Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Araceli Colín*
De la pulsión de muerte,
el deseo, y la pulsión invocante
The death drive, the desire,
the voice and the silence
Resumen Abstract
Palabras clave: pulsión de muerte, Key words: death drive, eros, Thana-
eros, tánatos, deseo, voz, pulsión tos, desire, voice, invoking drive
invocante
Fuentes Humanísticas > Año 29 > Número 51 > II Semestre 2015 > pp. 25-40
Fecha de recepción 21/03/2015 > Fecha de aceptación 30/07/2015
*
Universidad Autónoma de Querétaro, Facultad de Psicología.
26
De la pulsión de muerte, el deseo, y la pulsión invocante
del principio del placer” (1919/1984). Pero me referiré primero a algunas nociones y
esta última oposición no es realmente tal formularé unas preguntas previas.
o no lo es siempre. Es una oposición de na-
turaleza no dicotómica pero tampoco po-
dría decirse dialéctica. Hay aspectos de la ¿Qué es la pulsión?
clínica que muestran que no se puede
reducir el hallazgo freudiano a la relación Freud eligió en alemán el término pulsión
amor-odio, como lo planteará en “El Yo y (Trieb) y no instinto (Instinkt) como erró-
el Ello”, o a la oposición placer-displacer. neamente se le ha traducido, o como in-
La meta de toda vida es la muerte. distintamente se la ha empleado. El ins-
Tanto en su lectura filogenética como en tinto es una pauta de comportamiento fija,
su tesitura filosófica esto es cierto y Freud estereotipada, propia de la especie, que
oscila entre estas dos lecturas, pero la ló- se hereda a través de los cromosomas. En
gica de cada verdad, y la noción misma de cambio una de las características de la
verdad, en cada caso es muy diferente. pulsión [Trieb] es que su objeto, en la con-
Aquí entre lo filogenético en su vertiente dición humana, es de lo más variable y
más haeckeliana3 y lo transgeneracional cambiante a lo largo de la vida. La pulsión
ya hay un abismo, pues lo biológico y lo es un término que Freud recoge de la len-
social no son del mismo orden. Morir es gua alemana, es de linaje filosófico. Se lo
volver a la nada, ciertamente. La mate- encuentra en Fichte4 . Fichte define la Trieb,
ria vuelve a la nada, pero las huellas no la pulsión, como una fuerza interna que
vuelven a la nada, hacen camino por tor- se determina ella misma a la causalidad;
tuoso que sea. Esas huellas siguen vivas un querer alcanzar y que es algo que re-
de muchas maneras, le pasan la piedra de siste a ser modificado. Las pulsiones son
Sísifo a la siguiente generación. conservadoras.
En este sentido, con la muerte no se La pulsión supone una trabazón cor-
alcanza la indiferenciación. Las miles de poral o soldadura [Verlötung]5 de las ten-
huellas que un muerto deja crean diferen- siones somáticas con algo psíquico: un
cia. Sus deudos, en el intento de hacer resto de algo que se escuchó, en ese sen-
duelo, buscan crear diferencia. Los orga- tido es absolutamente singular, a diferen-
nismos vivos de otras especies no desean. cia del instinto. Freud fue el que primero
El deseo humano no se puede entender si pensó la pulsión tejida en un circuito6 gi-
no es transgeneracionalmente, pues está rando alrededor de tres pivotes: la ten-
tejido con la falta que antecedió al origen sión somática, sea el hambre o la tensión
de un ser humano. sexual, el objeto, del que proviene aque-
Para desplegar la pregunta, objetivo llo que el infante demandará, y el registro
de este texto, y los intentos de respuesta, psíquico de la vivencia. Al decir objeto Freud
3
Jaqueline Duvernay, “La théorie de la récapitula-
tion de Haeckel à Freud”. Duvernay analiza la
influencia que tuvo Haeckel en Freud y contrasta 4
“Sobre la versión castellana”, p. 50.
dos esquemas de la filogénesis, uno de Freud y uno 5
Sigmund Freud, “Tres ensayos para una teoría se-
de Haeckel, donde se aprecian sus semejanzas y xual”, p. 134.
sus profundas diferencias. 6
Sigmund Freud, “Manuscrito G”, p. 242.
28
De la pulsión de muerte, el deseo, y la pulsión invocante
implica la acción específica que el seme- tino (por ejemplo: una mujer que enviuda
jante que auxilia al infante, sea su madre tres veces), ciertos fenómenos transferen-
o sustituto, le ofrece junto con sus actos y ciales donde algunos pacientes parecen
tanteos para calmar su angustia y sus ten- resistirse a mejorar por culpa o que fraca-
siones; está asociado tanto a la vivencia de san al triunfar, las personas que terminan
satisfacción como a la de dolor o displa- una amistad tras otra, siempre de la mis-
cer 7 y señala Freud que está comprometi- ma manera, amantes que recorren siem-
da con los afectos.8 No se trata del cuerpo pre las mismas fases. Es la aparición de lo
entendido como organismo, sino del cuer- que llamó eterno retorno de lo igual, que
po imaginario, del cuerpo construido con no es tan exactamente igual –como ad-
la fantasía gracias a la inserción del infante vierte Deleuze10 – da cuenta más bien que
en el lenguaje humano. El lenguaje de los ese retorno bordea algo, como bordear un
animales no está sujeto al malentendido, agujero; bordea una falta cuyos contor-
es de otro orden. nos no están definidos, no han sido nom-
brados, no tienen aún la frontera que la
letra procura.
Freud y la pulsión de muerte En el cuarto apartado pasa revista a
sus desarrollos anteriores para cuestionar
“Más allá del principio del placer” es un a la luz de la clínica lo que ya no se sostie-
texto que se compone de sesenta y tan- ne; es la práctica de la incertidumbre11 que
tas páginas y está organizado en siete Sigmund Freud siempre mantuvo. Los sa-
apartados sin subtítulos. En los tres pri- beres están subordinados a lo que se en-
meros apartados se apoya en lo que ob- cuentra en su práctica y no a la inversa.
serva en su vida y en su práctica clínica, un “Gris es toda teoría, mi caro amigo, y verde
juego de un infante que apenas comien- el áureo árbol de la vida”, decía Goethe,
za sus primeros vocablos, y que no repite uno de los autores favoritos de Freud. En
en su juego el placer del reencuentro que el apartado siguiente vuelve a reflexionar
tanto agrada a los bebés sino el de la de- sobre lo que ocasiona el trauma.
saparición, la neurosis traumática,9 la neu- Pero luego, en lugar de ceñirse a lo
rosis de guerra, los sueños que no parecen que encuentra clínicamente para intentar
reportar ningún placer, la neurosis de des- dar cuenta de cómo opera el deseo hu-
mano, en el apartado más denso, el sexto,
7
se apoya en la biología, a veces al modo de
Sigmund Freud, “Proyecto de una psicología para
neurólogos”, p. 414. analogía, y a veces como argumento. Es el
8
Ibid., p. 366. apartado menos psicoanalítico, el más es-
9
El trauma va a ser generado por la irrupción de in- peculativo. Es el más filogenético pero no
tensidades de estímulo muy grandes para las que
los sistemas no estaban preparados, y que avasa- en la perspectiva con la que encaró Freud
llan los sistemas diferenciadores. Crean una espe- la filogénesis sino en su vertiente más bio-
cie de parálisis generalizada. Rompen las barreras,
las defensas y dejan al sujeto frente a un desam-
paro originario. Esta noción de trauma luego será Repetición y diferencia, p. 53.
10
reformulada por Lacan para no reducirla solo a lo Término con el que el analista francés George H.
11
este duelo sea posible se requiere que la schofar suena desde 1949 en cada nom-
generación anterior haya hecho lo propio, bramiento de un nuevo presidente.39 Este
de lo contrario le pasan la estafeta de acto ritual ha sido leído al menos de dos
esta dificultad de duelo a la generación maneras. Theodor Reik, es el primer psi-
siguiente. Una película que ilustra magis- coanalista que escribe sobre el schofar.
tralmente este compromiso del deseo Para él en tanto que cuerno de carnero,
y el no-duelo entre las generaciones es es el mugido de Yahvé. Se sabe que en el
Sunshine,36 a la que me he referido en sacrificio de Abraham, Isaac fue sustituido
otro lugar.37 por un carnero. Esta es una interpretación
muy freudiana derivada del texto Tótem y
Tabú. El animal totémico representaría al
La pérdida de un objeto, padre. Reik interpreta el sonido del sho-
la voz, la invocación far como el mugido de un toro agonizante
y considera que se lo recuerda como la voz
El niño pierde un objeto que creía suyo. Ese de Yahvé dictando su ley y recordando así
objeto no sólo es el pecho, es también algo la culpa por el antiguo asesinato. La equi-
que se juega en la voz de la madre. En el vocidad entre toro y carnero es complica-
Seminario 10 sobre la angustia, Lacan va a da y desplegar la aparición de estos dos
conceder una importancia enorme a la voz animales en los textos que sobre el shofar
como objeto, es un objeto-causa de deseo. se han escrito rebasa los objetivos de este
Para ilustrar la invocación se remite texto. Lacan contesta a este texto de Reik
al shofar en ese mismo Seminario 10. El difiriendo de su interpretación; dice, no es
shofar es un cuerno de carnero agujerado la voz de Yahvé, no es una voz del superyó.
a lo largo, como especie de flauta torcida, Es una voz que representa la voz humana
en recuerdo de la aquedah de la ligadura invocando a Yahvé. Y destaca Julien:
de Isaac. Es un instrumento de viento, de
los hebreos, que es tocado en ceremonias ¿Cómo es eso posible? Eso que el análisis
rituales. Lacan se remite a la Biblia para nos enseña es la incompletud del sim-
señalar esos pasajes donde el shofar es bólico: Hay en el Otro, ahí donde la pa-
tocado cada vez que se trata de renovar labra de Dios ha tomado lugar, una in-
la alianza con Dios.38 Señala Julien que completud, un límite a la palabra en
se lo toca “…para la inauguración de un tanto que ella da sentido. Así, gracias a
nuevo año los dos días de Roch-ha-chanah; ese borde se abre una hiancia: el vacío
igualmente el día del Gran Perdón con de lo indecible. De ahí se desprende una
el Yom Kippour.” Otro ejemplo: en Israel, el doble consecuencia: Ese borde no es
pura negación sino que abre lo posible.
Porque la palabra de la demanda al
36
Director Zsabó, I. (1999). Producida por Robert Otro encuentra lo imposible de decir
Lantos y András Hámori (Austria, Canadá, Ale- del deseo, entonces el sujeto responde
mania Hungría). Dor film produktion gesellschaft,
Filmfonds wien, Serendipity point films. Se tradu- él mismo tomando lugar en ese vacío
jo al español como “Amanecer de un siglo”.
37
Araceli Colín, “De la voz y del acceso a la palabra”,
pp. 27 y 28. 39
Philippe Julien, “Le shofar, du sens a la significa-
38
Jacques Lacan, Seminario 10, p. 269. tion”, p. 99.
36
De la pulsión de muerte, el deseo, y la pulsión invocante
por lo pulsional: el sujeto se hace objeto rece? ¿Qué condiciones se requieren para
pulsional. En el caso del shofar, no es el que ocurra? y ¿cómo participa en ello la
objeto oral (hacerse engullir), ni el objeto pulsión de muerte?
anal (hacerse eyectar), ni el objeto escó- Su aparición es una evidencia de que
pico (hacerse ver), sino el objeto vocal el infante ha asumido que algo le falta. Esa
de la pulsión invocante, (hacerse oír). Así falta, que tiene relación con su condición
el schofar suena no como palabra sino mortal, es al mismo tiempo un modo de
como sonido de la voz del ser humano di- constatar que ha perdido un trozo de su
rigiéndose a Yahvé. 40 ser viviente gracias al cual podrá tener
ahora un cuerpo imaginario y no solo un
Después de emitido el sonido ritual del organismo con el que nació. Esa carencia
shofar, un silencio impresionante se apo- que se instala por la pérdida producirá un
dera de la asamblea. Se invoca a Yahvé movimiento pulsional. Invocará al otro pa-
porque algo falta. En el caso del shofar, la ra ser atendido, pero también para huma-
falta no solo es lo que no se tiene sino nizarse con el deseo, y para ello necesita
la falta como deuda, de ahí la necesidad de las palabras con las que el Otro lo es-
de renovar la alianza. peraba. Necesita las palabras del Otro y
necesita que el otro lo espere con sus pro-
pias formas de comunicarse, desde sus
¿Qué es la pulsión invocante? gestos y gritos y luego balbuceos.
La forma más arcaica de lo que lue-
Un infante sin un adulto no podría so- go, más tarde, será la pulsión invocante
brevivir. La vida del infante depende del es el grito del infante. Sólo revela que ahí
Otro, el infante buscará llamarlo para donde el sujeto no puede aparecer como tal
atenuar sus tensiones, para humanizarse. en las palabras, porque aún no dispone de
En otro lugar41 me referí al modo co- ellas, aparece el grito en el mismo sitio
mo Freud pensaba el nacimiento de la de esa oquedad representada por la boca
comunicación del infante con su madre como lugar de la falta. Quizás por eso
por la operación del juicio. Freud afirma- el beso es la imagen más críptica de dos
ba en “La negación” (1925) que se requiere oquedades, que representan dos faltas,
que el niño haya perdido un objeto que que se comunican y se enlazan o preten-
procuraba satisfacción y que asuma esa den enlazarse.
pérdida como una falta. La operación del Edvard Munch, el pintor expresionista
juicio sancionará la pérdida como tal. noruego, pintó varios cuadros de un grito.
En el Seminario 11, señala que la pul- El más famoso es éste, en cuyo reverso es-
sión invocante, 42 implica invocar, ser invo- cribió una leyenda. 43 Es un cuadro donde la
cado, escuchar, ser escuchado y también relación entre muerte, la pulsión invocante
hacerse escuchar. ¿Pero cómo es que apa- y la angustia existencial son evidentes. El
rostro es una estilización de una calavera.
40
Ibid., p. 100. La traducción es mía.
41
Araceli Colín, “La pulsión de comunicación y el jui- 43
Edvard Munch, “Solo un loco pudo haberlo pin-
cio en la obra de Freud”. tado”, comentó el propio autor en el reverso del
42
Jacques Lacan, Seminario 11, pp. 187 y 208. cuadro.
37
Fuentes Humanísticas 51 > Dosier > Araceli Colín
que la falta es una condición esencial pa- favorecer la pulsión invocante parecerían
ra que aparezca esta pulsión. Quizás por impedirla. Puesto que pedir implica nom-
eso dice Lacan que la pulsión invocante es brar lo que se cree que falta, y si se nombra
la más cercana a la experiencia del incon- lo que se cree que falta es darle también un
ciente. 47 La pulsión invocante está en es- lugar a la angustia, y por lo tanto a mayor
trecha relación con nuestra condición mor- tensión. Ese pedido aparece primero co-
tal y de gran desvalimiento al nacer. La mo un grito-llanto de hambre o de dolor
pulsión de muerte entonces hará aparecer o de necesidad de ser acunado. Luego, en
la insistencia significante. ese sitio del grito vendrán las palabras del
Reconocerse en falta dará lugar a la infante si hay un adulto que las espera.
constitución de un cuerpo imaginario, es El apremio de la vida y el desvalimien-
reconocer que ha perdido algo que él creía to son promotores de la necesidad del
parte de su cuerpo, y comprende el he- infante de comunicarse; para no morir in-
cho de haber sido mordido por las palabras vocamos al otro. Es la imperiosa necesidad
de tal manera que se abra un camino para de la vida de conservarse lo que produce
el deseo. en el infante la necesidad de llamar al otro.
Hay formas del silencio en los infan- Pero, esto ocurre siempre y cuando el
tes, expresión de tánatos, que indican que otro esté ahí para acoger y leer su llanto
está afectada la posibilidad de la apari- como un llamado, de otro modo ese llan-
ción de la pulsión invocante en el niño; no to no se transformaría nunca en un llamado,
siempre se trata de niños expósitos como primero con el grito o llanto y luego con
los niños que Spitz observó48, que no eran las palabras. El infante escucha y luego se
criados por sus madres. Puede ser que el hará escuchar cuando sea un ser hablante,
infante no sea esperado como alguien que y antes de que ello ocurra, hace escuchar
tiene algo para decir, pues ni siquiera es sus pedidos de diversas formas.
mirado como un ser con el cual es posible Se requieren dos faltas: el infante ha
una comunicación antes de la palabra. La de hacer falta a alguien para que luego
primera forma de la pulsión invocante es pueda saberse en falta. El registro de su
el grito aunque para el niño aún no ten- propia falta, la del infante, se producirá
ga el carácter de pedido, basta con que gracias a una pérdida, que según Lacan la
sea leído como un llamado para quien lo introduce la crisis del destete. Pero cuan-
asiste. “Dime mamá”, le pide la madre a su do no hay lactancia materna de todas
infante, así lo espera ya como ser hablan- formas el infante pierde algo de su madre
te. La función fálica es indispensable para que creía suyo. Su voz no siempre estará
que la estructura funcione. Si un infante con él como un objeto exterior. Entonces
no hace falta no podrá asumir la suya. la incorpora, incorpora su voz que ya ha
Si el placer y el principio de Nirvana producido resonancias en su cuerpo. El re-
–que rige la pulsión de muerte– tienden a gistro de esa falta representa su condición
la mínima tensión, aparentemente lejos de mortal, su engendramiento por vía se-
xuada y su inserción en la lengua. La pul-
sión invocante implicará estos tres aspec-
47
Jacques Lacan, Seminario 11, p. 111 (sesión 4 de tos. Gracias a que le falta algo invocará
marzo del 64).
48
René Spitz, El primer año de vida del niño, p. 206.
39
Fuentes Humanísticas 51 > Dosier > Araceli Colín
al otro y al Otro, buscará ser escuchado y nario 9 con la figura topológica del toro?
hacerse escuchar. ¿Por qué ya no volvió a referirse a la pul-
La pulsión de muerte se juega en la sión invocante en ningún otro seminario?
negación, constitutiva del juicio de exis- En seminarios posteriores Lacan ya no
tencia y que da nacimiento al ser hablante. vuelve a retomar este término, sino solo el
La negación es el mecanismo por el cual el de demanda que seguirá empleando has-
ser humano afirma lo que es bajo la forma ta su penúltimo seminario.
de no serlo. Ésta es la expresión de la pul-
sión de destrucción. Mientras que la afir-
mación Bejahung es expresión del Eros. Bibliografía