El acceso al agua potable y al saneamiento adecuado son los recursos
más importantes de la salud pública para prevenir las enfermedades
infecciosas y proteger la salud de las personas, además de ser esenciales para el desarrollo.
El agua dulce es un recurso esencial para la salud de las personas, así
como para la seguridad alimentaria, el desarrollo económico y el ecosistema. Todos estos planos se ven afectados por su creciente escasez, que constituye uno de los principales problemas globales de la humanidad y que se vislumbra como una de las principales causas de conflictos en el futuro. La escasez del agua se debe, por un lado, a la disminución de los recursos por el progresivo agotamiento de los acuíferos y por la contaminación, así como, en muchos países, por la SEQUÍA, y, por otro lado, al fuerte crecimiento de su demanda derivado del aumento de la población, la irrigación agrícola y las necesidades de la industria. La creciente preocupación por el problema se ha plasmado, por ejemplo, en el trabajo de numerosas agencias de NACIONES UNIDAS, las discusiones en foros multilaterales como la Cumbre de la Tierra celebrada en 1992 en Río de Janeiro, o la declaración de la Década Internacional del Agua Potable y el Saneamiento Ambiental entre 1981 y 1990.
Durante dicha década se hicieron importantes progresos en cuanto a
la provisión de nuevos servicios y el desarrollo de nuevas tecnologías, más apropiadas y económicamente accesibles. Del mismo modo, aumentó la conciencia sobre la necesidad de la PARTICIPACIÓN local de hombres y mujeres en el diseño, la ejecución y el seguimiento de los proyectos de agua y saneamiento. También se contempló la importancia de las estrategias integradas, que combinan la construcción de nuevas infraestructuras con la EDUCACIÓN SANITARIA (Eade y Williams, 1995:691). En definitiva, se contribuyó a que 1.300 millones de personas más lograran el acceso al agua potable en los países en desarrollo. Pero, a pesar de ello, a principios de los años 90, más de 1.000 millones de personas carecían todavía de tal acceso, al tiempo que a 1.800 millones les faltaban saneamientos básicos (Warner y Laugeri, 1992:7). La situación parece haberse deteriorado en los 90 en cuanto a la primera magnitud, pues en el año 2000 se baraja la cifra de 1.400 millones de personas sin agua potable.
La falta de agua potable y de saneamientos son los principales
responsables de que multitud de comunidades se vean diezmadas por las ENFERMEDADES DIARREICAS, la dracunculosis o la esquistosomiasis (ver enfermedades infecciosas), que merman drásticamente su bienestar social y económico. Casi la mitad de las personas del planeta, gran parte de ellos habitantes de países en vías de desarrollo (PVD), padecen patologías asociadas a la falta de agua o a la contaminación de la misma (WHO, 1996). Cada año, 5 millones de niños mueren en el mundo a causa de enfermedades diarreicas causadas principalmente por agua o alimentos contaminados. Millones de niños –especialmente niñas– y mujeres pasan varias horas al día acarreando agua de fuentes distantes, frecuentemente contaminadas. No obstante, numerosas experiencias han demostrado claramente que estas cifras pueden ser reducidas notablemente al aumentar el acceso a través de intervenciones técnicamente relativamente sencillas y a muy bajo costo en comparación con los beneficios potenciales (WRI, 1998).
A la hora de poner en marcha un programa de agua y saneamiento en
una comunidad, existen tres elementos importantes, relacionados entre sí, en los que debe ponerse énfasis (WHO, 1996). El primero, y de mayor importancia, es la provisión de agua potable y medios para la eliminación de excretas. Esto exige de 20 a 40 litros por persona al día (l/p/d), y que se puedan obtener a una distancia razonable de la vivienda. Para que el agua sea segura para el consumo humano se requiere que las fuentes de agua estén protegidas y que el transporte hasta el hogar y el almacenamiento en el mismo se hagan de forma adecuada. Esto también incluye instalaciones limpias y bien drenadas para el lavado personal, el lavado de ropa y la limpieza de los utensilios de cocina.
El segundo elemento que hay que tener en cuenta es la sostenibilidad
de los proyectos a través de la implicación de la comunidad en el mantenimiento y la gestión tanto de dichos proyectos como de las infraestructuras. Esto implica el uso correcto y el cuidado por parte de la comunidad de los dispositivos para la provisión de agua y para la eliminación adecuada de excretas. También implica saber cómo proteger y almacenar el agua de manera segura, cómo mantener la limpieza personal y del hogar, cómo cuidar las instalaciones de eliminación de excretas y cómo evitar o minimizar las condiciones ambientales insanas. Aquí, la educación sanitaria utilizada para transferir conocimientos y cambiar conductas nocivas, junto con la responsabilidad personal y la adopción de medidas sanitarias con sensibilidad cultural, son los componentes clave.
El tercer elemento consiste en el apoyo institucional a las comunidades,
a las agencias de desarrollo y a las políticas gubernamentales a fin de crear un marco favorable para las mejoras en el suministro de agua y saneamiento. Numerosas experiencias han demostrado que los esfuerzos de base comunitaria, tanto en una pequeña aldea como en una gran ciudad, son más efectivos cuando responden a las necesidades identificadas por la población. Además, se ha visto que los gobiernos, tanto a nivel regional como nacional, son más efectivos como promotores y reguladores de los procesos de desarrollo que como proveedores de mejoras en agua y saneamiento (Banco Mundial, 1993:95). Clasificación de las enfermedades infecciosas relacionadas con el agua según su mecanismo de transmisión (elaborada en base a Rogeaux, 1993). Mecanismo de Factores que favorecen la Enfermedades de prevención Medidas transmisión transmisión
1. Propagadas El agua actúa como Enfermedades Mejorar la
por el agua vehículo de diarreicas, cólera, calidad del agua (water- transporte pasivo del fiebre tifoidea, polio, Evitar el uso de borne) elemento patógeno. leptospirosis, fuentes no La infección se giardiasis, amebiasis, protegidas produce al beber hepatitis infecciosa Mejorar las agua o al ingerir condiciones alimentos sanitarias contaminados. La Evitar la transmisión está contaminación relacionada de los sistemas directamente con la de calidad del agua. abastecimiento Ésta se contamina por excretas o por aguas residuales 2. Lavadas Son enfermedades Enfermedades Aumentar la cantidad por el agua causadas por la falta diarreicas (lavado de de agua disponible (water- de higiene o por una manos), enfermedades Mejorar la washed) higiene precaria (en transmitidas por pulgas accesibilidad al agua particular el lavado (tifus), infecciones por Mejorar la higiene de manos), que salmonela personal (comenzando disminuyen con un (contaminación de por el lavado de manos mejor acceso al agua alimentos), sarna, antes de comer y y con mayores anquilostomiasis después de defecar) cantidades de agua. (lavado de manos), Su eliminación micosis, infecciones depende más de la oculares (tracoma, cantidad de agua conjuntivitis), piojos, que de la calidad. asma 3. Con base En regiones Esquistosomiasis, Reducir el contacto en el agua endémicas, el mero dracontiasis (gusano de con aguas (water- contacto con aguas Guinea). contaminantes (baños, based) contaminadas por regadíos) organismos Control de la (moluscos y población de moluscos copépodos) que Protección de fuentes actúan como y pozos. huéspedes de ciertos parásitos es suficiente para contraer la infección. 4. Provocadas Las infecciones son Paludismo (mosquito), Mejorar el por un transmitidas por fiebre amarilla almacenamiento de las insecto vector insectos que se (mosquito), dengue aguas superficiales relacionadas reproducen en el (mosquito), Destruir los lugares con el agua agua o pican en su oncocercosis (mosca), de reproducción de (water- proximidad filariasis (mosquitos), vectores related) enfermedad del sueño Disminuir la (mosca). necesidad de frecuentar los lugares de reproducción Transportar el agua hasta los lugares por conducciones cerradas
En las emergencias complejas y en los procesos de éxodo de la
población, el estado de salud y la supervivencia dependen en gran medida del acceso al agua potable, por lo que proveer de ésta debe ser la mayor prioridad. En casi todos los campos de refugiados y de personas desplazadas, debe instalarse un sistema completo de provisión de agua y de evacuación de excretas desde cero (además del sistemas de distribución de alimentos y de cuidados sanitarios básicos). La instalación de este sistema es a veces el primer contacto operacional entre la agencia de ayuda y la población afectada. Es importante tener en cuenta que, mucho antes de la llegada de las organizaciones de ayuda humanitaria extranjeras, comienzan las actividades de asistencia entre las mismas víctimas. Al llegar al terreno, las diferentes organizaciones deben intentar aprovechar estas primeras estructuras otorgando a la gente la oportunidad de participar en la toma de decisiones y en la ejecución de los programas (European Commission, 1998:110-111).
La provisión de agua requiere un sistema complejo y completo que
asegure que la cantidad suficiente de agua y de calidad adecuada llegue a todas las personas. Esto supone la búsqueda de una fuente de agua, su transporte, almacenamiento, tratamiento y distribución. La cantidad de agua que debe calcularse para cada individuo no puede ser determinada de manera universal, ya que deben tenerse en cuenta factores fisiológicos, culturales, geográficos, climáticos y técnicos. En situaciones de emergencia se requieren como mínimo 5 litros por día, (l/p/d), algo más si se trata de un clima caluroso, cantidad que sirve para suplir únicamente las necesidades fisiológicas y permitir la supervivencia. Una vez superada la etapa de emergencia, la cantidad de agua por persona debe aumentar hasta un mínimo de 15 a 20 l/p/d (MSF, 1997:67). Ésta es la cantidad mínima que suele calcularse en los campos de refugiados para los usos básicos (beber, cocinar y lavarse). Para el abastecimiento de los establecimientos sanitarios deben calcularse cantidades mucho mayores: para un centro nutricional: 40 l/p/d, y para un hospital: 200 l/p/d (Perrin, 1996:82). La calidad del agua le confiere la condición de potabilidad. El agua potable es la que, en teoría, no contiene elementos que suponen riesgo para el consumo humano o para cualquier uso doméstico, incluyendo la higiene personal (OMS, 1998:5). En la práctica, para considerarse potable (segura, inocua, de buena calidad) debe cumplir con una serie de requisitos en cuanto a sus características físicas, químicas y microbiológicas. Las características físicas son el gusto, el olor y el aspecto. El agua de aspecto turbio no es necesariamente inadecuada para beber si cumple con los otros requisitos, pero puede ser rechazada por sus potenciales consumidores por considerarse “sucia”. La calidad química del agua depende de la presencia de sustancias nocivas para la salud (arsénico, mercurio, plomo, nitratos, etc.) por encima de determinadas concentraciones. Eliminarlas del agua o reducir la concentración de estas sustancias requiere métodos sofisticados y costosos, por lo que generalmente se prefiere buscar una fuente de agua alternativa. La calidad microbiológica depende de la contaminación por microorganismos (bacterias, virus o parásitos), por lo general de origen fecal. Al ser imposible detectar todos los microorganismos, se utiliza un indicador, unas bacterias denominadas coliformes fecales, presentes en el intestino humano y en el de los animales de sangre caliente. En teoría, el agua potable no debe contener ninguna de estas bacterias. No obstante, se acepta que en ciertos contextos rurales, y en especial en situaciones de emergencia, una muy baja concentración es tolerable (Perrin, 1996:83). En términos generales, en las emergencias la cantidad del agua es más importante que la calidad, ya que la ausencia de unas mínimas condiciones de higiene por la falta de agua es más problemática que el consumo de agua de relativamente baja calidad (MSF, 1997:67).
El agua se puede obtener de tres fuentes potenciales: pluviales (lluvia),
superficiales (ríos, lagos, charcas) y profundas (pozos, manantiales). La cantidad y la calidad del agua, la accesibilidad, la disponibilidad según la época del año y la logística necesaria para hacerla llegar a la gente son los criterios que deben tenerse en cuenta para decidir si una fuente es adecuada o no. La extracción del agua según la fuente puede requerir una importante inversión, como la instalación de una bomba para extraer el agua de un pozo, o un mínimo uso de recursos técnicos y económicos como en el caso de algunos manantiales y aguas superficiales. Una vez obtenida el agua, ésta puede ponerse directamente a disposición de la gente, o ser canalizada a una unidad de almacenamiento desde la que será distribuida. El agua de muy baja calidad (por ejemplo el agua obtenida de un río) debe ser almacenada para ser tratada. Cuando son muchas las personas que dependen de una sola fuente, el almacenamiento y la posterior distribución a varios grifos puede evitar “atascos”. En la práctica, todas las aguas naturales necesitan tratamiento para asegurar su inocuidad. Tratar el agua, eliminando los gérmenes patógenos, es la única manera de asegurar su calidad. Las maneras más utilizadas para ese fin son el almacenamiento, la filtración, el tratamiento químico y la ebullición:
– El almacenamiento, durante el cual mueren algunos
microorganismos (por ejemplo, las cercarias, que transmiten la esquistosomiasis, mueren después de 48 horas), permite la sedimentación, con la que se reduce la cantidad de material orgánico, de manera que luego durante el tratamiento químico se requiere menos cloro. Si el agua se almacena en recipientes transparentes expuesta al sol, los rayos UV eliminan la mayoría de los patógenos.
– La filtración consiste en pasar el agua a través de materiales (arena,
materiales cerámicos, membranas porosas, etc.) que retienen las diferentes partículas (el diámetro de la partícula retenida depende del tipo de filtro). Además del efecto mecánico, en algunos filtros (en especial en los filtros de arena) se desarrolla en la parte superior una zona de actividad biológica conocida como schmutzdecke, que retiene y elimina los gérmenes patógenos haciendo el filtro más eficiente (Perrin, 1996:97).
– En cuanto al tratamiento químico, los productos más utilizados son
el cloro y sus derivados. El cloro, que potabiliza el agua por la eliminación de los gérmenes patógenos (efecto desinfectante), actúa mejor a menor cantidad de material orgánico en el agua. Para aguas con gran cantidad de partículas orgánicas, antes de la cloración se utilizan sales de aluminio, que aceleran la sedimentación.
– Por último, la ebullición es un método muy efectivo pero que requiere
grandes cantidades de energía (el resultado óptimo se consigue después de veinte minutos de ebullición turbulenta), por lo que no es adecuado para situaciones de emergencia en donde el acceso a recursos energéticos es a veces difícil e incierto (Perrin, 1996:98).
En conclusión: en primer lugar debería evitarse la contaminación del
agua para beber. En el caso de que el agua sea muy turbia, los sólidos en suspensión deberían eliminarse por sedimentación. A continuación, según los medios disponibles, el agua debe ser filtrada, clorada, o ambas cosas.
El sistema de distribución que hace llegar el agua desde la fuente o la
unidad de almacenamiento al usuario puede ser de tipo móvil o de tipo fijo. El sistema móvil consiste en transportar el agua en camiones cisterna que por lo general rellenan depósitos de agua conectados a sistemas de grifos ubicados cerca de la población. En el sistema fijo existe una conexión directa entre la fuente de agua y los grifos de distribución. La aplicación de un sistema u otro depende entre otros factores de la distancia entre las viviendas y la fuente de agua, de la cantidad de agua potencial en la fuente, del coste del transporte en camiones y del grado de urgencia de la situación. Para garantizar que la población se beneficie del agua y que los esfuerzos de suministro de la misma no sean en vano, el sistema de aprovisionamiento tiene que adecuarse en lo posible a las costumbres socioculturales de los consumidores y funcionar de manera adecuada. Además, el uso apropiado y el cuidado de las instalaciones dependen en gran medida de la participación de la comunidad en todas las etapas del proyecto y del nivel de educación sanitaria de la población.
Saneamiento
Para reducir la incidencia (ver INDICADORES DE SALUD) de las enfermedades
relacionadas con el agua (ver tabla en páginas previas), al suministro de agua potable deben agregársele otras medidas de saneamiento. El saneamiento consiste en métodos y medios para recoger y eliminar las excretas (o heces) y las aguas residuales de una colectividad de manera higiénica para no poner en peligro la salud de las personas y de la comunidad en su conjunto (Franceys et al. 1994:3). Para romper la cadena de transmisión de las enfermedades relacionadas con las heces son esenciales las buenas condiciones de higiene personal, en el hogar y en la comunidad. Los proyectos de agua y saneamiento deben ir acompañados por programas de EDUCACIÓN SANITARIA y de promoción de actitudes y conductas higiénicas. Muchas enfermedades relacionadas con el agua se transmiten por culpa de un lavado incorrecto de las manos y del cuerpo. Un lavado regular puede reducir la incidencia de enfermedades de la piel y de los ojos, y, en especial, el lavado de manos antes de comer y después de defecar reduce notablemente la transmisión de microorganismos causantes de diarreas. También la adopción de determinadas medidas de higiene en el hogar puede reducir la incidencia de enfermedades, como designar un recipiente apropiado exclusivamente para el agua de bebida, mantenerlo limpio y tapado.
Para muchas comunidades de bajos ingresos, en particular en los
países pobres, la instalación de un sistema de alcantarillado no es viable porque es muy costoso y exige disponer de agua corriente. Para esas comunidades la construcción de letrinas ofrece una solución higiénica y asequible. Existen diferentes tipos de letrinas, desde la letrina sencilla de pozo (losa con agujero colocada sobre un pozo de 2 metros o más de profundidad) y las letrinas mejoradas con ventilación (letrina de pozo con tubo de ventilación para reducir los malos olores), hasta las letrinas de cierre hidráulico (letrina con descarga de agua separada del pozo por un sifón) y los fosos sépticos (instalación de saneamiento ubicada dentro de la vivienda que vierte a través de un tubo a una cámara de sedimentación subterránea). Todos los sistemas cuentan con ventajas y desventajas. Cada comunidad debe elegir la opción más factible y más adecuada a sus necesidades. Además, la elección del sistema más apropiado requiere un detenido análisis de diversos factores, en particular, del costo, de las posibilidades de aceptación cultural, de la sencillez del diseño, de la construcción, del funcionamiento y del mantenimiento, y de la disponibilidad local de materiales y recursos humanos para la construcción y la manutención (Franceys et al. 1994:23).
En las situaciones de emergencia que implican la concentración de gran
cantidad de personas, las medidas de saneamiento son de gran importancia. Evitar la contaminación del sistema del agua mediante la adecuada eliminación de heces y orinas previene el desencadenamiento de epidemias (como la de cólera o la disentería) cuyas consecuencias podrían ser muy graves. La asignación de un área de defecación como medida temporal para los primeros días de la emergencia debe ser reemplazada lo más pronto posible por la construcción de letrinas. Antes de embarcarse en un programa de construcción de letrinas, los trabajadores humanitarios, deben tener en cuenta tres factores importantes (Perrin, 1996:106):
1) El aspecto social: las letrinas sólo se usarán si son socialmente
aceptadas por la comunidad; deben ser de uso seguro para niños; deben construirse dos grupos de letrinas, uno para mujeres y otro para hombres; debe establecerse un grupo responsable del mantenimiento antes de comenzar la construcción, y la comunidad debe participar en todas las etapas: planificación, construcción y mantenimiento.
2) El aspecto temporal: la posibilidad de que el campo de refugiados o
de desplazados permanezca en el mismo lugar por mucho tiempo debe ser contemplada a fin de elegir el programa adecuado.
3) El aspecto técnico: para evitar la contaminación de las capas de
aguas subterráneas (nivel freático), el fondo de la letrina debe estar a no menos de dos metros por encima de ella; además, las letrinas deben estar alejadas de las fuentes de agua, pero lo suficientemente cercanas a las viviendas para facilitar el acceso seguro a ellas (en especial para las mujeres durante la noche); y, por último, las letrinas deben ser cómodas para su uso y mantenerse limpias.
Otros dos importantes aspectos del saneamiento ambiental en
situaciones de emergencia son la eliminación de basura y el control de los vectores (es decir, animales e insectos). Los vectores son los insectos y animales que transportan el elemento patógeno o infectante de una enfermedad. La acumulación de basura constituye un terreno fértil para la reproducción de estos vectores: insectos como mosquitos (portadores de paludismo o fiebre amarilla, se reproducen en el agua estancada dentro de latas y envases) y moscas (que favorecen la infección por enfermedades diarreicas, infecciones oculares, etc.), y por otro lado los roedores (transmiten leptospirosis y otras enfermedades). Para que las medidas sean efectivas, también en este caso deben ser simples y sensibles a las costumbres socioculturales. A su vez, debe establecerse un sistema de recogida de basura y de su transporte a un área alejada de la población. Cuando existe la posibilidad, los desechos deben ser quemados o enterrados.
El control de los vectores es una forma de prevención primaria que
consiste en la implementación de medidas tendentes a cortar los ciclos reproductivos de los insectos (moscas, mosquitos, pulgas y piojos) y de los roedores (ratas) transmisores de enfermedades. Este objetivo se consigue en parte con el control de excretas y la eliminación adecuada de basura. No obstante, existen otras medidas importantes y que pueden iniciarse antes de poner en marcha las anteriores. La canalización de aguas de lluvias, la prevención del hacinamiento, el uso de mosquiteros y el uso de productos químicos como repelentes e insecticidas son sólo algunas de las medidas de control de vectores que, utilizadas solas o combinadas, proporcionan enormes beneficios para la salud de la población.
En los conflictos armados, tanto la falta de agua como la carencia de
alimentos pueden ser un arma tan mortífera como las balas y las bombas. Las instalaciones de agua pueden verse dañadas por ataques directos de artillería (que las toman como blancos estratégicos) o por bombardeos indiscriminados, exponiendo a la población a la sed, a la deshidratación y a enfermedades infecciosas que pueden amenazar la vida. Los problemas son especialmente graves en las ciudades donde la gran complejidad de los sistemas de abastecimiento de agua las hace muy vulnerables (Prístina, Mostar, Sarajevo, Bagdad y Kigali son sólo algunos ejemplos de ciudades involucradas en conflictos recientes). En este contexto, abandonar la casa en busca de agua significa a veces exponerse a tiroteos, bombardeos o a ser blanco de francotiradores en la cola para recoger agua. Las acciones para el abastecimiento de la red de agua y de saneamiento son, en tiempo de conflicto, un aspecto vital de la acción humanitaria[ACCIÓN HUMANITARIA:DEBATES RECIENTES, ACCIÓN HUMANITARIA:FUNDAMENTOS JURÍDICOS, ACCIÓN HUMANITARIA: PRINCIPIOS , MUJERES Y ACCIÓN HUMANITARIA , ACCIÓN HUMANITARIA:CONCEPTO Y EVOLUCIÓN]. Según el DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO, está prohibido atacar, destruir o inutilizar las instalaciones y reservas de agua potable y las obras de riego con la intención deliberada de privar de ellas a la población civil, dado su valor como medios para asegurar la subsistencia (art. 54.2 del Protocolo Adicional I de 1977 a los Convenios de Ginebra de 1949). Desgraciadamente, este artículo es aplicable solamente a conflictos internacionales. No obstante, es inaceptable que las prohibiciones relativas a los conflictos armados internacionales sean atropelladas en caso de conflicto armado interno (CICR, 1994). Además, los ingenieros sanitarios, las únicas personas que pueden restaurar la red de distribución de agua, no se benefician de la misma protección que el personal médico. Lograr la absoluta protección de los suministros y de los sistemas de agua tanto en conflictos internacionales como internos y ampliar la protección jurídica de los ingenieros encargados de restablecer los suministros de agua, es una asignatura pendiente (ver SEGURIDAD EN EL TRABAJO HUMANITARIO). J. R.
Bibliografía
Banco Mundial (1993), Informe sobre el desarrollo mundial
1993: Invertir en salud, Washington D.C. CICR (1977), "art. 54.2, Protocolo Adicional I de 1977", Protocolos adicionales a los convenios de Ginebra de 1949, Comité Internacional de la Cruz Roja, Ginebra. CICR (1994), El agua en los conflictos armados, folleto especial, Comité Internacional de la Cruz Roja, Ginebra. Davis, J. y R. Lambert (1995), Engineering in Emergencies, a practical guide for relief workers, Red R e IT Publications, Londres. Eade, D. y S. Williams (1995), The Oxfam handbook of development and relief, vol. 2, Oxfam, Oxford. European Commission (1998), European University Degree in International Humanitarian Assistance, Volume 5: Medicine and Public Health in Humanitarian Assistance, 2ª edición, Network on Humanitarian Assistance, Luxemburgo. Franceys, R., J. Pikcford y R. Reed (1994), Guía para el desarrollo del saneamiento in situ, OMS, Ginebra. MSF, Médecins Sans Frontières (1997), Refugee Health, an approach to emergency situations, Macmillan, Londres. OMS, Organización Mundial de la Salud (1998), Guía para la calidad del agua potable, 2ª ed. vol. 3: Vigilancia y control de los abastecimientos de agua a la comunidad, Ginebra. Perrin, P. (1996), War and Public Health, International Committee of the Red Cross – Health Division, Ginebra. Rogeaux, O. (1993), "Maladies liées à l'eau: classification", en Développement et santé, nº 104, Avril 1993. Warner, D. B. y L. Laugeri (1992), "El legado del decenio", en Salud Mundial, julio-agosto, OMS, Ginebra. WHO, World Health Organization (1996), Water and Sanitation, fact sheet nº 112, en internet: http://www.who.int/inf- fs/en/fact112.html WRI, World Resource Institute (1998), "Tackling the problems of Poverty, Environment and Health: Expanding Water and Sanitation", World Resources 1998-1999, en internet: http://www.igc.org/wri/wr-98-99/sanitatn.htm