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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
UPEL IMPM

Estudio de Caso

Profesora: Integrante:

Elizabeth Welman Elena Carrillo

Camaguán, 9 de Julio del 2017


“Estudio de Caso”

Moldeamiento del Habla

Un niño enfermo de cuatro años de edad que se llama Carlos, fue enviado
a un hospital psiquiátrico para recibir diagnóstico y tratamiento.

Carlos solo podía decir unas cuantas palabras. Era exageradamente activo. Carlos
sólo podía decir unas cuantas palabras. Era exageradamente activo, negativo y
destructor. Además tenía un marcado temor a la gente. El niño había oído muy poco
inglés, porque sus padres rara vez se comunicaban entre si y cuando lo hacían hablaban
una mezcla de alemán, hebreo e inglés, por si fuera poco a menudo le pegaban y lo
encerraban en su habitación, donde no oía ninguna voz por mucho tiempo.

Los psicólogos del hospital psiquiátrico hicieron amistad con el niño e iniciaron la
conformación de sus destrezas de lenguaje. Al principio uno de los especialistas llevó a
Carlos a un cuarto de juegos, donde ambos jugaron con juguetes, libros y otros objetos.
Cada vez que el niño pronunciaba cualquier palabra, el psicólogo mostraba mucho
interés y repetía esa palabra.

Al cabo de un tiempo, Carlos empleaba un escaso vocabulario con mayor


frecuencia.

Entonces, el psicólogo pasó a la siguiente etapa: Agarró un objeto y lo nombro


Carlos tenía que decir:

“Dome…” cada vez que el niño nombraba un objeto, el psicólogo reforzaba esta
conducta por medio de halagos, golosina y el objeto mismo. Al cabo de cierto tiempo de
continuar el juego, Carlos adquirió suficiente destreza para pedir objetos comunes. Ahora
de que el niño imitará determinadas palabras para recibir el reforzamiento.

El psicólogo mostraba a Carlos en objeto o una ilustración y nombraba el objeto. Sí


el niño repetía las palabras acertadas, recibir dulces, halagos y varios minutos de juegos
libres. Tan pronto como el niño ya entendió los nombres de muchos objetos comunes, el
psicólogo comenzó a adiestrarlo en los nombres de los colores, y así sucesivamente.

Los psicólogos pasaron más de 100 horas de sesión enseñando a Carlos a hablar,
durante un periodo de más de 20 meses. Cuando Carlos fue confiado a un nuevo hogar
sustituto ya hablaba con frases completas y había aprendido a confiar en las personas.

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