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8-COBERTURAS VEGETALES

8.1 LA VEGETACION Y LAS ESTRUCTURAS EN GEOTECNIA.


Las medidas correctivas de los movimientos en masa y los procesos de erosión se enmarcan
en ambientes dinámicos, donde los suelos y las coberturas vegetales evolucionan a partir
de las exigencias impuestas por los tratamientos. Los cambios que sufre el suelo por el
intemperismo debido al secado excesivo, la humectación, y la ausencia de recursos para la
vegetación, como agua, nutrientes, espacio, carencia de materia orgánica, son factores que
dificultan el arraigo, el establecimiento y el crecimiento de la vegetación. Además la
respuesta del concreto frente a asentamientos diferenciales inducidos por el secado, por la
presión que ejercen las raíces y tallos
son causas de alto deterioro de un
tratamiento, reduciendo la vida útil de
la solución.
Los proyectos de ingeniería generan
impactos ambientales severos y una
de las herramientas más comunes y
adecuadas para mitigarlos es el
establecimiento de la vegetación. Sin
embargo la actividad de
vegetalización no se planifica con el
detalle necesario, no se realizan los
inventarios florísticos que permitan
hacer eficiente la solución con
vegetación. Este vacío se ve reflejado Figura 8.1 La Corrección de la quebrada El Silencio
en los problemas que se presentan en incluyó la instalación de diques de consolidación en
gaviones y la regeneración natural con especies
el funcionamiento de las obras, endémicas de la región. (Carlos E. Escobar P.)
siendo los más comunes: la
colmatación de canales y zanjas por
acumulación de sedimentos orgánicos de hojarasca, la excesiva impermeabilización de los
suelos por la acción de los concretos donde se alcanzan humedades bajas, que no garantizan
el arraigo de la vegetación; las exigencias de humedad que sobre el suelo ejercen los árboles
y en forma simultánea la interceptación de la lluvia por el follaje de los árboles localizados
en las coronas de taludes escarpados, contribuyen al déficit hídrico del suelo y la ausencia
de la cobertura vegetal rastrera, encargada de proteger el suelo del secado excesivo y del
impacto de las gotas de lluvia, y el efecto negativo de los sistemas radicales que invaden y
destruyen las estructuras en concreto, además del efecto de palanca que ejercen los árboles
inclinados, en taludes escarpados.
Los anteriores factores hacen necesario plantear lineamientos para el establecimiento de
coberturas vegetales apropiadas para cada tratamiento, donde se incluyen la identificación
agrológica de los suelos, la fisiología y morfología de las plantas, la respuesta de las
coberturas a condiciones extremas y sus comportamientos en obras de control de erosión,
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permitiendo prolongar la vida útil de la solución y disminuyendo los costos de


mantenimiento.
El establecimiento de las coberturas vegetales en labores de control de la erosión se
adelantan labores que incluyen: la identificación de las especies a utilizar existentes en la
zona de similitud biótica, la adaptación de los tratamientos a las condiciones del terreno, la
vocación de las soluciones, las recomendaciones sobre el manejo de las coberturas vegetales
y el mantenimiento más recomendado de las obras dentro del plan de funcionamiento de
las soluciones. La figura 8.1 presenta medidas intensivas de corrección de torrentes
complementadas con el establecimiento de coberturas vegetales reguladoras del medio.
El procedimiento a adoptar para escoger las especies vegetales para la recuperación de
áreas degradadas es el siguiente:
 Caracterización del material vegetal en las zonas con similitud biótica al área a tratar.
 Evaluación del comportamiento de la vegetación existente; su estado en las zonas
geomorfológicas homogéneas, principalmente taludes y laderas, el proceso de
recuperación de las áreas vecinas, haciendo énfasis en la respuesta de las coberturas.
Es importante considerar variables como la pendiente de los taludes, la respuesta de la
vegetación frente a la sequía, la presencia de especies pioneras en el proceso de
regeneración natural y la vocación del tratamiento.
 Comparación de la respuesta de las coberturas vegetales inducidas con la regeneración
natural, en áreas con similitud biótica y geomorfológica.
 Identificación de los procesos erosivos presentes en las zonas con cobertura vegetal,
describiendo sus causas y efectos.
 Identificación de los efectos de las coberturas sobre las obras de drenaje.
Las siguientes son las actividades específicas que se adelantan para la ejecución del análisis:
1. La cartografía del área apoya la localización de las áreas biológicas y climáticas similares
y los bancos para cosechar el material vegetal de propagación. Además se identifican
variables como la orientación y pendiente de los taludes, la distribución de los drenajes
y las características de los suelos. La figura 8.2 presenta un tratamiento de
establecimiento de coberturas vegetales en un talud escarpado, conformado por un
macizo rocoso.

2. Los recorridos por áreas de similitud ecológica permiten la identificación de los


problemas asociados a las coberturas vegetales, a las labores de recuperación y a la
acción de las aguas, además de la respuesta de las coberturas vegetales en los procesos
de recuperación.
3. Inventario de las especies pioneras útiles para la recuperación de las áreas degradadas.

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4. Comparación entre los comportamientos de los diferentes materiales vegetales útiles.


5. Identificación de los procesos erosivos
presentes en los taludes cubiertos con
especies vegetales.
6. Identificación de los problemas de cubrimiento
y estabilidad presentes en los taludes.
7. Selección de las especies útiles para recuperar
las áreas degradadas.
8. Adaptación de los tratamientos más adecuados
para el establecimiento de coberturas
vegetales a utilizar en las soluciones.
9. Análisis y caracterización agrológica y
geomorfológica del suelo.
10. Identificación de los posibles efectos negativos
de las coberturas vegetales sobre las
estructuras de drenaje.
11. Revisión de literatura con experiencias
similares.
12. Entorno de los taludes, respecto a las variables
socio-económicas y socio-ambientales.
Fotografía 8.2. Talud escarpado
13. Integración de la cobertura a la dinámica del conformado por un macizo rocoso
ámbito. vegetalizado con la incorporación de materia
orgánica, semillas, estolones, protegidos con
14. Mantenimiento de las obras y plan de manejo una tela de fique. (Carlos E. Escobar P.)
de las coberturas.
Las actividades relacionadas permiten la
caracterización de las especies de la zona de estudio y su inventario, orientados a identificar
la disponibilidad de las plántulas a utilizar en el proyecto y la posible respuesta como
coberturas en labores de control de la erosión.

8.2 ESTABLECIMIENTO DE COBERTURAS VEGETALES EN EL CONTROL DE LA


EROSIÓN.
Para garantizar el avance de las labores de vegetalización es necesaria una infraestructura
mínima para la producción de plántulas así como la localización de las áreas de acopio del
material vegetal vivo (bancos de propagación) y de la materia orgánica; de todos modos las
actividades necesarias para lograr el cubrimiento de un área degradada con cobertura
vegetal, se adelantan en forma simultánea con las obras de corrección del problema. La
figura 8.3 presenta la revegetalización de taludes conformados por roca con vegetación de
la zona.

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La elección de las especies vegetales a utilizar en labores de control de erosión, cuentan


con criterios tendientes a obtener resultados óptimos: el tipo de cubrimiento esperado, la
resistencia de las plántulas a condiciones adversas, la disponibilidad del material en la zona,
los cuidados y mantenimientos, las distancias de siembra, la forma de propagación y la
dominancia frente a otras especies, son de gran importancia al momento de escoger las
coberturas vegetales. La figura 8.3 presenta una estrategia para vegetar taludes de cortes
con semillas, suelo orgánico y gallinaza.
El diseño de las obras de ingeniería y el
establecimiento de la vegetación están
ligados al tipo de solución y a su entorno
(zona urbana o zona rural). Cuando se trata
de canales, se deben evitar especies
rastreras de crecimiento rápido que
invaden las estructuras; o la presencia de
árboles y plantas con alto aporte de materia
orgánica de hojas y tallos; la siembra de
árboles junto a obras hidráulicas generan
riesgos por presión y estrangulamiento de
la estructura por el tallo o por las raíces
leñosas que tienden a levantar el concreto.
El entorno se refiere a la seguridad de una
comunidad urbana vecina de un
tratamiento, o la regulación hidrológica o
sobre la calidad y cantidad del agua en un
área a tratar y de importancia para labores
industriales o para consumo humano.
Es por eso que las especies vegetales no Figura 8.3. El tratamiento con suelo orgánico,
cumplen en todos los casos las mismas gallinaza, semillas y tela de fique son estrategias
funciones. El tipo de cobertura y su sistema para establecer vegetación en taludes pendientes
de propagación dependen de las de roca. (Carlos E. Escobar P.)
condiciones del tratamiento y de la
susceptibilidad de los suelos a proteger.
8.2.1 Tratamientos con vegetación.
Las labores de campo incluyen los análisis agrológicos de los suelos involucrados con el fin
de orientar el tipo de apoyo (fertilización) y estimar la posible respuesta de la vegetación
instalada. Además se realiza el inventario de las especies vegetales propias de la zona
viables ecológicamente, útiles para los tratamientos vegetales; los sitios de acopio del
material vegetal, la materia orgánica y las áreas que sirven como bancos de propagación.
8.2.2 Análisis y diseños.
Con los elementos identificados en el trabajo de campo y las necesidades del tipo de
cobertura vegetal, se adelanta el diseño de los tratamientos vegetales más apropiados para
recuperar las áreas. Estos se deben integrar con los tratamientos de estabilidad de taludes,
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con las estructuras para el manejo de las aguas las aguas de escorrentía, las líneas de
drenaje y los cauces naturales. Pero la vegetación se establece en los sitios donde se
requieren labores de mitigación y compensación, sin recurrir a ejecutar obras. La figura 8.3
presenta un tratamiento diseñado para vegetar el talud rocoso.
8.3 SELECCION DE ESPECIES VEGETALES
En la selección de especies para el establecimiento de coberturas vegetales en labores de
control de erosión se debe considerar los siguientes criterios:
 Sistema radical.
 Aporte de materia orgánica.
 Porte (altura máxima).
 Morfología.
 Cobertura aérea (diámetro de copa).
 Exigencias climáticas.
 Exigencias edáficas.
 Exigencias hídricas.
 Sistemas de regeneración.
 Recuperación de suelos.
 Influencia sobre obras de ingeniería.
 Periodicidad del mantenimiento.
 Agresividad y dominancia.
 Usos antrópicos (alimenticio - medicinal - artesanal - industrial).
 Palatinidad a los ganados.

8.3.1 Sistema radical.


La respuesta de los sistemas radicales de las especies utilizadas para recuperar áreas
degradadas está relacionada con las características mecánicas y orgánicas del suelo. Se
requieren sistemas radicales leñosos capaces de penetrar en el suelo, logrando a la vez la
mayor cobertura lateral posible a efecto de producir el amarre del suelo.
Las comunidades de plantas de especies vegetales diversas poseen sistemas radicales de
distintas formas, tamaños y profundidades, todos se complementan, cada uno ejerce una
acción específica y todos forman mallas que refuerzan el suelo con eficiencia. Son comunes
los sistemas radicales pivotantes, los fasciculados, los tuberosos, los rastreros y los fibrosos.
Estos son propios de cada especie pero su comportamiento varia con las condiciones físicas
del suelo o de la roca, la posición del nivel freático, las estructuras presentes o heredadas
de la roca. Es por eso que su comportamiento no es homogéneo ni previsible y puede
alcanzar sitios que muchas veces no están dentro de las proyecciones de su establecimiento.
Las zonas degradadas carecen de suelos profundos y por lo general están presentes las
estructuras geológicas heredadas. Esto limita el desarrollo vertical de las raíces, estimulando

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el crecimiento horizontal, de escasa profundidad o siguiendo los planos de diaclasas,


alterando con su presencia los estratos más superficiales de la roca.
En las plantaciones se deben dejar suficientes retiro
entre los árboles y entre estos y las obras de drenaje,
en las franjas resultantes se siembran especies
herbáceas encargadas de proteger las estructuras de
la acción perturbadora de los sistemas radicales
leñosos. Estas especies serán en lo posible,
dominantes con el fin de controlar la invasión de las
otras especies menos eficientes.

8.3.2 Aporte de materia orgánica


En las labores de control de la erosión son necesarias
las obras de drenaje en ambientes forestales, situación
que hace que el ambiente donde operan las soluciones
sea dinámico y se alteren las condiciones iniciales
proyectadas en los diseños. Si bien la hojarasca es
aporte orgánico para el suelo, es sedimento orgánico
en las estructuras hidráulicas y es un inconveniente
por la frecuente colmatación que sufren los canales y
el arraigo de las especies vegetales invasoras que Figura 8.4 Talud protegido con cobertura
disminuyen la eficiencia hidráulica de la estructura. vegetal nativa de la región y que brinda
cubrimiento del 100% al suelo de los
Una de las formas de remediar el problema de agentes del intemperismo. (Carlos E.
sedimentos orgánicos, es el diseño de las estructuras Escobar P.)
hidráulicas de drenaje dotadas con secciones y
pendientes que estimulen el arrastre de los sedimentos por el flujo de agua; o la siembra
de barreras vivas de plantas frondosas como Limoncillo (Cymbogogon citratus (D.C. ex
Nees) Stapf), Citronela (Cymbopogon citratus), pasto Vetiver (Vetiveria Box ex.), paralelas
a la estructura, encargadas de filtrar sedimentos orgánicos del agua. En consideración es
necesario retirar prudencialmente los árboles caducifolios con abundante aporte de hojas.

8.3.3 Porte de la especie


La altura máxima que alcanza la especie es de gran importancia respecto al alcance que
pueda tener la diseminación de su parte orgánica, en relación a la transitabilidad del área,
por la facilidad para su mantenimiento o el efecto de palanca sobre los taludes y la presión
sobre las obras de drenaje. La figura 8.4 presenta un talud protegido con vegetación de
porte rastrero.
Las coberturas vegetales para proteger áreas erosionadas se establecen teniendo en cuenta
las características topográficas de la zona, la calidad del suelo o de la roca presentes, la
concentración de las aguas de escorrentía en la ladera, el volumen y la dinámica que
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adquieren los sedimentos, los efectos sobre los movimientos en masa, la fertilidad del suelo
y las características bio-climáticas del área.
Las zonas degradadas se sectorizan con base en las variables antes mencionadas con el fin
de ubicar en forma adecuada las coberturas vegetales. En las zonas de depósitos coluviales
y en los abanicos aluviales se recomienda sembrar especies de porte arbustivo o arbóreo
que mejoren agrológicamente el suelo, en colinas y laderas son convenientes las especies
de herbáceas, rastrera, rastrojos medios y altos, y en las vecindades de las estructuras de
drenaje, especies de porte bajo, con invasión lateral controlada. Para ello es muy útil
establecer plantas nobles que se regulan por principios aleopáticos.
8.3.4 Morfología
La morfología de las especies seleccionadas como cobertura vegetal tiene alta incidencia en
el comportamiento del agua precipitada en el área. Especies con alta densidad del sistema
foliar tienen mayor capacidad de interceptación de la lluvia. Sistemas foliares espigados
(ejemplo acículos de las coníferas) tienen menor área específica en el sistema, lo que reduce
su capacidad interceptadora.
La densidad, la forma, la rugosidad y el tamaño de las ramas, de los fustes y de los sistemas
foliares son determinantes en la capacidad de la cobertura para aumentar el tiempo de
concentración de las aguas en la ladera.
Además los follajes de tamaño, morfología y alturas diferentes son altamente eficientes en
el control de los elementos del clima como los vientos fuertes, las temperaturas altas y las
humedades bajas que acceden al suelo y lo alteran. De ahí la importancia de establecer
plantas con follajes diversos para proteger, no solo el suelo sino las estructuras como los
pavimentos y los concretos que quedan sometidos a temperaturas altas durante los días
calurosos.
8.3.5 Cobertura aérea
Las especies utilizadas en control de erosión deben tener una cobertura de copa amplia,
derivada de un sistema foliar denso que se constituya en una barrera contra la precipitación
y genere en el suelo un microclima que favorezca el establecimiento de microorganismos
descomponedores que recuperen el suelo orgánicamente.
Aquí es importante la eficiencia que presentan los sistemas multiestratos que son
encargados de regular las aguas en las laderas. Esto asociado a la complejidad de los
sistemas radicales que permiten el amarre de los suelos a varias profundidades
incrementando la estabilidad del sistema.
La reforestación con especies arbustivas estimula el establecimiento de las coberturas bajas
y rastreras encargadas de interceptar las gotas de agua de los árboles, retienen los
sedimentos y amarran los suelos, complementando las acciones de la recuperación del área.
La composición multiestrato de las coberturas vegetales constituye una cadena de
amortiguación de la precipitación, con alta eficiencia, permite la adecuada disposición de la
materia orgánica aportada por el sistema, lo que repercute positivamente en la rapidez de
regeneración orgánica del suelo.

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La cobertura aérea es nicho para la fauna. Esta a su vez es dinamizadora de la sucesión


vegetal al contribuir con la polinización, el transporte y la siembra de vegetación nativa de
la zona y estimula la sucesión vegetal.
8.3.6 Exigencias climáticas
Con el fin de garantizar el arraigo de la vegetación
se deben tener en cuenta las exigencias climáticas
de las especies seleccionadas y estar en armonía
con las del sitio donde se realizan las labores de
control de erosión. La altura sobre el nivel del mar,
la temperatura, la precipitación y la humedad
relativa son recursos que se deben tener en
cuenta para que la vegetación sea vigorosa y
cumpla su papel con éxito.
Las condiciones climáticas inciden directamente
en la capacidad de respuesta de la vegetación. De
ahí la importancia de dotar de riego las áreas que
quedan expuestas a sequía.
8.3.7 Exigencias edáficas
La calidad de los suelos es factor determinante en Figura 8.5 La corrección del cauce es soportada
el desarrollo de las especies vegetales, por tal en las estructuras de control y apoyada con
razón, al seleccionar la cobertura para labores de vegetación rastrera, arbustiva y arbórea que
control de erosión se deben tener en cuenta las contribuye a conservar el recurso hídrico. (Carlos
exigencias de nutrientes de las especies de E. Escobar P.)
acuerdo a la calidad de los suelos del área a tratar.
Si existe deficiencia en la presencia de nutrientes, se debe adelantar un programa de
fertilización acorde a las exigencias de la cobertura seleccionada. En casos en que el suelo
presente una avanzada degradación es recomendable utilizar abonos orgánicos
compensados que contribuyan a mejorar la estructura física y las propiedades químicas del
suelo.
8.3.8 Exigencias hídricas
En la fisiología de las plantas el elemento hídrico es un factor de primer orden por tanto, al
seleccionar la cobertura vegetal debe compararse las exigencias de agua de las especies
con la existente en el área de tratamiento y considerar además las fluctuaciones que sufre
el nivel freático y la humedad del terreno, por la presencia de las obras de control de erosión.
8.3.9 Sistema de regeneración
La propagación de especies utilizadas para recuperar áreas degradadas debe ser simple y
de alta viabilidad, las mejores características las presentan aquellas plantas que aportan
gran número de semillas o las que tienen una reproducción vegetativa por tallos rastreros,
estolones, rizomas o bulbos, con los cuales se logra el cubrimiento rápido de la zona.
8.3.10 Recuperación de suelos
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En las prácticas se utilizan especies pioneras de rápido crecimiento, que aportan materia
orgánica, mejorando las condiciones para el establecimiento de las especies definitivas.
La materia orgánica aportada por las especies herbáceas y pioneras se descompone
rápidamente y favorece el aumento de microorganismos en el suelo y restituyen un eslabón
básico en la cadena alimenticia. Esto conduce a una rápida activación de la dinámica
sucesional de la cobertura y al equilibrio ecológico en el área recuperada.
De ahí la necesidad de establecer coberturas vegetales de follajes densos, con sistemas
radicales fibrosos y fasciculados que al descomponerse contribuye a la formación del suelo
como una estructura edafológica eficiente.
8.3.11 Influencia sobre obras de drenaje
El éxito de los tratamientos de control de erosión está supeditado a la simbiosis que existe
entre las coberturas vegetales y a su evolución en ambientes con las obras de drenaje. Su
acción es complementaria y no debe existir presión entre ellas. La figura 8.5 presenta un
tratamiento integral de un cauce que abastece agua para consumo humano.
El establecimiento de coberturas vegetales debe considerar las presiones que se pueden dar
sobre las estructuras en concreto: la presión que ejercen los sistemas radicales sobre las
obras, la acción de palanca que ejercen los árboles sobre taludes de pendientes fuertes, el
aporte de sedimentos orgánicos y la presencia de especies vegetales sobre las estructuras
de drenaje son entre otras, muy frecuentes.
De ahí la importancia de seleccionar con detalle la cantidad, la frecuencia, la sección y las
pendientes de las estructura hidráulicas, así como las prácticas de mantenimiento como
podas, manejos silviculturales a plantas de porte medio y alto y las labores de recuperación
de áreas degradadas con el material vegetal extraído de las rondas de mantenimiento de
obras.
8.3.12 Periodicidad en el mantenimiento
El espacio de tiempo que requiera una cobertura vegetal para regenerarse, extenderse y
desarrollarse hasta el punto de convertirse en un obstáculo para las obras de drenaje es un
factor de amplia repercusión económica y de eficiencia de las obras.
Las coberturas deben tener un período de desarrollo lo más amplio posible con el fin de que
disminuya el número de mantenimientos en espacio de tiempo.
8.3.13 Agresividad y dominancia
Para la elección de las coberturas vegetales en obras de control de erosión se tiene en
cuenta la agresividad de las especies con el fin de poder estimar el tiempo el cubrimiento
óptimo de la zona; la dominancia existente entre las especies permite el control de las menos
eficientes con el fin de proteger las obras de drenaje, apoyando su funcionamiento y
contribuyendo a la regulación de los caudales y de los sedimentos orgánicos.
8.3.14 Usos antrópicos

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Al seleccionar la cobertura vegetal es determinante considerar el uso final que tendrá el


área sometida a tratamiento. Las condiciones de estabilidad que se esperan obtener con la
solución determinan, en muchos casos, el uso potencial del terreno.
En zonas donde se lograr alta estabilidad podrán establecerse especies aprovechables como
frutales, medicinales, leña o madera; por el contrario, si la estabilidad conseguida por el
tratamiento es baja, la zona debe revegetalizarse con especies que desestimulen la
presencia de personas en el área.
8.3.15 Palatinidad a los ganados
Uno de los principales agentes de daño en áreas con tratamiento de coberturas vegetales
es la presencia de ganados (equinos, vacunos, caprinos, otros). Con el fin de evitar la
presencia de estos animales en la zona debe considerarse, como criterio de selección de
cobertura, la palatinidad de las especies a los ganados, de esta forma se evita que el área
sea atractiva para el pastoreo.

Si las especies más apropiadas para el establecimiento de vegetación en el área son


forrajeras, se debe cercar el área para evitar el daño por animales.

8.4 CONCEPTOS DE BIOINGENIERIA PARA EL CONTROL DE LA EROSION.


8.4.1 Las bioestructuras del suelo
Se definen como estructuras enmarcadas en ambientes donde se establece vegetación. Son
especies vegetales dotadas de sistemas radicales leñosos pivotantes y fasciculados, y
fibrosos que forman mallas que refuerzan el suelo.
Muchos problemas de inestabilidad del suelo son atendidos con soluciones de bioingeniería
del suelo. Estas soluciones además de económicas, tienen menor impacto ambiental, los
elementos naturales se autorreparan y los controles sobre los elementos del clima como
vientos fuertes, temperaturas altas y humedades relativas bajas son controlados y con ello
se conserva el suelo plástico con las condiciones de humedad que lo hacen eficiente y
estable.
8.4.2 Influencia hidromecánica de la vegetación
8.4.2.1 Prevención de la erosión.
Usualmente el establecimiento de las coberturas vegetales previene simultáneamente la
erosión superficial provocada por el viento y las lluvias repentinas.
La vegetación herbácea y la arbórea, presenta los siguientes efectos positivos sobre la
regulación de caudales de aguas pluviales y de escorrentía:
 Intercepción: El follaje reduce el impacto de las gotas de lluvia sobre el suelo, previene
su compactación aumenta el tiempo de concentración de los caudales en la cuenca.
 Amortiguación: El follaje reduce la velocidad del viento y es barrera evitando altas
velocidades a nivel de suelo. Además mitiga las temperaturas altas que acceden al suelo
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y la hojarasca es una barrera que permite conservar la humedad del suelo, haciéndolo
eficiente.
 Fijación del suelo: Las raíces ligan las partículas del suelo, mientras los residuos
vegetales superficiales filtran los sedimentos del agua. Simultáneamente se crean las
condiciones para la deposición de los sedimentos por la reducción de la velocidad de las
aguas de escorrentía.
 Retardación: Las hojas, los tallos y los residuos vegetales incrementan la rugosidad
del suelo, por lo tanto disminuyen la velocidad del agua de escorrentía evitando que se
presente la erosión del suelo. El follaje brinda mayor aspereza quitándole velocidad al
viento.
 Infiltración: Los sistemas radicales contribuyen a mejorar la porosidad del suelo y por
lo tanto la permeabilidad. El cúmulo de obstáculos por los tallos, las raíces y la hojarasca
son disipadores de la energía del agua de escorrentía, obligan mayor recorrido de las
aguas superficiales y con ello la infiltración.
 Evapotranspiración: Las plantas toman parte del agua del suelo, retardando su
saturación y participando decididamente en el ciclo hidrológico.
 Fertilidad: Se obtienen mejores condiciones agrológicas del suelo como consecuencia
del aporte de materia orgánica y otras funciones como la fijación de nitrógeno.
8.4.2.2 Prevención de movimientos de masa.
Las plantas leñosas (árboles y arbustos) previenen los movimientos en masa que involucran
el suelo, particularmente de poca profundidad, mediante el incremento de la resistencia a
la cizalladura.
La vegetación influye en el equilibrio de fuerzas actuantes de los taludes, así:
 Efecto de las raíces: Mecánicamente asumen el esfuerzo de cizalladura del suelo y lo
transforma en tensión, actuando como refuerzo.
 Control de la humedad: La evapotranspiración, la intercepción del follaje y la capa
orgánica aportada controlan la humedad en el suelo.
 Efecto de contrafuerte y arco: Los tallos anclados y embebidos funcionan como tales,
para contrarrestar la cizalladura.
 Sobrecarga: La vegetación aunque implica un sobrepeso, posee un componente
perpendicular al talud que contribuye a evitar el deslizamiento.
Sin embargo, existen algunos factores que podrían disminuir el efecto estabilizante de la
vegetación arbórea, como por ejemplo:
 Apalancamiento: La tendencia de las raíces es la de servir de cuña sobre grietas,
fisuras y canales del suelo, contribuyendo a su inestabilidad.
 Arrastre del viento: Cuando este es fuerte, puede arrancar los árboles y lanzarlos
ladera abajo.

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 Presión sobre las obras hidráulicas: ejercida por las raíces y los tallos de los árboles
cercanos a las estructuras ó por el aporte de hojarasca y residuos orgánicos que taponan
las estructuras hidráulicas.
Imitaciones artificiales de las propiedades biotécnicas son las "estructuras de tierra armada"
y las "pilas de raíces reticuladas" (colocación de un arreglo de pilas en concreto
entrecruzadas, fundidas "in situ" de pequeño diámetro).
En desventaja de estos métodos radica en la rápida corrosión y deterioro; puesto que las
raíces tienen la propiedad de auto-repararse y
regenerarse.
Para lograr la recuperación integral de las áreas
degradadas, se adelantan medidas intensivas
encargadas de corregir, en primera instancia, los
problemas erosivos activos logrando el equilibrio
necesario para el posterior arraigo y
establecimiento de la cobertura vegetal.
8.5 APOYO A TRATAMIENTOS CON
VEGETACIÓN.
La recuperación de taludes y laderas
desprovistos de vegetación se logra mediante
prácticas para el establecimiento de vegetación,
utilizando plantas de tipo rastrero y de rápido
crecimiento con el apoyo de materia orgánica y
fertilizantes a fin de lograr el rápido cubrimiento
del área.
Los tratamientos están conformados por varios Figura 8.6 El material vegetal es extraído de
individuos del mismo cauce. (Carlos E.
elementos: unos, como las estacas o mallas, Escobar P.)
garantizan la seguridad del tratamiento en los
taludes escarpados; otros, como el abono verde son aporte de materia orgánica, protegen
el material vegetal vivo y el suelo de las variaciones climáticas, garantizando la humedad
suficiente para la germinación, el arraigo y el establecimiento de las plantas, y los últimos,
el material vegetal vivo, es la fuente que genera las plantas encargadas de proteger
definitivamente el talud, cuando estas se establecen.
Los tratamientos vegetativos requieren de una infraestructura que garantice la producción
del material vegetal orgánico de abonos verdes y el material vegetal vivo como estacas de
palos nacederos, estolones y semillas, según las necesidades. A continuación se hace la
relación de la infraestructura y los tratamientos para el establecimiento de vegetación.
8.5.1 Banco de propagación.
Lugar que se establece con el propósito de obtener material vegetal vivo como tallos,
rizomas, estolones o semillas útiles para la propagación vegetativa. Este material es
cosechado y transportado al sitio de siembra.

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Los bancos de propagación son útiles cuando se requieren plantas de reproducción por
rizomas, estolones y semillas. Se debe escoger un terreno de excelentes condiciones de
textura y drenaje (suelo franco arenoso) y con presencia de elementos mayores y menores.
Las deficiencias deben ser suplidas con fertilizante.
Los bancos de propagación para labores de revegetalización en proyectos de ingeniería, se
localizan previamente, aprovechando las áreas cubiertas por las especies a utilizar las cuales
se explotan por el método de entresaca, evitando así que se agote el recurso. La figura 8.6
presenta un ejemplo de una estaca de un árbol nacedero sembrada en una margen de un
cauce para reforzar la vegetación del bosque de galería. Esta siembra aprovecha elementos
que se reproducen por métodos asexuales cosechados de árboles de la cuenca.
8.5.2 Suministro de material vegetal.
Esta actividad comprende la obtención de semillas, rizomas, estolones y estacas de palos
nacederos, de especies rasantes y arbustivas, elementos esenciales para adelantar las
prácticas y labores de revegetalización de áreas degradadas y en la estimulación de zonas
que necesitan mayor cubrimiento vegetal.
8.5.3 Suministro de materia orgánica.
Esta actividad comprende la explotación de la materia orgánica, de suelo orgánico, abonos
verdes, compost, con el fin de mejorar los suelos orgánicamente, obtener mejores
condiciones de humedad y nutrientes para las plantas. Además se logra la protección del
suelo del secado por las temperaturas altas y los vientos y se logra la respuesta rápida de
las coberturas vegetales en el tratamiento.
Las labores de apoyo en viveros y los suministros de material vegetal como semillas,
estolones, rizomas, plántulas y materia orgánica, son el soporte para la ejecución de los
tratamientos los cuales se explican a continuación.
8.6 TRATAMIETOS CON VEGETACIÓN
Son las distintas prácticas utilizadas para el establecimiento de coberturas vegetales en
taludes y laderas.
8.6.1 Plantaciones.
La presencia de árboles y arbustos constituyen el último eslabón de la cadena vegetacional
en la recuperación de los suelos. Por eso se recomienda solo arborizar las áreas que
presenten coberturas de especies rastreras o rastrojos, encargadas de amortiguar el impacto
de las gotas y proteger el suelo. Los árboles no son recomendados como plantas pioneras
para la recuperación de áreas degradadas, porque no brindan suficiente protección al suelo
debido al impacto de las gotas que caen por escurrimiento y la carencia de los obstáculos
suficientes para la disipación de las aguas de escorrentía. Sin embargo son pilares
fundamentales para la regulación de aguas y el control de los elementos del clima que
acceden al suelo.
Se dan las recomendaciones para el establecimiento en el sitio definitivo, de las plántulas
obtenidas en el vivero o suministradas. Sistema de siembra: se recomienda ubicar los
árboles entre sí con espaciamiento regular y suficientemente denso; los sistemas de siembra
337
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son: el cuadro y tresbolillo. El sistema en tresbolillo tiene la ventaja con respecto al sistema
al cuadro de permitir la plantación de aproximadamente el 15% más de árboles en una
misma superficie y asegura una mayor protección del suelo en pendientes fuertes.
Distancia de siembra: las distancias de siembra de los árboles están marcadas en principio
por el desarrollo de los árboles, su crecimiento y de los objetivos generales que pueden ser:
cobertura de suelos, protección de cuencas o ensayos entre otros. También depende de las
especies ya que cada una en particular tiene características que acreditan tratamientos
diferentes y de las condiciones del sitio como la pendiente del terreno. De todos modos las
distancias deben ser suficientemente amplias para permitir el ingreso de luz a los estratos
arbustivos y herbáceos, logándose así un follaje denso que proteja integralmente el suelo.
La tabla No 8.1 presenta el número de árboles a plantar por hectárea según diferentes
espaciamientos.
Tabla 8.1. Cantidad de árboles por hectárea

Espaciamiento Árboles por hectárea


entre árboles
Cuadro Tresbolillo
metros
2,0 x 2,0 2500 2888
2,5 x 2,5 1600 1848
3,0 x 3,0 1111 1283
3,5 x 3,5 816 943
4,0 x 4,0 625 722
5,0 x 5,0 400 462
6,0 x 6,0 278 321
7,0 x 7,0 204 236
8,0 x 8,0 156 180
9,0 x 9,0 123 142
10,0 x 10,0 100 116

Preparación del suelo: la preparación del suelo depende de las condiciones particulares de
cada sitio, consiste en la eliminación de la vegetación existente por métodos manuales
(machete) o de medios mecánicos (motosierra, tractores), con el objeto de evitar la
competencia de luz y nutrientes a los árboles que se van a plantar.
Disposición de los residuos vegetales: todos los materiales de la preparación del terreno
deberán colocarse en sitios seleccionados, de tal manera que no interfieran los trabajos de
plantación. Estos se acumulan y sirven como materia orgánica para recuperación de otras
áreas degradadas.
Trazado: se ejecuta en el campo directamente con el apoyo de cintas o cuerdas marcadas
con el propósito de que las distancias escogidas queden uniformemente distribuidas en el
terreno, y en cada sitio se puede dejar una estaca a manera de marcación. Se procede al
plateo, que consiste en limpiar de vegetación un área circular con diámetro de un metro y
en el centro del plato se realiza un hoyo, de tamaño tal, que permita la colocación del árbol
(generalmente 30 x 30 x 30 cms).

338
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Plantación: la siembra en lo posible debe coincidir con la época de lluvias. Este trabajo
consiste en retirar la bolsa, evitando desmoronar el pan de tierra y se coloca el árbol en el
hoyo rellenándolo con la tierra que se extrajo es para afirmarlo y prensándolo para evitar
espacios vacíos. Transcurridos 15 días de la siembra se fertiliza con productos que
contengan los nutrientes necesarios para el tipo de suelo que se reforesta. Al mes se practica
la resiembra reemplazando las plántulas muertas o en mal estado y su fertilización.
Las labores de plantación se realizan con plántulas con portes de más de 0,30 m con el fin
de lograr un tratamiento exitoso.
8.6.2 Empradizado.
Los empradizados se utilizan para proteger áreas de taludes y laderas de la erosión y
simultáneamente contribuyen a mejorar el paisaje, cuando se ejecuta un tratamiento en
zonas urbanas. Se acostumbra utilizar el procedimiento de implantación de cespedones. La
figura 8.7 presenta los esquemas donde se identifican los elementos de una empradización
de un talud.

0,30
Tepe (cespedón)

0,30

Figura 8.7 Empradizado con tepes o cespedones.


Materiales y control de calidad:
Cespedones. Se recomienda que los cespedones sean de una sola clase de pasto; deberán
provenir de campos sanos, libres de malezas y espartillos. El cespedón cuenta con una capa
de tierra vegetal no menor de cinco centímetros de espesor.
Los fertilizantes deben contener nitrógeno, potasio y ácido fosfórico en proporciones
adecuadas. Se podrá usar estiércol muy desmenuzado y pulverizado.
Control de calidad. En las implantaciones de cespedones se debe lograr un cubrimiento del
100% del área tratada.

339
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El material será ecológicamente viable para el trabajo, con el vigor suficiente para una
propagación rápida, adaptabilidad al medio y con la suficiente madurez fisiológica para
garantizar su retoño.
Aspectos de construcción:
Se arrancan los cespedones en cuadros de 30 x 30 centímetros, cuidando de evitar los daños
en las raíces. Los cespedones se implantan directamente sobre el suelo. Cuando las
condiciones de pendiente así lo exigen, se utilizan estacas de guadua u otro material
adecuado para fijar los cespedones al talud.
8.6.3 Cubrimiento de laderas con abonos verdes.
Algunas zonas degradadas se aíslan a la acción y presión del hombre y animales, induciendo
la aparición de cobertura vegetal autóctona, utilizando estacas como elementos de soporte
para los abonos verdes conformados por semillas, estolones, tallos y rizomas recolectados
en la región. La figura 8.8 es un esquema del tratamiento con el establecimiento de
vegetación con abonos verdes. Las estacas fijan el tratamiento al talud pendiente, el abono
verde con semillas, tallos, estolones y rizomas es el elemento que provee el material
orgánico y los elementos vivos que formarán
las plantas.
Procedimiento:
Se clavan estacas de 30 centímetros de Estaca de
guadua o
longitud, distanciadas 30 centímetros, material
colocadas a tres bolillos, posteriormente se resistente
Capa de
cubre el suelo con una capa de abonos rastrojo
verdes dotados de semillas, estolones,
rizomas y tallos, de 10 centímetros de Suelo
espesor. El abono verde protege el talud de
0,15
la degradación por intemperismo y de la
erosión, además aporta la materia orgánica
necesaria para soportar el arraigo y el
establecimiento del material vegetal vivo y Figura 8.8 Revegetalización con abonos
conservándolo estable en el sitio de verdes
tratamiento.
8.6.4 Cubrimiento de taludes con tela
biodegradable.
Es el establecimiento de cobertura vegetal correspondiente a estratos rasante y arbustivo
en sitios donde el suelo es rocoso, de pendientes fuertes, utilizando telas biodegradables de
fique o coco, estacas de 30 centímetros de largo, abnos verdes dotados de semillas, tallos
nacedero y estolones. El material vegetal vivo (semillas, tallos y estolones), es
ecológicamente viable para el trabajo, con el vigor suficiente para una propagación rápida,
adaptabilidad al medio y con la suficiente madurez fisiológica para garantizar el retoño.
Procedimiento:

340
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Se limpia el talud del material suelto, se clavan las estacas distanciadas 30 centímetros al
triángulo (aproximadamente 11 estacas por m 2), posteriormente se cubre el suelo con una
capa de abnos verdes de 7 centímetros de espesor; sobre ésta se riegan semillas al voleo,
de diferentes especies; se coloca otra capa de abonos verdes hasta conseguir un espesor
de 12 centímetros. Por último se cubre con tela biodegradable y asegurándolos con estacas.

Tela de fique (costal)

Estacas de
guadua o material
resistente
Capa de
rastrojos semilla

Roca

0,15

Figura 8.9
Revegetalización con tela
biodegradable

8.6.5 Barreras vivas.


Es la siembra en línea de tallos, plantas, arbustos y árboles de porte bajo y medio. Se utilizan
plantas perennes de crecimiento denso que en corto tiempo formen un obstáculo efectivo.
El material vegetal será ecológicamente viable para el trabajo, con el vigor suficiente para
la una propagación rápida, adaptabilidad al medio y con la suficiente madurez fisiológica
para garantizar su retoño. La figura 8.10 presenta las alternativas para establecer barreras
vivas

341
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Figura 8.10a. Barreras vivas con limoncillo

Figura 8.10b Barreras vivas con cañas

DH

0,30

Figura 8.10c Barreras vivas con cañas


Las barreras pueden ser sencillas, dobles o triples y son utilizadas para reducir la velocidad
del agua de escorrentía o del viento, para atrapar sedimentos o para fijar las orillas de
cauces torrenciales de sección amplia (tramos de sedimentación), conformados por la
acumulación de sedimentos.
Procedimiento:
Se siembran sobre alineamientos preestablecidos, con material vegetal distanciado cada 20
centímetros a 3.00 metros entre barreras. La distancia entre barreras depende de la
pendiente del terreno. Las especies más utilizadas son: limoncillo (Cymbopogon citratus);
caña brava (Gyneryum sagittatumm); chusque (Chusguea sp); bambú (bambusa sp);
nacedero (Trichartera gigantea); guadua (guadua sp), entre otras.
8.6.6 Trinchos para laderas.

342
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Son barreras transversales construidas en una


ladera con el
fin de fijar
materiales y
suelo para
lograr el
ambiente
apropiado para covertura

el
vegetal

Suelo natural

Relleno

Madera

Figura 8.12 Ladera tratada con trinchos


en guadua

establecimiento de cobertura vegetal. En


Figura 8.11 Trinchos en guadua para laderas se aconseja la utilización de trinchos de
confinar un antiguo cauce y apoyar labores pared simple, como se presenta en la figura
de establecimiento de vegetación. (Carlos E.
8.11.
Escobar P.)
8.6.6.1 Trinchos en madera.
El trincho es una estructura de carácter temporal, conformada por elementos horizontales
que pueden ser de guadua o madera rolliza los cuales son soportados por elementos
verticales (se pueden colocar palos nacederos), con diámetros iguales a los horizontales
previamente hincados al terreno, como mínimo a 80 centímetros de profundidad, y con una
altura de 40 centímetros por encima del nivel del terreno, separados entre sí un metro,
siguiendo las curvas de nivel. Los elementos horizontales se amarran con alambre
galvanizado de 3 milímetros de diámetro y tensado con grapas. La figura 3.12 presenta un
el perfil de una ladera tratada con trinchos en guadua.
Procedimiento:
Los trabajos necesarios para la construcción de los trinchos consisten en la nivelación del
terreno con el fin de construir un trincho regular, se realizan los hoyados que permitan
hincar los elementos verticales los cuales cuentan con un relleno alrededor bien apisonado.
Posteriormente se colocan uno a uno los elementos horizontales, asegurándolos a los
verticales con alambre galvanizado.
Paralelo a la construcción se realiza el relleno, bien apisonado en capas horizontales, el cual
debe quedar terminado con un desnivel por la línea de máxima pendiente de tal forma que
permita el rápido escurrimiento del agua de exceso. Por último se establece vegetación
rastrera para controlar la erosión y proteger el suelo
8.6.6.2 Trinchos en esterilla.

343
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Es un tratamiento en forma de gradas, se utiliza como soporte a tratamientos vegetativos


en escarpes de suelos estables e inertes, dejados por deslizamientos o por cortes. Son
estructuras pequeñas encargadas de retener en forma temporal, suelos y material vegetal
para lograr el establecimiento definitivo de las coberturas vegetales o para proteger obras
de drenaje a media ladera. La figura 8.13 es un esquema de los trinchos en esterilla.
Procedimiento:
Los trinchos en esterilla consisten en barreras transversales formadas con esterilla de
guadua de 20 a 30 centímetros de altura, soportadas a la ladera por macanas hincadas 70
centímetros en el terreno, amarradas con alambre negro, distanciadas 60 centímetros entre
sí. Posterior se ejecuta el relleno, con tierra de la excavación, dejada por el perfilado y el
trincho.
Para lograr la continuidad del trincho se traslapan las esterillas, cuidando de colocar una
macana en cada extremo del traslapo. Por último se realiza el relleno hasta conseguir una
terraza convenientemente nivelada para permitir el escurrimiento de las aguas de
escorrentía. La berma formada por el trincho se cubre con vegetación apropiada,
especialmente especies de gramíneas y leguminosas.

Esterilla

h Estaca viva o macana Macana o


de 1 m. de longitud estaca viva
VISTA FRONTAL
Esterilla CORTE LONGITUDINAL

Figura 8.13 Trinchos en esterilla

8.6.6.3 Trinchos en caña brava.


Los trinchos en cañabrava son bioestructuras que se utilizan como soporte a tratamientos
vegetativos en escarpes dejados por deslizamientos o cortes de suelos estables e infértiles.
Son estructuras transversales pequeñas encargadas de retener en forma temporal, suelos y
material vegetal y lograr el establecimiento, de la cañabrava y de coberturas vegetales nativas.
Se utilizan además para fijar las orillas en tramos de cauces torrenciales amplios, en proceso
de sedimentación o para recuperar áreas degradadas de escarpes, donde no existen
estructuras de drenaje como acequias o canales. Figura 8.14

344
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L
L

H
Estaca viva

Cañabrava CORTE LONGITUDINAL

Figura 8.14 Trinchos en cañabrava

Procedimiento:
El tratamiento en forma de gradas, está conformado por macanas o estacas vivas de un metro
de largo, las cuales se hincan distanciadas cada 60 centímetros. Posteriormente se hace un
tendido de tallos de cañabrava, cortados en trozos de 3.00 metros, con la suficiente madurez
fisiológica para garantizar su retoño, los cuales van asegurados a las estacas con alambre negro
No 16 hasta conseguir una altura de 30 centímetros, por último se realiza el relleno detrás del
trincho hasta nivelar la grada.
Se nivela el terreno y se hincan las macanas hasta conseguir alturas de 30 centímetros. Se
extienden los tallos en cañabrava hasta alcanzar la altura requerida. Por último se realiza el
relleno hasta lograr la terraza nivelada. Sobre esta se siembran especies de gramíneas y
leguminosas como refuerzo al tratamiento.
8.6.7 Senderos.
Son los caminos de acceso a las obras dejados después de la ejecución de un proyecto de
control de erosión y de labores para el control de la erosión. Los senderos, coinciden con los
utilizados por las comunidades o aquellos dejados después de la ejecución de las obras. Se
utilizan para realizar las revisiones y el mantenimiento de las obras de control de la erosión.
La ausencia de los senderos es causa del abandono de las estructuras y su destrucción por
falta de revisiones, los mantenimientos y las reparaciones oportunas.

***
8.7 LECTURAS COMPLEMENTARIAS

Bosques en la cultura del agua

Tras haber caído el telón de La Niña 2010/2011 con legiones de damnificados y cuantiosas
pérdidas en los medios urbanos y rurales, debe advertirse la urgencia de una reconstrucción
345
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que empiece por ordenar las cuencas. La Niña, esta vez significativamente superior a la
media y por lo tanto una de las más intensas de las últimas décadas, como fenómeno que
hace con El Niño un ciclo de comportamiento errático, regresará para hacer más húmedas las
temporadas secas y de lluvias del singular clima bimodal de la región tropical andina
colombiana.

Y tras evaluar y proyectar grosso modo las elocuentes lecciones de las consecuencias de
torrenciales aguaceros que han batido registros históricos en frecuencia e intensidad, de no
apurar la adaptación ambiental de la que habla el ambientalista colombiano Gustavo Wilches
Chaux en “La construcción colectiva de una cultura del agua”, preocupa lo que se vivirá en
las siguientes temporadas invernales cuando de nuevo arrecie La Niña, de conformidad con
lo ocurrido en este lustro y las dramáticas consecuencias de múltiples y variados eventos
hidro-meteorológicos, que entregan para la historia de Colombia las aterradoras imágenes de
inundaciones de poblados enteros en la Mojana y la Sabana de Bogotá, de los estragos de
flujos de lodo como en Útica y del corrimiento de tierra que se llevó a Gramalote, a modo de
inequívocas señales de que somos altamente vulnerables al desastre del calentamiento
global.

Y para la ecorregión cafetera, las inundaciones en La Dorada y La Virginia, la pérdida de las


bancas de las vías principales para las transversales de Manizales y Armenia y de la red
terciaria de las zonas rurales del Eje Cafetero, o la grave problemática de la cuenca de la
346
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Quebrada Manizales, tres hechos que tienen en común la falta de una adaptación a la
amenaza del calentamiento global, donde se reclama la declaratoria de zonas de interés
ambiental en sectores críticos de los corredores viales y un ordenamiento de cuencas que le
apunte a la planificación agrícola, al manejo de nuestras represas hidroeléctricas, al
aseguramiento de fuentes hídricas, al debido uso del agua, y a la ocupación no conflictiva del
territorio en lugares susceptibles a sequías, inundaciones y movimientos en masa.

Entonces, para mitigar la vulnerabilidad del hábitat frente a las torrenciales lluvias
invernarles, en principio debemos aceptar que dicha fragilidad está asociada a las condiciones
que favorecen el descontrol hídrico y pluviométrico resultante de la tala de bosques, dada su
doble función como reguladores de las precipitaciones y de los caudales; lo primero al
descargar las nubes gracias a la condensación del vapor de agua, y lo segundo al retener la
humedad resultante de las precipitaciones. De esta segunda función se nutren las aguas
subterráneas y por lo tanto los acuíferos y manantiales, lo que reduce las escorrentías a tal
punto que el caudal de los ríos puede ser casi el mismo en invierno que en verano. Y de la
primera función, al tener bosques se moderará la intensidad de las lluvias al igual que su
distribución a lo largo del año: quien penetra al bosque andino puede advertir en el ambiente
húmedo de los musgos y en el fresco del follaje, la condensación del vapor de agua extraída
de las masas de aire que trae la brisa diurna a transitar por ese ámbito. Pero si hemos
deforestado las montañas, desde la cuenca baja cercana a los valles interandinos hasta la
cumbre, no habrá posibilidad de condensación alguna, y por lo tanto se cargarán más las
nubes en su tránsito hacia la cordillera, pudiendo a su paso generar precipitaciones a la
altura de nuestras ciudades de montaña, chubascos que caerán a modo de aguaceros
diluviales.

En conclusión, para comprender mejor el impacto de haber destruido humedales, talado


bosques y ocupado rondas de ríos y quebradas, y entender mejor la necesidad de reponer el
bosque como fundamento para la estabilidad del medio biofísico, socioeconómico y cultural
de nuestro entorno rural y urbano, habrá que aceptar la crítica situación causada por el
efecto del “pavimento verde” asociado a la grave potrerización de nuestras montañas, y
también la problemática de los “pavimentos grises” constituidos por nuestros mayores
centros urbanos, cuyas escorrentías no están reguladas dado su sistema de alcantarillado

347
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directo carente de estructuras hidráulicas de almacenamiento y efecto regulador llevando de


inmediato las aguas lluvias a las quebradas periurbanas, y abreviando como en el caso de las
montañas desnudas los tiempos de concentración de las aguas para elevar sustancialmente
los caudales, e incrementar con ellos la erosión hídrica y detonar flujos y deslizamientos en
las zonas de pendiente, e inundaciones sobre valles y sabanas.

[Ref: La Patria, Manizales, 2011, 05, 23] Imagen: Izq. Selva Tropical Andina y Der. Guadua
de la Ecorregión Cafetera. Créditos en la imagen.
***

Paisaje Cultural Cafetero: disrupción para un desarrollo sostenible

Resulta necesario diferenciar una caficultura orgánica nutrida de elementos culturales, de


otra no amigable con el medio ambiente y de corte agroindustrial. La primera donde el valor
agregado alienta a unas comunidades rurales que le han apostado a su organización como
base para su cadena productiva y la producción limpia; y la segunda, intensiva en productos
de base química, como pesticidas, herbicidas y fungicidas para enormes volúmenes de café
pergamino, en la que se generan utilidades para quienes controlan el mercado y los
agroquímicos. Aún más, cada una de ellas tiene su propia historia: la orgánica con su doble
carácter al ser remembranza de los años veinte y consecuencia de nuestra identidad cultural,
o reflejar una experiencia alternativa compatible con las demandas ambientales que corren el
riesgo mimetizarse en un nuevo mercado certificado para consumir, y la segunda de la

348
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rubiácea de los plaguicidas con su carácter antiecológico como relicto de la sociedad


industrial de ayer y expresión de los impactos negativos de la revolución verde.

Y aludo a una disrupción por ser una acción que se opone a la del simple mejoramiento del
actual modelo cafetero como vía que no admite implementar un desarrollo sostenible, porque
francamente no resultaría viable intervenirlo para soportar el proyecto del Paisaje Cultural
Cafetero y enfrentar el calentamiento global, los dos mayores desafíos del sector para las
siguientes décadas. Ayer cuando arrasamos el sombrío se dio una disrupción en el modelo
cafetero, que supuso abandonar un sistema que engrandeció a Colombia hasta cuando
cometimos el error de apostarle al monocultivo del café y perder esta tecnología con la cual
se industrializó a Colombia e hicimos pasar el meridiano cultural, económico y político del país
por Manizales. Tras haber palidecido la economía cafetera de las grandes haciendas
exportadoras en el eje Cundinamarca-Santander de finales del Siglo XIX, entrado el Siglo XX
se consolida otro modelo de producción para la exportación cafetera basado en la economía
campesina, y por lo tanto de estructura minifundista como lo es la de la tenencia de la tierra
en la zona cafetera. Y gracias al impacto de los ferrocarriles cafeteros de la década de 1920 y
al efecto dinamizador de los mercados internos asociado al nuevo modelo de producción del
grano, se dio el poblamiento de la región cafetera en Colombia y la creación de la Federación
Nacional de Cafeteros (1927), dos factores fundamentales para un crecimiento con desarrollo
que benefició la región andina de Colombia, dado que además del alto efecto redistributivo
del ingreso, las grandes rentas de esta tecnología en manos propias se destinaron a la
economía rural para escuelas, acueductos, puestos de salud y vías terciaras.

Gracias a décadas de crecimiento y desarrollo se elevaron sustancialmente los índices de


calidad de vida en esta ecorregión, consecuencia de una organización que creó el
Fondo Nacional del Café para tal fin, y rara blindar a los asociados de los altibajos del
mercado, y facilitar la logística y comercialización del grano; con la fijación del precio
cubriendo los costos de los pequeños productores menos eficientes se generaron rentas
adicionales para los grandes cafeteros. Pero en los años setenta llega la nueva caficultura
basada en la revolución verde, que elimina el sombrío y la biodiversidad al transformar en
monocultivos los cafetales y desnudar quebradas.

349
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La fórmula que facilitó las plagas, desterró del campo a legiones de campesinos sin
educación suficiente que no pudieron asimilar el nuevo modelo financiero y tecnológico más
complejo. Ellos, atraídos por el espejismo de la ciudad como escenario de oportunidades que
tampoco estarían a su alcance, migrarán para vivir otra crisis consecuencia de la
desindustrialización que ahora explica el dramático empobrecimiento y notable desempleo
que arrincona a las masas urbanas de las capitales cafeteras, entre la informalidad y la
delincuencia.

Pero llega un nuevo desafío y no todo está perdido, gracias a nuestra ubicación en el centro
de la región andina y a la variedad de pisos térmicos del relieve cordillerano con su
biodiversidad propia de un mosaico de zonas de vida urgidos de recuperarse como valor
patrimonial: el del Paisaje Cultural Cafetero que podríamos convertir en factor estratégico
para recuperar la senda del desarrollo rural en la ecorregión cafetera y para adaptarnos al
cambio climático, si es que nos decidimos por el rescate de la estructura natural y simbólica
con sus elementos tangibles e intangibles conexos a la cultura y al ecosistema del café,
apalancados en elementos estructurales como la educación y el transporte rural, y en
especial por la reconversión productiva orientada a una producción de bienes culturales y
servicios ambientales, soportados en ciencia, tecnología y saberes como una apuesta por lo
autóctono.

[Ref: La Patria, Manizales, 20110718] Imagen: Imágenes de inestabilidad de laderas en la


zona cafetera. Cenicafé.

La identidad del territorio caldense

RESUMEN: Caldas requiere del desarrollo de una identidad cultural y de proyectos de C&T
para cerrar la brecha de productividad entre su capital y la provincia, además de priorizar la
formación del capital social sobre el crecimiento económico y emprender estrategias y
acciones ambientales sostenibles para su territorio.

350
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Caldas, urge del desarrollo de una identidad cultural orientada a la construcción de sinergias
territoriales, y de proyectos de ciencia y tecnología articulados a un modelo educativo
profundo, para cerrar la brecha de productividad entre su capital donde se concentra el PIB
caldense, y la provincia donde pobreza y falta de oportunidades contrastan con su potencial
natural y cultural, aún inexplorado e inutilizado.

Debemos fortalecer y valorar el carácter heterogéneo de nuestro territorio, que emulando la


cosmogonía Aristotélica lo constituyen cuatro escenarios: por el “elemento tierra” el occidente
minero con sus raíces indígenas y afrodescendientes, cuya historia se remonta a la provincia
del Cauca; por el “elemento agua” el oriente caldense, que se expresa en el potencial de la
navegación del Magdalena y recursos hidroenergéticos en La Miel y el Samaná; por el
“elemento fuego” la alta cordillera de fértiles tierras, recursos geotérmicos y ecosistemas de
páramos, con sus volcanes de la Mesa de Herveo; y por el “elemento aire” el aroma del café
por los dos corredores de la colonización antioqueña, establecidos por sendos flancos
cordilleranos.

Primero, respecto a la subregión del “elemento tierra” cuyos referentes culturales


fundamentales como la cultura Umbra y el aporte de comunidades de mineros
afrodescendientes a la caldensidad, parten de la Colonia cuando la Nueva Granada producía el
70% del oro del mundo y Quiebralomo era la primera mina del orbe, se debería rescatar a
Marmato previniendo el traslado de su cabecera en respuesta a las políticas mineras, y
aprovechar los 9,8 millones de onzas de oro de sus entrañas, implementando una minería
integral con desarrollos artesanales del preciado metal, en lugar de permitir un enclave minero
que arrase el poblado y la montaña, y desestructure dicho territorio mediante una actividad
extractiva sin valor agregado.

351
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Segundo, en la tierra del “elemento agua” donde los íconos son la navegación del río,
subiendas, ranchos de hamacas y la Botánica de Mutis, poseemos un potencial energético
cercano a dos millones de kilovatios, cuyas regalías contribuirían a la viabilidad de los
municipios cordilleranos del naciente caldense, y la posibilidad de una reducción significativa
de costos del transporte hacia y desde el Caribe por el Magdalena, dos factores que harían
viables varias industrias químicas de base minera contempladas en el respectivo plan sectorial
de Caldas 2006-2016, gracias a un trascendental estudio de Gabriel Poveda Ramos que
contiene perfiles de proyectos donde las materias primas provendrían de yacimientos cercanos
de carbón, calizas, sal y arenas silíceas.

Tercero, el ecosistema del “elemento fuego” en la alta cordillera de feraces suelos y paisajes
de nieves y volcanes, donde los símbolos de la identidad son empalizados, cóndores,
frailejones, la ruana de Marulanda, el sombrero aguadeño y el pasillo; allí la primacía debe ser
cuidar el agua como fuente de vida y el frágil ecosistema de humedales y páramo, y atender
la amenaza volcánica como determinante, pues de sur a norte aparecen Santa Isabel, Ruiz,
Cerro Bravo y Romeral.

Y cuarto, para el “elemento aire” en la tierra del café, donde el Paisaje Cultural Cafetero
realzando el bahareque de guadua, cultivos diversificados con sombrío y la música de carrilera,
obliga a replantear un modelo de producción soportado en agroquímicos y monocultivos que
expresa en sumo grado el deterioro de los términos de intercambio, consecuencia de haber
reprimarizado la producción, olvidando la transformación y el comercio del café colombiano.

Al revisar los grandes desafíos de la época, además de priorizar la formación del capital social
sobre el crecimiento económico, urge recuperar cuencas hidrográficas para preservar agua y
biodiversidad; prevenir el aislamiento de Manizales; conurbar la subregión Centro Sur con
Pereira; gestionar acertadamente proyectos como Aerocafé, Miel II, la Transversal Cafetera y
la navegación del Magdalena; extender las acciones del Paisaje Cultural Cafetero a Aguadas,
Salamina y Manzanares; desarrollar las TIC y el transporte rural en Caldas; resarcir pueblos
coloniales de secular mísera “sembrados” en oro como Marmato, Riosucio, Supía y Anserma;
desarrollar estrategias para que el Oriente caldense aproveche el potencial industrial derivado
del recurso minero-energético y la multimodalidad en el puerto doradense, además de

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desarrollar las opciones agropecuarias del valle magdalenense, de la alta cordillera y de la zona
cafetera.

[Ref: La Patria, Manizales, 2013-07-08] Imagen: Mosaico con créditos en cada imagen.
***

Colombia, país de humedales amenazados

Según el Instituto Alexander von Humboldt IAVH en su libro “Colombia Anfibia, país de
humedales”, en 20 millones de hectáreas equivalentes a cerca del 17% de nuestra superficie
continental, tenemos 31.702 humedales, de los cuales el 48% están en nuestras Orinoquia y
Amazonia. Pero estos ecosistemas dinámicos de cuyos elementos fundamentales, el agua y la
biota, al estar amenazados por acciones antrópicas y por el cambio climático, han permitido
declarar una alerta para protegerlos, ya que cerca del 93% requiere figuras de conservación
por ser frágiles cuerpos de agua estratégicos para insectos, batracios y peces, como para
aves, reptiles y mamíferos, donde se hace insostenible la creciente presión de uso sobre el
patrimonio hídrico; esto como resultado de la expansión urbana, del crecimiento
demográfico, de la demanda de agua, de la desecación antrópica y de la contaminación,
entre otros: a modo de ejemplo, la propuesta de urbanizar las tierras de la reserva “Thomas
van der Hammen”, o la agonía de manglares y la masiva mortandad de peces en la Ciénaga
Grande, consecuencia de obras viales del Estado.

La Convención de Ramsar (Irán) sobre los humedales de importancia internacional, aprobó el


2 de febrero de 1971 un visionario y estratégico tratado intergubernamental que sirve de
marco para la conservación y uso racional de dichos ecosistemas, logrando vincular a casi el
90% de los Estados miembros de las Naciones Unidas, entre ellos Colombia que ingresa en
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1998, suscribiendo progresivamente y desde entonces seis humedales de importancia con


una superficie de 708.683 hectáreas, y que son: el Sistema Delta estuario del río Magdalena,
albufera con 400.000 ha, que es el complejo lagunar más grande de Colombia; el Delta del
río Baudó con 8.888 ha y ubicado en el Pacífico colombiano; el Complejo de Humedales
Laguna del Otún con 6.579 ha, ubicado en el PNNN; el Sistema Lacustre de Chingaza, con
4.058 ha localizadas en Cundinamarca; la Laguna de La Cocha con 39.000 ha, un santuario
ubicado a 2.660 msnm en Nariño; y el Complejo de Humedales de la Estrella Fluvial Inírida
con 250.159 ha, de Guainía.

Se propone el IAVH consensuar un sistema con cerca de 55 clases diferentes de humedales


en Colombia, cantidad que se explica por el relieve cordillerano de nuestro trópico andino con
su clima bimodal, la altillanura y la selva amazónica con sus peculiares incidencias
atmosféricas, y el régimen climático del Pacífico o las condiciones biogeográficas del
Archipiélago, por lo que más allá de los seis emblemáticos ecosistemas húmedos
denominados Sitios Ramsar, también habrá que integrar los demás humedales del país a los
procesos de Ordenamiento Territorial y Planes de Manejo Ambiental, entre otros
instrumentos de planificación donde se define el modelo de ocupación del suelo urbano y
rural, no solo reconociéndolos como parte fundamental de los complejos ecosistemas
biogeográficos y como espacios estratégicos del territorio, lo que supone emprender un
inventario detallado y su caracterización, sino diseñando las acciones para su recuperación y
manejo orientadas a resolver los conflictos socioambientales que los afectan y a garantizar su
estabilidad ecológica, para asegurar la oferta de bienes y servicios ambientales asociados.

Al observar el mapa preliminar de humedales de Colombia del IAVH, aunque por la escala no
se visibilizan turberas y otros humedales de páramo y bosques andinos que regulan los
caudales de las regiones más pobladas de Colombia y que contribuyen a las dinámicas del
clima, sobresalen por su extensión varios reservorios, como marismas y manglares en la
costa del Pacífico desde el sur de Tribugá hasta el río Mira, y en especial sobre el delta del
Patía donde aparece Tumaco; o ciénagas y madre viejas en corrientes de meandros, como
las comprendidas entre el río Meta y el piedemonte de la Cordillera Oriental; o las rondas del
río Guaviare y en parte del Vichada e Inírida; además de las vaguadas del Putumayo,
Caquetá y Vaupés; y el valle del Atrato aguas abajo de Vigía del Fuerte, y en parte del San

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Juan; o en regiones como el Magdalena Medio y Bajo y el Bajo Cauca, donde a pesar de
ecocidios agroindustriales, mineros, etc., sobresalen, además de la Ciénaga Grande de Santa
Marta, La Mojana, la Depresión Momposina y el área del Sinú-San Jorge.

* Profesor Universidad Nacional de Colombia http://galeon.com/manualgeo

[Ref:. La Patria. Manizales, 2016.08.15] Imágenes: Ciénaga Grande de Santa Marta y


Poblado del litoral del delta del río Mira en: imeditores.com (Deltas y Estuarios de Colombia.
Banco de Occidente); Charca de Guarinocito por Darío Correa, en: flickr.com

ENLACES RELACIONADOS:

Textos “verdes”. Recopilación temática de documentos U.N., con autoría y coautoría de


Gonzalo Duque Escobar.

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Intimidades del Ruiz para un examen de la amenaza volcánica

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En el contexto de la crisis del volcán Nevado del Ruiz que viene desde el pasado 23 de
febrero, tras reportar la ocurrencia de sismos volcánico-tectónicos, salida de gases y
deformaciones, aunque el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales aclara que
el nivel energético de la actividad sísmica resulta inferior a los alcanzados en las crisis
posteriores a la erupción de 1985, vale la pena reflexionar sobre la amenaza volcánica, para
revisar la gestión del riesgo en Caldas y Tolima.

Para empezar, la natural inquietud que despierta la notica respaldada por la enorme columna
de vapor visible desde Manizales, hace palpable su diferencia con lo que ocurría durante la
coyuntura pre eruptiva de 1985 cuando despertaba el “león dormido”, posiblemente gracias
al reducido nivel de incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir ahora, a la experiencia
acumulada por la comunidad científica, y al nivel de apropiación del conocimiento por parte
de los actores sociales del territorio y su confianza en el Observatorio Vulcanológico de esta
ciudad.

Cuando se reconoce que lo normal para un volcán no extinto donde alternan estados “Off y
On” tras largos períodos de calma, al llegar los tiempos de actividad para el Ruiz lo normal
es que se presenten crisis con este tipo de señales geofísicas y emisiones del cráter Arenas,
tal cual ocurrió en 2002 y 2010. Se supone que estos ciclos característicos de cada volcán,
finalmente responden a factores como la estructura interna cambiante y clase de magma, y a
su ambiente geológico y evolución de los procesos vulcano-tectónicos, asuntos que en el
caso del Ruiz se investigan y monitorean desde varios frentes para satisfacer la demanda
para atender las amenazas geológicas y el desarrollo de la geotermia.

El Ruiz a pesar de haber entrado en estado “On” hace 26 años, no ha concluido esta fase
para entrar a su estado “Off”. Al respecto, en un mapa de la conquista que muestra los
primeros poblados del Magdalena Centro aparecen además de Mariquita (1551), escritos tal
cual los nombres de “Vitoria” donde supuestamente quedaba la histórica población de
Victoria (1553) y “Bolcán” adonde está el Nevado del Ruiz. Así que habiéndose producido la
erupción en 1595, también se infiere una actividad pre eruptiva décadas antes del paroxismo,
por la presencia de una columna que emerge entre los glaciares para anunciar a distancia un
volcán en lo alto de la Cordillera Central.

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Entonces, si lo normal del Ruiz como volcán activo es erupcionar, parece sensato esperar
eventos cuyo alcance espacial se aproxime a las previsiones señaladas en su mapa de
amenazas, dado que la erupción del 13 de noviembre de 1985 apenas alcanzó un volumen de
1/10 de kilómetro cúbico, cuantía ínfima en comparación con los eventos históricos de 1595 y
1845 donde el volumen de magma superó entre 10 y 20 veces esa magnitud. Pero esto con
flujos de lodo mayores a los de 1985, para los cuales el riesgo actual ya no resulta tan
determinante gracias a la preservación de los usos del suelo previniendo la ocupación
conflictiva en el escenario de Armero y a lo largo de las vaguadas de los ríos afectados hace
26 años.

De paso, se recuerda que en 1985 la magnitud de los lahares estimados en cien millones de
metros cúbicos, se incrementó por los deshielos dada la fusión de glaciares ocasionada por
riadas gasopiroclásticas y vertimiento de piroclastos: allí agua y sólidos participaron casi por
partes iguales, para conformar flujos de lodo como los que arrasaron Armero, donde se
vertieron 60 millones de metros cúbicos sobre 30 kilómetros cuadrados. La emisión de
cenizas que suele afectar las rutas aéreas, sólo alcanzan a tener impacto en el caso de
erupciones importantes por la turbiedad de las aguas y zonas de pastoreo de las cuencas que
drenan desde el volcán, por los costados en que la columna de ceniza resulta desplazada por
la dirección del viento dominante.

Entre tanto, la comunidad que ha debido prepararse durante lustros, podrá guardar la calma
para proceder con seguridad acatando las medidas de previsión frente a la amenaza
volcánica, siguiendo las instrucciones de los Comités de Emergencia quienes interpretan las
evaluaciones científicas de los miembros de nuestro Observatorio Vulcanológico, grupo
humano del cual varios integrantes han perdido la vida en actividades al servicio de la
comunidad, en el Ruiz y el Galeras.

De ahí la importancia de no bajar la guardia en tiempos de crisis, para ajustar la preparación


de las comunidades expuestas a los diferentes eventos probables, y verificar la ocupación de
las zonas de amenaza sobre los 10 primeros kilómetros del entorno del volcán y las vaguadas
de los ríos Gualí, Azufrado, Lagunillas, Molinos, Rioclaro-Chinchiná y Recio, para ver si en el
largo plazo persisten las medidas de defensa civil y ordenamiento del territorio, asuntos clave
para la mitigación del riesgo en el área de influencia del volcán. Y como prueba de que el

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esfuerzo fructifica, en la erupción del Nevado del Huila de noviembre de 2008, se logró
evacuar un centenar de personas expuestas a dos avalanchas que destruyeron por lo menos
cinco puentes del río Páez.

[Ref. La Patria, Manizales, 2011-03-19] Imagen, Manual de geología para ingenieros,


en: http://www.galeon.com/manualgeo

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El desastre en el río Mira

RESUMEN: Un llamado a la solidaridad y a la previsión por el desastre en la costa


pacífica de Nariño: por el desbordamiento del cauce el río Mira, hubo daños severos
en Barbacoas y Telembí, fueron devastados caseríos ribereños de los que han
desaparecido unos 26 moradores, resultaron anegadas unas 20 mil hectáreas de
cultivo y destruidos caminos, acueductos y redes eléctricas; además, hoy se estiman
en 11 mil los damnificados en solo Tumaco, la zona más afectada con el fatídico
evento del 16 de febrero de 2009 ocurrido en el sur de Colombia.

Existiendo daños severos en Barbacoas y Telembí, habiendo quedado devastados los caseríos
ribereños y desaparecido unos 26 moradores, además de anegadas unas 20 mil hectáreas de
cultivo y destruidos caminos, acueductos y redes eléctricas, por el desbordamiento del cauce
del río Mira, Tumaco en Nariño es la zona más afectada con el fatídico evento del 16 de
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febrero de 2009 en la costa pacífica del sur de Colombia: tras borrar veredas, aguas abajo el
río desbordado por la crecida corriente, inunda la población y sus veredas para obligar la
salida de 11 mil habitantes de este municipio, quienes deben buscar albergue en los centros
educativos de la localidad y de paso afectar sus actividades académicas regulares. En
Tumaco, se ha suspendido el fluido eléctrico en al menos veinte veredas, destruido más de
medio millar de viviendas, por lo que el número de familias damnificadas supera las 6000
(Portafolio 26-02-2009).

Aún más: el columnista Jaime Arocha de El Espectador en su artículo titulado "El del río Mira,
¿desastre natural?" (26-02-2009) cita una fuente que señala "las veredas que visitamos ya no
existen; algunas de las personas que usted conoció murieron y otras se encuentran
seriamente heridas.", y advierte sobre las severas acciones antrópicas que han venido
transformando la cuenca, relacionadas con minería para la extracción de agregados de
construcción y en especial con selva destruida para cultivos limpios destinados a palma de
aceite, una nueva actividad productiva que acertadamente asocia el columnista al sistema
económico causante de la hecatombe.

Ahora: si bien la recuperación de la costa de Nariño afectada por este desbordamiento podría
tardarse un par de años gracias a la declaratoria de Tumaco como zona de desastre,
efectuada el 24 de febrero por el Gobierno Nacional, y si además pasada la fase de
emergencia inmediata se podrá dar oportunamente con ella inicio a la acción humanitaria en
beneficio de la población damnificada ávida de servicios públicos esenciales, y luego proceder
con la remoción de escombros y recuperación de la infraestructura educativa, de salud y vial,
queda pendiente otro asunto de naturaleza estructural y por lo tanto de largo plazo pero
extremada urgencia: la recuperación de la cuenca del río Mira en términos sostenibles.

Esperamos que la comunidad nariñense, con la decisión de todo el país priorice este proyecto
y aborde de inmediato un plan de intervención en la cuenca del río Mira con las acciones
prioritarias ambientales y socioeconómicas, enfocado a resolver la problemática estructural
de este casi olvidado territorio de la patria. Aún más: que este plan se extienda gradualmente
a los escenarios de los ríos Telembí, Nulpe y Mataje, incluyendo para ellos los Planes de
Ordenamiento Ambiental. Y para hacerlo, una opción de acompañamiento puede surgir desde
la Universidad Nacional de Colombia, institución que tras señalar a Tumaco como una zona

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estratégica del Pacífico colombiano, tiene previsto hacer presencia mediante una sede con la
cual contribuirá en formación académica, procesos de investigación y actividades de
extensión.

Ref: Manizales, Febrero 26 de 2009. Imagen: http://www.diariodelsur.com.co

El siniestro de Mocoa, designio de la imprevisión

RESUMEN: Durante la noche del 31 de marzo y la madrugada del 1 de abril de 2017, cuando
fuertes lluvias provocaron deslizamientos, deslaves y flujos de lodo en las cuencas altas de
los ríos Mocoa, Mulato y Sancoyaco, con los desbordamientos que arrasaron varios sectores
urbanos en el municipio colombiano de Mocoa capital del Departamento del Putumayo, se
generó un desastre que cobró, además de la destrucción de viviendas puentes, redes de
servicios públicos y vehículos, al menos 320 personas fallecidas, más de 400 heridos y una
cifra no oficial de 300 desaparecidos. Según cálculos oficiales, tras el alud de los 70.000 de
Mocoa se han afectado cerca de 45.000 habitantes, de los cuales 4.506 sin vivienda y con
necesidad de ayuda humanitaria están distribuidos en albergues.

Las avalanchas asociadas a las lluvias exacerbadas por el calentamiento global, y que
continuarán arrasando poblados ubicados en los piedemonte cordilleranos, caso Salgar y
Mocoa, son una amenaza latente y creciente para la región andina de Colombia, donde
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estamos pagando deudas ambientales con cientos de poblados en condición de riesgo


ubicados sobre abanicos aluviales de cuerpos de agua en régimen torrencial abrigados por
cuencas deforestadas, al ocupar sus vaguadas con usos conflictivos del suelo y exponer a
sus pobladores: en esta nueva dinámica los desastres, que parten de eventos climáticos
extremos como detonantes de riadas predecibles, son el costo de nuestra precaria cultura de
planeación.

Para tratar el asunto, permítanme dos elementos conceptuales de importancia para la gestión
del riesgo: uno, la previsión a corto plazo, que se relaciona con el proceso hidrogeológico, y
que incluye el monitoreo de la amenaza y la definición del modelo de encadenamiento y
propagación de los eventos; y dos, la previsión general, que se ocupa de los factores de la
vulnerabilidad global y de los mapas de susceptibilidad a la amenaza, como insumos
necesarios para estudiar el riesgo probable y los grados de exposición al peligro de bienes y
personas.

Si para tales lugares, además del mapa señalando los escenarios amenazados, de una red de
monitoreo que opere en tiempo real, existiesen políticas públicas, procesos educativos y
herramientas para la planificación integral del territorio, se podría hablar de prevención de
desastres; de lo contrario, otra sería la suerte de pobladores que en condición vulnerable
habitan dichos lugares, que hoy sólo son escenarios con escombros a la espera de una
tragedia, que aunque puede anticiparse, más tarde los convertirá en “campos santos” para
honrar a sus víctimas mortales.

Justo durante los meses precedentes veíamos con dolor imágenes de los huaycos en Perú y
Ecuador, producto del fenómeno de “El Niño costero” ocasionado por un calentamiento
anómalo del mar focalizado en las costas sudamericanas, donde varios fenómenos
hidrogeológicos cobraron más de un centenar de vidas, y al cual podrían sumarse las de
Mocoa. Vale la pena señalar, que dicho fenómeno climático difiere del ENOS producto de las
fluctuantes de temperaturas oceánicas provenientes de Australia, que al detonar en el
Pacífico ecuatorial, ocasionan lo que conocemos como “El Niño o La Niña” según el caso.

En el PBOT de Mocoa, donde se consigna que el río al igual que algunos afluentes suyos al
bajar de la cordillera cruzan el casco urbano, y que dada su juventud geológica al
encontrarse en permanente formación generan una erosión activa que pone en peligro
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permanente sus zonas de influencia en la ciudad, también se reconoce la alta pluviosidad


anual característica de la región, el alto grado de fragmentación del ecosistema y la presión
antrópica sobre el sistema boscoso como factores de amenaza generadora de riesgos por
movimientos de remoción en masa, inundaciones, crecientes de ríos y erosión. Es decir, la
amenaza y el riesgo ya estaban identificados en Mocoa, pero las acciones humanas
precedentes y omisiones institucionales crearon las condiciones propicias para esta tragedia.

Por las mismas razones, en la Ecorregión Cafetera, un escenario deforestado donde la


superficie en potreros supera 12 veces lo debido y la extensión de bosques es 2,8 veces
inferior a la esperada, podríamos encontrar áreas pobladas potencialmente amenazadas.
Bastaría señalar centralidades, que al igual que en Maltería por donde transita la quebrada
Manizales, también están cruzadas por un cuerpo de agua en régimen torrencial, para
encontrar pobladores en riesgo, e implementar acciones para resolver las contradicciones del
modelo de ocupación del territorio, emprendiendo el ordenamiento de las respectivas
microcuencas y las acciones de planificación para prevenir la destrucción de la selva andina,
e instalar sistemas de alerta temprana, como los utilizados en Manizales para el tema de los
deslizamientos y la amenaza volcánica.

Por lo tanto, el gran desafío para mitigar esta amenaza del cambio climático, es aplicar
determinantes socioambientales con un enfoque más biocéntrico que antropocéntrico, para
recuperar y ordenar nuestras cuencas con sus cuerpos de agua, ecosistemas y bosques, e
implementar planes de manejo ambiental participativos que contemplen estrategias de
adaptación al cambio climático y modelos no conflictivos de ocupación del territorio.

[La Patria. Manizales, 10/04/2017] Imagen satelital de Mocoa antes y después del desastre
de la noche de Marzo 31/Abril 1 de 2017, suministrada por Corpoamazonia.

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LOS AUTORES:

Carlos Enrique Escobar Potes:


http://scienti.colciencias.gov.co:8081/cvlac/visualizador/generarCurric
uloCv.do?cod_rh=0000068284

Gonzalo Duque Escobar:


https://godues.wordpress.com/2012/09/12/gonzalo-duque-escobar-
cvlac-rg/

TEXTOS U.N.

Geomecánica. Duque-Escobar, Gonzalo y Escobar P., Carlos-Enrique (2016). Programa de


Ingeniería Civil. Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales.

Manual de geología para ingenieros. Duque-Escobar, Gonzalo (2017). Fundamentos


geología física y de Colombia. Universidad Nacional de Colombia

Fisiografía y geodinámica de los Andes de Colombia. Duque Escobar,


Gonzalo and Duque Escobar, Eugenio (2016)

Textos “verdes”. Recopilación temática de documentos U.N., con autoría y coautoría de


Gonzalo Duque Escobar.

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

Geotecnia para el trópico andino


http://www.bdigital.unal.edu.co/53560/

Carlos Enrique Escobar Potes


Gonzalo Duque Escobar

Manizales, 2017.

A la Universidad Nacional de Colombia en sus 150 años.

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