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pero no sabes muy bien cómo aterrizarla y eso te frena a la hora de empezar a
trabajar en ella.
Es normal. Escribir una novela requiere de un cierto trabajo previo que te ayude
tanto a esbozar las líneas maestras de la historia y definir los personajes, como a
organizar tu tiempo de trabajo y prepararte para afrontar el proceso creativo.
En este ebook vas a recibir una serie de ideas y consejos que te ayudarán a
poner los pilares para empezar a escribir tu novela y hacerlo con garantías de
éxito.
¿Preparado?
¡Vamos allá!
Si eres de los que no sabes cómo organizarte para encontrar el tiempo (e incluso
las ganas) para ponerte a escribir. Si te falta motivación, no logras perseverar
y, después de unos pocos días, acabas por abandonar la escritura, está claro:
necesitas desarrollar hábitos que te ayuden a escribir.
Es muy útil porque te permite tener a mano y recordar todo aquello que quieres
incorporar a la novela. De otro modo, incluso si tienes un cerebro privilegiado,
es imposible que conserves en tu memoria los mil detalles de tu libro.
Consejo: Tu diario de escritura puede ser digital. Por ejemplo, puedes usar
Evernote. Pero te recomendamos que uses un cuaderno y escribas a mano.
La escritura a mano permite profundizar más y desarrollar mejor nuestras
ideas.
Consejo: Acepta lo que escribes cada día, dalo por bueno. Siéntete
satisfecho por las palabras que ese días has añadido a tu novela. Más
adelante llegará el momento de la revisión, ahora simplemente alégrate por
el trabajo de hoy.
5. Elimina distracciones
Trata de centrarte en lo que estás haciendo cuando te pones a escribir. Para
ello, debes eliminar cualquier distracción, en especial si eres una persona que se
dispersa con facilidad.
7. Lee
Los escritores leen.
Cuanto más leas, más fácil te resultará escribir y mejor escribirás. Porque
estarás familiarizado con las palabras y con la forma de usarlas para expresar
ideas de manera efectiva. Leer a diario es el mejor curso de escritura que puedes
hacer.
Consejo: Lee al menos media hora todos los días. Busca tiempo en tu rutina
diaria para leer. Lee libros (no blogs ni revistas) porque eso te familiarizará
con la manera en que se desarrolla una trama o se crea un personaje. No
te limites a leer un género que te gusta, lee también ensayo, poesía y los
grandes clásicos.
Ejercicio:
Organízate para reservar todos los días un rato para trabajar en tu novela.
Piensa qué momento del día es el mejor para ti y avisa a tu familia para que te
ayuden a despejar ese momento de tareas y distracciones.
Ahora coge una hoja de papel y escribe todo lo que se te ocurra sobre tu futura
novela. Serán ideas sueltas, todavía poco definidas. Por ejemplo:
•• Un enfrentamiento entre los seglares, que llevan vidas duras, y los monjes,
que disponen de tecnología.
¿Ves cómo las ideas van expandiéndose, dando lugar a otras ideas nuevas?
Apunta todas, porque más adelante puedes necesitar volver a ellas.
En este momento del proceso, hacer mapas mentales es una de las mejores
cosas que puedes hacer.
Desciende todavía más por la escala de los conceptos relacionados. Pero ahora
debes pensar en ideas que guarden relación con las palabras del segundo nivel:
reloj-calculadora, pasado-carruajes, presente-crisis económica, futuro-viajes
espaciales, tecnología-computadoras, etc.
Por último, relaciona las palabras del tercer nivel con la idea central: ¿cómo se
relaciona una calculadora con los viajes en el tiempo?, ¿y un carruaje?
Ten por seguro que este procedimiento te va a proporcionar algunas ideas sobre
las que querrás ponerte a trabajar de inmediato.
Ejercicio:
Tu tarea para hoy es revisar tu idea. Coge una hoja de papel y escribe todo
lo que tengas en la cabeza sobre esa historia que quieres contar: tramas,
personajes, conflictos, posibles desenlaces…
Esa estructura tiene que estar diseñada para que la historia revele todo su
significado, se desarrolle de manera fluida y además mantenga atrapado al
lector hasta la palabra fin.
Tal vez tú, como muchos de los alumnos de nuestros cursos de escritura, te
hayas sentido abrumado por la compleja tarea de crear tus tramas.
Partes de la trama
Al crear tramas, lo primero que debes hacer es dividir tu historia en tres
segmentos. Ya sabes, los clásicos planteamiento, nudo y desenlace.
El conflicto
Nos hemos referido al conflicto un par de veces. Pero ¿qué es el conflicto?
El conflicto a veces será una situación, a veces será una persona, a veces será
algo dentro del propio protagonista, como una idea, un trauma, un vicio…
O puede que consideres mejor empezar in media res, saltando luego atrás y
adelante para introducir la información que la trama necesita para desarrollarse.
Esos saltos adelante y atrás que alteran el orden lógico del transcurrir del tiempo
son los flashback (saltos hacia atrás) y las prolepsis (anticipan una escena posterior).
Tramas secundarias
Para crear tramas más complejas puedes recurrir al recurso de incluir tramas
secundarias.
Son tramas con una estructura igual a la de la trama principal. Es decir, tienen
planteamiento, desarrollo, desenlace, clímax y conflicto, pero se desarrollan en
un tono menor y están subordinadas a la trama principal.
Por ejemplo, en nuestro ejemplo una trama secundaria podría ser el retorno
a la universidad de la protagonista. Con esa trama se reforzaría el sentido de
la historia de que las personas más mayores, a las que la sociedad suele dar
de lado, son personas todavía útiles que pueden estar llenas de proyectos, de
fuerzas y de ganas de seguir creciendo.
Los capítulos son la subdivisión más común de una trama, pero esa subdivisión
no puede hacerse de manera aleatoria.
En cuanto a las escenas, son unidades narrativas en las que ocurre algo
específico.
Ese algo específico que sucede debe ser un hecho (o reflexión) que haga avanzar
la acción. Si en una escena no ocurre nada relevante que impulse la acción hacia
adelante, deberías eliminarla.
•• El final.
•• Cuál es el conflicto.
•• Cómo vas a usar el tiempo (es decir, si vas a contar la historia de una
manera lineal o si vas a empezar in media res o por el desenlace).
•• Cuál es el final
Perfecto.
Es así: puede que no recordemos los detalles de una trama, pero nunca
olvidaremos a un buen protagonista. Piensa en Sherlock Holmes; en Harry
Potter; en Emma Woodhouse…
Simplificando bastante podríamos decir que las novelas pueden tener dos tipos
de personajes protagonistas.
Ese cambio tiene que ser visible, apreciable para el lector. Si no lo haces así, la
novela perderá profundidad y el personaje interés.
Para que lo tengas fácil, te dejamos algunas preguntas que puedes plantearte
mientras escribes o a la hora de revisar tu novela para comprobar que el
desarrollo de tu personaje es perfecto.
Respóndelas y tendrás una idea clara de qué cosas debes mejorar en él/ella.
Muchas veces eso que tu personaje tiene que superar proviene de su pasado. Otras
veces es una circunstancia inesperada que surge en el presente. También puede ser
algo que se encuentre en su propio interior, como un miedo o una frustración.
Los diversos avatares a los que le has hecho enfrentarse, su esfuerzo por
superar el conflicto (incluso aunque no lo logre) le han hecho crecer, aprender
cosas, cambiar.
O puede que se trate de una cualidad, por ejemplo, haber aprendido a perdonar.
Por supuesto, también puede tratarse de algo negativo, como ser capaz de
matar sin titubear.
Por seguir con los ejemplos del apartado anterior puede que tu personaje
estuviera convencido de que jamás podría mover los pies al ritmo de la música.
O que estuviera seguro de que jamás perdonaría a su mejor amigo por empezar
a salir con la mujer que él amaba. Y, por supuesto, puede que tu personaje
creyera que jamás podría matar a sangre fría.
Sin embargo, los cambios en la vida rara vez se producen de una forma drástica.
Así que, antes de mostrar esa epifanía, debes mostrar cómo la creencia de tu
personaje se erosiona poco a poco. Solo así tendrá sentido.
Ejercicio:
Tu tarea de hoy consiste en pensar en qué tipo de personaje concuerda mejor
con tu idea. Si un personaje normal o una extraordinario.
Hay muchas buenas novelas donde los escenarios no tienen más importancia
que la de ser los espacios donde sucede la acción.
Los escenarios y las atmósferas pueden condicionar a los personajes y, con ello,
el transcurso de la acción.
Los escenarios y las atmósferas, bien trabajados, suelen dar muy buen resultado,
elevando cualquier historia a un nivel superior. Si no se te ocurre ninguno en
un primer momento, no pasa nada. Como decimos, no es obligatorio que les
concedas un espacio relevante en tu novela. Además verás que muchas veces
este elemento aparece a medida que escribes.
Estos son:
•• Período
•• Duración
•• Ubicación
•• Conflicto
El período
El período hace lugar al momento histórico en que transcurre la historia.
Aunque hay ciertas cosas que son de sentido común: si tu novela transcurre
en el Madrid de finales del siglo XVII no puede haber helicópteros ni móviles.
Si transcurre en el Madrid del siglo XXI tus personajes no saldrán a pasear en
carruaje por el Retiro.
La duración
La duración tiene que ver con el desarrollo de la acción a través del tiempo y es
básica para la ambientación de una novela.
La ubicación
La ubicación hace referencia al espacio en el que se desarrolla la historia.
Pero incluso cuando esa relación entre ambientación y conflicto no resulta tan
evidente, debes prestar atención al tipo de conflicto sobre el que gira tu historia
para planear la ambientación.
Ejercicio:
Dedicar un momento a pensar en qué lugar desarrollarás tu novela: ciudad o
entorno rural. Si hay un lugar característico, como un bosque, un río, un desierto,
el mar. En qué época del año suceden los acontecimientos: no es lo mismo un
cálido verano que un implacable invierno. Si hay algún elemento no habitual: una
sequía, lluvias pertinaces.
Eso implica que casi siempre vas a necesitar documentarte para desarrollar el
contexto de tu novela con verosimilitud.
Documentación general
Es la destinada a obtener un conocimiento más amplio sobre el tema, el lugar o
la época en la que se desarrolla tu novela. Para desarrollarla puedes:
•• Leer novelas: Busca y lee novelas que traten el tema o que sucedan en el
lugar o la época que aparecerán en tu novela. Por ejemplo, novelas que
Documentación específica
Una vez que ya has adquirido conocimientos suficientes y relevantes sobre el
tema sobre el que girará tu novela (o sobre la época o el lugar en que deseas
ambientarla), llega el momento de abordar la documentación específica. Esta
documentación busca responder a cuestiones concretas que afectan a la novela
en sí, a su trama, a sus personajes, a su ambientación…
Debes procurar ser preciso, plantear preguntas muy específicas y trabajar para
contestarlas. Por ejemplo, en el caso de la novela ambientada en el Madrid
de finales del siglo XIX sería necesario plantearse, para el desarrollo de una
determinada escena, cómo era una calle del Madrid finisecular por la noche.
Fuentes personales
Como hemos visto, libros e Internet serán tus principales aliados, pero no debes
olvidar acudir a fuentes personales cuando sea necesario documentarse antes
de empezar a escribir. Con ello nos referimos a la consulta de personas expertas
en un campo. ¿Necesitas información sobre el ejército? Acude a un militar que
te pueda asesorar. ¿Necesitas saber más sobre el complejo de Edipo? Entrevista
a un psicoanalista. La mayoría de las veces encontrarás a gente dispuesta a
colaborar.
Pero no solo los expertos, también la gente de la calle puede resultar útil a la
hora de documentarse. Puedes consultar a tus amigos sobre temas concretos
que quieras abordar en tu novela: ¿cómo era la relación con su madre?, ¿cómo
superaron la pérdida de un ser querido?, ¿cómo reaccionaron cuando fueron
despedidos? Conocer las reacciones y los sentimientos de gente normal ante
situaciones normales de la vida dará un plus de verosimilitud a tu novela.
Si es así, esboza las líneas maestras de los datos que vas a tener que recabar:
•• Medicina, hospitales.
Todos los semáforos están en verde cuando llegas tarde a una cita. La encargada
de la tienda es la hija de tu vecina y te permite devolver un artículo aunque tu
hijo pequeño se comió el tique…
Y es que el lector no quiere que las cosas sucedan por arte de magia o por el
concurso inexplicable del destino. Lo que quieren los lectores es la explicación
de por qué suceden las cosas.
En la vida real no resulta difícil creer en las coincidencias. A fin de cuenta, ahí
están, reales (aunque con un halo de misterio). Las experimentamos, luego
podemos creer en ellas.
Pero la ficción, sin embargo, no es real, todo el mundo lo sabe. Así que cuando
se encuentra una coincidencia, el lector instintivamente la rechaza. Su primer
pensamiento es «Claro, esto es lo que el escritor necesita que suceda justo ahora,
pero ha sido demasiado vago para imaginar una forma plausible de que ocurriera».
Seguro que esa no es la reacción que te gusta provocar en tus lectores, ¿verdad?
Una coincidencia es algo que sucede sin ninguna razón aparente. Es decir, sin
causa aparente. Presentas el efecto, pero no su causa y eso provoca perplejidad
al lector.
En una buena trama, cada acción debe tener su reacción. Y esa reacción
engendrará nuevas acciones por parte del protagonista. A través de esas
acciones y reacciones la trama avanza.
Así que en primer lugar debes asegurarte de que cada cosa que sucede, sucede
por algo.
•• ¿Cuál puede ser la razón, la causa, de que ese hecho suceda? Retrocede
en la historia, tal vez el motivo este ahí, pero no lo has desarrollado con
eficacia.
Nuestro consejo es que las evites, pero a veces puede suceder que necesites
introducir una coincidencia.
Si tu novela va a estar llena de efectos sin causas, el lector dará por hecho que
no sabes contar una historia o que le tomas por tonto.
Por ejemplo, en Los juegos del hambre la hermana pequeña de Katniss es elegida
como tributo. Si no lo fuera, Katniss no se presentaría voluntaria en su lugar y,
simplemente, no habría historia que contar.
Volviendo al ejemplo de Los juegos del hambre, Katniss tiene una excelente
motivación para presentarse como tributo: salvar a su hermana pequeña.
Esperamos que los temas que hemos repasado contigo en este ebook y los
ejercicios que te hemos propuesto te hayan ayudado a aclarar las ideas.
Lo sabemos, se han quedado muchas cosas en el tintero: hay mucho más que
decir sobre la trama y el desarrollo de los personajes; por no mencionar las
descripciones, la relación causa-efecto o la manera de evitar las inconsistencias
argumentales…
Con el Curso de Novela conocerás los trucos y secretos para escribir una obra
bien armada, sin inconsistencias, con personajes inolvidables y una trama a
prueba de bombas. Una novela que los lectores devorarán de principio a fin y
que recomendarán a todos sus amigos.
A cambio de esta inversión no solo aprenderás todo lo que necesitas saber para
escribir una novela, sino que también obtendrás el impulso que tanto echas en
falta para perseverar en tu objetivo y acabar tu novela.