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Universitetet i Bergen
Felipe Martínez-Pinzón
Brown University
1 Al elaborar este trabajo hemos optado por reservar el uso del término costumbrismo
junto a la expresión escritura de tipos y costumbres para referirnos, de manera general
a toda la serie de escritos que durante el siglo XIX se afanaba por describir las cos-
tumbres, tipos y estampas observadas en la sociedad presente. No obstante, somos
conscientes de que la noción de costumbrismo ha de ser revisada; así como su relación
con otros tipos de escrituras de tipos y costumbres. Para un acercamiento a la larga
controversia a que ha dado lugar la definición genérica de la escritura de costumbres,
ver, entre otros, Maida Isabel Watson-Espener, El cuadro de costumbres en el Perú de-
cimonónico (1979) y el estudio de Margarita Ucelay da Cal Los españoles pintados por
sí mismos (1951).
2 Desde las primeras exploraciones críticas del género en The Early Cuadro de Cos-
tumbres in Colombia (1956) de Frank M. Duffey o El cuadro de costumbres en el Perú
decimonónico (1979) de Maida Isabel Watson Espener, pasando por el clásico Founda-
tional Fictions (1993) de Doris Sommers, hasta las importantes revisiones crítica de sus
planteamientos en Pirate Novels: Fictions of Nation Building in Latin America de Nina
Gerassi Navarro (1999) y las últimas producciones acerca de la construcción discursiva
de Latinoamérica en Building Nineteenth-Century Latin America: Re-Rooted Cultures,
Identities, and Nations (2011), editado por William J. Acree y Juan Carlos González
8 Kari Soriano Salkjelsvik y Felipe Martínez-Pinzón
Espitia, el siglo XIX latinoamericano ha sido pensado siempre desde las problemáticas
de la nación y la construcción del Estado en la región.
3 Tal es el caso de Costumbrismo y litografía en México: un nuevo modo de ver (2005) de
María Esther Perez Salas o del más reciente Afro-Cuban Costumbrismo: from Plantation
to Slum (2012) de Rafael Ocasio.
4 Entre otros, Beatriz González-Stephan con Fundaciones: canon, historia y cultura na-
cional. La historiografía literaria del liberalismo hispanoamericano del siglo XIX (1989) ,
Germán Colmenares con Las convenciones contra la cultura: ensayos sobre historiografía
hispanoamericana del siglo XIX (1987) y más recientemente, a través del análisis de
la novela histórica, con History Lessons: Refiguring the Nineteenth-Century Historical
Novel in Spanish America (2006) de Lee Skinner.
5 De importancia para la crítica literaria decimonónica colombiana, por ejemplo, han
sido los trabajos de Montserrat Ordóñez y de Carolina Alzate acerca de Soledad
Acosta de Samper, además del trabajo compilatorio ya clásico de María Mercedes
Jaramillo, Angela Inés Robledo y Flor María Rodríguez-Arenas titulado ¿Y las mu-
jeres?: ensayos sobre literatura colombiana (1991). Para el caso de México, destaca el
trabajo de perspectiva histórica de María de la Luz Parcero, Condiciones de la mujer
en México durante el siglo XIX (1992) y el también clásico volumen de Silvia Arrom
Las mujeres de la ciudad de México, 1790–1857 (1988). Desde una perspectiva más
amplia, es importante, entre otras, la revisión de las metáforas sobre la feminidad
en el siglo XIX que ha hecho Nancy La Greca en Rewriting Womanhood: Feminism,
Subjectivity, and the Angel of the House in the Latin American Novel, 1887–1903
(2009).
Revisitar el costumbrismo 9
6 Para el caso latinoamericano son fundamentales los estudios de Nancy Leys Stepan
acerca de la fotografía y la raza en el Brasil del ochocientos, así como las investigacio-
nes de Beatriz González Stephan sobre los retratos de familia en su Cultura visual e
innovaciones tecnológicas en América Latina (entre 1840 y las vanguardias) (2011).
7 Por ejemplo en Susana Rotker, La invención de la crónica (1992) o en Desencuentros de
la modernidad (1989) de Julio Ramos.
8 Beatriz González-Stephan y Jens Anderman, Galerías del Progreso (2006) y la más
reciente compilación de Ana Peluffo Pensar el siglo XIX desde el siglo XXI. Nuevas
miradas y lecturas (2012), promueven el estudio de la institucionalización, a través de
museos, dioramas y exposiciones, de narrativas para leer la temprana cultura republi-
cana latinoamericana.
10 Kari Soriano Salkjelsvik y Felipe Martínez-Pinzón
hasta hoy bajo distintos nombres, hacia fuera y hacia adentro, bajo operaciones
como la transculturación o el canibalismo, entre otros procesos de transformación
cultural y modulación artística. Como lo supo Roberto Schwarz en Idéias fora
do lugar, la novedad de la cultura latinoamericana yace en las tretas, artificios e
invenciones de las que se valen los creadores del continente para inventar nuevos
modelos a partir de la ruptura de los patrones europeos y la incorporación de
historias nativas para dar cuenta de la realidad circundante. Daniel Serravallé
de Sa, en el artículo que recogemos en esta compilación, entra a ver, a través del
lente de la escritura de costumbres, las tensiones que dieron lugar a la definición
de lo nacional desde lo extranjero. Al hacerlo, revela cómo desde Brasil se dieron
imaginaciones cosmopolitas durante el siglo XIX que inventaron “lo nacional”
en oposición a “lo inglés” en un juego de espejos que, si bien señalaba hacia la
particularidad del país, también lo ponía en relación con Europa al definirlo en
llano contraste con el “tipo inglés”10.
A lo largo y ancho del continente, y como fruto de la multiplicación de im-
prentas a la que dio lugar la Guerra de Independencia, sólo intensificada tras la
posguerra, las primeras generaciones republicanas importarían libros sobre tipos y
costumbres europeos y los editarían en tierras americanas a la par que escribirían
los suyos propios. Por sólo dar algunos ejemplos, Alba Lía Barrios nos recuerda
que la primera edición de los artículos completos de Larra publicados en Caracas
data de 1840 (26). Maida I. Watson-Spener, por su parte, ha estudiado la influencia
de los costumbristas españoles en el Perú y ha trazado específicamente la presencia
de Larra en periódicos como La Bolsa en 1841, prestándole especial atención a la
temprana respuesta que suscitó en grandes escritores de cuadros como Pardo y
Aliaga (El cuadro de costumbres 53). Por otro lado, en México, durante la década
de los 1830, el costumbrismo también ocupa un lugar importante, especialmente
en la prensa y las revistas de corte literario. María Esther Pérez Salas hace un ras-
treo de la prensa de la época y observa cómo “desde marzo de 1843 se pusieron
a la venta en al ciudad de México los ocho volúmenes de Les francais peints par
eux-memes, así como la versión francesa de Heads of the people; asimismo se tuvo
noticia de las primeras entregas de Los españoles pintados por sí mismos” (“Genea-
logías” 180). Además, ya en 1838 la revista mexicana Ensayo literario publicaba “El
romanticismo y los románticos” de Mesonero Romanos. A partir de ese momento
se fueron publicando regularmente muchos de sus relatos en distintos periódicos
y revistas. Jefferson Rea Spell también ha estudiado el viaje del costumbrismo
europeo a México y subraya la importancia de los primeros escritos de Addison,
traducidos en 1840, y que dieron inicio a una década de intensa reproducción y
traducción de artículos de costumbres provenientes no solo de España, sino de
toda Europa (290). Muchas de las fechas de las primeras publicaciones de textos
de Larra alrededor del mundo aparecen en la bibliografía recopilada por Alejan-
dro Pérez Vidal, en la que se puede observar que en Uruguay, también la primera
edición de sus colección de artículos es temprana, de 1837, y que solo unos años
más tarde, en 1843, aparece en Chile una colección con el título Fígaro, famoso
seudónimo con el que firmaba Larra y del cual haría uso más de un escritor de
costumbres latinoamericano. Juan Bautista Alberdi, por ejemplo, firmaba como
Figarillo y en algunas de sus composiciones José María Samper directamente
firmaría como Fígaro. En Argentina, como han demostrado las minuciosas inves-
tigaciones de Paul Verdevoye, se publicó Larra por primera vez, cuando aún vivía
el escritor madrileño, en la Gaceta Mercantil del 2 de noviembre de 1833 (17).
De manera más interesante, y esta es una intuición que persiguen los artículos
aquí publicados, el circuito de la escritura de costumbres en Latinoamérica mu-
chas veces obvió las revistas españolas. Gioconda Marún ha mostrado la influencia
directa de Addison y Steele en la prensa argentina, así como Verdevoye, tímida-
mente, sostiene lo que parece ser evidente cuando dice que “quedará por saber
si los argentinos [y los latinoamericanos KSS y FMP], utilizaban los periódicos
franceses e ingleses o norteamericanos a través de los españoles, o si los aprovecha-
ban directamente” (28). Esta apreciación, decimos, es a lo menos cautelosa, ya que
existen evidencias del consumo de escritura de costumbres francesa —llamada,
como veremos, physiologies—en varias revistas de la época. En Colombia, por sólo
mencionar un ejemplo, a la par que eran reeditados en periódicos como El Día
en 1842 textos de escritores de costumbres españoles como Modesto Lafuente, se
reseñaba la Physiologie du fumeur de Teodose Burette, publicada originalmente
14 Kari Soriano Salkjelsvik y Felipe Martínez-Pinzón
11 Aunque siempre que hay que recordar, como apunta Cuvardic, que en Hispanoamérica
también hay una obsesión por “los tipos sociales económicamente improductivos” (“La
construcción” 41), personajes que son siempre objeto de crítica satírica; es decir, no
como un modelo a repetir.
12 A pesar de que tanto la memorización como el castigo físico ya eran ampliamente
criticados tras la colonia en Hispanoamérica, el éxito de las escuelas lancasterianas
por todo el continente hicieron que repetir y recordar siguieran siendo los métodos
de aprendizaje más extendidos durante todo el siglo XIX (Newland 342–45).