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EL BIENESTAR Y LA FELICIDAD
232 p. ; 23 cm.
ISBN: 978-956-01-0083-2
1 desarrollosocial-chile. 2 chile-condiciones
económicas. 3. chile-condiciones sociales.
*NQSFTPFO$IJMFrPrinted in Chile
ISBN 978-956-01-0083-2
Derechos reservados.
Índice
Presentación ................................................................................... 9
Capítulo I
Contra la felicidad: Consideraciones críticas sobre el
enfoque político de la felicidad
Daniel Loewe................................................................................ 17
Capítulo II
Programa gubernamental «Elige Vivir Sano»: Cuerpo, salud
y felicidad en Chile durante la presidencia de Sebastián Piñera
Iván Pincheira ............................................................................. 107
Epílogo
La felicidad como vocación o el bienestar como profesión:
Una mirada a la economía política del bienestar y la felicidad
Juan Carlos Oyanedel y Camila Mella ........................................ 211
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Juan Carlos Oyanedel y Camila Mella
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Presentación
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Juan Carlos Oyanedel y Camila Mella
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Capítulo I
Contra la felicidad: Consideraciones
críticas sobre el enfoque político de la
felicidad1
Daniel Loewe
Introducción
Los estudios empíricos de la felicidad están de moda. En gran medida,
ello se retrotrae a los desarrollos de la psicología positiva. Decisivos
han sido los datos obtenidos de estudios comparados extensivos sobre
niveles de felicidad, en los que se examina cómo esta se relaciona con
educación, participación política, ingreso, vínculos, actividades como
voluntario, entre otros.
Pero el interés en la felicidad no es exclusivamente académico.
Muchos autores proponen y defienden la conveniencia y necesidad de
utilizar los resultados de estos estudios para complementar inadecuados
o insuficientes índices tradicionales de desarrollo y bienestar (compare,
entre muchos: Layard, 2006; Diener at al., 2009; Frey, 2010). Las críti-
cas más evidentes apuntan a que el Producto Interno Bruto (PIB), y el
per cápita no darían cuenta apropiadamente del desarrollo o bienestar
de una nación. Por cierto, a menos que se sea un economista mediocre
es imposible no concordar con esta crítica. Pero la crítica va más allá
y apunta también a otros indicadores sociales objetivos de bienestar,
1
El siguiente artículo fue desarrollado dentro de las actividades del Centro de In-
vestigación en Teoría Política y Social de la Escuela de Gobierno de la Universidad
Adolfo Ibáñez. Una versión parcial y preliminar fue presentada y discutida en
VIII Banquete de Filosofía de la Feria del Libro de Guadalajara dedicado al tema
de la Felicidad, a la cual fui invitado. Mis agradecimientos a los organizadores y
discutantes del evento.
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Daniel Loewe
2
&OPUSPTJUJPIFEJTDVUJEPFTUBTDSÎUJDBT -PFXF
3
Este desarrollo se observa, aunque de modo incipiente, en Chile. La última CASEN
(Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional) incluyó por primera vez
la pregunta: «Considerando todas las cosas, ¿cuán satisfecho está usted con su
vida en este momento?». Y el año 2011, por solicitud del Gobierno, el estudio del
Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo incluyó la realización de un
informe acerca de la felicidad de los chilenos. Se espera establecer un termómetro
que mida el ánimo subjetivo en un momento determinado.
4
Recurriendo a Bentham (1948), la gran empresa del Gobierno consiste en promover
la felicidad de la sociedad mediante la administración de castigos y recompensas.
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Daniel Loewe
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A modo de ejemplo: si primero se pregunta a un individuo acerca de su nivel de
felicidad y luego acerca de la importancia de la salud en la felicidad, se obtienen
resultados diferentes a cuando se invierte el orden. La razón es que si un individuo
considera que la salud es importante para la felicidad, como la mayoría considera,
y luego se le pregunta acerca de su nivel de felicidad, tiende a afirmar un mayor
nivel de felicidad si es que se considera relativamente sano.
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Para algunas de estas y otras dificultades metodológicas, así como estrategias para
superarlas, compare Diener y Tov, 2006.
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Recurrir a la disposición a pagar, o a experimentos, para obtener un mínimo común
múltiple monetario que permita la comparabilidad no puede ser una alternativa
para los defensores de la política de la felicidad. Esto se debe a que estos métodos
están sujetos a una serie de críticas (sesgos en las decisiones, etc.) que los tornan
dudosos como métodos para establecer el bienestar de un agente. De hecho, los
estudios empíricos de la felicidad ofrecen una alternativa a estos métodos y sus
deficiencias. Si para argumentar a favor de la alternativa que ofrecen recuren al
mismo método que critican, y al que esperan ofrecer una alternativa, destruyen
su propio caso.
11
En vez de muchos, compare los trabajos de Peter Singer en el campo de la ética
animal (2001) y la pobreza global (1972, 2009).
12
Pero incluso en este caso limitado, la tesis no es razonable. Después de todo, por
ejemplo, un dolor de muelas parece ser algo cualitativamente distinto al dolor
por la muerte de una persona amada. No es casual que el principal referente de
Bentham es el dolor o sufrimiento físico y no el sufrimiento psicológico.
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Las relaciones entre estos tres modos de la felicidad y el ser feliz de un modo global
parecen ser más cercanas cuando imaginamos casos en los que esos tres modos
no se dan, o raramente se dan. Así, por ejemplo, parece ser psicológicamente
improbable que individuos que apenas hayan experimentado felicidad por algo
específico, o que no hayan tenido sensaciones de felicidad en su vida, o que tengan
una disposición o personalidad profundamente depresiva, o esos tres factores
juntos o alguna combinación de estos, realicen evaluaciones globales positivas de
su vida.
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Ciertamente, al hacer lo que se tiene que hacer, supervienen también elementos
afectivos. Pero estos elementos no parecen ser bien recogidos con el concepto de
placer. Más bien, como la paz que se obtiene al saber que se ha hecho lo correcto,
que se ha vivido una vida valiosa, etc.
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Daniel Loewe
2. La política de la felicidad
Para el uso político de la felicidad son relevantes los datos que se ob-
tienen al cruzar los niveles de felicidad relatados agregados con datos
duros acerca de la constitución del mundo. Así, es posible utilizar un
índice de la felicidad en el diseño institucional y de políticas públicas
que aspiren a fomentarla. Algunos de los resultados de las investiga-
ciones de la felicidad son notables. Otros, respaldan con evidencia
empírica el sentido común. En lo que sigue, consideraré si el enfoque
político en la felicidad es una teoría política razonable. Antes, mencio-
naré concisamente algunos de los resultados más conocidos de estas
investigaciones:
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Para estudios acerca de la relación entre crecimiento económico, renta y felicidad,
compare los trabajos de Easterlin (1974), así como entre muchos otros, Frey y
4UVU[FS
0TXBME
"HZMF
%JFOFSZ0JTIJ
*OHMFIBSU
(1996); Graham y Pettinato (2002).
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Para una interesante y detallada discusión crítica compare Johns y Ormerod:
Happiness, Economics and Public Policy (2007).
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espirituales son, en promedio, más felices que los que no lo son. Esto es
así, al menos en naciones en las cuales la religiosidad es mayoritaria20.
Estos resultados se han beneficiado de muy conocidos estudios acerca
de los beneficios neuropsicológicos de creer y rezar21. Si esto es así,
¿por qué no implementar políticas públicas que aspiren a fomentar la
religiosidad de los ciudadanos?
Examinemos la segunda posibilidad (la modificación de las cir-
cunstancias para que calcen con los deseos y predisposiciones de los
individuos). Esta estrategia parece más apropiada, ya que no parece
implicar una colisión con la libertad. Pero, nuevamente, se presenta
el riesgo de la coerción ilegítima. Esto lo podemos ejemplificar por
referencia a una propuesta de Bentham22, quien planteaba que la única
obligación moral consiste en maximizar la felicidad (como placer) del
mayor número.
Caminando por Londres, Bentham notó que la gran cantidad de
pordioseros disminuía la felicidad. Las personas duras de corazón se
indignaban al verlos; las de corazón blando, se entristecían. Y la gran
mayoría de los mendigos quería dejar de serlo. Bentham propuso fun-
dar un hogar de mendigos que les ofreciera servicios básicos. Para que
esto no implicase una carga, los mendigos mismos deberían trabajar
para solventar sus gastos en el hogar. Y para colocar los incentivos
donde corresponden, Bentham propuso que cualquier ciudadano podía
recoger mendigos en las calles y llevarlos, aun contra su voluntad, al
hogar, por lo cual recibiría un premio pecuniario. Evidentemente, parte
del trabajo de los mendigos debería destinarse a solventar ese premio.
De este modo, las personas de corazón duro ya no se enojarían, las de
corazón blando no se entristecerían, y los mendigos dejarían de serlo.
Las críticas a la maximización utilitarista de la felicidad son co-
nocidas (compare: Sen y Williams, 1982): si se trata de maximizar la
felicidad, los portadores de la felicidad (es decir, los seres humanos, y
20
El estudio de Snoep (2007) muestra que no hay una correlación significativa entre
religión y felicidad individual cuando las mediciones se realizan en países con bajas
tasas de afiliación religiosa, como Dinamarca y los Países Bajos, a diferencia de
países ampliamente religiosos como Estados Unidos.
21
Compare, por ejemplo, Schjoedt (2008, 2009).
22
En el escrito de Bentham: Pauper Management Improved (1798), en la referencia
de: Himmelfar, 1965.
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Este caso, elaborado por Scanlon (1991), es una variación de un caso de Gibbard
(1986, p.169).
28
Citando a Gibbard: «La gente quiere cosas distintas al sentimiento de bienestar:
algunas veces ellos quieren venganza, otras veces fama póstuma, otras veces la
lealtad de los amigos o esposa, otras el bienestar de otros. Un marido celoso puede
incluso preferir un ‘infierno de los idiotas’ en el cual sus sospechas abundan pero su
mujer le es efectivamente fiel, a un ‘paraíso de los idiotas’ en el cual sus sospechas
sin aliviadas pero en los hechos él es engañado sin saberlo» (Gibbard 1986, p.169).
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Ver: Country Reports on Human Rights Practices, United States Department of
State, Bureau of Democracy, Human Rights and Labor (2011). Recuperado de:
IUUQXXXTUBUFHPWEPDVNFOUTPSHBOJ[BUJPOQEG
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daño debe ser de algún modo reparado. Nuestro juicio, por tanto, puede
equivocarse de modos diferentes: puede ser que consideremos como
daño grave algo que no lo es (el ejemplo de Aristóteles: cuando alguien
olvida nuestro nombre); puede ser que nos equivoquemos en nuestra
apreciación del mundo y adjudiquemos intencionalidad al causante del
daño equivocadamente. O adjudiquemos responsabilidad a un actor
sin que lo haya sido. El juicio cognitivo de la emoción puede errar de
modos diversos, y si se equivoca, entonces la emoción no es apropiada.
Esto tiene consecuencias profundas al contrastarlo con el enfoque
político. El fin de la política pública no puede ser fomentar la felicidad
mediante un índice de emociones positivas. Estas pueden ser inapro-
piadas en la situación. Volviendo al caso en cuestión: en situaciones
de violencia u opresión, lo apropiado es desarrollar una emoción de
indignación, y es absurdo afirmar que la labor de las políticas públicas
debe ser fomentar las emociones positivas. De hecho, son estas emo-
ciones apropiadas las que subyacen a cualquier movimiento social que
aspire a cambiar un contexto que se considere como injusto. Felicidad
no es justicia. Incluso, en ocasiones se puede cementar en la injusticia.
No es razonable basar las demandas legítimas de los individuos sobre
índices de la felicidad. Por esta razón, es curioso que simpatizantes de
corrientes políticas de izquierda consideren que este nuevo paradigma
de la felicidad sea un desarrollo positivo.
Conclusiones
Cuando Alejandro Magno le preguntó a Diógenes el Cínico si podía
hacer algo por él, recibió una respuesta conocida y memorable: «Sí,
muévete que me estás tapando el sol». De acuerdo a la escuela cínica,
de la que Diógenes es uno de sus máximos exponentes, para ser feliz
no se necesita nada material.
Si los estudios científicos de la felicidad están en lo correcto,
Diógenes se equivocó. De acuerdo a la evidencia empírica nuestra,
felicidad no depende fuertemente de parámetros materiales externos.
Según dos de los autores más prolíficos e influyentes en estas investi-
gaciones, una de las contribuciones más importantes de estos estudios
realizados durante los últimos 30 años es que «los factores externos son
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30
En mi opinión, este contexto pasa por asegurar un mínimo en ciertas capacidades
fundamentales que permitan funcionamientos humanos valiosos, como propone
el enfoque en las capacidades desarrollado, entre muchos otros, por Martha Nuss-
CBVNZ"NBSUZB4FO -PFXF
1FSPFTUBUFPSÎBFTEJGÎDJMNFOUFDPNQBUJCMF
con la política de la felicidad.
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Wenceslao Unanue
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respeto por nuestra cultura y por nuestra raíces, con un buen gobierno,
y con el respeto y cuidado del medioambiente y de nuestra diversidad
ecológica. Por lo tanto, para los impulsores de un Nuevo Modelo de
Desarrollo, el verdadero progreso debería estar guiado por la búsqueda
tanto de un bienestar físico como mental, emocional y espiritual que
esté en harmonía con la naturaleza, y donde los seres humanos sean
capaces de desarrollar sus máximas capacidades y potencialidades.
En segundo lugar, el rol de las políticas públicas no puede ser obligar
autoritariamente a los ciudadanos a ser felices. Por el contario, deben,
simplemente, generar las condiciones necesarias para que las personas,
las comunidades, las organizaciones, y las naciones puedan florecer y
alcanzar sus máximas potencialidades, dando sustentabilidad tanto a
las presentes como a las futuras generaciones.
En un modelo como este hemos estado trabajando durante más de
dos años junto al Gobierno de Bután y a un grupo de profesionales de
todo el mundo. Producto del esfuerzo coordinado de un conjunto de
organizaciones internacionales y de diversas personas que creemos que
es posible construir un mundo mejor, hemos presentado recientemente
a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) un reporte (NDP
Steering Committee and Secretariat, 2013) que lleva por nombre Hap-
piness: Towards a New Development Paradigm (Felicidad: Hacia un
Nuevo Paradigma de Desarrollo). Este documento marca un gigantesco
hito en el involucramiento de Bután y de su grupo de colaboradores
(llamado IEWG, Grupo de Trabajo de Expertos Internacionales) respec-
to de la discusión mundial actual sobre la forma de entender y medir
nuestro desarrollo. Esperamos ser un real aporte a la construcción de
un mundo más sustentable, justo y feliz.
En julio del 2011, en uno de los acuerdos más notables de las últimas
décadas, la Organización de las Naciones Unidas adoptó –por consen-
so del pleno de sus miembros (Chile incluido)– la resolución llamada
Felicidad: hacia un modelo holístico de desarrollo. En ella –resolución
inspirada en el modelo de desarrollo de Bután– se hace un llamado
formal y concreto a los gobiernos del mundo a colocar en el centro
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Wenceslao Unanue
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1
Basado en NDP Steering Committee and Secretariat (2013). Es clave destacar que
las interpretaciones/traducciones del reporte vertidas en este documento son de
exclusiva responsabilidad de Wenceslao Unanue, miembro del IEWG. En este re-
sumen se presentan solo algunas de las propuestas. Más detalle se puede encontrar
en el reporte oficial.
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Sección que reproduce las importantes contribuciones de Martinez, Ivanovic-Zuvic,
y Unanue (2013).
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20% más pobre generaba solo el 2%. El 20% más rico consumía el
84% de todo el papel y poseía el 87% de los vehículos, mientras que
el 20% más pobre usaba menos del 1% de ambos. Además, a nivel
país, Chile es uno de los ejemplos más preocupante de desigualdad
socioeconómica (Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos, 2011a), ostentando el índice de Gini más alto dentro de
toda la OCDE y uno de los más elevados en el mundo.
Diversos defensores del modelo económico imperante han plan-
teado que las desigualdades serían inherentes a la condición humana
y, por lo tanto, deberíamos aprender a vivir con ellas. Sin embargo,
investigaciones sobre altruismo han demostrado lo equivocado de tales
argumentos (Ricard, 2006). Asimismo, ha quedado demostrado que
el peligro de las desigualdades no solo radica en la injusticia social
que conllevan, sino que además se asociaría a múltiples e indeseables
problemas sociales que estarían poniendo en riesgo la sana convivencia
y el futuro de nuestras democracias. A modo de ejemplo, Wilkinson
y Pickett (2011) han encontrado en sus estudios que a medida que
la desigualdad aumenta, también lo hacen la mortalidad infantil, los
homicidios, el número de prisioneros en las cárceles, el embarazo
adolescente, la obesidad y las enfermedades mentales. Igualmente, la
desigualdad haría caer la confianza, el bienestar infantil y las tasas de
innovación.
Cuarto: los graves problemas de gobernabilidad, junto a las con-
siguientes revoluciones civiles que hemos observado durante el último
tiempo en diversas naciones del globo (Egipto, Siria, entre otras), es-
tarían poniendo en serio riesgo la estabilidad democrática de nuestro
sistema de convivencia a nivel mundial.
Por último, las demandas por un mayor progreso material que
hemos visto durante las últimas décadas, habrían puesto una enorme
presión sobre la salud física y mental de la población. El crecimiento
económico acelerado de muchos países, como Chile, ha llevado a
que las «tensiones del modelo social» se traduzcan en la aparición
de síntomas psiquiátricos y psicosomáticos. Los individuos en estos
escenarios deben ofrecer soluciones biográficas a contradicciones sis-
témicas con un claro costo en su salud mental (Aceituno, Miranda y
Jiménez, 2013). Hoy en día, podemos observar aumentos sin preceden-
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5. Conclusiones
La palabra felicidad a nadie deja indiferente. Y puede ser por el simple
hecho de que, para muchos, resulta altamente invasiva. Sin embargo,
el hablar y medir la felicidad hoy es extremadamente necesario. Y lo
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Wenceslao Unanue
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Pablo González
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Felicidad, subjetividad y desarrollo
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Felicidad, subjetividad y desarrollo1
Pablo González
Introducción
El debate internacional sobre felicidad y desarrollo, que se ha insta-
lado también en Chile, a veces sorprende por su simplicidad, y hasta,
ingenuidad. Algunos participantes en este debate parecen haberse
dado repentinamente cuenta de que la vida no se trata solo de ganar
dinero, y que el desarrollo de los países no debiera únicamente buscar
aumentar la cantidad de bienes y servicios (llamaremos a este grupo
los «neoconversos»). Bien por ellos, ya era hora. Otros, en la vereda
opuesta, pero con la misma simplicidad, rechazan cualquier intento
de integrar mediciones «subjetivas», como si la subjetividad fuese un
fenómeno totalmente irrelevante para ser tomado en cuenta por las
políticas públicas.
En los albores de la Revolución Industrial, esta confusión no hu-
biese sido tan sorprendente: grandes masas desposeídas luchaban por
sobrevivir diariamente, y la única esperanza para aliviar su situación
era la expansión económica, que además ofrecía posibilidades sin
precedentes en la historia. El vertiginoso crecimiento económico que
siguió y la posibilidad que ofrecía la macroeconomía keynesiana de
promoverlo y estabilizarlo, llevó a plantearse que sería posible superar
la lucha por la sobrevivencia y garantizar a todos un estándar de vida
mínimo apropiado.
Es así como en 1930, en medio de la Gran Depresión, el mismo
creador de la macroeconomía, John Maynard Keynes, sostuvo que el
problema central de la humanidad era el desarrollo económico; sin
embargo, podía vislumbrarse un futuro donde este dejaría de serlo. En
1
El autor agradece el apoyo de CONICYT/ FONDAP/15130009.
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Pablo González
2
Traducción propia.
3
Traducción propia.
4
Traducción propia.
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Felicidad, subjetividad y desarrollo
5
Al año 2008 o más cercano.
6
Con un crecimiento de 73% respecto a la década anterior.
7
No es este el momento de referirse a las debilidades sobre las que descansan esos
logros, pero no está de más consignar el desbalance externo, con el creciente déficit
de balanza de pagos, el endeudamiento internacional (aunque mayoritariamente
a largo plazo), el crecimiento de las exportaciones que desde 2007 ha descansado
fuertemente en aumentos de precio, la dependencia sempiterna de los recursos
naturales, el estancamiento de la productividad, la imperturbable desigualdad que
estructura nuestras relaciones sociales, y una tasa de inversión como proporción
de los ingresos del decil más rico, que es la mitad del Sudeste Asiático.
79
Pablo González
1. Felicidad y economía
¿Es importante la felicidad? A la mayoría de la gente le hace sentido
como un objetivo deseable para sus vidas. Según el Informe de Desa-
rrollo Humano (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo,
2012), casi la mitad de la población en Chile así lo considera. Sin
embargo, para otros, no lo es. Además, las interpretaciones respecto a
qué es la felicidad son variadas. Para algunos, los logros de sus hijos
representan la felicidad; para otros, el estar tranquilo. También, hay
quienes buscan cumplir sus metas, conseguir placer y pasarlo bien, y
quienes buscan una vida trascendente y con sentido. Es decir, hay una
pluralidad tanto respecto a si la felicidad es lo más importante como
en relación a lo que es «esencial» para ser feliz. Independientemente
de la definición que tengamos de felicidad, el consenso parecer ser que
esta es una aspiración vital, algo que deseamos para nuestras vidas.
Si la felicidad es tan importante, ¿a qué se debe el reciente interés
en el tema? Es decir, ¿por qué «antes» no era importante y ahora parece
serlo? En particular, si ahora estamos hablando de situar a la felicidad
como el fin del desarrollo, ¿cuáles enfoques estamos complementando
o buscando sustituir? Si las teorías del desarrollo precedentes no su-
ponían que los seres humanos buscaban la felicidad, ¿qué buscaban,
entonces? A riesgo de simplificar, las teorías del desarrollo predomi-
nante –basadas sobre la llamada economía neoclásica (o «moderna»,
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Traducción propia.
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pañeros de lucha, cansado de vivir en las condiciones difíciles del exterior, a cambio
de volver a conectarse a la Matrix solo con experiencias agradables garantizadas.
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Traducción propia.
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3. Felicidad y subjetividad
En definitiva, la felicidad no es un buen resumen del bienestar de una
persona, que se compone de otros funcionamientos valiosos y de ca-
pacidades. Además, el bienestar no es el único espacio evaluativo que
debemos considerar, pues está también la agencia. Puede ser un objetivo
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Traducción propia.
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una sociedad autoritaria que nos maltrata desde antes del nacimiento
hasta después de la muerte. Comenzamos con un parto en que se niega,
en la mayoría de los establecimientos hospitalarios, el derecho a parir
como ellas quieran y a formas alternativas de manejo del dolor (tales
como tina de parto), haciendo casi obligatorio el uso de anestesia.
Y se recurre en exceso a la cesárea: es decir, no elegimos ni siquiera
el momento para nacer, y a una serie de procedimientos en el parto
normal, que lo desnaturalizan, desde la inducción a la episiotomía. Al
ver la luz nos recibe un médico que nos examina antes de entregarnos
a nuestra madre y padre, no habiendo ninguna necesidad de hacerlo
en ese momento que debiera ser sagrado, una ceremonia del inicio del
amor familiar centrada en el recién nacido. En cambio, los doctores
son los protagonistas y los que llevan los ritmos del nacimiento, lo que
significa que los tiempos deben limitarse y acomodarse a sus agendas.
En los establecimientos hospitalarios los recién nacidos son separados
de las madres, casi por la fuerza, con el pretexto de que ellas deben
descansar y que ellos estarán bien cuidados. Difícil, cuando hay una
enfermera para atender a decenas de recién nacidos. Se les da con gran
facilidad relleno, ni hablar cuando son hospitalizados, porque en este
caso los «protocolos» dificultarán seguir con el amamantamiento.
Como si el personal de salud ignorara que la recuperación del niño o
niña será mucho más rápida con el apego de los padres y que, por el
contrario, sin este apoyo será sometido a una situación de gran estrés
innecesario. Luego habrá quienes aconsejarán a los padres dejar llorar a
los niños para que se duerman solos; y otros, que dirán que la fórmula
debe reemplazar a la leche materna. Habrá también quienes impedirán
que un niño o niña sea amamantado cuando lo requiera. Y así, podría
seguir enumerando los maltratos y abusos del poder a través de nuestro
ciclo de vida, hasta el momento que caemos, nuevamente, en manos
del circuito hospitalario, que luchará por mantenernos con vida aún
a costa de nuestra vida. Entonces, nuestros parientes enfrentarán las
funerarias y los mil trámites que ocasiona la muerte, en un momento
en que quisieran estar tranquilos y siendo consolados.
A mi juicio, todas las experiencias negativas narradas hasta ahora
tienen en común el problema de la distribución social del poder. La
única forma de avanzar hacia una mejor experiencia de lo social es
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Felicidad, subjetividad y desarrollo
mediante una sociedad civil fuerte, que pudiese oponerse a los abusos.
El hecho de que la mayoría de los chilenos haya seguido comprando
en las grandes cadenas de farmacias15, pese a su colusión sancionada
y publicitada por todos los medios de comunicación (aún los menos
proclives a hacerlo), nos muestra que esto está lejos de ser una posibi-
lidad real. Solo la sociedad organizada –por ejemplo, en fuertes asocia-
ciones de consumidores que puedan interponer demandas colectivas,
o en centrales sindicales efectivas que logren negociar más allá de la
empresa individual– puede convertirse en un balance efectivo del poder
concentrado en una elite económica y política cerrada.
El temor en la elite es al descontrol de las demandas sociales y la
incapacidad de responsabilidad de esos nuevos actores potenciales.
La elite se ha relacionado históricamente con el resto de la sociedad
en clave de disciplinamiento, y ha mantenido el «orden» a través de
acuerdos cupulares. El «oscuro peso de la noche» que, hasta el mo-
mento, ha sido exitoso en llevarnos a las puertas del desarrollo, pero
también ha mantenido el poder concentrado en grupos determinados
y en Santiago. Este temor no es infundado. El dilema es cómo se pro-
fundiza la democracia sin destruirla, cómo se distribuye el poder y se
toman decisiones que importan sacrificios.
15
Quizás favorecido por la inexistencia de leyes adecuadas, que obliguen a los la-
boratorios y a los grandes intermediarios mayoristas a tratar de la misma forma
a las farmacias independientemente de su tamaño.
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El aumento de los cupos es una solución que se ha planteado en Chile, para que
quienes ya están no tengan que salir, si se introdujese una cuota mínima de mujeres
en el Congreso.
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sin duda es deseable que las personas lo hagan sobre ambas esferas
de sus vidas, bienestar y agencia, que se refuerzan mutuamente. No
obstante, a mi juicio, el problema de Chile, hoy, no es la felicidad, sino
esta subjetividad social, estas memorias rotas y divididas, la falta de
legitimidad y la desconfianza, no haber sabido –por el momento– le-
vantar puentes para distintas miradas y construir entre todos el futuro.
«Quizás mi única noción de Patria», nos decía Mario Benedetti
en medio de la noche oscura, «sea esta urgencia de decir nosotros».
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104
Capítulo II
Programa gubernamental «Elige Vivir
Sano»: Cuerpo, salud y felicidad en Chile
durante la presidencia de
Sebastián Piñera1
Iván Pincheira
Hoy quiero aprovechar esta última cuenta pública para reconocer que
hemos cometido errores. Pero también para asegurar que siempre
hemos actuado de buena fe y entregando lo mejor de nosotros mis-
mos con un solo norte: mejorar la vida de los chilenos y facilitar su
camino hacia una mayor felicidad.
(Sebastián Piñera, Cuenta Pública a la Nación, 21 de mayo 2013)
Introducción
Durante la presidencia de Sebastián Piñera, la felicidad se ubicó re-
sueltamente al centro de la acción gubernamental, siendo un motivo
continuamente reiterado dentro de diversas alusiones del Primer Man-
datario. Así, en torno a las nociones de «calidad de vida», «bienestar»
o «satisfacción» se aglutinan en gran medida los sentidos que guían las
prácticas de gestión gubernamental. La felicidad, entonces, se instala
como un concepto que acompaña un amplio campo de iniciativas de
gobierno.
A este respecto, por ejemplo, una de las acciones de Estado que
serán acompañadas por discursos referidos a la «felicidad», la «satis-
facción» y el «bienestar», será la política de entrega de bonos, cheques
y vouchers. Al darnos cuenta de la articulación existente entre la insti-
1
Agradezco a FONDECYT, proyecto N°3130602, por el apoyo brindado al des-
arrollo de mi investigación postdoctoral. El presente artículo es producto de esta
investigación.
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Programa gubernamental «Elige Vivir Sano»...
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El AUGE-GES es un mecanismo fijado por Ley para priorizar garantías en la pre-
vención, tratamiento y rehabilitación de enfermedades específicas que representan
el mayor impacto de salud en la ciudadanía.
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del programa «Elige Vivir Sano», el cual ha sido descrito como «im-
prescindible» (Gobierno de Chile, 2011a).
Cabe señalar que la preocupación gubernamental por el carácter
epidémico que han adquirido las enfermedades crónicas no transmi-
sibles, es un fenómeno de alcance global. Así, por ejemplo, en la De-
claración Ministerial aprobada en la serie de sesiones del Alto Nivel
del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, en 2009, se
solicitó tomar medidas urgentes para la prevención y el control de
estas patologías. También, existen iniciativas regionales que apuntan
hacia este mismo sentido, entre las cuales destaca: la Declaración de los
Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad del Caribe, titulada:
«Unidos para detener la epidemia de las Enfermedades Crónicas No
Transmisibles», aprobada en septiembre de 2007; la Declaración de
Dubái sobre la Diabetes y las Enfermedades No Transmisibles Cróni-
cas en la región del Medio Oriente, aprobada en diciembre de 2010;
y la Conferencia Ministerial Mundial sobre Modos de Vida Sanos y
Lucha contra las Enfermedades No Transmisibles, celebrada en Moscú
durante el 2011 (Organización de las Naciones Unidas, 2011). Es en
este contexto general en donde se encuentran los fundamentos para
la creación del «Sistema Elige Vivir Sano».
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Programa gubernamental «Elige Vivir Sano»...
3
Estas cifras, las cuales establecen que las variables sociales influyen en el desarrollo
de este tipo de enfermedades, serán una de las razones que justificarán que el pro-
grama EVS no sea parte del Ministerio de Salud, sino que se incorpore al Ministerio
de Desarrollo Social. Así lo hará ver el titular de dicha cartera ministerial, Joaquín
Lavín, cuando este proyecto de ley sea discutido en el Congreso: «[Joaquín Lavín]
indicó que este Sistema se radica en el Ministerio de Desarrollo Social, primero,
porque la obesidad y el sobrepeso se han convertido en importantes problemas
sociales, estando además más presentes en la población más vulnerable, y segundo,
porque el Ministerio de Desarrollo Social tiene las herramientas necesarias para
coordinar las acciones del sistema y para evaluar su implementación. (Biblioteca
del Congreso Nacional, 2013, p. 23).
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Acá estriba, nos parece, la relevancia de «Elige Vivir Sano» para los
estudios en felicidad y bienestar: a través del cambio de hábitos que
conlleven a un cambio cultural, este programa de gobierno no sola-
mente pondrá en marcha una política pública en función de fomentar
las capacidades para que las personas logran «ser felices», sino que,
además, lo establecerá constitucionalmente.
Ahora bien, volviendo sobre el análisis de la ley que nos convo-
ca, se fija al Ministerio de Desarrollo Social, a través de la Secretaría
Ejecutiva «Elige Vivir Sano», como responsable de la administración,
coordinación y supervisión de dicho Sistema. Sobre la base de este
marco institucional, las políticas, planes y programas que sean parte
de «Elige Vivir Sano» serán elaborados y ejecutados sectorial o inter-
sectorialmente, por los distintos órganos de administración del Estado.
En cuanto a los detalles de los objetivos perseguidos por el Sistema
«Elige Vivir Sano», el artículo 4° especifica:
1. Fomento de la alimentación saludable, lo cual consiste en la
promoción de la educación en aquellos hábitos alimentarios
tendientes a mejorar la nutrición integral y la disminución del
sobrepeso.
2. Promoción de prácticas deportivas, entendido como el fomento
del ejercicio y la actividad física como elementos fundamentales
de la salud y el bienestar.
3. Difusión de las actividades al aire libre, vinculada a la promo-
ción de los beneficios que tiene la realización de acciones en
las cuales exista contacto con la naturaleza.
4. Actividades de desarrollo familiar, recreación y manejo del
tiempo libre, tendientes a fortalecer la familia y a facilitar el
desarrollo de actividades dirigidas al esparcimiento y al ejer-
cicio de disciplinas lúdicas o deportivas.
5. Acciones de autocuidado, que impliquen el desarrollo de ha-
bilidades que permitan optar por decisiones saludables que,
incorporadas a las prácticas cotidianas, mejoren la calidad de
vida del individuo, de la familia y de su comunidad.
6. Medidas de información, educación y comunicación, tendientes
a difundir, incentivar, y promover el desarrollo de hábitos y
prácticas de vida saludable.
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6. Conclusiones
A partir de la conformación del Sistema «Elige Vivir Sano», pode-
mos constatar la estructuración de una política pública directamente
diseñada para potenciar capacidades que les permitan a las personas
alcanzar niveles superiores de «felicidad». Participando de los esfuerzos
tendientes a prevenir los factores y conductas de riesgo asociados a las
enfermedades crónicas no transmisibles, se sancionará constitucional-
mente que la «calidad de vida» y el «bienestar personal» sean materia
de política pública.
Ahora bien, al momento de proporcionar un panorama general
que permita entender esta práctica estatal, de inmediato podemos
advertir que en la implementación de «Elige Vivir Sano», la apelación
recurrente al concepto de felicidad hace parte de las vigentes «políticas
del individuo» (Merklen, 2013). De este modo, junto con debilitar las
protecciones y derechos sociales, este tipo de políticas se concentran en
la producción de un sujeto que asuma la responsabilidad de asegurarse
frente a diferentes tipos de riesgos (Castel, 2004). Por consiguiente, lo
anterior lleva a los sujetos a establecer prácticas de autoaseguración
a través de una relación calculadora y prudente con el futuro: «nuevo
prudencialismo», le denominará O’Malley (2006). De esta forma,
será una obligación personal el dar pasos activos para asegurar una
adecuada calidad de vida (Rose, 2007).
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Programa gubernamental «Elige Vivir Sano»...
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127
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128
Reflexiones y controversias sobre salud
mental, bienestar y felicidad
Introducción
Actualmente existen en Chile varios artículos que han presentado inte-
resantes evidencias y reflexiones sobre la relación entre salud mental,
bienestar y felicidad. En estos documentos se plantea que la propia
definición y comprensión de la salud mental incorpora necesariamente
la pregunta por el bienestar y la felicidad, y que, consecuentemente,
la salud mental de los chilenos presenta grandes déficits (Martínez y
Zamora, 2013).
Los antecedentes anteriores evidencian que las políticas de salud
mental chilenas cuentan con un apoyo presupuestario deficitario en
relación a países desarrollados o en comparación con otros campos
de la salud (Valdés y Errázuriz, 2012). Asimismo, indican que hay
vivencias de un malestar social nacional que se expresa en una salud
mental dañada (Aceituno, Miranda y Jiménez, 2012), y que el fomento
del bienestar o la felicidad tiene implicancias –directas y positivas– con
una mejora de los indicadores sanitarios en general y de salud mental
en particular (Diener y Tay, 2012).
En este capítulo presentaremos algunas evidencias y reflexiones
sobre las controversias que se suscitan al intentar instalar en las políticas
públicas y en las iniciativas personales, programas que promueven la
salud mental con un enfoque prioritario en el bienestar y la felicidad.
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2. La imperfecta felicidad
La felicidad, dialécticamente, contiene a su contrario, la infelicidad, que
se le cruza gatunamente para dificultarle su andar. El libro Felicidad en
la Infelicidad (Marquard, 2006), nos plantea que: «Lo humanamente
posible no es la perfecta felicidad, sino la imperfecta felicidad, la feli-
cidad en la infelicidad. La pregunta por la felicidad se torna irreal si
se le separa de la pregunta por la infelicidad, porque para los hombres
no existe la felicidad sin sombras» (Marquard, 2006, p. 11).
Si el ser humano y la sociedad son imperfectos, hay que pensar
la búsqueda de la felicidad desde esta imperfección, es decir, no hay
que soñar con una felicidad inmaculada que siempre estará por venir,
136
Reflexiones y controversias sobre salud mental, bienestar y felicidad
sino en una cotidiana, de carne y hueso, que surja día a día en una
mundana resurrección. Desde esta mirada es importante integrar en
un continuo la felicidad y la infelicidad, el bienestar y el malestar, la
salud mental y los trastornos psiquiátricos, ya que solo incluyendo las
diferentes realidades podremos hacernos cargo de la pregunta por el
bienestar y la felicidad del ser humano en cuerpo, mente y en aquello
que algunos llaman alma.
3. Más feliz que perro con dos colas… más infeliz que
perro con tres colas
La perfecta felicidad, como modelo social imperante en una sociedad
de consumo, puede llevarnos obsesivamente a la imposibilidad de
disfrutar plenamente lo vivido frente a la angustia de lo faltante o la
incomodidad de la imperfección. Más aún, si esa aspiración tiene una
demanda de consumo interminable, siempre nos llevará a querer y a
exigir más felicidad. Debemos ser conscientes de no transformar nues-
tra felicidad en un objeto externo de consumo, que siempre necesita
más para vitalizarse. Cuando el consumo nos consume, la felicidad
comienza a utilizar una línea de crédito que nos puede llenar de deudas
el bienestar futuro.
Si la inequidad se nos aparece como un doloroso problema social,
esta también puede expresarse en la dificultad para ser feliz. Biológica-
mente, los estudios de gemelos univitelinos, explicitados en el modelo
de los determinantes de la felicidad (Lyubomirsky, 2008), proponen que
un 50% de esa y las denominadas «emociones positivas», son trans-
mitidas biólogicamente, evidenciando que las personas nacemos con
una inequidad emocional, la cual define que para algunos individuos
sea temperalmente más fácil o díficil ser feliz.
Asimismo, la evidencia nos muestra en el Informe de Desarrollo
Humano del año 2012, titulado «Bienestar subjetivo: el desafío de
repensar el desarrollo» (Programa de las Naciones Unidas para el Desa-
rrollo, 2012), que los modelos de desarrollo y los determinantes sociales
influyen en la posibilidad de ser feliz. Entre sus principales resultados,
se constata que las personas de los niveles socioeconómicos más altos
(ABC1) presentan mayores grados de bienestar y satisfacción con la
137
Marco Barrientos y Daniel Martínez
138
Reflexiones y controversias sobre salud mental, bienestar y felicidad
trica alguna pero, aun así, poseen una salud mental deficitaria. A su
vez, existen personas que, teniendo una enfermedad psiquiátrica severa,
pueden gozar de un buen nivel de salud mental y se declaran «felices»,
si su enfermedad es bien tratada tanto profesional como socialmente.
Por consiguiente, la salud mental no puede ser relegada exclusiva-
mente al ámbito sanitario, sino que debe ser considerada en todas las
políticas públicas: las decisiones que afectan al país debiesen incorporar
siempre la pregunta sobre los posibles efectos en la salud mental de
las personas y de la comunidad. Al respecto, ¿cuál ha sido el peso de
la salud mental en las grandes decisiones de Chile? ¿El Departamento
de Salud Mental, el Ministerio de Salud, las sociedades científicas, han
sido consultadas sobre los posibles efectos de las grandes decisiones
políticas y económicas en la salud mental de la población? La respuesta
es clara: la salud mental NO ha sido valorada como un eje estratégi-
co del desarrollo con sentido, ni como una necesidad cuantificable y
evaluable de la convivencia humana.
139
Marco Barrientos y Daniel Martínez
140
Reflexiones y controversias sobre salud mental, bienestar y felicidad
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141
Marco Barrientos y Daniel Martínez
142
Tensiones y contradicciones para el
desarrollo del bienestar subjetivo
en la escuela
M. Ángeles Bilbao
Introducción
En los últimos años, ha habido un gran interés por comprender cientí-
ficamente qué hace a las personas alcanzar niveles óptimos de bienestar
subjetivo y de felicidad. El estudio del bienestar subjetivo es actualmente
un mandato de organismos internacionales como la Organización para
la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de
las Naciones Unidas (Organización para la Cooperación y Desarrollo
&DPOÓNJDPT
)FMMJXFMM
-BZBSEZ4BDIT
EBEBMBSFMFWBODJB
que este tiene para lograr políticas cercanas al sentir de la gente y que
favorezcan la salud mental positiva de sus pueblos, el desarrollo social
y, en último término, la democracia. En efecto, el bienestar subjetivo
es comprendido como una valoración general que hacen las personas
respecto a tres ámbitos: «Sobre su vida, los acontecimientos que su-
ceden a ellos, sus cuerpos y mentes, y las circunstancias en que viven»
(Diener, 2006, p. 400).
A pesar de la constante preocupación por lo que funciona mal
en nuestras vidas, la mayoría de las personas buscamos ser felices y
RVFMPTEFNÃTUBNCJÊOMPTFBO )FMMJXFMM
-BZBSEZ4BDIT
-BT
investigaciones han demostrado que el bienestar subjetivo es funda-
mental para mantener una salud mental positiva y disminuir los efec-
tos devastadores que tienen las enfermedades mentales, la anomia, la
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143
M. Ángeles Bilbao
144
Tensiones y contradicciones para el desarrollo del bienestar...
1. Bienestar subjetivo
El bienestar subjetivo en la actualidad es estudiado, más allá de la
vivencia individual, como una forma de comprender mejor la forma
en que las políticas públicas alcanzan y transforman positivamente las
WJEBTEFTVTDJVEBEBOPT %JFOFSZPUSPT
1/6%
)FMMJXFMM
Layard y Sachs, 2013). Por ello, la preocupación por las condiciones
de vida –tanto objetivas como subjetivas– debe ser una prioridad de
la sociedad en su conjunto, como garantía de una maximización de
las potencialidades de sus miembros (PNUD, 2012).
Los estudios del bienestar subjetivo, según los lineamientos de la
OCDE (2013), incluyen tres aspectos: la afectividad (positiva, negativa
y balanza de afectos), la evaluación global de la vida (satisfacción con
la vida y con dominios de la vida), y el sentido de la vida (percepción
de vivir una vida con sentido y propósito, y buen funcionamiento
psicosocial). Los primeros dos aspectos han sido tradicionalmente
desarrollados por la perspectiva hedónica como los estudios de la
felicidad, mientras las perspectivas del funcionamiento psicológico en
torno a vivir una vida con sentido, propósito y participación social se
vinculan con la tradición de la eudaimonía (Vásquez y Hervás, 2008).
En esta última, se ha enfatizado la importancia del desarrollo de la
potencialidad humana y el conocer los mecanismos subyacentes que
sostienen en el tiempo el bienestar subjetivo.
Los estudios del bienestar subjetivo han puesto en relieve la impor-
tancia de las emociones positivas. En particular, el clásico artículo de
Baumeister, y otros. (2001) sobre el impacto de los hechos negativos,
deja en claro que estos nos afectan más duraderamente que los hechos
positivos, a pesar de que los últimos sean más frecuentes. Por ello, los
autores señalan que para mantener una vivencia satisfactoria de la
vida, debe experimentarse un mayor número de emociones positivas
que negativas. En el mismo sentido, los sujetos más felices declaran
experimentar alrededor de cuatro hechos positivos por uno negativo,
145
M. Ángeles Bilbao
mientras que los menos felices no llegan a reportar dos positivos por
uno negativo (Diener y Oishi, 2005). Ya muchos años antes, Fordyce
(1983) propuso varias reglas para la felicidad, las cuales facilitarían
el tener una mayor satisfacción con la vida: por un lado, se lograría
a través del desarrollo de nuestra inteligencia socioemocional, procu-
rando tener vivencias placenteras, disminuyendo la rumiación de los
problemas y los enojos; y por otro lado, aumentando nuestra vida
social y relaciones interpersonales significativas.
Carol Keyes, junto con sus colaboradores, propone al bienestar
social como elemento fundamental para la mantención del bienestar
subjetivo, definido como la evaluación de nuestro funcionamiento
social y de la sociedad en general, pilares de la salud mental positiva
(Keyes, 1998; Keyes y López, 2005; Keyes, 2013). El bienestar social,
por ende, es un pilar complementario al bienestar psicológico, que
aporta a la construcción de una vida con sentido y al propósito de
tener relaciones significativas con otros y de sentirnos pertenecientes
de manera relevante a un mundo social (Keyes, 1998, 2013).
Por lo tanto, el bienestar subjetivo tiene un componente hedónico
nuclear –en términos de los aspectos emocionales y cognitivos que
permiten a la persona evaluar su nivel de bienestar global (Diener,
2006)– y un componente en lo eudaimónico –relacionado con el
desarrollo personal, la evaluación personal del funcionamiento psico-
lógico y social–, que incluye las posibilidades de autodeterminación,
la proyección al futuro y la construcción de sentido vital (Vásquez y
)FSWÃT
,FZFT
)FMMJXFMM
-BZBSEZ4BDIT
5PEPT
estos aspectos son parte de los objetivos fundamentales transversales
del sistema escolar chileno, el cual define: «La educación es el proceso
de aprendizaje permanente que abarca las distintas etapas de la vida
de las personas y que tiene como finalidad alcanzar su desarrollo es-
piritual, ético, moral, afectivo, intelectual, artístico y físico, mediante
la transmisión y el cultivo de valores, conocimientos y destrezas» (Art.
2. Ley 20.370. Ley General de Educación). Por lo tanto, ¿qué explica
que estos objetivos no estén alcanzándose, particularmente en nues-
tras escuelas públicas? Esta es una de las grandes contradicciones que
enfrenta actualmente el sistema escolar.
146
Tensiones y contradicciones para el desarrollo del bienestar...
147
M. Ángeles Bilbao
4. Ambientes positivos
En contraparte, varios estudios realizados en Chile han demostrado el
efecto virtuoso que tiene un ambiente escolar positivo (Adler, 2013).
148
Tensiones y contradicciones para el desarrollo del bienestar...
149
M. Ángeles Bilbao
150
Tensiones y contradicciones para el desarrollo del bienestar...
151
M. Ángeles Bilbao
152
Tensiones y contradicciones para el desarrollo del bienestar...
153
M. Ángeles Bilbao
6. Conclusiones
La escuela siempre ha sido un espacio fundamental para el desarrollo
de la salud mental de las personas, que puede ayudarnos a florecer
como todo lo contrario. En este sentido, las escuelas que tienen la po-
sibilidad de crear sistemas relacionales que potencien la formación de
vínculos fuertes y significativos, impactando en prevenir o disminuir
los efectos de problemas individuales de salud mental, así como en la
construcción de una cultura de paz, climas sociales positivos, de con-
fianza y seguridad, que favorezcan, en último término, la construcción
de una sociedad democrática.
A pesar de la alta desigualdad socioeconómica que vivimos en
nuestro país –donde no solo los logros académicos están inequitativa-
mente distribuidos, sino también los niveles de bienestar subjetivo–, la
evidencia empírica confirma la posibilidad de revertir esta situación.
Aun en un contexto de alta segregación social y educativa, la literatura
respalda que la escuela puede «hacer una diferencia», a través de la
participación democrática de la misma, en contacto con la sociedad,
y del mejoramiento del ambiente escolar.
Ahora bien, cabe señalar también que las variables del ambiente
escolar –como el bienestar social escolar, la percepción del bienestar de
los docentes, y la calidad del clima escolar y de aula– poseen un efecto
significativo en el logro educativo. Por lo tanto, el tomar en serio la
evidencia es un llamado urgente para las políticas escolares. Por un lado,
como punto de inicio, se deben favorecer todas las prácticas de inclusión
de la diversidad al interior de la escuela, pasando por la creación de
herramientas didácticas que favorezcan la sensibilización y el trabajo
de los docentes en aulas heterogéneas. Por otro lado, comprender que la
experiencia de «disfrutar» en lo cotidiano la comunidad es importante
para todos los miembros de la comunidad escolar. En efecto, pasarlo
bien y sentirse perteneciente a una comunidad escolar, en la que puedo
154
Tensiones y contradicciones para el desarrollo del bienestar...
Referencias
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Tensiones y contradicciones para el desarrollo del bienestar...
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157
M. Ángeles Bilbao
158
Tensiones y contradicciones para el desarrollo del bienestar...
159
Bienestar subjetivo, calidad de vida
y envejecimiento en Chile
Introducción
Según el XVIII Censo de Población y Vivienda, los adultos mayores
representan el 14% de la población (Instituto Nacional de Estadísticas,
2014), bordeando los 2,4 millones de habitantes. Para el año 2050,
este porcentaje se duplicará –ascendiendo al 28% (Instituto Nacional
de Estadísticas, y Comisión Económica para América Latina, 2005)–
lo que se traduce en que de cada 4 personas, habrá 1 con 60 años o
más. Lo acelerado del proceso, hace del envejecimiento en Chile un
fenómeno sin precedentes, si se compara con otras sociedades y mo-
mentos históricos
El proceso de envejecimiento es el resultado de la convergencia
de dos fenómenos interrelacionados: la transición demográfica y la
transición epidemiológica. La primera, es el resultado del aumento
de la esperanza de vida y del descenso de la fecundidad; mientras que
la segunda, es producto del cambio de los patrones de morbilidad y
mortalidad durante los últimos cincuenta años según sexo y edad. A
partir de lo anterior, hoy nacen menos chilenos pero, a la vez, estos
viven más. A su vez, hoy los chilenos mayormente padecen enfermeda-
des crónicas no transmisibles y degenerativas, entre las que destacan
los factores de riesgo cardiovascular. A partir de lo anterior, la tercera
edad es hoy la etapa más larga y concentra la mayor proporción de
la población chilena (Servicio Nacional del Adulto Mayor, 2011). Sin
embargo, «los cambios físicos, psicológicos, y sociales asociados al
proceso de envejecimiento hacen de los adultos mayores un grupo
social vulnerable» (González, 2010, p. 370).
161
Ximena Alvarado y Alejandro Plaza
162
Bienestar subjetivo, calidad de vida y envejecimiento en Chile
163
Ximena Alvarado y Alejandro Plaza
2. Descripción general
En Chile, a nivel general, las personas de tercera edad alcanzan un pro-
medio de satisfacción vital de 7,0, siendo un valor levemente inferior a
la media de la población general que es de 7,2 puntos (Oyanedel y otros,
2013). No obstante, en el Gráfico 1, la mayoría de los encuestados de
tercera edad reporta un grado importante de satisfacción global con
la vida, en consideración con que el 59% se sitúa con una nota de 7 o
más dentro de la escala de 1 a 10.
164
Bienestar subjetivo, calidad de vida y envejecimiento en Chile
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165
Ximena Alvarado y Alejandro Plaza
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166
Bienestar subjetivo, calidad de vida y envejecimiento en Chile
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167
Ximena Alvarado y Alejandro Plaza
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Fuente: Casen 2011
168
Bienestar subjetivo, calidad de vida y envejecimiento en Chile
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169
Ximena Alvarado y Alejandro Plaza
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7.6
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6.9
6.5
I II III IV V
3. Salud y bienestar
Como ya fue planteado anteriormente, la salud en adultos mayores
es fuertemente potenciada por aspectos vinculados a su calidad de
vida tanto física como mental. Ambas dimensiones se retroalimentan
mutuamente. Esto se condice con la relación entre satisfacción global
y la evaluación (en un rango de notas entre 1 y 7) que atribuyen los
170
Bienestar subjetivo, calidad de vida y envejecimiento en Chile
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171
Ximena Alvarado y Alejandro Plaza
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172
Bienestar subjetivo, calidad de vida y envejecimiento en Chile
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173
Ximena Alvarado y Alejandro Plaza
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174
Bienestar subjetivo, calidad de vida y envejecimiento en Chile
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5. Conclusiones
En Chile, todavía queda mucho por discutir acerca de las políticas
enfocadas en la tercera edad, y más aún, en las políticas relacionadas
con el bienestar subjetivo y calidad de vida para este grupo etario.
El análisis descriptivo realizado a partir de la escala de bienes-
tar subjetivo de la Encuesta Casen 2011, permite establecer que los
adultos mayores poseen una media de satisfacción vital de 7 puntos,
promedio levemente inferior al obtenido a nivel de población general
(7,2). Asimismo, es posible establecer que la satisfacción con la vida
en la tercera edad también es desigual a nivel de sexo, ingresos, región,
zona de residencia, estado de salud, condición de salud y participación
social. En este sentido, son particularmente relevantes las diferencias
en la satisfacción vital asociadas a ciertas condiciones de salud y par-
ticipación social. Así, y de acuerdo a lo señalado por la literatura, la
presencia de alguna enfermedad psiquiátrica, mental, o intelectual es
central al momento de evaluar la calidad de vida de los adultos mayores.
En suma, es relevante considerar que hay elementos que pueden
atenuar los efectos de la salud física en la satisfacción (como vivir con
175
Ximena Alvarado y Alejandro Plaza
Referencias
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176
Bienestar subjetivo, calidad de vida y envejecimiento en Chile
177
Modelo de Urbanismo Social Preventivo:
En busca de un indicador de bienestar y
felicidad en los barrios
Introducción
Si bien los avances de la política de vivienda presentan resultados
meritorios respecto a cubrir el déficit habitacional, no se ha logrado
implementar una mirada integral que articule todos los factores invo-
lucrados en desarrollar y hacer amable la convivencia en el barrio. Por
ello, la autoridad ha tenido que volver, años después, a los conjuntos
habitacionales construidos para reparar o incluso demoler cuando los
barrios son calificados como «irrecuperables». De esta manera, el sueño
de la casa propia se transforma en una pesadilla y el barrio soñado en
un gueto, potenciando la exclusión social y segregación de las familias
más vulnerables, aquellas que recurrieron al Estado en busca de apoyo.
Entonces, ¿por qué no prevenir invirtiendo antes de que esto
ocurra? ¿Por qué la excesiva preocupación e inversión en la calidad
de la construcción y no en el desarrollo de capital social que permita
que estos barrios sean sostenibles en el tiempo? Y, más aún, ¿por qué
esperar a que se deterioren para volver a invertir en el barrio? ¿Cómo
logramos que las personas se sientan orgullosas de su barrio, tanto así
que recomienden a otros vivir allí?
179
Pilar Goycoolea et al.
1
Fundación Urbanismo Social es una organización sin fines de lucro creada el 2007
por un grupo de jóvenes profesionales motivados por construir barrios donde las
familias se sientan felices de vivir. Desarrolla sus proyectos mediante un modelo
de Urbanismo Social Preventivo que detona procesos sociales participativos y
sostenibles, a partir de una intervención física. Ha construido 2.000 viviendas
para familias vulnerables –1.300 de ellas para damnificados del 27F–, ha asesorado
a 5.000 trabajadores en la postulación a subsidios habitacionales y actualmente
está presente en varias regiones del país con diversos proyectos de vivienda, barrio
y ciudad. Para desarrollar los proyectos de vivienda social, la Fundación tiene rol
de EGIS y forma parte de la institución bajo el nombre de Fundación Gestión
Vivienda.
180
Modelo de Urbanismo Social Preventivo...
1. El problema
Abundan las críticas y elogios a la política y modelo de viviendas
sociales en Chile. Entre estos dos polos los matices son innumerables,
las discusiones prosperan, los debates se acaloran, y la bibliografía
rebosa. Sin embargo, algunos temas que, a nuestro juicio, son obvios
y prácticos, no parecen ser de interés de los grandes pensadores en
esta materia, pero sí adquieren sentido para quienes deben operar en
terreno dicha política y modelo. Repasemos brevemente cuatro temas.
181
Pilar Goycoolea et al.
2
Para abordar el déficit habitacional existen en Chile 12 tipos de subsidios habita-
cionales. Dos modalidades para comprar viviendas, dos para construir y tres para
repararlas o ampliarlas. A eso se suman cinco modalidades para mejorar el entorno
y los barrios en que están ubicadas. El actual Gobierno (de Sebastián Piñera) sugiere
que para abordar el déficit habitacional se debe mantener un ritmo de entrega de
45.000 subsidios al año de clase media, 40.000 de grupos vulnerables, 5.000 de
segunda oportunidad, 15.000 de arriendo y otros 80.000 de mejoramiento (Mi-
nisterio de Vivienda y Urbanismo, 2013a).
3
El crecimiento económico, patrones culturales, la incorporación de la mujer al
trabajo y otras variables han producido que los núcleos familiares sean cada vez
más pequeños en las últimas décadas. En 1992, el promedio era de cinco inte-
grantes; en 2002, bajó a cuatro; y al 2013 se redujo a tres, de 2,7 a 2,9 personas
por hogar. Eso significa que si en 1992 éramos 100 personas y cada familia tenía
cinco miembros, se necesitaban 20 casas. Hoy, si somos 100 personas, requerimos
33 casas. Eso explica, en parte, que el MINVU calcule el déficit habitacional entre
400.000 y 500.000 unidades (Ministerio de Vivienda y Urbanismo, 2013a).
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y más aún, del sueño de la casa propia de las familias que requieren
del apoyo del Estado para obtenerla.
Esta situación hace que las personas pierdan la esperanza y la
confianza en los sistemas, en sus propias capacidades, que se genere
desintegración, disminución, o eliminación del tejido social, inactivi-
dad, escasa validación de las bases, llevando a que los líderes reduzcan
su actividad y se desgasten. Se observa fragilidad de las relaciones
cotidianas, inexistencia de sentidos y proyectos compartidos, todo lo
cual fortalece el temor, la inseguridad, la desconfianza en el otro, en la
posibilidad de influir como actores sociales y en el futuro. El sentir de
las personas muchas veces se expresa física y espacialmente, pues en
algunos barrios (a menos de 1 año de construidos) se pueden observar
viviendas o sedes comunitarias deterioradas o abandonadas, pasajes,
calles y espacios públicos con escaso mantenimiento, acumulación de
basura, iluminarias deterioradas, juegos infantiles y bancos destruidos,
escaso movimiento de sus habitantes por las calles, y poca o nula uti-
lización de los espacios públicos.
El resultado es que estos barrios se terminan calificando como
«barrios deteriorados», con habitantes que quieren abandonarlos y
que difícilmente recomendarían a otros vivir allí. El tratamiento para
ellos ha sido la implementación de programas para el mejoramiento
de sus condiciones sociales y materiales, atendiendo a los síntomas –lo
cual ya es caro– sin intervenir las condiciones estructurales previas
que los generan.
A fin de cuentas, el problema se reduce a la «clasificación» de los
barrios, las posibilidades de intervención, y a los movimientos de inver-
sión. Sin embargo, la preocupación por lo que más debiera importar,
«lo que sucede con las personas», termina siendo un dato de la causa.
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Según la misma fuente, el estado de avance de reconstrucción señala un total de
222.000 soluciones habitacionales, de las cuales 186.000 indica como entregadas
(84%), 34.000 en construcción (15%) y 2.000 por iniciar (1%). Particularmente,
de las viviendas entregadas un total de 84.000 corresponden a casas nuevas y
102.000 a reparaciones en las Regiones de Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins,
Maule, Bíobío y La Araucanía.
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6
El trabajo fue desarrollado por el Programa de Estudios Cuantitativos y Opinión
Pública de la Universidad de Santiago; equipo compuesto por Camila Mella y
Alejandro Plaza, bajo la dirección y conducción de Juan Carlos Oyanedel.
7
Se realizó una investigación de línea base para evaluar los resultados de la interven-
ción a partir del modelo de Urbanismo Social Preventivo creado por la Fundación.
El instrumento fue aplicado a jefes/as de hogar, tipo censo. El levantamiento general
estuvo a cargo de la Fundación junto a los alumnos de la cátedra de Metodología de
Investigación Social, cuyo docente es Claudio Henríquez, de la carrera de Trabajo
Social de la Universidad Santo Tomás. Para formar a los alumnos en esta labor, se
utilizó la metodología de aprendizaje-servicio e inclusión en la malla curricular.
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200
¿Por qué las empresas no se ocupan del
bienestar de sus colaboradores?
Sylvia Kramp
Introducción
Tal como su nombre lo sugiere, el bienestar subjetivo se refiere a la
valoración que las personas hacen respecto a su propia vida, de ma-
nera general o de cualquiera de sus múltiples dimensiones, tales como:
su salud, su trabajo, su familia, su barrio, su país, etc. En los últimos
años se ha generado un gran interés por comprender este fenómeno,
promoviéndose la investigación tanto sobre las causas como sobre los
efectos asociados al bienestar subjetivo.
En relación a lo anterior, se ha demostrado que el bienestar se en-
cuentra relacionado con la satisfacción con el trabajo. De este modo,
por ejemplo, se ha comprobado que quienes están cesantes se declaran
menos satisfechos con su vida que quienes son trabajadores activos.
Incluso, la literatura señala que trabajadores informales han reportado
satisfacción respecto a algunas características de su trabajo, a pesar de
las condiciones de precariedad en que lo llevan a cabo: así, se valoran
positivamente aspectos como la autonomía y la libertad. Asimismo, la
satisfacción con el trabajo se relaciona significativamente con la edad,
de tal manera que las personas mayores reportan menores niveles de
bienestar laboral.
La evidencia científica en torno al bienestar subjetivo es limitada,
sin embargo, ha generado gran interés en diversas partes del mundo.
Así, por ejemplo, destacan iniciativas como el Índice de Desarrollo
Humano (por parte del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo) y el Índice Nacional de Felicidad (por parte del Gobierno
Real de Bután). Incluso, la Organización para la Cooperación y el De-
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3. Conclusiones
Difícilmente el mejorar las condiciones laborales en cualquier empresa,
no sea un objetivo (o, al menos, deseo) para todos los que trabajan
en ella. Sin embargo, en Chile, nuestra cultura laboral es altamente
jerárquica y autoritaria; por ende, el clima organizacional en el cual
se trabaja generalmente es tenso, mermando tanto la producción de
las empresas como la salud (física y mental) de sus colaboradores. En
este contexto, el bienestar es una perspectiva auspiciosa para romper
con este statu quo; sin embargo, aún es visto con suspicacia (o aún
desconocido) por parte de empresarios y trabajadores.
La literatura ha demostrado los efectos positivos de promover
y gestionar el bienestar subjetivo en contextos laborales: aumenta la
productividad, disminuye la rotación laboral, mientras mejora el cli-
ma organizacional y predispone a la innovación. No obstante, dichos
hallazgos –que han cautivado a la ciencia y a las políticas públicas–
aún no son incorporados al mundo empresarial con la misma fuerza
y convicción. Ello porque, culturalmente, en Chile nos enseñan que
trabajar debe ceñirse a seguir instrucciones, en lugar que a potenciar
el desarrollo personal y profesional. Es consenso nacional afirmar
que somos mejores obedeciendo que dirigiendo; mientras que quienes
dirigen, confunden el liderazgo con la autoridad. Por ende, tanto las
empresas como las personas que trabajamos en ellas, tenemos la res-
ponsabilidad de romper este statu quo.
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Epílogo
La felicidad como vocación
o el bienestar como profesión:
Una mirada a la economía política del
bienestar y la felicidad
Introducción
Uno de los mayores avances en el desarrollo de las ciencias sociales ha
sido el paso desde el foco en los aspectos negativos a aquellos positi-
vos en el estudio de la conducta humana. En el caso de la psicología,
esto ha significado el paso desde la psicopatología hacia el bienestar
humano, lo cual se conoce como psicología positiva. En el plano de
las políticas públicas, esta tendencia se ha manifestado en el paso de
los indicadores basados sobre necesidades (principalmente básicas,
objetivas y mayormente insatisfechas) a uno que apunta a fortalecer
capacidades, entendidas estas como las posibilidades de las personas
de ejercer su libertad a través del ser y el hacer cosas.
En este marco, una de las principales apariciones en el lenguaje
público es el de conceptos como felicidad o bienestar subjetivo, sin
que ello lleve aparejada una discusión respecto a sus alcances o, más
aún, respecto de sus contenidos normativos. En este libro hemos visto
cómo existen diferentes aristas para la comprensión del bienestar y
la felicidad, tanto desde un punto de vista práctico (¿para qué nos
sirven el bienestar y la felicidad?) como filosófico (¿son el bienestar y
la felicidad el fin último de la existencia humana?).
No obstante, hay un tercer elemento respecto al bienestar y la
felicidad que es difícilmente abordado, que es su estructura de control
y gestión, en definitiva, su economía política.
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Una de las interacciones reseñadas por la literatura como capaz de generar efectos
de largo plazo es la relación con la autoridad, por ejemplo, con la policía. Tyler y
Huo (2002) señalan que la autoridad, como representante de la sociedad, actúa
como barómetro del estatus del individuo en la sociedad. En este sentido, una
interacción no percibida como justa (igualitaria) por parte del individuo será un
elemento disruptivo respecto al valor que este entrega a sus grupos de pertenencia.
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Actualmente, existe en el país una floreciente industria del coaching, que justamente
apunta hacia el individuo como unidad básica de intervención.
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Sobre los editores
Camila Mella
Socióloga y Diploma en Métodos Estadísticos para la Investigación
y Ciencias Biológicas y de la Salud de la Universidad de Chile. Ac-
tualmente, es investigadora del Programa de Estudios Cuantitativos y
Opinión Pública de la Universidad de Santiago de Chile. En octubre
de 2014, comenzará sus estudios en el Doctorado en Política Social en
la Universidad de Oxford (Reino Unido).
225
Sobre los autores
Alejandra Ugarte
Periodista de la Universidad Andrés Bello, diplomada en Análisis
Táctico de Inteligencia Comunicacional en la Universidad Mayor, y
diplomada en Cultura y Sistemas Organizacionales en la Universidad
de Chile. En los últimos 10 años ha realizado investigaciones en ma-
teria de personas mayores y se ha desempeñado como periodista en la
Intendencia Metropolitana de Santiago y jefa de comunicaciones del
Instituto Nacional de Normalización (INN). Es miembro del equipo
gestor de Arquitectura Film Festival Santiago, cuyo objetivo es promo-
ver el debate público sobre urbanismo y ciudad. Desde el año 2011 es
la Jefa de comunicaciones de la Fundación Urbanismo Social.
Alejandro Plaza
Licenciado en Sociología de la Universidad de Chile. Actualmente, es
asistente de investigación del Programa de Estudios Cuantitativos y
Opinión Pública de la Universidad de Santiago.
Ana Lamilla
Dirigente social y asesora de la Fundación Urbanismo Social. Ha sido
líder en la coordinación de acciones para la obtención de recursos y
compra de terrenos de nuevo barrio de vivienda social para 170 fa-
milias de campamento, así como la gestión con instituciones públicas
para el diseño, desarrollo e implementación del proyecto habitacional
Antumalal, en la comuna de Renca. Cuenta con más de 10 años de
experiencia acompañando y asesorando a comités habitacionales en
Santiago y otras regiones del país, y capacitando a líderes y familias
para su organización y crecimiento en torno a la vivienda y desarrollo
de barrios.
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Juan Carlos Oyanedel y Camila Mella
César Vergara
Arquitecto de la Universidad del Bío Bío y candidato a Magíster Hábitat
Residencial de la Universidad de Chile. En los últimos 5 años, se ha
desempeñado como subgerente técnico para el desarrollo de proyectos
de vivienda social en la organización Desarrollo Urbano Limitada, y
como arquitecto para la coordinación y evaluación de proyectos inmo-
biliarios en la empresa Ámbito Sur S.A. Ingresó el 2011 a Fundación
Urbanismo Social para desempeñarse como director de Gestión Vivien-
da, propiciando altos estándares de calidad técnica y de propuestas al
proceso de reconstrucción tras el terremoto y tsunami del 27F.
Daniel Loewe
Licenciado en Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Doctor en Filosofía de la Eberhard Karl Universität de Tübingen (Ale-
mania). Actualmente, es profesor investigador de la Escuela de Gobier-
no de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI). Sus áreas de especialización
son la filosofía política, filosofía moral y ética, con énfasis en teorías
igualitarias, multiculturalismo, ética del medioambiente y teorías de
justicia internacional. Además, es miembro del Research Center for
Politicial Philosophy de la Universidad de Tübingen y del International
Center for Ethics in the Sciences de la misma casa de estudios, así como
del Centro de Investigación en Teoría Política y Social de la Escuela
de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez. Actualmente, lidera el
proyecto FONDECYT sobre Ética del Medioambiente (1120736).
Daniel Martínez
Médico psiquiatra de la Universidad de Chile. Director del Instituto del
Bienestar y presidente del directorio de la Fundación para el Bienestar
y la Felicidad en Chile. Actual director de Psiquiatría de la Sociedad de
Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía de Chile (SONEPSYN), cargo
que también desempeñó entre los años 2008 y 2010. Miembro de la
agrupación mundial Action for Happiness y del proyecto Felicidad de
Aconcagua Summit. Además, es integrante del Programa de Autocui-
dado de Conductas Adictivas de Estudiantes Universitarios (PADEU-
UC) y del Centro de Estudios de Adicciones (CEDA) de la Pontificia
Universidad Católica de Chile desde el año 2005.
228
Sobre los autores
Iván Pincheira
Sociólogo de la Universidad de Concepción. Magíster en Estudios
Latinoamericanos de la Universidad de Chile. Doctor en Estudios
Americanos por el Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Uni-
versidad de Santiago de Chile. Actualmente, desarrolla el proyecto
FONDECYT Postdoctoral N° 3130602: «Las políticas del miedo. Un
estudio sobre la gestión gubernamental de las emociones en el Chile
de la Postdictadura (1990-2015)» en el Departamento de Sociología
de la Universidad de Chile. Sus principales líneas de investigación son:
movimientos sociales, juventud, gubernamentalidad y sociología de
las emociones.
Jenny Lowick-Russell
Asistente Social de la Universidad Tecnológica Metropolitana, especia-
lizada en gerontología en la Pontificia Universidad Católica de Chile
y en la Universidad Autónoma de Madrid (España). Ha desarrollado
investigaciones y publicaciones en materias de abuso, discriminación y
maltrato, aportando al desarrollo legislativo y de políticas en favor de
las personas mayores. Se ha desempeñado como consultora de Celade/
Cepal y Flacso, y cuenta con 20 años de experiencia en cargos directivos
de organismos públicos nacionales y fundaciones, dirigiendo equipos
humanos, desarrollando planes y programas en materias de personas
mayores, derechos humanos, personas en situación de calle, mujeres
en situación de vulnerabilidad. Desde enero de 2013 es la directora de
Gestión Barrios de la Fundación Urbanismo Social.
Marco Barrientos
Psicólogo acreditado como psicoterapeuta, terapeuta familiar y de
parejas, con formación en el Instituto de Terapia Familiar de Santiago
y Magíster en Psicoterapia de la Universidad Mayor. Actualmente, se
desempeña en la Unidad de Atención Primaria del Servicio de Salud
Metropolitano Norte, es docente y miembro del equipo clínico del
Instituto de Terapia Familiar de Santiago y docente del programa de
Magíster de Psicología Clínica de la Universidad de Valparaíso. Desde
hace 20 años se dedica en forma ininterrumpida a la práctica psicote-
229
Juan Carlos Oyanedel y Camila Mella
M. Ángeles Bilbao
Psicóloga de la Universidad de Chile. Doctora en Psicología de la
Universidad del País Vasco (España). Egresada del Magíster en Salud
Pública –Promoción de la Salud–, de la Escuela de Salud Pública de
la Universidad de Chile. Actualmente, es secretaria académica y coor-
dinadora de los Diplomados en Actualización en Fundamentos y Di-
seño de Intervenciones Psicosociales y en Psicología de la Emergencia
y Desastres, de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso. El foco de su carrera ha sido la medición del
bienestar y su promoción en distintos contextos, tales como el mundo
laboral y educacional. Más detalles de su trabajo en educación pueden
FODPOUSBSTFFOMBQÃHJOBEF1"$&4 XXXQBDFTDM
)BQBSUJDJQBEPFO
múltiples congresos científicos y en 8 proyectos competitivos (FONDEF,
FONDECYT, FONIDE).
Pablo González
Ingeniero comercial de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Doctor en Economía de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).
Actualmente, es director académico del Centro de Sistemas Públicos,
perteneciente al Departamento de Ingeniería Industrial de la Universi-
dad de Chile. Fue coordinador del Informe sobre Desarrollo Humano en
Chile del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
entre 2007 y 2013. Sus áreas de interés son las políticas educacionales,
la economía institucional y la evaluación del desarrollo.
Pilar Goycoolea
Ingeniera comercial de la Pontificia Universidad Católica de Chile,
especializada en marketing y economía en países subdesarrollados
en la Universidad de Otago (Nueva Zelanda). Se ha desempeñado en
el ámbito público como directora nacional de Programas y Gestión
Regional de Fundación para el Desarrollo y Promoción de la Mujer
(PRODEMU), creando modelos de intervención, dirigiendo la ejecución
de los programas y equipos humanos de 52 provincias en las 15 regio-
230
Sobre los autores
Sylvia Kramp
Posee más de 28 años de experiencia laboral dedicados a las asesorías en
Marketing, Recursos Humanos y Modelos de Gestión (Productividad).
Actualmente, es jefa de desarrollo y conocimiento División Consumo
en el Banco de Chile.
Wenceslao Unanue
Ingeniero comercial, psicólogo y Magíster en Economía de la Pontificia
Universidad Católica de Chile. Magíster en Psicología Social Aplicada
y Doctor en Psicología Económica de la Universidad de Sussex (Reino
Unido). Actualmente, es profesor e investigador de la Escuela de Nego-
cios de la Universidad Adolfo Ibáñez y director de la Fundación para
el Bienestar y la Felicidad. Además, es representante de la International
Association for Research in Economic Psychology, y miembro de The
British Psychological Association, y de Action for Happiness. Forma
parte del Grupo de Trabajo de Expertos Internacionales (IEWG) que
se encuentran colaborando junto al Gobierno de Bután y a la Orga-
nización de las Naciones Unidas en la implementación de un Nuevo
Paradigma de Desarrollo basado en la felicidad y el bienestar.
Ximena Alvarado
Enfermera de la Universidad de Chile. Diplomada en Psicología Posi-
tiva por parte del Instituto Chileno de Psicología Positiva. Candidata
a Doctora en Enfermería de la Universidad Andrés Bello, cuya tesis
(en desarrollo) es «Bienestar Subjetivo y Envejecimiento en Chile».
Cuenta con más de quince años de experiencia en coaching, bienestar
y crecimiento personal.
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Este libro se terminó de imprimir
en los talleres digitales de
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Teléfono: 2223-8100 / ril@rileditores.com
Santiago de Chile, abril de 2014
Se utilizó tecnología de última generación que reduce
el impacto medioambiental, pues ocupa estrictamente el
papel necesario para su producción, y se aplicaron altos
estándares para la gestión y reciclaje de desechos en
toda la cadena de producción.
E l bienestar y la felicidad han pasado a ser parte del imaginario
colectivo y de las políticas públicas. No obstante, es poco lo
que se ha dicho respecto de los alcances de la incorporación de
estos conceptos en las disciplinas científicas y en el gobierno de
la sociedad. La felicidad gana terreno como objeto de marketing,
como objetivo de políticas públicas, e incluso como inspiración de
campañas políticas.
¿Son el bienestar y la felicidad una moda? ¿Son una forma de
controlar a los ciudadanos? ¿Cuáles son sus alcances o su aplica-
bilidad real en planes y programas públicos o en intervenciones
privadas?
En este libro un conjunto de destacados autores se da cita para
mirar el bienestar y la felicidad desde distintas perspectivas, discu-
tiendo sus alcances, limitaciones y, más importante, tomando una
posición a favor o en contra de la felicidad.
ISBN 978-956-01-0083-2