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Introducción a la Perspectiva de Género

Clase Teórica Nº 4
Políticas de Igualdad
En la Ciudad de Buenos Aires, el Plan de Igualdad real de Oportunidades y de trato entre Mujeres y Varones, que establece
la Ley 474 /2000 dispone un marco normativo para el diseño y la implementación de acciones con perspectiva de género
transversales en las diferentes áreas de ejecución, orientadas al logro de una mayor equidad y el ejercicio de la ciudadanía plena de
mujeres y varones en condiciones de real igualdad de oportunidades y de trato.
Es fundamental fijar en la agenda pública y gubernamental el valor significativo de las temáticas de género como una herramienta
para construir una democracia de mayor inclusión ciudadana.
El Decreto 181/08 estableció la responsabilidad de los/as Ministros/as para implementar líneas de acción de su competencia
capaces de contemplar la perspectiva de género en la gestión pública, a fin de cumplir con este desafío, se implementan diferentes
estrategias de acción, uno de los ejes más importantes es la sensibilización y capacitación de las y los agentes de la Ciudad en el
diseño y ejecución de políticas públicas con perspectiva de género, tal como también lo establece la Constitución de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Capítulo Nº 9 Art. 38).

A los efectos de dar cumplimiento con la ley 474 de “Igualdad de oportunidades y de trato entre mujeres y varones”, se han
firmado 57 líneas de acción con todos los Ministerios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, tendientes a desarrollar acciones
promoviendo la igualdad de oportunidades y de trato entre mujeres y varones.

El Plan de Igualdad de Oportunidades y de Trato entre Varones y Mujeres que implementa la Dirección General de la Mujer tiene
como objetivo central transversalizar la perspectiva de género, en el diseño e implementación de las Políticas publicas y monitorear
el cumplimiento de los compromisos asumidos por cada Ministerio y otras áreas de gobierno.

La transversalidad de la perspectiva de género busca modificar las formas actuales de la política, de modo que se tomen como
referencia las experiencias, las aportaciones de las mujeres, su modo de estar en el mundo y su conocimiento.
La transversalidad es un término acuñado en la Conferencia Mundial de la Mujer de Pekín de 1995 y alude a la necesidad de que
los poderes públicos se impliquen de forma integral para incorporar la dimensión de género en todas sus actuaciones. Esta
implicación tiene dos sentidos:
- Por una parte, modificar su funcionamiento cotidiano, ya que la adopción de toda decisión, sea normativa o ejecutiva, necesitará
de un estudio previo sobre su impacto diferencial en mujeres y hombres, por si fuera contraria a la igualdad de oportunidades.
-Por otra, requiere modificaciones estructurales, al obligar a los poderes públicos a actuar coordinadamente entre sí y con los
sujetos privados. Al situar el objetivo de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en el centro de todas las
discusiones, actuaciones y presupuestos políticos, no sólo hay que integrar los temas de género en las agendas existentes, sino
reestructurar los sistemas de toma de decisiones para que acepten la perspectiva de las diferencias de género. Es preciso definir
nuevos procedimientos políticos y técnicos en las instituciones. El principio de transversalidad no es, por tanto, exclusivo de los
organismos de igualdad, sino que reparte esta competencia entre todos los agentes.
La evolución de la terminología sobre igualdad
El concepto de igualdad de oportunidades alcanzó gran popularidad a finales de los 80 y en los 90. Supone la equiparación de las
condiciones de partida para que cada persona tenga la opción o posibilidad de acceder por si misma a la garantía de los derechos

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que establece la ley. En la actualidad se considera este concepto insuficiente para garantizar la igualdad sustantiva, ya que la
igualdad de oportunidades no garantiza la igualdad de resultados.
Las desventajas existentes para el logro de la igualdad en el disfrute de los derechos, exigen que las personas en desventaja reciban
el trato que pueda garantizarles el ejercicio de derechos de igual forma que las personas que no están en desventaja. Así surge el
concepto de igualdad de trato que incluye el requerimiento de dar a las personas el trato equivalente, considerando las diferencias y
desigualdades que puedan presentar. Las medidas de acción positiva o medidas afirmativas son algunos de los instrumentos que
permiten dar un trato diferencial, con el objetivo de eliminar las desventajas.
Las divergencias entre la igualdad de trato y la igualdad de resultados siguen suscitando un gran debate. La igualdad por resultados
tiene por objetivo que las personas puedan gozar y ejercer sus derechos, para lo cual es necesario eliminar cualquier distinción,
exclusión o restricción basada en el sexo que pueda anular el goce y ejercicio de esos derechos. La igualdad de resultados no busca
que todas las personas alcancen los mismos productos, el único resultado uniforme que busca la igualdad de resultados es que todas
y todos puedan ejercer sus derechos sin discriminaciones y con oportunidades y trato que favorezca tal ejercicio (García / PNUD,
2009).

Una manera de revertir estas desventajas: las políticas de acción positiva.

Las políticas de acción positivas están enfocadas en los intereses de personas excluidas como forma
efectiva de generar procesos de cambio hacia la igualdad de género. No afecta solamente a las mujeres
sino que es compartida por otros actores sociales que tampoco tienen la posibilidad igualitaria de hacerse
escuchar (pobladores de zonas rurales, comunidades indígenas, niños/niñas y adolescentes, migrantes,
desempleados/as, etc.).

Se trata de grupos que, por su mayor vulnerabilidad, requieren de intervenciones que disminuyan sus
desventajas y consideren su situación de riesgo.

Las medidas de acción afirmativa orientadas a modificar las desventajas de un grupo social ya tienen
traducción real en la legislación:

• ley de cupo sindical.

• ley de cupo político o cuotas de género.

• créditos preferenciales para mujeres, etc.

Revertir las desventajas es basar los derechos en las necesidades reales de dichos grupos y no en ideas
abstractas sobre las necesidades de un ciudadano universal.

El concepto de igualdad de oportunidades surge cuando la igualdad formal aparece como insuficiente frente a diferentes
formas de discriminación y se deben establecer condiciones que equiparen el acceso y el desenvolvimiento de mujeres y varones
en diferentes ámbitos de prácticas sociales, laborares y políticas.
Los planes de igualdad y transversalidad de género trabajan para convertir la igualdad formal en igualdad real.

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La igualdad de mujeres y hombres es un derecho humano fundamental. La igualdad de oportunidades es un componente
fundamental de la igualdad entre mujeres y hombres. Y la igualdad de trato es un requisito indispensable para que exista la
igualdad de oportunidades.
Como el género estructura las relaciones de poder, será necesario diseñar y ejecutar estrategias e intervenciones asociadas al
empoderamiento del género femenino.

Empoderamiento:

Son caminos que van de lo personal a lo colectivo, desde el fortalecimiento personal hasta el logro de la posibilidad de incidir, de
gestionar poder.

La expresión empoderamiento (del inglés empowerment), se transformó en un concepto clave para la perspectiva de género y para
alcanzar la equidad.

El Plan de Igualdad de la Ciudad de Buenos Aires, es un conjunto de medidas que promueven el ejercicio de la real igualdad de
oportunidades y de trato.

Son objetivos para la igualdad en diferentes áreas:

• Derechos Humanos

• Ciudadanía, poder y toma de decisiones

• Economía y trabajo

• Educación, ciencia y tecnología

• Cultura y medios de comunicación

• Salud

• Violencia y Abuso

• Grupos Vulnerables

• La ciudad y las mujeres

Otro objetivo es la transversalidad de género y los objetivos de igualdad en todas las políticas.

Integración de la perspectiva de género en las políticas generales. Mainstreaming de género

El mainstreaming de género surge en la década del ’80 y es un mandato de la Plataforma de Acción de Beijing. (1995).

Tiene como finalidad la incorporación de técnicas y herramientas de género en todas las fases y niveles de políticas generales. Es
un medio de lograr la igualdad de oportunidades.

El Consejo de Europa da la siguiente definición:

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“El Mainstreaming de género es la organización ( reorganización) , la mejora, el desarrollo y la
evaluación de los procesos políticos, de modo que una perspectiva de igualdad de género se
incorpore en todas las políticas, a todos los niveles y en todas las etapas por los actores
normalmente involucrados en la adopción de medidas políticas”.

En esta estrategia, la perspectiva de género debe ser parte integrante de todas las actividades y de todos
los programas.

• Tener en cuenta la situación de partida de las mujeres y de los varones, sus necesidades, los recursos de que disponen, y sus
procesos de toma de decisiones.

• Tener en cuenta el objetivo de la igualdad de oportunidades en el momento de la planificación, ejecución y evaluación.

• Buscar oportunidades para reducir las diferencias de género y de promover la igualdad de oportunidades.

• No se trata solo de incluir el factor mujeres, sino revisar objetivos, estrategias y acciones.

El hecho de que el género sea transversal a todas las políticas incide especialmente en las políticas que
abordan otras formas de discriminación. (Discapacidad, procedencia étnica, orientación sexual), puesto que
en cualquiera de estas situaciones aparece la discriminación producto de la desigualdad entre varones y
mujeres.

Esto supone que hay colectivos de mujeres que sufren doble o triple discriminación, y que por lo tanto viven
una situación de vulnerabilidad específica que debe ser abordada de manera específica también, a través
de medidas de acción positivas, aplicando la estrategia dual. Son medidas complementarias de
intervención.

La incorporación del mainstreaming de género en la agenda local es un acto de decisión política, pero para
que esta sea factible deben ser tenidas en cuenta varias estrategias en las distintas fases de planificación
de las políticas públicas: debate, diseño, implementación y evaluación:

Mainstreaming con perspectiva de género: la incorporación de la perspectiva de género en todas las


áreas políticas y que sea la corriente principal entre los objetivos de la agenda municipal. Ejemplo: la
equidad de género deber ser prioritaria.

Implica no solo la presencia de mujeres en los diferentes espacios institucionales, sino dar valor a la
participación de las mujeres considerando la diversidad.

Por ello, continúa el documento, “el trabajo por la igualdad de género será ahora una parte del día a día del trabajo político y
administrativo”.

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Existen en el ámbito internacional, varios modelos para la gestión de la igualdad en el ámbito
laboral, por ejemplo, la Junta de Andalucía (Gobierno Autonómico Andaluz), propone un plan específico
para la gestión de la Igualdad en el ámbito laboral.
Supone un cambio de modelo de gestión pública y de actuación frente a las desigualdades de género en el
ámbito laboral. Se trata de combinar políticas específicamente orientadas al logro de la igualdad entre
mujeres y hombres, con la incorporación transversal del enfoque de la igualdad de género en todos los
ámbitos de intervención y en los distintos niveles, desde el diseño, ejecución y seguimiento hasta la
evaluación de las políticas públicas.

La igualdad de género ha de estar presente en la elaboración, ejecución y seguimiento de las disposiciones


normativas y de las políticas en todos los ámbitos de actuación.

Más concretamente, en lo que afecta al empleo público, debería traducirse en líneas concretas de
actuación que permitan garantizar la existencia de entornos laborales libres de discriminación.

Políticas de Igualdad de Oportunidades


Las políticas de igualdad de oportunidades tienen la finalidad de garantizar que tanto las mujeres como los hombres puedan
participar en todas las esferas de la vida económica, política, social y de toma de decisiones. Se trata de políticas que garanticen los
derechos humanos de las mujeres y promuevan su empoderamiento.
Las políticas de igualdad de oportunidades se aplican en diversos campos:
Trabajo: pretenden lograr una participación equitativa e igualitaria en el mercado laboral.
Educación: se ejecutan mediante políticas que garantizan el acceso de mujeres y hombres a todos los niveles educativos y el
desarrollo de pedagogías no sexistas.
Uso del tiempo: son políticas que facilitan la conciliación del trabajo con la familia para redistribuir los deberes y
responsabilidades de mujeres y hombres respecto a las tareas productivas y reproductivas.
Vida sin violencia: se trata de políticas de prevención y atención que erradiquen la violencia contra las mujeres.
Participación política: son políticas que facilitan la representación de los intereses de género.
Citamos como ejemplo de política pública a favor de la equidad el Código de conducta que aparece en el ABC de Género de la
Administración Pública de México: www.inmujeres.gob.mx

Código de conducta a favor de la equidad entre mujeres y hombres


Para divulgar el enfoque de género y promover la importancia de su institucionalización en las políticas públicas, es prioritario
establecer una nueva cultura institucional que permita el trato justo, respetuoso y equitativo entre las personas, concretamente entre
quienes formamos parte de la administración pública.

Una muestra de los avances a este respecto es el Código de Conducta Institucional a favor de la Equidad entre Mujeres y Hombres,
el cual presentamos a continuación:
I. Reclutamiento, selección y promoción del personal con equidad

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Valorar abierta e imparcialmente las habilidades de mujeres y hombres, favoreciendo la participación equilibrada de unas y otros
que aspiren a ocupar puestos en los diferentes niveles de la institución, incluyendo los de mando medio, operativo y de dirección.
II. Profesionalización de las y los servidores públicos en género
Promover la participación equitativa de mujeres y hombres en programas de capacitación y formación que desarrollen sus
potencialidades y favorezcan su crecimiento profesional y personal.
III. Valoración y apoyo al ejercicio de la maternidad y paternidad
Hacer posible una estructura laboral que contemple y concilie las responsabilidades laborales con aquellas que se derivan de la
maternidad y la paternidad.
IV. Supresión de la solicitud del certificado de no embarazo
No considerar la maternidad como impedimento para la promoción laboral de las mujeres, ni condicionar la contratación o
permanencia laboral de una mujer en la exhibición de un certificado de no gravidez o al compromiso de no embarazo.
V. Igual remuneración para mujeres y hombres por el mismo trabajo
Garantizar que a funciones y responsabilidades equivalentes, corresponde la misma remuneración tanto para mujeres como para
hombres.
VI. Eliminación de estereotipos de género en la asignación de tareas
Todas las tareas, incluidas las de servicio, pueden ser realizadas tanto por hombres como por mujeres. Evitar asignar tareas en
función de estereotipos sexuales, sino de acuerdo con las competencias, aptitudes y aspiraciones de las personas.
VII. Supresión del lenguaje discriminatorio
No permitir el uso del lenguaje discriminatorio o excluyente que implique un trato desigual u ofensivo para las mujeres y los
hombres en su diversidad.
VIII. Combate al acoso sexual y al abuso de poder
Respetar la dignidad e intimidad de las mujeres y los hombres, quienes tienen derecho por igual a no ser objeto de ningún tipo de
violencia, sea ésta verbal, física, psicológica o de naturaleza sexual. El acoso sexual para las mujeres y hombres en cualquiera de
sus formas debe ser firmemente sancionado.
IX. Trato respetuoso y equitativo
Mantener siempre una conducta respetuosa y cortés en el trato hacia las demás personas, tomando en cuenta sus ideas y
aportaciones, sin distinción de sexo, edad, origen social o étnico, credo, nacionalidad, preferencia sexual, filiación política o
jerarquía.

X. Autoridades comprometidas con la igualdad y equidad de género

La institucionalización de la perspectiva de género en la administración pública, requiere de la sensibilidad,


apertura y compromiso de las autoridades de los tres poderes en los respectivos ámbitos de gobierno
(federal, municipal y estatal).

La igualdad y equidad de género es un compromiso y una tarea de mujeres y de varones. De todas y


todos.

“En este fin de siglo las mujeres, en su lucha por la igualdad, están cambiando su relación con el mundo y
consigo mismas. El cuestionamiento de la hegemonía del poder masculino y el fortalecimiento de sus
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derechos como personas/ciudadanas son parte de esta lucha, que desafía los modelos tradicionales de
relación entre mujeres y varones”.1
www.americalatinagenera.org

Otras voces:
La lucha por la igualdad ha dado lugar a distintos enfoques en las últimas décadas.
El enfoque de mujeres en el desarrollo (MED) evidenció la situación de desventaja de las mujeres, e incluyó la satisfacción de sus
necesidades prácticas entre los objetivos del desarrollo. Sin embargo este enfoque no atacaba las causas primeras que producen las
desigualdades entre mujeres y hombres, y de alguna manera se dedicaba a prestar asistencia a las “pobres” mujeres.
El enfoque de género en el desarrollo (GED) trata precisamente de ir un poco más allá, poniendo la atención en las relaciones de
género construidas socioculturalmente, que perpetúan las desigualdades existentes entre mujeres y hombres.
El objetivo de este nuevo enfoque por tanto, no se centra exclusivamente en las mujeres, sino en la necesidad de modificar los
patrones de relación entre unas y otros.
Sin embargo, nuevos enfoques como el “género inclusivo” critican que en la práctica el enfoque GED sigue enfocándose en las
mujeres, sin prestar atención a las consecuencias de la construcción de género sobre la cotidianidad de los hombres y reivindican
nuevas formas de construir la igualdad que incluyan efectivamente a mujeres y hombres.

Presupuestos sensibles al Género (PSG)

Como hemos visto hasta aquí, la perspectiva de género atraviesa no sólo el ámbito privado sino que
alcanza lo público a través del Estado, por medio de distintas formas, como por ejemplo: sanción de leyes,
prácticas administrativas y también alcanza al mercado y las políticas públicas. Todo gasto público tiene
algún impacto en la vida de las personas, pero algunos afectan de forma diferente a varones y mujeres. En
general a la hora de hacer un presupuesto público se ignoran las necesidades, capacidades, intereses y
realidades diferentes de mujeres y varones y las inequidades que se derivan de las mismas. Por eso se
dicen que los presupuestos son “ciegos” al género. Un presupuesto sensible al genero es el que si
reconoce las diferencias e inequidades y aporta recursos para abordarlas. Además reconoce las
contribuciones a la economía que hacen de forma diferente varones y mujeres tanto en las tareas pagadas,
como las no pagadas (Ej. Trabajo comunitario, tareas del hogar, etc.) Estas contribuciones las tiene en
cuenta a la hora de distribuir los recursos. La incorporación del enfoque de género en los presupuestos
públicos es un proceso que implica múltiples estrategias y numerosos actores.

“No se trata de saber cuantos recursos específicos conciernen a las mujeres, se trata, sobre todo, de poder
analizar cómo los recursos de un presupuesto están orientados a lograr Equidad entre los géneros” Cita /¿
De qué hablamos cuando decimos Presupuestos Sensibles al Género?) Fundación Agenda de las Mujeres-
www.agendadelasmujeres.org

1
Bonino Méndez, Luís. Los varones frente al cambio de las mujeres. Este artículo está publicado en la revista española Lectora.
Dones e intertextualitat, núm. 9, 1999. Es Psicoterapeuta, argentino, radicado en España, especializado en problemáticas
masculinas y Director del Centro de Estudios de la Condición Masculina de Madrid
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