 1987. Digital: www.eumed.
15. LANG, Miriam, y Dunia Mokrani (eds.): Más net/cursecon/textos/Frank/index.htm [Edición
allá del desarrollo. Quito: Abya Yala - Funda- original: 1965]; SANTOS, Theotonio dos: La
ción Rosa Luxemburg, 2011. Impreso, pp. 13-14. teoría de la dependencia: balance y perspec-
16. LATOUCHE, Serge: Sobrevivir al desarro- tivas. Trad. Mónica Bruckmann. México D. F.:
llo: de la descolonización del imaginario eco- Plaza & Janés, 2002. Impreso. [Edición original:
nómico a la construcción de una sociedad alter- 2000]; HINKELAMMERT, Franz: Dialéctica
nativa. Trad. Patricia Astorga. Barcelona: Icaria, del desarrollo desigual. Buenos Aires: Amorror-
2007. Impreso. [Edición original: 2004], p. 22. tu, 1970. Impreso.

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Figura 1. 1) El capital(ismo) definido por su necesidad de crecimiento. 2) El crecimiento económico
como condicionamiento del desarrollo. 3) Relación de interdependencia (escuela desarrollista). 4)
Relación de dependencia (escuela dependentista). 5) Fracaso en los Sures y pérdidas de referencia
en el Norte del desarrollo. Fuente: elaboración propia desde Unceta.
Fuente: UNCETA, Koldo: “Desarrollo, subdesarrollo, maldesarrollo y postdesarrollo. Una mirada
transdisciplinar sobre el debate y sus implicaciones”. Carta Latinoamericana, nº 7 2009. 1-34.
Impreso, p. 14.

subdesarrollados es sinónimo de países la vida. Las excepciones que se atrevieron


mantenidos en el subdesarrollo)”19. Las en un primer momento a establecer cotas
situaciones históricas y las relaciones de a ese crecimiento desmedido salían mal-
poder pasaban al primer plano, aunque paradas, como sucedió con el informe Los
sin cuestionar el imaginario crecentista límites del crecimiento21, que evidenció la
mantenido a través de categorías como imposibilidad de un auge económico per-
las de ‘atraso’ versus ‘modernización’. petuo, por lo que fue tachado de anticien-
tífico, neomalthusiano y burgués.
El crecimiento continúa siendo el bálsamo
de fierabrás: es cuestión de agrandar el
pastel para que todos queden satisfechos.
Dicho en otras palabras: más es mejor. 21. Ver Club de Roma: The limits to growth. Eds.
Poco importa la letanía de casos y estu- Donella H. Meadows, et al. Nueva York: Univer-
dios que desde finales del siglo XX eviden- sity Books, 1972. Impreso. [Informe Meadows.
cian el maldesarrollo20 en las cunetas de Primer informe del Club de Roma]. La intui-
ción de los límites al crecimiento se remonta a
19. BOFF, Leonardo: La fe en la periferia del Thomas Malthus (su Ensayo sobre el principio
mundo. El caminar de la Iglesia con los oprimi- de la población data de 1798), si bien la base
dos. Trad. Jesús García-Abril. Bilbao: Vizcaína, científica se establece con el segundo principio
1981. Impreso. [Edición original: 1978], p. 68. de la termodinámica de Sadi Carnot: la cantidad
20. Algunas autoras y autores califican con este de entropía (de irreversibilidad) del universo
neologismo, que engloba las nociones de ‘desa- tiende a incrementarse en el tiempo; dicho con
rrollo’ y ‘subdesarrollo’, la lista de fracasos del otras palabras, ningún proceso cíclico (como el
modelo en diferentes partes del mundo. Otros, ecosistémico) puede volver al mismo estado del
como Latouche, reniegan del mismo, entendien- que partió inicialmente. Ante la insuficiencia re-
do que el mal no puede afectar al desarrollo en generación de los recursos naturales, la solución
la medida en que este es la encarnación del Bien intrasistémica consiste en reducir el número de
construido por el Norte. Ver LATOUCHE, Ser- habitantes hasta re-equilibrar la situación, lo que
ge: “Manifiesto de la red por el posdesarrollo”. conduce a cuestiones delicadas como la política
Decrecimiento y posdesarrollo: el pensamiento china del hijo único, pudiendo caer en una suerte
creativo contra la economía del absurdo. Trad. de totalitarismo demográfico. El ineludible desa-
Aldo Andrés Casas. Barcelona: El Viejo Topo, fío demográfico no se reduce a una problemática
2009. 10-22. Impreso. [Edición original: 2003]. cuantitativa de superpoblación.

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La resistencia del desarrollo responde a su dónde ni hacia dónde va, tampoco a quié-
cariz mítico, a un apego emocional e irra- nes beneficia, ni en qué ni por qué. Su re-
cional que pasa por encima de las alertas siliencia actual descansa en su maquillaje
de carne y hueso. Tampoco es desdeñable verde, que se ha colado en las empresas,
su capacidad de mímesis con las deman- las instituciones y los gobiernos de todo
das sociales eurocéntricas del momento, el mundo. La enésima modernización del
gracias a su venta en cápsulas: desarrollo capitalismo se basa en las posibilidades
humano, desarrollo social, desarrollo sos- que ofrece la técnica: a una fase inicial
tenible, desarrollo verde, etc. “Una cha- fuertemente consumidora de recursos y
puza conceptual destinada a modificar las emisora de contaminación le seguiría otra
palabras en lugar de cambiar las cosas”22. que permitiría seguir creciendo mientras
se reducen los impactos negativos; una
especie de ‘U’ invertida que la academia
3. El espejismo verde conoce como la ‘curva de Kuznets’. La
evolución científico-técnica superaría así
Abrazado por Naciones Unidas23 y puesto la contradicción existente entre el impera-
en escena en la Cumbre de la Tierra de tivo del crecimiento (atado a todo modelo
Río de Janeiro de 1992, el desarrollo sos- productivista, incluidos el capitalismo y el
tenible es la penúltima transformación de marxismo) y el imperativo del respeto por
“un concepto chicle”24 capaz de abarcar- la Pachamama (indispensable para la su-
lo todo y su contrario. Basta con no decir pervivencia de los seres humanos).
nunca de qué desarrollo se trata, ni desde La era del desarrollo sostenible es presen-
tada por los economistas ortodoxos como la
22. LATOUCHE, Serge: La apuesta por el de- fase más perfeccionada del progreso, una
crecimiento: ¿cómo salir del imaginario domi-
especie de sexto ciclo cronológico no in-
nante? Trad. Patricia Astorga. Barcelona: Icaria,
2009. Impreso. [Edición original: 2006], p. 105.
cluido en el programa del economista Walt
W. Rostow25, el esquema evolutivo sobre el
23. Ver Comisión Mundial del Medio Ambiente
y del Desarrollo: Nuestro futuro común [Informe que pivota la teoría del desarrollo: sociedad
Brundtland]. Ed. Gro H. Brundtland. Madrid: tradicional, en transición, en despegue,
Alianza, 1988. Impreso. El informe final de la Co- madura y de consumo a gran escala. La
misión Mundial del Medio Ambiente y el Desarro- sexta etapa promete lo imposible: separar
llo (WCED, en sus siglas inglesas), Our common el crecimiento económico del desarrollo. El
future, recoge la definición más citada del ‘desa- capitalismo verde “mantiene toda la lógica
rrollo sostenible’: se trata de un desarrollo orien-
de la competitividad, de la productividad,
tado a la satisfacción de las necesidades humanas
y comprometido con las generaciones futuras, que
de la eficiencia y del negocio privado. Con-
admite la existencia de límites rígidos (los ecosis- cibe la naturaleza como capital y mercan-
témicos) y flexibles (los propios de los seres hu- cía, (…) y en modo alguno aspira a aban-
manos, como la organización y la tecnificación); la donar la sociedad del crecimiento. (…) Se
definición se cierra eliminando la oposición entre
crecimiento y conservación, ecología y economía. 25. ROSTOW, W. W.: “Las cinco etapas de cre-
24. BERMEJO, Roberto, Arto, I., Hoyos, D. y cimiento. Resumen”. Las etapas del crecimiento
Garmendia, E.: “Menos es más: del desarrollo económico: un manifiesto no comunista. Trad.
sostenible al decrecimiento sostenible”. Cua- Rubén Pimentel. México: Fondo de Cultura Eco-
dernos de trabajo Hegoa, nº 52 jul. 2010. 1-28. nómica, 1973. 23-39. Impreso. [Edición original:
Impreso, p. 10. 1960].

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trata, en suma, de regenerar el capitalismo mundo, donde estarían las principales vícti-
sin cuestionar el modo alguno el modelo mas de la apuesta verde.
social que lo acompaña”26.
Carece por tanto de sentido transforma-
La eficiencia puede ciertamente aumentar. dor preguntarse cómo puede desarrollarse
Lo hace de hecho cada día. Pero los datos una sociedad a través de la combinación
demuestran que la disminución de la conta- de capital y tecnología junto a las acciones
minación queda sistemáticamente anulada estatales e individuales, como hacen el po-
por la multiplicación del consumo, a modo sitivismo y el neoliberalismo, que buscan
de efecto rebote27. Asimismo, la promesa cambios en función del crecimiento. Pero
“de resolver económica y técnicamente la es insuficiente girar la cuestión hacia el
crisis ecológica ha conducido a un modelo funcionamiento del desarrollo en cuanto
de gerencia global del medio ambiente más mitología dominante y los caminos de rup-
centrada en controlar los riesgos y los costes tura con su ideología, como hacen el realis-
asociados para las poblaciones de los países mo dialéctico y el socialismo, que preten-
más desarrollados (y más contaminantes), den modificaciones tanto en las relaciones
que en combatir las causas y apostar deci- sociales como en las fuerzas productivas.
didamente por alternativas”28. Un segundo
La transformación periférica de la econó-
matiz cuestiona la ‘U’ invertida: la actividad
mica bucea en los motivos por los que
industrial retrocede en términos relativos
las periferias llegaron a ser representa-
(principalmente en el Norte desarrollado),
das como subdesarrolladas, analizando el
pero no lo hace en los absolutos, en buena
desarrollo como un discurso de genética
parte porque se basa en la externalización
occidental “que opera como un poderoso
de sus actividades hacia las periferias del
mecanismo para la producción cultural,
social y económica del Tercer Mundo”29,
26. TAIBO, Carlos: ¿Por qué el decrecimiento? como hace toda una línea postestructura-
Un ensayo sobre la antesala del colapso. Ma- lista30 vehiculada en propuestas varias de
drid: Los libros del lince, 2014. Impreso, p. 164. postdesarrollo. Aun sin una única voz, y
27. Un sencillo ejemplo resume esta lógica: los constituyendo líneas de trabajo más que
coches actuales son más respetuosos con el me- soluciones concretas, es necesario distin-
dio ambiente que los de hace años, pero también
guir entre estas alternativas al desarrollo
el parque automovilístico es mucho mayor. Este
efecto rebote también tiene su propia entrada en
de aquellos desarrollos alternativos encap-
la literatura erudita: ‘paradoja de Jevons’. sulados. Mientras estos últimos rectifican,
28. ZAMORA, José A.: “Aproximación a la crisis
reparan o modifican del desarrollo contem-
actual del capitalismo: su origen y sus dimensio- poráneo, “los cuestionamientos al desarro-
nes”. En el horizonte dela crisis: nuevas lecturas llo implican (…) abordar el problema de la
de Marx y crítica radial del capitalismo. 28 ene.
2013, Madrid. https://enelhorizontedelacrisis.files. 29. ESCOBAR, Arturo: “El post-desarrollo como
wordpress.com/2013/01/jazamora-2013-aproxi- concepto y práctica social”. Políticas de econo-
maciocc81n-a-la-crisis.pdf Visitada el 28/09/2015. mía, ambiente y sociedad en tiempos de globaliza-
Digital, p. 8. Bajo esta referencia, Zamora también ción. Trad. Emeshe Juhász-Minisberg. Ed. Daniel
apunta que “las resistencias a una transición ener- Mato. Caracas: Universidad Central de Venezue-
gética están conduciendo a un aumento de valor la, 2005. 17-31. Impreso, p. 18.
geoestratégico de las reservas energéticas y a una 30. En sentido foucaltiano, cuestionando un dis-
escalada de los conflictos militares originados por curso, sus ideas y conceptos organizados, junto a
el aseguramiento de su control”. sus instituciones y prácticas impuestas.

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Modernidad (...), un proceso anclado en ciar a su polimorfismo, mantienen lazos
relaciones de poder por el cual se difunden comunes en torno a una ética alejada de
y estructuran formas de entender el mun- lo instrumental y lo utilitarista. “Se apartan
do, las que son defendidas no solo como de distintas maneras de la pretensión de
superiores, sino como las únicas válidas, la ciencia y la técnica occidental de solu-
mientras las otras son excluidas”31. cionar todos los problemas y de explicar
todas las situaciones. Se abandonan las
racionalidades manipuladoras y utilitaris-
4. Liberaciones económicas tas, y se reconoce la incertidumbre y el
riesgo”34. Rompen con el mito del progre-
Las alteridades del desarrollo son las al- so desde una pluriversidad que, nacida
ternativas transformadoras de la Moderni- del diálogo intercultural, abraza la diversi-
dad en la económica. Es la senda iniciada dad y la potencialidad de la vida a través
con diferente acierto por reflexiones como de una mirada holística, sin romper con la
la convivencialidad32, el biocentrismo, herencia aprovechable del pasado.
la desmaterialización de la economía, la Desde un planteamiento en el que el
justicia ambiental, el decrecimiento, los discurso también es material (en contra
feminismos y el Buen Vivir33. Sin renun- de la suposición marxista o liberal), los
31. LANG, Miriam, y Dunia Mokrani (eds.): Más enfoques postdesarrollistas no son una
allá del desarrollo. Quito: Abya Yala - Funda- subversión caricaturesca del crecimiento,
ción Rosa Luxemburg, 2011. Impreso, pp. 44-45. una suerte del decrecimiento por el de-
32. “Bajo ‘convivencialidad’ entiendo lo inverso de crecimiento en la que menos es mejor.
la productividad industrial. Cada uno de nosotros se Deben prestar especial cuidado para no
define por la relación con los otros y con el ambien- presentar una visión esencialista del desa-
te, así como por la sólida estructura de las herra- rrollo que idealice las tradiciones locales y
mientas que utiliza. (…) El paso de la productividad los movimientos sociales, pasando por alto
a la convivencialidad es el paso de la repetición de
que lo micro también está tejido por rela-
la falta a la espontaneidad del don. La relación in-
dustrial es reflejo condicionado, una respuesta este- ciones de poder. Además, estas perspecti-
reotipada del individuo a los mensajes emitidos por vas no deben caer en modelos listos para
otro usuario a quien jamás conocerá a no ser por
un medio artificial que jamás conocerá. La relación para el bien común de la humanidad. Ed. Gian
convivencial, en cambio, siempre nueva, es acción Carlo Delgado. México D. F.: Universidad Na-
de personas que participan en la creación de la vida cional Autónoma de México, 2014. 61-95. Im-
social. Trasladarse de la productividad a la convi- preso; GUDYNAS, Eduardo: “Seis puntos clave
vencialidad es sustituir un valor técnico por un va- en ambiente y desarrollo”. El buen vivir: una vía
lor ético, un valor material por un valor realizado”. para el desarrollo. Eds. Alberto Acosta y Espe-
ILLICH, Ivan: “La reconstrucción convivencial”. ranza Martínez. Quito: Abya-Yala, 2009. 39-49.
La convivencialidad. Trad. Matea P. de Gossmann. Impreso; LEÓN, Irene (ed.): Sumak Kawsay /
Morelos (México): Tierra del Sur, 1985. 26-72. Im- Buen Vivir y cambios civilizatorios. Quito: FE-
preso. [Edición original: 1978], p. 28. DAEPS, 2010. Impreso; MEDINA, Javier: Suma
33. Para una aproximación en profundidad al Qamaña: la comprensión indígena de la Buena
Buen Vivir (el suma kawsay quechua-andino y el Vida. La Paz: PADEP/GTZ, 2008. Impreso. [Edi-
qamaña kawsay aymara) y sus múltiples matices, ción original: 2001].
ver GUDYNAS, Eduardo: “El postdesarrollo 34. 5 LANG, Miriam, y Dunia Mokrani (eds.):
como crítica y el Buen Vivir como alternativa”. Más allá del desarrollo. Quito: Abya Yala - Fun-
Buena vida, Buen Vivir: imaginarios alternativos dación Rosa Luxemburg, 2011. Impreso, p. 52.

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servir en diferentes contextos, entendiendo “El cambio cualitativo parece presuponer
que cada comunidad debe liberarse a sí un cambio cuantitativo en el nivel avan-
misma. De otra forma, el postdesarrollo se zado de vida, que equivale a una reduc-
convertiría en “otra visión de una sociedad ción del superdesarrollo”38. Sin salirse de
mejor, basada en los valores y las prácticas la centralidad del tablero, se proponen
entendidos de una manera anti-occidental, modelos de comportamiento aplicables
pero que sigue diciendo a la gente cómo aquí y ahora, basados en virtudes como
debe vivir, lo que resulta tan autoritario la sobriedad, la generosidad y la sencillez.
como el propio desarrollo”35. “El problema es que los teóricos del de-
crecimiento se pierden en vaguedades en
El decrecimiento recela de forma provo-
lo que concierne a las causas de la carre-
cadora36 del motor y razón de ser del capi-
ra por el crecimiento”39, advierte Jappe,
talismo: el crecimiento. No es la velocidad
para quien la expresión ‘capitalismo de-
sino la dirección misma del viaje empren-
creciente’ funciona como oxímoron: “Se
dido la que está equivocada, por lo que
puede creer en otra forma de sociedad,
unos nuevos filtros tampoco nos salvarán
pero no en un tipo de capitalismo diferen-
de la catástrofe. Sin ser una teoría concre-
te del ‘capitalismo realmente existente’.
ta sino el horizonte desde el que piensan
(…) Si el capitalismo solamente puede
quienes critican radicalmente el desarro-
existir como una huida hacia adelante y
llo, el decrecimiento traslada la percep-
como crecimiento material perpetuo (…),
ción de que “estamos ante una ‘crisis de
un verdadero decrecimiento solo será po-
civilización’ que afecta a todos sus valo-
sible a costa de una ruptura total con la
res, también en el nivel de la vida cotidia-
producción de mercancías y de dinero”40.
na (culto al consumo, la velocidad, la tec-
nología, etc.). (...) Tiene sin duda el mérito Es desde esa autoconciencia crítica cuan-
de querer romper verdaderamente con el do cobra relevancia el significado simbó-
productivismo y el economicismo”37. lico del decrecimiento como la “transfor-
mación de los imaginarios”41 que perfilan
En sentido literal, el decrecimiento im-
desde los años 70 autores como Ivan
plica la reducción física del volumen de
producción necesario para hacer frente
a la crisis ecológica. Este decrecimiento
ya fue vislumbrado por Herbert Marcuse: 38. MARCUSE, Herbert: El hombre unidimen-
sional. Trad. Antonio Elorza. Barcelona: Austral,
35. ZIAI, Aram: “Post-desarrollo: más allá de la 2016. Impreso. [Edición original: 1964], p. 243.
crítica”. Trad. Noé Cornago. Revista española de 39. JAPPE, Anselm: Crédito a muerte: la des-
desarrollo y cooperación, nº 24 2009. 15-26. Im- composición del capitalismo y sus críticos. Trad.
preso, p. 18. Diego Luis Sanromán. Logroño: Pepitas de cala-
36. El término ‘decrecimiento’ es la apuesta alboro- baza, 2011. Impreso, p. 201.
tadora por la que se decantan autores como Serge 40. JAPPE, Anselm: Crédito a muerte: la des-
Latouche y Carlos Taibo, en detrimento de concep- composición del capitalismo y sus críticos. Trad.
tos más blandos como ‘convivencialidad’, ‘senci- Diego Luis Sanromán. Logroño: Pepitas de cala-
llez voluntaria’, ‘sobriedad’ o ‘ecosocialismo’. baza, 2011. Impreso, pp. 207-208.
37. JAPPE, Anselm: Crédito a muerte: la des- 41. HARRIBEY, Jean-Marie: Primer diccionario
composición del capitalismo y sus críticos. Trad. altermundista. Trad. Julia Bucci. Buenos Aires:
Diego Luis Sanromán. Logroño: Pepitas de cala- ATTAC - Le Monde diplomatique, 2008. Impre-
baza, 2011. Impreso, p. 200. so. [Edición original: 2004], p. 91.

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Illich y Andre Gorz42, actualizada y mati- alternativos, como el Índice de Desarrollo
zada recientemente por Serge Latouche y Humano (IDH), el Physical Quality of Life
Carlos Taibo, entre otros. Aún en ciernes, Index (PQLI), el Indicador de Progreso Ge-
el decrecimiento “duda de su significado. nuino (IPG) o el Índice de Bienestar Eco-
(…) No se trata ni del estado estacionario nómico Sostenible (IBES), son útiles en
de los viejos clásicos, ni de una forma de tanto que visibilizan e incluyen aspectos
regresión o de recesión, ni de ‘crecimien- olvidados por las estadísticas tradicionales,
to negativo’, ni incluso de crecimiento pero son insuficientes a la hora de repen-
cero”43. Nada más lejos que una desace- sar y construir otra económica. Además,
leración del crecimiento, propuesta que tampoco es seguro que una vida que me-
privaría tanto de las ventajas del creci- rezca la pena ser vivida sea cuantificable y
miento como de las del decrecimiento. No traducible en guarismos.
es una vuelta nostálgica al pasado: “Sería
La clave está en desacoplar el bien-tener
injusto calificar a los partidarios del decre-
del bien-vivir o, dicho de otra manera,
cimiento de tecnófobos y reaccionarios.
aprehender que el binomio producción-
(…) La puesta a punto de nuevas herra-
consumo no genera una vida más hu-
mientas de convivencia y de tecnologías
mana. Latouche45 propone un programa
suaves fácilmente controlables y reprodu-
radical basado en nueve ‘R’: Reevaluar
cibles sería bienvenida para recuperar un
(sustituir los valores dominantes actuales),
mínimo de autonomía”. El verbo ‘retroce-
Reconceptualizar (salir del imperialismo
der’ se aplicaría a campos muy concretos
de la economía), Reestructurar (adaptar
del entramado práctico-productivo, como
el aparato de producción y las relaciones
a aquellos que superan la capacidad en-
sociales), Redistribuir (repartir los ele-
trópica del ecosistema (extractivismo a
mentos del sistema), Relocalizar (pensar
gran escala, explotación de los recursos
globalmente, actuar localmente46), Redu-
pesqueros, agricultura intensiva, etc.)
Tampoco se trata de sustituir la vara de
nante? Trad. Patricia Astorga. Barcelona: Icaria,
medir, el PIB, por índices más sofisticados
2009. Impreso. [Edición original: 2006], p. 74.
que ajusten la medición: “Es cierto que si
45. Ver LATOUCHE, Serge: La apuesta por el
el termómetro está estropeado vale más
decrecimiento: ¿cómo salir del imaginario domi-
cambiarlo para seguir la evolución de la nante? Trad. Patricia Astorga. Barcelona: Icaria,
enfermedad; pero si esta es grave, ni el 2009. Impreso. [Edición original: 2006], pp. 140-
mejor termómetro del mundo será capaz 221.
de curarla”44. Los indicadores del bienestar 46. Esta relocalización enlaza con movimientos
como el de las ciudades lentas (slow city) surgido
42. Ver GORZ, André: “Crisis mundial, decre-
a la senda de la comida lenta (slow food). “Lo lo-
cimiento y salida del capitalismo”. Crítica de la
cal no es un microcosmos cerrado, sino un núcleo
razón productivista. Trad. Joaquín Valdivieso.
en una red de relaciones transversales virtuosas
Madrid: Los Libros de la Catarata, 2008. 129-
y solidarias, con el objetivo de experimentar
138. Impreso. [Edición original: 2007].
prácticas de esfuerzo democrático. (..) Entendida
43. LATOUCHE, Serge: La apuesta por el de- de esta manera, la política ya no sería solo una
crecimiento: ¿cómo salir del imaginario domi- técnica para mantener el poder y ejercerlo, sino
nante? Trad. Patricia Astorga. Barcelona: Icaria, que volvería a ser la autogestión de la sociedad
2009. Impreso. [Edición original: 2006], p. 15. por parte de sus miembros”. LATOUCHE, Serge:
44. LATOUCHE, Serge: La apuesta por el de- La apuesta por el decrecimiento: ¿cómo salir del
crecimiento: ¿cómo salir del imaginario domi- imaginario dominante? Trad. Patricia Astorga.

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cir (disminución de la huella ecológica47), causas de la crisis con una profunda es-
Reutilizar-Reparar (desanudar la socie- tructura de pensamiento. Pero, sin duda,
dad del consumo), Reciclar (transformar la reprobación más severa es la que afirma
los desechos ya inútiles en fuente de ma- que el decrecimiento esconde un progra-
terias primas disponibles para un nuevo ma individualista que raya lo místico o lo
uso) y Ralentizar (rehabilitar el tiempo). religioso49, cuando no una elección elitista
En resumen, “el reto del decrecimiento es al alcance de muy pocos privilegiados…
aprender a producir valor y felicidad redu- pudientes hombres blancos del Norte.
ciendo progresivamente la utilización de
Para subsanar una carencia en la que
materia y energía”48.
caen ciertos decrecimientos, es necesario
en primer lugar hacer del postdesarrollo
5. El decrecimiento desde el un compromiso tanto de carácter perso-
nal como colectivo: “Mientras de nada
Norte y desde los Sures serviría un cambio en nuestra conducta si
no se viese acompañado de la articulación
Al horizonte del postdesarrollo se le acha- de movimientos orientados a modificar ra-
ca con frecuencia su falta de propuestas, dicalmente las reglas del juego, malo se-
en el sentido de no ser constructivo frente ría que la presencia de estos últimos no
a problemas determinados. Y en buena llevase aparejada, también, una conducta
medida es cierto, pues no es un aterri-
zaje individualizado para cada situación,
sino una herramienta de construcción de
49. “Hay que ver en el capitalismo una religión.
transformaciones traducibles en múltiples Es decir, (…) sirve esencialmente a la satisfac-
experiencias. A partir de ahí, toda propues- ción de las mismas preocupaciones, penas e in-
ta definida es tan necesaria como proble- quietudes”, indica Walter Benjamin, quien señala
mática. Esta matriz también es contestada cuatro rasgos de esa estructura religiosa del capi-
tanto por los negacionistas, que no ven talismo: primero, se trata de una religión de culto,
síntoma alguno de crisis humana ni ecoló- “quizá la más extrema que haya existido jamás”,
pues “en el capitalismo todo tiene significado
gica; como por quienes afirman que ya su-
solo en relación inmediata con el culto”; segun-
frimos el decrecimiento, confundiendo las do, es un culto de duración permanente, “sin tre-
gua ni piedad”; tercero, es culpabilizante: “El ca-
Barcelona: Icaria, 2009. Impreso. [Edición origi-
pitalismo es el primer caso de culto no expiante.
nal: 2006], p. 193.
(…) Una monumental consciencia de culpa que
47. La huella ecológica mide la superficie terres- no sabe sacudirse la culpabilidad de encima echa
tre y marítima que precisan los seres humanos mano del culto no para reparar esa culpa, sino
para mantener sus actividades económicas. Su para hacerla universal (…) y, sobre todo, abarcar
cálculo global “pone de manifiesto la superación a Dios mismo en esa culpa. (…) En esto estriba
de los límites de la capacidad de carga del planeta lo históricamente inaudito del capitalismo, que la
por encima de un 30%. Esta responsabilidad (…) religión no es la reforma del ser, sino su destruc-
se reparte de forma muy desigual entre los di- ción”; y cuarto, “Dios debe permanecer oculto y
ferentes países”. HERRERO, Yayo y González, sólo debe ser llamado en el cénit de su culpabili-
Luis: “Decrecimiento justo o barbarie”. Viento zación”. BENJAMIN, Walter: “Kapitalismus als
sur, nº 118 sep. 2011. 36-45. Impreso, p. 37. Religion“. Gesammelte Schriften 6, 6, Band VI
48. HERRERO, Yayo y González, Luis: “Decre- Vol. Frankfurt am Main: Suhrkamp, 1985. 100-
cimiento justo o barbarie”. Viento sur, nº 118 sep. 103. Impreso. [Edición original: 1921] [Traduc-
2011. 36-45. Impreso, p. 37. ciones del autor], pp. 100-101.

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consecuente como individuos”50. Y desde pobres por Martínez-Alier52, responde a
una transformación de la Filosofía radica- una espiral que completa el círculo de las
da en las periferias, no puede obviarse de nueve ‘R’ con otras cinco53: Romper (des-
ninguna manera la reflexión acerca de si anudar las múltiples dependencias Norte-
estas alteridades de la económica englo- Sures), Renovar (volver a tejer el hilo de la
ban (y en qué medida) a todos los pueblos historia interrumpida por la colonización,
y latitudes, tanto en el centro como en las el desarrollo y la globalización), Reencon-
periferias, a enriquecidos y empobreci- trar (apropiarse de una identidad propia),
das; y si lo hace a un mismo ritmo en los Reintroducir (incluir los valores y prácti-
diferentes contextos. ¿Cómo reflexionar el cas olvidados por la economías) y Recu-
postdesarrollo desde y para los Sures? perar (rescatar técnicas y habilidades tra-
dicionales). La restitución de la dignidad y
El gran desafío humano son precisamente
justicia humanas camina hacia una eco-
los desarrapados del mundo y las conde-
nómica en la cual la economía se mantie-
nadas de la tierra, que nos-Otras (las vícti-
ne dentro de unos límites naturales que
mas) generen una económica del postde-
permiten la satisfacción de las necesida-
sarrollo de relaciones práctico-productivas
des y las desesidades54 de la humanidad
más humanas. El necesario decrecimiento
en su conjunto. “El decrecimiento debería
del Norte51, condición sine qua non la dig-
estar organizado no solo para preservar el
nidad y la justicia no son posibles a escala
medio ambiente, sino también, y tal vez
planetaria, no es óbice para que los Sures
especialmente, para restaurar el mínimo
también abandonen el paradigma del de-
de justicia social sin el cual el planeta está
sarrollo desde sus propios contextos; por
condenado a la explosión. Supervivencia
ejemplo, sería absurdo exigir una reduc-
social y supervivencia biológica parecen
ción de la huella ecológica gabonesa, que
así estrechamente unidas”55.
sí puede empero tejer movimientos hacia
formas de vida que no traten de imitar y
alcanzar la lógica occidental. 52. Ver MARTÍNEZ-ALIER, Joan: El ecologis-
mo de los pobres: conflictos ambientales y len-
La transición global desde el modelo oc- guajes de valoración. Barcelona: Icaria, 2009.
cidental a sus alteridades, llamada decre- Impreso. [Edición original: 2002].
cimiento sostenible o ecologismo de los 53. Ver LATOUCHE, Serge: La apuesta por el
decrecimiento: ¿cómo salir del imaginario domi-
50. TAIBO, Carlos: ¿Por qué el decrecimiento? nante? Trad. Patricia Astorga. Barcelona: Icaria,
Un ensayo sobre la antesala del colapso. Madrid: 2009. Impreso. [Edición original: 2006], pp. 223-
Los libros del lince, 2014. Impreso, pp. 101-102. 230.
51. “El consumo en un planeta finito es excluyen- 54. La feminista Amaia Pérez Orozco emplea
te, tanto a nivel intra como intergeneracionalmen- este término para referirse concretamente al uni-
te; es decir, el aumento en el consumo [del Norte] verso de los cuidados, pero podría extenderse
(…) reduce la cantidad de recursos disponibles a otros valores y querencias contextuales. Ver
para los países [del Sur] (…) y para las generacio- PÉREZ-OROZCO, Amaia: Subversión feminista
nes futuras. Es por esto que el decrecimiento debe de la economía: aportes para un debate sobre
recaer en las sociedades desarrolladas”. BERME- el conflicto capital-vida. Madrid: Traficantes de
JO, Roberto, Arto, I., Hoyos, D. y Garmendia, sueños, 2014. Impreso.
E.: “Menos es más: del desarrollo sostenible al 55. LATOUCHE: Sobrevivir al desarrollo: de la
decrecimiento sostenible”. Cuadernos de trabajo descolonización del imaginario económico a la
Hegoa, nº 52 jul. 2010. 1-28. Impreso, p. 22. construcción de una sociedad alternativa. Trad.

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479
Figura 2. Fuente: elaboración propia desde Latouche.
Fuente: LATOUCHE, Serge: La apuesta por el decrecimiento: ¿cómo salir del imaginario dominan-
te? Trad. Patricia Astorga. Barcelona: Icaria, 2009. Impreso. [Edición original: 2006], pp. 141 y 229.

Ahora bien, si la justicia social es uno de dos como alternativas hacia futuros mun-
los pilares básicos del decrecimiento sos- dos justos y sostenibles
tenible junto con la dignidad ambiental,
entonces no es posible un decrecimiento
alejado de los feminismos. “Aun siendo Bibliografía
producto de la subordinación impuesta
por el patriarcado, la realidad es que el
cuidado de la naturaleza y de las perso- Principal (citada expresamente
nas siempre ha estado en manos de las en este artículo)
mujeres”56. Las otredades económicas
hacia un más allá del desarrollo implican BENJAMIN, Walter: “Kapitalismus als Re-
por ende la revalorización de los conoci- ligion“. Gesammelte Schriften 6, 6, Band
mientos y las prácticas que las mujeres VI Vol. Frankfurt am Main: Suhrkamp,
han adquirido y llevado a cabo durante 1985. 100-103. Impreso. [Edición origi-
años. De una económica de la produc- nal: 1921] [Traducciones del autor].
ción, en la que la mitad de la humanidad BERMEJO, Roberto, Arto, I., Hoyos, D. y
es relegada, a otro de la reproducción, Garmendia, E.: “Menos es más: del desa-
que proporciona una ética de los cuida- rrollo sostenible al decrecimiento sosteni-
ble”. Cuadernos de trabajo Hegoa, nº 52
Patricia Astorga. Barcelona: Icaria, 2007. Impre- jul. 2010. 1-28. Impreso.
so. [Edición original: 2004], p. 68.
BOFF, Leonardo: La fe en la periferia del
56. MOSANGINI, Giorgio: “Feminismos y de-
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Revista Internacional de Pensamiento Político - I Época - Vol. 12 - 2017 - [467-482] - ISSN 1885-589X

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