A. La ensefianza en pardbolas: 4, 1-34
18. LA PARABOLA DEL SEMBRADOR
(Me 4, 1-9; cf. Mt 13, 1-9, Le 8, 4-8)
PRESENTACION DEL TEXTO
El capitulo es una composicién ordenada de las enseftanzas de Jestis, centradas sobre todo
en el tema del crecimiento del reino de Dios y expresadas en forma de pardbolas o de “dichos”
de Jestis diseminados (reunidos aqui en los vu. 21-25). Se piensa que ya Marcos haya tenido a
su disposicin una coleccién de pardbolas, que utilizé particularmente en este capitulo, segiin
una intencion teoldgica precisa.
El primer trozo de este capitulo contiene la parabola del sembrador, narrada por Jestis.
Una conftontacién con los pasajes paralelos de Mateo y Lucas nos muestra que el texto de
Marcos, con sus numerosos semitismos, es el mds fiel al relato originario de Jesiis. La mano del
evangelista se reconoce, tal vez, en el v. 1 que introduce la pardbola ¥, al retomar los temas
conocidos del mar, de la multitud y de la barca, confiere un tono de importancia particular a
la ensefianza que Jestis quiere impartir.
Es significative que Marcos, después de haber resumido, en el capitulo 1 (cf. 1, 15) con
una frase muy densa la ensetianza de Jestis acerca del reino, y después de haber desarrollado
su significado en los capitulos sucesivos a través del relato de “hechos”, ahora lo profundiza
mediante parabolas. Ellas no se reducen a simples subsidios diddcticos para hacer comprensible
una doctrina dificil, sino que, usando el lenguaje de las imagenes que es comprendido solo
por quien lo contempla con gusto y simpatia, expresan el convencimiento de que el mensaje
del reino puede ser acogido solamente por quienes se colocan en una consonancia interior, es
decir, de conversin y adhesin con respecto a Jesis que habla: “Por consiguiente, el hablar
en imagenes no es en absoluto menos comprometedor; antes bien, es mds comprometedor que
cualquier lenguaje directo, precisamente porque exige una determinada disponibilidad a dejarse
introducir en una relacién con el que habla” (cf. Schweizer, Il Vangelo secondo Marco, p. 92).
E| tema del reino de Dios, aunque no se menciona explicitamente, constituye el micleo de esta
parabola, cuyo tema est vinculado al tema de la “mies”, que en la Biblia recuerda el evento
final del reino de Dios. También las otras pardbolas de este mismo capitulo estén centradas en
el crecimiento del reino.
Al narrar esta parabola, Jestis quiso manifestar su confianza profunda en la realizacién
del reino y en su llegada a maduracién precisamente en las dificultades discretas en las que se
desarvolla su predicacién y su actividad, como lo hemos podido comprobar en los capitulos
anteriores.
1. Y otra vez se puso a ensefiar a orillas del mar. Y acudié a El tanta gente, que subié a
una barca y, ya en el mar, se sent6; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar.
2. Les ensefiaba muchas cosas por medio de pardbolas. Les deca en su instruccién:
3. “Escuchen. Una vez salié un sembrador a sembrar.
18. LA PARABOLA DEL SEMBRADOR: Mc 4, 1-9 1314 Y sucedié que, al sembrar, una parte cay6 a lo largo del camino; y vinieron las
aves y se la comieron.
5 Otra parte cayé en terreno pedregoso, donde no habia mucha tierra, y broté en
seguida porque la semilla no tenia profundidad en la tierra;
6 pero cuando salié el sol la abrasé y se secé por no tener raiz.
7 Otra parte cay6 entre espinos; y al crecer los espinos la ahogaron, y no dio
fruto.
8 Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollandose, dieron
fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento”.
9 Y decia: “Quien tenga ofdos para ofr, que oiga”’
v. 1: otra vez: después del paréntesis de la lla-
mada de los apéstoles y de un evo rechazo que
Je habian dado los escribas en el capitulo anterior,
Jests reanudacon tenacidad, sin ninguna pausa, su
misién de anuncio y de misién.
vv. 2: les ensefiaba por medio de pardbolas: los
evangelios hacen uso abundante de este lenguaje
en imagenes: se encuentra ademas en numerosas
comparaciones, metéforas, analogias y en los sim-
bolos. Mientras que estas variadas formas de len-
guaje en imagenes han sido siempre muy comunes
también en el mundo antiguo, la forma especifica de
la parabola se encuentra solamente en los evangelios
sinépticos y puede relacionarse con tipos anélogos
de “historias ilustrativas” del Antiguo Testamento.
‘Un examen més atento de las parabolas, inclu-
so en el aspecto de su estructura literaria, nos hace
comprender mejor su funcién con respecto a lo que
quieren significar. En general una parabola es una
comparacién muyamplia, quese desarrollaalamane-
ra de un relato, que normaimente reproduce hechos
o episodios de la vida humana cotidiana, cuya fina-
lidad es la de ilustrar verdades de cardcter religioso y
moral. En a literatura clasica este género de relatos
asume con frecuencia el nombre de “fabula”, por
cuanto tiene referencia al mundo animal,
Lacomprensién del mensaje contenido en estos
relatos no es tan inmediata para todos, no tanto
porque sea particularmente dificil desde el punto
de vista conceptual o porque sea oscurecido por las
imagenes de la parabola, sino mas bien porque se
tequiere determinadas disposiciones de énimo para
comprender su mensaje que concieme en opciones
fundamentales de la vida. Precisamente por eso en
Jos wy. 10-20, que siguen al relato de la pardbola del
sembrador, se habla del “misterio” revelado por
Jas parabolas. Notemos que en hebreo el término
correspondiente a “parabola” significa como si fuera
una alegoria, que por cierto es muy semejante a la
parabola en cuanto a la forma que es la de un relato.
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‘Ya en el mismo evangelio (como lo veremos en este
capitulo, cf. vy. 13-20) y en muchos comentarios
antiguos a los evangelios (cf. por e). san Agustin),
notamos este tipo de interpretacién alegorica de las
pardbolas, cuando se busca unacorrespondenciacon-
tinuao una aplicacién de todos los elementos incluso.
minimos del relato a una situacién concreta, que se
quiere ilustrar.
En cambio las pardbolas, como tales, tienden
a fijar nuestra atenci6n sobre un solo punto funda-
mental, que se ha de descubrir mas alla de cada uno
de los elementos del relato, los cuales no deben ser
interpretados uno a uno, sino sencillamente han de
leerse como contorno narrativo.
Evidentemente las parabolas narradas por Jestis
nacen poco a poco de circunstancias precisas en las
que El se encuentra y de las cuales saca la ensefianza
expresada por las pardbolas: como lo hemos sefialado
antes, aqui Jestis quiere profesar su firme confianza
enel crecimiento y en los frutos sobreabundantes del
reino, a pesar delas resistencias gravisimas que tratan
de sofocarlo.
v. 3: salié un sembrador: la imagen del sem-
brador ya se hallaba presente en autores clasicos
antiguos;el aspecto original de esta reelaboracién
por parte de Jestis esta en el fuerte acento sobre
el fracaso de la siembra, para hacer resaltar de
un modo impresionante el fruto, paradéjicamente
abundante, que deriva.
v. 4: una parte cayé a lo largo del camino: los
‘campesinos de Palestina solian sembrar sobre todala
cextensidn del campo antes de arar: por consiguiente,
tuna parte de la semilla caia sobre los senderos 0
sobre los terrones cubiertos por zarzas y piedras, que
al arar volvian a ser una superficie cultivada.
v. 8: unas produjeron treinta, otras sesenta, otras
ciento: aquiesta ciertamente el punto focal de la pard-
bola, que, como otras parébolas de Marcos, sobre
todoeneste capitulo, contrapone la dificultad de los
comienzos y del desarrollo con el triunfo del éxito:
18. LA PARABOLA DEL SEMBRADOR: Mc 4, 1-9Jas podemos llamar “pardbolas del contraste”. Este
contraste se expresa al marcar de un modo totalmente
paraddjico el fruto de la mies (que normalmente
en Palestina giraba alrededor del 7, § por uno) con.
respecto al fracaso de la mayor parte de la siembra.
Claramente este contraste hace alusién a la debilidad
y precariedad del reino de Dios durante su progresivo
“formarse” en la historia humana, con respecto a su
¥. 9: quien tenga oidos para oir, que oiga. esta
frasenosignificacastigoni exchusién, como sifuera
iguiien entiende, muy bien; quien no entiende, peor
para él! En cambio es una exhortacion a escu-
char con atencin y atesorar lo que se dice, para
ponerlo en préctica. Este dicho final corresponde
exactamente al solemne: “Escuchen” del v. 3, que
abre el relato de la parabola, como lo explicaremos
extraordinaria realizacién final. mejor al comentar el trozo siguiente
SIGNIFICADO TEOLOGICO
Esperar contra toda esperanza
Las parbolas nos presentan episodios comunes de la vida. De los cuales es necesario
sacar ensefianzas. Antes bien, toda la misma vida, en su cotidianidad y en su trivialidad,
es una parabola continua desde la vida hasta la muerte, dentro de la cual es necesario
saber “escuchar” (cf. v. 3) la “palabra de vida”, sin la cual nuestra existencia carece de
sentido. Pero hay que tener ofdos y ojos bien abiertos, para entender todo esto: como
en la siembra y en la accidn de arar un campo, donde un ojo extrafio o distrafdo no sabe
ver mas que desconcierto y pena, mientras el ojo confiado y atento del campesino logra
escrutar en profundidad, y ya se alegra por el trigo que nace y por la mies que se mece.
También la poda reduce la vid a un aspecto triste y desolado: sin embargo, el viticultor
que poda ve ya los racimos mas abundantes y se saborea anticipadamente un vino mejor
que el del afio anterior.
“Escuchen” (v. 3), dice el Seftor. El por vez primera Ilama la atenci6n a sus palabras:
tiene un mensaje nuevo que va a comunicar de parte de Dios, que todavia no ha sido
“escuchado”, es el mensaje de la nueva alianza. Masde una vez encontramos, enel Antiguo
Testamento, el mandato: “Escucha, Israel”. Toda la religion hebreo-cristiana es una
religion de “escucha” . Con las palabras: “Escucha, Israel” (Dt 6, 4) comienza la profesion
de fe hebrea, la oracién cotidiana denominada “Shema” (Dt 6, 4-9; 11, 13-21). A Dios sdlo
se le puede escuchar; su palabra viene a nosotros a través de la voz de la naturaleza y de la
historia. En efecto, a Dios nadie lo ha visto nunca (Jn 1, 18), y el que ve su rostro muere (cf.
Ex 19, 12; 33, 20): su rostro, que da la vida, como suspirar los salmos, nos ser concedido
verlo sélo al final, cuando la sombra de la muerte sea disuelta por la luz dela vida. Por ahora
Dios solamente se puede “escuchar” en lo que Jestis, su palabra total y definitiva (cf. Hb
1,1 ss.), nos dice. El mismo es la palabra de vida (cf. 1Jn 1,1): el que sabe ‘ “escucharlo” a E]
percibe la realidad de Dios ya presente en nosotros, y ve delinearse en El el propio rostro
oculto, la perla preciosa por descubrir. Jestis fue el primero en vivir esta escucha, Pincipio
de toda esperanza, y la ha comunicado a nosotros en parabolas, donde en la experiencia
cotidiana, nos muestra cémo se puede ver el rostro de Dios.
Esta primera parabola, que Marcos nos presenta, es una parabola cuyo tema dominante
eslaesperanza. Perono se trata de unaesperanza “barata”’. Se trata de “una esperanzacontra
toda esperanza” (cf. Rm 4, 18), asi como estar lleno de esperanza su grito desesperado en
lacruz: “Dios mio, Dios mjo, ;por qué me has abandonado?” (15, 34).
Para ilustrar este momento particular de su vida que da tan poca cabida a la espe-
ranza, Jestis contrapone, a las dificultades y a las penas de la siembra, la certeza gozosa
18, LA PARABOLA DEL SEMBRADOR: Mc 4, 1-9 133,