Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Sergio Dansilio
Universidad Católica del Uruguay, Uruguay
Palabras clave: dislexia, gyrus angularis, gyrus fusiforme, cerebelo, procesamiento fonológico.
Abstract: There is no genetically determined brain area for writing, alphabetization affects brain re-
gions preadapted for other cognitive functions. Dyslexias, with a well documented genetic basis, are
conditioned by cortical developmental anomalies in regions assigned to phonological and orthographic
representational matching. There would be a posterior left hemispheric circuit with a ventral component
linked to rapid orthographic visual discrimination, and a temporo-parietal dorsal one involved in the more
effortful orthography-to-phonology matching between lexical and sublexical representations. Disorders
in these posterior circuits are specific to dyslexia. The anterior circuit, centered by the inferior left frontal
gyrus, is associated to the reading effort, when it requires phono-articulatory recoding. Disorders in other
brain areas have been found. Magnocellular disturbs (rapid visual and auditive sequential discrimination)
and cerebellar dysfunction (rapid association capacities, procedural learning) also have been described,
although they are an inconstant phenomena and barely interpreted. For an adequate interpretation of
multiple dyslexia cases, it must be considered the serie of co-morbidities that are frequently found, and
usually are indicators of a more extended brain disorder.
Correspondencia: Sergio Dansilio. Departamento de Ciencias Cognitivas y de la Salud. Facultad de Psicología. Universidad
Católica del Uruguay. Correo electrónico: ldansili@ucu.edu.uy
225
Ciencias Psicológicas 2009; III (2)
1 Este concepto hace referencia a la aparición de instru- El hecho de que el dominio del código escri-
mentos para actuar a distancia, uso de redes, trampas, to como tal constituya un fenómeno cultural y
establecimiento de hogares, áreas diferenciadas para la
vivienda, para dormir, vestimenta sofisticada, preparación psicológico, no excluye que las facultades nece-
del alimento, arte rupestre y artesanía en piedra (compo- sarias –aunque no suficientes – para adquirirlo,
nente decorativo). estén condicionadas genéticamente.
226
Cerebro y Dislexia: Revisión
Según fue dicho en una sección previa, trastornos de la fonología y de la adquisición del
la lectura, en cuanto a su sustrato cerebral, código escrito (2005). Para Galaburda el primer
requiere de redes preadaptadas para discri- paso en la cadena causal fisiopatológica a partir
minar estímulos visuoperceptivos complejos, de la mutación genética y las perturbaciones
efectuar asociaciones multimodales, y estar de la migración, consistiría en la generación de
íntimamente conectadas con, mismo incluidas disturbios en el procesamiento temporal auditivo.
en, las áreas del lenguaje. Mediante estudios Estas alteraciones primarias condicionan de
de correlación entre genética y comportamien- manera definitiva la dificultad en la fonología,
to así como en genética molecular de DNA aunque aquellas puedan luego compensarse.
realizados en gemelos, se ha encontrado una Estudios de linkage y de asociación regional
significativa relación entre variaciones gené- genética, confirman la identificación de las 8 re-
ticas y habilidad lectora así como con facul- giones de interés en el genoma humano en rela-
tades cognitivas (psicolingüísticas) asociadas ción a la dislexia, de acuerdo a un meta-análisis
(Pennington & Olson, 2005; Olson, 2007). de 11 centros de investigación con diferentes
Actualmente, el Human Gene Nomenclature muestras realizado por Grigorenko (2005), re-
Committee, de acuerdo a Williams y D’Onovan giones incluidas en las nueve señaladas más
(2006), ha designado nueve loci en relación arriba. En el meta-análisis se incluyen grupos
a la dislexia, comprendidos desde el DYX1 al culturales con escrituras transparentes como
DYX9. Múltiples genes se asocian entonces Italia y Alemania, y opacas como en diversos
a una susceptibilidad para presentar dislexia centros de USA, aunque no aparecen estudios
con alto grado de consistencia, implicando en escrituras logográficas. Para Grigorenko las
los cromosomas 1p, 2p, 6p, 15p, y 18p, y con dificultades centrales que condicionan la dislexia
evidencia menos fuerte los 6q, 3p, 11p, y Xq. en su vínculo con la información genética y el
Estos estudios suelen tomar medidas globales cerebro dependen de la discriminación fonoló-
de lectura y codificación ortográfica, así como gica (escrituras opacas), y la automatización de
también pruebas de discriminación fonológica, la extracción léxica (escrituras transparentes),
codificación fonológica, y denominación rápida dominios que no necesariamente se superpo-
(McGrath, Smith, & Pennington, 2006; Williams nen desde el punto de vista funcional (2001).
& D’Onovan, 2007). No es posible aún determi- Sosteniendo un modelo conexionista de
nar la causalidad entre los distintos genes, sus lectura, propone que las perturbaciones nuclea-
eventuales mutaciones y el fenotipo, así como res que causan un trastorno específico en el
tampoco la interacción gen-gen y gen-ambiente dominio del código escrito son biológicamente
involucrada para condicionar alteraciones en la universales (en lo genético y en lo cerebral),
maduración cerebral y luego los trastornos de aunque luego el fenotipo adquiera diferentes
la lectura. Para McGrath et al, se trata de una presentaciones al interactuar con factores del
condición multifactorial donde las variantes ambiente (entre ellos el sistema de escritura, la
causales están aún por descubrirse, aunque es exposición al código, etc.). Un modelo modular,
conocido que el mecanismo patogénico trans- de doble ruta, exigiría al menos que se corre-
curre por la dirección de procesos madurativos lacionara cada módulo y cada ruta de lectura
cerebrales tales como la migración neuronal y con vertientes genéticas diferenciadas. Bates et
la guía axonal (McGrath, Smith, & Pennington, al, sin embargo, han encontrado en un estudio
2006; Williams & D’Onovan, 2007). de 1382 gemelos monocigóticos y dicigóticos
(no disléxicos), que la influencia de factores
Es necesario pues, determinar si los genes genéticos es diferente entre la adquisición
y sus mutaciones asociadas a la dislexia están de palabras almacenadas en un lexicon y la
vinculados a la migración neuronal, es decir, al adquisición de las reglas de correspondencia
largo recorrido que deben realizar las neuronas grafema-a-fonema, por lo cual defienden que
(miles de veces su tamaño), desde la zona la relación genes-dislexia se condice mejor
central originaria hasta el manto cortical en con un modelo simbólico de doble ruta (2007).
el lugar justo. Galaburda ha planteado una Que se enfoque la dislexia desde una pers-
hipótesis de trabajo en la cual se vinculan pectiva genética –con sus implicancias clíni-
genes específicos, mutaciones determinadas cas diagnósticas y etiopatogénicas–, o desde
y perturbaciones en la migración neuronal una perspectiva cognitiva, no necesariamente
focal en zonas del lenguaje con los posteriores termina en una identidad conceptual acerca
227
Ciencias Psicológicas 2009; III (2)
del propio trastorno y la tipificación del mismo. ectopías, displasias y placas fibromielínicas
Además, es necesario analizar el vínculo con (Galaburda, 1993). Habiendo examinado en
las co-morbilidades cognitivas y afectivas para su equipo 11 cerebros de disléxicos, Galaburda
alcanzar un adecuado conocimiento de las destaca como malformaciones frecuentes las
relaciones entre genética, cerebro y lectura. microdisgenesias (nidos ectópicos de neuronas,
Finalmente, es necesario destacar que dicho generalmente acompañados de alternaciones
conocimiento, posee una importancia no so- en las capas subyacentes), microgiria (aumento
lamente teórica sino práctica, es decir, para el local de las invaginaciones, capas moleculares
diagnóstico y el tratamiento (imaginemos lo que fusionadas, reducción de la estratificación), y
representaría para la prevención y el tratamiento malformaciones vasculares variadas, ubica-
lograr identificar los genes que se vinculan a das en las áreas anteriores y posteriores del
perturbaciones del aprendizaje y del desarrollo lenguaje aunque no en todos los casos con
afectivo). esta topografía (1993). Aunque no se descarta
la causalidad genética, estas malformaciones,
SIMETRÍA Y ASIMETRÍA EN LAS de acuerdo al autor, podrían estar asociadas a
ÁREAS DEL LENGUAJE lesiones vasculares prenatales de naturaleza
isquémica, pero también a exposición a tóxicos,
Hace ya tiempo, una serie de tres artículos traumatismos y hasta infecciones. Dentro de las
de Geschwind y Galaburda, donde se defiende más recientementes clasificaciones, las malfor-
la llamada tesis “Geschwind-Galaburda-Behan”, maciones de tipo II, debidas a una anormal mi-
vinculó lateralización hemisférica, alteraciones gración neuronal, tienen una etiopatogenia aún
del sistema inmune y acción de la testostero- desconocida (Barkovich et al, 2005). En cambio
na a trastornos del aprendizaje, entre ellos la las malformaciones debidas a perturbaciones en
dislexia (Geschwind & Galaburda, 1985). De la migración neuronal y la organización cortical
manera no detallada lo suficiente, las pertur- (tipo III), las cuales están vinculadas a la exten-
baciones podían responder a factores gené- sión neurítica, la sinaptogénesis y la maduración
ticos y actuaban sobre el primer trimestre del neuronal, son mejores conocidas y responden
desarrollo prenatal. Sin embargo, en estudios a factores genéticos (Barkovich et al, 2005). En
posteriores, no pudieron ser demostradas di- todos los casos, representan alguna forma de
chas asociaciones, salvo cierta relación entre daño cerebral que ocurriría entre las 16 y las 24
testosterona y zurdería (Tønnessen, Løkken, semanas de gestación (Galaburda, 2005). Sin
Høien, Lundberg, 1993; Bryden, Mcmanus & embargo, hoy día, el factor genético en la base
Bulmanfleming, 1994; Tønnessen, 1997). Así neurobiológica de la dislexia ha encontrado un
el modelo de diferenciación hemisférica y de fuerte respaldo tal cual se mencionó en sección
patologías causantes de trastornos del aprendi- previa. En la revisión de Lambe las anomalías
zaje “Geschwind-Galaburda-Behan” ha perdido corticales varían en su distribución de acuerdo
validez. Se mantiene sin embargo la hipótesis al sexo, siendo más marcadas en la región peri-
de que los trastornos en la adquisición del silviana izquierda, y corteza frontal inferior en los
código escrito se corresponden con disturbios hombres, y más bilaterales en las mujeres con
en la organización y estructura del neocortex. una característica presencia de placas fibromie-
La consideración de las alteraciones en otras línicas en la corteza orbito-frontal (1993). Más
estructuras más allá de la corteza (cerebelo, nú- recientemente Casanova et al han mostrado
cleo magnocelular) se realizará en otra sección anomalías minicolumnares en el cerebro de un
del presente artículo. paciente disléxico, particularmente un aumento
en el tamaño de las mismas, alteraciones que
En el cerebro de los disléxicos se ha en- no están confinadas a un hemisferio o al área
contrado que las áreas corticales relacionadas BA 22 (2002). Alteraciones minicolumnares (que
con el lenguaje muestran diferencias signifi- perturban la conectividad cortical mediante un
cativas en la organización de la conectividad desbalance excitación-inhibición), han sido des-
intracortical y en la estructura de la capa III de critas en el Sindrome de Down y en el Autismo,
las células piramidales (Hustler & Gazzaniga, aunque con otras características de acuerdo a
1995). Han sido descritas alteraciones cortica- los autores mencionados. El significado funcio-
les de los procesos de maduración, migración nal de estos hallazgos es difícil de determinar, y
neuronal y organización laminar tales como la realización de estudios anátomo-patológicos
228
Cerebro y Dislexia: Revisión
229
Ciencias Psicológicas 2009; III (2)
dificultad lectora. Dos planteos más de Green, Según Kanus et al, una anatomía atípica en
Hutsler, Loftus, et al son destacables. Dado el una región definida no sería patognomónica de
hallazgo en diversas investigaciones de pertur- un trastorno específico del desarrollo (2006).
baciones en los cuatro lóbulos cerebrales y en el Es una combinación de anomalías dentro de
cuerpo geniculado, sería adecuado pensar en los circuitos neurales donde se implementan
un trastorno amplio en los procesos de madu- funciones motoras-articulatorias verbales, del
ración cerebral que condicionarían la dificultad habla y del lenguaje, que constituirían la condi-
lectora. Por otra parte, es necesario reparar en ción necesaria para la existencia de trastornos
el hecho de que los disturbios psicolingüísticas específicos del lenguaje oral y escrito.
estén vinculados a anomalías microscópicas de
las áreas del lenguaje, que en última instancia No está acabadamente demostrada para
pueden o no estar en la base de los patrones Vadlamudi, Hatton y Buth la relación entre la
macroscópicos que obtienen los estudios ima- asimetría de las áreas témporo-parietales con
genológicos. el sexo y la preferencia manual, e inclusive con
el lenguaje (2006). En efecto, mientras que la
Continúa existiendo un considerable acuer- lateralización del lenguaje a izquierda se obser-
do de que, en casos sin trastornos del lenguaje va en más del 95 % de los seres humanos, la
oral o escrito, las personas diestras muestran asimetría izquierda del PT va de 65 a 83 %.
una asimetría del PT a expensas del hemisfe- En un meta-análisis realizado por Sommer,
rio izquierdo, mientras que los zurdos poseen Aleman, Somers et al, (43 estudios incluidos),
una mayor incidencia de simetría y asimetría no hay efecto de sexo en la asimetría del PT,
a expensas del hemisferio derecho ya a partir aunque tampoco en la lateralización temporal
de los cuatro años de edad por lo menos (Va- izquierda con pruebas de escucha dicótica, ni en
dlamudi, Hatton, Buth, et al, 2006). Foundas, la lateralización del lenguaje (2008). Los hom-
Leonard y Hanna-Plady observaron, utilizando bres son zurdos con mayor frecuencia, aunque
morfometría basada en RMN, que la asimetría ello no incide en la incidencia de la lateraliza-
izquierda del PT se encontraba en un 72 % de ción del PT y del lenguaje. Este meta-análisis
67 adultos sanos, observando una asimetría a confirma la alta predominancia de la asimetría
expensas del hemisferio derecho en el surco a expensas hemisférica izquierda del PT ya sea
silviano posterior ascendente en un 64 % y en que se mida superficie o volumen.
ambos casos con efecto significativo de prefe- En términos generales, la pérdida o rever-
rencia manual (derecha). La asimetría derecha sión de la asimetría izquierda en las áreas
del surco silviano posterior ascendente derecho vinculadas al lenguaje puede observarse de
predice la preferencia manual, y la asimetría manera característica en el cerebro de los dis-
izquierda del PT difiere según el sexo, elemen- léxicos, aunque no es patognomónica, pudiendo
tos diferenciales que estarían regulados por el además influir factores tales como el sexo y la
desarrollo y constituirían un sustrato crítico en la preferencia manual, no así la edad o el volumen
maduración del lenguaje (2002). La asociación global del encéfalo. Estas anomalías estarían
entre ambos patrones asimétricos se da en un vinculadas posiblemente a la diferenciación de
57 % de los casos. Los disturbios en el desarro- las capacidades de discriminación y operación
llo del lenguaje oral o escrito estarían asociados fonológicas.
a cambios en estos patrones de simetría. El PT
izquierdo es también de mayor tamaño que el ASPECTOS FUNCIONALES
homólogo derecho en el 70.8 % de la casuística
de Knaus et al, sin efecto de sexo, y sin notorio El advenimiento de la imagenología fun-
efecto de preferencia manual (2006). cional (primero el Tomógrafo por Emisión de
Menos frecuentemente hay una asimetría Positrones TEP, luego la Resonancia Magné-
de la pars triangularis (parte del área de Bro- tica Funcional RMf), pero también el perfec-
ca), que sería también mayor a izquierda y, cionamiento de tecnologías neurofisiológicas
tomando diferentes regiones asociadas a las (Magnetoencefalografía, Potenciales Evocados
áreas del lenguaje (gyrus de Heschl, opérculo vinculados a Eventos PEV), proporcionaron
rolándico), no existe un patrón característico recursos formidables para comprender la
significativamente predominante de asimetrías- dinámica de las redes neuronales donde se
simetrías. implementan los procesos lectores y por tanto
230
Cerebro y Dislexia: Revisión
Figura 1. Áreas corticales activas durante la lectura y funciones a las que están
asociadas. Visión esquemática basada en: Pugh et al, 2000; Pugh et al, 2001; Pau-
lesu et al, 2001; y Shaywitz & Shaywitz, 2005. Comentarios en el texto.
231
Ciencias Psicológicas 2009; III (2)
El área de la forma visual de palabra tam- El área anterior BA 37 también acompasa esta
bién está hipoactivada en disléxicos adultos, diferencia, habiendo una mayor activación a
en comparación con lectores hábiles (Candliss, derecha en los disléxicos.
Cohen & Dehaene, 2003; Cohen et al, 2003), y
su actividad deficitaria podría vincularse a lo que Tres hechos han sido constatados en el es-
en el viejo modelo clínico de Boder se conocía tudio de imagenología funcional y morfometría
como “dislexia diseidética”, tipificación que se en las dislexias (Hoeft et al, 2006):
ha asimilado más recientemente a la dislexia (i) La hipoactivación posterior izquierda du-
de superficie (Ellis, 1993). rante la lectura de palabras y pseudopalabras
Una serie de áreas cerebrales se activan en en la dyslexia (parieto-temporal o del lóbulo
el TEP y la RMf durante la lectura de palabras, parietal inferior, y occípito-temporal o de los
desde la corteza occipital y occípito-temporal gyrus lingual y fusiforme) está relacionada con
izquierda como ya fue considerado (circun- la propia dislexia más que con la capacidad para
voluciones fusiforme y lingual, cerca de las la lectura. En estos circuitos posteriores (ventral
áreas BA 18 y 37), el opérculo frontal izquierdo y dorsal), sería donde reside el núcleo deficitario
(próximas a las regiones BAs 44, 45 y la ínsula definitorio del trastorno en la adquisición del
anterior), hasta activaciones bilaterales en la código escrito.
corteza cerebelosa, la corteza motora primaria, (ii) La hiperactivación frontal izquierda en la
la corteza temporal media y superior (cerca dislexia está relacionada con la habilidad lectora
de BA 22, área de Wernicke a izquierda), y más que con la propia dislexia. La circunvo-
regiones en el área motora suplementaria y el lución frontal inferior, frontal media, caudado
cortex cingulado (Fiez & Petersen, 1998). Pero izquierdo y tálamo derecho para el test de rima,
más allá de la localización, las correlaciones por ejemplo, muestran un descenso con la edad
imágenes-comportamiento pueden contribuir en lectores normales, no así en los disléxicos.
a entender cómo se produce la lectura. Con La hiperactivación frontal reflejaría pues un
respecto al fraccionamiento y significado fun- mecanismo de compensación mediante reco-
cional, Fiez y Petersen señalan como posible dificación articulatoria.
que una o más regiones de las circunvoluciones (iii) Las diferencias morfológicas encontradas
temporales superior y media sean necesarias en estudios de volumetría están relacionadas
para lograr las representaciones acústico/fono- con las áreas de hipoactivación (Eckert et al,
lógicas empleadas en la lectura silente, con BA 2005; Vickenbosch, Robinchon & Eliez, 2005;
22 particularmente asociada al análisis fonoló- Phinney et al, 2007). La misma región del lóbulo
gico (1998). Mientras que algunas áreas (como parietal inferior que muestra una hipoactivación
la corteza frontal izquierda), se muestran más funcional en la dislexia, también muestra una
activas durante la lectura de palabras de baja reducción en el volumen de sustancia gris ya
frecuencia y de correspondencia ortograma- sea en comparación con controles empareja-
fonología inconsistente, no hay diferencias en dos por edad o nivel lector. Estos hallazgos
áreas posteriores como el gyrus fusiforme, y tenderían a establecer una relación estructura-
BA 22. función en las bases cerebrales de la dislexia.
La evidencia tiende a demostrar entonces la Las áreas homólogas hemisféricas derechas
existencia de regiones diferenciadas que reali- aparecen más activadas que en los cerebros de
zan procesamientos específicos hacia el interior los lectores normales, por recursos alternativos
de la lectura, aún para el tratamiento de informa- o compensación.
ción fonológica. Shaywytz et al no encuentran El desarrollo típico entre las edades 7 a 16
diferencias sustanciales en comparación con años en las habilidades fonológicas, se carac-
el estudio previamente mencionado, en térmi- teriza por un decremento en la activación de la
nos de áreas activadas durante la lectura de circunvolución frontal izquierda, y un incremento
palabras (1998). Pero, interesante, hayan que en la activación del lóbulo parietal inferior (Hoeft
durante la lectura de palabras y pseudopalabras et al, 2006). Es este salto evolutivo anterior-pos-
aumenta la activación en las áreas de Wernicke, terior, el que no ocurre en los niños disléxicos.
el gyrus angularis (BA 39) y la corteza estriada El lóbulo parietal inferior es la única región que
(BA 17) cuando cambia de una mayor demanda presenta tanto disturbios funcionales como es-
ortográfica a una mayor demanda fonológica, tructurales. Estas regiones parieto-temporales
patrón que no muestran los casos de dislexia. y del lóbulo parietal inferior están vinculadas al
232
Cerebro y Dislexia: Revisión
almacenamiento de las representaciones fono- mencionado más atrás. Finalmente puede des-
lógicas cuando procesa los sonidos del lenguaje cribirse un tercer circuito:
hablado, y en el mapeo de la ortografía a la (iii) Región anterior, correspondiente a la
estructura fonológica del lenguaje (Vigenau et circunvolución frontal izquierda. Se activa en
al, 2006; Jobard et al, 2007). Su hipoactivación las lecturas de palabras de baja frecuencia y en
persiste en disléxicos comparados con controles pseudopalabras, generalmente en tareas donde
de igual nivel lector, aunque la hiperactivación se evidencia una articulación audible. Hay una
frontal, talámica y caudada, persiste en con- superioridad en la lectura de pseudopalabras
troles que tienen edades menores, siendo así sobre palabras, es sensible a la regularidad
que la actividad de las áreas anteriores refleja de la correspondencia grafema-fonema, y su
el esfuerzo lector normal ante las dificultades activación es considerablemente mayor en
del aprendizaje o de un disturbio madurativo sujetos disléxicos comparados con lectores
(Hoeft et al, 2006). normales de igual edad (aunque no de mismo
Pugh et al han propuesto un modelo neuro- nivel lector). La hipótesis es que se encarga
biológico y neurocognitivo para dar cuenta del de la recodificación articulatoria de unidades
desarrollo lector normal y de las dislexias (Pugh elementales (fonemas), es decir, de la fonología
et al, 2000; Pugh et al, 2001), en concordancia de salida (en algunos modelos: retén fonético
con las teorías más aceptadas actualmente de salida).
(Snowling, 2000; Galaburda & Cestnik, 2005; La integridad funcional de la lectura depende
Shaywitz & Shaywitz, 2005). Amerita, por su del funcionamiento de los circuitos posteriores.
influencia y contenido empírico, detenerse en Durante el desarrollo se pasa de una modali-
dicho modelo. La lectura hábil está vinculada dad que recluta básicamente los sistemas de
al desarrollo un complejo sistema cortical alta- procesamiento del circuito dorsal, más media-
mente diferenciado que integra características do por la fonología, pasándose por efecto del
ortográficas, fonológicas y léxico-semánticas de aprendizaje y práctica a modalidades basadas
las palabras, y se ubica en las zonas posterio- en el funcionamiento del circuito ventral que
res y externas del hemisferio izquierdo. Es así permite el reconocimiento visual fluido de las
que Pugh et al reconocen dos circuitos de esta palabras escritas. Al principio del desarrollo del
región posterior: código, la predominancia del circuito dorsal está
(i) Un circuito dorsal, témporo-parietal que vinculada al procesamiento analítico necesario
involucra al gyrus angularis, el gyrus supramar- para integrar las representaciones ortográficas,
ginal y el área de Wernicke. Está asignado a la así como léxico-semánticas. Posteriormente, se
decodificación activa de las relaciones grafo- pasa a una predominancia del circuito ventral,
fonémicas y ortográfico-fonológicas. más tardío en el desarrollo, donde los ortógrafos
(ii) Un circuito ventral, occípito-temporal son procesados de forma rápida y directa. En
(gyrus fusiforme), dedicado a la identificación rá- las dislexias no se produciría ese cambio de
pida de estímulos, que permite el acceso visual fase de manera adecuada, seguramente por
directo a las representaciones ortográficas. perturbaciones en la maduración y organiza-
El primer circuito muestra una superioridad ción estructural de la corteza en dichas regio-
en la lectura de pseudopalabras sobre pala- nes (Pugh et al, 2000 , Shaywitz & Shaywitz,
bras así como una mayor activación durante 2005). Finalmente, la hiperactivación frontal
el análisis fonológico. De manera hipotética, en la lectura, refleja la dificultad y el esfuerzo
estaría diferenciado para la realización del para abordar palabras en sus dimensiones
análisis reglado de correspondencias entre fonológicas y morfológicas y su relación con la
fonología (léxica y subléxica), y dimensiones escritura, fundamentalmente cuando se trata
semánticas. de palabras desconocidas o de excepción y
En el circuito ventral hay una superioridad al inicio de la adquisición. Esta dificultad se
en lectura de palabras sobre pseudopalabras, hace extensiva y persistente en los disléxicos,
la respuesta es precoz, la activación aumenta requiriéndose en estos casos una mayor de-
con la edad y predice la habilidad lectora. Cons- pendencia en la recodificación articulatoria que
tituiría un sistema de memoria lingüísticamente a veces se manifiesta como lectura subvocal.
estructurado para la identificación rápida de Que las dislexias se adoptan diferentes patro-
palabras escritas, es decir, se correspondería nes o aspectos en diferentes lenguas/sistemas
con el sistema de la forma visual de la palabra de escritura ya ha sido puesto en evidencia
233
Ciencias Psicológicas 2009; III (2)
(Miles, 2000; Siok et al, 2004), inclusive ponien- la memoria de trabajo perturbaría la capacidad
do en cuestión la teoría fonológica para toda de sostener la asociación forma visual-forma
forma del trastorno (Friedmann & Lukov, 2008). verbal arbitraria para poder aprenderla.
Sin embargo ello no afecta necesariamente la En este contexto deben comprenderse los
posible universalidad en la causa y en las bases trabajos de Siok et al (2004). Utilizando RMf,
neurológicas del sindrome. La reducción en Siok et al han demostrado cómo en un grupo
la activación de la corteza temporal izquierda de ocho disléxicos chinos durante una tarea de
media y superior y en el área témporo-occipital, juicio de homófonos, hay una actividad aumen-
hecho que se aprecia en disléxicos tanto de es- tada en la circunvolución frontal inferior (BA 45),
crituras opacas como transparentes, ha llevado con actividad en la corteza parietal inferior que
a Paulesu et al a afirmar que existe una unicidad no se registra en los lectores normales.
biológica en la dislexia (2001). Efectivamente, Para Siok et al, la actividad reducida en la
habría una base neurocognitiva universal en el circunvolución frontal media izquierda (BA 9),
origen del trastorno en la adquisición del código constituye el marcador neuroanatómico de la
escrito, y la diversidad cultural (sistemas de dislexia en chino (2004).
escritura) afecta a las formas de presentación. En la circunvolución frontal media izquierda,
Pero la situación pasa a ser conflictiva cuando de acuerdo a estos autores, se implementa
miramos hacia sistemas de escritura logográfica la representación simultánea de información
como el chino, donde se combina además una audioverbal y visuoperceptiva, coordinando los
alta opacidad (gran número, hasta de nueve recursosejecutivos, y el reconocimiento de ho-
homófonos heterógrafos, por ejemplo), con una mófonos requiere de un análisis visuo-espacial
gruesa granularidad (los caracteres representan detallado, con alta interactividad entre ortografía
unidades fonológicas amplias). y fonología.
Las reglas ortográficas son particularmen- Las estrategias cognitivas en el desarrollo
te dificultosas en el chino (gran número de de la lectura, el método de enseñanza y el sis-
caracteres, diferentes grados de regularidad tema de escritura, ajustan la corteza durante
posicional, semánticas y fonológicas para los el desarrollo, por lo cual diferencias que son
radicales, etc.). La mayoría de las escuelas en culturales generan diferencias a nivel cerebral
China adoptan una metodología holística de “ver (Siok et al, 2004).
y decir”, recurriendo escasamente a estrategias El déficit fonológico evidenciado en lo
fonológicas (Ho et al, 2007; 2004). comportamental, podría ser consecuencia de
La lectura de seudocaracteres en chino una conectividad debilitada entre las áreas
también se hace mediante estrategias que anteriores y posteriores del lenguaje, y más pre-
podrían considerarse lexicales, ya que se rea- cisamente de una perturbación en el funciona-
lizan inferencias en base al contexto morfémico miento de las estructuras vinculadas a la ínsula
de los diferentes componentes y sus posibles izquierda, que constituye un puente anatómico
referentes fónicos: de ahí la gran importancia entre los circuitos anteriores y posteriores de la
ortográfica visual en el aprendizaje de este sis- lectura (Paulesu et al., 1996).
tema de escritura. El déficit ortográfico sería el Entendiendo que el área de Broca trata la
déficit nuclear en la dislexia en chino, los autores fonología segmentada, el área de Wernicke la
ponen en cuestión, no encuentran, dislexias fonología lexical y el gyrus angularis (BA 40,
fonológicas (Ho et al, 2004). parte inferior) permite el acceso a la memoria fo-
Los trabajos de Ho et al han puesto en nológica, la adecuada realización de tareas que
cuestión la validez del modelo de doble ruta implican una precisa discriminación fonémica
para estos sistema de escritura dado, entre necesita de la interacción entre las tres áreas.
otras cosas, la ausencia de un procedimiento Esta interacción se produce en el espacio de
analítico por unidades subléxicas de fina granu- la memoria de trabajo. La actividad descendida
laridad. Sin embargo, aún en chino, los niños en la región de la ínsula, por donde transcurre
con dislexia de superficie tienen una reducción el mayor contingente de fibras que comunican
en la denominación rápida y en la memoria de los sistemas anteriores y posteriores, permi-
trabajo audioverbal, así como dificultades en la tiría entender la dislexia en lo neural, como
conciencia fonológica (Ho et al, 2007). Aunque un sindrome de desconexión (Paulesu et al,
no está dilucidado, se ha planteado por los auto- 1996). Estudiando la conectividad funcional y
res mencionados previamente, que el déficit en eficaz mediante el análisis de las fluctuaciones
234
Cerebro y Dislexia: Revisión
235
Ciencias Psicológicas 2009; III (2)
frontal inferior, permitirían distinguir disléxicos que, aunque inconstantes, son frecuentes, e
de no-disléxicos, y parece ser éste uno de los incluyen disgrafia, disortografia, dispraxia, disfa-
hallazgos más constantes en la imagenología sia, discalculia, trastorno por déficit de atención
para la dislexia (Eckert et al., 2003). Se trataría con hiperactividad y trastornos no verbales del
entonces de una teoría “fronto-cerebelosa”, don- aprendizaje, lo que ha llevado a pensar en un
de se agrega la ubicación central de la región gran núcleo común que puede generar pertur-
frontal inferior en el feed-back articulatorio, y la baciones en diversas áreas cognitivas (Habib,
posibilidad de integrarse a la consolidación de la 2000; 2003).
relación grafema-fonema. Más recientemente, Esta postura es comparable a la de Grigo-
Baillieux et al han propuesto la hipótesis de un renko, con respecto a su idea de un gran sin-
defecto en la distribución de información a nivel drome neuroanatómico (2001). Destacando que
intracerebeloso, lo cual afectaría la sincroniza- una dificultad en el procesamiento del tiempo
ción sensorio-motora y temporalización de las en sus distintas dimensiones (verbal, espacial,
acciones (2009). motor) sería una característica universal de los
Las evidencias del compromiso cerebeloso disléxicos, Habib a propuesto como hipótesis
en el disléxico van desde perturbaciones en de trabajo la llamada “Teoría del déficit en el
el balance motor y el control del movimiento procesamiento temporal” (2000). La dificultad,
ocular hasta del condicionamiento clásico y el que en esencia corresponde a la “discronía”,
aprendizaje procedural, con una reducción de podría dar cuenta de un compromiso en la
tamaño que involucra a la parte posterior del percepción de estímulos auditivos transitorios,
hemisferio cerebeloso derecho –que conecta un déficit en la generación o juicio del orden
con el hemisferio cerebral izquierdo (Stoodley temporal y déficits en diversos niveles de la lec-
& Sein, en prensa). Stoodley y Sein aseguran tura y escrituras que impliquen procesamientos
que solamente un subgrupo de disléxicos pre- rápidos. Aquí Habib incluye las disposiciones
sentarían estos trastornos, y no se puede sos- visuoespaciales de las letras, percepción de la
tener que la disfunción cerebelosa constituya forma global de la palabra e integración de las
la causa principal de la dislexia (en prensa). El posiciones sucesivas y relativas de las palabras
hallazgo no es entonces constante y está dise- durante el rastreo oculomotor.
minado en diversos trastornos del aprendizaje El aspecto central de la conciencia fonoló-
y el desarrollo, por lo cual además bien podría gica podría interpretarse en este marco como
ser inespecífico. una actividad secuencial, donde debe darse
un eficaz procesamiento de los constituyentes
La teoría cerebelosa, en su contraparte fonémicos de la palabra, y mantener esa infor-
clínica, ha quedado supeditada fundamental- mación en el span de la memoria a corto plazo.
mente al hallazgo de síntomas motores, y de Según Habib, el cerebelo es “el mejor de los
elementos comportamentales poco evaluados candidatos” para hacerse cargo de esta tarea
como la adquisición de asociaciones automa- (ver página 2392).
tizadas y fluidas, lo cual hace que la cuestión El modelo, como el propio autor lo subraya,
no esté enteramente cerrada. Grigorenko ha es altamente especulativo. De todas formas,
insistido en el déficit en la automatización léxi- sigue manteniéndose sin rebatir el trabajo de
ca para el trastorno nuclear del disléxico en Ramus et al donde, evaluando disfunciones
las escrituras transparentes y quizá también magnocelulares, alteraciones cerebelosas y
en las logográficas (2001). Se requieren datos visuoperceptivas, muestra que, aunque existan
que incluyan facultades comportamentales y algunos solapamiento, solamente los trastor-
cognitivas que muchas veces son muy pobre- nos en la conciencia fonológica aparecen de
mente exploradas (para la automatización, por manera constante en todos los casos (Ramus
ejemplo, solamente suelen usarse pruebas de et al, 2003).
denominación rápida). No podemos cerrar esta sección sin al me-
Habib, finalmente, ha intentado sistemati- nos mencionar la neurofisiología (PEV vincula-
zar los hallazgos clínicos y neurofuncionales, dos a eventos, Magnetoencefalografía).
para acceder a una teoría que de cuenta de la Los estudios neurofisiológicos a los cuales
neuropsicología de la persona disléxica (2000). no les hemos podido asignar mucho espacio,
En lo que ha llamado la constelación “dis”, se son quizá los más provisorios en lo clínico. Lo
comprueban asociaciones o co-morbilidades más característico es la asimetría de respues-
236
Cerebro y Dislexia: Revisión
tas en PEV vinculados a eventos, donde los La expresión final de la información gené-
chicos con alto riesgo de dislexia (familiares tica condicionaría la existencia de anomalías
de primer grado con la dificultad), muestran corticales, posiblemente ectopías celulares,
una lateralización hemisférica derecha de las desorganización de las capas en el neocortex
respuestas tardías ante estímulos visuales y o polimicrogiria, anomalías que tienden a con-
sonoros (Lyytinen et al., 2005). centrarse en las áreas clásicas del lenguaje.
Estas deflecciones de alta latencia (entre La clásica asimetría de las áreas del lenguaje,
100 a 600 ms), involucran las ondas N1, MMN a expensas de un mayor tamaño en el hemis-
(“mismatch negativity”) y P3. En el estudio lon- ferio izquierdo, tiende a perderse en el cerebro
gitudinal de Jyväskylä, en Finlandia, comienzan de los disléxicos, aunque otros factores como
a obtenerse diferencias ya al nacimiento y mejor la preferencia manual deben considerarse y
a los seis meses (Lyytinen et al., 2005). La posiblemente también el sexo.
importancia aquí reside en la posibilidad cierta
de poder sorprender en etapas muy precoces y Dos circuitos hemisféricos izquierdos han
mediante una metodología no invasiva, inocua, sido descritos para la lectura. Los circuitos
y fiable, aquellos indicadores que manifiestan posteriores se dividen en un sistema ventral,
un riesgo de presentar en el curso del desarro- occípito-temporal, destinado a la identificación
llo perturbaciones en la adquisición del código visual rápida de los ortogramas, y un circuito
escrito, lo cual permitirá desarrollar las medidas dorsal, témporo-parietal, en el cual se imple-
educativas preventivas necesarias. mentarían los complejos apareamientos entre
información grafémica, ortográfica, y fonológica,
CONCLUSIONES tanto léxica como subléxica. El circuito anterior
incluye a la circunvolución frontal inferior, abar-
El cerebro humano no ha sufrido cambios ca la clásica área de Broca, y participaría en
sustanciales desde hace por lo menos 200.000 el sistema lector por su papel en la repetición
años, y las primeras escrituras aparecen 3.000 articulatoria cuando ella es necesaria o mismo
AE. La información genética entonces, pro- imprescindible.
porciona áreas cerebrales preadaptadas para El déficit característico de las dislexias
realizar los procesamientos que implican la afectaría a los circuitos posteriores, que se han
lectura, tales como reconocimiento de diseños evidenciado hipoactivos en el TEP y la RMf
perceptivos visuales complejos y empareja- cuando se comparan disléxicos con lectores
miento de los mismos con el lenguaje. normales de igual edad pero también de menor
El cerebro es una condición necesaria para edad e igual coeficiente lector. El aumento de la
el dominio del código escrito, pero no suficien- actividad del circuito anterior, por su parte, está
te, y la comprensión de las relaciones entre su relacionado con la habilidad lectora y refleja
estructura y funcionamiento con el aprendizaje el esfuerzo compensador ante la ineficacia o
de un código que es esencialmente cultural, subdesarrollo por edad, de los circuitos poste-
permite obtener un rico conocimiento de los riores, asociándose a la utilización de recursos
mecanismos cognitivos subyacentes a una fono-articulatorios para decodificar tanto pseu-
práctica que debe ser dominada actualmente dopalabras como palabras poco conocidas.
por todo ser humano. Los trastornos específicos Estos hallazgos son los que mejor se han
en el dominio del código, es decir, la dificultad reproducido y los que han mostrado mayor
del aprendizaje del mismo que no se debe a consistencia, pero que además considerarse
un déficit intelectual o a perturbaciones sen- congruentes con la teoría fonológica de la
soriales (salvo en lo que respecta a las vías dislexia. Un mayor reclutamiento de áreas
magnocelulares, quizá) constituyen un proble- homólogas hemisféricas derechas también ha
ma psicopedagógico y social de trascendencia, sido observado en el cerebro de los disléxicos,
involucrando al 5 a 17.5 % de la población. que se presume esté indicando la existencia de
Estos trastornos estarían condicionados mecanismos compensadores.
genéticamente, probablemente vinculándose a Las diferencias en los resultados de morfo-
una gama de alteraciones cognitivas que, por metría cerebral, por su lado, tienden a acompa-
razones tanto genotípicas como fenotípicas y sar los resultados de la imagenología funcional,
ambientales, son variadas (disgrafias, disorto- inclusive en los estudios más recientes que
grafias, dispraxias, discalculias, disfasias, etc.). exploran la microestructura de la sustancia
237
Ciencias Psicológicas 2009; III (2)
blanca mediante tensor de difusión, aunque no route model. Reading and Writing, 20, 147-171.
es seguro que en un futuro inmediato puedan Baillieux, H., Vandervliet, E. J. M., Manto, M., Parizel, P- M.,
darse fenómenos divergentes. De Deyn, P. P. & Mariën, P. (2009). Developmental dys-
lexia and widespread activation across the cerebellar
hemispheres. Brain and Language, 108, 122-132.
Finalmente, componentes cerebelosos y
Bradshaw, J. L. (1997). Human Evolution: A Neuropsychologi-
magnocelulares han sido involucrados en la cal Perspective. Hove: Psychology Press.
causalidad de los trastornos en la adquisición Bryden M. P., Mcmanus I. C. and Bulmanfleming M. B. (1994).
del código escrito. Evaluating the Empirical Support for the Geschwind-
En el caso de las estructuras y conexiones Behan-Galaburda Model of Cerebral Lateralization.
cerebelosas, las perturbaciones asociadas a Brain and Cognition, 2, 103-67.
la dificultad para adquirir la lectura han estado Calvet, L. J. (2001). Historia de la escritura. BuenosAires: Paidós.
referidas a un déficit en la automatización de Casanova, M. F., Buxhoeveden, D. P., Cohen, M., Switala,
tareas, un déficit en los procesos de asociación A., E. & Roy, E. L. (2002). Minicolumnar pathology in
rápida entre dos estímulos, a la capacidad para dyslexia. Annals of Neurology 52, 108-110.
Castro- Caldas, A., Petersson, K. M., Reis, A., Stone-Elander,
secuenciar acciones y a la capacidad de realizar
S., & Ingvar, M. (1998). The illiterate brain. Learning
y aplicar estimaciones temporales.
to read and write during childhood influences the
La teoría magnocelular, primariamente orien- functional organization of the adult brain. Brain, 121,
tada a una dificultad en la discriminación de 1053-1063.
patrones visuales, agrega luego la afectación en Cohen, L., Dehaene, S., (2004). Specialization within the
la capacidad de realizar juicios de transiciones ventral stream: the case for the visual word form area.
temporales rápidas en frecuencias sonoras. NeuroImage, 22, 466–476.
En todos los casos se ha intentado vincular Cohen, L., Dehaene, S., Naccache, L., Lehérecy, S., Dehae-
estos hallazgos a la propia teoría fonológica, y ne-Lambertz, G., Hénnaff, M-A. & Michel, F. (2000).
particularmente, como mecanismo etiopatogé- The visual word form area: Spatial and temporal
nico de base. characterization of an initial stage of reading in normal
subjects and posterior split-brain patients. Brain, 2,
Hasta el momento actual, continúan apor-
291-307.
tándose argumentos para relacionar las pertur-
Cohen, L., Martinaud, O., Lemer, C., Lehéricy, S., Samson, Y.,
baciones de la metafonología al trastorno de la Obadia, M., Slachevsky, A., Dehaene, S., (2003). Vi-
adquisición del código escrito de manera con- sual word recognition in the left and right hemispheres:
sistente, y aún en ausencia de perturbaciones anatomical and functional correlates of peripheral
visuales, auditivas elementales y cerebelosas. alexias. Cereb. Cortex 13, 1313–1333.
No obstante, debe tener presente la existen- Cohen, L., Stéphane Lehéricy, S., Chochon, F., Lemer, C.,
cia muy frecuente de co-morbilidades, que habla Rivaud, S. & Dehaene, S. (2002). Language-specific
de trastornos asociados o quizá emparentados tuning of visual cortex? Functional properties of the
funcionalmente, que pueden interactuar, y re- Visual Word Form Area. Brain, 5, 1054-1069.
quieren abordajes diferenciales. Dalby, M. A., Elbro, C., Stodkilde-Jorgensen, H. (1998). Tem-
poral lobe asymmetry and dyslexia: An in vivo study
El mejor conocimiento de las relaciones
using MRI. Brain and Language, 62, 1998.
entre los fenómenos cognitivos (normales
Démonet, J-F., Taylor, M. J. & Chaix, Y. (2004). Developmental
o afectados), y los mecanismos cerebrales dyslexia. The Lancet, 363, 1451-1460.
subyacentes, contribuirá a un enriquecimiento Eckert, M. A., Leonard, C. M., Richards, T. L., Aylward, E. H.,
no solamente teórico sino también práctico, Thomson, J., & Berninger, V. W. (2003). Anatomical
ya que es dable esperar que redunde en una correlates of dyslexia: frontal and cerebellar findings.
mejor prevención y tratamiento de estas difi- Brain, 126, 482-494.
cultades. Eckert, M. A., Leonard, C. M., Wilke, M., Eckert, M., Richards,
T., Richards, A. & Berninger, V. (2005). Anatomical
signatures of dyslexia in children: Unique information
REFERENCIAS from manual and voxel based morphometry brain
measures. Cortex, 41, 304-315.
Ellis, E. W. (1993). Reading, writing and dyslexia: A cognitive
Barkovich, A. J., Kuzniecky, R. I., Jackson, G. D., Guerrini, R.,
analysis. Hove: Lawrence Earlbaum Associates.
& Dobyns, W. B. (2005). A developmental and genetic
Fiez, J. A. & Petersen, S. E. (1998). Neuroimaging studies of
classification for malformations of cortical develop-
word reading. Proceedings of the National Academy
ment. Neurology, 65, 1873-1887.
of Science, USA, 95, 914-921.
Bates, T. C., Castles, A., Luciano, M., Wright, M. J., Coltheart,
Fine, J. G., Semrud-Clikeman, M., Keith, T. Z., Stapleton,
M., & Martin, N., G. (2007). Genetic and environmental
L. M. & Hind, G. W. (2007). Reading and the corpus
bases of reading and spelling: A unified genetic dual
238
Cerebro y Dislexia: Revisión
callosum: An MRI family study of volume and area. Psychology, 97, 61-83.
Neuropsychology, 21, 235-241. Ho, C. S.-H., Chan, D. W-O., Lee, S.-H., Tsang, S.-M., &
Foundas, A. L., Leonard, C. M., & Hanna-Plady, B. (2002). Luan, V. H. (2004). Cognitive profiling and preliminary
Variability in the anatomy of the planum temporale subtyping in Chinese developmental dyslexia. Cogni-
and posterior ascending ramus: Do right- and left tion, 91, 43–75.
handers differ? Brain and Language, 83, 403-424. Hustler, J. J., Gazzaniga, M. S. (1995). Hemispheric dif-
Foundas, A. L., Leonard, C. M., & Heilman, K. (1995). Mor- ferences in the density of parvalbumin-containing
phologic cerebral asymmetries and handedness of interneurons are found within language-associated
the pars triangularis and planum temporale. Archive regions of the human cerebral cortex. Society for
of Neurology, 52, 501-508. Cognitive Neuroscience, 2, 181 (Abstract).
Friedmann, N. & Lukov, L. (2008). Developmental surface Klinberg, T., Hedehus, M., Temple, E., Salz, T., Gabrielli,
dyslexias. Cortex, 44, 1146-1160. J. D. E., Moseley, M. E. & Poldrack, R. A. (2000).
Fullbright, R. K., Jenner, A. R., Mencl, W. E., Pugh, K. R., Microstructure of Temporo-Parietal white matter as a
Shaywitz, B. A., Shaywitz, S. E., Frost, S. J., Skudlaski, basis for reading ability: Evidence from diffusion tensor
P., Constable, R. T., Lacadie, C. M., Marchione, K. E., magnetic resonancia imaging. Neuron, 25, 493-500.
Gore, J. C. (1999). The cerebellum’s role in reading: Knaus, T. A., Bollich, A. M., Corey, D. M., Lemen, L. C.,&
a functional MR imaging study. American Journal of Foundas, A. L. (2006). Variability in perysilvian brain
Neuroradiology, 20 (10), 1925-1930. anatomy in healthy adults. Brain and Language,
Galaburda, A. M. (1993). Neuroanatomical basis of develop- 97, 219-232. Jobard, G., Vigneau, M., Mazoyer, B.,
mental dyslexia. Neurologic Clinics, 1, 161-171. Tzourio-Mazoyer, N. (2007). Impact of modality and
Galaburda, A. M. (2005). Dyslexia: A Molecular Disorder of linguistic complexity during reading and listening tasks.
Neuronal Migration. Annals of Dyslexia, 2, 151-165. NeuroImage, 234, 784-800.
Galaburda, A. M. & Cestnik, L. (2003). Dislexia del desarrollo. Jobard, G., Vigneau, M., Mazoyer, B., Tzourio-Mazoyer, N. (2007).
Revista Española de Neurología, 36 (Supl 1), S3-S9 Impact of modality and linguistic complexity during reading
Galaburda, A. M., Sherman, G. F., Rosen, G. D., Aboitiz, F. & and listening tasks. NeuroImage, 2, 784-800.
Geschwind, N. (1985). Developmental dyslexia: Four Lambe, E. K. (1993). Dyslexia, gender and brain imaging.
consecutive patients with cortical anomalies. Annals Neuropsychologia, 37, 521-536.
of Neurology, 18, 222-233. Larsen, J. P., Hoien, T., Lundberg, I. & Odegaard, H. (1990).
Geshwind, N., & Galaburda, A. M. (1985). Cerebral later- MRI Evaluation of the size and symmetry of the Planum
alization. Biological mechanisms, associations, and Temporale in adolescents with developmental dyslexia.
pathology: I. A hypothesis and a program for research. Brain and Language, 39, 289-301.
Archives of Neurology, 5, 428-459. Leonard, C. M., Voeller, K. S., Lombardino, L. J., Morris, M.
Geschwind, N. & Levitsky, W. (1968). Human brain: Left-right K., Hynd, G. W., Alexander, A. W., Andersen, H. G.,
asymmetries in temporal speech region. Science, Garofalakis, M., Honeyman, J. C., Mao, J., Agee, O. F.
161, 186-187. & Staab, E. V. (1993). Anomalous cerebral structure in
Green, R., L., Hutsler, J. J., Loftus, W. C., Tramo, M. J., dyslexia revealed with magnetic resonance imaging.
Thomas, M. A., Silberfarb, A. W., Nordgren, M., D., Archives of Neurology, 50, 461-469.
Nordgren, R. A. & Gazzaniga, M. S. (1999). The Lyytinen, H., Guttorn, T. K., Huttunen, T., Hämäläinen, J.,
caudal infrasylvian surface in dyslexia. Neurology, Leppänen, P., Vesterinen, M. (2005). Psychophysiol-
53, 974-981. ogy of developmental dyslexia: a review of findings
Grigorenko, E. L. (2001). Developmental dyslexia: An update including studies of children at risk for dyslexia. Journal
on genes, brain, and environment. Journal of Child of Neurolingüistics, 18, 167-195.
Psychology and Psychiatry, 1, 91-125. McCandliss BC, Cohen L & Dehaene S (2003) visual word
Grigorenko, E, L. (2005). A conservative meta-analysis of link- form area: expertise for reading in the fusiform gyrus.
age and linkage-association studies of developmental Trends in Cognitive Sciences, 7, 293-299.
dyslexia. Scientific Studies of Reading, 3, 285-316. McGrath, L. M., Smith, S. D. & Pennington, B. (2006). Break-
Habib, M. (2000). The neurological basis of developmental throughs in the search for fyslexia candidate genes.
dyslexia. An overview and working hypothesis. Brain, Trends in Molecular Medicine, 7, 333-341.
123, 2373-2399. Miles, E. (2000). Dyslexia may show a different face in differ-
Habib, M. (2003). La dyslexia a libro abierto. Montevideo: ent languages. Dyslexia, 6, 193–201.
Prensa Médica Latinoamericana. P. & Shillcock, R. (2008). Hemispheric dissociation and
Hampson, M., Tokoglu, F., Sun, Z., Scjafer, R. J., Skudlarski, dyslexia in a computational model of reading. Brain
P., Gore, J. C. & Constable, R. J. (2006). Connectivity- and Language, 107, 185-193.
behavior analysis reveals that functional connectivity Nicolson, R. I., Fawcett, A. J. & Dean, P. (2001). Developmen-
between left BA39 and Broca’s area varies with reading tal dyslexia: The cerebellar deficit hypothesis. Trends
ability. NeuroImage, 31, 513-519. in Neurosciences, 24 (9), 508-511.
Ho, C. S.-H., Chan, D. W-O., Chung, K. K. H., Lee, S.-H., P. & Shillcock, R. (2008). Hemispheric dissociation and dys-
Tsang, S.-M. (2007). In search of subtypes of Chinese lexia in a computational model of reading. Brain and
developmental dyslexia. Journal of Experimental Child Language, 107, 185-193.
239
Ciencias Psicológicas 2009; III (2)
Nicolson, R. I., Fawcett, A. J. & Dean, P. (2001). Developmental Stein, J. & Walsh, V. (1997). To see but not to read: the mag-
dyslexia: The cerebellar deficit hypothesis. Trends in nocellular theory of dyslexia. Trends in Neuroscience,
Neurosciences, 24 (9), 508-511. 20, 147-152.
Nicolson, R. I. & Fawcett, A. J. (2005). Developmental Trends Stoodley, C. J. & Stein, J. F. (en prensa). The cerebellum and
in Molecular Medicine, 7, 333-341. dyslexia. Cortex.
Miles, E. (2000). Dyslexia may show a different face in different Pennington, B., F. & Olson, R, .K.(2005). Genetics of dyslexia.
languages. Dyslexia, 6, 193–201. En: M. Snowling & C. Hulme (Eds.), The science of
Monaghan, P. & Shillcock, R. (2008). Hemispheric dissociation reading: A Handbook (pp. 453–472). Oxford: Blackwell.
and dyslexia in a computational model of reading. Brain Phinney, E., Pennington, B. F., Olson, R., Filley, C. & Filipek,
and Language, 107, 185-193. P. (2007). Brain structure correlates of component
Nicolson, R. I., Fawcett, A. J. & Dean, P. (2001). Developmental reading processes: Implications for reading disability.
dyslexia: The cerebellar deficit hypothesis. Trends in Cortex, 43, 777-791.
Neurosciences, 24 (9), 508-511. Pugh, K. R., Mencl, W. E., Jenner, A. R., Lee, J. R., Katz, L.,
Nicolson, R. I. & Fawcett, A. J. (2005). Developmental dyslexia, Frost, S. J., Shaywitz, S. E., Shaywitz, B. A. (2000).
learning and the cerebellum. Journal of Neural Transmis- Functional neuroimaging studies of reading and read-
sion. Supplementum, 69, 19-36 ing disability. Mental Retardation and Developmental
Olson, R. K. (2007). Introduction to the special issue on genes, Disabilities, 6, 207-213.
environment, and reading. Reading and Writing, 20, 1–11. Pugh, K. R., Mencl, W. E., Jenner, A. R., Lee, J. R., Katz, L.,
Paulesu, E., Démonet, J.-F., Fazio, F., McCrory, E., Chanoine, Frost, S. J., Shaywitz, S. E., Shaywitz, B. A. (2001).
V., Brunswick, N., Cappa, S. F., Cossu, G., Habib, M., Neuroimaging studies of reading development and
Frith, C. D. & Frith, U. (2001). Dyslexia: Cultural diversity reading disability. Learning Disabilities Research &
and biological unitiy. Science, 291, 2165-2167. Practice, 16 (4), 240-249.
Paulesu, E., Frith, U., Snowling, M., Gallagher, A., Morton, J., Ramus, F., Rosen, S., Dakin, S., Day, B. L., Castellote, J. M.,
Frackowiak, R. S. J. & Frith, C. D. (1996). Is develop- White, S. & Frith, U. (2003). Theories of developmental
mental dyslexia a disconnection syndrome? Evidence dyslexia: insights from a multiple case study of dyslexic
from PET scanning. Brain, 119, 143-157. adults. Brain, 126, 841-865.
Perfetti, C. A.,Tan, L. H., & Siok, W. T. (2006). Brain-behavior Siok, W. T., Perfetti, C. A., Jin, Z., & Tan, L. H. (2004). Biologi-
relations in reading and dyslexia: Implications of cal abnormality of impaired reading is constrained by
Chinese results. Brain and Language, 98, 344-346. culture. Nature, 431, 71–76.
Ramus, F. (2001). Dyslexia: Talk of two theories. Nature, 412, Snowling, M. J. (2000) Dyslexia (2a. Edición). Oxford: Blackwell.
393-395. Sommer, I. E., Aleman, A., Somers, M., Boks, M. P., &
Ramus, F., Rosen, S., Dakin, S. C., Day, B. L., Castellote, J. M., Kahn, R. S. (2008). Sex differences in handedness,
White, S. & Frith, U. (2003). Theories of developmental assymetry of the Planum Temporale and functionl
dyslexia: insights from a multiple case study of dyslexic language lateralization. Brain Research, 1206, 76-88.
adults. Brain, 126, 841-865. Tønnessen, F., E., (1997). Testosterone and dyslexia. Pediatric
Rimrodt S. L., Peterson, D. J., Denckla, M., Kaufmann, W. Rehabilitation, 1, 51-57.
E. & Cutting, L. E. (2009). White matter microstruc- Tønnessen, F., E., Løkken, A., Høien, T., Lundberg, I. (1993).
tural differences linked to left perisylvian language Dyslexia, left-handedness, and immune disorders.
network in children with dyslexia. Cortex, doi: 10.1016/j. Archives of Neurology, 4, 411-416.
cortex.2009.07.008. Vadlamudi, L., Hatton, R., Buth, K., Harasty, J., Vogrin, S.,
Schultz, R., T., Cho, N., K., Staib, L., H., Kier, L., E., Fletcher, J., Cook, M. J., & Bleasel, A. F. (2006). Volumetric analysis
M., Shaywitz, S., E., Shankweiler, D., P., Katz, L., Gore, of a specific language region – the planum tempo-
J., Duncan, J., S. & Shaywitz, B. A. (1994). Brain mor- rale. Journal of Clinical Neuroscience 13, 206-213.
phology in normal and dyslexic children: The influence Varney, N. R. (2002). How reading works: Considerations
of sex and age. Annals of Neurology, 35, 732-742. from prehistory to the present. Applied Neuropsychol-
Shallice, T. & Warrington, E. K. (1980) Single and multicom- ogy, 1, 3-12.
ponent central dyslexic syndromes. En: M: Coltheart, Vickenbosch, E., Robichon, F. & Eliez, S. (2005). Gray mat-
K. E. Patterson & J. C. Marshall (Eds), Deep Dyslexia ter alteration in dyslexia: converging evidence fromn
(pp. 119-115). London: Routledge. volumetric and voxel-by-voxel MRI analyses. Neurop-
Shaywitz, S. E., Bennett A. Shaywitz, B. A. , Kenneth R. sychologia, 43, 324-331.
Pugh, K. R., Todd Constable, R., Einar Mencl W., Vigneau, M., Beaucousin, V., Herve, P. Y., Duffau, H., Crivello,
Shankweiler, D. P., Liberman, A. M., Skudlarski, P. , F., Houde, O., Mazoyer, B., Tzourio-Mazoyer, N. (2006).
Fletcher, J. M., Katz, L., Marchione, K. E., Lacadie, C, Meta-analyzing left hemisphere language areas: phonol-
Gatenby, C, & Gore, J. C. (1998). Functional disruption ogy, semantics, and sentence processing. NeuroImage,
in the organization of the brain for reading in dyslexia. 30, 1414–1432.
Proceedings of the National Academy of Sciences, Vygotski, L. (1993). Obras escogidas, vol. 3. Madrid: Visor.
USA, 95, 2636-2641. Williams, J., & D’Onovan, C. (2006). The genetics of develop-
Shaywitz, S. E. & Shaywitz, B. A. (2005). Dyslexia (Specific mental dyslexia. European Journal of Human Genetics,
Reading Disability). Biological Psychiatry 57, 1301-1309. 14, 681-689.
240