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PATENTE DE PRIVILEJIO.
AQUILEO PARRA, PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA
HACE SABER:
Que el señor Bernardino Torres Torrente ha solicitado privilejio esclusivo para
publicar i vender una obra de su propiedad, cuyo título, que ha depositado en la
Gobernación del Estado soberano de Cundinamarca, prestando el juramento
requerido por la lei, es como sigue:
"EL ANJEL DEL BOSQUE,
Recreaciones morales - Libro para la familia."
Por tanto, en uso de la atribucion que le confiere el artículo66 de la Constitución,
pone, mediante la presente, al espresado señor Torres Torrente en posesión del
privilejio por quince años, de conformidad con la lei l.ª, parte l.ª, tratado 3.º de la
Recopilación Granadina, " que asegura por cierto tiempo la propiedad de las
producciones literarias i algunas otras."
Dada en Bogotá, a 22 de mayo de 1876.
(L.S.) AQUILEO PARRA.
El Secretario de Hacienda i Fomento,
CÁRLOS NICOLAS RODRIGUEZ.
DEDICATORIA.
Al eminente astrónomo i profundo filósofo de este siglo
CAMILO FLAMMARION.
Señor:
Os saludo con el respeto i la veneracion con que los hijos del Perú saludaban al
astro de la luz del dia. Os saludo con el cariño i el amor que enjendran las
producciones del jénio en todo espíritu investigador. Os saludo, señor, con la
profunda simpatía que vuestras obras científicas, morales e instructivas han hecho
sentirá mi alma sedienta de saber.
Cuando escribía este libro, que titulé "El Anjel del Bosque," me vino al pensamiento
la idea de dedicároslo como una prueba de esa simpatía i como un pequeño tributo
de gratitud a vuestra infatigable labor intelectual en beneficio del jénero humano, a
pesar de reconocer que mi obra se halla mui abajo ante la elevacion del jénio a
quien he tenido la inspiracion de dedicarla. Mas, obedeciendo a ese impulso de mi
alma, os la dedico, señor. En ella hallareis el propósito del bien que me ha
dominado al escribirla i la intención de llevar al espíritu de los lectores la luz de la
filosofía moral el campo de la razón i al amparo de la ciencia; hallareis en ella
condensada la enseñanza (en la obra del progreso humano) en estas dos palabras:
AMOR i CARIDAD.
Amar siempre en todo i para todo, como condición precisa para estrechar la mano
de esa maga encantadora que parece que huye siempre de nosotros como la Ithaca
de la fábula huía de Telémaco, de esa dulce hechicera que llamamos DICHA;
hallareis en mi obra los rayos apacibles de la luz evanjélica, iluminando
espléndidamente los cuadros de la vida en esta peregrinación terrestre que nos
sirve de paso hacia otro mundo mejor de los que pueblan los cielos del infinito.
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Aquí, señor, la naturaleza sonríe a todas las horas del dia; pródiga nos ofrece una
primavera eterna, por todas partes; en todo tiempo ostenta sus flores i sus frutos,
sus bellezas i sus gracias, bajo las espléndidas luces de los cielos; pero apenas se
vislumbran los resplandores de la ciencia: carecemos de libros, de instrumentos de
óptica, de química, de jeolojía &.ª carecemos de hábiles institutores; carecemos, en
una palabra, delos elementos necesarios para acercarnos a la altura en que os
halláis vos, señor, en el mundo de los sabios.
Después de esto, ¿qué podréis prometeros al leer esta limitada i pobre produccion
de mi espíritu? Sola i únicamente la aspiración a procurar el bien traducido en los
capítulos que ella contiene, i por esto es que tengo la esperanza de que aceptareis
con placer mi dedicatoria, así como los sentimientos de respeto i admiración
conque me suscribo vuestro atento i obediente servidor,
INTRODUCCION
Como un recuerdo grato del paisaje encantador del bello valle del Cauca, he puesto
la escena de esta novela en aquel territorio. Además, las bellezas de sus campos, la
frondosidad de sus bosques, los contornos de sus colinas, la cristalina limpidez de
sus pequeños lagos, las montañas i sus fuentes i la brillantez de su cielo, me han
seducido e inspirado el pensamiento de ofrendar algunos rasgas de mi pluma a ese
precioso diamante de Colombia, i rica joya de la América. Inspiración feliz, porque
el colorido i animación de los cuadros que presento en la obra, siendo, nada menos,
que copias fotográficas tomadas en mi cámara cerebral, i aunque, en verdad, ésta es
imperfecta, resaltan por las gracias i las sonrisas de la naturaleza, prodigadas por el
Creador en ese valle privilejiado. Así, debe advertirse que no es mi pluma la que va
a trazar el obelisco de sus bellezas, sino que éstas me prestan sus preciosidades
para ornamento de mi libro. Voi, pues, a colocar al protagonista de mi novela en un
paraiso, bajo la luz de un cielo de azul hermoso durante el dia i de un espléndido
manto de estrellas en las horas de la noche. Voi a presentar al jénio de la
meditacion al pié de las palmeras, en las orillas del lago i sobre las faldas de las
colinas de ese suelo seductor; siempre con su mirada fija hácia los brillantes
mundos que iluminan el espacio delos cielos; siempre dejando escapar de sus
labios la palabra que espresa el móvil soberano de las evoluciones de todo lo creado
en el Universo, la palabra AMOR, i contemplando siempre en la patria del espíritu,
más allá del dintel de la muerte sobre la tierra.
En lo jeneral los novelistas han tenido por objeto primordial colocar al lector sobre
alfombras de flores en el teatro del mundo para que presencie maravillosos
acontecimientos, i aunque naturales, inesperados i muchas ocasiones increibles;
procurando,en todo el curso de la obra, causar vivas emociones, sosteniendo atodo
trance el interes i llamando a cada instante la atencion paraproducir la ansiedad de
hallar el desenlace de los acontecimientosen escena. La unidad de accion en la
trama, la naturalidad en lasnarraciones, la elegancia del estilo, las novedades de
impresion,la variedad de caractéres de las personas que figuran en la obra iel juego
de las interrupciones para mantener viva la maga de lailusion, vienen a ser
condiciones esenciales de ese objeto, peropocas veces se advierte que el fin que
debe proponerse el autor deesas bellezas, no debe ser únicamente el de complacer o
deleitar alos lectores; la mision del novelista debe ser más elevada, debetener en
mira una instruccion provechosa, ora en el sentido moral,o en el sentido científico.
Sin ésto, las obras de recreacionvienen a ser como el árbol sin fruto, como la flor
sin perfume,como la mujer sin gracia: belleza sin atractivo, fuegos fatuos
queiluminan un instante i se apagan sin dejar estela.
Mi labor quedará satisfecha con el bien que pueda alcanzarse con la lectura de la
obra.
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En el año de 1873 pasó por el frente de esa casa un viajero, ial verla se detuvo en su
camino para contemplarla e impulsado porla curiosidad se dirijió hácia ella i fué
sorprendido, mas que porlos encantos que la ornaban, por los sucesos que en ella
loimpresionaron. Algun tiempo despues de su estacion en ella, refiriólo siguiente:
"Yo iba de viaje, sin destino cierto, buscando calma a miespíritu abatido por el peso
del infortunio. Una de esas mañanas deluz clara i apacible del verano, dejaba ver a
distancia lasbellezas rústicas donde sonrie la naturaleza haciendo gala de
susgracias. Se presentó a mi vista una casa semejante a un castillo.Al ver ese raro i
singular edificio en un pais nuevo donde no hanpenetrado las costumbres
moriscas, ni el boato i ostentacion de lasfortificaciones del feudalismo europeo,
invita a mi compañero(habitante del Cauca) para que fuéramos a verlo, pues no se
hallabasino a la distancia de una milla del camino que llevábamos. A miinvitacion
me dijo:
-Vamos, pero es inútil la ida, si es que usted intenta conocerloen sus detalles,
porque, segun se dice, ese edificio es el asilomisterioso de un hombre que habla con
los muertos, i pocas vecesabre sus puertas a los curiosos.
- ¿Usted lo ha visitado?
-No, señor, jamas me he acercado a esa casa, i no por temor omiedo, pues yo no
creo en nada de lo que cuentan que sucede enella, sino porque yo no acostumbro a
ir donde no tengo dilijenciaque me produzca algun provecho, que es lo positivo.
-Diré a usted lo que me han dicho. El que habita esa casa es unseñor Rafa, i dicen
que es un espiritista, es decir, un visionario,que sinembargo de ser un hombre
instruido i benévolo, cree en lasapariciones de las almas de la otra vida, i se asegura
que lasevoca i entra en comunicacion con ellas cada vez que lo quiere.Pero sobre
todo, tiene la idea, segun cuentan, de ver siempre laaparicion del ánjel,
especialmente en la espesura del bosque.
-Yo, lo que juzgo es, que él sufre un trastorno mental, i quetoma por realidades los
fantasmas de la imajinacion, porque el quese muere, se muere, i no tiene mas
cuentas con este mundo.
A medida que nos aproximábamos iba disipándose la ilusion que alo lejos producia
la fachada del edificio: desaparecia el aspectode castillo para presentar llana i
simplemente una casa que teniapor cimiento una pequeña colina a cuyo pié se
hallan erguidaspalmas que a distancia simulan columnatas.
Poco despues nos invitó a pasear el jardin i a ver el bosque iel lago, las tres
maravillas que adornaban la habitacion.
CAPITULO II.
La primera aparicion.
-Comprendo que usted ha pasado por la via dolorosa del padre odel esposo; si no se
avivara su pena con los recuerdos, yo leestimaria…….
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-Los hechos mas notables que pudiera narrar, pertenecen a lahistoria de mi vida
íntima, i aunque, verdaderamente, raros i aunde sensacion, no me atreveria yo a
traspasar los límites de lafranqueza para con ustedes.
-Sí, señores, la tiene. I una vez que ustedes manifiestan deseode oir algo raro,
tendré la complacencia de narrar lo que me parecemas notable de mi personal
historia.
Nos condujo a un gabinete que dominaba al jardin, al bosque i allago i que parecia
haber sido hecho en aquel departamento de lacasa para gozarse en la
contemplacion del vistoso i variadopanorama que formaban los tres hechizos de
ese campo. Luego que nossentamos allí le dije:
Por eso elejimos para nuestra morada este retirado sitio. Aquíse deslizaba nuestra
existencia con dulzura i apacibilidad, como sedesliza el agua de las fuentecillas
entre las flores que viven ensus riberas.
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Emilia era el ídolo de nuestros agregados.2 Protejia a los ancianos iacariciaba a los
niños. Siempre hallaba el desgraciado o desvalidoque a ella se acercaba, un alivio a
sus dolores o un consuelo a suspesares.
Quedó nuestro huésped pensativo por unos segundos; apoyó loscodos sobre la
mesa i cubrió su cara con sus manos. Luego dijo:
CAPITULO III.
La choza de los huérfanos.
LA historia del señor Rafa llamaba ciertamente la atencion,empezaba a
interesarnos, pero no era prudente nuestra pemanencia ensu casa por mas tiempo:
habiamos llegado a ésta, solamente por eldeseo o curiosidad de conocerla: era mui
justo seguir nuestrocamino a pesar nuestro. En efecto, despues de haber hablado
algomas, le dije:
-Hemos tenido suma complacencia en haber conocido a usted i ledamos las gracias
por la jenerosa i amable acojida con que nos hafavorecido i esperamos que nos
cuente usted en el numero de susamigos, en donde quiera que nos hallemos, puede
darnos sus órdenesi serán cumplidas con mui buena voluntad.
-Yo esperaba, nos dijo, que honrarian mi casa con la permanenciade ustedes en ella
hasta mañana. Han venido con el objeto deconocer el paisaje ¿no es verdad? pues
la vista mas preciosa de él,especialmente la del bosque i el lago, es la que presenta a
laclaridad de la luz de la luna, i como ésta se levanta ahora antesde la média noche,
alumbrando con esplendidez, debian ustedes hacerel sacrificio de la demora a
cambio de presenciar ese panorama enlos misterios de la noche.
2Este es el nombre que se da en el Cauca a los arrendatarios ofamilias pobres que viven en heredad
ajena.
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-Seria mui grata para nosotros esa vista, i sobre todo la amablecompañía de usted,
pero es posible que estemos embarazándolo en susocupaciones i…….
-No, señores, dijo, estimaré que me favorezcan hasta mañana consu presencia.
-Si usted quiere, podemos salir a dar un paseo; iremos a unagranja cercana. Así,
conocerá algo mas de esta posesion i yo gozaral mismo tiempo de su estimable
compañía.
Yo esperaba que en las horas del paseo continuaria mi huésped lahistoria que habia
enjendrado mi curiosidad i que esperaba condeseo supremo; pero debo confesar
que me equivoqué absolutamente,pues mi huésped tomó por único tema de la
conversacion, el interes,el cuidado i la proteccion que demanda la niñez.
-Los niños, me decia, son ánjeles proscritos, puestos por laProvidencia en este
planeta al cuidado del hombre: el desarrollo desu sér físico i la direccion de su
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-Estos cinco niños son huérfanos, me dijo, su padre murió en unabatalla prestando
sus servicios a la patria, pero como era un pobreagricultor, un hombre del pueblo
desvalido, ni la patria, ni elgobierno recuerdan su sacrificio, ni protejen a sus hijos.
La madrede éstos se halla postrada, enferma i sin recursos. Por esto vengocada
tercer dia a fin de consolarla en sus penas i a entretener alos niños; el mayor de
éstos es mi ahijado, pero todos me llaman supadrino; pobrescriaturas, se han
quedado tristes por mi prontadespedida; siempre me detengo para darles algunas
lecciones.
-No, me dijo, mañana subsanaré la falta, sigamos. ¿No sienteusted siempre afecto
hácia los niños?
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-Le contestaré a usted con verdad i franqueza que, a escepcionde mis hijos, he visto
a los demas niños con indiferencia, i aveces, con desden. Esto sin premeditacion, ni
cálculo sino como unefecto de mi naturaleza o modo de ser; pero debo confesar que
laescena conmovedora i tierna, que ahora acabo de presenciar, hadespertado en mí
la idea de la ventura encarnada en lossentimientos de afecto hácia los niños i la
necesidad de amarlos,aun por egoísmo, para esperimentar el dulce goce de las
caricias dela inocencia. Mi carácter ha sido mui duro o por lo ménosinaccesible al
afecto hácia la niñez.
-No lo estrañe usted, pues esto sucede casi siempre a todos: elhombre por lo jeneral
es víctima de un error de cálculo: juzga quesu bienestar consiste en atesorar los
goces para él solo o cuandomas para las personas de su hogar, sin advertir que la
dicha sehalla en razon directa del ensanche de relaciones afectuosas, en
laespansion de ese grato i dulcísimo sentimiento del amor. ¿No esverdad que los
placeres que otros séres gozan por causa nuestrarefluyen sobre nosotros mismos
con la agradable dulzura de lasatisfaccion del bien? La fruicion es intensa siempre
que unoconsidera que es autor de la felicidad de otros. ¡Feliz el queemplea los
medios que posee en aliviar la suerte del desgraciado!No estrañe usted esa
indiferencia, probablemente involuntaria, deusted respecto de los niños, pues yo
los veía lo mismo i aun meincomodaba su presencia, sus travesuras, sus gritos i su
llanto.Ahora siento de un modo diverso i me siento bien.
En los sucesos notables de mi vida, que he ofrecido relatar austed, si tiene a bien,
hallará la causa de la metamórfosis que haesperimentado mi espíritu, o la razon del
cambio en todos misprocederes.
CAPITULO IV.
El derecho de la defensa ante la lei moral.
CONTINUAMOS el camino en silencio, i despues de unos minutos dehaber callado
mi huésped, vimos a un mismo tiempo, en la via quellevábamos, un pliego de papel
en forma de carta. Yo eché pié atierra, lo tomé i ví que estaba el sobreescrito
dirijido a mihuésped i se lo entregué; él lo abrió i despues de haberlo leido melo
devolvió, diciéndome que me impusiera del contenido. Este era enletra mal
formada el siguiente:
"Esta noche asaltarán su casa seis disfrazados para robarle; hesido convidado i no
he podido escusarme sin riesgo. Este aviso selo doi en agradecimiento de un
servicio que usted me prestó i queno olvido."
-¿Cree usted que este proyecto sea una cosa real i que lo llevena efecto?
-Es posible.
-Armas blancas?
-Pues bien; creo que debe usted hacer llamar inmediatamente aunos ocho
agregados, armarlos con las hachas, machetes, palas&,ª con lo que se pueda, a fin
de asegurar la defensa iescarmentar a los bandidos. Debe usted contar conmigo. No
tengausted cuidado; "a guerra avisada no muere soldado."
El sol declinaba entre nubes rojas i sus postreros rayos teñianlos objetos de color de
sangre. Yo veía esto como un mal presajio.El hombre se preocupa siempre con todo
lo que de algun modo serelaciona con el pensamiento que lo domina en las
situacionesdifíciles o anormales.
Al fin mi huésped llamó al negro i le dió órden para quepusieran luces en la entrada
i corredores de la casa. El ama dellaves se presentó en seguida, diciendo: ya está
todopreparado.
Calmó el temor i sobresalto que me preocupaban, pues juzgué quela mujer del
llanto habria recibido órden de citar a los agregados,que éstos ya se hallaban en la
casa i que todo estaba preparadopara la defensa; pero mi huésped sacó del error mi
pensamiento,diciéndome:
-Vamos, esta señora es enemiga del ayuno, de tal modo que aun encuaresma le
hace a uno pecar contra el precepto de la iglesia: lamesa esta servida; cuando
anuncia que esta preparado todo, noconsiente en que haya demora en acudir,
vamos.
-Me permite usted preguntarle, puedo saber qué medidas ha tomadousted para
impedir el asalto?
-Ninguna otra que hacer iluminar los corredores i la entradapara que no hallen
tropiezos en el caso de que lleven a efecto lavisita. ¿Sabe usted por qué me he
desentendido de eso? Es lo massencillo decírselo: porque tengo la conviccion de
que nadie puedehacerme daño si yo no lo merezco; i al contrario, si lo
merezco,debo ser víctima hasta del mas insignificante insecto. Hai algosuperior a
toda tentativa humana : Alejandro i Aníbal, Napoleon iWellinton, Washington i
Bolívar, i mil i mil guerreros, fenecieronrecostados en su lecho, sinembargo de
haber paseado con denuedo enlos campos de Marte, cruzando entre los rayos de la
muerte. ¿Porqué? Hai una Providencia que en el ejercicio de su justicia,retiene o
no, el brazo que intenta herirnos. No se preocupe usted;estamos mas seguros así,
indefensos como nos hallamos, que si nospreparáramos a resistir con armas.
¿Seriamos mas felices si, porevitar un daño, matáramos a un hombre o lo
hiciéramos inútil de porvida?
-Perdone usted que contraríe su opinion sobre eso: es verdad quela defensa es
permitida por la lei, i que ésta no hace responsableal defendido aunque llegue a
causar la muerte de su agresor; perohai un poder mas elevado en el órden social,
que preside a laejecucion de las acciones humanas, i es, el de la moral, queprohibe
absolutamente hacer el mal, sin escepcion de personas, demotivos, ni de
situaciones. El que priva a otro hombre de la vida,puede escapar del castigo de la lei
humana, pero en el antro de laconciencia i ante la lei moral, lleva por dondequiera
la sierpe delremordimiento i arrastra la soga de Cain en su camino. Siempreaparece
de mejor condicion la víctima que el victimario.
Ahora comprenderá usted por qué no tengo ni una sola armaofensiva en mi casa. El
uso de armas ofensivas es peligroso aunpara los que piensan como he manifestado
a usted que pienso sobrela responsabilidad moral del matador; ¿por qué? la
contestacion esobvia: porque hai veces que la sangre del hombre provocado
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-Sí, amigo mio, el amor, la justicia i la caridad. Estas son lasarmas defensivas de
mas eficacia para desarmar al enemigo. Escierto que para conseguir estos medios
es necesario que entre enbatalla el espíritu con la carne, la razon con el instinto,
paraabatir el orgullo, aniquilar el egoismo i perder la vanidad, i quetodo esto no se
consigue en un momento; pero una labor constante isostenida en tal sentido, al fin
produce el resultado a que seaspira. Guta cavat lapidem; 3 este es un axioma
reconocido en elmundo.
No vaya a creer usted, amigo mio, que yo soi un hombre justo, nique haya
profesado en mi vida estos principios: he sido pecador; hepasado por las sendas del
mal, dejándome llevar al impulso de laspasiones malévolas; he sido víctima de la
incredulidad sobre losdestinos de mi sér; he sido torturado por la duda, vagando en
lastinieblas de la incertidumbre sobre un mas allá de esta vidaterrestre; he fincado
la felicidad en el tanto por ciento, en elcálculo del interes; he puesto mis acciones
en un platillo de labalanza i en el otro, el oro o el placer mundano; miraba
laevolucion vital de cada sér como la de la molécula de agua que nacedel océano en
forma de vapor, que vaga o cruza por los aires idesciende luego a las montañas o a
los valles i vuela o corre hastavolver al fondo a confundirse con su oríjen; i para
economizarpalabras, diré a usted, que me hallaba sumerjido en las tinieblas,hasta
hace poco tiempo que el espíritu de mi esposa bajó del cielotrayendo un rayo de luz
que hizo penetrar en mi espíritu.
Guardó silencio; tal vez la evocacion de algun recuerdo sellósus labios. Yo no pude
resistir la impaciencia por oirle i quisereanudar su relacion desde su última palabra
diciéndole:
-¿Cómo?
Serian las nueve de la noche. Se oyó un gran ruido de caballos ifrenos en el patio de
la casa. Yo me sobrecojí; mi huésped selevantó en el acto i se dirijió a la puerta; yo
me le interpuseembarazándole el paso: queria salvarlo, ocurriéndome la idea
deasegurar por dentro la puerta i guardarnos allí hasta que lossalteadores o
bandidos hubieran escapado despues de haber ejercidosu profesion en los demas
departamentos; pero no lo pude contener;salió, dirijiéndose al encuentro. Cuatro
hombres bien montadoshablaban paso inmediatos al corredor de la entrada; al ver
Ya los dos sirvientes de la casa i otro que venia con losvisitantes, habian tomado los
caballos i empezaron adesensillarlos.
-De unos amigos, contestó mi huésped. I como para no dar lugar amas
investigacion sobre eso dijo:
-Gracias al faro de su casa, que nos hizo presumir que usted sehallaba en pié; pues
aunque habiamos pensado pasar aquí la noche,que en realidad está oscura,
tenebrosa, juzgamos ántes de ver lasluces que ya estaria durmiendo i habiamos
determinado seguir.
-He visto hoi unas planchas fotográficas tomadas de las faces dela luna, en
Lóndres, por medio de un telescopio de gran potencia.Se ven las montañas de ese
satélite semejantes a las de nuestroplaneta i hai un volcan parecido al vesubio de
Nápoles.
Mi huésped callaba pero interrogado por uno de ellos sobre estoúltimo, dijo:
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-Es razonable i lójico creer que el soplo de Dios animó lacreacion de todo el
universo; i que los mundos, las estrellas, lossoles i todos lo astros que pueblan el
espacio infinito i quevienen a ser el resultado de la accion constante i progresiva
delCósmos en los siglos, son otros tantos lugares destinados parahabitacion de los
séres que entonan sus alabanzas. La pluralidad delas existencias en los diferentes
medios de nuestro globo, en elaire, en el agua, en la tierra, en la savia de los
troncos, en lashojas de las plantas, en los órganos de los animales, en
lassecreciones, en la sangre, en todas partes, en todos los lugares,nos hacen juzgar
por analojía, que no hai astro alguno destituidode séres vivos e intelijentes que lo
pueblen. Natural es que susformas sean variadas segun el medio atmosférico en
que se hallen,como lo son en la tierra las de los que habitan en los diferentesmedios
o lugares de existencia.
Despues de haber hablado sobre varias cosas, pasamos aldormitorio. Eran las doce
de la noche.
CAPITULO V.
La humildad en acción.
CUANDO la primera luz del nuevo dia empezó a penetrar por losintersticios de la
ventana de la pieza del dormitorio, yopermanecia aún en vijilia aguijoneado por el
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Dormí por una hora i soñé por un siglo; al levantarme hallé alsalir a la pieza
inmediata la mesa del lavatorio preparada contodos los objetos dedicados al aseo;
me serví de ellos i en seguidapasé al comedor a tomar el desayuno, invitado por el
sirviente deordenanza. Mi huésped habia salido, recomendando que me dijeran
quevolveria pronto i que esperaba que yo tendria la bondad defavorecerlo
esperándolo. Los pasajeros que pernoctaron en la casase habian ido.
El sol se alzaba como saliendo de entre una brillante cuna deperlas; su fulgor de oro
iluminaba el campo i embellecia losbosques; las montañas parecian galvanizadas i
el cielo retocado conun azul retinto. Empecé a sentir, a pensar que sobre ese
encanto dela naturaleza en la mañana; que sobre esa belleza en los detalles;que
sobre esa armonía en el conjunto, habia algo superior; algo masnoble i poderoso, i
era, la concepcion que los abarca, i que estaconcepcion era apénas una de las
facultades del sér esencia, delespíritu del hombre. Fué la primera vez que apostaté
delmaterialismo: la belleza que yo estaba contemplando, no podia serDios, porque
mi espíritu la sojuzgaba; mi espíritu tampoco podiaserlo porque era impotente para
crear. La armonía universalproclama, dije, un supremo Sér que dirije la creacion.
-Buenos dias.
Regresamos a la casa dando un rodeo por las orillas del lago. Mereferia en qué se
ocupaba regularmente en las primeras horas de lamañana. A cada paso llamaba mi
atencion hácia algun objeto queostentara la belleza, diciéndome: esta es la
espresion clara ielocuente del idioma de Dios para comunicar a sus criaturas
lainfinitésima parte de las obras en que brillan su bondad i susabiduría supremas.
-Estas son deudas sagradas que estoi obligado a pagar i quedespues de satisfechas
me hacen gozar o sentir uno de los placeresmas puros i gratos a el alma.
-Si usted es amigo de los libros, puede entretenerse leyendomiéntras voi a practicar
una dilijencia; pronto volveré a gozar elplacer de su compañía; espero de la fineza
de usted que medispense.
-Esto que usted ve, me dijo, es para mí una fiesta; es unaespecie de capricho en que
siento un goce; así es que no tiene otromérito que el de la orijinalidad.
En tanto que esto sucedia en el comedor, yo meditaba qué seriade las madres; i
apenas acabó el servicio, salí al corredor paraver en qué se ocupaban; pero fué vana
mi pesquisa allí, pues ellasestaban en otra pieza, servidas por el ama.
Por lo espuesto hasta aquí puede naturalmente deducirse, que mihuésped era un
capitalista, o por lo ménos, que era un hombre, comose dice, bien acomodado en
materia de intereses: pues nada de eso;sus haberes solo consistian en la propiedad
del terreno, que era depoca extensión i en el fruto del trabajo aplicado a la
agricultura,con unos pocos animales de servicio, algunas suertes de caña deazúcar i
un injenio o molino.
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Cuando las mujeres i los niños iban distantes de la casa, meatreví a preguntar a mi
huésped si me seria permitido saber porquéllamaba "deudas sagradas" esos oficios
de caridad evangélica, i medijo:
-Amigo mio, yo poseo mas de lo que merezco, i por otra parteesta chagra produce a
veces algo más de lo necesario a la comodidadde la casa. No tengo hijos que
hereden el fruto de mi trabajo; silos tuviera, sin perjuicio de ejercer la caridad,
emplearia elsobrante de mis gastos i el producto de los ahorros o
economíadoméstica, en darles, primero, educacion moral, i luego en cultivarsu
inteligencia, para que pudieran penetrar en el santuario de laciencia hasta donde le
es permitido al sér humano: más claro, elcofre en que guardaria el tesoro de su
herencia, seria su cabeza;porque en él no entran ladrones, ni aun la muerte lo
disipa, puestoque es nuestro espíritu inmortal. I sin embargo, no me descuidariaen
proteger al desvalido. Así, pues, si no tengo hijos, tengohermanos i éstos a quienes
debo los sobrantes que constituyen laherencia. Estas son las deudas sagradas de las
que hablé a usted,que debo pagar religiosamente. Si tuviera parientes pobres,
ellosserían atendidos por mí, en primer lugar.
En seguida me hizo una relacion de los bienes que formaban suhaber; los que he
descrito anteriormente.
-En verdad, todos los dias doi gracias a Dios por sus bondades,pero usted sabe por
esperiencia, que "no es oro todo lo quebrilla;" no me faltan sinsabores aunque
procuro evitarlos, i deellos o de la mayor parte, soi yo mismo la causa: ésta consiste
enno poseer la ciencia o el arte de conquistar la voluntad de todosaquellos con
quienes tenemos necesidad de estar relacionados.Muchas veces contrariamos por
descuido los intereses ajenos, sinadvertir que en ello contrariamos los nuestros; i
digo condescuido, porque el hombre en sociedad se debe todo a ella i
debeesmerarse en evitar todo lo que ofenda o perjudique a cada uno desus
4Este es poco más o ménos el servicio del almuerzo en todas lascasas de los hombres regularmente
acomodados del Cauca.
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CAPITULO VI.
La familia del empresario.
-De mui buena voluntad, pues mantengo vivo el recuerdo delprincipio, i he deseado
con ansia la continuacion.
-Pues bien; habia dicho a usted que mi adorada Emilia habia dadoa luz un niño,
mas bello i mas gracioso que el ánjel del amorinventado por el jenio para coronar a
Vénus naciente entre lasespumas de las aguas. Mi placer era supremo al
contemplarlodespierto, entre mis brazos, o dormido en los ajuares de la cuna.Yo
espiaba inquieto su semblante, esperando con impaciencia eldulce i amoroso
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-Juzgo que debo anticipar algunos rasgos de mi vida anterior amis desposorios,
para que al fin resalte mas el cambio que hanproducido en mi espíritu los sucesos
posteriores de miexistencia.
Mi padre era un cristiano a la antigua: creía en Dios a ojo deciego; rezaba i hacia
rezar en la casa como un católico i cumplialo mejor posible los preceptos de la
Iglesia. Descendiente de unode los conquistadores, heredó estensos terrenos en
este valle isostenia el cultivo de ellos con los brazos de mas de veinticincoesclavos
que habia comprado. Comprometido en favor del Gobiernocolonial en la guerra de
la independencia, perdió la mayor parte desus bienes, pero salvó la vida oculto en
un sitio de Cajamarca,protejido por una familia de indíjenas. Pasada la borrasca,
hallóla proteccion de uno de los libertadores i se dedicó a trabajarpara reponer
algun tanto las pérdidas que habia sufrido. Yo teniaentónces ocho años; empezó mi
educacion entregándome al cura paraque me diera las primeras lecciones de
latinidad; a los siete años,me llevó a la capital i me colocó en el colejio con la mira
de quesiguiera la carrera eclesiástica. En los dos primeros años deestudio observé
una conducta un tanto formal i sumisa, pero altercero empecé a desviarme del
camino que mi padre me habiaelejido: me inclinaba mas a los encantos del
matrimonio, que a laventajosa suerte que prometia en esos tiempos la sotana i
lacorona. Para no fatigar a usted con la narracion de mis locuras, lediré, que me
convertí en un solemne calavera i que mi padre haciael gasto, pues yo siempre le
escribia con trozos de latin, imanteniendo sus ilusiones le decia: que no esperaba
sino la edadpara ordenarme. ¡Pobre padre mio! a vuelta de correo me llegaba
laremesa doble. Mis lecturas favoritas eran de preferencia en lasobras de los que en
el siglo pasado se titulaban filósofosdespreocupados, como en las de Holbac,
Condorcet, Voltaire i otrospor el estilo, obteniendo por resultado que vine a formar
para míla creencia de los panteistas. Creia que la vida era como el fuegofatuo que
brilla i se estingue sin dejar rastro despues de suaparicion. A los veinticinco años de
mi edad murió mi padre, i vinea encargarme de lo poco que poseia. Mi madre
murió dos añosdespues. Parece que yo iba entrando en juicio;
sinembargo,conservaba la aficion al baile i a otros pasatiempos como él, quesi
acaso pueden ser diversiones inocentes, no dejan en el almavestijios de provecho,
propiamente hablando.
niñas. Al dar lamano a la mayor para que entrara en la embarcacion, fijé en ellamis
ojos a tiempo que ella fijó los suyos en los mios i la vípalidecer i sonrojarse al
instante; yo sentí algo desconocido isemejante a una conmocion eléctrica; pero a la
vez suave como labrisa del mar cuando refresca los ardores del sol tropical,
dulcecomo el céfiro de la mañana. Desde ese momento empezó unatrasformacion
en mi modo de ser: pasaron por mi memoria comofantasmas acusadores los hechos
de mi disipada vida i me juzgabaindigno de aspirar a la posesion de una belleza en
quien se hallaraencarnada la virtud; e impresionado así, dejé la senda de
losdesaciertos i tomé decididamente el camino del bien i de lahonradez para
hacerme acreedor a las consideraciones de lasociedad, i sobre todo, aceptable a los
ojos de Emilia. Esta fué laniña de mi encuentro en el paso de Mulaló. Tres años de
trabajo ide prueba, mejoraron algun tanto mi condicion moral; yo l1egué aser en
realidad otro hombre; tal es el imperio que ejerce lamujer.
Despues que hice mis observaciones i que obtuve los informes quepedí, le suplique
a mi huésped que me permitiera tomar nota deaquéllos i de éstos, i al efecto me
senté en una banca, bajo lamisma enramada del molino, i tomando el lápiz empecé
a escribir enmi cartera. Entre tanto que yo me ocupaba en esto, mi huéspedrelevó
en persona a uno de los obreros, diciéndole: "todo no ha deser rigor, déjame tu
puesto." Despues de unos veinte minutos llamóal obrero para que volviera al
trabajo, se levantó i fué areemplazar a otro.
Aun yo habia hecho ya mis apuntamientos, finjia que continuabaen ello; esto, a fin
de no impedir a mi huésped su libertad, i almismo tiempo para observar hasta
dónde alcanzaba la abnegacion delhombre en servicio de los jornaleros. No pude
averiguar esto,porque poco despues llegó un amigo de mi huésped a quien éste
dabael nombre de "El Filósofo," i así lo llamaré al ocuparme de hablarsobre las
ideas científicas de mi huésped en relacion con lasemitidas por el recien llegado,
dignas de mencion.
-Nos iremos para la casa, dijo, pero ántes iremos a pasear losentables de caña para
que este caballero que ha venido a visitar elestablecimiento, pueda tomar nota
llevando así algo nuevo en sucartera i un recuerdo mas en su memoria.
-Aquí tienen ustedes, dijo mi huésped, el convite de mi corte iel palacio de mis
convites: no hai vasos de oro, ni cristal deIslandia; no hai vinos de la Mancha, ni
pudin de Lóndres; pero encambio tenemos el sabroso néctar i el delicioso jugo
elaborados porla madre tierra, servidos en las mismas copas en que
fueronfabricados por la jenerosa naturaleza.
CAPITULO VII.
27
Especulaciones Filosóficas.
-Mui bien. Ha dicho usted que la ascencion en esa escala esindefinida i esto para mí
equivale a decir que el espíritu noalcanza jamas a la perfeccion.
¿Se puede concebir término a la numeracion de los átomos quepueblan los abismos
del espacio infinito?
-Esa es la base del sistema llamado materialista, pero, nada haimas erróneo que el
tomar el efecto por la causa. Para examinar laopinion sobre si la fuerza (el espíritu)
es un atributo de lamateria, entraremos en las consideraciones siguientes:
La fuerza es un ente real, que tiene tambien sus atributospropios, que son: la
intelijencia, la voluntad i el recuerdo. ElCósmos no es otra cosa que la union de la
fuerza i la materia; ipuede decirse con propiedad que la primera es el sujeto, desde
elátomo, puesto que dirije todas las evoluciones de la materia. Ohablando con más
claridad: puesto que las evoluciones de la materiason, nada ménos que las
evoluciones del espíritu o la fuerzaimpulsiva.
La esencia i lo más noble de la creacion, es, la fuerza con susatributos. Nótese que
hago uso indistintamente de la palabrasfuerza i espíritu; esto porque en el fondo
son una i mismacreacion, aunque se le ha dado el nombre de espíritu a lo que
animaal hombre i fuerza a lo que impulsa los átomos o los cuerpos. Esverdad que
se nota diferencia entre uno i otra, pero estadiferencia no es sino de modo, i
consecuencia de su desarrollo porgrados desde su primitivo estado de simplicidad
hasta el más altogrado de su desarrollo en el planeta.
Las leyes de la mecánica celeste, son las mismas que rijen losmovimientos de los
átomos en sus evoluciones químicas. Así, laórbita de cada familia planetaria
contiene todo lo necesario parasu existencia, nada más ni ménos, i como hai
solidaridad en todo,los mundos se hallan relacionados unos con otros ejerciendo
siempreuna influencia mutua.
Los cometas son cuerpos celestes que eslabonan los sistemasplanetarios o las
familias siderales para mantener la relacionentre ellos i contribuir a la armonía
universal.
Habiamos llegado a lo mas espeso del bosque por una sendaartificia1 que conducia
a una gruta formada por la arboleda itupida por bejucos de miosótis, pionías,
convólvulos azules iadónis. A la entrada se hallaban suspendidas bellísimas
guirnaldasde pionías enlazadas con el miosótis i a los lados los convólvulosi el
adónis formaban cortinajes bordados con sus flores.
-Esta es la gruta sagrada, dijo mi huésped, donde venia con miEmilia a elevar al
cielo las oraciones de la mañana, a la mismahora en que las aves entonan con más
dulzura sus notas de amor i dearmonía.
CAPITULO VIII.
Aventuras de un republicano.
DESPUES que partió el Filósofo pregunté a mi huésped si me erapermitido saber
de dónde era ese amigo suyo. Me contestó dándomeotra vez su nombre i los
detalles que siguen.
-Es un hombre notable, me dijo, por sus ideas i por su carácter,como singular por
sus aventuras i por los sucesos de su vida.Manifiesta que es oriundo de la patria del
Cid, i refiere variosacontecimientos históricos de la península española; posee
conpropiedad los idiomas inglés, italiano, frances, aleman icastellano. Hizo la
campaña de la Crimea incorporado en elejército de la Francia, llevado por el amor a
su padre que era unode los jenerales que mandaban una division de aquel Estado.
En latoma de Sebastopol salvó la vida a un soldado frances llamadoRemieur a
riesgo de perder la suya: este soldado habia quebrantadosu consigna i debia ser
afusilado por la condena de un consejo deguerra; el Filósofo se presentó en
sacrificio, diciendo que él i noRemieur era el autor de aquel quebrantamiento; el
soldado fuépuesto en libertad i el Filósofo sufrió el arresto i juicioconsiguientes,
pero su padre obtuvo que se aplazara el juicio queluego fué olvidado. Fué uno de
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los cómplices de la tentativa deasesinato meditada por Orsini contra Napoleon III, i
enconsecuencia fué arrestado i conducido a una estrecha prision.Hubiera sido
víctima de la venganza como lo fueron sus compañeros,si la Providencia no hubiera
presentado la ocasion a Remieur deejercer los santos oficios de la gratitud, pagando
su deuda: éstese halló un dia en clase de sarjento, mandando la guardia de
laprision de aquél i le proporcionó su fuga, suministrándole unvestido de cuartel
para que saliera disfrazado, i embriagando alcarcelero para obtener la llave del
calabozo. Logró, pues,escaparse i fué a parar a su patria, donde permaneció algun
tiempocon su padre i una hermana. Conspiró contra la reyedad de Amadeo ifué
perseguido; pero consiguió evadirse, dándose a la vela en lasplayas de Cádiz en un
buque norte-americano; esto despues de lamuerte de su padre. Llegó a Nueva York,
i pocos dias despues semarchó, haciendo parte de una espedicion, para Cuba,
embarcándoseen el Virginius; este buque fué presa de la escuadra española cercade
las playas de la hermosa isla i fueron degollados incontinentilos espedicionarios,
escapando solamente unos pocos i entre ellosél. ¿Pero cómo? Lo condujeron a las
playas de la Habana i aldesembarcarlo i para evitarle la fatiga del camino, le
asestaron elgolpe de gracia con un puñal, dejándolo tendido en la arena bañadoen
su sangre a merced de las aves de rapiña. La mujer de unpescador pasó por allí al
acercarse la noche, vió el cadáverensangrentado i corrió a llamar a su esposo para
que ejerciera unade las obras de misericordia, si no enterrando al
muerto,arrojándolo al panteon de las aguas.
La casa de aquella mujer distaba de aquel sitio, poco más de unkilómetro, i cuando
ella volvió con su esposo, habia desaparecidoel muerto.
-Aquí estaba, decia la mujer; alguno ménos cachazudo que tú leharia el servicio.
Esto es de todos los dias, estos condenadospeninsulares no van a dejar jente buena
en la isla.
-Calla, mujer, ¿ya quieres que te envien a Filipinas o que tedespachen para el otro
mundo? Tus labios necesitancandado; calla,mujer.
-He oido las palabras que han acabado de pronunciar i ellas hanalentado mi
esperanza; necesito el ausilio de ustedes; necesito queustedes ejerzan una obra de
piedad ocultándome en un lugar dondelos bárbaros no me hallen. He sido presa de
ellos i al desembarcar,al salir a la playa, un asesino me dió una puñalada i me
dejótendido como un muerto; el puñal resbaló por una de las costillas isolamente
me ha causado una herida que juzgo será superficial. Lamayor parte de mis
compañeros han sido asesinados en elVirginius
Inmediatamente fué conducido a la casa del pescador i allí leprestaron los servicios
que están dispuestas a hacer las almascaritativas.
CAPITULO IX.
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Este es el nombre del Filósofo. El pescador debia hacer a lamonja una relacion de lo
acontecido a Lucio, añadiendo que nocontaba con más recursos que los que el
mismo pescador en medio desu pobreza podía prestarle.
-Buen hombre, que el cielo te proteja por tus buenas obras conese desgraciado. El
bien enjendra el bien, Dios te pagará el cientopor uno. Yo proveeré a las
necesidades de ese infeliz hasta ponerloen salvo. I miéntras more en tu casa, espero
que vengas todos losdias a informarme de su estado. La monja dejó al pescador
esperandoen el locutorio, i despues de unos minutos volvió i tuvo con éleste
diálogo:
-No, señora; se halla a doce cuadras del puerto i cerca de lapequeña ensenada del
Morro.
- ¿Tienes familia?
-Dios te librará de todo mal, pues las buenas obras salvan alhombre de la desgracia.
¿Cuál es el nombre, de tu mujer?
-Eufracia.
-Pues bien, llévale estas monedas, por ahora, para lo quenecesite i a fin de que sea
ella la que venga todos los dias atraerme noticias del que han protejido; así hai
ménos riesgo de quete puedan tomar como sospechoso. I a ese desgraciado le
entregaráseste paquetito.
CAPITULO X.
El pateon de la familia real.
Otro de los aspirantes a la mano de María, era un jóven de laclase média, de edad
de treinta años; su fisonomía era simpáticaaunque vulgar; tenia ojos chispeantes i
espresivos, manifestando,en todo, viveza de imajinacion i claridad de intelijencia:
pudieradecirse que el jénio de la inspiracion se hallaba encarnado en él:era filósofo
i poeta; esto ultimo es suficiente para dar la idea desu posicion rentística, por no
decir de su pobreza. Su nombre erael de Leonídas i su profesion la de injeniero.
No hai para qué retratar, a los demas pretendientes a la mano deMaría, que hemos
dicho ya que eran numerosos, puesto que en estahistoria solamente figuran en
primer término, el príncipe Luis i elenamorado Leonídas.
su flaco, pero no hai pasion que no pueda domarse; me parece que se te presenta
un ventajoso partido. Yo no tengo otrointeres que el de asegurar tu suerte para el
porvenir; yo me halloen el último tercio del camino de la vida i me seria mui
gratodejarte convenientemente colocada antes de mi partida para laeternidad.
Era mui natural que pensara así el padre de María, pues elestudio i la esperiencia le
habian suministrado el conocimiento delcorazon humano; amaba tiernamente a su
hija, miraba con desden lanobleza hereditaria de la sangre, que juzgaba como una
quimera, ise atenia solamente a los títulos de la ciencia i de la virtud, ala nobleza de
sentimientos.
María hizo a Leonídas sabedor de las pretensiones del príncipe ide la declaracion
de éste al padre. Al oir aquél lo que se le habiacontestado al príncipe enmudeció, su
tez palidecia i dos gruesaslágrimas anublaron sus ojos; no pudo contenerlas; creia
disipada lavision de su ventura; las palabras de su amada herian de muerte
suesperanza. No era creible para él, que teniendo tan temible rivalpudiera el padre
de María desechar el fausto i ostentacion quedebia prometerse para ella, i ésta al
enlazar su suerte con la deun personaje como lo era el príncipe Luis, debia
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Leonídas cayó postrado a las plantas de María, como el ánjelredimido; le dió las
gracias, le pidió perdon i, como un holocaustoa su firmeza, le ofreció su vida como
esclavo, repitiéndole susjuramentos de amor. El mismo dia se presentó Leonidas al
padre deMaría i tuvieron una conferencia de tres horas; de ésta salióLeonidas
satisfecho i quedó citado para el dia siguiente, con elobjeto de entrar en la
discusion de los medios que debieranadoptarse para llevar a efecto su proyectada
union matrimonial; asícomo para escojitar las medidas a propósito de evitar la
ofensa alpríncipe i la venganza que éste, por su amor propio ofendido,descargaria
contra la familia.
muerte, i exijió que condujeranel cuerpo de María al panteon que guardaba los
restos de la familiaBorbon, al ultimo asilo de sus deudos. Lucio i su padre,
queprecedian el convoi se detuvieron indecisos i como petrificados deespanto. El
panteon de la familia de los reyes era inaccesible parapenetrar en él por otra parte
que por sus puertas, las que estabanaseguradas por verjas de hierro i pesados
cerrojos. Sinembargo,habia que acceder a la exijencia del príncipe i se accedió
enefecto; no debia contrariarse.
Las puertas del panteon jiraron sobre sus goznes i la procesionllegó al pié de una de
las bóvedas suntuosas que decoran aquelmonumento donde yacen los despojos de
la familia ilustre. Previo eloficio de difuntos, fue colocado el cuerpo de María en esa
bóveda iésta fué inmediatamente cerrada. Sobre ella se incrustó una losa demármol
negro en la que habia hecho poner el príncipe con letras deoro el siguiente epitafio:
"Aquí yace marchita para siempre la flor de mi esperanza: María,la perla de España
i la felicidad de un príncipe de la familiaBorbon."
A prima noche se divisaban tres bultos entrando al panteon alfavor de las sombras.
Uno de ellos debia ser el empleado realencargado de las llaves i de la seguridad de
esa mansion sagrada.Poco tiempo despues se levantó la luna en el oriente como
sobre unpaño mortuorio i disipó las tinieblas, iluminando plenamente losobjetos
con su plateada luz. Entónces pudo verse clara idistintamente que dos hombres
embozados con largas i protectorascapas, calando sombreros alones, se paseaban
delante de las rejasde la entrada del panteon, como ejerciendo el oficio de
centinelas.Uno de esos hombres era el príncipe; velaba como si temiera quefueran
a robarle el tesoro de su desgraciado amor, encerrado en latumba. Estaba
dominado por esa clase de presentimientos que sonverdaderas intuiciones del
alma, visiones confusas del espíritu,veladas por la envoltura material que ofusca i
no permite ver conclaridad. El otro era un caballero que acompañaba al príncipe.
- ¿Ya ves? le decia Eufracia, nunca se pierde el tiempo endarles la mano a estos
pobres insurjentes. Ya ves que tus escusas itemores de que te cojieran los
voluntarios no tienen fundamento.Siempre te resistes, como la mula resabiada, a
seguir mis consejos.Ahora seré yo la que hable con la buena monja; ya no tendrás
miedode que te pesquen como arenque en las calles. Ahora lo que importaes
atender al caballero; hai que mudarle las hilas, yo sé bien esteoficio; de algo me
habia de servir el tiempo que me arrestaron enel hospital para que curara a los
heridos. Toma este pedazo detrapo i las preparas mientras voi a tibiar el agua. La
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Al siguiente dia a las ocho de la mañana llegó Eufracia alconvento con un retazo de
papel en el que Lucio habia escritoúnicamente: "Sí; sellado," i la mujer del pescador
llevabainstrucciones para responder a las preguntas que le hiciera lamonja. En
efecto, despues de entregado el papel fué preguntada:
-No, señora, quiero decir, que los sabuesos estan rabiosos conlas presas del
Virginius i le pueden seguir el rastro.
-Pues en un caso de apuro pero, seria mejor que aguardara unosocho dias i yo me
comprometo a cerrarle en ese tiempo la herida; iademas necesita buenos alimentos
para que le vuelvan las fuerzas,porque fué mucha la sangre que derramó por la
herida.
-Esto es para que cuiden al herido, va tambien ese paquetito quedebe entregársele.
CAPITULO XI.
El acto solemne de la oracion.
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Pasamos al comedor.
5 Los dulces o conservas de dulce que se confeccionan en elCauca, son una especialidad entre todos
los conocidos en Colombia;llevan por lo regular, ademas de la grata canela de Ceilan, losperfumes
de la vainilla i del quereme, productos de ese mismosuelo.
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-No tenga usted recelo, me dijo, porque haya permanecido elchocolate frio en esta
olleta, pues no es de cobre; en el serviciode la casa perteneciente a la cocina, no hai
vasija alguna de esemetal, que he proscrito por los perniciosos efectos que produce
enla salud el uso de utensilios de cobre. Esta chocolatera es defierro por fuera, i por
dentro de porcelana. Muchas veces lasenfermedades en la familia provienen de la
falta de aseo o deprecauciones respecto de las vasijas del servicio culinario, i nohai
mas editor responsable de esos descuidos, que la mujerencargada de dirijir los
oficios de la casa.
-Está espléndida la luz de la luna, podiamos dar un paseo cercadel bosque, pero son
las dos de la mañana i es mui justo ir abuscar el nido, pues solamente nos quedan
tres horas para gozar delsueño.
Pasó la noche; desperté i salí cuando la luz del sol empezaba ailuminar el valle. Me
dirijí al bosque i entrando en él, tomé lasenda que conducia a la gruta de las
guirnaldas. Ya cerca de ella,ví a mi huésped postrado de rodillas en oracion en el
dintel de lagruta; la paloma compañera gorjeaba con su encantador arrullodentro
de esa poética enramada. Me devolví con paso liviano,respetando su recojimiento i
santa ocupacion. Era su hora solemne:la criatura se hallaba por medio de la oracion
comunicándose enespíritu con su Creador. Mi llegada imprudente le habria
hechodescender del empíreo a donde se eleva el espíritu en lacontemplacion del
Gran Sér para darle gracias por su bondad, por suamor i por su misericordia.
Despertarlo de su éxtasis, habria sidouna profanacion. Me devolví, repito, crucé por
otro sendero i alpié de un hermoso i bellísimo písamo, doblé la rodilla i empecé
aorar alzando mi espíritu a las rejiones del infinito en alas de lafe. Yo, incrédulo
obcecado, creyéndome en posesion de la verdadfilosófica, proclamada en "El
sistema de la naturaleza" de Holbac;creyéndome dueño de los secretos del mundo,
de los misteriososfenómenos del nacimiento, de la vida i de la muerte,
juzgándoloscomo obra ciega del acaso, emanados nada mas que del movimiento
queimpulsa la materia; creyéndome superior a la multitud de las jentesque
persiguen la sombra como un objeto real, formándose ilusionesfantásticas de otro
mundo mejor i de otra existencia gloriosadespues de haberse convertido nuestra
humanidad en polvo aldesaparecer del teatro de la vida, yo, digo, me postré
humillado aorar. ¿Fué una inspiracion? Aún no lo sé: el acto humilde
derecojimiento i adoracion en que hallé a mi huésped delante de lagruta del
bosque, me pareció sublime, sí, me pareció sublime,majestuoso, i me hizo sentir
algo supremo i edificante, digno, muidigno de imitarse. Oré i me sentí como
inundado en una atmósferasuave i deliciosa; perdí la tierra elevándome al cielo: era
que mialma abandonaba la materia para remontarse a la mansion de losánjeles.
Pedí entónces a Dios que iluminara mi espíritu ofuscadopor las sombras e imbuido
en las ideas de las teorías filosóficassobre el materialismo, rogándole que disipara
las tinieblas delerror en que me hallaba.
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Al levantarme del suelo, cayó una lluvia de flores sobre micabeza,6 i loschicaos7 con
suamorosa voz, dulce i canora, inundaron el aire de armonía. Yo habiarecibido el
bautismo del espíritu por el espíritu. Ya estabainclinado a creer en la existencia del
sér espiritual. En aquellamansion hechicera, habia encontrado a Dios, o se me
habia hechovisible a los ojos del alma: la naturaleza con su lenguajeelocuente i
espresivo, llevó a mi espíritu la conviccion de laexistencia del Autor escelso de toda
belleza, de toda hermosura, detoda maravilla, de todo lo creado en el universo. Yo
me sentiadignificado por mí mismo, reconociendo el oríjen de mi sér i laconciencia
de mi Yo, distinto de la materia. Ya no era esa quimeradel acaso, para mí, la fuente
de los sucesos del mundo; así comodudaba ya de que la naturaleza material fuera la
productora de laidea i la madre jeneratriz de la armonía universal.
Me parecia que estaba saliendo del caos de las tinieblas a uncielo de luz i de
esperanza. A la miserable, triste i aterradoracreencia del aniquilamiento del sér en
la hora de la muerte, sehabia sustituido en mi alma la intuicion clara i evidente de
lainmortalidad de mi esencia humana. La flor, el ave, el cielo, elaire, tenian un
mismo idioma i resonaban para mí, con un mismoacento, diciéndome: hai una
INTELIJENCIA SUPERIOR, infinitamentesábia i poderosa que preside el universo;
un Sér benigno i amorosoque se recrea en las bellezas que surjen de su grande obra
en elconstante juego de las evoluciones de sus criaturas. Tal fué lainfluencia
bienhechora de la oracion sobre mi espíritu apenado.
Desde entónces fijaba mi atencion en todas las obras de lainfinita sabiduría: las
bandas de nubes multicolores que decoran elOriente al aparecer el faro que forma
nuestro claro dia; losvívidos i brillantes celajes que deja en pos de sí ese sol
quemuere o que se oculta; los copos blanquecinos que ostentan losvapores en la
atmósfera, imitando todas las figuras conocidas eimajinables; la reverberacion del
aire azul en el espacio; elbrillo del relámpago; el estallido de la tempestad; la
sublevacionmajestuosa e imponente de las olas del océano, el calor i el frio,la luz i
la sombra, todo se manifestaba para mí, dominado por elórden i presidido por la
armonía.
En aquella mañana, sí, bajo de aquel bosque fresco i oloroso,acariciado por el aura i
embellecido por la luz, repito, miespíritu recibió el bautismo de la rejeneracion. Al
meditarprofundamente en todo esto, se renovaron en mi memoria lasesplicaciones
que el dia anterior habia hecho el Filósofo sobre elCósmos i concebí, distintamente,
la superioridad del espíritu sobrela materia.
CAPITULO XII.
La expiación.
6 El písamo que en otros paises lleva el nombre de cámbulo es unárbol frondoso que al empezar el
verano se despoja de su lujosovestido color de esmeralda i se viste con un manto de grana
formadocon sus flores que reemplazan a las hojas, i hai veces que dejadesprender en lluvia sus
corolas, alfombrando el suelo que losustenta.
7 Toches.
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Al llegar a la casa llegó uno de los obreros del establecimientoi refirió, que seis
disfrazados habian robado varios objetos, lanoche anterior, en una de las casas de
campo de la vecindad;haciendo relacion detallada del suceso.
-El vecino a quien los ladrones han robado, debe dar gracias ala Providencia.
-I bien, ¿qué provecho puede obtenerse para la enmienda cuandono se sabe que el
perjuicio sufrido es en realidad la expiacion deuna falta?
En una de las haciendas de la Sabana de Bogotá cerca del cerrode Suba, solian los
indios de la vecindad, echar a pastar susganados ocultamente en los potreros de esa
hacienda, aprovechandopara ello las noches oscuras. El mayordomo de la hacienda,
ManuelRios, habia reconvenido varias veces a los indios por tal abuso iaun los
habia amenazado, diciéndoles que los castigaria si llegabaa encontrar sus ganados
dentro de algun potrero de dicha hacienda.Una noche en avanzadas horas se
propuso ir a ver si hallaba esosganados en los potreros. Ensilló un caballo, se terció
un machete isalió. Efectivamente halló los ganados en uno de los potreros i acuatro
indios pastoreándolos. Al hacer a los pastores una fuertereconvencion, el más
atrevido de éstos le contestó con dureza i enel acto sacando Rios su machete,
acometió al indio i le partió elcráneo, postrándole al suelo. Viendo Rios que le
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habia dado lamuerte, volvió a la casa de la hacienda, tomó otro caballo mejor,se
echó lo que pudo a los bolsillos i partió, escapando de lapersecucion de la justicia.
El indio murió el mismo dia. Luego quese dió el denuncio del hecho a la autoridad,
se dictaron lasórdenes del caso para aprehender al delincuente, i aun se
libraronexhortos requisitoriales a los alcaldes de varios distritos. A lostres dias se
tuvo noticia de haber visto a Rios en la venta de"Sisga" i en direccion al Norte por el
camino de Tunja. Se juzgóentónces que iria a refujiarse a Sogamoso, de donde era
oriundo, ien el acto se mandaron requisitorias a las autoridades de
aquellapoblacion i a las de las comarcanas de ella. Mas tarde se supo
queefectivamente habia llegado a Sogamoso i que ausiliado por susparientes habia
partido sin demora para Venezuela. Por ese tiempono existian, con esa nacion,
tratados sobre estradicion de reos.Quedó pues a salvo de la persecucion de la
justicia terrenal.
Tres años despues de aquel suceso, hice un viaje a la ciudad deVélez entónces
capital de la provincia del mismo nombre, ihallándome un dia en la casa del
Gobernador, que lo era el doctorÁnjel María Flórez, hombre instruido, de grandes
dotesintelectuales i severo en el cumplimiento de sus deberes, llegó unposta con un
pliego de oficio dictado por el director del presidioque estaba destinado a la
apertura del camino del Carare. Elcontenido, poco mas o ménos era el siguiente:
"Hoi (7 de febrero) la 3.ª seccion del presidio de la que eracapataz Manuel Rios,
estaba trabajando en la rocería o desmonte,cerca de Guayabito. Dicho capataz fué
insultado por Eusebio Gachapánatural de Güepsa, porque Rios lo reconvino porque
no trabajaba;entónces éste lo amenazó i en el instante Gachapá le dió con
elcalabozo de rozar un machetazo que le abrió en dos el casco de lacabeza,
dejándolo en el sitio sin vida."
Marat, Robespierre, que hicieron rodar las cabezas de susconciudadanos por las
gradas de la guillotina ¿no llevaron igualmuerte, cayendo bajo el filo de la cuchilla?
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Solo que Marat noalcanzó el honor que sus compañeros, pues cayó herido al golpe
delpuñal, dado por el brazo de una mujer.
CAPITULO XIII.
Existencia del alma - su inmortalidad.
"William Herschell, con ayuda del poderoso telescopio construidocon sus propias
manos, pudo hácia el fin del ultimo siglo, enumerarlas estrellas que comprende
esta zona: emprendió su trabajo,dividiéndolo por partes. Su constancia fué
coronada del mejor éxitopor una hábil comparacion entre las partes máximas de
condensacionde las estrellas, i aquellas en que toca en su mínimum, i por elexamen
del espacio ocupado por estos anillos inmensos, el granobservador encontró que la
Via láctea no encierra ménos de diez iocho millones de estrellas.
Mas adelante dice: "La Via láctea no es única: todas lasnebulosas del Universo son
otras tantas vias lácteas mas o ménosparecidas a la nuestra."
-Me es mui grata la presencia de usted, le dije, i me hefelicitado por haber tenido la
fortuna de haberme hallado ayer aquía tiempo de su visita, porque me ha
proporcionado el honor deentrar en relaciones con usted, las que me serán
provechosas. Comoviajero voi acopiando en mi cartera observaciones útiles, i en
mialma un tesoro de impresiones.
-Doi a usted las gracias por los jenerosos conceptos que se haformado i que no
merezco. Juzgo que yo soi el protejido con laamistad ofrecida por usted. El viajero
investigador, tiene mas queofrecer, que recibir. El solo hecho de haberse dedicado a
viajarpara obtener el tesoro de que me habla, es suficiente parafelicitarme por la
ocasion de nuestro conocimiento.
-No, amigo mio, no hai en lo creado nada que se aniquile: esosséres amados cuya
muerte lamenta usted, existen aún, i únicamentehan dejado sobre la tierra los
despojos carnales. Es lei eterna latrasformacion de la materia, pero el espíritu le
sobrevive, es laesencia del sér humano, que así como el perfume de la flor sube
alcielo al marchitarse o al morir.
- ¡Oh si yo pudiera beber en la fuente de esa filosofía! Hacetiempo que vago errante
como el viajero perdido en los tostadosarenales del desierto, buscando el agua que
pueda refrescar mifrente, ardida con infierno de la duda.
-Confieso a usted, que he nutrido mi intelijencia con las ideasde la filosofía del
siglo; en el estudio de la ciencia de lamedicina a que me he dedicado, he inquirido
ese misterio de lavida, he buscado con el escalpelo en la mano esa alma, ese sueño
dela humanidad, esa esencia vaporosa cantada por los poetas iacariciada por los
sacerdotes; i no he hallado sino una masanerviosa formada por tejidos en que se
halla el fósforopreponderando entre otras sustancias que organizadas forman
redesde hilos conductores de la electricidad, que superabunda en ehombre; pero,
nada, absolutamente nada estraño a la materia; nadaque presente cosa distinta de
la materia, nada físico que reveleeso a que dan el nombre de espíritu. Ademas, esta
plenamentecomprobado, que a las perturbaciones orgánicas del
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-Declaro que no soi mui fuerte para que pudiera llevar a suespíritu la conviccion
contraria a las ideas que usted haconquistado en sus estudios i observaciones; pero
concentrar mipensamiento i ensayaré mis fuerzas, siquiera para iniciarcuestiones
que usted mismo resolverá con su clara intelijencia.
Primero haré a usted algunas observaciones comparativas i enrelacion con las que
usted ha hecho en sus estudios filosóficos,patolójicos i quirúrjicos ¿Existe en los
cuerpos de la naturalezael fluido eléctrico?
-Para eso me basta desarrollar el fluido i así hago constar supresencia por la
atraccion o por la chispa.
-Esactamente, así como el pensamiento i la palabra son efectosdel alma. ¿Le parece
que el símil conduce a la siguienteconclusion? La circunstancia de no ver o hallar
alguna cosa que sebusca, no es razon para negar la existencia de ella.
-Evidentemente.
-Así es.
-Esa lámpara o bomba se deja descuidada, se cubre de polvo conel tiempo, en una
palabra, se mancha, i en ese estado colocamos lamisma luz que ántes habiamos
puesto en ella ¿quedará la pieza endonde se halle, igualmente iluminada i tan clara
como estaba cuandoel cristal se hallaba limpio?
47
-Tampoco.
-Mui bien, allá iremos; por ahora creo haber obtenido el triunfode echar al suelo
esa fortaleza en que se han encastillado los queniegan la existencia del alma
fundados en que no la ven o en quelas peturbaciones orgánicas del cerebro
modifican lasmanifestaciones de la intelijencia.
Ahora vamos a entrar en el fondo. Usted sabe que los átomosviajan incesantemente
en torbellino perpetuo como incansablesobreros de toda edificaciom material, i que
ora brillan en laseductora pupila de una mujer, ora en la cútis de ébano del
etiope;ya posan en la corola de las flores, ya se escapan en el perfume deellas; ora
se adhieren a las rocas, ora vuelan en corrientes degas, i siempre sirviendo a las
figuras i formas de los cuerpos,como artistas obligados, pero en esencia libres en
sus evolucionesde eterna actividad. Pues bien: esos átomos forman el
cuerpohumano, pero transitoriamente; de manera que pasado cierto períodode
tiempo que han morado en los cuerpos orgánicos, son reemplazadospor otros; así
las sustancias materiales que constituyeron micuerpo en la infancia, no fueron las
mismas que lo formaron en lajuventud, i éstas tampoco fueron las de mi edad
adulta &.ª,i segun las observaciones científicas, a los siete años se
hallacompletamente renovado el cuerpo animal; i sinembargo el Yo, laesencia
pensadora, el espíritu, es el mismo: uno e indivisible,inva riable, persistente e
impalpable. Si el alma fuera el efectode las combinaciones i trabajo de los átomos i
de las funciones delos órganos materiales, constituyéndola el organismo, ¿no
debiadesaparecer o cambiarse al escaparse aquellos i venir otros? Lasfunciones de
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los órganos cerebrales renovados cada siete años ¿nonos debian hacer
necesariamente aparecer un Yo correspondiente aellas, distinto del que produjeron
las de siete años ántes? Laevidencia que nos asiste del Yo persistente arguye lo
contrario, iesto hace reconocer que la voluntad, la memoria, la intelijencia,no
pertenecen a la materia organizada como producto de ella; isiendo estas facultades
efectos intelijentes, su causa debe serintelijente, i esa causa es el Yo, el espíritu.
-Tampoco.
Me fijé mucho, me parecia haber visto una persona semejante,pero mi recuerdo era
mui confuso; al fin le dije:
-Pues bien, me dijo, todos estos retratos son mios i merepresentan esactamente
como fueron las formas de mi cuerpo i de mifisonomía en mis pasadas edades; es
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decir, estos son los diversosvestidos carnales en que mi espíritu, que ha sido uno
mismo, havenido envolviéndose. Esta es una prueba de la diferencia que haientre
el alma i el cuerpo; i por otro lado una atestacion de lapersistencia del espíritu,
puesto que mi Yo ha sido el mismo; dé loque tengo plena conciencia.
Mas, todavía; usted puede preguntar a cualquier hombre si secambiaria por otro
individuo de mejores formas, de mas instruccion,mejor o mas clara intelijencia &.ª
i la contestacion seguraserá la siguiente:
habia distribuido el mundoentre los héroes i los dioses, dominaba la idea del Elíseo
dondehabian de morar las almas de los buenos; i la fábula de lamitolojía designaba
los lugares destinados a ellos. Ovidio iVirjilio entonaban himnos conmemorando la
creencia de lainmortalidad del alma en las antiguas edades; i Ciceron dejó en
susescritos una prueba evidente de esa creencia en las sociedades ojeneraciones de
los siglos históricos.
En los siglos del paganismo, bajo el velo de la fábula setraduce la idea reinante de la
inmortalidad del alma. La historiade la mitolojía se ocupa, en numerosas pájinas,
de la descripcionde diversos lugares destinados para mansion de los espíritus o
almas de los muertos. Hablando de Aquiles, el mas célebre de loscapitanes griegos,
dice la historia mitolójica, que amó con deliriodurante su vida a la bellísima
Helena, i que despues de su muertese desposó con ella en la isla de Leuci. Siendo
de notar que losantiguos colocaban los Campos Elíseos en esa isla, i la tenian
comolugar destinado a la habitacion de las almas de muchos héroes. Comoeste
pasaje, se hallan otros que prueban evidentemente que lacreencia en la
inmortalidad del alma era jeneral en los pueblospaganos de aquellos siglos.
Nada mas natural; i esa idea símil de la palabra psyché, esabellísima concepcion,
tuvo oríjen, sin duda, en el nacimiento delidioma griego.
1.ª La fuerza o espíritu es un sér real que tiene sus atributosi cuya existencia está
plenamente comprobada.
2.ª La ciencia demuestra, sin dejar duda, que la fuerza o elespíritu tiene como
esencia la facultad directriz de la materia, ique las evoluciones de ésta en sus
diferentes modos de ser,provienen de la existencia de ese motor;
4.ª La ciencia pone en evidencia que únicamente las formas de lamateria son
perecederas, sinembargo que se reproducen semejantes; ique la fuerza o la esencia
que las provoca i las presenta es deexistencia eterna.
Fuimos a dar un paseo a las orillas del lago; hablamos sobre lainstruccion,
intelijencia i verbosidad del Filósofo, i manifesté ami huésped que la conferencia
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que habia tenido con este sabio, mehacia mas vivo el deseo de oir la continuacion
de su historia.
En efecto, despues que volvimos a la casa dió las órdenes paraque nos presentaran
los caballos; montamos i nos pusimos encamino.
CAPITULO XIV.
El naufrajio.
-Bien. ¿Te atreves a sacar de la bóveda i conducir a mi castilloel cuerpo que hemos
depositado hoi en el panteon?
-Los muertos no hacen daño a nadie, son vanos tus temores. Mira,si te resuelves, te
recompensaré con cien escudos.
- ¿Las llaves?
-Ahora mismo.
Volveré a dejar al príncipe ante las puertas del panteon para ira las costas de Cádiz
a ver zarpar un buque al siguiente dia; buqueo nave que iba a tomar la direccion
hácia una de las Antillasmayores. El destino llevaba en ese buque al padre de
María, pues eltérmino de su vida terrestre se aproximaba. Despues de algun
tiempode navegacion, una fuerte i amenazadora tempestad llevó a ese buquea las
playas de Cuba; temeroso el padre de María de sufrir alreembarcarse, un naufrajio,
resolvió dejar en la Habana el tesoroque conducia, recomendado a una familia
relacionada con la suya; alos tres dias se hallaba otra vez en alta mar. Sus
presentimientosno lo engañaron: un recio temporal estrelló el buque contra
unaroca i perecieron la tripulacion i pasajeros, salvándose únicamenteel capitan i
cuatro personas mas, en un bote. La noticia fué paraLucio un golpe terrible; lloraba
la pérdida de los dos séres masqueridos, su padre i su hermana; los séres que
formaban su venturapocos dias ántes. El golpe era cruel e irremediable.
Iba en este punto de la historia cuando llegamos a la choza delos huérfanos. Los
niños estaban avanzados en el camino, esperandoa su benefactor. Cada uno tenia
en una de sus manecitas un hermosoníspero i los presentaron con graciosa sonrisa
a mi huésped. Elmayor de los huérfanos, que tendria siete años, entró a la casita,i
volvió a salir con otro níspero i me lo ofreció. Este obsequio,esta fina atencion de
niño en edad tan tierna, me sorprendió i mehizo comprender que en ese pais, hasta
los niños eran jenerosos ieducados con esmero desde su primera edad. Mi huésped
entró i mehizo entrar con él a la habitacion. La salita en su mobiliariocorrespondia
al grado que ocupaban sus habitantes en la escalasocial; noté que en todo reinaba
la limpieza; en uno de loscostados habia un aposento; allí se hallaba la enferma.
Alsaludarla, intentó levantarse de la cama, pero mi huésped se loprohibió. La hizo
varias preguntas sobre los efectos producidos porlos medicamentos, si todos
habian sido aplicados, si el facultativola habia visitado &.ª Luego salió, i llamando a
los niñosse colocó al pié de un hermoso caucho que habia en el patio i,rodeado de
aquéllos, empezó a recibir i darles algunas lecciones delectura. Yo deseoso de
ejercer la caridad, contribuyendo con algopara aliviar la miseria de esos séres
desgraciados, volví a entrara ver a la enferma para dejarle unas monedas; pero
hallé con ellaal mozo que habia ido con nosotros entregándole el contenido de
loscuchuvos. Yo no queria ostentar mi dádiva i esperé a que saliera.En efecto,
apénas salió el mozo, me acerqué a la cama i dije: tengosuma complacencia en
haber conocido a la familia i deseo serleútil, como amigo del señor Rafa. Aquí,
sobre esta mesita dejo estosreales que le servirán a usted como un auxilio a sus
necesidades."¿Por qué?" me preguntó, como en tono i actitud de rehusar.
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Despuessabrá usted porqué los dejo, recíbalos, le dije, alargando mibrazo. Los
tomó tímidamente, diciendo: "Dios recompense a usted elbeneficio!" i me dirijió
una mirada de elocuente espresion degratitud. Esto nadie debe saberlo, le dije al
salir.
CAPITULO XV.
Esperanza burlada.
Volverá a seguir hablando de Lucio. Algun tiempo despues de lafatal noticia del
naufrajio de su padre, la exacerbacion de laspasiones políticas en España, llevó a un
estremo de locura a variosrepublicanos i combinaron un plan de conspiracion
contra la vidadel Rei Amadeo con el fin de proclamar luego la República.
Luciohabia bebido en la fuente de la filosofía social i se afilió entrelos
conspiradores. Ya dije a usted, anteriormente, la suerte quecorrió desde entónces
hasta su estacion en Cuba en la casa delpescador que lo protejió despues del
naufrajio sufrido en el"Virginius," o mas bien, despues de haber caido herido en
lasplayas de la Habana. Yo habia dicho que Eufracia le entregó unpaquetito; esta
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vez llevaba éste unos billetes de banco por valorde cuatro mil pesos; luego sabrá
usted cómo pudo la monja remitiresa cantidad i porqué razon obraba con aquella
jenerosaprodigalidad. Ademas contenia el paquetito un papel, espresando
losiguiente:
Lucio, pues, fué conducido a la prision como sospechoso, ireputado, por lo ménos
como insurjente o reo político. Su situacionera desesperada: si llegaba a
descubrirse que habia hecho parte dela espedicion del Virginius, seria decapitado,
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Rechinaron los cerrojos de las puertas de la prision de Lucio;el carcelero abrió para
dar entrada a la autoridad que iba ainterrogarle. Llegaba el momento crítico.
-¿Cuál es su nombre?
CAPITULO XVI.
La meditacion.
ESTABAMOS en el patio de la casa. La luz del sol habiadesaparecido totalmente en
nuestro hemisferio. El tiempo estabasereno, la atmósfera diáfana i el cielo
espléndidamente decoradopor las estrellas. No se veia ni una sola nubecilla en la
estensionvisible del espacio. En el valle i sobre las colinas brillabanmillares de
luciérnagas i cocuyos, como si la naturaleza intentaraimitar sobre la superficie de la
tierra, por medio de susproducciones fosfóricas, las luces de los cielos. La belleza
seostentaba como reina de esa noche, desplegando su manto salpicadode
diamantes i topacios. En la Via lactea, en ese surco de color deleche que orijinó su
nombre, veia yo, con los ojos de mi alma, losmillones de mundos luminosos que
Herschel ha descubierto con eltelescopio.
CAPITULO XVII.
Una fiesta laudable.
-Daré la órden que usted desea, sinembargo que me prometia deusted un servicio.
- ¿Cuál?
-Si el servicio de que usted me habla es en obsequio suyo i nomio, estoi a sus
órdenes.
Envez de cirios i paños mortuorios, hago adornar la casa con flores iguirnaldas de
olivas i laurel. Este es otro de mis caprichos. Meprometia, repito, que usted me
acompañaria a ejercer el oficio desirviente, como me acompañó a servir, hace dos
dias, el almuerzo alos niños. Pero no quiero embarazar a usted su paseo, i sobre
todoel placer de oir a Lucio.
-Doi a usted las gracias por esta mui elocuente prueba deaprecio, i acepto de buena
voluntad la ocupacion. Otro dia haré lavisita al Filósofo. En todo lo que yo pueda
contribuir a tanlaudable recuerdo, estoi a sus órdenes. Ya he manifestado que
mideseo es el de obtener que me trate usted con franqueza.
Me desperté cuando la luz del sol inundaba los valles i lasmontañas. Me levanté; en
la casa todos estaban en movimiento; estome hacia esperar que allí habia de
conocer a los principalessujetos de la poblacion cercana i a los hacendados de la
comarca,pues segun los preparativos, debian asistir en ese dia al convitemas de
cien personas.
-Estamos como en familia i debe tenerse toda la franqueza quetendria cada uno en
su propia casa; yo no los he traido amartirizarlos con los cumplimientos i
ceremonias que se usan entreestraños. El que tenga mas gusto en hacer uso de la
mano mas bienque del cubierto, tiene completa libertad. En los pueblos delOriente,
los ricos i los pobres comen, tomando con las manos losmanjares. Para todo se
necesita práctica.
-Esta es la hora solemne; vamos a la gruta sagrada a depositaren ella una flor en
ofrenda a la memoria de Emilia. Reinabaentónces el silencio.
Seguimos en dos filas. Mi huésped llevaba una pequeña guirnaldaen sus manos. Al
llegar a la gruta, las niñaas alzaron en coro suvoz, cantando el himno siguiente:
Cada uno depositó su flor al pié de la gran jarra i sobre ellascolocó mi huésped su
guirnalda. Nos postramos de hinojos, enoracion, durante algunos minutos, i
volvimos a salir del bosque, ensilencio, guardando un relijioso respeto, pero el
regocijo seostentaba en todas las fisonomías. Un poco mas tarde, niños iancianos
ocupaban los asientos del convite; mi huésped i yo fuimoslos principales sirvientes.
En seguida llegó nuestro turno i nosfué servida la mesa por los niños.
A las seis de la noche se despidieron los convidados, llevandocada uno algo de los
sobrantes de la mesa para sus casas.
A las seis de la noche me invitó mi huésped para que pasáramosal gabinete que
miraba al bosque. Luego que nos hallamos instaladosen él, dijo:
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-Esta noche para coronar la fiesta, voi a continuar la historiade mi hogar, puesto
que en ella figura en primer término mi adoradaEmilia. Dejar para despues la de
Lucio, si es que usted me permite.Voi antes a dar una órden i volveré
inmediatamente.
CAPITULO XVIII.
El ánjel del bosque.
-Pues bien: cuando Eliseo tenia ocho meses, éste era el nombrede mi hijo, ví sobre
su cuna a la luz de una lámpara que iluminabaperfectamente la pieza donde se
hallaba, ví, digo, dibujarse lamisma figura de un ánjel como la que ví a su
nacimiento, peroahora, no como una sombra, sino con un ropaje blanco, semejante
alcolor de la nieve i con algun resplandor; me fué visible por unossegundos. Al
desaparecer la vision me acerqué a la cuna i noté quemi hijo fijaba en mí sus bellos
ojos con ternura; una sonrisaanjelical dibujaban sus labios; lo tomé en mis brazos i
en elinstante sus colores de rosa desaparecieron, una palidez mortal losreemplazó,
cerró sus párpados i sus miembros quedaron sueltos comola seda: habia muerto!
Yo quedé como herido por el rayo, de pié,pero como la estatua del terror. Emilia
estaba allí, i notando miturbacion i el cambio de mi semblante, se levantó, diciendo
¿quées? acudió hácia mí, i vió muerto a su hijo entre mis brazos; dióun grito
lastimero i cayó de sus piés sin sentido.
Mi huésped selló sus labios i sus lágrimas se deslizaban enabundancia de sus ojos.
Sacó el pañuelo para enjugarlas i lossollozos le impidieron hablar; despues de unos
minutos me dijo:
CAPITULO XIX.
La vida en el universo.
SUPE que mi huésped habia salido, con toda el agua, a socorrer aun vecino que se
hallaba enfermo i del cual tuvo noticia esa mañanaque estaba en riesgo de morir,
Yo volví a tomar la obra deFlammarion "Maravillas celestes." Llegué al capítulo que
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trata delos sistemas de mundos planetarios que tienen por centros (a cuyorededor
jiran), no un solo sol, sino soles múltiples de coloresdiversos, brillantes unos como
el ópalo, otros como la esmeralda,otros como el oro, otros como la escarlata, otros
como el rubí,&,ª combinados en sus movimientos i dando a sus familias deplanetas
i satélites de éstos, matices mas bellos i variados quelos de las mas vistosas flores
de nuestros jardines i ráfagas deluz con los colores del íris decorando sus
horizontes: celestesmaravillas que verdaderamente ha llegado a vislumbrar el
hombre pormedio del estudio i de la observacion ausiliada por los
poderososinstrumentos de óptica, por medio de los telescopios de granpotencia,
fabricados en estos últimos tiempos, i sobre todo estopor las concepciones
imajinarias deducidas por lo conocido. Elespíritu contemplativo se abisma en la
belleza de las bellezascontenidas en la inmensidad del espacio. Lo primero que se
ocurreal que penetra con el pensamiento en ese abismo insondable demiriadas de
soles inmensamente mayores que el nuestro, es,interrogarse a sí mismo: ¿todos
esos innumerables i lucientesmundos que pueblan las rejiones del éter, son
desiertos baldíos,estrellas solitarias, mundos muertos, sin flores que los
perfumen,sin bosques que susurren, sin aves que gorjeen, sin espíritus quelos
habiten i contemplen? ¿No sería una blasfemia del pensamientoimajinar que ese
universo espléndido, luciente i majestuoso, queese océano de soles sin riberas, es
un inmenso panteon dominado porla muerte i el silencio? La tierra, átomo
imperceptible ante esasmoles colosales de luz difusa i de armonía perpetua, la
tierra,digo, ¿habia de ser el único astro privilejiado para que morara enella el
encanto de la naturaleza i la vida de los séres ¿Por qué?Solo a la ignorancia puede
culparse de ese egoismo que ha reducidoal hombre a formarse una idea estrecha i
miserable del teatro de lavida, concretándolo al grano de arena que habitamos, a la
tierra isolamente a la tierra; es decir, a un grano de mostaza perdido enun punto
del espacio infinito.
-Los diferentes aspectos con que se ostentan los cuerpos, sonnada mas que las
diferentes posiciones en que se hallan susmoléculas. El calor, la luz, la electricidad i
el magnetismo queson modos diversos de manifestarse el flúido universal que
alimentala vida, se hallan al servicio de las evoluciones atómicas en lamarcha
progresiva de lo creado. Así como la cohesion que une lasmoléculas homogéneas, la
afinidad que une las moléculasheterojéneas i la gravedad que inclina los cuerpos
hácia un centro,son modos diversos de manifestar una sola i misma lei, la de
laatraccion, o sea, la del amor. Los témpanos de hielo, esas diademasde cristal que
coronan las montañas, las nubes que flotan en elcielo a impulso de los vientos, las
fuentes, los mares i los riosno son una sola sustancia?
Los átomos en la creacion fueron de una misma i sola naturaleza,i así las
clasificaciones que hacen los químicos llamando elementosde los cuerpos al
oxíjeno, al cloro, al hidrójeno, al fósforo, alzinc, al oro, al azufre, al manganeso &.ª
no son diferenteselementos en cuanto a su naturaleza; esos diversos aspectos de
loscuerpos que la química denomina elementos, son manifestacionesdiversas de los
átomos segun las evoluciones dé su esencia. Esto loconfirma la observacion hecha
por los mismos profesores de químicaen los cuerpos isómeros: unos mismos
principios constituyentes encantidades proporcionales iguales, dan por resultado
cuerpos decaractéres diferentes, i aun opuestos: el aceite concreto de rosa iel gas
infecto del alumbrado, son productos formados por el carboni el hidrójeno,
combinados en las mismas proporciones; "en elaceite de limon tan suave i la
esencia de trementina tan infecta,la composicion es idéntica i no hai la menor
diferencia entre elnúmero i cantidad relativa de cada uno de sus
principiosconstituyentes." El carbon i el diamante, tan distintos en aspectoi
propiedades, son una sola i misma cosa, de una i sola naturaleza;basta para que se
presenten desemejantes, la disposicion en que sehallan colocadas las moléculas de
cada uno. Pues bien: todo estocontribuye a probar que los átomos en su oríjen, en
la creacion,fueron todos de igual naturaleza i propiedades i que, en lasevoluciones a
que se hallan sometidos por su fuerza anímica, handado i dan segun la colocacion
atómica o molecular, manifestacionesdistintas. De suerte que el modo de
acumulación de los átomos en laformacion de las moléculas i la diferente
colocacion de éstas paraformar los cuerpos, dan por resultado las distintas
apariencias quepresentan: los grados de concentracion, el peso con relacion
alvolúmen, el color i aun el gusto i el olor &.ª Sinembargolas clasificaciones que
hacen los químicos, facilitan el estudio delos multiplicados fenómenos que ostenta
la materia en las mezclas icombinaciones de las moléculas.
-Segun esa teoría, dijo mi huésped, ¿el mineral, las plantas, elhombre, los planetas,
el sol i las estrellas son formados de unasola sustancia?
CAPITULO XX.
El Adivino.
- ¿SE fijó usted en el sujeto que acaba de salir? me dijo luegomi huésped.
-Sabrá usted que este hombre es digno de ser conocido iadmirado; se le llama El
curandero o médico; su nombre i apellido,Pedro Mulines. Se le tiene por adivino i
goza de una gran famaentre las jentes de la comarca de su habitacion, i aun llega
apueblos distantes esa fama, pues vienen constantemente de lejanastierras a
consultarle.
Se entiende que las personas que lo solicitan, son las delpueblo pobre e ignorante,
prefiriéndole a los profesores graduadosen medicina, ya porque Mulines apanas les
pide solamente algunoscentavos por la receta, cuando la da por escrito, ya porque
tienenfe viva en su facultad de curar. Es un hombre que en su miradatiene un
poder magnético poderoso: basta que la fije por tres ocuatro minutos sobre un vaso
de cristal, para que éste salte enpedazos. Este fenómeno curioso a que da la jente
del pueblo elnombre de "ojo" i que produce a veces la enfermedad en los niños ila
muerte en los animales, es causado, como usted sabe, por unadescarga del fluido
llamado magnético; lo que se halla comprobadopor la ciencia. Esto lo he visto aquí
mismo en este gabinete,sentado Mulines donde usted se halla, i el vaso de cristal en
esamesa del frente; saltó en pedazos, con solo haberle dirijido sumirada.
-No. I le diré a usted que tengo una preocupacion respecto delas visitas de ese
hombre en mi casa. Ha venido nada mas que tresveces con esta. La primera vez fue
pocos dias ántes de la muerte demi hijo; estábamos en este mismo gabinete, Emilia
con Eliseo en susbrazos, i yo; se fijó en el niño i noté que ese hombre meneó
lacabeza sin mover los labios. La segunda, pocos dias ántes de lamuerte del sér mas
querido; tambien habiamos tres aquí mismo,Emilia, otro amigo i yo; entónces fué
cuando rompió el vaso con sumirada a invitacion de ese amigo, quien habia oido
decir que haciaproducir con la vista aquel fenómeno. Ahora……..ya veusted la
coincidencia, se ha presentado hallando en el mismogabinete tres personas.
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Siempre ha venido sin ser llamado i sinobjeto aparente. Las cosas o hechos que de
él se cuentan i quecorren de boca en boca, son tan estraordinarias, como
increibles.Cuando se pierde alguna cosa o se quiere descubrir algun hechooculto,
acuden a él para que les dé las noticias que desean. Haiquien supone que su
adivinacion proviene del uso que hace de unasustancia que se llama en el pais
"Tonga:" sustancia a que seatribuye un gran poder sobre los órganos del
cerebro,desarrollando en éste el magnetismo o sonambulismo vidente.
-Sí, muchas veces, pero no lo he intentado porque ya he dicho austed, que tengo
cierta preocupacion respecto de ese hombre; letengo miedo. Ya referí a usted que
pocos dias despues de su primeravisita murió mi hijo i a los tres de la segunda,
habia yo entrado ala gruta del bosque acompañado de Emilia; todo respiraba
alegría,el sol doraba la enramada con sus rayos matutinos; las avesentonaban sus
melodiosas voces; el perfume del ambiente eradelicioso. Al salir de la gruta ví cerca
de ella i a ciertaelevacion el ánjel del bosque aplicando el dedo índice a suslabios,
teniendo en la otra mano una guirnalda de azucenas. Lavision fué momentánea. Al
llegar yo al dintel de la sala ví aEmilia pálida como la muerte; se apoyó en mis
8Segun el historiador citado, el anuncio fijado en las paredesdel Cabildo era el siguiente: "Esta
noche se perdió La Capitana enel paraje de la Bermuda i se ahogaron Góngora, Galarza i el
Generalcon toda la jente."
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CAPITULO XXI
La luz del cielo.9
Pocos dias despues de la muerte de Emilia, los písamos delbosque se despojaron de
sus lujosos mantos de flores, quedando comose muestran los esqueletos de los tilos
i de los álamos en losrigores del invierno, nacidos mas allá de la zona tropical;
meparecia que ellos habian ostentado su belleza para el recreo de lavida de mi
amor i que muerta Emilia me acompañaban en mi duelo. Lasaves no dejaban de
entonar sus melodías en la enramada, perosolamente me impresionaba la voz
tierna, triste i quejumbrosa de latórtola, símbolo de los ayes del sér desgraciado en
los dolores dela viudez. Los matices seductores del jardin, las bellezasencantadoras
de los bosques, el juego májico i hechicero de losrayos de la luz sobre las aguas, en
los campos, en los montes, enlos cielos, todo, sí, todo habia perdido sus encantos
para mí;todo, absolutamente todo, me era indiferente: nada queria ver, nadaqueria
oir; tan solo deseaba hundirme, abismarme en el sentimientodel dolor, aislándome
de toda la naturaleza. En ese estado vino amis manos un periódico espiritista i leí
algunos capítulos quetrataban de la comunicacion de los espíritus de ultratumba
con loshombres, me llamó la atencion i me acudió la idea de probar si esopodia ser
cierto. Yo era incrédulo, ya lo he dicho, pero misituacion me conducia a la prueba.
¿Cómo hallarla? Yo no sabia lafórmula de las evocaciones; se me ocurrió escribir a
un espiritistade Bogotá, suplicándole que me diera instrucciones para evocar
elespíritu de mi esposa i pidiéndole los libros que pudieraninstruirme al efecto. A
vuelta de correo recibí carta decontestacion i tres libros, a saber: la filosofía del
espiritismo osea El Libro de los Espíritus, el de los mediums i Roma i elevanjelio.
Inmediatamente emprendí la lectura, i a medida queavanzaba en ella, me sentia
reanimado, revivia mi esperanza i mialma empezó a confortarse, hallando en
aquellas pájinas una fuentede consuelo para la desgracia.
Despues que leí esos tres preciosos libros, tomé la pluma i contodo recojimiento
evoqué a mi ánjel guardian, e incontinenti obtuvela comunicacion manifestándome
que estaba presente, que era elmismo espíritu de mi padre i que a su lado se
hallaba el espíritude mi esposa. En el acto me puse en comunicacion con ella, como
eranatural, i obtuve que escribiera por tres veces su nombre iúltimamente su
apellido con su firma o rúbrica, i con la mismaforma de letra que usaba. Esto era
bastante; me quedé enajenado ipensativo unos instantes; entre tanto vino una
señora i se llevó eltintero; cuando volví a poner la pluma sobre el papel, sentí
otravez el impulso i la pluma corria rayando el papel, sin dejar elrastro de los
caractéres pues estaba seca; luego la mano fuéimpulsada hácia arriba i la pluma
escribió, estando seca, mas dediez renglones visibles: esto me sorprendió en
estremo: ¡escribirsin tinta! i manifesté con palabras amorosas i las
mismasespresiones de cariño que usaba para conmigo cuando su espíritu sehallaba
encarnado! "Por qué permaneces indiferente al estudio icomunicaciones mias?"
escribió; i mi contestacion tuvo que ser deconformidad con aquel estado de duda:
"por falta de pruebasfísicas," le dije. Donde habia terminado las palabras
escritas,continuó la escritura de esta manera: "Si eso fuera, ya tendriasotras
disculpas." Confieso a usted que mi exaltacion llegó alestremo, viendo la mayor
prueba de la comunicacion. Reiteré lasexijencias i me dijo algunas cosas que
pasaban por mi pensamiento.Se verificaban dos fenómenos a la vez: la penetracion
de mipensamiento i la escritura sin tinta. Estoi satisfecho, sigue, ledije; i continuó:
"Sigue mis preceptos i no irás por mal camino; unesfuerzo de tu parte i seras
salvado; yo no deseo otra cosa i es alo iínico que aspiro." Yo fuera, de sí, dejo correr
la pluma iescribe: "Amémonos Rafa mio. En las grandes desgracias que aflijena la
humanidad, son muchas el resultado de su propio descuido. Nole sirven de base las
lecciones que la historia enseña, i jamas seocupa de lo que comprende su misma
existencia. ¿Cuanto noreportaría si supiese el grande beneficio que recibe cada dia
envez de apurar su pesada pena? Es difícil para el hombre atender atodo aquello
que no materializa su sér: nada valen los hechos, elcalculo (de valor mundano) es
su punto de apoyo, de aquí deduce elinteres i donde éste no existe, es ménos la
realidad.
"La verdad no es planta que brota ilusiones. Lo nocivo siemprelo es. ¿Qué fuerza
obliga a tu espíritu a la mala direccion de lasobras? Esto no se esplica sino por la
inclinacion (instintiva ocarnal) que domina; de ahí la pasion nace i donde no se
trata deestirpar su raiz, el efecto es semejante a la causa que le produce;despues no
se culpa sino a Dios que jamas se mezcla en lo que alhombre perjudica, siendo la
razon de esto la pauta de todas susacciones. Pretender medirlo todo por la
existencia presente sinconsiderar lo mucho que se espera i debe esperarse en
otrascondiciones, es vivir la vida del bruto. Si el hombre no pone nadade su parte,
la culpa es suya. Esto te convencerá de la necesidadde la enseñanza tan
indispensable como la atencion que debes aella. Porque ¿cuál seria la ventaja que
se obtendria sin elestímulo que debe sacrificar la pasion insana? Tanto valdria que
laluz fuera oscuridad.
¿Algo nuevo o imposible se te exije? ¿Qu sacrificio es este?nada hai que te impida
cumplirlo; miéntras que la pérdida es grandesi no conduces la vida segun ese
precepto.
Habia bajado a mi espíritu la luz del cielo, traida por elespíritu de mi esposa! Vea
usted aquí la causa de mi trasformacionmoral. Prometí enmendarme i continuar el
estudio de la doctrinarejeneradora, el espiritismo. Inmediatamente encargué a
Bogotatodas las obras de instruccion espiritista, i he tratado de tomarla senda del
bien, en cuanto me es posible. Soi creyente. Diosexiste; el alma es inmortal, i el
hombre es árbitro de su destino.Sí, amigo mio, esta es la verdad a la luz de la razon
i delante dela ciencia.
CAPITULO XXII.
Recreaciones morales.
Tales fueron las reflexiones que hice en silencio, delante de mihuésped, quien se
habia quedado meditabundo. Todavía permanecícallado; puesta la mano derecha
en mi mejilla i mis ojos fijos enél, como queriendo penetrar en su cerebro o en su
alma, pues lleguéa dudar de que se hallara su razon en el estado normal. ¿No
podiaser un visionario, un loco o un hombre completamente fascinado?
Lossufrimientos mismos ¿no podian haberlo estraviado hasta hacerlocaer en la
monomanía? ¿Será todo eso un sueño? pensaba; pero....detodos modos..., yo
quisiera soñar así: la paz del alma, el consueloen la afliccion, la esperanza del cielo,
lainmortalidad….volver a encontrar en otro mundo a los séresamados…. Oh sueño
celestial i arrobador! Yo quiero soñar así.¿Podré? Si fuera cierto……………
-Yo quisiera……….
-Ya lo creo; nada mas fácil. Haga usted el estudio: empieceusted por leer la obra de
la filosofía moral del espiritismo deAllan Kardec, el Libro de los Espíritus. Ahí tiene
usted en elestante de mi cuarto de estudio algunas obras que iluminar su almacon
la antorcha de la ciencia a la luz de la razon. Lea usted coninteres i la conviccion de
la verdad que encierra la doctrinaespiritista le acudirá, aun haciendo abstraccion de
lasevocaciones. No se necesitan éstas para entrar en el conocimientode la vida
trascendente: el estudio, solo, llevará a usted a laspuertas del mundo moral,
abiertas a toda intelijenciainvestigadora. Allan Kardec, Flammarion, Pezanni,
Reynaud, lollevarán a usted de la mano por una senda de flores i de estrellasa
donde usted dice que quisiera llegar. ¿No es esto? I pararectificar las citas de la
historia, ahí tiene usted la Biblia, ellibro de los Vedas, Zoroastro i la coleccion de
escritosfilosóficos de Pitágoras, Sócrates, Platon, Oríjenes i otros.Ademas hallará
usted en el estante, la Revista de la sociedadespiritista de Paris, el Criterio de
Madrid, la Ciencia delEspiritismo, publicada por una asociacion de sabios en
Boston(Estados Unidos); La Bandera de la luz, tambien de Boston; en fin,hallará
usted publicaciones periódicas de Lóndres, de Béljica, deAlemania, de Austria, de
Italia, de España, de Méjico, de Chile,del Brasil i de Colombia. En algunas de ellas
verá usted por laestadística, los millones de espiritistas que cuenta hoi la
nuevadoctrina, a pesar de que no hace 25 años que empezó a propagarse enel
mundo.
CAPITULO XXIII.
Sorpresa.
ERAN las cinco de la tarde del mismo dia; un sirviente sepresentó diciendo que
estaban preparados los caballos. Mi huéspedme invitó a dar el paseo a la choza de
los huérfanos, pero meescusé diciéndole, que me tenia preocupado su importante
72
-Este niño ha dado hoi su leccion con tanto lucimiento, que meha ganado el premio
de traerlo para que pase aquí los dos dias quedejo de ir a su casa. Siempre me están
ganando estos picarillos elmismo premio; cuando no el uno, el otro; i veces hai, que
dos a untiempo.
A las doce de la misma noche salia Lucio francamente sin que selo estorbase la
guardia. Al siguiente dia se divulgó la noticia dela fuga de Lucio; las autoridades
dictaron las órdenes del casopara aprehenderlo, se practicaron visitas domiciliarias
en su buscai se distribuyeron piquetes armados en todas direcciones, con talobjeto.
El Juez de instruccion dictaba un auto, ordenando que seexijiese a la madre priora
del convento de carmelitas, que dierafranca entrada en el edificio monástico i sus
departamentos, paraejecutar allí la pesquisa; esto porque el funcionario se dijo:
"ensu indagatoria mencionó Lucio a la madre María de la EncarnacionSoler de
aquel convento, es posible que ese hombre estuviera loco ise le escaparan esas
palabras, dejando entrever que ha tenidoalguna relacion con las monjas, es
probable que se haya asiladoallí." Por una casualidad el caballero español de que
hablamosántes, se hallaba en ese momento en la pieza del funcionario
deinstruccion, i juzgando tambien que pudiera estar oculto Lucio endicho
convento, le preguntó al funcionario por qué pensaba que sehubiera ocultado allí; i
en respuesta le hizo leer estas frases dela declaracion de Lucio: "Sor María de la
73
La sala del locutorio se hallaba plenamente iluminada por losrayos del sol que
penetraban por las claraboyas; el caballeroespañol se paseaba ante la gran reja que
divide la estancia en dosdepartamentos, el de los visitantes i el de las madres
monjas; sepaseaba, digo, delante de esa reja del panteon de los vivos, comose
paseaba el príncipe Luis ante las verjas del panteon de losmuertos en España: se
hallaba ajitado, era viva su ansiedad dehablar con la monja, temiendo que llegase
antes de esto el piquetearmado a rejistrar el convento en pesquisicion de Lucio.
CAPITULO XXIV.
Desenlace.
LA noche habia pasado.; a la primera luz del dia, yo me hallabade pié, continuando
mi lectura. Cuando el sol apareció levantándosedel horizonte como de entre una
cuna de rubíes, yo me encaminaba ala gruta del bosque a orar, en accion de gracias,
por losmultiplicados beneficios que me dispensaba el Creadormisericordiosamente.
Mi huésped ya habria visitado ese lugar,sagrado a sus recuerdos, pues la gran jarra
con la preciosa flor,ya no estaba allí; despues la hallé colocada en la mesa
principaldel centro de la sala. Volví luego al gabinete a continuar lalectura. Serian
las diez de la mañana cuando se presentó mi huéspedcon el niño en los brazos
saludóme con su afabilidad acostumbrada ime preguntó cómo habia pasado la
noche. Le contesté que me habiadesvelado algo, meditando en la singular historia
del Filósofo; quedeseaba saber cómo habia ido María a vestir el hábito de
lascarmelitas en la Habana. Me dijo:
-Cuando el príncipe recibió las llaves del panteon trató deabrir la verja, pero apesar
de dar vuelta las llaves, la puerta nocedía. El compañero habia vuelto con dos
hombres mas. Todos metianel hombro a la verja, pero inútilmente. Estando en eso,
oyen queechan a vuelo las campanas, tocando a fuego; se va uno a inquirir adónde
sucedía esa desgracia i vuelve al punto, diciendo que era enel mismo palacio del
príncipe; corren éste i sus compañeros allugar del incendio; al desembocar en la
calle del palacio, ven queéste se halla envuelto en un torbellino de llamas, el
74
CAPITULO XXV.
Hechos históricos de sensacion.
POR la tarde fuí a cumplir la promesa que hice al Filósofo devisitarlo. Habitaba en
una casa pequeña situada al pié de unacolina en un campo risueño. El agua
serpenteaba inquieta en unaacequia que pasaba por bajo los alares del edificio;
variosmontecillos de arbustos, erguidos i graciosos en sus orillas, seostentaban
como avanzados allí para protejerla con su sombra. Laentrada tenia por adorno
una doble hilera de hicacos, marañones igranados
Cuando llegué estaba el Filósofo regando en el patio granos dearroz a las torcaces o
palomas silvestres.
Es uno de los paises mas privilejiados entre todos los que heconocido, me decia, o
mas bien, el mas hermoso, el mas bello i elmas rico: es una canastilla de oro
colmada de flores i defrutos.
-La ciencia del espiritismo no estriba en las apariciones de losmuertos; ella tiene
por objeto, poner en evidencia la verdad en elcampo de la vida trascendente; ella
tiene por base los principios iverdades que siguen: existencia de Dios; inmortalidad
del alma;responsabilidad de las acciones en virtud del libre albedrío i laperenne luz
de la conciencia; marcha progresiva hácia el bien, bajola influencia de la lei moral;
pluralidad de las existencias delespíritu en diferentes medios mecánicos;
habitabilidad en losinnumerables mundos que brillan i se mueven eternamente en
elespacio infinito.
-Ya he dicho que la ciencia del espiritismo no tiene por baselas apariciones, o si
usted quiere, las evocaciones espiritistas,pero esto no arguye contra su
importancia; la tienen, i deconsideracion, puesto que los sorprendentes fenómenos
que por ellasse presentan, llaman la atencion de los ignorantes i de losincrédulos,
hácia el estudio mas importante para el sér humano, lapsicolojía. En la intelijencia
de cada uno suele haber anomalías:hai algunos hombres que cierran los ojos del
espíritu a la ciencia,i los abren a los sentidos; es decir, que se resisten a
lademostracion de una verdad i ceden a la vista de un fenómenofísico, al tacto de
una mesa que jira, o de una canastilla que semueve bajo la mano. I cosa rara, los
hombres que se tienen por muídespreocupados respecto de la creencia de la
aparicion de los séresde ultratumba, los hombres que se dicen espíritus fuertes son,
porlo regular, los que se rinden a la menor manifestacion que afectesus sentidos. I
no se fijan ni les hacen impresion losmultiplicados hechos esplicados por la ciencia
i testificados porla historia de todos los pueblos i de todos los tiempos,testificados
por personas ilustres. Ya comprenderá usted que nohago alusion a los hechos que
se refieren a la fábula; sinembargo,en el fondo de ésta no deja de hallarse alguna
verdad, velada conel ropaje de la mitolojía.
"La América libre, los soldados de la muerte." Volvió Correa conel piquete e
informaron a Puy. Este con la guarnicion marcharoninmediatamente huye en
direccion a San Fernando de Apure, por lavía de Canaguá dejando a los prisioneros
olvidados; tal fué elterror de la sorpresa. I no hubo en realidad tal ejército. Así
sesalvó el famoso libertador Jeneral José Antonio Páez quien refiereeste hecho en
la pájina 39 del tomo 1.° de la obra históricatitulada: "Autobiografia del Jeneral
José Antonio Páez prócer de laindependencia," en la que textualmente se halla lo
que sigue:
"Fué la causa de aquel movimiento, el haber oido un tiro defusil de la parte del rio i
el haber informado Correa, mandado conun piquete a reconocer el paso, de que al
otro lado se hallaba uncuerpo de infantería. Afanado Puy reunió las tropas en la
plaza imandó hacer un nuevo reconocimiento. Al practicarlo i dar Correa lavoz de
quién vive, se le contestó, segun dijo despues: "La Américalibre, soldados de la
muerte." Entónces resolvió Puy marchar a SanFernando de Apure por la vía de
Canaguá. Su primera idea fué hacermatar los prisioneros, como lo habia verificado
ántes en Guanare;pero fué tal el terror que se apoderó de él, que temiendo
seratacado por fuerzas superiores si se detenia mas tiempo, marchó sindisponer la
matanza de los presos, procurando únicamente escapar delos soldados de la
muerte, que segun aseguró Correa, eran muinumerosos, habiéndole permitido la
claridad de la luna hacer unreconocimiento detenido.
"Este soñado ejército fué llamado despues por los mismosespañoles, "Ejército de
las animas."
Como en todas partes acostumbran a celebrar honras funerales porlos deudos que
han muerto, él, en lugar de invertir el dinero enesas ceremonias de luces, cantos i
dobles de campanas, da unespléndido banquete a los pobres el dia del aniversario
de lamuerte de su esposa, i otro el dia del de la muerte de su hijo: esdecir, dos cada
año i a cada uno asisten cien personas, a las queda un vestido completo.
El lema del espiritismo esta concebido en estas palabras: "Amora Dios i a sus
criaturas sin escepcion de razas, de relijiones, desectas ni de pueblos, aspirando
siempre a la solidaridad humanabajo los auspicios de la fraternidad." El sacerdocio
delespiritismo no reconoce jerarquías, ni cobra emolumentos: todos loshombres en
él, son maestros i discípulos, ovejas i pastores; notiene en mira los intereses
carnales; su mision es la de alcanzarla mejora del sér en la senda de la virtud, i el
progreso delespíritu en el estudio de las ciencias.
'Hacia mas de dos meses que cruzaba, apénas me bastaban losvíveres para quince
dias, no sabia qué hacer de tantos prisioneros,i contaba a bordo nada ménos de
sesenta enfermos. Mis oficiales itoda la tripulacion me instaban para que arribase,
alegando lasórdenes formales del rei. Bien lo sabia, pero al mismo tiempo
unpresentimiento secreto de una aventura dichosa me hacia aplazar dedia en dia el
arribo. Cuando las repetidas instancias de misoficiales llegaron a ponerme en el
mayor apuro, reuní toda mijente, i despues de haberles recitado una arenga tan
elocuente comopude, conseguí, mitad por dulzura, mitad por autoridad, a
queconsintiesen en ver disminuida su racion, asegurándoles que sicapturábamos
algun buque, se lo abandonaría en recompensa. Prestoestoi en convenir en que este
partido debe parecer estravagante, iyo mismo no alcanzo a comprender lo que me
inducia a hablarles contal seguridad i de un modo tan afirmativo; pero me
hallabafatalmente impelido por una voz desconocida a la cual me eraimposible
resistir.
'Sea como fuere, ello es cierto que al cabo de ocho dias, vi ensueños dos navíos de
gran tamaño que venian a nuestro encuentro atoda vela. Esta vision ajitó todos mis
sentidos i me desperté consobresalto cuando apénas comenzaba a rayar el alba. Me
levanté sintardanza, i subiendo al alcázar de popa, recorrí con mi vista elhorizonte,
i el primer objeto que divisaron mis ojos fué dos navíosreales i verdaderos, en la
misma situacion i con las mismas velasque me habian aparecido en sueños.'
"A continuacion cuenta Duguay Zouir el modo como se hizo dueñode estos dos
navíos que justificaban sus esperanzas, i comenta enestos términos el
acontecimiento:
'Como debo tan rica presa al presentimiento secreto que me movióa pedir ocho dias
de crucero a mi tripulacion, no puedo ménos dedecir que he tenido muchos otros
del mismo jénero que no me hanengañado. Dejo a los filósofos el cuidado de
explicar lo que puedeser esta voz interior que tan a menudo me ha anunciado tanto
losbienes como los males. Atribúyanla, si les place, a algun jénio quenos acompaña,
o a nuestra imajinacion viva i calenturienta, o anuestra alma que, en ciertos
momentos felices, atraviesa al travesde las tinieblas del porvenir para descubrir
ciertos hechos; noseré yo por cierto el que me oponga a una esplicacion
cualquiera;pero lo que sé decir es que nada guarda en mi sér un sello
mascaracterístico que esta voz vaga, si bien distinta i porfiada, queme anuncia a mí
mismo i me ha hecho anunciar a otros hasta el dia ilas circunstancias de los
acontecimientos.'
-Como una prueba de sincera amistad, le aconsejo que no desmayeen ese estudio;
él le será provechoso para sobrellevar conpaciencia i resignacion las desgracias de
la vida i, sobre todo,para ascender con desembarazo en la escala del progreso que
conduceal espíritu hácia sus elevados destinos de ultratumba. Adios.
Le dí las gracias, estreché su mano con la efusion de gratitudque inspira el bien que
se recibe, i nos separamos.
- ¡Hombre! tu no sabes por qué hace esas cosas; ese es un pobrelabrador cargado
de familia; dile que éntre.
Mi huésped lo detuvo; llamó al sirviente i le dió órden para quele diera dos gallinas,
las mas gordas. Esas, dijo, se las comerán ami nombre, i cuando la familia necesite,
puede mandar por otras,pues hai todavía bastantes. Noté que el hombre se
sonrojaba, perola delicadeza i cariño de mi huésped alentaron su ánimo i
salióabrumado de reconocimiento.
Yo que presenciaba esto, me decia: es demasiado; para mí, creo,no llegará el dia en
que pueda proceder así.
82
-Este pobre tiene una gran virtud, i es, la de sacrificarse porla familia; todo lo que
adquiere lo emplea en el sustento de sushijos; la desgracia lo conduce algunas veces
a sufrir las torturasde la conciencia.
-No, amigo mio, ese hombre va arrepentido de lo que ha hecho iestoi seguro de que
no volverá a tomar cosa alguna sin miconsentimiento, i ademas, él procurará
pagarme con servicios, loque se ha llevado a hurtadillas. Este no es el primer caso
de estaespecie; ya tengo esperiencia. Por otra parte un hombre como ésteno comete
esas faltas, sino obligado por la necesidad. Si los ricosllegaran a comprender sus
verdaderos intereses, obrarian así, comousted ve, i tendrian ménos que temer. El
hurto, por lo comun, eshijo de la miseria: un padre de familia que no alcanza a
ganar consu trabajo para alimentar a sus hijos i que los oye llorar dehambre,
difícilmente domina la tentacion de hurtar cuando por otraparte no halla ausilio.
Esta circunstancia debia tenerse presentecomo atenuante, por lo ménos en la
espedicion de las leyespenales.
CAPITULO XXVI.
Un sueño, los desposorios en la tumba.
-Aprovecho esta ocasion para referir a usted cómo se hizo Lucioespiritista, puesto
que lo ofrecí a usted. Cuando salió de laHabana, fué a Jamaica, donde permaneció
algun tiempo; luego pasó aNueva York. En esta ciudad se entregó a los placeres i a
ladisipacion de lo que poseia en dinero, i en consecuencia sufrió unacruel
enfermedad, resultado preciso de esa conducta de libertinajei desórden. Seis meses
de toda especie de penalidades i dolores,postrado en cama en un hospital, sin
parientes, sin amigos, porqueéstos se le habian evaporado con los placeres, i sin
mas recursosque los de la caridad, pues desgraciadamente habia quebrado
uncomerciante a quien habia entregado dos mil pesos, unos días antesde caer
83
Una noche despues de haber asistido al teatro, notó que águienle seguia i al llegar a
su casa volvió a ver quién pudiera ser,pero no vió a persona alguna; entró, i cuando
estaba en suaposento, sintió que habian abierto la puerta de la antecámara.Salió en
el momento i la halló cerrada. Se acostó sin parar laconsideracion en eso: jamas
habia dado crédito a los espantos delos séres de la otra vida, atribuyendo siempre a
otras causas loque se tenia por tal. Esa noche soñó que se hallaba vestido de
lutopara asistir a unos funerales a que habia sido convidado, pero nosabia a dónde
eran, ni por quién se celebraban, i que estandohaciendo reflexiones sobre eso,
determinó salir a preguntar a dóndedebia dirijirse, i al tiempo de acercarse a la
puerta de la calle,entró su padre i le dijo: "Debes ir a orar por las almas delpríncipe
i de María, ¿no oyes dónde están doblando las campanas amuerte?" que se dirijió al
templo a donde oía los dobles i alentrar a él vió la procesion fúnebre llevando dos
catafalcos, ihabiéndose acercado, reconoció a María i al príncipe muertos. A
lafuerte impresion que le causó la vista de ellos se despertó.Sinembargo de que
nunca hacia caso de sueños, estuvo algopreocupado i se fijó en la fecha.
El periódico que contenia la noticia llegó a manos de Lucio, iademas del terrible
golpe que sufrió por la muerte de su hermana,la sensacion fué profunda, porque el
hecho habia acontecido en lamisma fecha de su sueño. ¡Misterio insondable! dijo,
hai algo realfuera del mundo de los vivos; o la imajinacion es una especie desibila
que ejerce el arte de la adivinacion durante el sueño.
Se dijo, que despues de haber dejado sobre su pupitre escritaslas anteriores frases,
dió órden a una mujer de la casa para quefuera al convento e hiciera llamar a la
madre María de laEncarnacion al locutorio i, que al verla, le diera un recado.
Elpríncipe siguió a la mujer i cuando ésta entró al locutorio, elpríncipe llegó a la
pieza contigua. La monja fué llamada i cuandosalió i a tiempo que la mujer le
hablaba, entró repentinamenteaquél i descargando un revólver, dcjó en el sitio,
herida demuerte, a María, i en el actó se puso él mismo su revólver al pechoi
disparó, quedando ambos tendidos a uno i otro lado de la reja dellocutorio.
Una hora despues las campanas del convento i las de la catedraltañian a un mismo
tiempo, publicando los desposorios de latumba.
La muerte de María afectó a Lucio de tal modo que se convirtiópor algun tiempo en
un misántropo: evitaba la sociedad i estabaconstantemente encerrado; sobre todo,
ese sueño le habia causadouna profunda i tenaz impresion; es decir, el haber
soñado, viendomuertos a María i al príncipe; con la circunstancia de
habérseleaparecido el padre anunciando el suceso, le impresionó de tál modo,que
le parecia hallarse a cada momento acometido por la sombra delos muertos,
especialmente durante las horas de la noche. Asíempezó a presentir el mundo de
los espíritus, pues él no creia enotro mundo que en el visible, ni en mas vida que en
lapresente.
Habia desistido del viaje a la América; su salud decaía; unmalestar i una melancolía
profunda afectaban su sér: no hallaba esoque llamamos la paz del alma, ni halago
alguno para la vida.
En el siguiente dia recordó una a una todas las bellezas deaquella vision i vino al
mismo tiempo a su memoria la descripcionque le habian hecho del paisaje del valle
del Cauca i revivió elproyecto de su viaje. Lo consultó con el facultativo i éste
loaprobó.
-No me atrevo a narrar a usted uno que por lo estraño en elórden de los sucesos, es
increible i al cual no he podido dar unaesplicacion satisfactoria. Bastará decir a
usted que en é1 figurauna revelacion en sueños.
-Así es, yo no creo en ella, o por lo ménos, dudo de que la hayahabido. Todas las
relijiones la tienen como una de sus bases i sesirven de ella como una prueba de la
verdad del dogma.
-Segun lo que usted me dice, cree en que hai espíritus i en queéstos se aparecen a
los hombres. Seré franco, yo no he creido enesas fantasmagorías. Siempre he
juzgado que los cuentos de brujas ilos cuentos de almas de otra vida, corren
parejas, i en que tienenun mismo oríjen.
-Pues, señor, en esta época no puede revocarse a duda larevelacion; ella está
comprobada hoi en todos los puebloscivilizados con hechos evidentes, por
comunicaciones de losespíritus de ultratumba, testificadas por hombres ilustrados i
dejuicio recto. Pienso que usted está juzgándome como enfermo delcerebro i que
están estraviadas mis facultades mentales; mas tardeme hará usted justicia, usted
será creyente, como yo lo soi. Así loespero de su clara intelijencia.
-De mui buena voluntad, contestó Lucio, aunque la brisa aquísobre cubierta se
siente ahora agradable i la vista del Occidenteal hundirse el sol es magnífica.
-Vamos a ver si usted se resiste a la prueba; piense usted en elespíritu de uno de sus
parientes muertos i mentalmente hágale usteduna pregunta.
Dice Lucio que su primer impulso fué el de resistirse al deseodel Coronel, teniendo
como una debilidad el acceder a una especiede juglería, pero le dominó la
curiosidad pe saber hasta qué puntollegaba la alucinacion del Coronel, pues
advertia Lucio que estabatratando con un espiritista.
"MARÍA, tu hermana."
87
-Ensayaremos.
"Pobres ciegos del espíritu! Pretendeis esplicarlo todo por loque veis con los ojos de
la carne.
"Pobres intérpretes de la materia! intentais elevaros al cielo ipara ello prestais alas
a la carne porque os imajinais que tododebe ser material. ¿No pensais que los
ánjeles tienen la figura deun niño, con alas, semejante al Cupido de la mitolojía?
¡Pobreshijos de la carne! despertad del letargo, abrid los ojos del alma itomad el
camino de la virtud, que conduce a las bellísimas iesplendorosas moradas de esos
mundos que ruedan en los cielos.
"¡No os asimileis el universo, criaturas miserables! pensais queel mundo en que hoi
os hallais es el todo i que el universoinfinito es su accesorio; pensais que vosotros,
solos, sois loshijos privilejiados por el Creador i que su luz, su gloria i lasgracias de
su amor, solo i únicamente son para vosotros; pobresegoistas! No advertis que el
planeta que habitais es, delante de lajigantesea masa sideral que forma la nebulosa
a que pertenece,ménos que un grano de arena comparado con el mismo globo
terrestre,i sinembargo llega vuestro orgullo hasta el punto de querersojuzgar al
Santo de los Santos, atribuyéndole las pasiones hijasde la carne: decis, que Dios
castiga vuestros vicios, vuestrasfaltas, vuestras maldades? pues blasfemais, porque
Él es todobondad i suprema e infinita misericordia. Meditad i hallareis quevosotros
mismos sois la causa de vuestras penalidades, quebrantandolas leyes eternas. Si
entrais en el camino de los abrojos, porvuestra propia voluntad ¿por qué os quejais
de los dolores que oscausan las espinas? ¿No llevais siempre en vosotros mismos
esa luzdel cielo, esa luz divina que alumbra todas las sendas con nítidaclaridad, esa
vívida luz que se os ha dado para que podais salvarosde los precipicios, esa luz
perenne de la conciencia? Por qué osestraviais del camino recto i tomais los
desechos que conducen alabismo?
Tolerad para que os toleren; servid para que os sirvan, amadpara que os amen.
Pero esto no es lo bastante para desempeñar lamision que debeis cumplir en la
tierra i la obra de labor que ha deservir de escala para ascender a las elevadas
rejiones de LA LUZETERNA, no; es necesario hacer el bien, siempre i a todos,
sinaspirar a recompensa i sin hacer ostentacion. Imitad al Padrecelestial. Ejerced la
caridad a cada paso que deis. Amad, en todo ipor todo, por que el amor es el lazo
que une al hombre con elhombre en deliciosa armonía i pone en relacion a la
criatura con suCreador. Si quereis alcanzar la dicha, orad, creed i amad.
"Lucio, para que deis crédito a mis palabras i que al mismotiempo sirva esta
comunicacion de prueba en lo que estaispresenciando por curiosidad, traed a la
memoria que juntos libamosen la misma copa, algo como el opio que adormece,
algo como lacicuta que mata: ámbos bebimos de una misma fuente la falsafilosofía
del materialismo. Salid, Lucio, del error, orad, creed iamad.
-Verdaderamente hai en esto un fenómeno admirable, pero, aún nopuedo creer que
sea obra extranatural.
-Tiene usted razon: no hai, en lo creado, cosa alguna que noesté en el órden de la
naturaleza. La comunicacion de los espíritusde ultratumba con los hombres, es tan
natural como la comunicacionentre los vivos. Haga usted abstraccion de la materia
i tendráusted que, en sustancia, las comunicaciones se hacen de espíritu aespíritu;
entonces no hai por qué estrañar la comunicacion con losespíritus de los muertos,
pues son, nada ménos que los espíritusdesencarnados. Los hombres se comunican
entre ellos por elespíritu, no por la materia; esta únicamente sirve de
instrumento,como sirve el alambre eléctrico para trasmitir la idea. La materiaes
nada mas que una envoltura del sér esencia, un vestido que segasta con el tiempo i
que tarde o temprano hai que abandonarlo.
Sinembargo, para los que tienen una clara intelijencia i deseosde adquirir algunas
nociones sobre el mundo trascendente i sobre ladoctrina espiritista, pueden
dedicarse a la lectura de las obras deAllan Kardec (Leon Hipólito de Nizar Rivaille),
de CamiloFlammarion, de Eujenio Pelletan, de Pezzani, de Reynaud,
escritoresdistinguidos que han rasgado el velo que ocultaba a los mortales dela
tierra las bellezas del cielo como las ciudades de la patria delespíritu. Ellos, mas
atrevidos que Franklin arrebatando a Juupiterel rayo; mas intrépidos que Colon
desafiando las tempestades amerced de las olas de un Océano desconocido para
descubrir un mundonuevo; i mas felices que Morse, el inmortal inventor del lazo
decomunicacion instantánea entre todos los pueblos del planeta, dandoel paso mas
avanzado hácia la union fraternal de la especie, se hanelevado al espacio infinito
para mostrarnos innumerablescontinentes de luz, bañados por las olas del océano
etéreo, solescoronados de estrellas, para mansion de las almas de los buenos. Iaun
mas han hecho esos mensajeros celestes, al elevarse a lasrejiones siderales: han
dejado en su ascension una estelarefuljente que sirve de vía al espíritu investigador;
vía queconduce a la morada de esos mundos que forman el ornato, la bellezai la
armonía del abismo infinito i luminoso de los cielos.
En las obras de estos sabios hallará usted el destello del solde la verdad eterna:
ellos como enviados por Dios, han difundido laluz de la moral en armonía con los
resplandores de la ciencia,hermanando la relijion con la filosofía, la fe con la razon,
elhombre con el hombre i la ciencia con la virtud.
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Conclusion.
El viajero terminó su narracion a tiempo que el sol enviaba anuestro hemisferio sus
postreros resplandores en despedida; en lahora en que las nubes de Occidente
reciben sus rayos de oro iostentan el hermoso brillo de sus mantos, con los vívidos
coloresdel topacio i del coral, del ópalo i del rubí, como obligadas acubrir con ellos
la majestad del rei del dia en su lecho de nácar ide rosas. Así (dijo el viajero,
estendiendo su brazo i señalandocon su dedo índice hácia el Ocaso,) así debe
morirse, entreaureolas i destellos de luz, despues de haber iluminado el
mundodurante la jornada de la vida.
FIN.