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HISTORIA DEL CINE COLOMBIANO

CLAUDIA MARCELA BECERRA RATIVA

COLEGIO NACIONALIZADO LA PRESENTACION


DUITAMA
2016
HISTORIA DEL CINE COLOMBIANO

LOS PIONEROS: CINE MUDO


El primer aparato cinematográfico que llegó a Colombia fue el Vitascopio de Edison, este
arribó a Colon (puerto de Colón, hoy Panamá, que en ese entonces hacía parte del
territorio colombiano)1 inicialmente solo se usó para proyección. También se encuentran
registros de un cinematógrafo de Lumiére en Colombia, incluso intentos de construir uno.
Las primeras filmaciones, fueron realizadas por la Compañía Cronofónica en 1907, y se
proyectaron en Bogotá, con tomas de ríos, el Salto del Tequendama, procesiones, y
paisajes.
El cine colombiano según los registros inicia su producción con lo Di Domenico, dos
hermanos. Vicente y Francisco Di Domenico se fueron de Italia, con el fin de encontrar
lucro en Latinoamérica a base de presentar cine. Iniciaron en Barranquilla y luego se
establecieron en Bogotá, proyectando películas extranjeras, y trajeron más miembros de
su familia a Colombia. A tal punto llego el éxito que decidieron establecer un teatro como
tal. Este teatro fue el Salón Olympia, inaugurado en 1912 con la proyección de un
largometraje italiano, Diario de un Joven Pobre la sala tenía capacidad para tres mil
espectadores, (aunque en el cartel se anuncia que era para seis mil.) diseñado con un
telón central.
“…estaba situado en la calle veinticinco entre carreras séptimas y trece, costado sur de la
calle 25. El recinto medía por lo menos sesenta metros de largo, y treinta metros de
ancho. La cabina de proyección, al fondo, quedaba al oriente, junto a los palcos
principales un tanto elevados sobre platea, para el público que pagaba más y veía de
frente la pantalla instalada en medio del salón. La galería para el público de menos
ingresos, que veía la proyección al revés se desarrollaba hacia occidente.” (Nieto J. Y
Rojas, D. [1992]. Tiempos del Olympia, Bogotá: Fundación Patrimonio Fílmico
Colombiano, p. 54).
En 1913 los Di Domenico fundaron la SICLA (Sociedad Industrial Cinematográfica
Latinoamericana) así iniciaron una producción propia de cine mudo, dentro de esta
producción hay documentales y procesiones religiosas, posteriormente pasaron al cine de
ficción y la película más relevante por su escándalo político y público fue El drama del 15
de octubre, trataba sobre el asesinato del general Rafael Uribe Uribe, se consideró
ofensiva y fue censurada. Así continuó la producción del cine sin mucho que resaltar
hasta la década de los veinte.

MARIA, EL GRAN EXITO


El sacerdote Antonio Posada, con Alfredo del Diestro y Máximo Calvo gestaron esta obra,
basada en la novela de Jorge Isaacs y dirigida por Calvo. Stella López interpretó a María

1
Noticia publicada en el periódico The Colon Telegram en abril de 1897.
y Hernando Sierra a Efraín. Fue filmada en una hacienda y se convirtió en el primer
clásico del cine colombiano, con gran acogida del público.
LOS ACEVEDO: De Colombianos para Colombia
Los Acevedo fueron otra familia dedicada al cine, eran Arturo Acevedo y sus dos hijos
Álvaro y Gonzalo. Arturo Acevedo era odontólogo, y un empresario en la industria del
teatro. Gracias a sus esfuerzos se inauguró la Casa Cinematográfica Colombia, y en este
evento anunciaron como la primea película colombiana a La Tragedia del Silencio, esta
fue un éxito y hasta se proyectó en Panamá y Venezuela. Así los Acevedo se pusieron
como referencia importante en el cine, sin embargo, sus siguientes producciones al igual
que las realizadas por los Di Domenico, se redujeron a filmes locales, documentales y en
su mayoría noticieros.

LOS ULTIMOS SILENCIOS CINEMATOGRAFICOS


Dentro de las últimas producciones del cine colombiano mudo esta Alma Provinciana
dirigida y producida por Félix Rodríguez, un drama que ganó premios de cine comercial.
Su director también realizó trabajos de iluminación, revelado y grabación. Tanto trabajo
más un bajo presupuesto, dado que Rodríguez invito a sus amigos a actuar en la película.
La segunda película fue Garras de Oro la cual fue una protesta contra el gobierno
estadounidense, fue una de las primeras películas de protesta en el mundo, producida por
la empresa Cali Films.
“Basa su argumento en las intrigas políticas de la campaña presidencial para la
reelección a la presidencia de Estados Unidos, en segundo mandato, de Theodore
Roosevelt. Cuenta las peripecias y aventuras de un agente norteamericano del periódico
The World, quien viaja a nuestro país en busca de la copia del tratado suscrito entre
Estados Unidos y Colombia en 1846. Este documento registra el compromiso por parte de
Estados Unidos de respeto por la integridad territorial de la entonces Colombia, con
Panamá incluido. El éxito en la recuperación del mismo supondrá la inocencia del director
del periódico, quien ha denunciado el irrespeto por este tipo de tratados que tuvo
Theodore Roosevelt, protagonista principal en la escisión de Panamá de Colombia en
1903. Esta historia principal se entrelaza con un romance entre el detective, enviado a
rescatar una copia del tratado, y la hija de un empleado del consulado de Colombia en
Nueva York.” (FPFC, Historia del Cine Colombiano, pág. 28)
Una de las últimas de los Di Domenico fue El amor, el deber y el crimen, esta narra la
historia de una joven comprometida, que termina enamorada del pintor que le está
haciendo su retrato esta también contiene elementos folclóricos de los carnavales. Sus
actores y protagonistas eran extranjeros.
Estos son uno de los pocos largometrajes hasta que llegó el cine parlante y con el Cine
Colombiano una empresa que fue adquiriendo estudios de cine para cerrarlos, hasta que
compró la SICLA, terminando así con la producción nacional. Un grupo de empresarios
que buscaba quitar competencia, para generar éxito con sus proyecciones extranjeras.
EL CINE PARLANTE: ¿Otra oportunidad de impulso?
Con diez años de retraso del resto del mundo, Colombia inicia su producción de cine
sonoro, gracias al sistema creado por el ingeniero Carlos Schroeder. Para la nación era
un gran avance, pero en comparación con otros sistemas era poco eficiente, siendo como
buen colombiano exagerados de su utilidad.
“Nunca superó la etapa de experimentación, costó tiempo, dinero y retrasó la implantación
de la técnica estándar hasta 1939”. (Castrillón, Lucia 100 años después el carrete
recomienza, 2006). En el ambiente económico de los 30 después de la Gran Depresión
de 1929, era difícil invertir en cine colombiano, el cual quedo en suspenso hasta la década
de los cuarenta.
Se hicieron ensayos y fue popular tanto que se iniciaron comerciales publicitarios, uno de
estos de la Cervecería Pilsen, tristemente solo quedan registros de la prensa local, no
quedan restos de las filminas o grabaciones.
CUARENTA, NUEVA RESTAURACION
La película que nos sumergió en la magia del sonido fue De la cuna al sepulcro, que
cuenta los momentos de la niñez de Enrique Olaya Herrera y las ceremonias y
homenajes realizados desde que su cadáver toca tierra colombiana en Buenaventura
hasta su entierro en Bogotá. Otra destacada es Flores del Valle una película argumental,
dirigida por Máximo Calvo, quien a este tiempo ya había creado su compañía, con
locación en Cali, y el sonido más que dialogo, es música y bailes. Y es una cosa a la vez
o se escucha música o el dialogo.
Con el cine parlante, nació en el negocio de las distribuidoras de películas, en Colombia
ya estaban Paramount Pictures y Columbia Pictures, aquí se fundó la Clasa Films de
Colombia S.A la cual al final se volvió Pelmex, una compañía que lleno de cine mexicano
nuestra cartelera.
Hacia principios de la década de los cuarenta Cine Colombia tenía en Bogotá nueve salas
de proyección comercial: Olympia, Colombia, Lux, Alameda, Ayacucho, Caldas, España,
Nariño y Bogotá. Los teatros estaban clasificados en tres categorías con diferentes
precios: sesenta centavos para teatros como el Colombia que era de primera; cincuenta y
cuarenta centavos para teatros como el Caldas y el Imperio que eran de segunda; treinta
y diez centavos para teatros de barrio como el Olympia, Granada y Rívoli.
Con este crecimiento comercial los estudios de Hollywood empezaron a mejorar sus
técnicas de doblaje para vender películas en español, pero aun así no tuvieron éxito.

DUCRANE FILMS
Fue una asociación de dos familias: los Duperly y los Crane. Desde la Ducrane Films se
generó el ambiente propicio para que en 1942, durante el gobierno de López
Pumarejo, se expidiera la «ley novena», primer ordenamiento jurídico de fomento al
cine colombiano. En 1943 estrenaron Allá en el trapiche, al año siguiente Golpe de
gracia. Ambas películas entusiasmaron tanto al público como a algunos
comentaristas y propiciaron que la compañía productora se convirtiera en 1945 en
sociedad anónima, lo que permitió incrementar el capital y las expectativas, además de
permitirles anunciar que para ese año se filmarían cuatro largometrajes, aunque solo se
logró filmar y estrenar uno: Sendero de luz.
EL SEGUNDO AIRE
Los Ducrane iniciaron su propio estudio en una finca en Sasaima intentando hacer cine a
color, con revelado, estudio y laboratorio. Unos de los primeros documentales a color fue
Rumbo al Corazón de la Selva filmado en el Vaupés. Una gran parte de su producción se
perdió cuando se incendiaron las bodegas de los negativos.
No obstante debe reconocerse, que a mediados de los años cincuenta se comienzan a
dar los primeros pasos en un intento por construir una estética cinematográfica y hacer
películas con temáticas propias. Ejemplos de ello son los largometrajes La gran obsesión
(1955) de Guillermo Ribón y El milagro de sal (1958) de Luis Moya, que combinan el
melodrama con una mirada sociológica. En este último, ya hay un trabajo de montaje y de
planificación que le dan impacto a la intensidad de lo argumental. Se ven personajes
reconocibles como colombianos, con los conflictos de la tierra y del poder, con el trabajo y
sus labores cotidianas. Al ver estas películas se tiene la sensación de estar presenciando
la aparición del hombre colombiano en el cine. Aparte también se destaca La Langosta
Azul proyectado ideado por un grupo de intelectuales con pocos recursos que es como
una película surrealista, que evoca la vanguardia europea.

SESENTA, ARZUAGA Y LUZARDO


José María Arzuaga llega al cine colombiano con Raíces de Piedra, una película en las
cual se nota un estilo diferente, probablemente traído de su natal España, sin embargo se
vio detenida por la tecnología. En 1965 realizó otra película Pasado el Meridiano de nuevo
las limitaciones impidieron que Arzuaga llevara a cabo sus complejas ideas, por lo tanto
no se completó el filme.
Luego Julio Luzardo, si logró realizar algunos largometrajes los tres más destacados
fueron: Tiempo de Sequía, La Sarda, y el Zorrero y estas tres juntas se iban a convertir en
el filme Tres cuentos colombianos. No llegan a un gran nivel artístico, pero son
realizaciones importantes de cine colombiano.
Se mantuvo la corriente del cine de violencia y crítica política, junto a otro tipo de cine que
pretendía ser comercial.

CINE MARGINAL Y REAL


Aquí se destaca el trabajo de Marta Rodríguez y Jorge Silva, los cuales hicieron una
observación paciente de la realidad creando imágenes fuertes e inolvidables. Una de sus
películas es Chircales (1970) difundida en pequeños grupos pero con gran acogida en el
exterior.
Alberto Mejía y León Giraldo se envolvieron en el cine marginal, de León Giraldo se
rescata Camilo Torres (1966) Lo más importante fue el cine político porque creó
canales de distribución propios, como los sindicatos, universidades, y en general,
todos los grupos y asociaciones relacionados con los movimientos populares y que
contó con nombres como Carlos Álvarez Asalto, (1968) ; Colombia 70, (1970); ¿Qué es
la democracia? (1971), Julia de Álvarez (Un día yo pregunté, 1970) y Gabriela
Samper El hombre de la sal, (1968). Eran cortometrajes documentales en los cuales lo
fundamental es la idea explícita dicha a través del texto.
Todo este cine político también poseía la intención de buscar que el apoyo del Estado,
para crear mejor cine, de ahí nació la ley del “sobreprecio” de las entradas a los cines, los
cuales estaban obligados a exhibir en cada función cortometrajes nacionales. Así se le
cobraba un sobrecargo al espectador y de esta manera se financiaba el cortometraje.

DEL SOBREPRECIO AL LARGOMETRAJE


Los cineastas pertenecientes a los cortos del sobreprecio en los setenta quisieron dar un
paso más y avanzaron a las películas con intención comercial pero no estética. Dentro de
estas producciones se cuentan: Mamagay de Jorge Gaitán, El Candidato de Mario Mitrotti,
y El Patas de Pepe Sánchez, que como se esperaba se olvidaron antes de triunfar.
El que si tuvo éxito internacional fue Ciro Duran, quien poseía cortometrajes, que se
convirtieron en largometraje de nombre Gamín, la cual fue un retrato despiadado y realista
sobre los niños bogotanos de la calle. Otro cineasta reconocido por su estilo fue Gustavo
Nieto Roa, quien intentó historias ligeras y cómicas, entre estas El taxista millonario de
1979.

FOCINE (Compañía de Fomento Cinematográfico)


Esta fue fundada en 1979, y fue el estallido de producción nacional y aquí varios artistas
vieron su oportunidad, se realizaron 29 largometrajes en diez años. Aparte de cineastas
se forjaron los famosos actores clásicos del cine colombiano como Carlos “El Gordo”
Benjumea, o Gustavo Angarita. De los largometrajes recordados están:
o La Virgen y el Fotógrafo (1982) dirigida por Luis Alfredo Sánchez.
o Pura Sangre (1982) dirigida por Luis Ospina la cual desde su publicidad buscó
invitar y fomentar esta nueva clase de cine.
o Carne de tu Carne (1983) dirigida por Carlos Mayolo.
o Cóndores no entierran todos los días (1983) dirigida por Francisco Norden.
o Tiempo de Morir (1985) dirigida por Jorge Allí Triana.
o La Boda del Acordeonista (1985) dirigida por Pacho Bottia.
o La Mansión de Araucaíma (1986) dirigida por Francisco Lisandro Duque.
o Técnicas de Duelo (1988) dirigida por Sergio Cabrera
o María Cano (1990) dirigida por Camila Loboguerrero.
Focine revivió el cine y exploró otras alternativas como fueron los mediometrajes en Súper
8 o 16 mm, diseñados para televisión. Esto abre un nuevo espacio para los creadores, y
daba cultura a canales como Telepacifico, Telecaribe, Telecafe y Teleantioquia. Trajo las
miradas al cine colombiano ya que en esta época se ganaron varios premios en festivales
extranjeros.
Colombia tiene una producción intermitente que busca su regularidad. Hasta principios de
los 90, durante la larga decadencia del organismo estatal de producción, Focine, el cine
colombiano permaneció en un estado cataléptico. En 1993, Focine tuvo que ser
liquidada por mala administración y problemas presupuestales. Pero los realizadores
no se dieron por vencidos. Las posibles soluciones, como hipotecar la casa, vender el
carro, buscar coproducciones con el viejo continente, eran opciones para mantener vivo el
cine colombiano.
Otro problema que no era legal sino más bien artístico era la falta de representación del
hombre colombiano como tal en estos largometrajes y en otras épocas del cine. Por eso
en los 80 el trabajo de Víctor Gaviria se destacó por hacer reconocible al hombre
colombiano y su entorno. No futuro, o Rodrigo D. No Futuro (1988) es recordada por ser
una manifestación inteligente de la cotidianidad urbana. Pero lo más interesante es que
esta fue terminada durante la crisis de Focine y llego a Cannes sin que nadie lo esperara.
Es simplemente un filme autentico.

LOS NOVENTA, Y EL CINE NO SE RINDE


Los cineastas después del declive de Focine, se hallaban refugiados en pequeños grupos,
ya que la televisión no era una opción alterna para todos, aunque brindo un espacio para
re-comenzar. Unos pocos largometrajes después de esta crisis que lograron éxito fueron
Un Hombre y una Mujer con suerte (1992) de Gustavo Nieto Roa y Confesión a Laura
(1993) esta cinta gano varios premios.
Cuando a mediados de los años noventa las perspectivas para el cine colombiano
hacían de los esfuerzos individuales la única forma de gestión el horizonte parecía
insuperable, sin embargo la Constitución de 1991 comienza a propiciar un momento
de transición legislativa en las políticas de Estado que permite el inicio del Ministerio de
Cultura, el 7 de agosto de 1997, como lo ordenaba la Ley de Cultura. La misma ley hace
un reconocimiento tardío pero definitivo sobre la importancia del cine para la sociedad e
involucra a otros ministerios en su apoyo y fomento. En su artículo 40 dice:
[…] el Estado a través del Ministerio de la Cultura, de Desarrollo Económico, y de
Hacienda y Crédito Público, fomentará la conservación, preservación y divulgación, así
como el desarrollo artístico e industrial de la cinematografía colombiana como generadora
de una imaginación y una memoria colectiva propias y como medio de expresión de
nuestra identidad nacional.
Aparte el cine encontró una alianza publicitaria con la televisión como es el ejemplo de
Sergio Cabrera y Caracol TV, o su película La Estrategia del Caracol de 1993, en la cual
tomó ventaja de la situación dado el éxito de la novela Escalona de Carlos Vives por eso
su publicidad se pasaba en el horario de la novela. Lo mismo pasó con el director Felipe
Aljure con La gente de la universal de 1993, quien gracias a publicidad logro un público
bueno. Se mantenía cintas reencauchadas de otras viejas o de obras literarias.
Luego con el apoyo de Colcultura se impulsó la creación de guiones originales, lo cual
trajo largometrajes como Soplo de Vida, y La Deuda. Hacia el final de los noventa se
toma un poco una óptica deportiva como Sergio Cabrera en Golpe de Estadio (1998) que
en lugar de ser sobre el 5-0 contra Argentina, termina siendo una sátira del ejército contra
la guerrilla.
Otro éxito fue La vendedora de Rosas de 1999, dirigida por Víctor Gaviria y que fue
llevada al Festival de Cannes. De resto se encuentran filmes de muchas temáticas como
Diástole y sístole (1999) de Harold Trompetero, una de las pocas comedias, El séptimo
Cielo (1999) de Juan Fisher, o El Rizo (1999) de Julio Sosa Pietri.
CINE COLOMBIANO, NUEVO MILENIO
Los temas como el sicariato, el narcotráfico y las comedias se siguieron manejando a
inicios del siglo XXI, como La Virgen de los Sicarios (2002) dirigida por el francés Barbet
Schroeder, basada en la obra de Fernando Vallejo. De aquí el cine ya se crea de una
forma más fluida, más común, en comparación a sus años anteriores donde cada filme
hace sus propios temas, conexiones y negocios para ser distribuido. Se encuentran
destacan por taquilla o premios películas como Como el Gato y el Ratón (2002) de
Rodrigo Triana, Bolívar Soy Yo de Jorge Alí Triana, La Sombra del Caminante (2004) de
Ciro Guerra la cual fue premiada en San Sebastián, María llena eres de gracia de Joshua
Marston, la cual se basa en el tema de las ´mulas´ de droga y en la que Catalina Sandino
fue nominada a un Oscar por mejor actriz. Rosario Tijeras de Emilio Maillé la cual cuenta
con actores como Flora Martínez y Marcelo Cardona, y siguiendo con la temática del
sicariato y narcotráfico esta Sumas y Restas de Víctor Gaviria. Con éxitos del 2006 una
de las mejores épocas de la que se destaca Soñar no cuesta nada de Rodrigo Triana y
Dios los cria y ellos se separan de Harold Trompetero. De ahí hasta hoy es crecimiento y
mejora técnica y audiovisual para el cine colombiano.
Se empiezan a ver más estrenos por año de todo tipo de géneros populares en el país,
más aun las comedias. Se destacan filmes como: Perro come perro 2008, Sin Tetas no
hay Paraíso 2010, El Paseo 2010, Los Colores de la Montaña 2011, La Sirga 2012, La
eterna noche de las doce lunas 2013, Crónica del Fin del Mundo 2013, Ciudad Delirio
2014, Uno al Año no hace Daño 2014, Manos Sucias 2014, La Tierra y la Sombra 2015,
¡Que Viva la Música! 2015, El Abrazo de la Serpiente 2015, Siembra 2016, Saudó 2016, y
La Ciénaga entre el mar y la tierra 2016, por mencionar algunos.
REFERENCIAS
Alvarez, Carlos. Sobre cine colombiano y latinoamericano 1989
Alvarez, Carlos Una década de cortometraje Colombiano, 1982
Cartilla de Cine Colombiano, Fundación de Patrimonio Fílmico Colombiano, 2006
Castrillón, Lucia. 100 años después el carrete recomienza, 2006
Colombia Viva, Editorial El Tiempo, 2000
Colombia Tierra Caribeña, Proeducar, 2006
Cuadernos de Cine Colombiano, Fundación de Patrimonio Fílmico Colombino, 2006
Gran Enciclopedia de Colombia, Tomo 7, Editorial El Tiempo, 2007
Martínez, María Paula, Cine en Colombia: crece en la impopularidad, El Espectador,
Noviembre 2012
Ospina L. Caicedo, Ojo al Cine, 1975

WEBGRAFIA
http://www.revistaarcadia.com/cine/articulo/estrenos-de-cine-colombiano-en-2016/47986
http://blogs.eltiempo.com/el-tiempo-del-cine/2015/05/28/cine-colombiano-2015/
http://www.radionica.rocks/noticias/diez-peliculas-de-cine-colombiano-en-2013

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