“LEVANTATE Y VE A NINIVE” 2. En Jonas 1: 1-3 encontramos el llamado de Dios.
Y dice: “Vino palabra de Jehová”
L. Biblica: Jonás 1:1 “Vino palabra de Jehová a Jonás
hijo de Amitai, diciendo: 2 Levántate y ve a Nínive,
aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha
subido su maldad delante de mí”.
Himnos: 26, 578, 562
I. INTRODUCCIÓN
Todos conocemos la historia de Jonás. El profeta que
fue tragado y vomitado por un gran pez. Generalmente
ese incidente es el que más llama la atención. Pero en
esta ocasión quiero que notemos el interés de Dios por
los incredulos, y el mandato que da a su siervo de ir a
amonestarlos. Ademas el proposito esdescubrir las
lecciones que podemos aplicar a nuestra vida.
II. VE A NÍNIVE
El mandato de Dios a Jonás de ir a Nínive es para
nosotros una lección del interés que el cielo tiene en los
perdidos.
Veamos cómo en la historia de Jonás se destaca la
insistencia de Dios por alcanzar a los incredulos.
Dios por segunda vez insiste hasta que esa gran ciudad
es alcanzada con el mensaje de Salvación.
1. Vino palabra de Jehová
Esta expresión nos indica que Dios mismo dio la
indicación de ir a Nínive.
No fue un plan de evangelismo de los judíos para
alcanzar a los ninivitas.
Sin duda, la actitud de los judíos hacía los ninivitas era la
misma o peor que la que en el tiempo de Jesús tenían
hacia los samaritanos.
Asi que ellos tenian el más mínimo interés de llevarles
el conocimiento del Dios verdadero.
Ademas Ninive era la capital del imperio Asirio y este
imperio era temido por los judios debido a los problemas
que habia creado entre ellos
Por eso es que Jonas cuando fue llamado rehusó a
obedecer a Dios y huyo en dirección contraria.
Asi que ¿A quién se le iba ocurrir ir a Nínive para
amonestarle al arrepentimiento? Solo el corazón lleno de
amor del Creador podría manifestar interés en la
salvación de esta gente.
¿Cuál será la Nínive de nuestros días a la cual ni siquiera
se nos ocurre llevarles el evangelio?
Y debemos preguntarnos: ¿cómo se aplica esto a nuestra
vida el dia de hoy?
3. Huyendo del llamado divino
Nínive era una “gran ciudad” (Jonás 3:2) de “tres días de
camino” (Jonás 3:3), donde había más de ciento veinte
mil personas (Jonás 4:11). Estaba ubicada a unos 800
kilómetros de Jope, lugar donde Jonás se embarcó para
Tarsis, un lugar que estaba mucho más lejos que Nínive.
La realidad es que lo que hizo Jonás aquel dia no es muy
diferente a lo que la mayoría de los creyentes de hoy
hacemos con frecuencia. ¿Qué hizo Jonás y qué hace el
pueblo de Dios de hoy con frecuencia? Jonás corrió en
dirección opuesta a donde Dios le había llamado, (la
ciudad de Nínive estaba al este de donde se encontraba
Jonás, él se fue en dirección oeste a Jope). Y esto es
exactamente lo que la gran mayoría del pueblo de Dios
de hoy hace; la mayoría del pueblo de Dios de hoy corre
en dirección opuesta a su llamado.
Todos fuimos llamados a dejar nuestra ciudad, es decir
nuestra zona de seguridad y confort, y a entrar en Nínive
(el mundo lleno de maldad). Pero lo que sucede con
frecuencia es que nosotros tratamos de ignorar lo que
Dios manda. Al igual que Jonás tratamos de huir y
escaparnos; no queremos hacer la voluntad de Dios. Lo
más cómico del caso es que siempre pensamos que
tenemos una buena excusa que podemos usar para
negar hacer la voluntad de Dios.
Estamos cómodos en saber que no nos falta nada,
estamos cómodos en asistir a la iglesia. En otras
palabras nos acomodamos en nuestras opiniones de tal
manera que nos quedamos completamente dormidos en
cuanto a cumplir con lo que Dios nos ha encomendado.
4. La insistencia de Dios
Jonás 3:1 y 2 declara que vino palabra de Jehová por
segunda vez a Jonás diciendo: Levántate y ve a Nínive,
aquella gran ciudad y proclama en ella el mensaje que
yo te dire.
Dios vuelve por segunda vez a insistir a Jonas. Dios lo
rescata del vientre del gran pez y lo vuelve a comisionar.
¿Será que también nosotros necesitamos ser tragados
por un gran pez a fin de ir a alcanzar con el evangelio a
los que consideramos enemigos de Dios?
¡Hemos sido renuentes como Jonás que corremos el
riesgo de no ser vomitados por el gran pez y morir en su
vientre!
Que el Señor tenga misericordia de nosotros y que
vayamos a la Nínive moderna antes de pasar por
semejante experiencia.
Pues para Dios son valiosos los “ninivitas” de cualquier
lugar por perdida que nos parezca. La sangre de
Jesucristo también se derramó por ellos, y Dios nos ha
comisionado para darles el mensaje de advertencia.

5. Una respuesta positiva

¡Alabado sea el Señor! Los ninivitas se arrepintieron.
Creyeron a Dios, y proclamaron ayuno (Jonás 3:5) ) y el
mismo rey hizo un llamado a la conversión (Jonás 3:8).
Dios respondió con misericordia y la ciudad no fue
destruida.

Esta historia encierra una valiosa lección para nosotros

pues allí donde no vemos ninguna posibilidad, solo
maldad e incredulidad, Dios puede tener muchas almas
que respondan a su llamado. Así que ningún esfuerzo
quedará sin recompensa.

III. CONCLUSIÓN

Dios ama aún a los más perversos, paganos o incrédulos.

Al igual que a Jonás nos envía a esas personas o a esos
lugares para dar la última amonestación divina.

¡No huyamos como Jonás, no sea que un gran pez te

devore y nunca te vomite! Vayamos a la “Nínive” de
nuestros días, alcancémosla con el mensaje de Salvación
y al igual que en la Nínive antigua, habrá grandes
conversiones para gloria de Dios. ¡Cuando eso ocurra,
regocíjate con el Señor, no te enojes como Jonás!