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El problema de la doble causalidad de la aprehensión intuitiva en el escenario contra

factico de Guillermo de Ockham y el.garante epistémico de ésta.


Tarea 7.
Pedro Pablo Calvo Navarrete.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA E HIPOTESIS.


Para poner de manifiesto el carácter propio de la cognición intuitiva respecto de su fiabilidad
epistémica Ockham fórmula la siguiente situación: En virtud de la omnipotencia de Dios se
puede preservar una intuición aun después de que su objeto haya desaparecido; en otras
palabras, en un primer momento se tiene una intuición del objeto X, el cual existe realmente;
en un segundo momento el objeto X deja de existir por la omnipotencia divina, pero la
intuición se mantiene. Ahora bien, según Ockham, dicha intuición, no obstante, seguiría
siendo una causa inmediata de un juicio evidente, y por tanto de un conocimiento genuino,
es decir, dicha intuición conservada sería causa inmediata de un juicio tal como “X no existe”.
Según Wodeham, la intuición del segundo momento, es decir, aquella cuyo objeto ha
desaparecido, no puede ser causa de juicio alguno. Según Gamboa, Wodeham afirma tal cosa
puesto que para el la proposición mental producida por la intuición cuyo objeto ya no existe,
no puede depender de dicha intuición, pero ¿Cómo es esto posible?
Gamboa afirma que la propuesta de Wodeham permite preservar el carácter de garante
epistémico externista supuesto en la teoría del conocimiento de Ockham, además según ella,
Wodeham admite cierta dependencia de la proposición mental respecto de la intuición
mencionada. Ahora bien, una teoría epistemológica externista permite afirmar que una
creencia puede justificarse en virtud de la aprehensión intuitiva a partir de la cual se formula
dicha creencia. Así pues, según Gamboa, tanto Ockham como Wodeham admiten que es
posible conocer los objetos externos a la mente de un determinado sujeto cognoscente, por
ello bien se les puede etiquetar de “externistas”, pues asumen que una creencia puede
justificarse en virtud de la aprehensión intuitiva que la ha originado, dicha aprehensión, dicho
sea de paso, esta proyectada , por así decirlo, a un objeto externo a la mente del sujeto
cognoscente.
Entonces, según lo anterior Wodeham afirma que una proposición mental originada a partir
de una intuición cuyo objeto ha desaparecido no depende de dicha intuición puesto que una
aprehensión intuitiva siempre es causa inmediata de un juicio evidente y verdadero, sin
embargo, afirma Gamboa, Wodeham “salva la dependencia entre una intuición y la
proposición mental producida por esta”1 asimismo conserva la garantía epistémica de la
cognición intuitiva.

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P. 39.
ARGUMENTOS.
Según Gamboa, una aprehensión no-compleja (intuitiva o abstractiva) causa, de manera
mediata o inmediata, una acto complejo (aprehensión de una proposición mental) el cual
puede afirmarse, negarse o ponerse en duda, en virtud de un acto de juicio. Así pues, en virtud
del tipo de acto no-complejo que este a la base de un acto de juicio determinado, tendremos
como resultado un acto de conocimiento determinado. De esta manera una aprehensión
intuitiva da lugar a un conocimiento evidente, respecto de una proposición contingente
primaria o secundaria. Las proposiciones primarias son del tipo “x existe”; las proposiciones
secundarias, por su parte, son del tipo “x es blanco”. En otras palabras: las proposiciones
primarias refieren a la existencia de un objeto, las secundarias refieren a los accidentes de un
objeto. Cabe precisar que en ambos casos, en tanto que se trata de una aprehensión intuitiva,
el objeto al cual refiere la proposición siempre será un objeto presente, es decir, existente en
acto. Por otra parte, la aprehensión abstractiva deriva en juicios tales como “x existió” o “z
estaba aquí ayer”; por tanto es causa de un conocimiento susceptible de error, ello se debe a
que el objeto de una aprehensión abstractiva no es un objeto presente en acto, sino un
conceptum, un mero objeto mental o ens rationis que no existe efectivamente. De esta
manera, si bien puede admitirse que una aprehensión abstractiva puede ser causa de un
asentimiento evidente, dicho asentimiento no refiere a una proposición contingente, sino mas
bien necesaria o imposible.
Desde esta perspectiva resulta manifiesto que la aprehensión intuitiva representa la base de
toda la teoría epistemológica de Ockham, pues si bien todo conocimiento parte de actos
cognitivos no-complejos los cuales se derivan en intuiciones o abstracciones, ello no obsta a
admitir que incluso las abstracciones dependen de las aprehensiones intuitivas, es decir, de
aquel acto cognitivo no-complejo cuyo objeto esta presente en acto, pues aquellas, las
abstracciones, no son mas que un producto del habitus, el cual, en ultima instancia, tiene su
fundamento en la misma aprehensión intuitiva. De esta manera, la denominada postura
fiabilista de Ockham se caracteriza por la asunción del hecho de que solo es posible saber a
posteriori si una creencia esta justificada o no.
Un caso contra factual en el que Dios, cause una intuición sin un objeto existente no deriva
en una consecuencia escéptica puesto que dicha intuición seria causa de una proposición tal
como “x no existe”. Es decir, aun en una situación tal como la planteada, una aprehensión
intuitiva seguiría siendo causa inmediata de un juicio evidente. Lo mismo sucede en una
situación contra fáctica en la que Dios conserve una intuición cuyo objeto existe en un primer
momento, pero que, acto seguido, deja de existir en virtud de la gracia divina. Todo lo anterior
queda manifiesto en virtud de la definición que formula Ockham respecto de la cognición
intuitiva, la cual, según el, “es una cognición tal en virtud de la cual puede saberse si una
cosa existe o no”. Sin embargo, respecto de la ultima situación contra fáctica pareciera ser
que una misma aprehensión intuitiva es causa de proposiciones mentales contrarias, a saber
“x existe” y “x no existe”. Ello parece permitir afirmar que las proposiciones mentales y sus
respectivos juicios son independientes de la intuición en cuestión, pero ¿realmente ello es
así?
Gamboa asume una postura decididamente externista respecto de la interpretación de
Wodeham a la situación contra fáctica planteada, pues según ella, Wodeham intenta preservar
el garante epistémico de la aprehensión. Ello se fundamenta en la afirmación de que, para
Wodeham, una intuición cuyo objeto ha desaparecido en virtud de la gracia divina, seria
causa de un juicio evidente tal como “x no existe” o, en ultima instancia, la intuición
conservada no causaría juicio alguno. Concedido lo anterior, puede anticiparse que
Wodeham logra evitar la paradoja de la intuición que causa dos juicios contradictorios. Así
pues para Wodeham una intuición es causada por un objeto concreto existente en acto, a su
vez, dicha intuición es causa inmediata de una proposición mental contingente, la cual se
expresa en un juicio tal como “X existe”. Por otra parte, una abstracción requiere de una
aprehensión intuitiva previa, y en virtud de aquella es posible formular, en última instancia,
un juicio no-contingente tal como “X existió” o “X estaba presente”. Sin embargo ¿Qué
sucede cuando el objeto de una aprehensión intuitiva desaparece en virtud de la gracia divina
y no obstante dicha aprehensión intuitiva se conserva por la misma acción divina? Pues bien,
para Wodeham una cognición intuitiva junto con su objeto causa una proposición tal como
“X existe” mientras que una cognición intuitiva sin objeto, es decir causada desde un primer
momento por la mera acción de Dios, permite formular una proposición tal como “X no
existe” Ahora bien, un cognición intuitiva causada en un primer momento por un objeto X,
pero que posteriormente desaparece conservándose la intuición no puede ser causa de juicio
alguno, puesto que en una situación tal, el juicio “X no existe” sería falso. Ello se debe a que
en dicha situación tomada desde un punto de vista natural el único juicio evidente resultaría
ser uno tal como “X estaba presente”. Cabe precisar que dicha proposición no sería formulada
por una intuición sino mas bien por una abstracción que acompañe a la intuición; de ahí que
la cognición intuitiva, en un caso tan particular como este, no sea causa de juicio alguno.
CONCLUSIÓN.
A través de la propuesta de Wodeham se ha podido conservar no solo el garante epistémico
de la aprehensión intuitiva, garante propio de la epistemología externista de Ockham, sino
que también se ha logrado resolver la paradoja de la doble causalidad contradictoria de una
misma intuición, pues como ya se mencionó, dado el caso contra factico en el cual Dios hace
desaparecer el objeto de una aprehensión intuitiva, el juicio evidente no sería formulado a
partir de dicha intuición, sino en virtud de la cognición abstractiva que acompaña a aquella.

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