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Coocurrencia entre ansiedad y autismo


La ansiedad, es un estado que se presenta en todas las personas y sus raíces se hunden en la
emoción básica del miedo. El miedo es una manifestación saludable del instinto de preservación
que permite a la especie sobrevivir y perpetuarse, es un mecanismo defensivo de huida o lucha;
temporalmente, tiende a durar poco ya que desaparece una vez que se termina la situación
amenazante.

Ahora bien, cuando persiste el miedo a pesar de no estar presente la situación amenazante,
hablamos de una ansiedad clínicamente afectada, que lejos de preservar la integridad física o
psicológica de la persona, la deteriora.

Una vez comprendido lo antes señalado, cabe preguntarse si ¿las manifestaciones prototípicas de
ansiedad presentes en la persona con TEA se relacionan con las mismas variables biopsicosociales
evidenciadas en personas sin TEA?, parece que no es así.

Al respecto, Paula-Pérez (2013) explica que la ansiedad clínica en personas sin autismo está
relacionada con una serie de variables, como, por ejemplo, relaciones sociales pobres o baja
autoestima, lo que deteriora el funcionamiento social de la persona. Dicha ansiedad desvía la
atención de los estímulos relevantes en pro de estímulos y pensamientos amenazantes que
provocan un deterioro en el proceso de resolución de problemas.

En cambio, en las personas con TEA, la ansiedad generalmente se relaciona con:

– Demandas de los demás, que no les permiten desarrollar sus rutinas o intereses
restringidos.
– Dificultades para comprender la perspectiva de los demás. 

– Burlas y rechazo que reciben por parte de los demás (bullying). 

– Alteraciones de la integración sensorial: hiper o hiporreactividad a los estímulos sensoriales
o inusual interés en aspectos sensoriales del entorno, entre otros.

Las evidencias apuntan a que las personas con autismo suelen tener una respuesta hiperreactiva
en situaciones en que se sienten fuera de su zona de confort. Se muestran hipervigilantes,
nerviosos, con dificultades para relajarse, molestos, inquietos y ello puede desencadenar una
respuesta ansiosa excesiva.

Prácticamente, se podría decir que la ansiedad es para muchas personas con TEA es un estado
natural, porque forma parte de su “maquillaje neurológico”; la constante necesidad de
hipervigilancia crea un nivel de ansiedad natural como medio primario de autopreservación.

La ansiedad se convierte simplemente en una reacción instintiva y no en un comportamiento


aprendido. Lamentablemente, solemos considerar estas reacciones como alteraciones del
comportamiento, desafiantes o desobedientes, cuando en realidad, se trata de una conducta
adaptativa instintiva de respuesta a estresores o desencadenantes de la angustia.

Por lo tanto, la coocurrencia entre ansiedad y autismo pone en cuestionamiento el concepto de


comorbilidad1 entre ambas manifestaciones clínicas; en otras palabras, no se trata de dos
condiciones presentes en una persona porque la ansiedad es parte de la condición misma de TEA.

Para comprender por qué las personas con TEA manifiestan ansiedad en situaciones cotidianas
aparentemente inocuas, es necesario comprender cómo perciben el mundo y cuáles son sus
intereses y necesidades.

Por lo general, las rutinas, los interese restringidos, la necesidad de una invarianza ambiental y
los rituales, gobiernan sus actividades de la vida diaria, es por ello que, el disponer de patrones o
ambientes estructurados y predecibles, les ayuda a ‘guiar’ su todos los días (ej. agendas,
cronogramas o la anticipación verbal de una situación pronta a presentarse). Ahora bien, en una
sociedad en la que precisamente todo es impredecible y está en constante cambio –a menudo sin
lógica alguna–, es normal que las personas con autismo se sientan confundidas, perdidas y
generalmente sobrepasadas, viviendo en un estado de incertidumbre constante.

El mundo social es imprevisible y caótico: a veces lo que se dice no se cumple o no es verdad,


muchas preguntas no tienen respuestas claras, los planes pueden cambiar, existe el engaño, los
malentendidos, ingredientes complicados para personas que lo que más precisan es lógica,
planificación, previsibilidad e invarianza situacional.

En ocasiones, algo tan sencillo como la transición de una actividad o situación a otra puede
suponer un obstáculo para la persona con TEA. Ej. para un niño con TEA, dejar sin terminar de
hacer una actividad de interés o que forma parte de su rutina, para realizar otra que aparece
inesperadamente, puede suponer un problema y éste empeora cuando el ambiente (padres,
maestros u otros) insisten y presionan para que lo haga, entonces se desencadenan los síntomas
de la ansiedad; si a ello añadimos las alteraciones en el procesamiento sensorial, que convierte el
entorno en demasiado ruidoso, demasiado luminoso, demasiado sobreestimulante, las
posibilidades de sentirse amenazadoramente estresados son muy altas, aunque esas mismas
situaciones sean objetivamente neutrales para las personas neurotípicas.

Para la persona con TEA, la necesidad primaria de sentirse seguro y poder predecir lo que va a
suceder en el entorno, es imperativo. Salirse del guion o no disponer de él, la falta de estructura
en el día a día, los conduce a la pérdida del control y a la angustia.

Entre las principales variables desencadenantes de ansiedad en el niño con TEA y las estrategias

1 Comorbilidad: término utilizado para describir dos o más trastornos o enfermedades que ocurren en la misma persona
para disminuirlas se encuentran:

Variables Externas

Situación Características estresoras de la situación Ajustes para disminuir los niveles


de ansiedad

Ambiente/entorno físico Nivel de estimulación presente: En lo posible ANTICIPAR


hiperestimulante, sobreestimulante o
hipoestimulante (multitudes, ruido, Observar para poder identificar el
luminosidad, olores particulares, agente estresor y entonces poder
temperatura, soledad, el que lo toquen o realizar los ajustes que le permitan al
rocen, etc) niño enfrentar la situación de forma
adaptativa (Ej. uso de audífonos en
ambientes ruidosos, uso de lentes,
ajustar horarios en términos del menor
tráfico o congestion de personas
posible, etc).

ANTICIPAR
Nivel de abstracción de la tarea por encima
del nivel de comprensión del niño Definir tareas que sean funcionales,
Capacidad de atención
significativas y ajustadas al niño en
Motivación
Tareas/ actividades términos de sus características e
Cantidad y tipo de estímulos presentes en la
tarea y el entorno intereses.
Claridad en las intrucciones
El aprendizaje siempre debe ser
funcional y generalizable2, es decir,
útil y con sentido para el niño y su
familia en distintos ambientes.

El proceso de enseñanza debe basarse


en el aprendizaje sin error3,
respetando sus intereses y
considerando que las personas con
TEA son aprendices visuales.

2 Generalizable: el niño podrá mostrar lo aprendido en distintas condiciones y situaciones


3 Aprendizaje sin error: proceso de aprendizaje es seguro y eficiente que procura encauzar al aprendiz hacia la conquista de
respuestas correctas, evitando cualquier posibilidad de error, por pequeño que sea; para ello el docente planifica aproximar
progresivamente el concepto bajo la conquista metas exitosas para el niño (Skinner)
Estilos de interacción y Tono de voz El adulto debe tender a la
comunicación del adulto Riñas descontroladas autoregulación para “regularse junto al
Cantidad y tipo de palabras usadas
en situaciones que Volumen de la voz niño” “modelar la regulación al niño”
desencadenan ansiedad en Estilo: pasivo o exaltado
el niño Tipo e intensidad de los gestos faciales y Darle tiempo al niño para que se
corporales recupere de la crisis (preferiblemente
no hablarle o hacerlo con voz suave y
frases precisas “cálmate”
“tranquilo(a)”. Invitarlo a realizar 5
respiraciones profundas y con ritmo
despacio (no queremos que el niño
hiperventile)4

Retirarlo de la situación o agente


estresor y felicitarlo una vez que salga
de cuadro de angustia.

Demanda social Exponerse a situaciones que impliquen hacer ANTICIPAR


uso de destrezas sociales para iniciar,
mantener y cerrar adecuadamente una Enseñar destrezas sociales
interacción social.

Variable Interna

Cansancio Agotamiento físico y verse sometido a una Permitir el descanso


demanda Realizar actividad propioceptiva y/o
vestibular
Permitir realizar actividades
gratificantes para el niño

Se podría decir que la persona con autismo vive en un mundo de absolutos, sin grises, donde las
cuestiones que surgen únicamente pueden resolverse de manera dicotómica. Existe una razón para
todo y todo tiene una razón. Por ello, por la imposibilidad de ofrecerles ese mundo de seguridad,
el mundo social neurotípico resulta muy poco ‘amigable’.

Por lo general, aclarar una situación comunicativa que el niño no han comprendido, manipular un
estresor ambiental o sensorial, o clarificar una demanda o pregunta puede ser suficiente para,
momentáneamente reducir los niveles de ansiedad.

El niño debe ir aprendiendo a regular la ansiedad, para ello los padres y otros actores de su

4 Hiperventilar: la persona está haciendo respiraciones rápidas y corta, acelerando con ello el ritmo cardíaco y otros procesos
fisiológicos que alteran el funcionamiento general del cuerpo
ambiente, deben anticiparle qué pautas seguir algunas para evitar el desarrollo del cuadro ansioso
explicando las posibles situaciones que enfrentará y qué cosas puede o no realizar y negociando
previamente el manejo de la situación Ej. “primero vas a hacer XXX y después podrás hacer
XXX(actividad de su agrado)”; además de practicar con regularidad el uso de la respiración como
mecanismo regulador y el repetirse palabras o frases como “tranquilo” “calma” “todo está bien”.

En algunos casos, los comportamientos estereotipados, el deambular sin sentido aparente, realizar
actividades restringidas (ej. girar repetidamente la rueda de un carrito), ecolalia tardía y la
hostilidad, actúan como estrategias de enfrentamiento autoreguladoras que le permiten al niño con
TEA mantener el miedo y la angustia bajo control; ante ellas, es necesario observar el entorno e
identificar el agente estresor para ayudar al niño a su autoregulación.

Adaptación y ajuste de la Lic. Carmen Victoria LLindis C

Referencia

Paula-Pérez, Isabel (2013) Coocurrencia entre ansiedad y autismo. Rev Neurología [Revista en
línea]. 56 (1), 45-59. Disponible: www.neurologia.com

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