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En este sentido que nos aporta el autor, debemos tener presente que la gestión
pedagógica vela por plena implementación de la propuesta curricular vigente y la
generación de aprendizajes de calidad para los estudiantes que concurren a la institución.
Aprendizajes de calidad son aquellos que brindan a todo el universo la posibilidad de
acceder a saberes necesarios para desarrollarse en la vida social.
Blejmar (2005) aclara que “gestionar” es, más que hacer, crear las condiciones para el
mejor hacer de un colectivo escolar.
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preguntas del tipo “¿Cómo podemos hacer esto de otra forma?”, “¿Por qué obtenemos
estos resultados y no otros?”, “¿Qué es lo que venimos priorizando en la institución y qué
cuestiones estamos dejando de lado?” posibilitan cuestionarse sobre aspectos de la
institución que muchas veces se naturalizan.
Bolívar (2000) menciona que si bien el director asume un fuerte liderazgo para organizar
la gestión de estas acciones el mismo siempre debe ser compartido con los otros actores
que forman parte de la escena institucional, estimulando su participación activa,
fomentando las prácticas que evidencien buenos progresos y valorando los esfuerzos del
equipo.
Como señalan Gvirtz, et al. (2011) la gestión comprometida requiere de nuevas formas
de liderazgo, asociadas no únicamente a una persona sino a un equipo de trabajo, donde
el equipo directivo brinda apoyo y ofrece la orientación necesaria para fortalecer la
participación colectiva.
En otro orden de cosas, Poggi (1995) plantea que las problemáticas curriculares
constituyen uno de los aspectos centrales que el director debe abordar y afrontar
cotidianamente. Por ello la gestión curricular se enmarca dentro de la gestión educativa,
lo que implica construir saberes teóricos y prácticos acerca de la organización de la
institución, los aspectos administrativos, la interrelación con otras instituciones y con los
organismos de gobierno escolar, entre otros.
A partir de este conjunto de ideas que ponemos en juego aquí podemos decir entonces
que el equipo directivo de la escuela:
Cada decisión que se asuma transitar en la escuela desde el rol directivo se enmarcará
dentro del aspecto político que atraviesa al rol, es decir, formular y gestionar las mejores
estrategias institucionales para garantizar la inclusión de los alumnos y la promoción de
trayectorias escolares efectivas. Será importante entonces abordar algunas concepciones
acerca del gobierno escolar, con el fin de contribuir a alcanzar una escuela justa,
inclusiva y democrática.
Resulta central repasar brevemente los aportes de Ball (1994). Su enfoque micro político
surge en oposición a las teorías de la administración, dado autor sostiene que las
mismas “marginan los estudios empíricos de la práctica escolar y desdeñan el
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‘conocimiento folclórico’ de los profesores por considerarlo sin importancia” (Ball 1994:6).
Este autor nos propone una concepción alternativa que reconoce la peculiar naturaleza
de las escuelas como organizaciones, y que se involucra en los aspectos vinculados a la
organización de la vida escolar.
En el mismo sentido, Frigerio (2004) menciona que será necesario “pensar y resituar lo
específico de la escuela y valorar su carácter político como copartícipe de la producción
de lo público” (Frigerio 2004:6).
A partir de estos aportes podemos considerar que existen dos maneras de pensar la
gestión / la organización / el gobierno escolar:
2.- Desde la perspectiva que afirma el carácter político de la educación y las relaciones
de poder existentes en la escuela (micro política), destacándose la especificidad de
lo escolar (Frigerio, 2004).
En esta línea de análisis que propone Frigerio (2004), será importante entonces que los
equipos directivos asuman como decisión política la interrupción del cumplimiento de la
profecía del fracaso e inauguren otros modos de gestionar la escuela.
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trayectoria educativa exitosamente. En tal sentido, Pozner (2000: 16), señala que la
gestión “es un saber de síntesis capaz de ligar conocimiento y acción, ética y
eficacia, política y administración en procesos que tienden al mejoramiento continuo de
las prácticas educativas; a la exploración y explotación de todas las posibilidades; y
a la innovación permanente como proceso sistemático”.
Fuentes Bibliográficas
- Gvirtz, S.; Zacarías, I.; Abregú, M. V. (2011). “Construir una buena escuela:
herramientas para el director”. Buenos Aires: Aique Educación.