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— Gritó
Por qué es Salado este, morado de furia—, te daría... te daría... una entera
de tocino.
el Mar
—Prometo solemnemente hacer lo que me mandes —
contestó el hermano pobre—, y ¡Tú sabes que siempre
cumplo mis promesas!
¡Es lo único que cumples! —bramó el rico—. ¡Bien,
aquí tienes el tocino, y ahora, vete al diablo!
—He prometido obedecer, así que al diablo me voy
—contestó el pobre.
Recogió el tocino, se lo echo a la espalda y se alejó en
Hace muchos, muchos años, Vivian dos hermanos, el busca de la puerta más cercana del infierno.
mayor de los cuales era muy rico, pero tan mezquino y — Al caer la noche, ya cansado, pues había andado
avaro, que no soportaba la idea de que pudiera haber otro de aquí para allá, vio brillar una luz en el bosque. "Tal
hombre que poseyera ni siquiera la mitad de sus riquezas. vez he llegado", pensó.
Y lo que verdaderamente lo sacaba de sus casillas, era Escondióse tras un árbol y vio a un hombre muy
tener que dar algo a alguien, aun cuando ese alguien viejo, con una larguísima barba blanca, que juntaba leña
fuera su hermano menor. Este era pobre, tan pobre, que a para avivar su fuego.
menudo él y su esposa casi se morían de hambre; y solo —Buenas noches —saludó nuestro hombre.
cuando su situación era muy mala acudía a su hermano, —Buenas noches —contestó amablemente, el ancia-
el cual lo maldecía cada vez y juraba que nunca volvería no—. ¿A dónde vas tan tarde, y en víspera de Navidad?
a darle ni un céntimo. —Voy al infierno, pero no conozco el camino.
Un día, víspera de Navidad, el hermano pobre se —Vas bien —dijo el anciano—. Este fuego es una de
encontró con que no tenía ni una moneda de cobre para las señales del camino. Llama a la puerta que ves ahí y te
comprar algo de comida. Así que se vio forzado a acudir, abrirán en seguida. Les van a dar ganas de comerse tu
una vez más, a su hermano. tocino, pues siempre andan escasos de carne. Pero voy a
darte un consejo: no lo vendas ni lo cambies por nada, a que no fue en balde.
menos que sea por el molino de mano que está detrás de Colocó el molino sobre la mesa, dio vuelta a la
la puerta. Si lo consigues, vuelve acá afuera y yo te manija, pronunció unas palabras misteriosas, ordenando
enseñaré cómo manejarlo. que moliera velas, manteles, vajilla, carne, cerveza y, en
El hombre llamo a la puerta del infierno y un mo- fin, todo lo necesario para una buena cena de Navidad
mento después estaba en la cocina del diablo, en donde Solo tenía que pronunciar las palabritas mágicas y el
todos los pequeños diablillos le rodearon, tratando cada molino molía cuanto se le ordenaba.
uno de adelantarse al otro, para conseguir una tajada del Molieron suficiente comida y bebida para que les
tocino. durara hasta la duodécima noche, e invitaron, entonces a
—Bien —les dijo nuestro hombre—. No pensaba todos sus amigos y vecinos a una gran fiesta.
venderlo pues es la cena de Navidad para mí y para mi Cuando el hermano rico contempló la mesa con todo
mujer. Pero he cambiado de opinión. Os lo dejare solo a lo que había sobre ella, y cuando, curioseando por casa,
cambio del molino que está detrás de la puerta. descubrió que la despensa casi se venía abajo el peso de
Hubo protestas y gritos, y el mismo diablo tuvo que la comida almacenada, se puso verde de envidia y
hablar con el dueño de la carne. Pero este se mantuvo en despecho.
sus trece, y el diablo le entregó el molino. —Fue la víspera de Navidad, cuando vino a mendigar
El viejo leñador lo esperaba en el bosque; y tan unas migajas —recordaba, enojado—, y ahora da una
pronto como le enseñó cómo manejar el molino, nuestro fiesta que hasta en el palacio del rey parecería
amigo le dio las gracias por su ayuda y se dirigió a su extravagante. ¿Dónde diablos consiguió todo esto?
hogar. —Detrás de la puerta —le contestó secamente el
— ¿Dónde te habías metido? —preguntó la mujer, al hermano.
verlo entrar—. He esperado toda la noche a que trajeras No pensaba este contar en donde había conseguido el
algo para la cena de Navidad, y te presentas ahora con un molino. Pero, se hizo tarde, la cerveza le hizo soltar la
molino de mano. ¡No tenemos ni un mísero grano de lengua y habló más de lo que se había propuesto Y en la
maíz que moler! madrugada, llegó al extremo de sacar el molino y
—Siento haberte hecho esperar —contestó el mari- ensenarles a todos cómo trabajaba.
do—. He caminado mucho esta noche, pero ahora verás —Aquí tenéis lo que me ha hecho tan rico —terminó,
después de pedir al molino que moliera todo lo que sus El hombre tocó la manija, esperando que el molino se
boquiabiertos invitados apetecieron. pararía; como no se paró, le dio vuelta, pero no sucedió
Cuando el hermano rico vio todo aquello, se le metió nada; le dio vuelta hacia el otro lado, pero el molino,
entre ceja y ceja que el molino tenía que ser suyo; y lo terco, seguía moliendo arenques y sopa. Suplicóle,
consiguió, después de súplicas, amenazas y regateos, por entonces, lloroso, que parara; desesperado, se lo ordeno a
trescientas piezas de oro. gritos; pero a pesar de súplicas, lloros y órdenes, seguía
Era la época de las cosechas, cuando se lo llevó en el molino moliendo sopa y arenques.
triunfo; y ni siquiera esperó a conocer la forma de ma- Y llegó un momento en que había tal cantidad de sopa
nejarlo. Su hermano, con toda intención, tuvo buen en la cocina, que nuestro hombre estuvo a punto de morir
cuidado de no revelarle el secreto; y esperó, con sus ahogado. Abrió la puerta que comunicaba con la sala,
bolsillos llenos de oro, a ver qué suerte corría su tesoro pero esta se inundó casi en seguida. Tuvo entonces que
en manos ajenas. nadar, entre la sopa, hasta la puerta de la calle y abrirla
Al llegar a su casa, el nuevo dueño del molino dijo a con el tiempo preciso para salvarse, pues la casa se venía
su esposa: abajo con el peso de los arenques y de la sopa.
—Vete al campo y vigila a los hombres para que en- Corrió por el camino, seguido por un rio de sopa y
gavillen el heno. Yo preparare la cena para todos. arenques que se lanzaba tras él, cuesta abajo.
Cuando calculó que era hora de prepararla, colocó el Mientras tanto, la esposa, que vigilaba a los hombres
molino sobre la mesa de la cocina y le dijo: en el campo, pensó que ya era la hora de la cena, y dio la
—Muele una buena sopa y unos sabrosos arenques; y señal de suspender el trabajo y volver a la casa. Pero en
hazlo de prisa. el camino se toparon con el patrón, que corría, seguido
Empezó el molino a moler sopa y arenques. En un por un torrente de sopa y arenques.
momento se llenaron las ollas y las fuentes; unos ins- -¡Ojalá tuvierais cien gargantas cada uno! —les grite
tantes después, se llenaron también todos los baldes que al pasar—. Pero, como no las tenéis, corred de prisa o
había en la casa; y no había pasado ni media hora, cuando moriréis ahogados en sopa.
hasta el suelo estaba lleno de sopa y arenques. Siguió corriendo como si el diablo lo persiguiera y no
se detuvo hasta que llegó a la casa de su hermano. — ¿Puede moler sal tu molino? —preguntó el
—Recoge tu molino, por lo que más quieras —le su- capitán. — ¿Moler sal? —Exclamó el dueño—. ¡Claro
plicó, sofocado—. En una hora más, toda la comarca que puede! ¡Puede moler cualquier cosa!
quedara sepultada bajo un mar de arenques y de sopa. — ¡Bien! —Exclamó, satisfecho, el capitán—. Enton-
Pero su hermano negó con la cabeza. Y, al fin, el rico ces, te lo compraré. Y cuando sea mío, podré navegar
tuvo que pagar otras trescientas piezas de oro por alrededor del mundo y vender un cargamento de sal en
deshacerse del molino. cada puerto, sin hacer el largo viaje hasta la mina.
El hermano que había sido tan pobre, se convirtió Regatearon durante un largo rato, y por fin, el capitán
desde entonces en el hombre más rico del mundo. Puso al pagó toda su fortuna por el molino. Lo arrebató de manos
molino a moler oro; y no solamente se construyó una del antiguo dueño, temiendo que cambiara de idea, y sin
hermosa casa a la orilla de la playa y la llenó de objetos esperar instrucciones, se dirigió corriendo a su barco; y
preciosos, sino que cubrió todos los alrededores con finas levando anclas, se alejó, satisfecho y feliz.
hojas de oro, para que brillaran al sol y pudieran Esperó a llegar a alta mar y colocó el molino sobre
distinguirse desde muy lejos, en el mar. cubierta, ordenándole:
Todo el que navegaba por las cercanías, bajaba a — ¡Muele sal, y hazlo pronto!
tierra y admiraba la casa de oro, y echaba una ojeada, Inmediatamente empezó el molino a producir sal,
sobre el maravilloso molino de la cocina del diablo. Y como si fuese agua. Cuando el capitán llenó las bodegas
Llegó a cansarse tanto su dueño de ensenárselo a todo el del barco, quiso que el molino parara, pero por más que
mundo, que decidió venderlo al mejor postor. lo movió y lo volvió a mover, seguía brotando sal y
Durante las primeras semanas, no tuvo ofertas dignas amontonándose a más altura a cada momento, sobre las
de tomarse en cuenta. Pero llegó, por fin, el capitán de un cubiertas del barco.
gran barco, que había hecho su fortuna sacando sal de Y llegó un momento en que fue tal el peso de la sal,
una mina lejana, al otro lado del océano. El viaje era que hundió el barco hasta el fondo del océano. Y allí
largo y peligroso, pero en aquellos tiempos, la sal era tan sigue el molino, moliendo buena sal, y moliéndola de
preciosa como los brillantes, pues hasta el agua de mar prisa.
era dulce; y la única mina de sal que existía, estaba en el Por eso el mar es salado aún hasta nuestros días.
otro extremo del mundo.
— ¡Así es! —gritó Halvor, saliendo de su escondite y
El castillo de cortando las cabezas del ogro, una tras otra.
Inmediatamente, con la extraña fuerza que había