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Más allá del binario de género: intersexualidad y feminismo

*Nikoletta Pikramenou is a Human Rights Lawyer and PhD candidate at Aristotle University and
Uppsala University. Her thesis is focusing on intersex rights.

** This article was first published on Ágora revista online de la Universidad Autónoma de Madrid,
Edición especial: Feminismos y cuestiones de género.

Sexualidad y feminismo

Del latín «fémina» (mujer), el feminismo es una doctrina social favorable a la mujer. Este
movimiento reivindica que tanto hombres como mujeres sean iguales y tengan los mismos
derechos. De este modo, el feminismo pretende cuestionar las relaciones entre la sexualidad
y el poder social, económico y político[1]. De acuerdo con la Organización Mundial de la
Salud (OMS) «la sexualidad es un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su
vida. Abarca el sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la
intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vive y se expresa a través de
pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles
y relaciones interpersonales.»[2].

Remontándonos a sus orígenes, el movimiento feminista se inició formalmente a finales del


siglo XVIII y estaba compuesto íntegramente por mujeres blancas, de clase alta y
heterosexuales. Esto se debía a que las feministas de esa época estaban preocupadas por el
hecho de que la incorporación de lesbianas en el movimiento pudiera crear un rechazo
social de todas sus reivindicaciones, debido a la homofobia que prevalecía en ese momento.
No obstante, actualmente, la agenda de lesbianas ocupa un lugar importante en el
feminismo.

Posteriormente, muchas feministas de la segunda ola (aprox. 1960-1980) se opusieron aún


más enérgicamente a la inclusión de los transexuales[3], aversión que aún existe y se puede
justificar con distintas argumentaciones, que expondremos sucintamente a continuación. En
primer lugar, algunas feministas han afirmado que las mujeres transexuales (de hombre a
mujer) deben ser excluidas porque no son realmente mujeres, al seguir disfrutando de
privilegios masculinos. Por otro lado, también se ha sostenido que los hombres transexuales
(de mujer a hombre) deben ser excluidos porque han renunciado a su condición de mujer
para obtener las ventajas de los hombres en el sistema patriarcal. Y, por último, algunas
feministas han opinado que los transexuales intentan cambiar su papel en el binario de
género en vez de eliminarlo.

Las feministas de la tercera ola (aprox. 1990-hasta hoy), son más ambivalentes hacia los
derechos trans. Se preguntan cómo uno puede asignar al tema del género tanta importancia
y convertirlo en una característica definitoria de la identidad de la persona. La filósofa
estadounidense Judith Butler, que ha tomado parte en los debates de la tercera ola del
feminismo, dedica una gran parte de su libro «El género en disputa: Feminismo y la
subversión de la identidad» (1990) a analizar términos que en el feminismo eran
incuestionables. Intenta desmentir la idea de lo femenino como algo inherente a la mujer y
explica que «toda teoría feminista que limite el significado del género en las presuposiciones
de su propia práctica dicta normas de género excluyentes en el seno del feminismo, que con
frecuencia tienen consecuencias homofóbicas»[4]. Las teorías de Butler están influenciadas
por la «Nueva Política de Género» que es una combinación de movimientos que engloban el
transgenerismo[5], la transexualidad, la intersexualidad y a sus complejas relaciones con las
teorías feministas y queer[6][7]. Podemos decir, pues, que los pensamientos de Butler se
inspiran en la frase de Simón de Beauvoir, «No se nace mujer: llega una a serlo»[8].

Anulando el binario de género: el caso de los intersexos

Como una persona nace con sexo masculino o femenino, el sexo viene determinado por la
naturaleza; en cambio, el género es una construcción social porque se aprende, puede ser
educado, modificado y hasta manipulado[9]. Esta distinción es crucial para algunas teorías
feministas, dado que hay quienes argumentan que la opresión patriarcal sobre las mujeres
es un fenómeno cultural y no tiene sus orígenes en la diferenciación sexual biológica.

Por otro lado, la intersexualidad elimina las categorías de sexo y género. Los intersexos
tienen una estructura biológica que no es ni exclusivamente masculina ni femenina, por eso
sus órganos sexuales se clasifican como «ambiguos». Antiguamente, eran llamados
«hermafroditas» pero hoy se prefiere no utilizar ese término, porque cuando se refiere a las
personas, implica que uno es a la vez totalmente femenino y totalmente masculino, lo cual
es fisiológicamente imposible. Los intersexos se distinguen de las personas trans en que su
estado no está solamente relacionado con el género, sino que se refiere también a su
estructura biológica.

La lucha principal del movimiento intersexo se centra en la oposición a la práctica quirúrgica


coactiva de reconversión a los neonatos y los niños, en ocasiones sin siquiera el
consentimiento de sus progenitores[10]. La meta en la mayoría de este tipo de cirugías es
normalizar y mantener el binarismo de sexo, puesto que no se puede permitir en la sociedad
actual la presencia de cuerpos que no se consideren «normales» según el modelo binario.
Cheryl Chase, una de las primeras activistas intersexuales, durante su adolescencia se dio
cuenta de que no tenía ni labios externos, ni clítoris, ni posibilidad de tener orgasmos.
Cuando decidió buscar su historial médico, descubrió que durante su niñez se le había
diagnosticado como «hermafrodita» y los médicos la habían operado para «normalizarla».

Durante los primeros años, la teoría feminista proporcionó un importante apoyo para las
personas cuya identidad de género no se ajustaba al sexo asignado al nacer, como aquellos
que habían desarrollado una identidad intersexual[11]. No obstante, el movimiento
intersexo recibió el rechazo de las feministas que lucharon contra la mutilación genital
femenina (MGF)[12]. Aunque las razones para oponerse a la cirugía genital en niños
intersexuales son similares a los argumentos presentados por las feministas que se oponen a
MGF, las feministas anti-MGF no han incluido cirugías en niños intersexuales en sus
agendas[13]. Lo más importante es que el MGF se utiliza, entre otras causas, para reforzar
las normas de género. Similarmente, uno de los objetivos de cirugías intersexuales es
destacar el heterosexismo y las normas culturales de los roles de género[14].
El feminismo del futuro

El punto de referencia del feminismo es el género femenino. Durante los últimos años, el
concepto de sexo y género ha cambiado, y el caso de los intersexos muestra que se prefiere
operar sus cuerpos para convertirlos en masculinos o femeninos antes que admitir que las
ideas sobre la diferencia sexual tienen raíces culturales. Hoy en día, el sistema patriarcal no
afecta solo a las mujeres sino también a personas que no pertenecen al sistema binario de
género como los intersexos y trans. Sin embargo, hemos visto que el feminismo todavía no
está totalmente de acuerdo con ambos movimientos.

Así, pues, ¿debería el feminismo evolucionar y ampliar su agenda? Los movimientos


intersexos y trans comparten el objetivo común de la igualdad de género, que les lleva a
luchar por derechos humanos como la dignidad del ser humano, el respeto a la vida privada
y familiar, los derechos sexuales y reproductivos, la prohibición de la discriminación. Así, por
consiguiente, resultaría realmente útil colaborar e intercambiar conocimientos científicos.
Por un lado, las feministas tendrían la oportunidad de abordar la siguiente cuestión crucial:
si los derechos de género avanzan de manera más eficaz al trabajar dentro del binario, o si
sería mejor intentar anular absolutamente nuestro sistema binario. Por otro lado, los
movimientos intersexos y trans, dado que son más recientes, podrían beneficiarse del
estudio de la historia del feminismo.

Con esto, concluimos que el feminismo del futuro deberá ineludiblemente desafiarse a sí
mismo y abrirse a nuevas ideas que promuevan la meta más importante: la liberación del ser
humano.
Referencias bibliográficas

Berbél Sara, « ¿Cuál es la diferencia entre género y sexo?», Mujeres en Red, El


periódico feminista, 2011.

Beauvoir Simone «El segundo sexo», Buenos Aires, Siglo Veinte.

Butler Judith, «El género en disputa: Feminismo y la subversión de la identidad»,


Barcelona, Paidós, 2006.

Butler Judith, «Deshacer el género», Barcelona, Paidós, 2006.

Cano Abadía Mónica, «Intersexualidad: una Mirada feminista», Feminismo/s,


Revista del Centro de Estudios sobre la Mujer de la Universidad de Alicante, Número
19, junio de 2012.

Chase, Cheryl, «Hermafroditas con actitud: cartografiando la emergencia del


activismo político intersexual», en Grupo de Trabajo Queer (ed.), El eje del mal es
heterosexual. Figuraciones, movimientos y prácticas feministas queer, Madrid,
Traficantes de sueños, 2005, pp. 87-108.

Definición de Feminismo http://definicion.de/feminismo/ (18/04/2016).

European Commission, “Trans and Intersex people, Discrimination on the grounds of


sex, gender identity and gender expression”, 2012.

Glocer Fiorini, «Sexualidades nómades y transgénero», Diversidad sexual,Buenos


Aires: APA, Lugar Editorial S.A, 2010.

González Vázquez Araceli, «Michel Foucault, Judith Butler, y los cuerpos e


identidades críticas, subversivas y deconstructivas de la Intersexualidad», Isegoría,
Revista de Filosofía Moral y Política, No 40, enero-junio, pp. 235-244, 2009.

Greenberg Julie, Herald Marybeth, Strasser Mark “Beyond the Binary: What Can
Feminists Learn from Intersex Transgender Jurisprudence” Michigan Journal of
Gender and Law, Vol 17, Issue 1, 2010.

Morland Iain, “Feminism and intersexuality”, Feminist Theory, Vol. 2(3), 2001.

WHO, Sexual and Reproductive Health, “Defining sexual health”,


http://www.who.int/reproductivehealth/topics/sexual_health/sh_definitions/en/#
(18/04/2016).
[1] “Definición de Feminismo”, http://definicion.de/feminismo/

[2] WHO, “Defining sexual health”,


http://www.who.int/reproductivehealth/topics/sexual_health/sh_definitions/en/#

[3] La transexualidad es una situación que define la convicción por la cual una persona se
identifica con el sexo opuesto a su sexo biológico, por lo que desea un cuerpo acorde con su
identidad y vivir y ser aceptado como una persona del sexo al que se siente pertenecer
(Glocer Fiorini).

[4] Butler, 2006, p. 8.

[5] Transgénero es un término genérico que se emplea para describir a personas que en
diferentes formas se identifican con el género opuesto al de sus características fisiológicas
de nacimiento (Daniel Shoer).

[6] Queer significa rechazar las clasificaciones por género o por prácticas sexuales, es decir,
vivir sin etiquetas y empezar a vernos como personas. Todas las categorías (heterosexual,
homosexual, transgénero, bisexual) simbolizan estructuras que, de alguna manera, limitan la
expresión de la diversidad sexual (Prissila Solorzáno).

[7] Butler, 2006, p.17.

[8] Beauvoir, 1949, p.13.

[9] Berbél, 2011.

[10] Cano Abadía, 2012, p. 72.

[11] Greenberg, 2010, p. 17.

[12] La mutilación genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos que, de
forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales
femeninos. (http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs241/es/ ).

[13] Greenberg, 2010, p.17.

[14] Idem.

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