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Sociedad

10 de agosto de 2011

La educación secundaria obligatoria: una oportunidad


histórica

Prof. Claudia BRACCHI

La obligatoriedad de la educación secundaria es una responsabilidad que el Estado asume por


primera vez en la historia argentina, lo cual implica lograr la escolarización, permanencia con
aprendizaje y finalización de estudios de todos los adolescentes, jóvenes y adultos de la
Provincia de Buenos Aires. (1)

La educación es parte constitutiva y central de todo proyecto político. No es posible profundizar


un proyecto de país basado en la justicia social sin una política educativa acorde a éste. Una
sociedad democrática y justa necesita de sujetos educados. Por ello, desde este
posicionamiento, la Dirección Provincial de Educación Secundaria de la Subsecretaría de
Educación trabaja en la generación de condiciones materiales y simbólicas para alcanzar estos
propósitos asumiendo el momento actual como un período de transición, puesto que sabemos
que llevará tiempo y mucho esfuerzo lograr la universalización del nivel.

La Secundaria de la Provincia, obligatoria y de seis años, necesita que todos los que formamos
parte del sistema educativo estemos a la altura de este nuevo momento histórico y esta
oportunidad que tenemos.

La educación secundaria cumple con la prolongación de la educación común obligatoria, al


tiempo que respeta las características sociales, culturales y etarias del grupo destinatario,
proponiendo una nueva organización para el sistema.

Esta escuela secundaria se piensa para todos, para los estudiantes que la están transitando,
para los que la abandonaron y es necesario que regresen, estudien y finalicen sus estudios,
para aquellos otros jóvenes que nunca fueron a la escuela secundaria y pensaban que ese no
era un lugar para ser ocupado por ellos.

Pensar en una escuela para todos, es pensarla en las zonas urbanas, en las rurales, en las
islas de nuestra provincia, en los barrios más pobres donde no hay oferta de educación
secundaria, para los jóvenes que tienen conflicto con la ley, para aquellos que ayudan al
sostenimiento familiar, para las mamás y los papás adolescentes, para los hermanos que
cuidan a sus hermanos y dejan la escuela, para los que tienen enfermedades transitorias o
prolongadas y no deben perder días de clase, para aquellos que tienen alguna discapacidad.

Una escuela secundaria que incluya a todos rompe con su sello de origen selectivo y se
moviliza a partir de un mandato democratizador, desplegando más y mejores políticas con el
propósito fundamental de garantizar el derecho social a la educación.
En este sentido, se concibe la inclusión educativa en sus dos dimensiones constitutivas, por un
lado, el ir a la escuela y por el otro lado, el acceso al conocimiento. La meta debe ser entonces
inclusión con aprendizaje, puesto que esta será plena cuando no sólo garantice acceso y
permanencia, sino también la apropiación de los saberes socialmente valorados.

Inclusión y calidad suelen aparecer como categorías en tensión, principalmente de la mano de


aquellos discursos que combinan la expansión educativa con el deterioro de la calidad. Desde
una perspectiva democrática la gestión pública de la educación debe trabajar por una
educación de calidad social para todos.

Entender la escuela secundaria en términos de inclusión con calidad necesariamente interpela


el formato escolar tradicional hacia otros formatos escolares. Trabajar en este sentido implica
un replanteo de las categorías de tiempo y espacio escolar, requiere de la elaboración de las
mejores clases, de ser exigentes con lo que se enseña y se aprende, promover el acceso a
nuevos conocimientos, presentar debates y promover la elaboración de las mejores
argumentaciones.

Como suelo decir, hoy estamos construyendo una escuela que forme a los jóvenes para su
ciudadanía plena en el presente y no sólo para cuando sean adultos, que los forme para el
trabajo y para seguir estudiando.

Elegimos construir una escuela que supere imaginarios que expresan que solo algunas
escuelas forman trabajadores y, otras, futuros estudiantes universitarios.

En eso estamos trabajando y para ello contamos con estudiantes que eligen ir a la escuela
para aprender, y también con docentes que siguen eligiendo ir a la escuela para enseñar.

Notas:

1. Cuando hablamos de obligatoriedad de la escuela secundaria, lo hacemos con relación a lo


que establece, tanto la Ley de Educación Nacional como la Ley de Educación Provincial. Con
relación a esto, la nueva Ley 13298 de Promoción y Protección de los Derechos de los Niños,
supone un cambio de paradigma por cuanto modifica las prácticas y los modos de intervenir.
Este eje no puede estar ajeno al ámbito escolar, necesariamente entra en diálogo con la
prescripción de obligatoriedad sustentada por las Leyes educativas antes señaladas.

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