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Letanías de San José

Señor, ten misericordia de nosotros


Cristo, ten misericordia de nosotros.
Señor, ten misericordia de nosotros.
Cristo óyenos.
Cristo escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Ilustre descendiente de David, ruega por nosotros.
Luz de los Patriarcas, ruega por nosotros.
Esposo de la Madre de Dios, ruega por nosotros.
Casto guardián de la Virgen, ruega por nosotros.
Padre nutricio del Hijo de Dios, ruega por nosotros.
Celoso defensor de Cristo, ruega por nosotros.
Jefe de la Sagrada Familia, ruega por nosotros.
José, justísimo, ruega por nosotros.
José, castísimo, ruega por nosotros.
José, prudentísimo, ruega por nosotros.
José, valentísimo, ruega por nosotros.
José, fidelísimo, ruega por nosotros.
Espejo de paciencia, ruega por nosotros.
Amante de la pobreza, ruega por nosotros.
Modelo de trabajadores, ruega por nosotros.
Gloria de la vida doméstica, ruega por nosotros.
Custodio de Vírgenes, ruega por nosotros.
Sostén de las familias, ruega por nosotros.
Consuelo de los desgraciados, ruega por nosotros.
Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros.
Patrón de los moribundos, ruega por nosotros.
Terror de los demonios, ruega por nosotros.
Protector de la Santa Iglesia, ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.
V.- Le estableció señor de su casa.
R.- Y jefe de toda su hacienda.

Oremos: Oh Dios, que en tu inefable providencia, te dignaste elegir a San José por Esposo de tu
Santísima Madre: concédenos, te rogamos, que merezcamos tener por intercesor en el cielo al que
veneramos como protector en la tierra. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

(Compilado por José Gálvez Krüger)


Pensamientos e invocaciones a San José para
el mes de Marzo
P. Orides Ballardín. Prov.
12 abril 2008
Sección: Santos clásicos

Un pensamiento diario que puede ayudar a tratar más y mejor a San José

Día 1:

Padre adoptivo de Jesús. Escogido por el Eterno Padre con amor previsor y gratuito, para ser
custodio y defensor de Jesús, tú, oh San José, entras plenamente en el proyecto de la Salvación,
según las promesas hechas por Dios al pueblo hebreo. Ayúdame, San José, a leer hoy, con amor, el
Evangelio que describe la genealogía de Jesús.

Día 2:

Custodio de Jesús. Durante la vida terrena de Jesús, tú, oh San José, no te has preocupado de hacer
cosas grandes sino de hacer bien la voluntad de Dios, también en las cosas más sencillas y
humildes, con mucho empeño y amor. Enséñame San José la prontitud en buscar y realizar la
voluntad de Dios.

Día 3:

Esposo de la Madre de Dios. Después de la perturbación inicial, oh San José, tu "sí" a la voluntad
de Dios fue claro y preciso, aceptando a María como Esposa. Entonces, por ti, Jesús entró en la
genealogía de David con pleno derecho delante de la ley y de la sociedad. Te confiamos, oh San
José, a todos los padres para que siguiendo tu ejemplo acepten en el seno materno el don
inestimable de la vida humana.

Día 4:

El hombre del silencio. Te acostumbraste al silencio, oh San José, estando con Jesús y María. La
casa de Nazaret era un templo y ¡en el templo, sobre todo, se reza!.Enséñame, oh San José, a
dominar mi locuacidad y a cultivar el espíritu de recogimiento.

Día 5:

El hombre de fe. Más que Abraham, a ti, oh San José, te tocó creer en lo que es humanamente
impensable: la maternidad de una virgen, la encarnación del hijo de Dios. Fortalece, oh San José, a
quien se desanima y abre los corazones para confiar en la Providencia de Dios.

Día 6:

El hombre de la esperanza. En la persona de Jesús, oh San José, tuviste la garantía del cielo y, por lo
tanto, siempre estuviste lleno de profunda paz interior. Aumenta, oh San José, mis motivos para
tener coraje, alimenta el aceite para mis lámparas.

Día7:
El hombre del amor a Dios. Oh San José, tú distepruebas

de amor a Dios cuidando amorosamente a Jeús en vida escondida y en profunda sintonía con la
voluntad de Dios. Enséñame oh San José, a amar a Dios con todo mi corazón, con toda mi mente y
con todas mis fuerzas.

Día 8:

El hombre de la acogida. Oh San José, diste ejemplo de espíritu de acogida en la afectuosa ternura
con tu esposa, en los servicios prestados a la gente, buena o mala, y estando siempre al lado de
Jesús, el salvador de las almas. Oh San José, ¡Que yo descubra aquellos gestos que me hacen
imagen viva de Dios amor, los gestos de acogida y de paz, los gestos de disponibilidad y de
dedicación incondicional !.

Día 9:

El hombre del discernimiento. Con los ojos del alma, oh San José, ordenaste tu vida de piedad, tu
trabajo, tu alimento, tu reposo, tus pensamientos más profundos, tus afectos, tus juicios, tus
intenciones en el obrar. Ayúdame oh San José, a avanzar en las virtudes por la acción del Espíritu
Santo que renueva la vida de las personas y de las comunidades.

Día 10:

El hombre de la docilidad. Santo Tomás define la docilidad como atención constante y deferente a
las enseñanzas de los sabios. Tú, oh José, fuiste siempre muy dócil a las enseñanzas de Jesús y de
María, su Madre. Aleja de nosotros oh San José, la presunción, la tonta estima de mis opiniones, la
obstinación de seguir mis ideas.

Día 11:

El hombre de la entrega. Tú oh San José, no perdías tiempo en cosas vanas e inútiles y no obrabas
con disgusto o mala gana. Ayúdame oh San José, en la oración, a no permitir que mi alma, se quede
dormida y alcánzame una habitual disposición y fervor en mi vida.

Día 12:

El hombre de la simplicidad. Esta virtud oh San José, hacía parte de tu carácter y cada día más se
perfeccionaba por el desapego de las criaturas. Ayúdame oh San José, a desear y gustar solamente a

Dios y a despegarme de todo lo que no sirve para mi vida espiritual.

Día 13:

El hombre de la confianza. Tu seguridad oh San José, estaba en adherir a la voluntad de Dios como
se manifestaba día tras día. Haz oh San José, que nosotros tengamos la seguridad de quien confía en
Dios y que en cualquier situación, aunque adversa, estemos en sus manos.

Día 14:

El hombre de la paz. Tú, oh San José, fuiste el custodio de aquel que trajo la paz al mundo, que
predicó el amor, la fraternidad y la unidad y proclamó " felices los que trabajan por la paz". Oh San
José, ayúdame a promover la paz en el ambiente donde yo vivo y trabajo.
Día 15:

Ejemplo de humildad. ¡ Como te sentías pequeño a tus ojos, oh San José!, ¡Como amabas tu
pequeñez!. No hiciste milagros y mantuviste tu vida tan escondida que casi nada sabemos de ella.
Ayúdame, oh San José, a huir de las alabanzas y de la gloria humana. Haz que encuentre gusto en
vivir escondido y en relativizar mis intereses personales.

Día 16:

Ejemplo de fortaleza. Sin duda, oh San José, tu fortaleza alcanzó un grado de perfección muy
elevado. Ella se manifestó especialmente en el soportar con serenidad el exilio en Egipto y la dureza
del trabajo de cada día. Ayúdame oh San José, a no desfallecer frente a las tentaciones, fatigas y
sufrimientos.

Día 17:

Ejemplo de obediencia. Tu obediencia, oh San José, fue admirable, especialmente cuando tuviste
que huir a Egipto, luego de una orden delante de la cual habías tenido tantas razones para no
realizar. Aleja de mí, oh San José, todas las excusas que mi egoísmo plantea para no cumplir la
voluntad de Dios.

Día 18:

Ejemplo de justicia. Viviendo alejado de las cosas del mundo, oh San José, practicaste siempre la
virtud de la justicia especialmente a través de tu trabajo de carpintero. Y ¡qué respeto tuviste para
con el Rey y la Reina del Cielo! Alcánzame, oh San José total pureza de intenciones y de corazón y
plena adhesión a Dios y a su voluntad.

Día 19:

Ejemplo de prudencia. Tu prudencia, oh San José, se manifestó en el desapego del mundo, en la


castidad, en la pobreza, en tu espíritu de pobre y en la dedicación al trabajo de cada día. Haz, oh San
José, que yo no haga nada sin antes confirmarme: "que sirve esto para la eternidad".

Día 20:

Ejemplo de pobreza. Tú, oh San José, viviste la pobreza voluntaria, sufriste las privaciones y las
incomodidades de la pobreza, pero no quisiste cambiar tu condición por ningún tesoro de este
mundo. Obténme, oh San José, la gracia del desapegarme de las riquezas y de desear únicamente
los bienes eternos.

Día 21:

Ejemplo de gratitud. Nadie después de tu Esposa, oh San José, recibió tanto como tú, de la bondad
de Dios. En tu justicia dabas gracias a Dios continuamente. Veías solo a Dios, pensabas sólo en
Dios ; no obrabas sino por ÉL. Haz, oh San José, que yo tenga verguenza de mis ingratitudes y que
tenga valentía de humillarme delante de Dios.

Día 22:
Ejemplo a los obreros. Como cada uno de nosotros, también tú, oh San José, probaste la fatiga, y el
cansancio del trabajo de cada día. Ayúdame, oh San José, a redescubrir la dignidad de mi trabajo,
sea cual sea, y de desarrollarlo con entusiasmo para el bien de todos.

Día 23:

Ejemplo de la misión. Oh, San José, ¡Que gran amor tuvistes por las almas! ¡Cuantas oraciones
hiciste para su salvación! ¡Y todo eso inspirado por Cristo que habría de morir por la salvación del
mundo!. Haz, oh San José, que yo pueda con la palabra y con la vida, ayudar al hombre de hoy a
encontrar a Jesús, la Palabra que da respuesta definitiva a todas las preguntas esenciales del hombre.

Día 24:

Custodio de la virginidad. La Voz del Espíritu Santo encontró en tí, oh San José total acogida,
porque tu vida fue llena únicamente de

Dios y tu fuerza fue sólo el amor que tuviste para Él. Haz, oh San José, que yo deje mis caminos y
siga sólo a Dios que me llama a participar de su vida, y que tenga fuerza de hacer fructificar sus
dones.

Día 25:

Consuelo de los que sufren. Oh San José, toda tu vida estuvo marcada por el sufrimiento: exilio,
trabajo, pobreza. Pero tu corazón era feliz y tu alma siempre serena. Ayúdame oh San José, a darme
cuenta de que la vida eterna y no el dolor, es la verdadera vocación del hombre. Presérvame ahora y
siempre del llanto de los que no tienen esperanza.

Día 26:

Esperanza de los enfermos. En tu vida, oh San José, no todo fue claro y fácil de comprender. Sin
embargo supiste encontrar tu misión única e irrepetible en la historia. Te ruego, oh San José,
consolar hoy a todos los que están afligidos por la enfermedad. Llena sus días de personas amigas y
desinteresadas.

Día 27:

Patrono de los moribundos. Tú, oh San José, tuviste la suerte de morir asistido por Jesús y tu esposa
María. Tuviste siempre presente en tu vida la meta final o sea el cielo, con la certeza de alcanzarla;
siempre atento a tu interioridad y dedicado a la contemplación. Ayúdame, oh San José, a pensar a
menudo en el cielo donde todos somos invitados al banquete eterno.

Día 28:

Amparo de las familias. Oh, San José, la Escritura afirma que a tu lado y de María, Jesús "crecía en
edad, sabiduría y gracia". Te ruego, oh San José, que los niños encuentren en la familia el ambiente
ideal para desarrollar el amor y asumir los verdaderos valores.

Día 29:

Modelo de vida doméstica. Oh, San José, en la Familia de Nazaret asumiste plenamente tu
responsabilidad con espíritu de colaboración y de humildad evangélica. Haz, oh San José, que los
padres sepan unir todas las potencialidades del amor humano a las de una sana y adecuada
espiritualidad.

Día 30:

Terror de los demonios. Oh, San José, fortificado por la presencia y el recuerdo de Jesús has podido
vencer siempre cualquier ataque a tu fe por parte del demonio. Limpia, oh San José, mi corazón y
mi mente de toda maldad para que sea un cristiano lleno de vida redimido por la sangre de Cristo.

Día 31:

Patrono de la Iglesia Universal. Oh, San José, por la misión que te fue confiada a la iglesia de Cristo
haciendo que camine siempre en la verdad y el amor para ser luz del mundo. Guía oh, San José, a la
Iglesia de Cristo en el camino de la santidad para que sea siempre más eficaz y alegre anunciadora
del Evangelio.
Oración para aprender de San José
Posted on marzo 18th, 2010 by kamiano

Kamiano se llamaba en verdad José. Sus padres le pusieron ese nombre el día de su bautismo.
Luego, cuando se hizo religioso de los Sagrados Corazones adoptó el nombre de Damián. Ya en las
islas Hawai lo llamaron Kamiano. Él siempre tuvo un gran amor a San José. Así que enseñó a los
niños esta oración a este gran y humilde santo. El final lo dejó sin terminar, para que quien la rece
añada lo que quiera.

Ya quisiera yo, Señor, un martillo como el de san José

que, en lugar de dar golpes, supiera comprender.

Ya quisiera yo, Señor, un cepillo como el de san José,

para pulir mi carácter y sonreír sin nada que temer.


Ya quisiera yo, Señor, un taller lleno de virutas como el de san José,

donde todos quepan y el mundo aparezca, por momentos, al revés.

Ya quisiera yo, Señor, un trozo de madera como la de san José,

para que a nadie le falte una mesa, una silla

o un lugar donde reposar los pies.

Ya quisiera yo, Señor, un metro como el de san José,

medir las cosas buenas que me rodean

y cantar a papá y a mamá un olé, olé.

Ya quisiera yo, Señor, unas manos como las de san José,


para poder tallar lo bueno que de Jesús sabemos,
y que todos los niños del mundo lo pudieran conocer

Oración a San José para conseguir trabajo

-Poderoso San José, tú que representas el sinónimo de trabajo fuerte honrado, haz que pueda
conseguir un empleo ajustado a mis necesidades, para poder mantener mi hogar y mi familia. De
conseguirlo, haz que sepa valorarlo, para que de ahora en adelante pueda cumplir con mis deberes
laborales. Estoy deseoso(a) de trabajar con mucha satisfacción y alegría, para poner mi mejor
empeño en hacer las cosas bien. Oh San José, sácame de mi estado de desempleo y bendíceme con
un trabajo.

Oh San José, haz que alguna empresa o local se interese de mis talentos y conocimientos, para así
aprovecharlos al máximo. Necesito salir de esta inactividad para ser más proactivo(a) con un
empleo digno y honrado. Sé que el cansancio y la pereza no proceden conmigo, por lo que daré lo
mejor de mi si me llega la oportunidad de empleo.

-Oh benigno San José, tú que eres un gran carpintero sobresaliente en tus labores. En esta
oportunidad espero que me mires con ojos compasivos, para que solventes mi mala situación
laboral. Intercede por mi frente al Espíritu Santo para que su providencia me auxilie en tan penosa
situación.

Tú que eres jefe de familia y padre de Jesús, haz que con trabajo estable pueda sostener a mi
familia, sácame de esta preocupación al verme sin empleo. Te pido, oh San José, para abrirme paso
al empleo y que todas las puertas se me abran con muchas oportunidades. Bendíceme por siempre,
en espera que se cumpla cada una de estas palabras, tú que vives y reinas en el cielo junto a tu hijo.
Amén.
Reflexión:

San José es modelo eminente de hombre de fe: en el relato de san Mateo, aparece con toda claridad
que san José, ante la inmensidad del misterio que Dios había obrado en María, decidió abandonarla
en secreto porque era justo (Mt 1, 19). Sin embargo, habiendo escuchado luego la voluntad de Dios
en sueños, el santo no temió tomar a María por mujer (Mt 1, 20-24). Sabiendo que el Señor así lo
había dispuesto, tuvo firme fe en que, tras este llamado, se escondía un designio de amor y una
promesa de plenitud que Dios no fallaría en cumplir. Y a pesar de las muchas y graves dificultades
que hubo de sufrir (cf. Mt 2, 13-18), tuvo siempre a la vista esta promesa divina.

Que nuestra fe en este tiempo de Adviento se parezca a la de san José, que confía en Dios y se pone
en sus manos, para cumplir su voluntad.

Letra:

Hoy a tus pies ponemos nuestra vida.


Hoy a tus pies, Glorioso San José.
Escucha nuestra oración y por tu intercesión
obtendremos la paz del corazón.

En Nazaret junto a la Virgen Santa.


En Nazaret, Glorioso San José
cuidaste al niño Jesús pues por tu gran virtud
fuiste digno custodio de la luz.

Con sencillez humilde carpintero.


Con sencillez, Glorioso San José
hiciste bien tu labor obrero del Señor
ofreciendo trabajo y oración.

Tuviste Fe en Dios y su promesa.


Tuviste Fe, Glorioso San José.
Maestro de oración alcánzanos el don
de escuchar y seguir la voz de Dios.

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Letra y música: José Antonio Poblete

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