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CONTABILIDAD
TEMA:
ESTRATEGIAS DEL PODER GRUPOS
ECONÓMICOS EN EL PERÚ
DOCENTE:
DEXTRE MARTINEZ WILLIAMS
CURSO:
ADMINISTRACIÓN GENERAL
ALUMNO:
SÁNCHEZ ROBLES JULIO CÉSAR
HUARAZ- ANCASH-2018
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DEDICATORIA
Gracias…
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PARTE 1
EL CONTEXTO ECONOMICO Y POUTICO Y EL ROL DE LOS GRUPOS
l. Respuesta del sector privado ante las políticas adoptadas por el Gobierno: 1968-198.
El golpe de Estado de 1968, que fue liderado por el general Velasco, no sólo significó otra
interrupción militar (Crabtree 1991: Introducción) en el ejercicio de la democracia
parlamentaria en el Perú, sino también, y más importante, una discontinuidad en la gerencia
económica del país1. Durante la década de 1960 las altas jerarquías militares habían sido
fuertemente expuestas a la escuela económica de la "dependencia" a través de cursos
especializados dictados por el Centro de Altos Estudios Militares (CAEM). Como uno de estos
documentos manifestaba, "la triste y desesperanzadora verdad es que en el Perú los poderes
reales no son el ejecutivo, el legislativo, el judicial o el electoral, pero sí los latifundistas, los
exportadores, los banqueros y los inversionistas americanos"2. Así, cuando el general
Velasco y sus coroneles radicales tomaron el poder, se propusieron reducir o eliminar la
pobreza y la injusticia social en el Perú mediante la implementación de reformas
estructurales3 dentro de un contexto denominado "revolución desde arriba".
Las tasas de interés bajo control gubernamental fueron negativas en términos reales para
promover la nueva inversión industrial, no obstante, terminaron actuando como un
desincentivo al ahorro doméstico. Si bien existían facilidades tributarias para los
industriales-exportadores, la implementación de incentivos dependía en la práctica de la
simpatía del ministro de Comercio. Finalmente, la ley de "estabilidad laboral" hacía casi
imposible el despido de los trabajadores luego de tres meses de contrato, por ello el trabajo
se convirtió en un factor fijo y costoso para el sector privado
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El enfoque liberal de Morales Bermúdez: 1975-198
los equipos tecnocráticos del Banco Central y del Ministerio de Economía adquirieron roles
predominantes en la gerencia económica del país. La alguna vez influyente y
"estructuralista" Instituto Nacional de Planificación Nacional fue efectivamente dejado de
lado en el diseño de políticas.
La resistencia fue aún más fuerte y efectiva en áreas donde los intereses militares estaban en
peligro, los recortes del gasto público que afectaron el presupuesto de defensa fue razón
suficiente para no apoyar a los ministros de Economía. La brevedad de los períodos de
despacho de los civiles Luis Barúa Castañeda y Walter Piazza fue el resultado de su
incapacidad para confrontar los intereses militares, en lugar de ello fue impuesta una
restricción de los fondos públicos para el sector privado. El acuerdo con el FMI no fue del
agrado del sector privado. En términos reales, el crédito para el sector privado se redujo,
sólo algunas de las restricciones del mercado laboral fueron removidas: los controles
estrictos sobre la moneda extranjera fueron instaurados y los beneficios tributarios para la
importación de bienes de capital fueron abolidos.
El sector financiero atrajo la atención de los grupos económicos38 porque el acceder a los
fondos disponibles les permitían no sólo afrontar la incertidumbre protegiéndolos de la
crisis, sino también cubrir los costos mínimos de una industria en problemas, pero además
obtener una creciente rentabilidad (Thorp 1979: 128). Ésta es la razón por la que los bancos
comerciales privados entraron en batallas internas de cambios en la administración y la
propiedad debido a la competencia entre los grupos económicos. Un mecanismo vital de
supervivencia fue tener acceso a capital líquido para convertir certificados de dólares
americanos y hacer posible la adquisición de bienes inmuebles, esto les permitió proteger
sus acciones bajo condiciones represivas del mercado financiero. A pesar del corto margen
de maniobra que en 1979 dejó la bonanza creada por los favorables precios de exportación y
el deprimido nivel de importaciones (Thorp 1987: 210), el modelo estatista-capitalista
parecía estar colapsando. Con el tiempo, las obligaciones de la deuda demandaron un mayor
endeudamiento acentuando aún más la recesión.
A pesar de que en 1980 el Perú retornó a un sistema democrático, no existían canales fluidos
de interacción entre el Estado y la sociedad civil que permitieran un consenso sobre el
programa de desarrollo económico a largo plazo. Abugattas (1987: 139) argumenta que "la
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peculiaridad de la democracia de Belaunde descansa en el hecho de que el Estado
permaneció aislado e insensible a las crecientes presiones por parte de la sociedad civil, una
situación que cercanamente nos recuerda el autoritarismo militar a partir de 1976. Las
fuerzas sociales demandaron que la apertura democrática estrechara la brecha originada
entre el Estado y la sociedad civil bajo el régimen autoritario. Los grupos civiles demandaron
un rol en la formulación de las políticas públicas para satisfacer las demandas populares
postergadas por mucho tiempo. Las expectativas depositadas en la democracia por el capital
local y el movimiento laboral fueron prontamente frustradas. La apertura del Gobierno
nunca ocurrió".
El principal problema fue el resultado que produjo esta manera de diseñar la política
económica40: señales contradictorias para el sector privado. En primer lugar, el equipo del
presidente Belaunde apuntó hacia un aumento de la inversión pública a través del
incremento en las nuevas obras de construcción y en la búsqueda de una asociación entre el
sector público y privado.
La elección del candidato del Apra, Alan García, en 1985 no sólo significó un cambio en la
política económica hacia un manejo heterodoxo, sino que también constituyó una nueva
concepción de concertación con la comunidad empresarial. El equipo tecnocrático de García
vio al sector privado como un socio potencial para lograr el éxito con su política heterodoxa.
Debido a una iniciativa personal del presidente García, los doce grupos económicos más
importantes fueron llamados para llegar a un acuerdo de inversión a corto plazo y metas de
empleo. Sin embargo, sólo un año después, el presidente intentó erosionar el poder de los
grupos a través de una estatización de los bancos comerciales privados.
El Apra ganó por amplia mayoría las Elecciones Generales de mayo de 1985, lo cual le
permitió implementar fácilmente su propio programa económico. El modelo heterodoxo
peruano tuvo cuatro componentes principales: control de precios de los bienes y servicios
básicos, expansión del consumo mediante el incremento del salario mínimo y el gasto
público, reactivación de la producción a través del crecimiento en la demanda agregada y
promoción de la inversión.
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La concertación: julio de 1986
El partido gobernante jugó un rol pasivo de apoyo, en lugar de ser un negociador activo con
los empresarios. El equipo de asesores del presidente asumió el rol de representar al
Gobierno, lo cual creó una impresión de que el presidente estaba tomando distancia no sólo
del gabinete sino también de su propio partido político. La participación personal de García
no sólo debilitó el perfil de su propio partido, sino también afectó el desarrollo de otras
instituciones. Esto se debió a que el presidente escogió a los representantes empresariales,
apelando públicamente a los grupos económicos en vez de a los líderes de los gremios.
con las Memorias y Balances Generales Auditados de 1986, de las 1001 firmas supervisadas
por Conasev, los grupos económicos constituyeron el36% del total de activos fijos netos. Su
importancia fue 80% mayor a la que tuvieron las empresas públicas y las compañías de
capital mixto en combinación y cercanamente el triple de la participación de los
inversionistas extranjeros.
los cinco principales grupos económicos (Lanatta-Piaggio, Bentín, Romero, Brescia y Nicolini)
representaron el 54.7% del total de los activos fijos de los grupos económicos en 1986, con
los diez más grandes se llegaba al 72% y con los quince más importantes, al 82.6%.
PARTE II
En el Perú, resulta crítico estudiar a los grupos familiares porque ellos fueron el medio por el
cual la institucionalidad y el sostén del negocio pudieron evolucionar con el tiempo. Más
aun, en nuestro análisis nos centraremos en cómo su interacción con la élite local,
inversionistas extranjeros y el Gobierno fueron importantes en su estrategia para encarar los
cambiantes ambientes de negocio y políticos. Entonces, debería ser útil reconstruir los
diferentes pasos de su proceso evolutivo para determinar las diferentes reacciones de los
grupos y, es más, la visión actual de su poder en la creación de políticas.
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tomó control del capital extranjero del más grande banco comercial. Este golpe maestro
financiero marcó los pasos iniciales de la consolidación de un grupo económico regional y
familiar, cuyos orígenes se remontan al boom de la exportación de sombreros de paja,
"panama hats", en la década de 1880. Catacaos, un pequeño pueblo en el norte peruano, fue
el lugar de nacimiento de uno de los grupos económicos más poderosos de las décadas de
1980 y 1990.
Ser comerciante y dueño de una planta desmotadora le significó tener dos fuentes de
ganancias, comisiones e intereses sobre préstamos a los productores de algodón, así como
también beneficios de la venta de la fibra. Sin embargo, la competencia entre las casas
comerciales era fuerte, ya que los márgenes de ganancia se habían reducido y muchos
hacendados tenían sus propias desmotadoras, lo que les permitía apropiarse de una mayor
porción del excedente. Debido a esto, Romero se arriesgó como productor de algodón (lo
cual no interesaba a los inversionistas extranjeros); esto podía acercarlo más hacia la
garantía de un mínimo nivel de producción de algodón para asegurar que el negocio del
desmote y el comercio del algodón fueran lucrativos y viables. Romero tuvo que enfrentar
mercados inestables antes y después de la Primera Guerra Mundial, lo que hizo que su
compañía dudara mucho antes de enfrentar un mayor compromiso hacia la producción de
algodón. El período difícil llegó con la caída de los precios de las materias brutas, lo que creó
una severa crisis que se vería reflejada en 1921 con una caída del 50% en las transacciones
bancarias. Sin embargo C. Romero & Co. había ya establecido vínculos con el sistema
financiero, pues había comprado en 1918 el 5% de las acciones del Banco Italiano (Bardella
1989: 213) como una manera de sobrellevar la crisis. Romero tenía un buen récord de
crédito y era visto como un cliente de bajo riesgo gracias a los vínculos con el Banco Italiano,
por lo que se le concedió un préstamo de 12,000 libras peruanas.
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El comercio algodonero ingresó en una etapa agitada en la que los comerciantes empezaron
a adueñarse de las tierras; la introducción comercial exitosa de una variedad de fibra de
algodón más larga forzó a hacer cambios en los métodos de producción y en el desarrollo
empresarial; además, la presencia creciente de inversionistas extranjeros ejerció presión en
los empresarios nacionales. Habiendo mostrado hasta este punto una capacidad de reacción
emprendedora frente a las oportunidades de negocio.
El Grupo Romero ingresó en un mercado que estaba altamente concentrado por la limitada
disponibilidad del algodón. Esto forzó a todas las firmas a ver maneras de mantener en
marcha al menos una estructura básica de operación debido a la demanda extranjera por
pima. Muchos de los contratos, firmados cada tres años, establecían cuotas rigurosas de
producción y cualquier caída descalificaba del mercado de exportación. Inclusive, compañías
extranjeras como Duncan Fox, tenían un fuerte apoyo financiero de sus compañías matrices,
que les permitían competir en el mercado ofreciendo mejores condiciones que las de los
comerciantes locales para la compra de algodón. Productores regionales como C. Romero &
Co., Cía. Desmotadora Piura, Hacienda San Jacinto y F. R. Bolognesi tuvieron que afrontar los
diferentes ciclos del mercado de algodón a lo largo de las décadas. Pero, lo más importante,
tuvieron que enfrentar la fuerte competencia de compañías extranjeras.
El año 1951 fue crítico para C. Romero & Co. debido a la presión del mercado. Por un lado, la
firma obtuvo la menor participación de su historia en el mercado: 8.5%. Por otro lado, el
trader Bunge & Bom, conocido como La Fabril en el Perú, abrió su primera planta de
desmote de algodón en Piura: Desmotadora Santa Teresita, la cual llegó a obtener el 4% del
mercado en su primer año de operación. De esta manera, el trader germano-argentino
comenzó a competir de manera abierta en el mercado de fibra extralarga de algodón en
Piura. Este proyecto tenía una alta posibilidad de ser un éxito, puesto que el trader había
constituido una red comercial y financiera que ya le había ayudado a obtener el 30% del
mercado de algodón en bruto. Dentro de este marco competitivo, el Grupo Romero vio la
necesidad de mejorar sus relaciones con el sistema financiero para retener o mejorar su
poder de mercado.
En 1951 el Grupo Romero, junto con otros empresarios limeños, fundó el Banco Continental
con un capital inicial de 45 millones de soles. Entre los empresarios se encontraban George
Bertie Donaldson (británico), Feliciano del Campo Romero (español), Carlos Enrique Sutter
Modorri (suizo), Carlos Díaz Ufano Schutz (peruano), Enrique Pardo Heeren (peruano) y
Manuel María Izaga Pérez (peruano).
Es importante notar que Feliciano del Campo Romero, el representante del Grupo Romero,
era el accionista con el mayor porcentaje de acciones en el banco (8.9%). Sin embargo,
Alfredo Álvarez Calderón fue el director ejecutivo del banco, a pesar de tener solamente el
0.5% de las acciones, pues la elección de dicho cargo se basaba en el principio de nominar a
alguien de máximo crédito personal, comercial y prestigio social.
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La reforma agraria
En 1969 el Decreto Legislativo No. 177716 significó que el Grupo Romero perdiese el 50% de
sus activos. El Gobierno expropió 10,032 hectáreas de tierra cultivable de las haciendas30 y
los pagó con Bonos Agrarios. Sin embargo, las normas de Decreto permitían a los
hacendados la alternativa de quedarse con la cosecha de la compañía en curso en vez de
retener 150 hectáreas por hacienda.
Romero presentó una solicitud de financiamiento a este fondo promocional. El grupo recibió
en 1972 un financiamiento del 5O% del proyecto por parte del Estado para la construcción
de una planta de hilados de algodón pima en Piura. Los fondos provinieron de Fofipei, los
cuales eran manejados por la. agencia financiera estatal Cofide. El proyecto cubría todas las
expectativas de desarrollo industrial que el Gobierno tenía en mente como un proyecto
ideal: una proyección de $ 2.4 millones en exportaciones, alto valor agregado usando
insumos nacionales y una localización fuera de Lima.
En 1995, el comité de privatización del segundo banco comercial más grande aprobó la
transferencia de acciones poseídas por el Estado a un joint venture formado por el Banco
Vizcaya (España) y el Grupo Brescia (Perú). Esto fue un signo del resurgimiento de un grupo
económico familiar cuyas inversiones habían sido gravemente afectadas por la apertura de
la economía durante la década de 1990. De cualquier manera, la naturaleza de este joint
venture es una expresión de la forma de operación que el grupo desarrolló a lo largo de su
ciclo de vida empresarial. Los Brescia habían conducido principalmente sus negocios
capitalizando cualquier oportunidad que se presentara en cualquier campo.
La pesca
La minería
El primer Bentín, según parece, fue un inglés que arribó proveniente de España
al Perú a principios del siglo XIX durante la guerra de lndependencia. Carlos
María Bentín contrajo matrimonio con una dama aristócrata de Lima, Manuela
Martín La Fuente y La Palomera y tuvieron un hijo en 1826: Antonio Bentín y La
Fuente, quien se convertiría en un hombre de negocios y político. Así, desde el
inicio de la era republicana los Bentín han sido parte de la élite local en el Perú.
Ricardo Bentín regresó a trabajar en sus minas que habían sido descuidadas
o destrozadas por el ejército invasor. Esto le significó reempezar en
circunstancias muy limitadas para la exploración y perforación de sus minas de
Aguas Calientes, un ramal de Casapalca. A pesar de que Bentín desarrolló sus
minas por cuenta propia, estableció contactos con inversionistas extranjeros y
obtuvo un préstamo de la Backus & Johnston Co. Esta compañía americana15
se había trasladado a Casapalca para explorar posibles inversiones en la
minería y obtuvo el alquiler de la hacienda minera de los Bentín, en respuesta a
tempranas iniciativas en la minería de plata en el área por parte de las familias
Garland y Proaño.
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