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El proceso en Terapia de Conducta: la evaluación conductual
Marta Isabel Díaz, Mª Ángeles Ruiz y Arabella Villalobos
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3H]LYPÄJHJP}UKLSTVKLSVKLTHU[LUPTPLU[VKLJVUK\J[HHY[PJ\SHKVLUOPW}[L-
sis concretas, se puede realizar previamente a la intervención o a lo largo de la
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intervención, pues el éxito del tratamiento (diseñado a partir del modelo establecido
por el análisis funcional) es un índice del grado de adecuación de las hipótesis.
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a. 3HKLÄUPJP}UKLSHJVUK\J[HVIQL[P]V!¿Qué pasa?
b. 3H PKLU[PÄJHJP}U KL SVZ HU[LJLKLU[LZ KL SH JVUK\J[H VIQL[P]V! ¦8\t WHZH
antes?
c. 3HPKLU[PÄJHJP}UKL]HYPHISLZVYNHUxZTPJHZVTVK\SHKVYHZ!¦8\tJHYHJ[LYxZ-
ticas o estados presenta el sujeto que pueden afectar al problema? (e.g. con-
sumo de drogas, enfermedades, problemas psicológicos, etc.).
d. 3H PKLU[PÄJHJP}U KL SHZ JVUZLJ\LUJPHZ ` M\UJP}U KL SH JVUK\J[H VIQL[P]V!
¿Qué pasa después? ¿Qué se obtiene?
(U[LZKLYLHSPaHYLSHUmSPZPZM\UJPVUHSLZLZLUJPHSKLÄUPYKLMVYTHJSHYH`WYLJPZH
SHJVUK\J[HVIQL[VKLHUmSPZPZJVUK\J[HWYVISLTHLZ[VPUJS\`LKHY\UHKLÄUPJP}U
LU[tYTPUVZLZWLJxÄJVZ`IPLUKLÄUPKVZJVULQLTWSVZJVUJYL[VZKLSHJVUK\J[H
de tal forma que la interpretación subjetiva sea mínima. A continuación se presen-
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das por algunas personas que acuden a consulta.
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[LTWYHUVZKLZ\VJ\YYLUJPH,Z[VZZPNUVZZLYLÄLYLUHJ\HSX\PLYZL|HSMxZPJHVJVU-
ductual que tiende a aparecer antes de la conducta problema. Por ejemplo, el enro-
jecimiento facial y el caminar rápido pueden ser signos típicos de ansiedad y los
precursores de un comportamiento agresivo.
La información obtenida en las primeras fases de la evaluación conductual per-
TP[PYmPYJVUÄN\YHUKVHSN\UHZOPW}[LZPZHJLYJHKLSHZJH\ZHZKLSWYVISLTH,ZPTWVY-
tante preguntarse y obtener información acerca de cuáles son las variables que pare-
cen controlar la aparición de la conducta problema (actividades, situaciones, estí-
mulos, personas, objetos, sensaciones o pensamientos) y cuáles controlan su no
ocurrencia.
Las estrategias para detectar relaciones causales son diversas. Haynes y O’Brien
IWYVWVULUJVTVTmZZPNUPÄJH[P]HZSHZZPN\PLU[LZ!
Los marcadores causales. Los marcadores causales son variables con una alta
JVYYLSHJP}UJVUSHYLSHJP}UM\UJPVUHSLN\UHYLZW\LZ[HWZPJVÄZPVS}NPJHHZV-
ciada a un estresor breve), pero no son variables causales. La detección de
este tipo de respuestas puede facilitar la formación de hipótesis sobre las
variables que controlan el problema.
Manipulación en contextos análogos controlados. La manipulación de las
posibles variables causales y la observación de sus efectos en un contexto
análogo controlado, generalmente siguiendo un diseño ABAB, permite des-
cartar la intervención de otras fuentes de varianza no relevantes. Este tipo de
intervenciones aporta información sobre el efecto de las variables causales
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la presencia de variables extrañas. Por ejemplo, puede comprobarse el efecto
del reforzamiento social sobre la actividad física en pacientes de dolor cróni-
co sometiéndoles en el gimnasio del hospital a una secuencia de ejercicio en
bicicleta estática, introduciendo y eliminando el reforzamiento social cada
cierto intervalo de tiempo, para ver sus efectos sobre el número de pedaleos
sobre la bici.
El análisis de series temporales. El análisis multivariado de series temporales
permite el examen de la secuencia de cambio y relacionarla con eventos
supuestamente causales. La conducta problema y las variables causales hipo-
tetizadas se miden concurrentemente y frecuentemente a lo largo del tiempo
(e.g., 40 veces o más) para poder estimar la covariación entre diversas medi-
das. Aunque se trata de un medio costoso e infrautilizado, es una estrategia
muy potente y versátil que permite utilizar información procedente, no sólo
de la observación, sino también de auto-informes, cuestionarios, auto-regis-
[YVZ YLNPZ[YVZ WZPJVÄZPVS}NPJVZ L[J 7VY LQLTWSV /HaLSL[[ ` /H`ULZ
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calidad del sueño y dolor percibido a lo largo de un periodo entre 40 y 80
días, analizando después los datos mediante series temporales.
Obtención de medidas a lo largo de contextos e informantes. Las relaciones
de causalidad tienen una naturaleza condicional y limitada al contexto. La
M\LYaHKL\UHYLSHJP}UJH\ZHSW\LKLTVKPÄJHYZLLUM\UJP}UKLSJVU[L_[VLS
estado del individuo, u otra fuente de varianza. Consecuentemente, la medi-
da de las relaciones supuestamente causales en diferentes entornos y condi-
ciones, así como la utilización de diversas fuentes de información, permitirá
e ir revelando qué se relaciona con qué, y con qué intensidad.
La información o sugerencias del propio individuo acerca de las causas de
su conducta. Es frecuente que las personas con problemas lleven tiempo
observando su comportamiento y tengan ya algunas hipótesis acerca de la
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ser alto en la información subjetiva. Diversos errores y sesgos pueden afectar
a los informes de los pacientes sobre las causas de su comportamiento, por
ejemplo, pueden sobrevalorar o infravalorar la importancia de factores orga-
nísmicos o disposicionales, pueden olvidar información relevante, sus infor-
mes pueden estar afectados por los efectos de las últimas experiencias, etc.
Algunos métodos de auto-informe en tiempo real podrían evitar el sesgo aso-
ciado a los auto-informes retrospectivos (Sobell, Toneatto y Sobell, 1994).
Modelos funcionales de diferentes trastornos. La investigación nomotética
clínica ha proporcionado modelos de conducta que pueden servir de guía
para el establecimiento de hipótesis funcionales. Se trata de utilizar este tipo
de propuestas como hipótesis generales a partir de las cuales establecer rela-
JPVULZ TmZ LZWLJxÄJHZ 7VY LQLTWSV LS TVKLSV JVNUP[P]V KL )LJR WHYH SH
depresión (Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979), o el modelo cognitivo de Clark
para el trastorno de angustia (Clark, 1986) o el trastorno de estrés postraumá-
tico (Ehlers y Clark, 2000), permiten orientar la recogida de información y su
organización, pues ofrecen propuestas concretas de la relación que se esta-
blece entre las conducta problema y las variables de control que contemplan
estos modelos.
(\UX\L[VKHZSHZLZ[YH[LNPHZKLPKLU[PÄJHJP}UKLYLSHJPVULZJH\ZHSLZL_W\LZ[HZ
son relevantes, realmente en el contexto clínico habitual el establecimiento de las
relaciones causales suele hacerse principalmente a partir de la información aporta-
da por el propio paciente mediante auto-informes, cuestionarios, entrevistas y auto-
registros, sobre diferentes entornos y los modelos funcionales aportados por la
investigación. En ciertos casos, se utiliza también la información aportada por per-
sonas allegadas, siendo esencial en el caso de los niños. En contextos instituciona-
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car deporte para no sentir taquicardias que creo son precursores de un ata-
que de pánico). Otro ejemplo son las conductas auto-lesivas no dirigidas al
suicidio presentes en algunos trastornos graves (e.g. trastorno límite de perso-
nalidad) y que pueden estar dirigidas a escapar de una estimulación externa
o interna que puede resultar desbordante.
Estimulación sensorial. A veces lo que ocurre alrededor de un individuo no
es muy interesante y éste busca una estimulación sensorial para compensar
LS KtÄJP[ L_[LYUV LN \U HKVSLZJLU[L X\L LZ JHWHa KL WHZHYZL \UH OVYH
jugando con un bolígrafo que deja caer haciendo ruido sobre la mesa de
estudio). En el ámbito de los trastornos del desarrollo muchas de las con-
ductas estereotipadas y repetitivas que se observan (e.g. balanceos, aleteos,
tocar repetidamente una cuerda, etc.) suelen tener esta función. Además,
algunos hábitos inadecuados como tocarse el pelo repetidamente, morderse
las uñas, o quitarse pelos del cuerpo, pueden ser muy estimulantes senso-
rialmente para quien las emite. En el caso de las conductas auto-lesivas no
dirigidas al suicidio otra de sus funciones puede ser la de provocar una sen-
sación intensa para contrarrestar la sensación de irrealidad que experimen-
tan algunos pacientes.
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