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En 1868, recibió el mando del buque Huáscar con el cual destacó defendiendo al
presidente electo Manuel Pardo en 1872 y derrotando al rebelde Nicolás de Piérola
en 1874. En 1876, fue elegido diputado por Paita.
Al mando del Huáscar, Miguel Grau logró mantener a raya a la poderosa escuadra
chilena que durante cinco meses hizo vanos esfuerzos por hundirla o capturarla.
Pero el 8 de octubre de 1879 se produjo el combate de Angamos donde una
poderosa flota enemiga rodeó al Huáscar que resistió lo más que pudo. Un cañonazo
del buque chileno Cochrane acabó con la vida del gran "Caballero de los Mares".
Miguel Grau Seminario, por sus virtudes personales y sus grandes servicios a la
Patria, hoy es considerado "El Peruano del Milenio".
LA GUERRA DEL PACÍFICO
En 1879 estalló la Guerra del Pacífico, también llamada Guerra del Salitre. En aquella
contienda Perú y Bolivia se enfrentaron contra Chile por el control de la región
situada al norte del desierto de Atacama, muy rica en salitre. El primer gran
escenario del conflicto fue el mar, el único medio a través del cual podían
desplazarse los ejércitos. Chile contaba con una escuadra superior a la del Perú, y la
flota de Bolivia era inexistente. Cuando Chile declaró la guerra al Perú, Grau aceptó
dirigir la primera división naval aun a sabiendas de la superioridad que tenía la
escuadra chilena en tonelaje, número de barcos, cañones y espesor de blindaje,
frente a la debilidad y mal estado de las unidades peruanas.
Durante seis meses Miguel Grau, al mando del monitor Huáscar, lograría impedir el
desembarco de las tropas chilenas en el territorio peruano. Inició su campaña en
mayo del mismo año y en su primera acción, el combate naval de Iquique, hundió la
corbeta chilena Esmeralda, capitaneada por Arturo Prat, que resistió heroicamente.
Miguel Grau salvó a los náufragos, lo que hizo que uno de ellos, al llegar a la cubierta
del Huáscar, gritara agradecido: "Viva el Perú generoso".
La flota chilena, compuesta por seis barcos todos ellos superiores al Huáscar en
blindaje y potencia de fuego, formaron un círculo para batirse con el buque insignia
de la marina peruana. Grau ordenó a la Unión retirarse para distraer la flota
enemiga, lo que se logró en parte porque dos corbetas chilenas salieron en su
persecución. La Unión fue más rápida y consiguió escapar; el Huáscar, en cambio,
fue encarado por el Cochrane, que con sus poderosos cañones logró perforar el
blindaje del casco y la torre de mando.