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Asignatura: Cátedra
PROYECTO
Integrantes:
Aristimuño, Vladimir
Cadenas, Melanie
Castro, Alesia
Cuenci, Daniel
Manrique, Natasha
Nadal, Miguel
Rodríguez, Ariadna
Virag, Daniel
Los ácidos grasos que se utilizan como materia prima del jabón son los siguientes:
La pasta pasa por un tubo a presión y entra en una gran torre, donde es "rociada"
con aire caliente a contracorriente.
El aire evapora el agua de la pasta y se forma el polvo (es más o menos fino
según la presión con la que ha salido del tubo y el diámetro de los orificios del
"rociador").
Algunos de los ingredientes, que no pueden resistir la temperatura del aire
caliente o la humedad, se añaden al polvo obtenido después de la atomización.
A continuación, el polvo se revuelve en un tambor giratorio.
Finalmente, pasa por un cedazo que separa las partículas demasiado finas o
gruesas, esto hace un contraste en los diferentes tipos de jabones que podemos
encontrar en los mercados.
Se cree que el jabón se inventó hace unos tres mil años. Se han encontrado en la
Mesopotamia tablillas de arcilla sumerias que mencionan la mezcla que se obtenía
de hervir aceites con potasio, resinas y sal y sobre su uso medicinal.
Los fenicios lo fabricaban con aceite de oliva y soda cáustica (o carbonato de sodio)
obtenida a partir de las cenizas de la combustión de plantas halófitas (plantas que
viven en las salinas) como la salicornia o la salsola.
Como ocurre con otros muchos productos, no está claro cuándo ni cómo se inventó
el jabón, y diversos pueblos se atribuyen su invención.
Según una de las leyendas, se descubrió en Italia. Cuentan que en el Monte Sapo,
cerca de Roma, se hacían sacrificios ceremoniales de animales. En ese mismo
monte ardían fuegos para la realización de esas ceremonias de sacrificio. Cuando
llovía, el agua arrastraba la grasa animal y las cenizas de esos fuegos, que bajaban
por riachuelos hasta la base del monte. Los esclavos que lavaban la ropa de sus
amos en las aguas que bajaban desde ese monte descubrieron que esas aguas la
limpiaban mejor e, indagando en la razón de esto, descubrieron cómo hacer jabón.
Los restos de jabón más antiguos son de origen babilonio y datan del 2800 a. C.
JABÓN DE GLICERINA
Existen innumerables tipos de jabón, con distintas combinaciones de consistencia,
olor, forma, color, textura, propiedades limpiadoras o terapéuticas.
Uno de los tipos de jabones más comunes es el jabón de glicerina, que en este caso
es el que usamos en nuestro producto.
Alrededor del año 600 a. C., los fenicios divulgaron el conocimiento alquímico de
cómo hacer jabón, que unos siglos más tarde tuvo su difusión a otros lugares.
Anteriormente este compuesto orgánico no se llamaba "glicerina" o "glicerol,"
porque estos nombres se crearon en el siglo XX. En el siglo XIV durante el reinado
de Carlos I, la corona inglesa monopolizaba el comercio y la fabricación de jabón.
En el siglo siguiente, este conocimiento se tomó de la alquimia para la química, un
ejemplo histórico estaría en el del químico inglés Claude Joseph Geoffroy (1741),
que intensificó sus estudios sobre la naturaleza de las grasas, lo que le llevó al
descubrimiento de la glicerina. Menos de 40 años después, el químico sueco Carl
Wilhelm Scheele fue el primero en aislar este compuesto en 1779, calentando una
mezcla de litargirio (PbO) con aceite de oliva. Fue él quien formalizó el
descubrimiento de que las grasas y aceites naturales contienen glicerina.