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INTRODUCCIÓN
El término Iglesia procede del griego "ekklesia" que es llamar o congregar a los de
fuera y equivale al hebreo "kahlal" que se usaba para la congregación de Israel. La Iglesia
es pues la congregación de creyentes en todo el mundo, que han recibido la fe en la
salvación de sus almas para la eternidad por la fe en la persona de Jesucristo, que es la
propiciación y el Hijo eterno de Dios. El origen de la Iglesia es Cristo, Él es su cabeza, su
único salvador, su sacerdote eterno. Jesucristo se hizo carne y habitó entre nosotros para dar
Su vida como sacrificio que quita el pecado del mundo, el error del hombre que vive sin
tener en cuenta a Dios, o considerándose autosuficiente, por aquellos que le reciben. El
hombre, en algunos casos piensa incluso que no necesita ser salvado. El Salvador vence la
guerra espiritual que se libra en la dimensión espiritual, en la Biblia llamada también "las
regiones celestes", por las almas de toda persona que viene al mundo. Todo aquél que viva
o haya vivido en arrepentimiento, esto es buscando a Dios en una actitud de mente y
corazón abierto a Él, y en la esperanza de que Dios le salvaría y de que le recibiría en sus
brazos tras la muerte, reconociéndose pecador y se haya esforzado en vivir una vida digna
ante Dios y ante su prójimo, confiando en el perdón de Dios dentro de su conocimiento de
la doctrina, es parte de La Iglesia porque ha dispuesto su corazón a aceptar la salvación que
Dios provea, que es por medio de la fe, y esta salvación de Dios está en su Hijo, Jesucristo,
a quien se le ha anunciado o con quien se encontrará en la resurrección, si no conoció el
Evangelio. Por lo tanto las almas de los que forman la Iglesia son la esposa de Cristo,
llamada a las bodas del Cordero para la eternidad en Su Reino.
Dios tiene una Iglesia sobre la Tierra, la cual está compuesta por todos los verdaderos
cristianos. Esta Iglesia podríamos decir, es un organismo espiritual del cual es miembro
todo creyente verdadero, sea cual fuere la afiliación a organización externa que tenga. Esta
iglesia no es otra sino el cuerpo en el cual todos los miembros están vitalmente unidos, de
manera que ellos no viven sólo por sí y para sí mismos, apartado de los demás, sino que
están unidos unos con otros en un enlace real.
La vida de los primeros Cristianos era humilde y compartida en las casas, lejos de
templos y de grandes organizaciones, igual que la aparición en escena de Juan Bautista, o la
de nuestro Señor, y más tarde de los apóstoles. Señales y milagros eran hechos por los
apóstoles y se eligieron 70 diáconos para ayudar en la obra que empezaba a crecer antes de
la gran persecución, como era la costumbre en el número de ancianos que lideraban Israel.
Muerte de Esteban apedreado y mártir.
La conversión de Pablo, Hechos 9, sería el siguiente gran acontecimiento en la
historia de la Iglesia, sus viajes misioneros fundarían las primeras comunidades cristianas,
en casas particulares, no en templos. Persecución de Pablo por los Judíos, resurrección de
Dorcas por Pedro. Llamamiento de los Gentiles por el Espíritu Santo, aun en contra de la
Iglesia Judía. Cornelio el primer gentil, centurión, convertido y aceptado por Pedro por
mensaje del Señor. Disputas entre los discípulos por la admisión de Gentiles. Pablo
apedreado pero sobrevive. Pedro encarcelado y liberado por el ángel.
Según la Biblia, el concilio de Jerusalén, Hechos 15 fue concluido con Jacobo como
presidente, no Pedro, y fue Jacobo quien expuso como anciano en nombre de la Iglesia de
parte de Dios que los Gentiles no observarían la ley, sino las cuestiones comunes a todas las
naciones: ...sino que se les escriba que se aparten de contaminaciones de los ídolos, de
fornicación, de ahogado y de sangre... vs20. Este Texto informa claramente que el primer
líder de la Iglesia no fue Pedro, sino Jacobo, y no en Roma sino en Jerusalén. Pedro como
primer papa no tiene base Bíblica, pero Pedro junto con Pablo fueron junto a Juan
evangelista y junto a Santiago, el hermano del Señor que lideraba la Iglesia de Jerusalén,
los pilares de la Iglesia primitiva. Los cuatro evangelios fueron escritos en el primer siglo, a
partir del 50d.C. aproximadamente, usando los dichos "logia, en griego" de Jesús que
Mateo comenzó a escribir en arameo en la denominada Fuente Q, y que mas tarde al
completarlo lo traduciría al griego y que forman y son conocidos en todas las Bíblias como
Mateo, de Leví el recaudador de impuestos, Marcos discípulo e interprete de Pedro (al
parecer llamado en la antigüedad evangelio del Apóstol Pedro por Marcos) además
escribiría las dos cartas universales, Lucas discípulo de Pablo o (también llamado por
algunas fuentes evangelio de Pablo, escribió también Hechos de Los Apóstoles) luego
Pablo escribiría, las cartas a las iglesias y a sus discípulos, y el cuarto evangelio el de Juan
que escribió también las tres cartas que llevan su nombre y Apocalipsis. Todos ellos
escritos en Griego forman, junto a las cartas de Santiago y de Judas los veintisiete libros
que conocemos como El Nuevo Testamento canónico, por ser escritos por Apóstoles o sus
ayudantes. Los primeros Cristianos han mantenido a salvo la Palabra de Dios, como los
Rollos del Mar Muerto o Qumrán.
Las primeras comunidades fueron establecidas por los Apóstoles y gobernadas por
ancianos y diáconos, Hechos 14:23, no hay sistema episcopal ni presbiteriano, sino
congregacional. El bautismo es de adultos que luego son aceptados para tomar la Santa
Cena, y celebrarían el domingo como día del Señor, aunque algunas comunidades
anteriores y de corte Judío lo harían el sábado.
Los cristianos de los primeros siglos después de Cristo, tras la caída del imperio
romano, serían muy humildes en su vida, las riquezas eran consideradas mundanas y se
vivía en la total austeridad y sencillez, solo se interesaban por el Evangelio y se
congregaban en monasterios, todo lo que el mundo ofrecía era para la perdición. La caída
del imperio romano produjo un interés primordial por Dios y por la teología imponiéndose
esta ciencia a todas las demás, que antes habían atraído a los hombres, y los cristianos se
dedicaron de lleno a ello y a la predicación del Evangelio allí donde iban. Los cristianos
quedarían divididos principalmente en dos partes, los que siguen la iglesia que inició
Constantino, que derivaría en el patriarca de Roma como primer papa de facto, por la
falsificación de un documento que explicaba que el emperador Constantino había cedido a
Silvestre I el imperio de occidente y la primacía espiritual y de Roma; por otro lado estarían
los seguidores de otros patriarcas griegos, que daría lugar a la iglesia Ortodoxa, hasta que
viniera la reforma protestante.
Porque no quiero, hermanos, que ignoren este misterio, para que no sean arrogantes
en cuanto a ustedes mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que
haya entrado la plenitud de los gentiles (Romanos 11:25).
Hubo un tiempo en la antigüedad cuando en algunos círculos judíos se creía que los
gentiles habían sido creados solamente para que fueran combustible del infierno, pero no
pasó mucho tiempo después de la Resurrección antes de que muchos de ellos empezaran a
escuchar y a recibir el Evangelio de Jesucristo. En aquel entonces, el único camino al
Mesías era a través del judaísmo, y como era de esperarse, la naturaleza restrictiva del
Antiguo Pacto era un gran impedimento, especialmente para los varones. Por este motivo,
la primera Iglesia era predominantemente judía siendo las mujeres la mayoría de las
personas gentiles convertidas.
Tiempos de Cambio
Justo en ese momento, se le avisó que tres hombres venían a verlo. De inmediato el
Espíritu Santo le dijo que Él los había enviado. Después de saludarlos supo que provenían
de la casa de Cornelio el centurión, un gentil de Cesarea, y le dijeron que un ángel les había
dicho que lo encontraran y lo trajeran a Cornelio. Después de escuchar eso, Pedro se fue
con ellos.
Al llegar a Cesarea fue saludado por un gran número de gentiles que Cornelio había
reunido en su casa. Todos querían escuchar sobre Jesús, así que Pedro empezó a hablar.
Mientras Pedro hablaba el Espíritu Santo cayó sobre todos los que se encontraban
escuchando el mensaje. Los creyentes circuncidados que habían acompañado a Pedro
quedaron estupefactos de que el don del Espíritu Santo había sido derramado también sobre
los gentiles, porque los escuchaban hablar en lenguas y alabar al Señor.
Luego Pedro dijo, “¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean
bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó
bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos
días” (Hechos 10:44-48).
Era comprensible que los creyentes judíos estuvieran perplejos. Ellos habían
guardado la Ley tanto antes como después de recibir al Mesías, pero los gentiles estaban
llegando directamente a la familia de Dios, aparentemente sin ninguna calificación previa
ni ninguna restricción subsiguiente. Después de trece años de este aparente doble estándar,
el liderazgo judío cristiano se reunió en el Concilio de Jerusalén para discutir la mejor
manera de resolver este problema. ¿Puede un gentil ser verdaderamente cristiano sin ser
primeramente judío? Se preguntaban. Y si eso es así, ¿qué será de Israel?
Hablando de los gentiles, Pedro les dijo a los demás asistentes del concilio, “Y Dios,
que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a
nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus
corazones. Ahora, pues, ¿por qué tientan a Dios, poniendo sobre el cuello de los discípulos
un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la
gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.” (Hechos 15:8-11). Pablo
y Bernabé relataron experiencias similares.
La respuesta a sus preguntas mostró un cuadro claro del orden de las cosas en los
últimos días. El hermano del Señor, Jacobo, quien era la cabeza del movimiento cristiano
en Jerusalén, se los explicó. Al enviar a Sus discípulos a todo el mundo, les dijo Jacobo,
Dios al principio mostró su preocupación al tomar de entre los gentiles un pueblo para Sí
mismo. Después de eso, Él volverá a levantar el tabernáculo caído de David (el Templo).
“Y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al
Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace
conocer todo esto desde tiempos antiguos” (Hechos 15:14-18).
Esto es lo que el Señor ha ordenado, explicó Jacobo. Israel estaba siendo dejado a un
lado por el momento, pero mientras que el Señor se enfocaba sobre los gentiles, no había
terminado aún con los judíos. Después de haber tomado a la Iglesia para Sí mismo (una
insinuación del rapto), Él volverá de nuevo Su atención a Israel, reconstruyendo el Templo
que pronto sería destruido y a restablecer el sistema de adoración del Antiguo Pacto. Él
hará esto de tal manera que los que han quedado sobre la tierra después que la Iglesia se ha
ido, ya sean judíos o gentiles, podrán tener una última oportunidad para buscarlo antes del
fin de la era.
Por lo tanto, los gentiles no tenían que ser primero judíos para poder ser cristianos.
No tenían que ser circuncidados ni guardar la Ley, siendo solamente advertidos de evitar
comer alimentos ofrecidos a los ídolos y carne que contenía sangre, y de abstenerse de
cualquier comportamiento sexual impropio. (Estas prohibiciones en realidad habían estado
en efecto para toda la humanidad desde el tiempo de Noé.) Desde la perspectiva de Dios, la
humanidad estaría desde ahora dividida en tres grupos, judíos, gentiles y la Iglesia (1
Corintios 10:32).
La historia muestra que después de la cruz, grandes señales empezaron a aparecer en
el Templo indicando la obsolescencia de sus ritos. Primero, el velo se partió, abriendo así el
camino al Lugar Santísimo. Luego, una de las siete lámparas de la menora rehusó
permanecer encendida. La puerta principal se abría por sí misma. La cinta atada al cuerno
del altar no volvió a cambiar de color, del rojo al blanco, cuando el carnero moría como lo
hacía antes. Y hubo otras más. Finalmente, Jerusalén y el Templo fueron destruidos,
dejando solamente la ahora grande Iglesia gentil como el testimonio de Dios sobre la
Tierra, desde ese momento hasta hoy. Pero, pronto, cuando se llegue a la plenitud de los
gentiles (se complete su número) (Romanos 11:25), el Señor una vez más va a volver Su
atención a Israel.
“Cuando los saque de entre los pueblos, y los reúna de la tierra de sus enemigos, y
sea santificado en ellos ante los ojos de muchas naciones. Y sabrán que yo soy el SEÑOR
su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna
sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos. Ni esconderé más de ellos mi rostro;
porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice el SEÑOR
Todopoderoso” (Ezequiel 39:27-29).
Muchos eruditos han llegado a creer que el acercamiento de Dios a los hombres es ya
sea a través de Israel o a través de la Iglesia, pero nunca por medio de ambos a la vez.
Después que la Iglesia nació Israel desapareció como nación. ¿Será lo contrario también
cierto? Cuando la nación Israel nació de nuevo para convertirse en testigo de Dios al
mundo, ¿desaparecerá la Iglesia? Si el fin es un reflejo del principio, eso es exactamente lo
que sucederá, y de manera retrospectiva, esa parece que fue la conclusión del Concilio de
Jerusalén.
La crucifixión del Mesías hizo que el período de 490 años que Dios le otorgó a Israel
para que se preparara para la Era del Reino (Daniel 9:24-27) se detuviera siete años antes
de su cumplimiento. Dentro de esa pausa Dios insertó a la Iglesia. Cuando se complete el
número de los gentiles, la Iglesia será llevada a nuestro hogar celestial. Luego Israel será
restablecido a su relación de pacto con Dios durante los últimos siete años de preparación.
La reaparición de Israel en 1948 fue una señal de que el tiempo para la Iglesia se estaba
acortando. Porque a pesar de que estamos temporalmente en este mundo, nuestro destino no
es estar en este mundo.1
Este es un pasaje de las escrituras que es muy significativo; note una verdad
claramente sugerida del pasaje:
La primera verdad aprendida es que la iglesia del Nuevo Testamento fue edificada
por Jesucristo mismo. Cristo le prometió a los apóstoles, "edificaré mi iglesia". La iglesia
edificada por Cristo es un organismo divino y es en fe, doctrina, organización, culto,
unidad, y términos de afiliación lo que el Señor la hizo. En este respecto la iglesia es
perfecta y no puede ser mejorada. De este modo, en establecer su iglesia, la original y
verdadera iglesia, El enseñó que nunca tuvo ningún otro la autoridad divina de originar una
iglesia.
Cuando Cristo habló de edificar la iglesia, El usó el término posesivo, "mi iglesia".
Así es que, la iglesia, es iglesia de Cristo porque El la edificó. Otra vez, la iglesia es de
Cristo porque El la compró con su propia sangre (Hechos 20:28; Efesios 5:25-27). Cuando
Pablo habló de varias congregaciones de la iglesia del Señor, dijo una vez, "las iglesias de
Cristo..." (Romanos 16:16). Gramaticalmente, la expresión, la iglesia de Cristo, no es un
1
https://gracethrufaith.com/es/publicaciones-populares-del-pasado/el-origen-y-destino-de-la-iglesia-gentil/
título; es simplemente un término descriptivo indicando que la iglesia es posesión de Cristo
-una frase preposicional denotando dominio de la iglesia.
Hay tres palabras griegas en Mateo 16:18 que deben ser notadas cuidadosamente:
Los que creen que la iglesia fue edificada sobre Pedro creen que Cristo dijo aquí:
"Pedro, tú eres una piedra, y sobre ti edificaré mi iglesia". De esto infieren la primacía de
Pedro sobre los otros apóstoles y tambien sobre toda la iglesia. Pero Cristo no dijo esto.
Centenares de años antes de que Cristo naciera, Isaías profetizó: Por tanto, Jehová el
Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sión por fundamento una piedra, piedra
probada, angular, preciosa, de cimiento estable; y el que creyere, no se apresure." (Isaías
28:16).
El apóstol Pedro aplicó esta profecía a Cristo, declarándolo la piedra viviente sobre la
cual los cristianos son edificados, la piedra angular, elegida preciosa, la cual ha sido
colocada en Sión (Jerusalen). Los cristianos son igualmente piedras vivientes, una casa
espiritual, la iglesia. Este era el entendimiento que Pedro tenía del lenguaje de Cristo
cuando dijo; "sobre esta roca edificaré mi iglesia", (I pedro 2:3-8; Hechos 4:11-12; Efesios
2:18-22).
Que la iglesia es edificada sobre Cristo Jesús como el Hijo de Dios, y no sobre Simón
Pedro, es aun confirmada por las palabras de Pablo a la iglesia de Corintio: porque nadie
puede poner otro fundamento que el que esta puesto, el cual es Jesucristo" (1 corintios 3:11;
10:4). Pablo colocó este fundamento en esa ciudad cuando predicó que Jesus era el Cristo
(Hechos 18:1-5).
Así que cristo dijo: "Tú eres Pedro (Petros) y sobre esta piedra (Petra) edificaré mi
iglesia". Cristo definitivamente declaró que no edificaría su iglesia sobre "petros" o Pedro,
sino sobre "petra". Estando familiarizados con la antigua ciudad de rocas llamada Petra,
puesta en los altos precipicios de Edom, los apóstoles correctamente entendieron las
palabras de Jesús, "sobre esta Petra edificaré mi ekklesía", significando que edificaría su
iglesia sobre la gran verdad que Simón Pedro había confesado, eso es, sobre su divinidad, y
no sobre Pedro. Por esto, la iglesia del Señor es edificada sobre la maciza roca, que es
Cristo. No tiene ningún otro fundamento.2
Así que el hombre aprende cuándo, donde, y por quién fue establecida la iglesia. La
iglesia fue establecida en el día de pentecostés, en Jerusalén, por Cristo y por medio de los
apóstoles inspirados.
2
http://iglesia-de-cristo.org/laverdadbiblica/iglesia2.html
3
Ibid,
solamente una; y la Biblia repetidamente habla con énfasis de la unidad de la iglesia, (ver I
corintios 12:12, 20:27; 8:5-6; Efesios 1:22-23; 4:4-6). Hay un cuerpo. Ese cuerpo es la
iglesia. Hay solamente un cuerpo, así como existe solamente un Señor.
Por eso, la expresión, las iglesias de Cristo, significa las congregaciones locales
pertenecientes a Cristo, las cuales tienen la misma fe y práctica. La única unidad de
organización de la iglesia del Señor es la congregación local, independiente en su gobierno;
dirigida por ancianos, y cuya dirección suprema es Cristo (ver Hechos 14:23).
Hechos 2:1–4
4
Shane Clifton, “The Spirit and Doctrinal Development: A Functional Analysis of the Traditional Pentecostal Doctrine of the Baptism in
the Holy Spirit”, Pneuma 29, n.° 1 (2007): 5-23.
5
Los vv. 1-4 presentan una descripción de la llegada del Espíritu, mientras que los vv. 5-13 muestran la percepción de estos sucesos, así
como la forma en que la audiencia judía los tomó. Joseph Fitzmyer, Hechos de los apóstoles, trad. de Luis Iglesias (Salamanca: Ediciones
Sígueme, 2003), 321
comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse
(LBLA).
En esta primera porción, Lucas nos presenta una ocasión (Pentecostés), un fenómeno
(la manifestación de las lenguas) y un resultado (todos los presentes fueron llenos del
Espíritu).
6
Fitzmyer, Hechos de los apóstoles, 315
7
Ajith Fernando, Comentario bíblico con aplicación NVI: Hechos de los apóstoles, trad. de Pedro Gómez (Miami, Florida: Editorial
Vida, 2012), 89-90.
8
F.F. Bruce, Hechos de los Apóstoles: Introducción, comentarios y notas, trad. del equipo de la comunidad Kairós (Grand Rapids,
Michigan: Libros Desafío, 2007), 66.
Sin embargo, en la narración de Lucas, la comprensión del Pentecostés no se quedará
solo en esos dos elementos. El evento descrito es para el Nuevo Testamento la inauguración
de una nueva época, la del Espíritu Santo. Aunque el derramamiento de éste representa un
hecho histórico irrepetible, a partir de ahí todo el pueblo de Dios ─en toda las naciones─ se
vería beneficiado con este nuevo inicio.9 Esto que los 120 reunidos en el aposento alto están
viviendo resulta en la experiencia pentecostal, en la manifestación del Espíritu en su venida
a través del fuego y del viento que pudo ser visible y audible.10 Si bien parece ser un
fenómeno desconcertante para los iniciados aquí, debe considerarse que es parte de su
comprensión de la fe. Es posible relacionar en el Antiguo Testamento el discurso profético
con la llenura del Espíritu Santo. Vemos ya anticipado en el Antiguo Testamento que al
venir el Espíritu de Dios sobre una persona, esta habitualmente profetizaba. Este elemento
es visible en Eldad y Medad, los ancianos de Israel que profetizaron en el campamento (Nm
11:26).11 También lo podemos ver con Saúl y otros casos más. En este caso, lo peculiar es
el formato del discurso profético, el cual trabajaremos más adelante.
Siguiendo esta comprensión del Pentecostés donde Dios da alimento, ley y ahora su
Espíritu, podemos afirmar que no podría haber un mejor momento para el envío del
Espíritu Santo, pues en relación a la iglesia naciente, es después de la muerte de Jesús que
se genera la nueva creación y de esta, los discípulos representan los primeros frutos, núcleo
del pueblo de Dios (Jr 31:33-34; Ez 36:22-32).12 Este nuevo pueblo, enmarcado por el don
de Dios, es un pueblo espiritual que nace por obra directa del Espíritu Santo en forma
especial, enmarcada en la celebración del Pentecostés.13 Si volvemos a la consideración de
cómo se celebraba la fiesta y los panes que se partían en ella como símbolo de la provisión
de Dios, podríamos incluso mencionar que resulta interesante una comparación entre esta
provisión y el símbolo de la Cena del Señor del pan que se parte como representación de
que somos unos en Cristo.14 Es decir, la iglesia naciente también celebra la provisión del
Señor.
9
John Stott, El mensaje de Hechos, trad. de David Powell (Buenos Aires: Certeza Unida, 2010), 64
10
Bruce, Hechos de los Apóstoles, 66-67.
11
ibid
12
Josep Rius-Camps y Jenny Read-Heimerdinger, El mensaje de los Hechos de los apóstoles en el Códice de Beza, trad. de José Pérez
Escobar (Estella, Navarra: Verbo Divino, 2009), 136.
13
Ernesto Trenchard, Comentario expositivo del Nuevo Testamento (Barcelona: Clie, 2013), 197.
14
Trenchard, Comentario del Nuevo Testamento, 197.
Es entonces, sin ánimo de exagerar, Pentecostés el mejor momento para la inauguración
de la iglesia, no solo por su trasfondo y su significado, sino por su realidad en el primer
siglo de congregar en Jerusalén a gran cantidad de peregrinos quienes a la larga terminarán
escuchando el mensaje de las maravillas de Dios. En ese sentido, podemos ver que Lucas
─en forma indirecta y sutil─ presenta cómo todo el mundo estaba representado, mediante
las personas que venían de las diversas naciones, en el día de Pentecostés.15
El fenómeno
15
Stott, El mensaje de Hechos, 71.
16
“Juan Crisóstomo, el gran expositor bíblico del siglo VI, pensaba que los reunidos eran los ciento veinte de 1:15, y en nuestro tiempo
este punto de vista se ha popularizado”. Fernando, Comentario bíblico con aplicación NVI, 90.
17
Rius-Camps y Read-Heimerdinger, El mensaje de los Hechos, 138.
18
Trenchard, Comentario del Nuevo Testamento, 198.
19
Si bien la discusión de la temática gira en torno al bautismo del Espíritu Santo y la comprensión del hablar en lenguas como señal
única del mismo, el pasaje en estudio menciona el evento como llenura del Espíritu Santo. La discusión amplia viene de una comprensión
posterior y más global de este fenómeno.
humanos.20
Las señales de Pentecostés deben considerarse a la luz del Antiguo Testamento, dado que
el fuego, el viento, aun el habla, son parte de las teofanías que allí se nos presentan. Es en
ese sentido que, junto con Trenchard,21 podemos afirmar que las manifestaciones
sobrenaturales en Pentecostés eran comprensibles para un lector del Antiguo Testamento,
aunque esto en un sentido limitado, dado que Pedro tiene que explicar el suceso en el
amplio desarrollo y sustento de su sermón (vv. 14-42). Estos eventos, estas señales, dadas
en Pentecostés ─y entre ellas el hablar en otras lenguas─ nos muestran que Dios participa
en forma sobrenatural en la historia, dando a través de una manifestación milagrosa su
mensaje. La importancia del don de lenguas descrito aquí está relacionada estrechamente
con la labor que se esperaba de la proclamación;22 por eso si bien se ha llamado la atención
a la ocasión y al fenómeno lo importante termina siendo el resultado de estos.
El resultado
Lucas nos presenta, como conclusión primaria del fenómeno triple que nos acaba de
describir, que todos fueron llenos del Espíritu Santo. Este “bautizo” en y con el Espíritu
sería el cumplimiento entonces de los anuncios hechos por Jesús en el capítulo 1:5,8. Estos
discípulos ─llenos del Espíritu─ ahora comenzaron a hablar en otras lenguas,23 como nos
dice el texto, según el Espíritu les daba para que hablasen. En la narración de Hechos se
podrá observar que el evento tiene nuevas apariciones aunque de comprensión algo
diferente.24
20
Fitzmyer, Hechos de los apóstoles, 321.
21
Trenchard Hace una comparación en la que muestra la relación entre viento, lenguas de fuego y fuego con pasajes del Antiguo
Testamento donde se podía apreciar la gloria de Dios.
22
Trenchard, Comentario del Nuevo Testamento, 199
23
“Estas “lenguas” son distintas de las que se describen en 1 Corintios 12-14…Parece que, normalmente, el don de lenguas se utilizaba
para alabar a Dios (ver 1 Co 14). Sin embargo, esta particular manifestación del Espíritu en idiomas que entendían los presentes era aquí
especialmente apropiada, ya que estaban deseosos de escuchar la predicación del evangelio”. Fernando, Comentario bíblico con
aplicación NVI, 91.
24
“El fenómeno de hablar en lenguas se encuentra también en 10:46; 19: 6, así como en otras partes del Nuevo Testamento (1Co 12:10,
28, 30; 14:2,4-6,9), pero sólo aquí se dice ‘otras lenguas’. Esto parece referirse a la xenología, ‘hablar en lenguas extranjeras’, como
muchos comentaristas patrísticos lo entendieron, y no solo a la glossolalia, ‘habla exaltada’… Lucas parece haber modificado la
expresión usual añadiendo ‘otras’, debido a su preocupación por el alcance universal de la salvación que los apóstoles van a proclamar a
los judíos de todo el mundo. Fitzmyer, Hechos de los apóstoles, 320.
Tenemos entonces aquí, un marco más claro para la explicación de los sucesos dados en
Pentecostés. Hasta el momento es claro que la fiesta, por sus particularidades era especial, y
que el fenómeno, comprendido como manifestación divina y la plenitud del Espíritu
representan para la iglesia su inicio, su bautizo, y así como Jesús recibió el bautizo del
Espíritu para iniciar su ministerio, la iglesia recibe el bautizo para el suyo.25
Hechos 2:5-13
Y había judíos que moraban en Jerusalén, hombres piadosos, procedentes de todas las
naciones bajo el cielo. Y al ocurrir este estruendo, la multitud se juntó; y estaban
desconcertados porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Y estaban asombrados
y se maravillaban, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que están hablando?
¿Cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua en la que hemos
nacido? Partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia,
del Ponto y de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia alrededor
de Cirene, viajeros de Roma, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos
hablar en nuestros idiomas de las maravillas de Dios. Todos estaban asombrados y
perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? Pero otros se burlaban y decían:
Están borrachos (LBLA).
Esta segunda porción presenta a los moradores de Jerusalén, quienes se asombran por
el fenómeno y su presente resultado. Lucas describe a la población, muestra su asombro,
lista las naciones representadas26 y presenta la percepción de aquellos que pudieron
presenciar tan formidable evento.
Lucas inicia esta porción indicándonos que había en Jerusalén judíos y piadosos de
todas partes del mundo que se habían congregado por la fiesta, como una de las bendiciones
de Pentecostés. Sin embargo, podemos notar que el énfasis para Lucas no es la diversidad
de la población, sino la forma como se juntan en torno al fenómeno y se resalta en el texto
25
“De esta manera Lucas destaca la obra del Espíritu en la formación de la Iglesia Cristiana. ‘La previa actividad del Espíritu en Jesús ha
de ser reproducida a escala más amplia en los apóstoles y en los convertidos hasta que su actuación alcance el corazón del mundo gentil’”
Fitzmyer, Hechos de los apóstoles. 319.
26
“la lista no debe entenderse como un informe histórico sobre la gente que se encontraba en Jerusalén por la fiesta de Pentecostés”.
Rius-Camps y Read-Heimerdinger, El mensaje de los Hechos, 153.
que, a pesar de ser todos galileos, hablan en las lenguas de la dispersión, constituyendo así
lo que muchos autores consideran el reverso de la maldición de Babel.27 Es más, que Dios
haya decidido llevar a cabo este maravilloso evento a través de galileos, de acuerdo a la
mención del pasaje, solo hace más grande su obra dado que en la comprensión cultural
judía el galileo era visto con desprecio pues se consideraba de inferior condición y pureza.28
CONCLUSIÓN
27
Bruce, Hechos de los Apóstoles, 76.
28
Rius-Camps y Read-Heimerdinger, El mensaje de los Hechos, 152.
Introducción
Hechos 2:1–4
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. De repente
vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa
donde estaban sentados, y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose,
se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y
comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para
expresarse (LBLA).
En esta primera porción, Lucas nos presenta una ocasión (Pentecostés), un fenómeno
(la manifestación de las lenguas) y un resultado (todos los presentes fueron llenos del
Espíritu).
Siguiendo esta comprensión del Pentecostés donde Dios da alimento, ley y ahora su
Espíritu, podemos afirmar que no podría haber un mejor momento para el envío del
Espíritu Santo, pues en relación a la iglesia naciente, es después de la muerte de Jesús
que se genera la nueva creación y de esta, los discípulos representan los primeros frutos,
núcleo del pueblo de Dios (Jr 31:33-34; Ez 36:22-32).[9] Este nuevo pueblo, enmarcado
por el don de Dios, es un pueblo espiritual que nace por obra directa del Espíritu Santo
en forma especial, enmarcada en la celebración del Pentecostés.[10] Si volvemos a la
consideración de cómo se celebraba la fiesta y los panes que se partían en ella como
símbolo de la provisión de Dios, podríamos incluso mencionar que resulta interesante
una comparación entre esta provisión y el símbolo de la Cena del Señor del pan que se
parte como representación de que somos unos en Cristo.[11] Es decir, la iglesia naciente
también celebra la provisión del Señor.
El fenómeno
Las señales de Pentecostés deben considerarse a la luz del Antiguo Testamento, dado
que el fuego, el viento, aun el habla, son parte de las teofanías que allí se nos presentan.
Es en ese sentido que, junto con Trenchard,[19] podemos afirmar que las
manifestaciones sobrenaturales en Pentecostés eran comprensibles para un lector del
Antiguo Testamento, aunque esto en un sentido limitado, dado que Pedro tiene que
explicar el suceso en el amplio desarrollo y sustento de su sermón (vv. 14-42). Estos
eventos, estas señales, dadas en Pentecostés ─y entre ellas el hablar en otras lenguas─
nos muestran que Dios participa en forma sobrenatural en la historia, dando a través de
una manifestación milagrosa su mensaje. La importancia del don de lenguas descrito
aquí está relacionada estrechamente con la labor que se esperaba de la
proclamación;[20] por eso si bien se ha llamado la atención a la ocasión y al fenómeno
lo importante termina siendo el resultado de estos.
El resultado
Lucas nos presenta, como conclusión primaria del fenómeno triple que nos acaba de
describir, que todos fueron llenos del Espíritu Santo. Este “bautizo” en y con el Espíritu
sería el cumplimiento entonces de los anuncios hechos por Jesús en el capítulo 1:5,8.
Estos discípulos ─llenos del Espíritu─ ahora comenzaron a hablar en otras lenguas,[21]
como nos dice el texto, según el Espíritu les daba para que hablasen. En la narración de
Hechos se podrá observar que el evento tiene nuevas apariciones aunque de
comprensión algo diferente.[22]
Tenemos entonces aquí, un marco más claro para la explicación de los sucesos dados
en Pentecostés. Hasta el momento es claro que la fiesta, por sus particularidades era
especial, y que el fenómeno, comprendido como manifestación divina y la plenitud del
Espíritu representan para la iglesia su inicio, su bautizo, y así como Jesús recibió el
bautizo del Espíritu para iniciar su ministerio, la iglesia recibe el bautizo para el
suyo.[23]
Hechos 2:5-13
Y había judíos que moraban en Jerusalén, hombres piadosos, procedentes de todas las
naciones bajo el cielo. Y al ocurrir este estruendo, la multitud se juntó; y estaban
desconcertados porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Y estaban
asombrados y se maravillaban, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que están
hablando? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua en la
que hemos nacido? Partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, de Judea y de
Capadocia, del Ponto y de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de
Libia alrededor de Cirene, viajeros de Roma, tanto judíos como prosélitos, cretenses y
árabes, les oímos hablar en nuestros idiomas de las maravillas de Dios. Todos estaban
asombrados y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? Pero otros se
burlaban y decían: Están borrachos (LBLA).
Esta segunda porción presenta a los moradores de Jerusalén, quienes se asombran por el
fenómeno y su presente resultado. Lucas describe a la población, muestra su asombro,
lista las naciones representadas [24] y presenta la percepción de aquellos que pudieron
presenciar tan formidable evento.
Lucas inicia esta porción indicándonos que había en Jerusalén judíos y piadosos de
todas partes del mundo que se habían congregado por la fiesta, como una de las
bendiciones de Pentecostés. Sin embargo, podemos notar que el énfasis para Lucas no
es la diversidad de la población, sino la forma como se juntan en torno al fenómeno y se
resalta en el texto que, a pesar de ser todos galileos, hablan en las lenguas de la
dispersión, constituyendo así lo que muchos autores consideran el reverso de la
maldición de Babel.[25] Es más, que Dios haya decidido llevar a cabo este maravilloso
evento a través de galileos, de acuerdo a la mención del pasaje, solo hace más grande su
obra dado que en la comprensión cultural judía el galileo era visto con desprecio pues se
consideraba de inferior condición y pureza.[26]
http://www.unisbc.edu.co/investigacion/ventana-teologica/ediciones-anteriores/59-
octava-edicion/183-es-pentecostal-pentecostes-una-mirada-a-hechos-2-1-13#_ftn6
[1] Shane Clifton, “The Spirit and Doctrinal Development: A Functional Analysis of
the Traditional Pentecostal Doctrine of the Baptism in the Holy Spirit”, Pneuma 29, n.° 1
(2007): 5-23.
[2] Los vv. 1-4 presentan una descripción de la llegada del Espíritu, mientras que los
vv. 5-13 muestran la percepción de estos sucesos, así como la forma en que la audiencia
judía los tomó. Joseph Fitzmyer, Hechos de los apóstoles, trad. de Luis Iglesias
(Salamanca: Ediciones Sígueme, 2003), 321.
[4] Ajith Fernando, Comentario bíblico con aplicación NVI: Hechos de los apóstoles,
trad. de Pedro Gómez (Miami, Florida: Editorial Vida, 2012), 89-90.
[5] F.F. Bruce, Hechos de los Apóstoles: Introducción, comentarios y notas, trad. del
equipo de la comunidad Kairós (Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío, 2007), 66.
[6] John Stott, El mensaje de Hechos, trad. de David Powell (Buenos Aires: Certeza
Unida, 2010), 64.
[13] “Juan Crisóstomo, el gran expositor bíblico del siglo VI, pensaba que los
reunidos eran los ciento veinte de 1:15, y en nuestro tiempo este punto de vista se ha
popularizado”. Fernando, Comentario bíblico con aplicación NVI, 90.
[16] Si bien la discusión de la temática gira en torno al bautismo del Espíritu Santo y
la comprensión del hablar en lenguas como señal única del mismo, el pasaje en estudio
menciona el evento como llenura del Espíritu Santo. La discusión amplia viene de una
comprensión posterior y más global de este fenómeno.
[17] “Dupont ha elaborado una lista de las alusiones verbales desde Hch 2 hasta Ex
19-20 en las que se refiere a la teofanía del Sinaí y el don de la Torá, usando el adverbio
homou ‘juntos’, o su variante homothymadon (2,1); cf. Ex 19: 8, pas ho laos
homothymadon, ‘todo el pueblo junto’; los nombres echos y phone (2:2-6) tienen su réplica
en Ex 19:16, egimonto phonai, ‘hubo ruidos’, y phone tes salpingos echei mega, ‘un sonido
de trompeta retumbó muy fuerte’… Aun en el caso de que estas alusiones sean ambiguas,
asocian al menos el relato lucano del don del Espíritu con el relato del Éxodo del don de la
Torá en el Sinaí”. Fitzmyer, Hechos de los apóstoles, 317-318.
[21] “Estas “lenguas” son distintas de las que se describen en 1 Corintios 12-
14…Parece que, normalmente, el don de lenguas se utilizaba para alabar a Dios (ver 1 Co
14). Sin embargo, esta particular manifestación del Espíritu en idiomas que entendían los
presentes era aquí especialmente apropiada, ya que estaban deseosos de escuchar la
predicación del evangelio”. Fernando, Comentario bíblico con aplicación NVI, 91.
[22] “El fenómeno de hablar en lenguas se encuentra también en 10:46; 19: 6, así
como en otras partes del Nuevo Testamento (1Co 12:10, 28, 30; 14:2,4-6,9), pero sólo aquí
se dice ‘otras lenguas’. Esto parece referirse a la xenología, ‘hablar en lenguas extranjeras’,
como muchos comentaristas patrísticos lo entendieron, y no solo a la glossolalia, ‘habla
exaltada’… Lucas parece haber modificado la expresión usual añadiendo ‘otras’, debido a
su preocupación por el alcance universal de la salvación que los apóstoles van a proclamar
a los judíos de todo el mundo. Fitzmyer, Hechos de los apóstoles, 320.
[23] “De esta manera Lucas destaca la obra del Espíritu en la formación de la Iglesia
Cristiana. ‘La previa actividad del Espíritu en Jesús ha de ser reproducida a escala más
amplia en los apóstoles y en los convertidos hasta que su actuación alcance el corazón del
mundo gentil’” Fitzmyer, Hechos de los apóstoles. 319.
[24] “la lista no debe entenderse como un informe histórico sobre la gente que se
encontraba en Jerusalén por la fiesta de Pentecostés”. Rius-Camps y Read-Heimerdinger,
El mensaje de los Hechos, 153.