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“El problema no radica en cómo hablar de las teorías que manejamos, sino principalmente
en la forma en que organizamos el conocimiento que de ellas proviene, de nuestra experiencia
vital y del contexto terapéutico”. (Fortes de Leff, 2014, pág. 63)
Es importante que nosotros como futuros terapeutas tengamos en cuenta que al establecer un
diagnostico nos colocamos en un lugar en el terreno de la intervención; entonces debemos
comprender y entender que un diagnostico puede llegar a ser incompleto, contradictorio y
que incluye una serie de elementos inciertos y por supuesto no predecibles.
Como bien lo dice el libro es fundamental tener en cuenta que trabajamos con hipótesis
diagnosticas durante todo el proceso terapéutico, pero nunca caer en el error de pensar que
pueden considerarse como únicas, ya que como lo mencione anteriormente es un proceso
contradictorio y con elementos cambiantes; entonces puede llegar a suceder que nuestra
hipótesis al inicio de la terapia cambie en el transcurso de esta misma.
Al igual es necesario recordar que el paciente no acude a nosotros para reforzar nuestro
narcisismo, sino porque necesita de nuestra ayuda.
Durante el proceso terapéutico al ser un terapeuta con poca experiencia me imagino que
llegan a ocurrir este tipo de “errores”; sin embargo, al estar bien informado y sobre todo estar
conociendo todo este tipo de material para que no ocurra o bien si nos llegase a ocurrir que
pudiera darse el caso intervenir de una manera adecuada y hacer frente a la situación creo
que es importante saber reconocer que nos equivocamos, pero es mucho más importante
rectificarlos; y mucho más si se llegasen a dar dentro de un proceso terapéutico con alguno
de nuestros consultantes.
Las emociones del terapeuta juegan un papel determinante para él, dentro del proceso
terapéutico ya que cada persona puede percibir o reaccionar de manera diferente ante estos
significados.
En lo personal y dentro de la materia de psicoterapia hemos hecho unas dinámicas donde
hemos tenido la oportunidad de fungir como psicoterapeutas al finalizar esta pequeña
dinámica expresamos como nos llegamos a sentir delante de nuestro consultante; en lo
personal al principio de la dinámica yo me sentí angustiada de no saber que decir y con temor
a cometer un error o algo así, algunos de mis compañeros también coincidimos con la
angustia de no saber qué hacer o decir o si lo que habíamos dicho está correcto.
Entonces lo que nos comenta esta capitulo es que uno como terapeuta está expuesto a
situaciones que pudieran amenazar nuestra seguridad o inestabilidad quizá al no saber si se
pudieran presentar dobles vínculos que pueden llegar afectarnos a nosotros y sobre todo a
nuestros consultantes.
Por ello se debe insistir más en el autoanálisis, en la psicoterapia del psicoterapeuta. De esta
manera, yo como psicólogo debo identificar qué, cómo y cuáles botones activan sus defensas,
qué puede ocurrir con ciertos sujetos o con determinadas características de personalidad del
otro y qué determinadas situaciones pueden causar movilizaciones inadecuadas, y así, utilizar
todo ello para el aumento del bienestar percibido del paciente y la calidad de vida de ambos.