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Así es Serotonina, el regreso de

Houellebecq
Anagrama revela el argumento de la esperada nueva
novela del escritor francés, que saldrá a la venta en
España el 9 de enero
EL CULTURAL | 19/12/2018

Michel Houellebecq. Foto: FDQ

La mayor estrella maldita de la literatura de nuestros días, Michel Houellebecq (Saint-


Pierre, Reunión, 1956), regresa a las librerías de medio mundo con Serotonina, su
esperada nueva novela, que se lanzará de manera casi simultánea en Francia, España,
Italia y Alemania y en nuestro país se pondrá a la venta el día 9 de enero.

Autor de títulos como Las partículas elementales, Plataforma, El mapa y el territorio, o


la última, Sumisión, Houellebecq vuelve con una novela cuya edición ha estado rodeada
de un estricto secretismo. Hace unos días se dio a conocer el título y este miércoles la
editorial Anagrama, encargada de su publicación en España, ha revelado en un
comunicado el argumento de la obra.

El protagonista de la novela se medica con Captorix, un antidepresivo que libera


serotonina (de ahí el título) y que tiene tres efectos adversos: náuseas, desaparición de
la libido e impotencia.
“Tengo cuarenta y seis años, me llamo Florent-
Claude Labrouste y detesto mi nombre de pila, creo
que procede de dos miembros de mi familia a los que mi
padre y mi madre, cada uno por su lado, querían honrar;
es tanto más lamentable porque por lo demás no tengo
nada que reprochar a mis padres, fueron excelentes en
todos los sentidos, hicieron todo lo posible para darme
las armas necesarias en la lucha por la vida, y si al final
he fracasado, si mi vida termina en la tristeza y el
sufrimiento, no puedo culparles a ellos, sino más bien a
una desventurada cadena de circunstancias de las que
tendré ocasión de hablar -y que incluso constituyen, a
decir verdad, el objeto de este libro-, no tengo
absolutamente nada que reprochar a mis padres aparte de
esa nimiedad, ese molesto pero nimio episodio del
nombre, no solo me parece ridícula la combinación
Florent-Claude, sino que me desagradan sus dos
elementos; en suma, considero mi nombre un fallo
garrafal”.

Así se presenta el protagonista de Serotonina, traducida al español por Jaime Zulaika y


al catalán por Oriol Sánchez Vaqué. El periplo del personaje arranca en Almería -
con un encuentro en una gasolinera con dos chicas que hubiera acabado de otra manera
si protagonizasen una película romántica, o una pornográfica-, sigue por las calles de
París y después por Normandía, donde los agricultores están en pie de guerra. Francia se
hunde, la Unión Europea se hunde, la vida sin rumbo de Florent-Claude se hunde. El
amor es una entelequia. El sexo es una catástrofe. La cultura -ni siquiera Proust o
Thomas Mann- no es una tabla de salvación.

Florent-Claude descubre unos escabrosos vídeos pornográficos en los que aparece su


novia japonesa, deja el trabajo y se va a vivir a un hotel. Deambula por la ciudad, visita
bares, restaurantes y supermercados. Filosofa y despotrica. También repasa sus
relaciones amorosas, marcadas siempre por el desastre, en ocasiones cómico y en otras
patético (con una danesa que trabajaba en Londres en un bufete de abogados, con una
aspirante a actriz que no llegó a triunfar y acabó leyendo textos de Blanchot por la
radio...).

Se reencuentra con un viejo amigo aristócrata, cuya vida parecía perfecta pero ya no lo
es porque su mujer le ha abandonado por un pianista inglés y se ha llevado a sus dos
hijas. Y ese amigo le enseña a manejar un fusil...

“Nihilista lúcido, Michel Houellebecq construye un personaje y narrador


desarraigado, obsesivo y autodestructivo, que escruta su propia vida y el mundo que
le rodea con un humor áspero y una virulencia desgarradora”, afirma Anagrama en su
comunicado. “Serotonina demuestra que sigue siendo un cronista despiadado de la
decadencia de la sociedad occidental del siglo XXI, un escritor indómito, incómodo y
totalmente imprescindible”.

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