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MARIO CÉSAR ISLAS FLORES*

Postdata de Octavio Paz:


la historia como morfología

Postdata by Octavio Paz:


History as Morphology

Resumen Abstract

En este ensayo se analiza la concep- This essay analyzes the historical


ción histórica de Octavio Paz con- conception of Octavio Paz, con-
densada en Postdata; texto publica- densed in Postdata; text published

el origen y desarrollo del movimien- about origin and development of


to estudiantil de 1968, y muy es- student movement in 1968, spe-
pecialmente, la matanza del 2 de oc- cially, the massacre of October 2 in
tubre en Tlatelolco. La visión paciana Tlatelolco. The pacian vision about
sobre dicho proceso es conceptua- that process is conceptualized how
da como una morfología histórica historical morphology, in the refer-
enced work manifests in the artic-
ta en la articulación de tres distintas
temporalidades. ities.

Palabras clave: Octavio Paz, Postda- Key words: Octavio Paz, Postdata,
ta, 1968, morfología histórica 1968, historical morphology

Fuentes Humanísticas > Año 27 > Número 48 > > pp.231-242


>

*
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco. Estudiante del Posgrado en Historiografía.
232
Postdata de Octavio Paz: la historia como morfología

Acerca de una semejanza Los tres tiempos de Postdata


(sólo aparente) (o continuación del preámbulo)

mmanuel Wallerstein,1 uno de los más Postdata,3


inteligentes lectores de El mediterráneo signa la versión ampliada de una confe-
2
lamentó que el his- rencia dictada por Octavio Paz un año
toriador francés no diera comienzo a su antes, justo en el mes de octubre, en la
Universidad de Texas; es decir, en el mar-
tando lo acontecimental y colocando co del primer aniversario del movimiento
estudiantil de 1968 y en especial, del em-
larga duración. El literato y ensayista Oc- blemático 2 de octubre. Como apunté
tavio Paz procede de esta forma en Post- antes, el tema que inaugura el texto es
data, y me ha hecho recordar el anhe- ese presente cercano que marcó a tal
lo expresado por Wallerstein, ya que en grado el destino de Paz, que derivó en su
dicha obra, Paz inicia destacando la di- renuncia4 a la Embajada de México en la
mensión acontecimental de 1968; luego
sitúa esa realidad en el contexto de la este acontecimiento, aunque axial, no
colma enteramente el trabajo.
inserta en una lógica de larga duración: en La revolución que sepultó a la dicta-
institucionali-
en el periodo azteca, época de la que el zación de dicho movimiento bajo la égida
autor de El laberinto de la soledad deriva
la clave hermenéutica de la historia del
autoritarismo en México. Sin embargo, 3

lo apuntado sobre dicho escrito, debe indicar-


lectual entre la teoría braudeliana de los se que la versión con la cual trabajaremos inclu-
ciclos temporales y la morfología histó- ye observaciones posteriores (de los años 1985,
1986 y 1993) del propio autor, acerca de algunas
rica paciana. Problematizar teóricamen- ideas vertidas en el texto; así como ligeras mo-
te este último proyecto es el tema del
presente texto.
lativas a temáticas económicas en el apartado

sustantiva en la tesis central que anima la obra;


sin embargo, nos decidimos por la presente edi-

sobre la misma.
4
Respecto a la renuncia de Paz, Guillermo Sheri-

quiera la posibilidad de que un embajador quiera


renunciar. Su única alternativa consiste en soli-

vicio exterior es un cuerpo tan jerárquicamente


estructurado, de tal forma basado en la lealtad y la
1
obediencia al presidente de la República, que aun
para abandonarlo se requiere de su autorización”,
2
El Mediterráneo y el mundo me- Poeta con paisaje. Ensayos sobre la vida de Octa-
diterráneo en la época de Felipe II. vio Paz, p. 488.
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Fuentes Humanísticas 48 > Historia e Historiografía > Mario César Islas Flores

del grupo sonorense, son los procesos his- y la primera década del , y en la de
los presidentes durante el periodo pos-
guran la coyuntura en la que se insertó revolucionario, particularmente, durante
la represión violenta del movimiento es- la era priista. Y justamente este siste-
tudiantil en 1968, en virtud de que el
autor de Piedra de sol ve en el ascenso de autoritarismo sería acremente cuestio-
Plutarco Elías Calles al poder presidencial nado por los estudiantes mexicanos, en
y su decisiva intervención en la forma- el crucial año de 1968.
ción del Partido Nacional Revolucionario Postdata, Octavio
( ) en el año 1929, el momento funda-
cional del nuevo despotismo político que sión de la historia, la crítica de la historia
durante la etapa cardenista recibió un es también crítica política y moral”;5 pues
fuerte espaldarazo mediante el impulso bien, me propongo abordar en esta doble
de una política corporativa de vocación dimensión crítica el importante ensayo
antidemocrática. Este proceso se crista-
lizó en la reinvención del como un ins- mi principal objeción es de índole teó-
tituto político que aglutinó a los diferen- rica: no comparto la visión cíclica de la
tes sectores productivos bajo las siglas historia que Paz instrumenta metodoló-
del Partido de la Revolución Mexicana gicamente como morfología, y que narra-
( cul- tivamente articula como literatura.
tura autoritaria devino en una esclerosis
ideológica condensada en esa ironía po-
lítica e histórica bautizada como Partido La genealogía de una crítica
), que te- (o el primer tiempo de Postdata)
anquilosa- ¿Cuál es el verdadero tiempo del hombre,
miento que, el 2 de octubre de 1968, hizo en dónde está su reino? Y si su reino es
eclosión de forma violenta en Tlatelolco. el presente, ¿cómo insertar el ahora, por
Octavio Paz considera que en la épo- naturaleza explosivo y orgiástico, en el
ca revolucionaria se consolidó el autori- tiempo histórico?
tarismo en México, proceso que hunde
sus raíces en un pasado muy remoto: el Octavio Paz, Postdata
tiempo prehispánico. A su juicio, la auto-
ridad del tlatoani, el gobernante azte- El laberin-
ca legitimado por su linaje divino y por to de la soledad
el constante uso de su poderoso ejército Postdata (1969), Paz nos ofrece quizá la
contra otros pueblos, fue culturalmente primera crítica del centralismo burocrá-
vehiculada por la Corona española du-
rante los tres siglos que se extendió su xico contemporáneo… Su crítica severa al
sistema político mexicano se volvió más
se constituyó como tradición política y

5
Octavio Paz, op. cit., p. 148.
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Postdata de Octavio Paz: la historia como morfología

explícita después de su salida del servi- Su trabajo en el servicio público le im-


cio exterior en 1968, del cual era miem- pedía externar con plena libertad sus
bro desde 1944”.6 críticas de política interna. También exis-
ñala la investigadora francesa, acerca de la tían limitaciones materiales. Paz, que
radicalización de la crítica paciana, pues inventaría en 1978 la fórmula El ogro
tal juicio implicaría que previo a su renun- para referirse al Estado me-
cia como Embajador, Octavio Paz hubiera xicano, fue, como la mayoría de los in-
elaborado una crítica frontal y constante
sobre el sistema político que dominaba la 8

vida nacional, y considero que esto no fue


así, justamente porque Paz era parte de Sólo una indignación presente abarca
dicho estado de cosas, y en la última par- Postdata: la represión de estudiantes el
te de su pertenencia a la burocracia era un 2 de octubre de 1968, en Tlatelolco. Sin
funcionario de primer nivel.7 embargo, aunque el de Paz no haya sido
Ciertamente, Postdata es una crítica
ticos, sino más bien una lamentación tar-
revolucionarios, pero es una crítica a des- día por la barbarie, esto no anula sus mé-
tiempo, en la medida en que rememora ritos intelectuales, pero sí nos permite
agravios y consigna crímenes que habían acentuar esa dimensión moral que el au-
tenido lugar hacía décadas, justo cuando tor de La llama doble considera constitu-
Octavio Paz pertenecía al sistema políti- tiva de toda crítica histórica.
co mexicano. Al respecto, escribe Enri- Me parece imperativo ahondar en la
que Krauze: ausencia de esa crítica puntual y radical a
la vida política mexicana por parte de
Octavio Paz, mientras se desempeñó en
el servicio diplomático mexicano; es de-
cir, en la etapa precedente a la escritura
de Postdata. Le cedo nuevamente la pa-
6
Ibidem, prólogo. labra a Krauze:
7
Enrique Krauze nos informa sobre los momentos
más trascendentes del itinerario de Octavio Paz
A lo largo de los casi cuatro periodos
presidenciales en los que sirvió (Miguel
1952 fue segundo secretario de la embajada me- Alemán, 1946-1952; Adolfo Ruiz Corti-
na en Japón, fue secretario de la legación mexicana nes, 1952-1958; Adolfo López Mateos,

de 1964 a 1968), Paz pensó que el rum-


nebra. Hacia 1954 se estableció por cinco años
en México, donde llegó a ser director general de bo general del país (a pesar de la desi-
gualdad social, la servidumbre sindical
esa posición abogó por el asilo a los refugiados del Estado, la pobreza en el campo y la
húngaros tras la represión rusa a la revuelta de
1956. En 1959 fue transferido a Francia como en-
cargado de Negocios y ministro adscrito a esa
embajada, hasta convertirse, en 1962, en emba-
Redentores. Ideas y
8
poder en América Latina, p. 211. Ibidem, p. 213.
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Fuentes Humanísticas 48 > Historia e Historiografía > Mario César Islas Flores

dependencia creciente del capital norte- manes y norteamericanos. Tampoco apa-


americano) era muy meritorio.9 reció la tonalidad orgiástica y pararre-
ligiosa de los hippies. El movimiento fue
En El laberinto de la soledad reformista y democrático, a pesar de que
que la Revolución Mexicana no haya cris- algunos de sus dirigentes pertenecían
talizado de forma efectiva sus metas, en a la extrema izquierda […] Ni el temple
virtud de la situación externa, del lugar del pueblo mexicano es revolucionario
ocupado por México en el concierto de ni lo son las condiciones históricas del
las naciones civilizadas. Post- país. Nadie quiere una revolución sino
data una reforma: acabar con el régimen de
logros de los gobiernos revolucionarios: excepción iniciado por el Partido Nacio-
nal Revolucionario hace cuarenta años.12

periodo de violencia, la Revolución Me- Paz insiste en el aliento reformista del


xicana logró crear instituciones origi- movimiento al señalar que:

cuarenta años, y especialmente en las [...] la actitud de los estudiantes le daba


dos últimas décadas, la economía del al gobierno la posibilidad de enderezar su
país ha hecho tales progresos que los política sin perder la cara. Hubiera bas-
economistas y sociólogos citan el caso tado con oír lo que el pueblo decía a
de México como un ejemplo para los través de las peticiones juveniles; nadie
otros países subdesarrollados […] Como esperaba un cambio radical pero sí ma-
una suerte de reconocimiento interna-
cional a su transformación en país mo- ción de la Revolución Mexicana, que
derno o semimoderno, México solicitó nunca fue dogmática y sí muy sensible
y obtuvo que su capital fuese la sede de a las muchas danzas del ánimo popular.13
los Juegos Olímpicos en 1968.11
El problema de la interpretación paciana
Aunado a lo anterior, Octavio Paz niega no es solamente que le atribuya su propia
tajantemente el carácter revolucionario ideología reformista14 al movimiento del
del movimiento estudiantil de 1968: 68, sino que además, lo considere el atri-
buto político intrínseco del pueblo me-
A diferencia de los estudiantes france- xicano. La evidencia histórica va a contra-
ses en mayo de ese mismo año, los corriente de dicho planteamiento: la lucha
mexicanos no se proponían un cambio
violento y revolucionario de la sociedad fensa contra el imperialismo francés y el
ni su programa tenía el radicalismo de
los de muchos grupos de jóvenes ale-

12
Ibidem, p. 97.
13
Ibidem, p. 98.
9 14
Ibidem, p. 216. Sobre la conversión ideológica de Octavio Paz al
Octavio Paz, El laberinto de la soledad reformismo político. Véase Enrique Krauze, op.
11
Idem, Postdata, p. 96. cit
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Postdata de Octavio Paz: la historia como morfología

todo caso, la ideología revolucionaria del rada es sobre todo moral: quiere pe-
pueblo mexicano. El problema en sí es netrar en las actitudes típicas del me-
la cualidad política endógena que Paz le xicano para liberarlo de ellas. Escudriña
en el sentido profundo de palabras
y después de 1968. Enseguida, abunda-
ré sobre este punto.
El autor de El arco y la lira tiene con- ca el genio mexicano por la miniatu-
ra como una compensación a la volcánica
con la ,15 en un pri- monumentalidad del paisaje. Haceuna
cruda fenomenología de los personajes
dad, pues:

[...] entre abril y noviembre de 1943,


publicó en el diario Novedades una serie
16

tienen aún la revelación de El laberin-


to de la soledad, pero son anticipaciones En contraste con esa postura inicial, en
de lo que años más tarde escribiría en El laberinto de la soledad Octavio Paz se
París. En esos textos –libres, crueles, transforma en el crítico más acérrimo
perspicaces–, el poeta hace un amplio de la supuesta esencialidad
rastreo psicológico del mexicano. Su mi- raba la manera de ser y de estar en el
mundo del mexicano. Para él, México ya
no era en modo alguno una esencia, sino
15
una historia, y en congruencia con ello,
Corriente de pensamiento que tuvo en la obra
de Samuel Ramos, fundamenta su Dialéctica de la soledad
tura en México (1985), su piedra angular. Este en una interpretación global de la histo-
libro, publicado originalmente en 1934, encon- ria mexicana.
tró en el pensador transterrado José Gaos a un
extraordinario interlocutor (véase José Gaos, Por su parte, Postdata constituye
). Sobre este una vuelta hacia las tesis pacianas que
antecedieron a la publicación de El labe-
de lo mexicano] Esta corriente de introspección
tuvo un impulso mayor en los españoles trans- rinto. La atribución de una esencia política
reformista al pueblo de México se inscri-
res de la Generación del 98 –Unamuno, Ortega, be en esta nueva orientación. Esta inver-
Machado, Azorín– habían publicado sus famosas
sión tuvo como resultado la articulación
de una morfología histórica. Cuestión que
a su nuevo hogar. Quizá el primero es el poeta y abordaré más adelante.
un pequeño y precioso volumen Cornucopia de Como corolario de lo anterior, recu-
México sobre los gestos, ademanes, costumbres,
actitudes y palabras idiosincráticas que había mostró la universalidad de la protesta y
ido recogiendo en sus viajes por su nueva pa-
tria”, ibidem, p. 186. Finalmente, un examen críti-
co tanto de la como de la
propia crítica esgrimida contra ella por Octavio
Paz en El laberinto
16
tra, La jaula de la melancolía. Enrique Krauze, op. cit
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Fuentes Humanísticas 48 > Historia e Historiografía > Mario César Islas Flores

explosión que disipa, violencia que es una de la Revolución Mexicana, como lo ilus-
nueva enajenación”.17 El notorio juicio tra el siguiente pasaje:
negativo acerca del movimiento estudian-
til mexicano es tan relevante como la La eliminación progresiva y violenta de
forma en que el autor de Vislumbres de la los caudillos militares facilitó el tránsito
India hacia un régimen que, si no era demo-
de este hecho histórico: crático, tampoco era suicida ni autodes-
tructivo. La primera medida, negativa,
Fue una repetición instintiva que asu- fue la prohibición constitucional de la
mió la forma de un ritual de expiación; reelección. Así se evitó la dictadura per-
las correspondencias con el pasado me- sonal. La segunda medida, positiva, fue
xicano, especialmente con el mundo az- la fundación del Partido Nacional Re-
teca, son fascinantes, sobrecogedoras y volucionario (1929). Así se aseguró la
repelentes. La matanza de Tlatelolco nos dictadura revolucionaria. Mejor dicho:
revela un pasado que creíamos enterra- la dictadura del grupo vencedor en la
do vivo e irrumpe entre nosotros. Cada lucha entre las facciones.19
vez que aparece en público, se presenta
enmascarado y armado; no sabemos Al inicio de este escrito, apunté que
quién es, excepto que es destrucción y Paz considera nodal el proceso de refun-
venganza. Es un pasado que no hemos dación del durante la administración
sabido o no hemos podido reconocer, cardenista, ahora me parece necesa-
nombrar, desenmascarar.18 rio recuperar puntualmente las palabras
del autor:
La repetición de la historia, o más exac-
tamente, el cabal cumplimiento de un En 1938 Lázaro Cárdenas cambió el
ciclo histórico en México, se revela en nombre del partido, su composición y
Postdata con una fuerza sorprendente. su programa. El Partido de la Revolu-
Pero antes de explorar esta dimensión de ción Mexicana tuvo una base social
larga duración, Paz sitúa coyunturalmen- más ancha que el y lo integraron
te el 68 mexicano. Sobre este punto, cuatro grupos: el obrero, el campesino,
ahondaré enseguida. el popular y el militar. Fue una tentativa
por crear una democracia política. Su
programa y su acción fueron auténti-
La revolución como contexto camente revolucionarios. El se con-
(o el segundo tiempo de Postdata)
cultación y consulta del pueblo […] A
Una constante en Postdata, es la carac-
terización positiva del Estado emanado democracia de trabajadores”, el
tampoco fue un partido democrático.
Si no queda memoria de sus debates

17
Octavio Paz, Postdata, p. 93.
18 19
Ibidem Ibidem
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Postdata de Octavio Paz: la historia como morfología

es porque no los hubo: su política nunca es un sentimiento de origen árabe que


fue el producto de una deliberación se encuentra en todo el mundo hispá-
pública sino que le fue dictada por el nico; la religiosa reverencia que inspiran
los atributos impersonales del presi-
al partido de las agrupaciones obreras y dente a los mexicanos es un sentimien-
campesinas, lejos de fortalecerlas, con- to de raíz azteca.21
tribuyó a su servidumbre ulterior.
¿Cómo fundamenta Octavio Paz esta vi-
Nuevamente Paz reitera, que pese a los sión cíclica de la historia, que se expresa
males que engendró la política revolucio- en la recurrencia de tipos y formas políti-

Apelando a la esencialidad histórica, es


con el 68? He indicado que el hilo con- decir, obviando su antigua querella contra
ductor en la exposición del autor, es es-
tablecer un nexo indisoluble entre el
autoritarismo azteca y el autoritarismo
revolucionario, y entre el anquilosamien- tripartita de la ideología indoeuropea
to de este sistema político y su incapaci- ha pervivido durante milenios, a pesar
dad de salir airoso del reto lanzado por el de que esas sociedades experimenta-
movimiento estudiantil en 1968, o más ron cambios que no fueron sino más
exactamente, de su incapacidad de con- profundos que los que han sufrido las
tinuar en la opacidad, pues el 2 de octubre naciones modernas. El tránsito de la so-
de 1968 reveló el desgaste del régimen ciedad a las grandes civilizaciones ur-
priista de forma descarnada y grotesca. banas durante el segundo milenio antes
En este sentido, conviene recuperar las de Cristo, no fue menos radical que el
salto del feudalismo a la Edad Moder-
ra presidencial que acuñó la revolución na; no obstante, el substrato ideológico,
institucionalizada:
siste. El ejemplo del psicoanálisis me
Cualquier crítica a su política se con-
vierte en sacrilegio. Aclaro que es una
veneración que desaparece al ceder
21
el puesto a su sucesor; en verdad, la Ibidem,
la facultad metaconstitucional por excelencia del
devoción se rinde más a sus atributos presidente mexicano en turno –la de designar
cívicos que a su persona real: esos atri- a su sucesor, o en otras palabras, la de decidir
butos lo recubren con la máscara que quién sería el candidato presidencial– tiene un
único límite, el autor nuevamente invoca a una
ocultaba el rostro de las divinidades de
los antiguos mexicanos y lo transmu-
tan, literalmente, en una imagen. El res- particularmente a los antiguos presidentes: son
la voz de la tradición y representan la continui-
peto fanático a la persona del caudillo dad revolucionaria, algo así como el Consejo de
los Ancianos”, ibidem

consulta ha desaparecido y así se ha fortalecido


Ibidem, la autocracia”, loc. cit.
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Fuentes Humanísticas 48 > Historia e Historiografía > Mario César Islas Flores

ahorra demorarme en una demostra- La historia como morfología


ción fastidiosa: la persistencia de trau- (o el tercer tiempo de Postdata)
mas y estructuras psíquicas infantiles
en la vida adulta es el equivalente de El apartado más polémico de Postdata,
la permanencia de ciertas estructuras el que contiene la esencia teórica de la
históricas en las sociedades. Tales es- morfología histórica formulada por Oc-
tructuras son el origen de esos haces tavio Paz, es el que cierra la obra y que
de rasgos distintivos que son las civi-
lizaciones. Civilizaciones: estilos de vivir esas páginas, el autor desarrolla in exten-
y de morir.22 so lo que estaba en condición embrio-
naria en los dos primeros incisos: el com-
Otro ejemplo de este substrato ideoló- ponente estructural que recorre de palmo
gico, de esta estructura psíquica, lo cons- a palmo la historia mexicana, el substra-
tituye a juicio de Paz: to ideológico
presente y futuro de México:
[...] la Silla Presidencial [aquí las ma-
yúsculas son de rigor] es un indicio más de Es posible que la expresión el otro Mé-
la permanencia de lo azteca y lo hispa- xico carezca de precisión, pero la verdad
noárabe en nuestra sensibilidad; el culto es que no he encontrado ninguna otra
que profesamos al poder está hecho de más a propósito. Con ella pretendo de-
adoración y terror: los sentimientos am- signar esa realidad gaseosa que forman
biguos del cordero frente al cuchillo.23 las creencias, fragmentos de creencias,
imágenes y conceptos que la historia
La metáfora con que Octavio Paz des- deposita en el subsuelo de la psiquis
cribe al partido que condensa al sistema social, esa cueva o sótano en continua
político mexicano por entero, también se somnolencia, y asimismo, en perpe-
tua fermentación […] La existencia en
a la imagen de la realidad política y so- cada civilización de ciertos complejos,
cial de México, el es una burocracia presuposiciones y estructuras mentales
jerárquica, una verdadera pirámide”.24 Y generalmente inconscientes y que re-
la crítica a esa pirámide constituye la sisten con terquedad a la erosión de la
historia y a sus cambios […] En suma,
lado, el tercer tiempo de Postdata. para mí la expresión el otro México evoca
una realidad compuesta de diferentes
estratos y que alternativamente se plie-
ga y se despliega, se oculta y se revela.25

El tiempo del México invisible, a diferen-


cia del tiempo del México visible, está
regido por otra dinámica, por una más
22
Ibidem
23
Ibidem, p. 119.
24 25
Ibidem, p. 122. Ibidem, p. 127.
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Postdata de Octavio Paz: la historia como morfología

lenta, pero de más largo aliento; al res- mentos históricos que se articulan de ma-
pecto, Paz nos dice: nera compleja y diversa. La combinación
de dichos factores está siempre presen-
Ni adentro ni afuera, ni antes ni des- te, sólo que no la captamos porque co-
pués: el pasado reaparece porque es rre paralela y de forma subterránea a los
un presente oculto. Hablo del verdade- factores históricos visibles. Este compo-

que pasó”: las fechas, los personajes y tanza de estudiantes en Tlatelolco, es la


todo eso que llamamos historia. Aquello realidad azteca:
que pasó efectivamente pasó, pero hay
algo que no pasa, algo que pasa sin pasar Lo que ocurrió el 2 de octubre de 1968
del todo, perpetuo presente en rota- fue, simultáneamente, la negación de
ción. La historia de cada pueblo contie- aquello que hemos querido ser desde
ne ciertos elementos invariantes o cuyas
variaciones, de tan lentas, resultan im- llo que somos desde la Conquista y
perceptibles. ¿Qué sabemos de esos in- aun antes. Puede decirse que fue la
variantes y de las formas en que se aso- aparición del otro México o, más exac-
cian o separan? […] Aparecen siempre tamente, de uno de sus aspectos […]

nen como elementos sino como partes 1968: ser un hecho histórico y ser una
representación simbólica de nuestra
lícito confundir estos complejos siste- historia subterránea o invisible. Y hago
mas con los llamados factores histó- mal en hablar de representación pues
ricos, sean estos económicos o cultura- lo que se desplegó ante nuestros ojos
les. Aunque esos factores son, diría, el
motor de la historia, lo que me parece historia como un rito es nuestra mane-
decisivo, desde esta perspectiva, es de- ra de asumirla; si para los españoles la
terminar cómo se combinan: su forma Conquista fue una hazaña, para los in-
de producción de historia. Tal vez en to- dios fue un rito, la representación hu-
dos los pueblos y en todas las civiliza- mana de una catástrofe cósmica. Entre
ciones opera el mismo sistema combi- estos dos extremos, la hazaña y el rito,
natorio –de otra manera se romperían han oscilado siempre la sensibilidad y
tanto la unidad de la especie humana la imaginación de los mexicanos.27
como la universalidad de la historia–,
sólo que en cada cultura el modo de aso- Apunté anteriormente, que para Octavio
ciación es distinto.26
no sólo en la historia mexicana, sino en
La historia mexicana, más aún, la histo- la del mundo entero, y en este sentido,
ria humana desde la óptica paciana está el autor también resalta la forma como se

26 27
Ibidem, p. 128. Ibidem, pp. 128-129.
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Fuentes Humanísticas 48 > Historia e Historiografía > Mario César Islas Flores

Herederos de México-Tenochtitlan, los


como arquitectura simbólica: españoles se encargaron de transmitir
el arquetipo azteca del poder políti-
Cada tierra es una sociedad: un mundo co: el tlatoani y la pirámide. Transmi-
y una visión del mundo y del transmun- sión involuntaria y, por eso mismo,
do. Cada historia es una geografía y cada incontrovertible: transmisión inconscien-
geografía una geometría de símbolos: te, al abrigo de toda crítica y examen
racional. En el curso de nuestra historia,
yas raíces se hunden en el cielo; China el arquetipo azteca a veces se opone
es un inmenso disco –vientre, ombligo y separa, y otras se funde y confunde
y sexo del cosmos–; México se levanta con el arquetipo hispano-árabe: el cau-
entre dos mares como una enorme pirá- dillo […] El tlatoani es impersonal, sa-
mide trunca: sus cuatro costados son los cerdotal e institucional; de ahí que la
cuatro puntos cardinales, sus escaleras
son los climas de todas las zonas, su corresponda a una corporación buro-
alta meseta es la casa del sol y de las crática y jerárquica como el . El cau-
constelaciones […] La geografía de Mé- dillo es personalista, épico y excepcio-
xico tiende a la forma piramidal como si nal; de ahí también que aparezca en
existiese una relación simbólica y entre momentos de interrupción del orden. El
ésta y lo que he llamado nuestra histo- tlatoani representa la continuidad im-
ria invisible. Arquetipo arcaico del mun- personal de la dominación; una casta
do, metáfora geométrica del cosmos, de sacerdotes y jerarcas ejerce el poder
la pirámide mesoamericana culmina en a través de una de sus momentáneas
un espacio magnético: la plataforma enarnaciones: el señor presidente es el
santuario.28 durante seis años pero al cabo de ese
término surge otro presidente que es una

samento de la pirámide que es México,


es la ciudad heredera de la antigua me- En la lógica paciana, el movimiento es-
trópoli azteca, de la señorial México-Te- tudiantil de 1968, y particularmente lo
nochtitlan: la capital mexicana.29 A partir acaecido el 2 de octubre en el espacio
de esa realidad política, simbólica, geo- que la historia visible nombra como Plaza
de las Tres Culturas, y la historia invisi-
una analogía histórica entre ese pasado ble como Tlatelolco, se inscribió en ese
remoto y el más reciente presente: tiempo mítico, cósmico y prehispánico; lo
que tuvo lugar fue el cabal cumplimien-
to de un ciclo histórico que volvió visi-
ble, de forma dramática y omnipresen-
28
te, la existencia del México invisible. Y
Ibidem
29 esa convergencia, esa inusual sincronía
plataforma de esa pirámide. En el centro del temporal, ilustró en todo su esplendor el
valle está la ciudad de México, la antigua Méxi-
co-Tenochtitlan, sede del poder azteca y hoy
capital de la república de México”, ibidem, p. 132. Ibidem, p. 143.
242
Postdata de Octavio Paz: la historia como morfología

anquilosamiento de ese sistema autori- sión es el autoritarismo encarnado en el


tario que era descendiente directo de la Tlatoani-Presidente que el 2 de octubre
cos-movisión azteca. de 1968, ordenó a sus guerreros-soldados

Plaza de las Tres Culturas-Tlatelolco.


Coda (o del otro espejo)

Postdata Bibliografía
que el Museo Nacional de Antropología es
en realidad un espejo en el: La jaula de la melancolía.
México, Conaculta/ Ediciones Sin
[...] que contemplamos, agigantado, el
mito de México-Tenochtitlan con su Huit- El Mediterráneo y el
zilopochtli y su madre Coatlicue, su mundo mediterráneo en la época de
tlatoani y su Culebra Hembra, sus pri- Felipe II. México, Fondo de Cultura
sioneros de guerra y sus corazones- Económica, 1976.
frutos-de-nopal. En ese espejo no nos Gaos, José.
abismamos en nuestra imagen sino que na. México, Alianza Editorial Mexi-
31

Krauze, Enrique. Redentores. Ideas y poder


en América Latina
visible cincelada por el descendiente di-
recto de la civilización azteca, por el Esta- Leibinz, G. W. Monadología, discurso de
do revolucionario, nos produce fascina-
ción y sujeción, cabe preguntarnos: ¿qué celona, Ediciones Orbis, 1983.
efecto produce esa imagen de nuestra Sueño en liber-
historia subterránea intitulada Postdata? tad. Escritos políticos. Selec. y pról.

Postdata converge con su propia crítica


. El laberinto de la soledad.
de la historia mexicana. Al menos en su México, Fondo de Cultura Económi-
caso, la historia efectivamente se cierra
Ramos, Samuel.
lectual con la , y cultura en México. México, Espasa-
su posterior desencuentro con ella en El Calpe, 1985.
laberinto de la soledad, hasta su conver- Sheridan, Guillermo. Poeta con paisaje.
gencia por la vía de la articulación de la Ensayos sobre la vida de Octavio Paz.
historia como una morfología en la que el

ra el pensar y el sentir del mexicano, y Impensar las Ciencias So-


en la cual la forma recurrente de expre- ciales: límites de los paradigmas de-
cimonónicos. México, Universidad Na-
31
Ibidem, p. 146.
cional Autónoma de México/ Siglo
Editores, 1999.

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