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Licenciatura en Educación Religiosa

Cristología
Séptimo Semestre
Sebastián Gamboa Morales
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Comprender a Jesús desde la oración


Jesús de Nazareth, hombre de oración
En nuestra cultura, al acercarnos a Jesús en el conjunto de su vida tal como se nos trasmite
en los evangelios, no se puede decir que Jesús fuera un hombre contemplativo por vocación.
Más bien parece todo lo contrario, un hombre de acción. No vive su vida retirado del mundo
y dedicado a la ascesis o a la contemplación de las maravillas de Dios. Vive su vida siendo
uno más entre los niños y los jóvenes y siendo un predicador popular que recorre los caminos
de palestina haciendo el bien, contando historias y curando milagrosamente a los enfermos y
a los poseídos por males misteriosos. Con toda seguridad, afirmo que era un hombre de
oración porque encajó esta misma con su vida diaria.

Nace y es educado en una familia religiosa que a los ocho días lo circuncidan y que a los
cuarenta lo presentan en el templo. Cuando tiene la edad apropiada acompaña a sus padres a
Jerusalén y los sábados asiste a la sinagoga. Es seguro que, desde niño, aprendió las oraciones
que rezaban los judíos y es seguro que esas oraciones se rezaban en su casa. Su existencia
histórica se realiza en una cultura religiosa en la que la presencia de Dios aparece por todas
partes. Jesús se deja empapar por esta cultura. El Dios de los judíos es un Dios trascendente.
No pertenece a nuestro mundo, tiene su mundo propio. Pero a lo largo de una extensa historia
de muchos siglos ha protagonizado la liberación del pueblo elegido.

En las diversas encrucijadas por las que van pasando el pueblo judío, Dios se hace presente
para conducirlo con misericordia por los caminos de la historia. Jesús de Nazareth pertenece
a la historia y a la cultura judía, al pueblo elegido y que vive desde esta fe su historia.

En esta cultura y en esta historia el talante de Jesús le lleva a conocer a Dios y a dejarse
conocer por él. Su carácter bueno y sincero y su experiencia personal de Dios le llevan a rezar
las oraciones de los judíos con un tono muy personal. No acierta en orar sólo por fuera, no
se queda contento cumpliendo las normas y rituales de los fariseos, él quiere ir al fondo en
su oración y esto lo lleva a ser crítico con una serie de prácticas piadosas que no están en la
línea de un Dios que libera a los pobres, sino en la línea de un Dios que esclaviza con sus
leyes, tal como estas son presentadas e interpretadas por lo fariseos.

La oración personal de Jesús de Nazareth


En los relatos evangélicos se nos presenta a Jesús rezando personal y explícitamente.
Podemos pensar que para él todo era oración: encuentro personal con el Padre cuya voluntad
estaba empeñado en cumplir. En la oración personal y explícita deja de lado otros quehaceres
y sabe centrarse en Dios para realizar un encuentro personal e íntimo, un tú a tú con Dios.
Algunas de estas referencias que se nos presenta en los Evangelios son:

 Jesús se iba de vez en cuando al monte a solas por la noche para orar (Mc 6,46).
 En una ocasión estuvo cuarenta días y cuarenta noches solo en el desierto y luego fue
tentado por el mal (Lc 4,1).
 En otra ocasión, subió con tres testigos al monte (tabor) y se traspuso (Mt 9,2).
 De que de vez en cuando levantaba los ojos al cielo y bendecía a Dios o le daba
gracias (Mt 11).
 En la cruz tuvo un grito desgarrador diciéndole al Padre su soledad (Mt 27,46).
 En el huerto de los olivos aquella noche, la última de su vida terrena, le pidió al Padre
compasivo y misericordioso que pasara de él cáliz de su Pasión y de su Muerte (Lc
22, 39).

Sentido de la oración en Jesús


Cuando Jesús se dirige a Dios para rezar no es el Verbo de Dios el que reza, es el hombre
Jesús en quien el Verbo está encarnado. Dios (su Verbo) se ha encarnado en un hombre que
en todo es semejante a los hombres excepto en el pecado, en un hombre que, como tal, sabe
orar y ora con amor. Más allá de su encuentro íntimo con Dios, el hombre Jesús desde su
realidad humana pobre y limitada, desde sus situaciones históricas desconcertantes y llenas
de ambigüedades, se dirige al Padre para encontrarse con él, para adorarle, darle gracias y
suplicarle como todos los mortales.

La oración de Jesús hombre es la oración de Dios encarnado que se humaniza en nosotros.


En el hombre Jesús y en la oración de Jesús Dios está orando. Por lo tanto, Jesús nos muestra
que el sentido de la oración es: Primero, hacer presente a Dios en su vida y en sus situaciones.
Segundo, ahondar en el conocimiento y experiencia de Dios. Por último, conocer por dentro
la voluntad o el proyecto oculto de Dios para poderlo revelar (anuncio).
Para finalizar, las actitudes que pide Jesús para orar son:

 La búsqueda: Buscad, llamad, pedid… Mt 7,7


 La confianza: No andéis agobiados…Mt 7,25
 La perseverancia: El amigo importuno…Lc 11,5
 La interiorización: Tú cuando reces entra en tu habitación y cierra por dentro. Entra
en tu corazón… Mt 6,6

Bibliografía
Rodríguez, Francisco, “Jesús, relato histórico de Dios”, Madrid, Ed. San Pablo, 1995.
Capítulo 5: “La oración de Jesús” pp. 95-102.

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