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FACULTAD : DERECHO
CICLO : CUARTO
PROSESOR : DR.
AULA : 302
2018
DEDICATORIA
PORTADA:
DEDICATORIA:
AGRADECIMIENTO
INDICE:
INTRODUCCION:
CAPITULO I: LA ANULABILIDAD
1.1. Antecedentes
1.2. Evolución
1.3. Concepto
CONCLUSIÓN
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
ANEXOS
INTRODUCCIÓN
Como es sabido, uno de los temas más importantes del derecho privado y
específicamente del derecho civil patrimonial es el de la ineficacia de los actos
jurídicos. Pues como se sabe los negocios jurídicos, son supuestos de hecho
conformados por una o más declaraciones de voluntad realizadas con el fin de
alcanzar un determinado resultado práctico tutelado por el ordenamiento
jurídico. Resultado práctico social que en cuanto tutelado por el sistema jurídico
se convierte en resultado jurídico conformado por determinados efectos
jurídicos.
Esto significa, por consiguiente, que todos los negocios jurídicos cuando son
celebrados conforme a ley, producen como consecuencia lógica necesaria
efectos jurídicos.
Para ello es necesario, como es evidente, que el negocio jurídico cumpla
determinados requisitos de validez, además de concurrir todos sus elementos y
presupuestos. Como es evidente, la eficacia es el objetivo del ordenamiento
jurídico respecto de los negocios jurídicos, por cuanto lo que se busca es que
los particulares puedan satisfacer sus más variadas y múltiples necesidades, a
través de sus promesas y declaraciones de voluntad y para ello es necesario
que las mismas sean capaces o autorizadas para producir efectos jurídicos,
bien se trate de la creación, modificación, regulación o extinción de relaciones
jurídicas.
Sucede sin embargo que en muchos supuestos los actos jurídicos no producen
nunca efectos jurídicos o dejan de producir efectos jurídicos que se han venido
produciendo.
En estos casos nos encontramos frente a supuestos de ineficacia negocial. De
esta manera puede señalarse que los negocios ineficaces son aquellos que
nunca han producido efectos jurídicos, o aquellos que habiéndolos producido
dejan de producirlos posteriormente por la aparición de una causal sobre vi ni
ente a la celebración del mismo negocio.
CAPITULO I. LA ANULABILIDAD
1.1. ANTECEDENTES:
Santiago Herrera Calderón nos habla que la anulabilidad de un acto jurídico
tiene origen en Roma, cuando el pretor consideraba que cuando el acto jurídico
celebrado adolecía de algún defecto, declaraba su anulabilidad. Este acto
jurídico era válido hasta cuando se declaraba su nulidad.
Marcial Rubio Correa menciona: “La anulabilidad de los actos aparece en una
fase posterior del derecho romano, una vez superado el formalismo del “ius
quiritum” como protección específica que podía reclamarse del pretor frente a
los actos validos con arreglo al “ius civile” pero de consecuencias injustas o
contraris a la equidad. La anulabilidad del acto produciría, asi, la denominada
“restituitio in integrum” afectando tan solo a las partes en el negocio (frente al
carácter “erga omnes” de la nulidad) y pudiendo ser solicitada tan solo dentro
de los plazos concedidos para cada tipo de acción (un año para la “actio doli” y
la “actio metus causa”.”
1.3. CONCEPTO:
El acto jurídico es anulable cuando es susceptible de subsanarse por
confirmación; es decir, eliminando el vicio o defecto para que pueda generar
efectos jurídicos; o en otras palabras anulable es el acto jurídico susceptible de
anulación.
El acto jurídico es anulable cuando el vicio no es esencial, en cuanto a la
persona, la finalidad o la forma del acto, y no tiene injerencia respecto al orden
público o relación directa con una prohibición de la ley, siendo el acto anulable
a petición de parte, en sentido general es cuando puede ser pasible de sanción
de nulidad, en las circunstancias determinadas en nuestro derecho positivo.
La anulabilidad ha recibido diversidad de dominaciones. Se cuentan entre ellas
la de vulnerabilidad utilizada en la obra de savigay como vimos, la nulidad
relativa y la de impugnabilidad; nosotros hablaremos de anulabilidad, siguiendo
la nomenclatura utilizada por el código civil peruano.
BETTI la define así: “Anulable, en cambio, se denomina el negocio que, aun no
careciendo de los elementos esenciales del tipo y hasta originando la nueva
situación jurídica que según el derecho acompaña a aquel, puede – tras la
reacción de la parte interesada – ser removido con fuerza retroactiva y
considerado como si nunca hubiera existido”.
Castro y Bravo presenta su propia posición: “la anulabilidad – se viene
llamando negocio jurídico anulable aquel cuya invalidación depende tan solo
del ejercicio de la acción de impugnación”
Por su origen histórico y por su evolución, la anulabilidad está determinada por
una imperfección menos trascendente que la que determina la nulidad. Puig
Peña acota que así como la nulidad no produce los efectos propios deseados
por las partes, el negocio jurídico afectado de anulabilidad produce ciertamente
el efecto a que se dirige, ya que de momento contiene todos los elementos
constitutivos indispensables solo que, en virtud de estar afectados algunos de
estos elementos por un vicio fundamental, puede ser impugnado y, en
consecuencia, destruido. Espín dice que mientras no sea impugnado y
anulado, el negocio anulable es válido pero que, como es impugnable, su
eficacia definitiva depende de que se invoque su invalidez ya que, transcurrido
el tiempo hábil para el ejercicio de ese derecho, no hay diferencia con el
negocio válido, ya que el negocio anulable se convalida y su eficacia es
definitiva. Para Betti anulable es el negocio que, aun no careciendo de los
elementos esenciales y hasta originando la nueva situación jurídica puede, tras
la reacción de la parte interesada, ser removido con fuerza retroactiva y
considerado como si nunca hubiera existido: la nulidad surge solo por efecto de
sentencia cuando un interesado toma la iniciativa de hacerla pronunciar por el
juez como consecuencia de los vicios que afectan al negocio. Por último, para
Stolfi la anulabilidad produce un estado intermedio entre los actos válidos y los
nulos, pero a diferencia de los primeros, los actos anulables pueden ser
impugnados porque les afecta algún vicio a su constitución interna y, a
diferencia de los segundos, existen ab origine y producen sus efectos.
Las opiniones que hemos dejado expuestas son indicativas de la uniformidad
de la doctrina para conceptuar la anulabilidad, lo que es necesario tener en
consideración pues el Código Civil no contiene una noción y ella se infiere, al
igual que en el caso de la nulidad, de la interpretación de sus causales
enumeradas por el artículo 221 y por el criterio informante de la nulidad relativa
contenido en el artículo 222. Resulta, así, que el acto anulable es un acto
jurídico al que se le reconoce validez y eficacia pero que, por haber adquirido
existencia con un vicio que acarrea su nulidad, puede ser impugnado y ser
declarado nulo.
CAPITULO II: CAUSALES DE LA ANULABILIDAD