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Hay una idea que te ronda por la cabeza y que quieres convertir en una novela,

pero no sabes muy bien cómo aterrizarla y eso te frena a la hora de empezar a
trabajar en ella.

Es normal. Escribir una novela requiere de un cierto trabajo previo que te ayude
tanto a esbozar las líneas maestras de la historia y definir los personajes, como a
organizar tu tiempo de trabajo y prepararte para afrontar el proceso creativo.

En este ebook vas a recibir una serie de ideas y consejos que te ayudarán a
poner los pilares para empezar a escribir tu novela y hacerlo con garantías de
éxito.

Tu compromiso es vital, por eso te vamos a proponer una serie de pequeños


ejercicios. Hazlos para sacarle el máximo provecho a la guía y que, cuando
termines de leerla, estés listo para empezar a escribir.

Prepara un cuaderno o un nuevo documento en tu ordenador para ir guardando


todas las ideas que vas a ir desarrollando a lo largo del ebook. Te serán muy
útiles cuando empieces a escribir.

¿Preparado?

¡Vamos allá!

Claves para empezar a escribir tu novela


Buenos hábitos para
escribir más
Antes de empezar a escribir tu novela hay una cosa fundamental que necesitas:
el hábito de la escritura.

Lo sabemos, estás deseando que entremos en materia y empecemos a contarte


cosas sobre cómo trabajar la trama, los personajes y la estructura de una novela.
Pero te aseguramos que este primer paso es esencial.

Una novela implica escribir miles de palabras y, ya lo sabes, no se van a escribir


solas. Tienes que hacerlo tú, y para ello necesitarás invertir cientos de horas de
trabajo.

Porque escribir una novela requiere constancia, dedicación y esfuerzo. Sabemos


que todo esto que te contamos no es nada sexy, porque casi todos asocian
escritura con raptos de inspiración en los que el escritor casi entra en trance.
Pero en realidad la cosa no funciona así. Trabajo, trabajo y trabajo, eso es lo que
hay detrás de una novela.

Por eso la organización de tu tiempo y marcarte objetivos de escritura es algo


básico.

Si eres de los que no sabes cómo organizarte para encontrar el tiempo (e incluso
las ganas) para ponerte a escribir. Si te falta motivación, no logras perseverar
y, después de unos pocos días, acabas por abandonar la escritura, está claro:
necesitas desarrollar hábitos que te ayuden a escribir.

Algunos de estos hábitos pueden resultarte difíciles al principio, pero con la


repetición y al pasar el tiempo verás que esas acciones se han convertido en
parte de tu rutina diaria. Al final acabarán por no suponerte ningún esfuerzo.

Te contamos algunos sencillos hábitos de escritura que puedes incorporar a tu


día a día y que te ayudarán a convertirte en un escritor más productivo.

Claves para empezar a escribir tu novela


1. Visualízate escribiendo
La visualización es un arma poderosa que contribuye a acicatear nuestras ganas
de conseguir aquello que imaginamos. Porque de eso trata la visualización, de
imaginar.

Como escritor, no debes de tener problemas para usar tu imaginación. Te


costará poco imaginarte a ti mismo escribiendo.

El problema es que solemos imaginar desde una perspectiva negativa. Cuando


piensas en escribir seguro que te imaginas encadenado durante horas delante
del ordenador, cansado y pensando que te estás perdiendo tu programa favorito
de la tele.

Ahí está el error.

Lo que debes hacer es imaginarte el momento de escribir como un momento


gozoso. Las palabras fluyen y tus manos vuelan sobre el teclado, suena una
música que te gusta y tienes a mano una taza de café. Avanzas página tras
página y tu historia cada vez se perfila más. ¡Es fantástico!

No desestimes el poder de la visualización.

Consejo: Para que resulte más sencillo, puedes escribir un guion de


visualización. Escribe unas breves notas que describan esa escena feliz en
la que apareces escribiendo relajado e inspirado. Lee estas notas todos los
días y represéntate la escena. Con el tiempo, la escena aparecerá sola en tu
mente, sin ayuda del guion.

2. Aprende a gestionar tu tiempo


Escribir un libro lleva tiempo.

Pero el tiempo, por desgracia, es hoy día un bien escaso.

Claves para empezar a escribir tu novela


Se trata de que analices tu día a día y veas cuáles son los momentos que puedes
dedicar a la escritura.

Consejo: Prepara un horario diario y reserva en él tiempo para escribir


a diario. Puedes levantarte antes para escribir, aprovechar la hora de la
comida en el trabajo o renunciar a ver dos horas la televisión. Encuentra
todos los días un hueco para escribir tu libro.

3. Empieza un diario de escritura


Un diario de escritura es una herramienta de gran utilidad para todo escritor. Se
trata de un cuaderno en el que anotar todas las ideas sobre tu libro: personajes,
tramas secundarias, retazos de diálogos, esbozos de escenas…

Es muy útil porque te permite tener a mano y recordar todo aquello que quieres
incorporar a la novela. De otro modo, incluso si tienes un cerebro privilegiado,
es imposible que conserves en tu memoria los mil detalles de tu libro.

Además, llevar un diario de escritura te ayudará a motivarte cuando no te


apetezca escribir. Bastará que le eches un vistazo a sus páginas para situarte en
un estado de ánimo propicio para la escritura.

Consejo: Tu diario de escritura puede ser digital. Por ejemplo, puedes usar
Evernote. Pero te recomendamos que uses un cuaderno y escribas a mano.
La escritura a mano permite profundizar más y desarrollar mejor nuestras
ideas.

4. Reduce tus expectativas


Escribir un libro es un proceso largo y a menudo se pierde la confianza o se cae
en la procrastinación.

Esto sucede porque te puede la ansiedad de ver el trabajo terminado y tiendes


a pensar que no estás haciendo lo suficiente o que no lo estás haciendo lo
bastante bien. Con pensamientos así, la frustración está muy cerca.

Claves para empezar a escribir tu novela


El secreto está en concebir cada día como una etapa de un largo viaje. Ese día
has hecho cuanto has podido, has dado un paso. Al día siguiente darás otro y al
siguiente, otro. Y cada paso te acerca a tu objetivo.

No quieras hacerlo todo perfecto y escribir una obra maestra a la primera. No


pienses que deberías haber escrito dos mil palabras si solo has tenido tiempo de
escribir mil. Reduce tus expectativas.

Consejo: Acepta lo que escribes cada día, dalo por bueno. Siéntete
satisfecho por las palabras que ese días has añadido a tu novela. Más
adelante llegará el momento de la revisión, ahora simplemente alégrate por
el trabajo de hoy.

5. Elimina distracciones
Trata de centrarte en lo que estás haciendo cuando te pones a escribir. Para
ello, debes eliminar cualquier distracción, en especial si eres una persona que se
dispersa con facilidad.

Crea un ambiente libre de distracciones, para que puedas centrarte en la


escritura.

Consejo: Apaga el teléfono, cierra el correo electrónico y las sesiones de


tus redes sociales, no tengas cerca la televisión encendida, incluso evita
poner música si eso te distrae.

6. Márcate objetivos de número de


palabras escritas/periodo de tiempo
Algo así como un NaNoWriMo cada mes. Fíjate un número de palabras escritas
que debes alcanzar en un determinado periodo de tiempo.

Puedes ser 1000 palabras al día, 10.000 a la semana o 50.000 al mes.

Claves para empezar a escribir tu novela


Verás que así sí avanzas en la escritura de tu novela.

Consejo: No seas demasiado ambicioso en un primer momento. Si te


marcas un objetivo demasiado grande, te será difícil alcanzarlo y puedes
acabar por tirar la toalla. Empieza por una cifra modesta y ve elevándola a
medida que la alcances. Así evitarás frustrarte y abandonar.

7. Lee
Los escritores leen.

Cuanto más leas, más fácil te resultará escribir y mejor escribirás. Porque
estarás familiarizado con las palabras y con la forma de usarlas para expresar
ideas de manera efectiva. Leer a diario es el mejor curso de escritura que puedes
hacer.

Consejo: Lee al menos media hora todos los días. Busca tiempo en tu rutina
diaria para leer. Lee libros (no blogs ni revistas) porque eso te familiarizará
con la manera en que se desarrolla una trama o se crea un personaje. No
te limites a leer un género que te gusta, lee también ensayo, poesía y los
grandes clásicos.

Ejercicio:
Organízate para reservar todos los días un rato para trabajar en tu novela.
Piensa qué momento del día es el mejor para ti y avisa a tu familia para que te
ayuden a despejar ese momento de tareas y distracciones.

Márcate un objetivo de palabras/día que crees que puedes cumplir.

Apunta ambas cosas en un papel y ponlo a la vista (en tu escritorio, en la puerta


de la nevera, sobre la mesilla de noche…).

Claves para empezar a escribir tu novela


Desarrolla tu idea
Si has descargado esta guía es que probablemente tienes una idea para escribir
una novela.

Ese es el primer paso.

Ahora coge una hoja de papel y escribe todo lo que se te ocurra sobre tu futura
novela. Serán ideas sueltas, todavía poco definidas. Por ejemplo:

•• Sociedad de tipo medieval, con poca tecnología.

•• Monasterios donde se preserva el conocimiento.

•• Una guerra que lo destruyó todo.

Esto es solo un esbozo preliminar. Todavía no hay personajes, ni hilo argumental.


Debes empezar a desarrollar esas ideas, pensar en ellas desde diferentes
perspectivas. Empezar a esbozar quién podría ser el actor de esas acciones, qué
conflictos podrían presentarse.

•• Un monje expulsado del monasterio.

•• Un enfrentamiento entre los seglares, que llevan vidas duras, y los monjes,
que disponen de tecnología.

•• Qué defienden los monjes.

•• Qué quieren los seglares.

¿Ves cómo las ideas van expandiéndose, dando lugar a otras ideas nuevas?
Apunta todas, porque más adelante puedes necesitar volver a ellas.

En este momento del proceso, hacer mapas mentales es una de las mejores
cosas que puedes hacer.

Claves para empezar a escribir tu novela


Coge una hoja en blanco (o una pizarra, o una pared y postit) y escribe en el
centro el tema o la idea principal sobre la que gira tu novela. Por ejemplo, viajes
en el tiempo.

A continuación, crea un segundo nivel de ideas relacionadas con la principal.


Siguiendo con el ejemplo de los viajes en el tiempo podríamos pensar en relojes,
pasado, presente, futuro, tecnología, etc.

Desciende todavía más por la escala de los conceptos relacionados. Pero ahora
debes pensar en ideas que guarden relación con las palabras del segundo nivel:
reloj-calculadora, pasado-carruajes, presente-crisis económica, futuro-viajes
espaciales, tecnología-computadoras, etc.

Por último, relaciona las palabras del tercer nivel con la idea central: ¿cómo se
relaciona una calculadora con los viajes en el tiempo?, ¿y un carruaje?

Ten por seguro que este procedimiento te va a proporcionar algunas ideas sobre
las que querrás ponerte a trabajar de inmediato.

Como ves, el proceso de desarrollar una idea no es sencillo y puede llevar


bastante tiempo. Deja que tu idea vaya madurando poco a poco. Déjale su
espacio para crecer.

Un consejo: documenta todo el proceso. Toma notas de las ideas que se te


ocurran. Apunta incluso las que al final deseches y especifica por qué has
decidido no usarlas. Esas notas serán una mina de ideas más adelante.

Ejercicio:
Tu tarea para hoy es revisar tu idea. Coge una hoja de papel y escribe todo
lo que tengas en la cabeza sobre esa historia que quieres contar: tramas,
personajes, conflictos, posibles desenlaces…

Claves para empezar a escribir tu novela


La trama
Ahora que ya has desarrollado la idea para tu novela, llega el momento de
empezar a pensar en la estructura que vas a darle.

Esa estructura tiene que estar diseñada para que la historia revele todo su
significado, se desarrolle de manera fluida y además mantenga atrapado al
lector hasta la palabra fin.

La trama es, quizá, la parte más complicada de preparar cuando se escribe


ficción. Seguramente porque es una parte vital. Por eso, saber crear tramas
eficaces es básico.

La trama es la forma en que se estructura la narración y consta de diversos


elementos que deben encajar entre sí con la precisión de un engranaje.

Tal vez tú, como muchos de los alumnos de nuestros cursos de escritura, te
hayas sentido abrumado por la compleja tarea de crear tus tramas.

Organizar bien la trama es la tarea pendiente de la mayoría de los escritores. De


hecho, la trama es uno de los elementos menos cuidados.

Muchos escritores se ocupan en detalle de los personajes, de los diálogos o de


las descripciones de ropas, casas y paisajes. Pero si no hay una buena trama que
sostenga todo lo anterior, la narración naufraga sin remedio.

Partes de la trama
Al crear tramas, lo primero que debes hacer es dividir tu historia en tres
segmentos. Ya sabes, los clásicos planteamiento, nudo y desenlace.

•• Planteamiento: en él presentarás el “estado normal” de las cosas antes de la


irrupción del conflicto.

•• Desarrollo: donde darás cuenta de la evolución del conflicto.

•• Desenlace: el conflicto se supera y la situación vuelve a un punto de reposo.

Claves para empezar a escribir tu novela


Para lograr pasar de un segmento a otro de la trama de una manera suave, sin
cortes abruptos, dispones de dos elementos: el elemento detonador y el clímax.

El elemento detonador aparece durante la primera parte de la trama, el


planteamiento, y es la situación o acontecimiento que va a venir a alterar el
equilibrio de las circunstancias, introduciendo el conflicto. De esta forma, el
elemento detonador es la puerta de entrada hacia la parte del desarrollo.

Por ejemplo, en la historia de una administrativa de mediana edad, feliz con su


trabajo estable, el elemento detonador será su despido.

Por su parte, el clímax se sitúa durante el desarrollo, la parte media de la


historia. El clímax es el momento en que el protagonista supera el conflicto y
lo soluciona o, al menos, toma la resolución de solventarlo. Así el clímax actúa
como nexo entre desarrollo y desenlace.

En el ejemplo, el clímax sería el momento en el que la administrativa comprende


que encontrar de nuevo trabajo como administrativa a su edad es demasiado
difícil y decide convertir la decoración, que era su hobby, en su nuevo trabajo.

El conflicto
Nos hemos referido al conflicto un par de veces. Pero ¿qué es el conflicto?

El conflicto es el motor de cualquier historia. Es el obstáculo al que el


protagonista debe enfrentarse o el objetivo que anhela alcanzar.

El conflicto a veces será una situación, a veces será una persona, a veces será
algo dentro del propio protagonista, como una idea, un trauma, un vicio…

En su intento de superar el conflicto, el protagonista pondrá en juego una


serie de fuerzas que serán las que hagan avanzar la acción hacia el momento
culminante del clímax y de ahí al desenlace.

En nuestro ejemplo, el conflicto viene dado por la búsqueda de empleo de la


administrativa de mediana edad.

Claves para empezar a escribir tu novela


Cronología y analepsis
Al crear tramas, deberás valorar en qué orden vas a presentar los
acontecimientos de tu argumento.

Puede que desees hacerlo en un orden cronológico lineal, empezando tu historia


por el principio y avanzando hacia el final.

O puede que consideres mejor empezar in media res, saltando luego atrás y
adelante para introducir la información que la trama necesita para desarrollarse.

Esos saltos adelante y atrás que alteran el orden lógico del transcurrir del tiempo
son los flashback (saltos hacia atrás) y las prolepsis (anticipan una escena posterior).

Tramas secundarias
Para crear tramas más complejas puedes recurrir al recurso de incluir tramas
secundarias.

Son tramas con una estructura igual a la de la trama principal. Es decir, tienen
planteamiento, desarrollo, desenlace, clímax y conflicto, pero se desarrollan en
un tono menor y están subordinadas a la trama principal.

Son, como queda dicho, una manera de dar complejidad a la historia y de


reforzar el sentido de la misma.

Por ejemplo, en nuestro ejemplo una trama secundaria podría ser el retorno
a la universidad de la protagonista. Con esa trama se reforzaría el sentido de
la historia de que las personas más mayores, a las que la sociedad suele dar
de lado, son personas todavía útiles que pueden estar llenas de proyectos, de
fuerzas y de ganas de seguir creciendo.

Claves para empezar a escribir tu novela


Escenas y capítulos
Toda trama se divide en escenas y capítulos.

Los capítulos son la subdivisión más común de una trama, pero esa subdivisión
no puede hacerse de manera aleatoria.

Cada capítulo tiene que replicar la estructura de la trama general de


planteamiento, desarrollo y desenalce.

En cada capítulo, además, presentarás un aspecto a faceta del conflicto a la que


el protagonista deberá hacer frente.

En cuanto a las escenas, son unidades narrativas en las que ocurre algo
específico.

Ese algo específico que sucede debe ser un hecho (o reflexión) que haga avanzar
la acción. Si en una escena no ocurre nada relevante que impulse la acción hacia
adelante, deberías eliminarla.

Recuerda que además de tener clara la estructura de tu novela, debes también ir


pensando:

•• Los motivos (por los que suceden las cosas).

•• Los resultados (de las cosas que han ocurrido).

•• El final.

Claves para empezar a escribir tu novela


Ejercicio:
Crea un esquema preliminar para tu novela. Prepara un documento en el que
rellenes la siguiente ficha:

•• Cuál es el “estado normal de las cosas”.

•• Cuál es el conflicto.

•• Qué va actuar como elemento detonador.

•• Obstáculos (relacionados con el conflicto) a los que el personaje va a tener


que enfrentarse durante el desarrollo.

•• Resumen de las tramas secundarias.

•• El clímax de la historia (es decir, el punto de giro que conduce al desenlace).

•• Cómo vas a usar el tiempo (es decir, si vas a contar la historia de una
manera lineal o si vas a empezar in media res o por el desenlace).

•• Cuál es el final

Claves para empezar a escribir tu novela


El personaje protagonista
¿Ya has hecho el esquema preliminar para tu novela que te recomendamos en el
anterior punto?

Perfecto.

A continuación vamos a hablar de un elemento fundamental en toda novela: el


protagonista.

El argumento de una novela puede ser asombrosa y dejar al lector impresionado.


Sin embargo, sin unos buenos personajes no se puede escribir una obra que se
considere perfecta.

Es así: puede que no recordemos los detalles de una trama, pero nunca
olvidaremos a un buen protagonista. Piensa en Sherlock Holmes; en Harry
Potter; en Emma Woodhouse…

Simplificando bastante podríamos decir que las novelas pueden tener dos tipos
de personajes protagonistas.

El primero es el hombre (o la mujer) normal que se enfrenta a una situación


extraordinaria. Con “extraordinaria” nos referimos a una situación que rompe la
normalidad del personaje, alterando el discurrir usual de su día a día. Puede ser
una enfermedad, un despido, un trabajo nuevo… Cosas que pueden sucederle a
cualquiera, pero que perturbarán la existencia de tu protagonista.

El segundo tipo de personaje protagonista es, por el contrario, una persona


extraordinaria. Es decir, una persona con dotes, habilidades o conocimientos que
lo convierten en alguien fuera de lo normal.

Además, tu protagonista debe evolucionar a lo largo de la historia. No puede


llegar al desenlace siendo la misma persona que era cuando la historia comenzó.
En el transcurso ha tenido que aprender algo, comprender algo sobre sí mismo o
sobre su entorno.

¿Cómo comprobar que el desarrollo de un personaje se ha llevado a cabo con


eficacia y claridad?

Claves para empezar a escribir tu novela


Al empezar a escribir tienes una historia y tienes un personaje. Pero a lo largo de
la trama, la historia, lo que sucede, afecta a tu personaje y este cambia.

Ese cambio tiene que ser visible, apreciable para el lector. Si no lo haces así, la
novela perderá profundidad y el personaje interés.

Así que debes asegurarte de que has plasmado la evolución de tu personaje y de


que esta es coherente tanto con su personalidad como con los acontecimientos
por los que ha pasado.

Para que lo tengas fácil, te dejamos algunas preguntas que puedes plantearte
mientras escribes o a la hora de revisar tu novela para comprobar que el
desarrollo de tu personaje es perfecto.

Respóndelas y tendrás una idea clara de qué cosas debes mejorar en él/ella.

1. ¿Qué es lo que tu personaje tiene que superar?


Tu protagonista tiene que superar algo. Esa barrera que se alza ante él y a la que
debe hacer frente es el conflicto.

Recuerda, si no hay conflicto, no tienes historia que contar.

Muchas veces eso que tu personaje tiene que superar proviene de su pasado. Otras
veces es una circunstancia inesperada que surge en el presente. También puede ser
algo que se encuentre en su propio interior, como un miedo o una frustración.

Comprueba que tu personaje tiene algo a lo que enfrentarse.

2. ¿Qué puede hacer el personaje al final de la


novela que no podía hacer al principio?
Debes concebir la historia de tu novela como un viaje espiritual para tu
personaje.

Los diversos avatares a los que le has hecho enfrentarse, su esfuerzo por
superar el conflicto (incluso aunque no lo logre) le han hecho crecer, aprender
cosas, cambiar.

Claves para empezar a escribir tu novela


Puede que al final de la novela tenga una habilidad que antes no tenía, como por
ejemplo bailar.

O puede que se trate de una cualidad, por ejemplo, haber aprendido a perdonar.

Por supuesto, también puede tratarse de algo negativo, como ser capaz de
matar sin titubear.

3. ¿Se ha liberado tu personaje de una creencia?


Al empezar la narración tu personaje estaba convencido de algo, pero para
cuando acabe esa creencia tiene que haber pasado a la historia.

Por seguir con los ejemplos del apartado anterior puede que tu personaje
estuviera convencido de que jamás podría mover los pies al ritmo de la música.
O que estuviera seguro de que jamás perdonaría a su mejor amigo por empezar
a salir con la mujer que él amaba. Y, por supuesto, puede que tu personaje
creyera que jamás podría matar a sangre fría.

Pero ten cuidado.

Con frecuencia imaginamos el momento en el que el personaje supera su


creencia como una epifanía y corremos a plasmarlo en una emocionante escena.

Sin embargo, los cambios en la vida rara vez se producen de una forma drástica.
Así que, antes de mostrar esa epifanía, debes mostrar cómo la creencia de tu
personaje se erosiona poco a poco. Solo así tendrá sentido.

4. ¿El objetivo de tu personaje es puesto a prueba?


Un buen personaje tiene un objetivo, algo que lograr.

Pues bien, cualquiera que sea el objetivo de tu personaje, asegúrate de que ha


sido puesto a prueba varias veces a lo largo de la historia.

Se trata de que las circunstancias pongan a prueba la determinación de tu


protagonista para alcanzar aquello que desea.

Claves para empezar a escribir tu novela


Esas pruebas son las que hacen que el personaje cambie y aprenda nuevas cosas
sobre sí mismo y sobre el mundo que le rodea.

Estas simples preguntas te van a ayudar a determinar si has trabajado bien el


desarrollo de un personaje a lo largo de tu historia.

Ejercicio:
Tu tarea de hoy consiste en pensar en qué tipo de personaje concuerda mejor
con tu idea. Si un personaje normal o una extraordinario.

Además, debes responder a las siguientes cuestiones:

•• Cuál es el objetivo y la motivación del personaje principal.

•• Qué planes tienen tu protagonista para alcanzar su meta.

•• Qué o quién se interpone entre tu protagonista y la consecución de sus


objetivos.

•• Cuál es la naturaleza del cambio que sufre tu protagonista a lo largo de la


narración.

•• Cómo aborda tu protagonista el clímax de la narración.

Claves para empezar a escribir tu novela


La ambientación
Los escenarios y la atmósfera formarán la ambientación de tu novela. No son
elementos decisivos, pero pueden serlo.

Hay muchas buenas novelas donde los escenarios no tienen más importancia
que la de ser los espacios donde sucede la acción.

Sin embargo, escenarios y atmósferas, cuando se trabajan bien, pueden


transformarse en un elemento que recorre la novela de principio a fin. Un
elemento que se imbrica tanto en la narración que el lector lo reconoce como
característico de esa novela.

Los escenarios y las atmósferas pueden condicionar a los personajes y, con ello,
el transcurso de la acción.

Los escenarios y las atmósferas, bien trabajados, suelen dar muy buen resultado,
elevando cualquier historia a un nivel superior. Si no se te ocurre ninguno en
un primer momento, no pasa nada. Como decimos, no es obligatorio que les
concedas un espacio relevante en tu novela. Además verás que muchas veces
este elemento aparece a medida que escribes.

Un escritor no es solo un inventor de historias, es también un constructor de


mundos. Puedes desarrollar ciudades, planetas, nuevas especies, penetrar en lo
profundo de los océanos, adentrarte en las entrañas de la tierra…

La ambientación es fundamental porque es el “decorado” en el que va a


desarrollarse la acción y debe ser acorde con ella. Si tu acción transcurre en
una mansión, deberás crear un ambiente de lujo, muebles de diseño y discretos
criados que arreglen las habitaciones. Si tu acción transcurre en una oficina
deberás situar una máquina de café y un cuarto de fotocopiadoras, el despacho
del jefe y una azotea donde los empleados salen a fumar.

La ambientación es, además, el espacio en que se moverán tus personajes y


por tanto les afecta. Puede suponerles un obstáculo, como la montaña de la
que el protagonista desea escapar; o bien ser la fuente de su conflicto, como el
pequeño pueblo del que la protagonista desea marcharse.

Claves para empezar a escribir tu novela


Como ves, la ambientación de una novela no es secundaria y afecta tanto a la
acción como a los personajes. De modo que es hora de que empieces a darle
importancia y a pensar en ella.

La estructura de la ambientación de una novela


Como hemos dicho, la ambientación de una novela no suele recibir la atención
que se merece. Muchas veces, al planificar una novela se comete el error de caer
en la vaguedad en lo que refiere al tiempo y al lugar en los que van a transcurrir
los acontecimientos.

Sin embargo, una planificación atenta te permitirá encuadrar tu historia dentro


de un marco claramente limitado, como un esqueleto sobre el que desarrollar y
construir el mundo de tus personajes.

Para planificar con acierto la ambientación de tu novela desde el principio


y lograr que esta se imbrique en tu historia sin fisuras y como un elemento
coherente, antes de empezar a escribir debes pensar en los cuatro elementos
fundamentales de la ambientación.

Estos son:

•• Período

•• Duración

•• Ubicación

•• Conflicto

El período
El período hace lugar al momento histórico en que transcurre la historia.

Al empezar a escribir tu novela, pregúntate: “¿En qué momento sucede la


historia?”

Claves para empezar a escribir tu novela


La respuesta a esta pregunta puede ser sencilla en apariencia.

Por ejemplo, El jilguero, de Donna Tartt, sucede en el presente; Un mundo feliz,


de Aldous Huxley, transcurre en el futuro; y Memorias de Adriano, de Marguerite
Yourcenar, transcurre en el pasado de la Roma imperial.

Resulta evidente que determinados periodos históricos te obligarán a


documentarte detalladamente para poder reproducir los usos, costumbres,
modas, herramientas o vehículos de la época elegida.

Aunque hay ciertas cosas que son de sentido común: si tu novela transcurre
en el Madrid de finales del siglo XVII no puede haber helicópteros ni móviles.
Si transcurre en el Madrid del siglo XXI tus personajes no saldrán a pasear en
carruaje por el Retiro.

Además, el período de tu novela puede prestarse a matices. Por ejemplo,


Crepúsculo o Harry Potter transcurren en el presente, pero en la historia se han
incluido elementos mágicos y fantasiosos que uno no espera encontrarse en su
día a día. El Señor de los Anillos toma elementos de la Inglaterra medieval, pero
J.R.R. Tolkien ideó toda una tierra imaginaria con su propia historia, sus idiomas
y sus razas.

Lo importante en estos casos es que la historia se mantenga dentro de los


parámetros artificiales (la magia existe, hay pequeños seres que viven en casas
bajo tierra) que has creado para ella.

La duración
La duración tiene que ver con el desarrollo de la acción a través del tiempo y es
básica para la ambientación de una novela.

Al empezar a escribir tu novela pregúntate: “¿Cuándo comienza y termina la


historia?”

La historia puede extenderse a lo largo de un día, de un año o extenderse a


través de generaciones. Por ejemplo, La señora Dalloway, de Virginia Woolf
transcurre a lo largo de un único día; mientras que en Los años la misma escritora
narra la historia de varias generaciones de una misma familia.

Claves para empezar a escribir tu novela


Al planear tu novela tienes que decidir qué duración vas a dar a la historia que
quieres contar.

Como hemos visto cuando hablábamos de la trama, también debes pensar de


qué forma vas a manejar el paso del tiempo.

Pero también tienes que sopesar cómo duración y período se relacionan. Si


entre el inicio y el fin de tu novela pasan muchos años, es probable que la
historia abarque varios periodos. La moda, la tecnología, incluso las costumbres
variarán y debes ocuparte de que así se refleje en tu narración. Tenlo presente
cuando planifiques la ambientación de una novela.

La ubicación
La ubicación hace referencia al espacio en el que se desarrolla la historia.

Al empezar a escribir tu novela, pregúntate: “¿Dónde tiene lugar la historia?”

Como ves el tema de la ubicación no tiene demasiadas complicaciones.

Tu novela puede suceder en una ciudad, en un pueblo, a la orilla del mar o en la


montaña, en un clima seco o en uno lluvioso.

Pero es importante que cuides dos aspectos de la ubicación:

•• Que concuerde con el período en el que transcurre tu novela. Una vía


férrea no puede cruzar el paisaje si tu novela sucede en el siglo XVII.

•• Que respetes las normas que rigen en ella. Si tu novela transcurre en el


espacio, recuerda que no hay gravedad. Si has creado un mundo donde el
cielo es color violeta, que no se te escape algo sobre el cielo azul.

La descripción de la ubicación, sea de un paisaje o de una estancia es siempre


importante. Puedes escribir descripciones pormenorizadas, como las de Émile
Zola, o más escuetas, pero tienes que darle siempre al lector los elementos para
que recree en su mente el lugar donde se desarrolla la escena que le presentas.

Claves para empezar a escribir tu novela


El conflicto
Aunque la ambientación de una novela se refiera a lo externo, a la puesta en
escena, está fuertemente marcada por el conflicto.

Como hemos visto, muchas veces la ambientación “es” el conflicto. La ciudad de


provincias asfixiante que el protagonista quiere dejar. El océano inmisericorde
que rodea al náufrago…

Pero incluso cuando esa relación entre ambientación y conflicto no resulta tan
evidente, debes prestar atención al tipo de conflicto sobre el que gira tu historia
para planear la ambientación.

Al empezar a escribir tu novela, pregúntate: “¿Qué tipo de conflicto es el que


debe superar mi protagonista?”

Si el conflicto al que se enfrenta tu personaje es un conflicto interno, personal, la


ambientación pasará a un segundo lugar. Esto es así porque la narración vendrá
marcada por los pensamientos y reflexiones que se producen en la mente de tu
personaje, en su interior. Lo externo, en este tipo de novelas, tiene poco peso.

Pero si, por ejemplo, el conflicto atañe a un segundo personaje en discordia,


la ambientación adquiere un mayor peso. ¿Dónde se producen sus
enfrentamientos? Puede ser en la oficina, puede ser en el colegio, puede ser en
casa…

Además, las fuerzas del conflicto atañen también a lo relativo al periodo y la


duración de tu novela.

El conflicto de una mujer casada con un hombre que no ama no se puede


resolver con un divorcio si tu novela transcurre en el siglo XVIII. De
hecho, la relación entre ambos cónyuges estará marcada por una serie de
convencionalismos sociales que hoy en día ya no están en uso.

De la misma manera, el conflicto de un alumno con su malvado compañero de


pupitre no puede durar más que un curso escolar.

Claves para empezar a escribir tu novela


En resumen
Como has visto la ambientación de una novela tiene importancia, y mucha.
Esperamos que nunca más sea un elemento que des de lado.

Para prestarle la atención que merece, no olvides plantearte las cuatro


preguntas clave al empezar a planificar tu novela:

•• ¿En qué momento sucede la historia?

•• ¿Cuándo comienza y termina la historia?

•• ¿Dónde tiene lugar la historia?

•• ¿Qué tipo de conflicto es el que debe superar el protagonista?

Las respuestas a estas preguntas te ayudarán a definir y mantener una


ambientación convincente para tu novela.

Ejercicio:
Dedicar un momento a pensar en qué lugar desarrollarás tu novela: ciudad o
entorno rural. Si hay un lugar característico, como un bosque, un río, un desierto,
el mar. En qué época del año suceden los acontecimientos: no es lo mismo un
cálido verano que un implacable invierno. Si hay algún elemento no habitual: una
sequía, lluvias pertinaces.

Toma nota de todas las decisiones que tomes.

Claves para empezar a escribir tu novela


La documentación
Como acabamos de ver, la ambientación y el tiempo son vitales en una novela.

Son el telón sobre el que sucede la acción y, aunque puedan parecer


secundarios, perfilan los personajes y realzan la historia. Por eso es fundamental
tenerlos claro antes de empezar a escribir una novela.

Eso implica que casi siempre vas a necesitar documentarte para desarrollar el
contexto de tu novela con verosimilitud.

Documentarse es una tarea que muchos escritores posponen o incluso obvian,


simplemente porque no saben cómo abordarla.

De hecho, muchos piensan que la documentación solo es necesaria en


determinados géneros, como los relatos de corte histórico o en la ciencia ficción
que tenga mucho de ciencia.

Sin embargo, documentarse es siempre necesario. Si tu relato transcurre en una


oficina bancaria deberías conocer cómo es el día a día en una; si tu protagonista
es militar, deberías saber cuál es la jerarquía del Ejército, etc. Esos detalles dan
coherencia al texto y no hay que dejarlos de lado.

La clave de una documentación eficaz es sencilla: tener claro qué es lo que


necesitas saber y trabajar de forma ordenada para adquirir esos conocimientos,
desde lo general a lo específico. Veamos cómo.

Algunos consejos sobre cómo documentarse antes de empezar a escribir

Documentación general
Es la destinada a obtener un conocimiento más amplio sobre el tema, el lugar o
la época en la que se desarrolla tu novela. Para desarrollarla puedes:

•• Leer novelas: Busca y lee novelas que traten el tema o que sucedan en el
lugar o la época que aparecerán en tu novela. Por ejemplo, novelas que

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traten la relación conflictiva entre una madre y su hijo; que se desarrollen
en la India o en el Madrid de finales del siglo XIX. Si es posible, en el caso
de lugares y épocas, busca novelas de autores que vivieron en ellos: como
Tagore para la India o Galdós para el Madrid de finales de siglo. De esta
manera te harás una idea general de los acontecimientos, modas, formas de
hablar y modos de vivir; y lo harás de una manera amena.

•• Leer no ficción: Paralelamente, debes ir cosechando datos reales sobre


los que asentar tu historia. Por ejemplo, puedes leer libros de psicología
que versen sobre las relaciones madre-hijo. También libros de historia,
memorias y diarios de personajes célebres de la época o la región, o
revistas y periódicos de la época. Puede ser un poco más pesado, pero será
muy fructífero para tu novela.

•• Ojo con Internet: En este momento del proceso de documentación Internet


no es la herramienta más útil. Hay mucha información sin contrastar que,
mientras estás en el proceso de dominar la materia, te puede confundir.

•• Tomar notas: Es fundamental que tomes notas. No solo sobre aquellos


aspectos que consideres especialmente relevantes, sino también sobre
aquellos detalles interesantes que te gustaría incluir en tu novela. Ten
presente que si no los anotas, en el momento de ponerte a escribir pueden
haberse borrado de tu memoria.

Documentación específica
Una vez que ya has adquirido conocimientos suficientes y relevantes sobre el
tema sobre el que girará tu novela (o sobre la época o el lugar en que deseas
ambientarla), llega el momento de abordar la documentación específica. Esta
documentación busca responder a cuestiones concretas que afectan a la novela
en sí, a su trama, a sus personajes, a su ambientación…

Debes procurar ser preciso, plantear preguntas muy específicas y trabajar para
contestarlas. Por ejemplo, en el caso de la novela ambientada en el Madrid
de finales del siglo XIX sería necesario plantearse, para el desarrollo de una
determinada escena, cómo era una calle del Madrid finisecular por la noche.

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Gracias a las lecturas que realizaste durante la fase de documentación general,
tendrás ya una idea bastante exacta de cómo eran esas calles. Revisa tus notas
y entresaca todo lo referido a ellas. Y empieza a plantear preguntas concretas:
Cómo eran las calles de Madrid en 1880. Planos de las calles de Madrid en 1880.
En qué año se introdujo el alumbrado público en Madrid. Vehículos de 1880.
Moda femenina/masculina en 1880.

En este momento es cuando las búsquedas en Internet pueden resultar


especialmente útiles. Sobre todo, conviene buscar imágenes: fotografías,
grabados, cuadros, etc. que te permitirán hacerte una idea gráfica de los
elementos que vas a incluir en tu obra.

Fuentes personales
Como hemos visto, libros e Internet serán tus principales aliados, pero no debes
olvidar acudir a fuentes personales cuando sea necesario documentarse antes
de empezar a escribir. Con ello nos referimos a la consulta de personas expertas
en un campo. ¿Necesitas información sobre el ejército? Acude a un militar que
te pueda asesorar. ¿Necesitas saber más sobre el complejo de Edipo? Entrevista
a un psicoanalista. La mayoría de las veces encontrarás a gente dispuesta a
colaborar.

Pero no solo los expertos, también la gente de la calle puede resultar útil a la
hora de documentarse. Puedes consultar a tus amigos sobre temas concretos
que quieras abordar en tu novela: ¿cómo era la relación con su madre?, ¿cómo
superaron la pérdida de un ser querido?, ¿cómo reaccionaron cuando fueron
despedidos? Conocer las reacciones y los sentimientos de gente normal ante
situaciones normales de la vida dará un plus de verosimilitud a tu novela.

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Ejercicio:
Plantéate si vas a necesitar documentarte para la novela que quieres escribir.

Si es así, esboza las líneas maestras de los datos que vas a tener que recabar:

•• Hechos y personajes históricos.

•• Condicionantes sociales, históricos, políticos y económicos.

•• Condicionantes laborales y profesiones de la época.

•• Vida privada, relaciones familiares y formas de ocio.

•• Ritos, celebraciones, creencias religiosas y supersticiones.

•• Iluminación y fuentes de energía

•• Medios de transporte y comunicación.

•• Alimentación, comercio, moneda.

•• Medicina, hospitales.

•• Inventos, avances tecnología y herramientas.

•• Precio de las cosas.

•• Rol de la mujer, los ancianos y los niños.

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Y para terminar:
cuidado con las casualidades
Las coincidencias ocurren, es cierto. De hecho, no son tan infrecuentes en la
vida real.

Las coincidencias son fenómenos de apariencia inexplicable que te hacen sentir


señalado por el dedo del destino. De pronto, sin causa aparente, algo que nos
facilita la vida sucede.

Todos los semáforos están en verde cuando llegas tarde a una cita. La encargada
de la tienda es la hija de tu vecina y te permite devolver un artículo aunque tu
hijo pequeño se comió el tique…

Sin embargo, demasiadas coincidencias pueden estropear una trama y, en


consecuencia, arruinar tu novela. De hecho, es casi seguro que lo harán. Da igual
lo mucho que hayas cuidado la trama, a los personajes o la ambientación, si te
pasas con las coincidencias habrás estropeado la novela.

Porque la ficción y la vida no se rigen por las mismas reglas y, si abusas de


las coincidencias, solo lograrás que se rompa el pacto de suspensión de la
incredulidad y, con ello, habrás perdido al lector.

Y es que el lector no quiere que las cosas sucedan por arte de magia o por el
concurso inexplicable del destino. Lo que quieren los lectores es la explicación
de por qué suceden las cosas.

En la vida real no resulta difícil creer en las coincidencias. A fin de cuenta, ahí
están, reales (aunque con un halo de misterio). Las experimentamos, luego
podemos creer en ellas.

Pero la ficción, sin embargo, no es real, todo el mundo lo sabe. Así que cuando
se encuentra una coincidencia, el lector instintivamente la rechaza. Su primer
pensamiento es «Claro, esto es lo que el escritor necesita que suceda justo ahora,
pero ha sido demasiado vago para imaginar una forma plausible de que ocurriera».

Seguro que esa no es la reacción que te gusta provocar en tus lectores, ¿verdad?

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¿Por qué al lector no le gustan las coincidencias?
Pues muy sencillo: las coincidencias no gustan porque son una violación de la ley
causa-efecto.

Una coincidencia es algo que sucede sin ninguna razón aparente. Es decir, sin
causa aparente. Presentas el efecto, pero no su causa y eso provoca perplejidad
al lector.

Incluso un ligero desvío en la ley causa-efecto puede estropear una trama,


dando al traste con tu historia.

En una buena trama, cada acción debe tener su reacción. Y esa reacción
engendrará nuevas acciones por parte del protagonista. A través de esas
acciones y reacciones la trama avanza.

Así que en primer lugar debes asegurarte de que cada cosa que sucede, sucede
por algo.

Si te encuentras con un hecho que sucede en tu novela sin motivo aparente,


debes plantearte.

•• ¿Cuál puede ser la razón, la causa, de que ese hecho suceda? Retrocede
en la historia, tal vez el motivo este ahí, pero no lo has desarrollado con
eficacia.

•• La causa existe, pero no justifica la reacción o el efecto que le quieres dar.


Por ejemplo, tu protagonista es despedido por llegar tarde al trabajo una
sola vez.

Atendiendo a estos detalles es difícil que se cuele una coincidencia en tu trama.

Nuestro consejo es que las evites, pero a veces puede suceder que necesites
introducir una coincidencia.

En ese caso, te recomendamos que te atengas a unas premisas:

•• Introduce una única coincidencia importante.

•• Hazlo al principio de la historia.

•• Relaciónala con la motivación del personaje.

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¿Por qué solo una coincidencia?
Por lo que ya hemos explicado: el lector quiere conocer las causas de lo que
sucede, le gustan las explicaciones.

Si tu novela va a estar llena de efectos sin causas, el lector dará por hecho que
no sabes contar una historia o que le tomas por tonto.

Ninguna de las dos cosas te interesa.

¿Por qué al principio de la historia?


Porque muchas veces una coincidencia es la única manera de que la historia
comience.

La coincidencia actúa como elemento desencadenante, como el ligero toque que


empuja a la primera pieza del dominó y hace que todas caigan en cascada.

Por ejemplo, en Los juegos del hambre la hermana pequeña de Katniss es elegida
como tributo. Si no lo fuera, Katniss no se presentaría voluntaria en su lugar y,
simplemente, no habría historia que contar.

Además, al principio de la historia no ha habido espacio todavía para introducir


causas. La acción acaba de comenzar y el lector puede perdonar que introduzcas
un efecto cuya causa queda fuera de foco.

¿Por qué relacionarla con la motivación del personaje?


Porque vuelve esa casualidad creíble.

Volviendo al ejemplo de Los juegos del hambre, Katniss tiene una excelente
motivación para presentarse como tributo: salvar a su hermana pequeña.

La motivación del personaje, especialmente cuando es una motivación potente,


centra sobre sí misma la atención del lector, alejándola del hecho de que todo
sucede por casualidad.

Ten cuidado de no introducir coincidencias que puedan estropear la trama.

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Ejercicio:
Repasa tu historia y localiza las casualidades que has introducido para hacer
avanzar la trama: un personaje que está en un sitio crucial por casualidad,
alguien que se entera de algo por casualidad, dos personajes que se conocen por
casulidad… Si hay demasiadas casualidades, elimínalas y piensa en una forma
plausible para que suceda lo que la trama demanda.

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