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https://www.aboutespanol.com/ensayo-sobre-la-pena-de-muerte-2879585
Cada día, algún Estado ejecuta o condena a muerte a alguien como castigo por
algún delito, y a veces por actos que no deben estar castigados. En algunos
países, puede imponerse esta pena por delitos relacionados con las drogas,
mientras que en otros se reserva para los actos de terrorismo y los asesinatos.
La pena de muerte es el exponente máximo de pena cruel, inhumana y
degradante. Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los
casos sin excepción, al margen de quién sea la persona acusada, de su
culpabilidad o inocencia, de la naturaleza y las circunstancias del delito y del
método de ejecución.
¿POR QUÉ ES LA PENA DE MUERTE UNA VIOLACIÓN DE
DERECHOS HUMANOS?
Amnistía Internacional sostiene que la pena de muerte constituye una
violación de derechos humanos y, en particular, del derecho a la vida y del
derecho a no sufrir tortura ni tratos o penas crueles, inhumanas y degradantes.
Estos dos derechos están consagrados en la Declaración Universal de
Derechos Humanos, adoptada en 1948 por las Naciones Unidas.
Aunque el derecho internacional dispone que la pena de muerte solo puede
imponerse por los delitos más graves, que implican homicidio intencional,
Amnistía Internacional considera que ésta no es nunca la solución.
https://www.amnesty.org/es/what-we-do/death-penalty/
ANÁLISIS REGIONAL
AMÉRICA
Por noveno año consecutivo, Estados Unidos siguió siendo el único país de la
región de las Américas que llevó a cabo ejecuciones.
El número de ejecuciones (23) y condenas a muerte (41) en Estados Unidos
aumentó ligeramente respecto a 2016, pero siguió estando dentro de las
tendencias históricamente bajas de los últimos años. Por segundo año
consecutivo, y por segunda vez desde 2006, este país no se encontró entre los
cinco que más ejecuciones llevaban a cabo en el mundo: su posición en la
clasificación mundial bajó del 7º al 8º lugar.
El número de estados de Estados Unidos que llevaban a cabo ejecuciones
aumentó de cinco en 2016 a ocho, al reanudar Arkansas, Ohio y Virginia las
ejecuciones tras una pausa de varios años. En 2017 cuatro estados —Idaho,
Misisipi, Misuri y Nebraska— así como tribunales federales estadounidenses,
impusieron penas de muerte, después de un breve paréntesis sin ellas, con lo
que el número de estados de EE.UU. que imponen la pena capital ascendió en
2017 a 15 (2 más que en 2016). Kansas, Carolina del Norte y Oregón, que
dictaron condenas a muerte en 2016, no lo hicieron en 2017.
Sólo tres países de la región dictaron condenas a muerte: Guyana, Trinidad y
Tobago, y Estados Unidos.
Guatemala se convirtió en el país número 142 que abolía la pena de muerte en
la ley o en la práctica