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La perspectiva y el buen uso de los objetivos

A. BECQUER CASABALLE

La perspectiva se define como “el arte para recrear la profundidad y la posición relativa de los
objetos. En un dibujo, la perspectiva simula la profundidad y los efectos de reducción”. En
fotografía, es dada por el objetivo sin intervención del operador quien, sin embargo, debe conocer
sus principios para elegir la distancia focal adecuada al tema.

En el dibujo y la pintura figurativa, pasaron siglos de desarrollo hasta alcanzar esa perfección al emular la tridimensionalidad de
lo real sobre el plano. En el mundo antiguo (Egipto, Mesopotamia, Asia, etc.) los dibujos eran bidimensionales, existiendo una
tímida idea de la perspectiva en Roma y en Pompeya. Pero fue con el Renacimiento, que se obtuvo un sistema de dibujo
basado en la perspectiva cónica o central, que se define como “un sistema de representación gráfico basado en la proyección
de un cuerpo tridimensional sobre un plano auxiliándose en rectas proyectantes que pasan por un punto. El resultado se
aproxima a la visión obtenida si el ojo estuviera situado en dicho punto”.

El Cabildo, en una imagen a cuadro completo tomado con un objetivo de 100 mm, desde el centro de la Plaza de mayo.
Desde el mismo lugar que la foto anterior, el Cabildo fotografiado con un objetivo de 28 mm, cuyas líneas de fuga aparentan
ser diferentes, generando una sensación de mayor profundidad.

Recorte de la
imagen obtenida con el 28 mm, de tal manera que el Cabildo se reproduce en una escala idéntica a la de la foto tomada con el
100 mm. La perspectiva de ambas imágenes es igual.

El pintor y arquitecto florentino Filippo Brunelleschi fue el primero en trazar sus leyes, otorgándole un carácter científico entre
1416 y 1420, mientras que a Piero della Francesca (1415-1492) se lo considera como el primer maestro de la perspectiva.

Las dificultades que planteaba lograr una perspectiva realista llevaron a que algunos hombres se entusiasmaran con el
desarrollo de herramientas capaces de resolver la cuestión. Y es ahí donde aparece la cámara oscura, predecesora de la
fotografía en su aspecto óptico, cuya invención se le atribuye al matemático árabe Alhacén, quien a principios del Siglo XI
escribe su “Tratado Óptico” que plantea la teoría de los rayos luminosos. Sin embargo, la cámara oscura recién se aplicó para
realizar bocetos a partir del siglo XV, cuando se las construyó provista de un objetivo, siendo ampliamente usada tanto por
pintores como por naturalistas. Las primeras representaciones de la ciudad de Buenos Aires fueron realizadas por Fernando
Brambilla precisamente con una cámara oscura. Años después, Brambilla fue nombrado miembro de la Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando y Director de Perspectiva y del Adorno.

Perspectiva
del Campidoglio, en Roma, diseñado por Miguel Ángel, en un grabado de Étienne Dupérac (1525-1604).

De hecho, la cámara oscura constituyó un instrumento óptico preciso y perfecto para el trazado de la perspectiva. Existieron
otros, como la Cámara lúcida, patentado en 1806 por William Hyde Wollaston, quien se basó en un desarrollo de Johannes
Kepler ¡de 1611!

Gracias a que el sistema óptico, primero de la cámara oscura y luego de la cámara fotográfica –que son idénticos en cuanto a
la obtención de una perspectiva central o cónica-, proporciona sin intervención humana una perspectiva correcta, el estudio de
la misma se redujo a sus resultados, ya que dejó de ser necesaria su elaboración: la proyección que hace el objetivo de la
realidad tridimensional sobre un plano bidimensional puede decirse que es perfecta.
Tomando como base la Foto 1, donde el Cabildo ocupa prácticamente todo el cuadro, fuimos modificando la distancia focal y, al
mismo tiempo, acortando la distancia para que el tema, o sea el Cabildo y el vendedor de banderas, queden dentro del cuadro.
Esta toma está realizada en la focal de 70 mm.

El mito de la perspectiva

Es común escuchar decir que la distancia focal del objetivo modifica o altera la perspectiva, por lo que para comprimir los
planos se requiere el empleo de un teleobjetivo y para lograr que los planos secundarios se minimicen, o que parezcan estar
más alejados, se debe usar un gran angular.

Eso es una verdad a medias, porque la perspectiva está dada por la distancia al sujeto y por el punto de vista, no por la
distancia focal del objetivo.

Seguimos
aproximándonos, incluyendo al Cabildo y al vendedor de banderas, en este caso con la focal de 50 mm. A medida que nos
aproximamos, el Cabildo es registrado en un menor tamaño al mismo tiempo que el vendedor de banderas se magnifica.

Para demostrar cómo es que la distancia focal, junto a la distancia de enfoque, son los elementos combinados que afectan la
perspectiva, hemos realizado una serie de tomas de una escena en la que existen dos planos bien diferenciados, el de un
vendedor de banderas, prendedores y otros recuerdos en la Plaza de Mayo, y el Cabildo de la ciudad de Buenos Aires. Los pié
de foto permiten comprender la secuencia generada, donde queda evidenciada la manera como la perspectiva se va
modificando a medida que cambia la distancia al tema, pero que es la misma si la distancia no se modifica aunque se cambie
la focal.
Con la focal de 35 mm, la diferencia entre el primer plano y el fondo se acrecienta.

De todas maneras, la perspectiva, desde la fotografía, presenta otras dificultades diferentes a su construcción desde el dibujo,
puesto que al ser una proyección que se ajusta a las leyes de la óptica, requiere de un buen manejo de la cámara de parte del
fotógrafo.

Aquí es más profunda la sensación que da el gran angular, en este caso el 28 mm, con el primer plano exageradamente
magnificado y el fondo empequeñecido.
Los errores de perspectiva están entre los más comunes que cometen los aficionados, siendo el resultado fotografías
desagradables, carentes de interés o confusas. El punto de vista y el ángulo de toma es lo que hace, junto al instante, a una
buena aproximación al tema.

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