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SENTENCIA

C 327
1. 1. LA CORTE CONSTITUCIONAL DETERMINÓ QUE ESTABLECER QUE LA EXISTENCIA LEGAL
DE TODA PERSONA COMIENZA AL MOMENTO DE SU NACIMIENTO, NO VULNERA EL DEBER
DE PROTECCIÓN DE LA VIDA DESDE LA CONCEPCIÓN RECONOCIDO EN EL ARTÍCULO 4.1. DE
LA CONVENCIÓN AMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, EL CUAL HACE PARTE DEL BLOQUE
DE CONSTITUCIONALIDAD Y POR ENDE, NO VIOLA EL ARTÍCULO 93 DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA. 1. Norma acusada CÓDIGO CIVIL ARTÍCULO 90. EXISTENCIA LEGAL DE LAS
PERSONAS. La existencia legal de toda persona principia al nacer, esto es, al separarse
completamente de su madre. La criatura que muere en el vientre materno, o que perece antes
de estar completamente separada de su madre, o que no haya sobrevivido a la separación un
momento siquiera, se reputará no haber existido jamás. 2. Decisión Declarar EXEQUIBLE la
expresión “principia al nacer” contenida en el artículo 90 del Código Civil, por el cargo
analizado en esta providencia. 3. Síntesis de los fundamentos En primer término, la Corte
estableció la inexistencia de cosa juzgada constitucional frente a la sentencia C-591 de 1995, en
la cual también se examinó la constitucionalidad del artículo 90 del Código Civil en cuanto si
establecer que la existencia legal de toda persona comienza con el nacimiento desconoce el
derecho a la vida, pero frente a normas constitucionales distintas al artículo 93 de la Carta.
Observó, que si bien en la demanda que fue decidida en la sentencia C-591 de 1995 se formuló
un cargo por violación de la Convención Americana, la Corte no se pronunció sobre la
constitucionalidad de la norma a la luz de este cargo, ni lo mencionó en su parte motiva.
Verificado lo anterior, el problema jurídico que le correspondió resolver a la Corte consistió en
definir, si la determinación de la existencia legal de una persona a partir del nacimiento vulnera
el derecho a la vida reconocido por el artículo 4.1 de la Convención Americana de Derechos
Humanos que hace parte del bloque de constitucionalidad. Los demandantes sostienen que la
existencia de la vida y la existencia legal de la persona deberían ser equiparables. Pues su
diferenciación establecida en el artículo 90 del Código Civil, desconoce el artículo 4.1. de la
2. 2. Convención Americana que protege la vida desde la concepción y por lo tanto el bloque de
constitucionalidad, por vía del artículo 93 de la Constitución. La corporación recordó que el
bloque de constitucionalidad comprende el conjunto de normas, reglas y principios, tanto las
consagradas explícitamente en la Constitución, como los que integran materialmente por
remisión expresa de la Carta Política que constituyen el parámetro de control abstracto. En este
sentido, el artículo 4º de la Convención Americana, como tratado de derechos humanos que
establece un derecho que no puede ser suspendido en estados de excepción, hace parte del
bloque de constitucionalidad en sentido estricto. No obstante, las reglas que integran el bloque
deben ser interpretadas sistemáticamente con la Constitución ya que las normas
convencionales que lo integran no pueden ser interpretadas de forma autónoma. Al mismo
tiempo, la Corte reiteró las tres reglas que se han establecido en el desarrollo jurisprudencial
en relación con la función interpretativa del bloque de constitucionalidad: (i) según el mandato
del artículo 93 de la Constitución, los derechos fundamentales deben ser interpretados de
acuerdo con los tratados internacionales de derechos humanos; (ii) las decisiones de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos son un criterio relevante de interpretación en el control
de constitucionalidad y (iii) estas interpretaciones deben ser realizadas de forma sistemática
con las reglas constitucionales en atención a las circunstancias de cada caso. El tribunal
constitucional reiteró lo señalado en la sentencia C-355 de 2006, que se pronunció sobre la
inconstitucionalidad de la penalización del aborto en tres circunstancias, fallo en el cual ya se
analizaron las obligaciones que se desprenden del artículo 4.1. de la Convención Americana
respecto de la protección del derecho a la vida y concluyó que ninguna de las posibles lecturas
impone un deber de protección absoluto al derecho a la vida, el cual debe ser ponderado frente
a otros derechos fundamentales. En la misma dirección, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos1 estableció que este derecho no tiene un carácter absoluto y que las protecciones
que se derivan del mismo admiten excepciones que contemplen una protección progresiva y
gradual, según el desarrollo de la vida. De este modo, la Corte reafirmó que la vida y el derecho
a la vida son categorías axiológicas diferentes y estableció que ni el valor de la vida, como bien
que el Estado tiene el deber de proteger, ni el derecho a la vida son absolutos y que admiten un
juicio de proporcionalidad cuando existen otros derechos o valores en conflicto. En este
sentido, señaló que la vida humana transcurre en distintas etapas y se manifiesta de diferentes
formas, las que a su vez tienen una protección jurídica distinta. Por esta razón, aunque el
ordenamiento jurídico reconoce el deber de protección del que está por nacer, el mismo no se
encuentra en el mismo grado e intensidad que el que se otorga a la persona. Este ejercicio de
ponderación también ha sido aplicado por el tribunal constitucional frente al derecho a la vida,
al admitir el derecho a morir dignamente o eutanasia. Por lo tanto, la vida como valor y como
derecho no es absoluto y se admite que tenga una protección proporcional frente al alcance y
contenido de otros derechos o valores en juego. Lo anterior, no implica una violación del deber
de protección del valor de la vida, sino que reconoce que éstos se encuentran sujetos a los
principios de proporcionalidad y razonabilidad. En consecuencia, la expresión acusada del
artículo 90 del Código Civil que determina la existencia legal de la persona desde el nacimiento,
no vulnera el deber de protección de la vida desde la concepción reconocido en el artículo 4.1
de la Convención Americana, toda vez que la vida como valor es un bien constitucionalmente
relevante, pero no tiene el mismo grado de protección que el derecho a la vida. Una lectura
sistemática del bloque de constitucionalidad indica que la vida prenatal no ostenta la
titularidad del derecho a la vida y así la determinación de la existencia legal de a persona desde
el nacimiento no viola esta garantía, por lo que se encuentra ajustada a los parámetros
constitucionales. 1 Caso Artavía Murillo y otros (fecundación in vitro) vs. Costa Rica.
Noviembre 28 de 2012
3. 3. 4. Salvamentos y aclaración de voto Los magistrados Luis Guillermo Guerrero Pérez, Gabriel
Eduardo Mendoza Martelo y Jorge Ignacio Pretelt Chaljub manifestaron su salvamento de voto,
por cuanto observaron que en el presente caso no procedía un nuevo pronunciamiento sobre la
constitucionalidad de la expresión normativa acusada del artículo 90 del Código Civil, habida
cuenta que existía cosa juzgada constitucional. En efecto, los magistrados advirtieron que en la
sentencia C-591 de 1995, la Corte Constitucional había examinado la constitucionalidad entre
otras normas legales, del artículo 90 del Código Civil en su integridad, frente al mismo cargo de
vulneración del derecho a la vida por no establecer la protección legal de la existencia de toda
persona desde la concepción. Si bien es cierto que entre los parámetros constitucionales
aplicados en el citado fallo no se menciona la Convención Americana de Derechos Humanos,
también lo es que concurren los presupuestos de la cosa juzgada tanto formal, como material,
puesto que en la citada sentencia la Corte examinó y declaró exequible la misma disposición
legal que ahora se acusa parcialmente, esto es, el artículo 90 del Código Civil, en relación con el
mismo cargo de inconstitucionalidad que ahora se formula, consistente en el desconocimiento
de la protección de vida de la persona desde la conocimiento. Señalaron que materialmente es
el mismo cargo, independientemente de que ahora se invoque una norma distinta.
Adicionalmente, observaron que como se reconoce en la misma sentencia, el entendimiento
que los demandantes le dan a la expresión acusada no corresponde al sentido del contenido
normativo que no regula el derecho a la vida, razón por la cual los magistrados estimaron, que
aun cuando llegara a considerarse que no existía cosa juzgada, el cargo formulado en la
presente demanda carecía de certeza, por lo que el fallo debería haber sido inhibitorio. Por su
parte, la magistrada María Victoria Calle Correa manifestó una aclaración de voto relativa a la
aplicación por parte de la Corte Constitucional del control de convencionalidad en materia de
derechos humanos en el ámbito del sistema interamericano

FICHAS DE ANÁLISIS DE JURISPRUDENCIA-SENTENCIAS DE CONSTITUCIONALIDAD

SENTENCIA: C-327-16

TEMA: Existencia legal de las personas comienza al nacer

NORMA DEMANDADA

“CODIGO CIVIL
ARTICULO 90. EXISTENCIA LEGAL DE LAS PERSONAS. La existencia legal de toda persona principia
al nacer, esto es, al separarse completamente de su madre.

La criatura que muere en el vientre materno, o que perece antes de estar completamente
separada de su madre, o que no haya sobrevivido a la separación un momento siquiera, se
reputará no haber existido jamás”.

PROBLEMA JURÍDICO

¿La determinación del artículo 90 del Código Civil de la existencia legal de la persona a partir
del nacimiento viola el derecho a la vida reconocido por el artículo 4.1 de la Convención
Americana de Derechos Humanos que hace parte del bloque de constitucionalidad (Art. 93 CP)?

RAZONES DE LA DECISIÓN.

La expresión “principia al nacer” del artículo 90 del Código Civil no viola la protección del derecho a la
vida establecida por el artículo 4.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos como parte del
bloque de constitucionalidad, por vía del artículo 93 de la Constitución

52. Los demandantes sostienen que la existencia de la vida y la de la persona legal deberían
ser equiparables, pues su diferenciación, establecida por la expresión acusada del artículo 90
del Código Civil, viola el artículo 4 de la Convención Americana, que protege la vida desde la
concepción, y por lo tanto el bloque de constitucionalidad, por vía del artículo 93 de la
Constitución. Así, su cuestionamiento parte de que no se reconozca al que está por nacer como
sujeto de derechos, como una violación del deber de proteger la vida desde la concepción,
impuesto por obligaciones internacionales.

53. El artículo 90 del Código Civil establece que la existencia legal de las personas comienza
con el nacimiento, lo cual se entiende como el momento de la separación completa de la madre
siempre y cuando se viva siquiera un instante. De otra parte, el artículo 93, establece que el que
está por nacer no tiene derechos, sino que éstos se encuentran diferidos con la condición
suspensiva de la existencia legal . No obstante, lo anterior no significa que el que está por nacer
(1)

no goce de ninguna protección, ya que el artículo 91 del mismo Código determina que “la ley
protege la vida del que está por nacer” y que “el juez, en consecuencia, tomará, a petición de
cualquiera persona, o de oficio, las providencias que le parezcan convenientes para proteger la
existencia del no nacido, siempre que crea que de algún modo peligra” . (2)

Entonces, la interpretación literal y sistemática del artículo 90 del Código Civil indica que la
(3)

existencia legal de la persona es la que establece el momento en el que ésta se vuelve sujeto
de derechos. Esto es relevante, pues sólo cuando la persona es sujeto de derechos se puede
hablar de la titularidad de los derechos fundamentales, lo cual incluye el derecho a la vida. Esta
diferenciación, no implica que no exista una protección del que está por nacer, sólo que dicha
protección es diferente, pues parte de la protección del valor de la vida, más no de la titularidad
de un derecho. A su vez, es importante precisar que la norma no se refiere a la existencia de la
vida, sino sólo a la existencia legal de la persona.
54. La Sala Plena considera que la expresión demandada, al establecer la existencia legal de
la persona al nacer, no viola el bloque de constitucionalidad y respeta el artículo 4.1 de la
Convención Americana de Derechos Humanos que predica la protección del derecho a la vida,
en general, desde la concepción, en concordancia con lo establecido por la jurisprudencia de
esta Corporación y el alcance que se ha dado a las obligaciones que se derivan de la protección
del derecho a la vida, como se pasa a explicar.

55. Como se advirtió, el bloque de constitucionalidad comprende el conjunto de normas reglas


y principios, tanto las consagradas explícitamente en la Constitución como los que se integran
materialmente por remisión explícita de la Carta Superior, que constituyen el parámetro de
control abstracto. En este sentido, el artículo 4 de la Convención Americana, como tratado de
derechos humanos que establece un derecho que no puede ser suspendido en estados de
excepción, hace parte del bloque de constitucionalidad en sentido estricto . No obstante, como
(4)

se ha dicho, las reglas que integran el bloque de constitucionalidad deben ser interpretadas
sistemáticamente con la Constitución.

De este modo, de acuerdo con la jurisprudencia de este Tribunal, para establecer si la expresión
acusada se encuentra acorde con lo previsto en los artículos 4 de la Convención Americana y
93 constitucional, son aplicables tres reglas que se han referido en esta sentencia en relación
con la función interpretativa del bloque de constitucionalidad: (i) el mandato establecido por el
artículo 93 de la Constitución que instituye que los derechos fundamentales deben ser
interpretados de acuerdo con los tratados de derecho internacional de derechos humanos; (ii)
la regla reiterada de esta Corporación que sostiene que las decisiones de la Corte IDH son un
criterio relevante de interpretación en el control de constitucionalidad; (iii) que estas
interpretaciones deben ser realizadas de forma sistemática con las reglas constitucionales en
atención a las circunstancias de cada caso.

56. Así, la interpretación realizada por la Corte IDH en el caso de Artavia Murillo y Otros
(fecundación in vitro) vs. Costa Rica es un criterio relevante que se debe tener en cuenta en la
interpretación del derecho a la vida, que en este caso se considera violado por la disposición
demandada. Como se dijo, en esa oportunidad la Corte IDH, por primera vez, estableció el
alcance del artículo 4.1 en relación con la interpretación de la protección de este derecho, en
general, desde la concepción. En la sentencia, ese Tribunal declaró que dicha protección no
implica una garantía absoluta para la vida prenatal, pues una garantía de esa naturaleza no
contemplaba, en el caso, la protección de la autonomía reproductiva como un derecho que se
desprende de los derechos a la integridad personal, a la libertad personal y a la vida privada y
familiar.

A su vez, la Corte IDH determinó, de una parte, que el embrión no podía ser entendido como
una persona para efectos del artículo 4.1. de la Convención Americana y que la concepción sólo
se configuraba cuando éste se implanta en el útero de la mujer. Por lo tanto, antes de la
implantación, el artículo 4 no es aplicable. De otra parte, que la protección del derecho a la vida
–en general- desde la concepción, no es absoluta, sino gradual e incremental según su desarrollo
y admite excepciones. La Corte IDH al respecto explicó:

“264. La Corte ha utilizado los diversos métodos de interpretación, los cuales han llevado a
resultados coincidentes en el sentido de que el embrión no puede ser entendido como persona
para efectos del artículo 4.1 de la Convención Americana. Asimismo, luego de un análisis de
las bases científicas disponibles, la Corte concluyó que la “concepción” en el sentido del artículo
4.1 tiene lugar desde el momento en que el embrión se implanta en el útero, razón por la cual
antes de este evento no habría lugar a la aplicación del artículo 4 de la Convención. Además,
es posible concluir de las palabras “en general” que la protección del derecho a la vida con
arreglo a dicha disposición no es absoluta, sino es gradual e incremental según su desarrollo,
debido a que no constituye un deber absoluto e incondicional, sino que implica entender la
procedencia de excepciones a la regla general”.

57. Esta interpretación respondió a un análisis integral no sólo del sistema interamericano de
derechos humanos, sino de otros sistemas de derechos humanos como el universal, que
también tiene relevancia para nuestro ordenamiento por contener reglas y principios que hacen
parte del bloque de constitucionalidad. Así, desde este concepto de protección gradual e
incremental se entiende que la vida antes del nacimiento va adquiriendo mayor salvaguarda,
conforme se desarrolla cuando se enfrenta a otros valores o derechos igualmente garantizados
por la Convención. Luego, antes de la implantación, la Corte reconoció que el artículo 4 de la
Convención Americana no era aplicable a ese estadio de la vida. No obstante, después de la
implantación sí se reconoce que existe un deber de protección, pero en ese caso no era de tal
magnitud, que permitiera establecer que una técnica de fertilización in vitro que descarta
embriones no pueda ser utilizada, pues sería admitir una protección absoluta a la vida prenatal.
Por lo tanto, la protección gradual e incremental debe responder a un juicio de proporcionalidad,
que pondere los valores y derechos en conflicto, respecto de cada caso concreto.

58. Por lo tanto, para la Corte IDH, como órgano judicial que analiza las violaciones de la
Convención Americana y establece el contenido y alcance de los derechos que ésta reconoce,
el artículo 4.1., no puede entenderse como una protección absoluta a la vida, de forma que su
garantía implique la violación de otros derechos, en particular de la autonomía reproductiva. De
este modo, se admite excepciones que no implican el desconocimiento de la Convención ni de
las obligaciones internacionales que se desprenden de la misma. Todo lo contrario, supone una
mirada integral a la Carta de derechos humanos para garantizar el respeto y el amparo de otros
derechos bajo criterios de proporcionalidad y razonabilidad. Lo anterior se traduce en que las
diferentes etapas de la vida tienen una protección jurídica distinta.

59. En relación con la utilización de la decisión de la Corte IDH como criterio hermenéutico
relevante, la Sala Plena considera que los argumentos de la Vista Fiscal, que afirman que el
precedente establecido por el caso Artavia Murillo y Otros (fertilización in vitro) vs. Costa Rica
no es aplicable, porque no cumple las reglas sentadas por la sentencia C-500 de 2014(5), no
es admisible. Para la Procuraduría, la decisión de la Corte IDH no puede ser usada pues se
trata de una interpretación sobreviniente y diferente a la que la Corte Constitucional ha sostenido
hasta el momento, sobre la protección de la vida desde la concepción, por lo tanto, no puede
ser un criterio en el control constitucional.

No obstante, esa afirmación no es correcta, ya que esta Corporación ha sido enfática en


distinguir el deber de protección de la vida como valor, de derecho a la vida, y ha entendido que
la vida prenatal no ostenta la titularidad, que tiene el derecho. A su vez, la Corte en la sentencia
C-355 de 2006 abordó el asunto de forma previa al caso Artavia Murillo. Por lo tanto, el alcance
que esa decisión dio al artículo 4.1., no se aparta de la línea jurisprudencial que la Corte
Constitucional adoptó acerca del contenido del deber de proteger la vida desde la concepción,
por ello no implica un análisis de las reglas sentadas en la sentencia C-500 de 2014(6), para
establecer si se debe o no aplicar la nueva interpretación interamericana de un derecho. Luego,
el análisis que la Corte IDH hizo del caso Artavia Murillo coincide con las reglas establecidas
por esta Corporación, como se pasa a ver.

60. Así pues, la interpretación del artículo 4 del Pacto de San José en el caso de Artavia Murillo
que hizo la Corte IDH, al reconocer los derechos reproductivos como uno de los límites a la
protección de la vida prenatal, coincide plenamente con la jurisprudencia consolidada de esta
Corporación. Como se advirtió, este Tribunal consideró una posible violación al derecho a la
vida de la misma disposición que se acusa ahora y en la sentencia C-591 de 1995(7), y concluyó
que este derecho no impone una obligación de reconocer la existencia de la vida prenatal, como
el criterio para establecer la existencia de la persona legal.

De otra parte, en la sentencia C-355 de 2006(8) la Corte Constitucional también analizó las
obligaciones que se desprenden del artículo 4.1. de la Convención Americana respecto de la
protección del derecho a la vida, y concluyó que ninguna de sus posibles lecturas imponía un
deber de protección absoluto al derecho a la vida. Más allá, señaló que lo que se desprendía
de dicha Convención era la obligación de efectuar juicios de ponderación, en los casos en los
que existiera colisión con otros derechos protegidos por la misma.

En la misma sentencia, esta Corporación reiteró la distinción entre el deber del Estado de
protección al valor de la vida como bien constitucionalmente relevante, y el derecho a la vida.
En un recuento de la jurisprudencia constitucional y específicamente de las sentencias C-133
de 1994(9) y C-013 de 1997(10), se explicó que bajo el marco constitucional vigente nunca se ha
entendido que la vida prenatal tenga la calidad de persona, con titularidad de derechos. Lo que
se instituyó fue que existen diversos niveles de protección a la vida, de acuerdo a sus etapas.
Así, concluyó que la protección de los derechos de las mujeres en relación con la autonomía
reproductiva como un límite de configuración del Legislador, no podía admitir la penalización
total del aborto, pues esto no se encontraba acorde con la distinción de los niveles de protección,
y además resultaba desproporcionada.

61. Como se dijo, este precedente hace parte de una línea jurisprudencial consolidada que
reconoce que ni el deber de protección al valor de la vida ni el derecho a la vida son
absolutos y que deben ser ponderados si los mismos colisionan. Lo anterior no es sólo
aplicable para los casos en que la tensión se dé entre el valor de la vida y los derechos
reproductivos de las mujeres, sino también en casos donde, por ejemplo, el derecho a la vida
se encuentre en juego con el derecho a la dignidad, como en el caso del derecho a morir
dignamente.

Las disposiciones del derecho civil hacen esa distinción al establecer sólo al nacido como un
sujeto de derechos, y al no nacido sujeto a que sus derechos se difieran hasta que se
compruebe que haya existido, separado de su madre por tan sólo un momento.

62. La Corte considera que en esta oportunidad, el marco constitucional obliga a reiterar dichos
precedentes, que son plenamente aplicables al estudio de constitucionalidad de la expresión
aquí demandada(11). Por lo anterior, la Corte en esta ocasión resalta nuevamente que de
acuerdo con los parámetros del bloque de constitucionalidad y la jurisprudencia constitucional,
la protección del valor de la vida no impone el reconocimiento de la vida prenatal, como titular
de los derechos de las personas desde la concepción. Ni implica un desconocimiento del deber
de protección de la vida en potencia, a pesar de lo cual, tal garantía envuelve un carácter gradual
e incremental según lo explicado.

Las disposiciones del derecho civil han capturado dicha diferencia al establecer que la existencia
legal de la persona se da con el nacimiento, lo cual la habilita como sujeto efectivo de
derechos y por lo tanto del derecho fundamental a la vida. Lo anterior no significa que no se
proteja al que está por nacer, no obstante su protección es diferente, pues parte del interés del
Estado en proteger la vida como un valor.

Así, la determinación de la existencia legal de la persona desde el nacimiento se encuentra


acorde con los deberes de protección del valor de la vida, pues tiene en cuenta el deber de
garantía de los derechos fundamentales de las mujeres. Dicha relación está sujeta a los
principios de proporcionalidad y razonabilidad. En otras palabras, la determinación de la
existencia legal de la persona desde el nacimiento no viola el deber de protección de la vida
desde la concepción, en los términos textuales del artículo 4.1. de la Convención Americana, ya
que la vida como valor es un bien constitucionalmente relevante, pero no tiene un carácter
absoluto, sino que tiene un protección gradual e incremental según su desarrollo.

En consecuencia, la expresión acusada protege, además de la vida, otros derechos en juego,


como los derechos reproductivos de las mujeres, que han sido reconocidos y garantizados de
forma reiterada por esta Corporación. Por lo tanto, una lectura sistemática del bloque de
constitucionalidad establece que la determinación de la existencia legal de la persona desde el
nacimiento no viola el artículo 93 de la Constitución y 4.1 de la Convención Americana de
Derechos Humanos. Así, la expresión acusada será declarada exequible.

NOTAS AL FINAL:

1. Código Civil. “Artículo 93. Derechos diferidos al que está por nacer. Los derechos que se diferirían a
la criatura que está en el vientre materno, si hubiese nacido y viviese, estarán suspensos hasta que el
nacimiento se efectúe. Y si el nacimiento constituye un principio de existencia, entrará el recién nacido
en el goce de dichos derechos, como si hubiese existido al tiempo en que se defirieron.

En el caso del inciso del artículo 90 pasarán estos derechos a otras personas, como si la criatura no
hubiese jamás existido”.

Procuraduría solicitó a la Corte Constitucional anular Sentencia C-


327 de 2016 que declaró exequible artículo 90 del Código Civil, el
cual define el nacimiento como el inicio de la existencia legal de las
personas

Fuente: PGN
Fecha Publicación: martes, 19 julio 2016 02:20 PM
• Para el ente de control, dicha sentencia incurrió en yerros procesales al desconocer
el artículo 1.2 de la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos asunto
constitucionalmente relevante para el caso.

La Procuraduría General de la Nación solicitó a la Corte Constitucional anular el fallo


adoptado en la Sentencia C-327 de 2016, en la que se declaró exequible el artículo 90
del Código Civil, que definió que la existencia legal de las personas “principia al nacer,
esto es, al separarse completamente de su madre”.

Dicha sentencia dio respuesta a una demanda contra la norma citada, respecto de la
cual la Procuraduría emitió un concepto solicitando abordar la acción en concordancia
con la Convención Interamericana de Derechos Humanos y específicamente con sus
artículos 1.2, que establece que “persona es todo ser humano”, y 4.1, que exige
respetar la vida humana “en general desde el momento de la concepción”.

Sin embargo, según el jefe del Ministerio Público la Corte incurrió en las violaciones al
debido proceso por desconocimiento absoluto de asuntos de especial relevancia
constitucional, pues omitió confrontar la norma legal demandada con el artículo 1.2.
de la Convención.

Así, el centro del debate, explicó la Procuraduría, es la existencia legal de las personas
y no la protección del derecho a la vida del no-nacido, que es un derecho de la persona
y si se desconoce, se vulnera la Convención.

Además, añadió que si la Corte Constitucional no hubiera eludido esta solicitud


probablemente el fallo se hubiera proferido en un sentido diferente y, por ello, no se
puede asegurar que el artículo 90 del Código Civil esté ajustado a la Constitución
Política de Colombia.
Lo anterior se sustenta en que la discusión no debía versar sobre la protección del
derecho a la vida sino sobre el reconocimiento de la personalidad jurídica del no-
nacido.

De hecho, destacó el Ministerio Público, teniendo como precedente el caso de Atravia


Murillo vs Costa Rica, acogido por la Corte Constitucional como criterio jurídicamente
relevante, la persona comienza con la implantación del óvulo fecundado en el útero de
la mujer, momento que la Convención definió como “concepción” y desde ese período
se aplica el artículo 4.1 de la convención.

Finalmente, se señaló que, además de ser una inconsistencia, estas razones


demuestran la configuración de la causal de nulidad de la sentencia al eludir un asunto
de relevancia constitucional que llevó a un desenlace diferente de la acción.

VIDA-Como valor tiene una protección proporcional/DERECHO A LA


VIDA-Protección reforzada

Los precedentes constitucionales establecen que la vida, como valor, tiene


una protección proporcional frente al alcance y contenido de los derechos
sexuales y reproductivos, el derecho a la vida, el derecho a la salud, el libre
desarrollo de la personalidad y la autonomía de las mujeres. También, es
importante advertir que en principio el valor de la vida y el ejercicio de estos
derechos no se encuentra en colisión salvo cuando se trata del ejercicio del
derecho fundamental a la interrupción voluntaria del embarazo. Sin
embargo, en estos casos, la Corte ha señalado con precisión que el derecho a
la vida, en la medida en que está en cabeza de una persona humana, merece
una protección reforzada que, sin ser absoluta, permita que se superen los
obstáculos que impiden una protección efectiva, real e integral de otros
derechos. De la misma manera, permite concluir que el derecho a la vida no
es absoluto y también admite ponderación cuando se encuentra en conflicto
con otros derechos o valores como en el caso del derecho a morir dignamente.
Lo anterior, no implica una violación del deber de protección del valor de la
vida o del derecho a la vida, sino que reconoce que éstos se encuentran sujetos
a los principios de proporcionalidad y razonabilidad.
VIDA Y DERECHO A LA VIDA-Aplicación de precedentes frente a la
expresión “principia al nacer” del artículo 90 del Código
Civil/DERECHO CIVIL-Establece que la existencia legal de la persona
se da con el nacimiento

La Corte considera que en esta oportunidad, el marco constitucional obliga a


reiterar dichos precedentes, que son plenamente aplicables al estudio de
constitucionalidad de la expresión aquí demandada. Por lo anterior, la Corte
en esta ocasión resalta nuevamente que de acuerdo con los parámetros del
bloque de constitucionalidad y la jurisprudencia constitucional, la protección
del valor de la vida no impone el reconocimiento de la vida prenatal, como
titular de los derechos de las personas desde la concepción. Ni implica un
desconocimiento del deber de protección de la vida en potencia, a pesar de lo
cual, tal garantía envuelve un carácter gradual e incremental. Las
disposiciones del derecho civil han capturado dicha diferencia al establecer
que la existencia legal de la persona se da con el nacimiento, lo cual la
habilita como sujeto efectivo de derechos y por lo tanto del derecho
fundamental a la vida. Lo anterior no significa que no se proteja al que está
por nacer, no obstante su protección es diferente, pues parte del interés del
Estado en proteger la vida como un valor. Así, la determinación de la
existencia legal de la persona desde el nacimiento se encuentra acorde con
los deberes de protección del valor de la vida, pues tiene en cuenta el deber
de garantía de los derechos fundamentales de las mujeres. Dicha relación
está sujeta a los principios de proporcionalidad y razonabilidad. En otras
palabras, la determinación de la existencia legal de la persona desde el
nacimiento no viola el deber de protección de la vida desde la concepción, en
los términos textuales del artículo 4.1. de la Convención Americana, ya que la
vida como valor es un bien constitucionalmente relevante, pero no tiene un
carácter absoluto, sino que tiene un protección gradual e incremental según
su desarrollo. En consecuencia, la expresión acusada protege, además de la
vida, otros derechos en juego, como los derechos reproductivos de las
mujeres, que han sido reconocidos y garantizados de forma reiterada por
esta Corporación. Por lo tanto, una lectura sistemática del bloque de
constitucionalidad establece que la determinación de la existencia legal de la
persona desde el nacimiento no viola el artículo 93 de la Constitución y 4.1
de la Convención Americana de Derechos Humanos.

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