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II.

Gaspar Fernández: su vida y obras como testimonio de


la cultura musical novohispana a principios del siglo XVII.1

Omar Morales Abril.


CENIDIM – INBA.

El presente trabajo se propone demostrar cómo las actividades y obras del compositor Gaspar

Fernández, valoradas en el contexto de su entorno y su época, constituyen una muestra

representativa del nivel cultural promedio de los músicos eclesiásticos del Nuevo Mundo, en

particular de las ciudades de Guatemala y Puebla a principios del siglo XVII. Para ello, se hará

una revisión actualizada de su trayectoria profesional, a la luz de nuevos hallazgos documentales,

se revisará su labor y aporte en la transmisión y conservación del repertorio musical de las

catedrales de Guatemala y Puebla, se realizará una apreciación general de sus obras y, finalmente,

se compararán sus actividades con las de otros ministros de su tiempo.

1. El Cancionero Musical de Gaspar Fernández.

El Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca conserva un códice excepcional

que contiene cerca de 300 obras polifónicas de principios del siglo XVII, la mayoría sobre textos

en lenguas vernáculas. Este documento, conocido como Cancionero Musical de Gaspar

1
Una versión abreviada de este trabajo se presentó como ponencia magistral en el Coloquio Internacional “Ritual
Sonoro Catedralicio en la Nueva España y el México Independiente” (Oaxaca, 17 al 19 de noviembre 2011); se
deriva del proyecto “Presencia de música novohispana en la catedral de Guatemala, siglos XVI-XVIII. Estudio y
transcripción”, que actualmente desarrollo como investigador del CENIDIM. Agradezco al presbítero Eddy René
Calvillo —canciller de la Arquidiócesis de Santiago de Guatemala—, a Alejandro Conde y Luis Herrera, encargados
del AHAG; al señor canónigo Carlos Ordaz, encargado del AVCCP; al canciller presbítero Francisco Reyes Ochoa y
a Berenice Ibarra, encargados del AHAAO, al señor canónigo Joaquim Chorão Lavajo y a Fátima Farrica,
responsables del Arquivo da Sé Metropolitana de Évora, a José Chitas, encargado de la Secção de Cimélios/
Reservados de la Biblioteca Pública de Évora, así como al personal del AGI en Sevilla, por facilitar el trabajo de
campo que sustenta la mayor parte de este ensayo. Agradezco asimismo a las musicólogas Cristina Fernandes y
Zuelma Duarte Chaves, que me orientaron sobre el acceso a repositorios en Lisboa y Évora. También hago patente
mi gratitud a los amigos y colegas que leyeron este texto en su versión original, en particular a Andrés Amado, Paulo
Castagna, Arturo Duarte, Guillermo Escalón y Jorge Pellecer, sus observaciones y recomendaciones me hicieron
reflexionar mucho y me ayudaron a hacer de este texto uno menos imperfecto.
Fernández, Códice de Oaxaca o Cancionero Puebla-Oaxaca, constituye uno de los escasos

testimonios del desarrollo musical y literario —tanto técnico como estético e ideológico— en el

Nuevo Mundo a principios del siglo XVII, que refleja la diversidad cultural de las sociedades

novohispanas. La importancia del Cancionero Musical de Gaspar Fernández es ampliamente

reconocida gracias a las publicaciones de Robert Stevenson, Miguel Querol, Robert Snow y

Aurelio Tello,2 así como decenas de grabaciones en Europa y América.

Se desconoce la manera en la que este documento, originalmente propiedad de la catedral

de Puebla, llegó a pertenecer a Gabriel Ruiz de Morga, según consta en el ex libris de uno de los

folios del cancionero.3 Ruiz de Morga asistía a cantar la voz de contralto en la catedral de Oaxaca

a principios de 1653, por lo que el cabildo catedralicio le asignó un salario modesto en febrero de

ese año. Sin embargo, fue despedido en 1659, porque “se juzgó poco útil”.4 Se ha dicho que él

mismo llevó el Códice desde Puebla a Oaxaca e incluso se le ha mencionado como discípulo de

Gaspar Fernández, pero no aparece entre los ministros al servicio de la catedral de Puebla en

tiempos de Fernández.5 Es probable que el Cancionero haya llegado a Oaxaca en una fecha tan

2
Stevenson, Renaissance and Baroque Musical Sources in the Americas; Stevenson, Latin American Colonial Music
Anthology; Stevenson, Autores varios: Vilancicos Portugueses; Stevenson, “Puebla Chapelmasters and Organists:
Sixteenth and Seventeenth Centuries. Part II”; Querol, Cancionero Musical de Lope de Vega, vol. I; Snow , Gaspar
Fernandes. Obras Sacras; Tello, El Archivo Musical de la Catedral de Oaxaca. Antología, vol. IV; Tello, El Archivo
Musical de la Catedral de Oaxaca. Catálogo; Tello, Cancionero Musical de Gaspar Fernandes.
3
AHAAO, CMGF, f. 73: “Este libro es de Gabriel Ruiz de Morga. [Rúbrica] Quien se lo hallare le dará su hallazgo,
y a Dios que nos veamos.” Se ha modernizado la ortografía de ésta y subsiguientes citas de documentos históricos;
también se desatarán las abreviaturas, cuando las haya, pero sin alterar la sintaxis original: “tendrá cuidado” por
terna cuydado, “Cristóbal” por xpõual, “tenerle” por tenelle, “veinticuatro” por beinte y quatro, “santa iglesia
catedral de Guatemala” por s.taygl.acath.l de guat.a.
4
AHAAO, LAC 1, f. 112v, 21 de febrero de 1653: “Asimismo, se ordenó en este cabildo que, atento a que Gabriel
Ruiz de Morga canta su parte en la capilla de voz de contralto, se le den para ayuda de costa cuarenta pesos por cada
año. Y se entienda corren desde principio de este año”. AHAAO, LAC 1, f. 184, 11 de julio de 1659: “que se vaque
la plaza de cantor de Gabriel Ruiz, porque asimismo se juzgó poco útil y asistente; y que se le haga saber.” El salario
de 40 pesos anuales que le asignaron en 1653 sugiere que entonces no contaba con la experiencia y suficiencia de
otros cantores. El cantor José Coloma, por ejemplo, fue recibido un año antes con el doble de salario que Ruiz de
Morga. Véase AHAAO, LAC 1, f. 82, 9 de enero de 1652.
5
“Cerca de dez anos após a morte de Fernandes, um dos seus admiradores e discípulos levou-o para Oaxaca,
Stevenson, Autores varios: Vilancicos Portugueses, p. XXIV. “El manuscrito que dejó Fernández fue llevado a la
Catedral de Oaxaca por un discípulo suyo, Gabriel Ruiz de Morga”, Frenk, “El Cancionero de Gaspar Fernández
2
temprana como 1620, a juzgar por una anotación añadida que asocia ese año con un canónigo de

la catedral oaxaqueña.6 Es evidente que el Cancionero fue escrito por un único copista, si se

excluyen el ex libris y las escasas anotaciones añadidas en algunos folios. Salvo 42 obras, todas

están explícitamente asignadas a Gaspar Fernández. Se acepta comúnmente que es autógrafo

suyo, aunque hasta el momento nadie ha demostrado fehacientemente tal afirmación.7 La

presencia de correcciones, inicios fallidos de música, textos literarios parcialmente colocados

debajo de las voces y obras con signos de haber quedado inconclusas, apoyan este

planteamiento.8 Además del estricto orden cronológico de 1609 a 1616 que evidencian las

escasas obras fechadas,9 las composiciones tienden a estar ordenadas según el calendario

litúrgico, lo que hace suponer que Gaspar Fernández fue anotando sus obras a medida que las

componía.10

La ortografía de Fernández —y no la de los añadidos— es mucho más sólida que lo

habitual en otros manuscritos contemporáneos. Su consistencia es equiparable sólo a la de los

libros impresos de esa época, lo que sugiere que el compositor era un lector consumado.11 En

(Puebla-Oaxaca)”, p.19. Véase AVCCP, LAC 6 a 9, y ‘Diezmos 1604-1627’, que en realidad es un libro de cuentas
de mayordomía con la etiqueta equivocada.
6
El folio 107v del CMGF, originalmente en blanco, presenta el encabezado “Doctor Muñoz de Espinosa S.a 1620”.
Probablemente hace referencia a Pedro Muñoz de Espinosa, quien obtuvo nombramiento real como canónigo de la
catedral de Oaxaca el 12 de noviembre de 1608 y habrá seguido ocupando esa prebenda en 1620 (No he podido
confirmarlo, pues el AHAAO no conserva documentación del período comprendido entre 1605 y 1641). Hijo
legítimo de Juan Muñoz de Espinosa —conquistador de Yucatán— y de Beatriz de Bohorquez, Pedro Muñoz de
Espinosa fue colegial del Colegio de San Ildefonso de la ciudad de México; obtuvo los títulos de Bachiller en Artes y
Doctor en Teología por la Real Universidad de México. Véase AGI, México 221, núm. 19. Heredia Herrera,
Catálogo de las consultas del Consejo de Indias (1605-1609), p. 494; Pavón Romero, “Doctores en la Universidad
de México en el siglo XVI”, p. 262.
7
En la sección “Escritor de libros de polifonía” del presente estudio expondré sólidas evidencias al respecto.
8
Véase el facsímil 12.
9
Stevenson, Autores varios: Vilancicos Portugueses, p. XXIV. Señala ese orden cronológico sólo como una
tendencia, pues lee erradamente un 1618 en el f. 258v, cuando en realidad dice 1616, y toma en cuenta la anotación
extemporánea sobre el doctor Muñoz de Espinosa, que no corresponde a música fechada.
10
La tendencia a seguir el orden del calendario litúrgico fue señalada por Aurelio Tello en Cancionero Musical de
Gaspar Fernandes, p. XXI.
11
Las únicas “inconsistencias” son el intercambio fluctuante entre las letras -b y -v y la ausencia de h en el verbo
haber, rasgos comunes de la época incluso en los textos impresos, así como la fluctuación de las sibilantes -ç, -s y -z,
propia de Hispanoamérica, véase Frenk, “El Cancionero de Gaspar Fernández (Puebla-Oaxaca)”, p. 26. La
3
efecto, varias decenas de los textos musicalizados por Gaspar Fernández corresponden a sendos

textos publicados en España, Portugal o Nueva España por grandes poetas, justamente alrededor

de los años en los que él escribió su Cancionero. Entre estos textos se encuentran tres de Juan de

Luque (publicados en su Auto tercero del Sacramento, 1608), uno de Luis de Góngora (No son

todos ruiseñores, 1609), uno de Fernán González de Eslava (Coloquios espirituales y

sacramentales, 1610), quince de Lope de Vega (Pastores de Belén, 1612), catorce de Alonso de

Ledesma (Conceptos espirituales, 3ª parte, 1612), nueve de José de Valdivielso (Romancero

espiritual, 1612; Fénix de amor, 1622), dos de Gaspar de los Reyes (Tesoro de conceptos

divinos, 1613), diecisiete de Alonso de Bonilla (Peregrinos pensamientos, 1614), además de

varias poesías anónimas presentes en manuscritos españoles de finales del siglo XVI y principios
12
del XVII. La calidad literaria de éstos y muchos otros textos seleccionados por Gaspar

Fernández es muy alta. Si a eso se suma el manejo correcto de recursos musicales técnicos, así

como la belleza y expresividad de la música, el códice poblano que se conserva en Oaxaca nos

muestra a un compositor con un refinamiento cultural muy elevado.

2. ¿Pero quién es Gaspar Fernández?

Todo lo que se ha dicho sobre la vida de Gaspar Fernández proviene de las investigaciones del

musicólogo norteamericano Robert Stevenson. El primer trabajo que aborda con cierta

profundidad la figura de este compositor se publicó en Portugal, en 1976. Se trata del libro

Autores Varios. Vilancicos Portugueses, cuyo prefacio contiene información sobre la vida y

obras de los compositores representados en la publicación, incluido “Gaspar Fernandes”. El

consistencia ortográfica de Gaspar Fernández se evidencia incluso en las peticiones, cartas de pago y otros
documentos administrativos autógrafos que se conservan en el AHAG y en el AVCCP.
12
Frenk, “El Cancionero de Gaspar Fernández (Puebla-Oaxaca)”, p. 24. El primero en identificar textos de Lope de
Vega en el Cancionero de Gaspar Fernández fue el musicólogo catalán Querol Gavaldá (1986). La identificación de
otras concordancias literarias ha estado a cargo de las filólogas Margit Frenk y Pilar Morales, quienes preparan una
edición crítica de los textos del Cancionero.
4
mismo texto sobre Fernández se publicó en inglés, idéntico, como parte del artículo Puebla

Chapelmasters and Organists: sixteenth and Seventeenth Centuries, Part II, en 1984.13 Desde

entonces, se ha venido repitiendo como verídico todo lo que en estas publicaciones se menciona,

incluyendo las hipótesis especulativas que Stevenson debió plantearse a falta de información

documental, así como algunos juicios de valor subjetivos que utilizó para formular su propuesta

biográfica.14

De este modo, hasta ahora se ha aceptado que Gaspar Fernández nació en Évora, Portugal;

que, ya ordenado sacerdote, fue recibido como organista y afinador de órganos de la catedral de

Guatemala en 1599, y que para 1602 desempeñaba simultáneamente los oficios de maestro de

capilla y organista en dicha catedral. Fue recibido en la catedral de Puebla el 19 de septiembre de

1606, “venido de Guatemala por maestro de capilla, que ha sido llamado para este efecto”. Pocos

días después se le nombró sustituto del organista. Sirvió en la catedral de Puebla exactamente 23

años, hasta su muerte, poco antes del 18 de septiembre de 1629.15

La biografía elaborada por Stevenson se apoya casi exclusivamente en las actas

capitulares de la catedral de Puebla. La información que ofrece del período poblano es bastante

completa, dentro de lo que permiten las fuentes documentales conocidas, salvo algunas omisiones

e imprecisiones.16 Pero sus actividades anteriores al segundo semestre de 1606 requieren ser

revisadas.

13
Stevenson, Autores varios: Vilancicos Portugueses, pp. XIX-XXV, LX-LXXIV; Stevenson, “Puebla
Chapelmasters and Organists: Sixteenth and Seventeenth Centuries. Part II”, pp. 29-139.
14
El bosquejo biográfico que ofrece Snow en Gaspar Fernandes. Obras Sacras, pp. XXXIII-XLIII, se basa
exclusivamente en lo publicado por Stevenson, pero lo limpia de casi todas las afirmaciones infundadas y señala los
errores de interpretación que le fueron evidentes. El propio Stevenson redujo su texto a lo esencial y más o menos
fundamentado, en la entrada “Fernandes Gaspar” de The New Grove Dictionary of Music and Musicians.
15
Stevenson, “Puebla Chapelmasters and Organists: Sixteenth and Seventeenth Centuries. Part II”; pp. 29-38, 65;
Snow , Gaspar Fernandes. Obras Sacras, pp. XXXV-XXXVII.
16
En el presente trabajo se proporcionarán oportunamente algunos datos no publicados sobre el período poblano de
Gaspar Fernández, sin ocuparse de incorrecciones relativamente menores, como la lectura errada “atento q el maº de
5
2.1 Suposiciones sobre su actividad antes del periodo poblano.

La localización y revisión de varios documentos hasta ahora inéditos nos permite replantear

algunos asuntos sustanciales y conocer otros relativos a la actividad de Gaspar Fernández previo

a su llegada a Puebla. Se examinarán primero los únicos tres datos que se manejan en torno a ese

período —su origen portugués, su nombramiento como organista en Guatemala y su posterior

designación como maestro de capilla—, procediendo en orden cronológico inverso.

Gracias a la riqueza de las actas capitulares de la catedral de Puebla, se sabe que Gaspar

Fernández llegó procedente de Guatemala, por invitación del cabildo, para ejercer el magisterio

de capilla. Partió de Guatemala el 12 de julio de 1606 y fue recibido el 19 de septiembre de ese

año.17 En cambio, las actas capitulares de la catedral de Guatemala son mucho más escuetas e

irregulares. La única mención de Gaspar Fernández aparece 6 meses después de su partida,

cuando el cabildo decide nombrar a un nuevo maestro y reconformar la capilla, que había sido

disuelta por su ausencia.18 Sin embargo, su nombramiento no consta en las actas capitulares

previas. Stevenson afirma que fue contratado como maestro de capilla en 1602, conjeturando a

partir de la portada del libro 1 de polifonía de la catedral de Guatemala, que indica que Fernández

copió un libro en ese año.19 La búsqueda y localización de las cuentas de fábrica espiritual y

libranzas del mayordomo de ese período nos permite precisar esta información: Gaspar

capilla esta enfermo de peste” (cita de Stevenson), cuando el original dice “atento que el maestro de capilla está
enfermo de presente”. Véase, AVCCP, LAC 7, ff. 270v-271, 8 de junio de 1621.
17
AVCCP, LAC 6, f. 23v, 19 de septiembre de 1606.
18
AHAG, Cabildo, LAC 2, ff. 62-63, 16 de enero de 1607: “En la ciudad de Santiago de la provincia de Guatemala,
[…] los señores deán y cabildo de la santa iglesia catedral de esta dicha ciudad […] dijeron que por ausencia y en
lugar del padre Gaspar Fernández, presbítero, maestro de capilla que fue de esta santa iglesia, ha quedado vaco el
dicho magisterio, y para que los divinos oficios se celebren como hasta aquí y en esta santa iglesia haya música y
canto de órgano, es necesario nombrar maestro de capilla que sirva el dicho magisterio. […] Y porque los cantores
que habían en esta santa iglesia estaban despedidos por este cabildo, por falta de no haber maestro de capilla, dijeron
y acordaron que sean cantores los siguientes: […]”.
19
AHAG, LP 1, portada: “Libro de misas copiado del que escribió el padre Gaspar Fernández el año de 1602, y
ahora se le añadieron otras seis misas que pudo conseguir de la Europa la solicitud [y] diligencia de Manuel José de
[Qui]rós, maestro de capilla, quien lo [dedica] con el debido rendimiento que [merece el] muy ilustre y venerable
señor [deán] y cabildo de esta santa I[glesia Me]tropolitana de Guate[mala,] este año de 176[…]”. Véase una
reproducción facsimilar en Morales Abril, Missa de Bomba a 4. Pedro Bermúdez, p. VI.
6
Fernández fue nombrado maestro de capilla de la catedral de Guatemala el 8 de mayo de 1603, en

sustitución de Pedro Bermúdez, quien había partido hacia Puebla 5 días antes, por invitación del

obispo y cabildo eclesiástico angelopolitanos.20

Un segundo aspecto que amerita ser revisado es la aseveración poco probable de que

Gaspar Fernández haya ejercido simultáneamente los oficios de organista y maestro de capilla.

Robert Stevenson refiere que nuestro músico llegó a Guatemala en 1599, donde fue contratado

como organista y afinador de órganos el 16 de julio, apoyándose en la información del folio 16v

del libro 2 de actas capitulares de la catedral de Guatemala. El acuerdo que cita Stevenson

aparece tachado en la fuente original, pero vuelto a copiar un folio adelante, con pequeñas e

insignificantes variantes en la redacción, no en el contenido. En ambos casos se aprecia

claramente el nombre Gaspar Martínez, que no Fernández, aunque abreviado.21 La revisión de las

libranzas de ese año nos confirma que el organista contratado —recontratado, en realidad— fue

Fray Gaspar Martínez, músico que, a propósito, se trasladó a Puebla un año después.22 Gaspar

Fernández nunca se desempeñó como organista u organero en Guatemala.

20
AHAG, Cabildo, Cuentas de mayordomía, 1603, f. 18v: “Ítem, da por descargo doscientos y noventa y cinco
tostones y medio real, que los pagó al padre Gaspar Fernández, maestro de capilla, del salario de tal maestro del
tiempo de siete meses y veintidós días, desde ocho de mayo de mil y seiscientos y tres hasta fin de diciembre del
dicho año.” Confróntese con AHAG, Cabildo, Libranzas, 1603, f. 18. AVCCP, LAC 5, ff. 278-278v, 27 de junio de
1603: “En este día se recibió por maestro de capilla de esta iglesia al padre Pedro Bermúdez, clérigo, con salario de
quinientos pesos por año, y que, además de esto, ha de tener la capellanía añadida del canónigo Juan Francisco, de
doscientos y treinta pesos. Y que el salario de los 500 pesos de fábrica goce desde tres de mayo de este año de 603,
que salió de Guatemala para venir a usar el dicho oficio que fue llamado. Y de la dicha capellanía goce desde hoy en
adelante.”
21
AHAG, Cabildo, LAC 2, f. 16v, 16 de julio de 1599, acuerdo tachado: “En la ciudad de Santiago de Guatemala, en
dieciséis días del mes de julio del año de mil y quinientos y noventa y nueve años, los señores deán y cabildo de esta
santa iglesia catedral de Santiago de Guatemala, […] dijeron que por cuanto el padre Gaspar Martínez [=mynez],
presbítero, es diestro en la música y tendrá cuidado de tañer el órgano en esta catedral, atento a lo cual le nombraban
y nombraron p[or] organista de esta santa iglesia. Y haya y lleve de salario doscientos pesos de oro de minas, con
condición que acabe de refinar los órganos y los tenga todos refinados, y siempre tenga cuidado de refinarlos y
repararlos, y los aderece, dándole el recaudo necesario. Y él busque quién los alce.” El mismo acuerdo —palabras
más, palabras menos— fue copiado en el f. 17v con fecha del 20 de julio de 1599.
22
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1599: “[Portada:] 1599. Aderezo de órganos. 76 tostones pagados al padre Gaspar
Martínez por aderezar los órganos de la santa iglesia. 76 tostones. [Libranza:] Cristóbal Ibáñez, mayordomo de esta
santa iglesia catedral de esta ciudad de Santiago de Guatemala, […] dará y pagará al padre Gaspar Martínez, clérigo
presbítero, setenta y seis tostones de a cuatro reales de plata, que con veinticuatro tostones que tiene recibidos, por
7
Facsímil 1. Contratación de Gaspar Martínez como organista y afinador de órganos. AHAG, Cabildo,
LAC 2, f. 16v, 16 de julio de 1599.

Facsímil 2. Portada de una libranza a Gaspar Martínez. AHAG, Cabildo, Libranzas, 1599.

Pero entonces, ¿cuándo entró Gaspar Fernández al servicio de la catedral de Guatemala?

Esta pregunta nos conduce al tema de su procedencia. La conjetura sobre su origen portugués

parte de la presencia de un “Gaspar Fernandes” listado entre músicos al servicio de la catedral de

Évora en 1590. Según esa lista, que sólo se conoce a través de una fuente secundaria de 1909 que

no refiere a la fuente primaria, “Gaspar Fernandes” era el músico que gozaba de mayor salario.

Recibía cinco mil reais, tres mil como cantor y dos mil adicionales por una atribución no

especificada. En comparación, João Contreiras, “charamella e baxao”, recibía cuatro mil por sus

todos son cien tostones, los cuales le mandamos dar y pagar, porque aderezó los órganos grandes y pequeños de la
dicha santa iglesia, que estaban desconcertados y maltratados […] Fecha en esta ciudad de Santiago de Guatemala, a
tres días del mes de julio de mil y quinientos y noventa y nueve años.” Esta libranza evidencia que el acuerdo o al
menos su consignación en el LAC se realizó después de ejecutarlo. AVCCP, LAC 5, f. 174, viernes 25 de agosto de
1600: “En este día se mandó que el salario de [espacio en blanco] Martínez, presbítero, cantor de contralto que vino
de Guatemala, sea [de] trescientos pesos por año, y que esto le corra desde principio de este mes de agosto. Y esto se
le señaló con acuerdo de su señoría, por haberlo tratado el doctor Salazar sobre ello, de parte de este cabildo.” El
nombre “Gaspar Martínez” fue agregado en el folio suelto titulado “Salarios de ministros de la catedral de Tlaxcala
en 30 de noviembre de 1597 años” que se encuentra traspapelado dentro del ‘Libro Antiguo de Resoluciones de
Cuentas de Mayordomos desde el año 1553 hasta 1563 y 1564’. Tachones y añadidos en el documento evidencian
que se utilizó hasta 1602.
8
dos oficios y Filipe de Magalhães, quien llegaría a ser uno de los más connotados polifonistas de

Portugal, sólo recibía tres mil, al igual que la mayoría de cantores.23 Podemos suponer, pues, que

el “Gaspar Fernandes” activo en Évora tenía la suficiente experiencia, capacidad o prerrogativas

para llevar el mejor salario.24 Los estudios musicológicos nunca han puesto en duda la asociación

de ese “Gaspar Fernandes” con el músico activo en Guatemala y Puebla. Por el contrario, la

presencia de varias chanzonetas “portuguesas” en el Códice de Oaxaca suele tomarse como

prueba del aceptado origen eborense del compositor.25 Su apellido suele escribirse con -s,

lusitanizado, sin reparar en que así lo difundió Stevenson sencillamente porque su libro

Vilancicos portugueses se publicó en portugués. Sin embargo, todos los documentos rubricados

por Gaspar Fernández en Guatemala, Puebla y Oaxaca presentan, sin excepción, el apellido con

-z, en castellano. Esto no es un argumento sólido para sospechar del origen del compositor.

Tampoco lo son los doce textos “en portugués” del Cancionero Puebla-Oaxaca. La filóloga

hispanista Margit Frenk le atribuye un origen hispano, pues considera que “es inconcebible que

un portugués escribiera tan mal su lengua materna”.26 En contraposición, estudiosos lusoparlantes

opinan que estos textos corresponden al portugués de la época, sólo que mezclados con

expresiones y palabras en castellano.27 De cualquier manera, el uso de textos en portugués no

prueba el origen del compositor, que, como ya se vio, utilizaba poesía de amplia circulación en su

época. Resulta más significativo el fondo que la forma en estos textos. La mayoría de

23
Barata, Évora antiga. Noticias colhidascom afanosa diligencia, p. 47.
24
Este Gaspar Fernandes no llamó la atención de los autores de los cuatro diccionarios biográficos más antiguos
sobre músicos portugueses, pues no lo mencionan. Véase Barbosa Machado, Bibliotheca Lusitana Historica,
Critica, e Cronologica; Mazza, “Dicionário biográfico de músicos portugueses”, vol. 23, núm. 74 a vol. 25, núm .84;
Vasconcellos, Os musicos portugueses: biographia-bibliographia; Vieira, Dicionário biographico de músicos
portuguezes. Agradezco al musicólogo Paulo Castagna estas referencias.
25
“The high incidence of Portuguese villancicos […] happily confirms Fernandes’s own origins”. Stevenson “Puebla
Chapel masters and Organists: Sixteenth and Seventeenth Centuries. Part II”. p. 39.
26
Frenk, “Lope de Vega, hecho música en la Nueva España de su tiempo”, p.79.
27
Comunicaciones personales de los musicólogos Cristina Fernandes y Paulo Castagna, de Portugal y Brasil
respectivamente, a quienes agradezco su generosa orientación.
9
chanzonetas en portugués de Gaspar Fernández no son sino una representación chusca de un

grupo cultural distinto al hegemónico en el ámbito hispano, como lo son también las que están

“en guineo”, “en vizcaíno”, “en mestizo e indio”. En contraposición a esas 12 chanzonetas

“portuguesas”, a las 17 “negrillas”, a las 7 “en vizcaíno”, a 1 que parece remedo de asturiano y a

las 5 en un náhuatl deficiente, son casi 230 las que presentan un castellano no sólo correcto, sino

refinado.28

Para deslindar la asociación del autor del Cancionero con el músico portugués resultan

contundentes varios documentos históricos hasta ahora inéditos. Las libranzas de pagos de la

catedral de Guatemala evidencian que un muy joven Gaspar Fernández estaba al servicio de esa

catedral al menos desde 1596, cuando aún era clérigo de corona y grados.29

Facsímil 3. Carta de pago autógrafa de Gaspar Fernández, clérigo de corona y grados en 1596. AHAG,
Cabildo, Libranzas, 1596.

28
Véase mi ensayo “Villancicos de remedo en la Nueva España” en el volumen Humor, pericia y devoción:
villancicos en la Nueva España, de esta misma colección. Debo hacer notar que una —sólo una— de las doce
chanzonetas en portugués presenta una hermosa poesía lírica que no sólo no remeda la cultura portuguesa, sino que
además está escrita en un portugués correcto, sin mezcla con el castellano. AHAAO, CMGF, ff. 45v-46: As divinas
perlinhas que ho infante chora / como el alma me levão [sic, recte “levam”] / fazem que morra. // ay que me morro /
fazem que morra.
29
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1596. Carta de pago a la vuelta de una memoria de gastos menudos: “Certifico yo,
Gaspar Fernández, clérigo de corona y grados, maestro que tengo a cargo los mozos de coro de la catedral de esta
ciudad de Guatemala para enseñarles el canto, que los cinco roquetes y tres hopas contenidos en la memoria de esta
otra parte se las dio y entregó Cristóbal Ibáñez a los mozos de coro en ella contenidos, para el servicio de la dicha
santa iglesia. Fecha en cuatro de diciembre de mil y quinientos y noventa y seis años. Gaspar Fernández. [Rúbrica]”
10
En 1597 se le menciona como subdiácono, un año después como diácono y hasta

principios de 1602 se le menciona como “padre” y empieza a desempeñar atribuciones propias de

un presbítero.30 Es decir, tuvo que cumplir con el mínimo de tiempo dispuesto por el Concilio de

Trento para ir ordenándose progresivamente.31 Esto implica que debió tener alrededor de 22 años

en 1597. Incluso podría ser menor, pues el Tercer Concilio Provincial Mexicano estipuló que un

muchacho debía tener 14 años para recibir la primera de las órdenes menores —clérigo de

grados, como Gaspar Fernández en 1596—, pero podía tener aun menos si ya hubiera servido dos

años como mozo de coro.32 En todo caso, es casi imposible que el joven Gaspar de Guatemala se

trate del cantor de la catedral de Évora, que en 1590 recibía el salario de un músico consumado.

La evidencia definitiva se encuentra en los borradores de acuerdos capitulares de la catedral de

Évora, que demuestran que el cantor Gaspar Fernández (así, también con -z) seguía activo en esa

ciudad al menos hasta 1599. Por consiguiente, no puede ser el compositor que desarrolló su

carrera musical en el Nuevo Mundo —figura central del presente estudio—, quien estaba activo

en Guatemala al menos desde 1596.

30
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1597: “Cristóbal Ibáñez, mayordomo de la santa iglesia catedral de esta ciudad de
Santiago, […] dará y pagará a Gaspar Fernández, clérigo subdiácono, diez pesos de oro de minas que le pertenecen y
ha de haber por cuatro meses que ha servido en la dicha santa iglesia, dando lección del canto a los mozos del coro,
que corrieron desde primero de enero hasta postrero de abril de este presente año de mil y quinientos y noventa y
siete años […]” AHAG, Colegio Seminario, Libro de fundación y constituciones, Acta de fundación, f. 35v, 12 de
julio de 1598: “[…] fueron escogidos y elegidos de presente por rector y colegiales para el dicho colegio: el padre
Esteban López, clérigo presbítero, por rector, y Gaspar Fernández, diácono […]” AHAG, Sagrario, Libro 1 de
Bautismos de españoles y de Matrimonios (1577-1612), f. 143v: “En 17 del dicho mes [enero de 1602] puse óleo y
crisma a Juan, hijo de Francisco Jerez Serrano y de Cecilia Vázquez, su mujer. Fue su padrino el canónigo Lucas
Hurtado de Mendoza. Bautizolo a necesidad el padre Gaspar Fernández. Alonso Bernal. [Rúbrica]”
31
Sacrosanctum Concilium Tridentinum, Sessio XXIII, Caput XII: “Nullus imposterum ad Subdiaconatus Ordinem
ante vigesimum secundum, ad Diaconatus ante vigesimum tertium, ad Presbyteratus ante vigesimum quintum ætatis
suæ annum promoveratur.”
32
Concilio III Provincial Mexicano, Título IV, § II. El obispo de Guatemala Fray Gómez de Córdova participó como
miembro del sínodo que discutió y aprobó este Concilio, Martínez López-Cano, Concilios provinciales mexicanos.
Se retomará el tema de la posible fecha de nacimiento de Gaspar Fernández en la sección “Formación y actividades
en Guatemala”.
11
Facsímil 4. Ayuda de costa al cantor Gaspar Fernández. Arquivo da Sé Metropolitana de Évora, Cabido
da Sé de Évora, Libros de“Lembranças do Cabildo da Sé”, Libro 8, f. [137], 13 de septiembre de 1599.

El Gaspar Fernández portugués es el único ministro de la catedral de Évora

específicamente mencionado como cantor en los borradores de actas capitulares que fue

favorecido con ayudas de costa entre 1591 y 1601.33 Según José Augusto Alegria,34 recibió el

grado de Bachiller en Artes en la Universidad de Évora el día 13 de marzo de 1594. Dado que

este cantor es uno de los pocos ministros que no reciben el título de “padre” en los documentos

de la catedral de Évora, cabe la posibilidad de que se trate de alguno de los 25 “Gaspar

Fernandes” que contrajeron matrimonio entre 1594 y 1629 en distintas parroquias de la ciudad.

Incluso podría ser el padre de uno de ellos o el padrino de otro, también consignados con el

mismo nombre. La defunción de un “Gaspar Fernandes” está registrada en la Paróquia de São

Antão el 9 de diciembre de 1613 y también la de otro en la Paróquia de São Mamede, el 5 de

33
Arquivo da Sé Metropolitana de Évora, Cabido da Sé de Évora, Libros de“Lembranças”, Libro 7, f. 97Av, 10 de
diciembre de 1593: “Quinhentos reais de esmola a Gaspar Fernandez, cantor.” Arquivo da Sé Metropolitana de
Évora, Cabido da Sé de Évora, Libros de“Lembranças”, Libro 8, f. [137], 13 de septiembre de 1599: “Que se dê
quinhentos reais de esmola a Gaspar Fernandez, cantor da Sé.” El apellido “Fernandez” es común a varios
ministros al servicio de la catedral de Évora: “padre Belchor Fernandez”, “padre Domingo Fernandez”, “Pedro
Fernandez”, “Gaspar Fernandez”. En todos los casos aparece escrito con -z, aunque abreviado “frz”.
Lamentablemente existen lagunas en otras series documentales del archivo de la catedral de Évora. Aunque se
conservan “Acordos do Cabildo da Sé” desde el siglo XV, faltan los acuerdos de finales del siglo XVI; el Libro 4,
que inicia en 1602, carece de información relacionada con música y músicos de los primeros años del siglo XVII. El
documento más temprano de la serie de receitas e despesas do fundo da “Fábrica da Sé” —un expediente de “pontos
de quartel”, es decir, de puntos del cuadrante del coro— es de 1638; para esas fechas ya no aparece el cantor Gaspar
Fernández. No se conserva en el archivo de la catedral el documento de 1590 que cita Barata, Évora antiga. Noticias
colhidas com afanosa diligencia, p. 47.
34
Alegria, O Colégio dos Moços do Coro da Sé de Évora, p. 88
12
marzo de 1627.35 Por el momento es imposible comprobar si alguno de todos estos homónimos

corresponde al cantor de la catedral de Évora. De cualquier manera, es evidente que el nombre

Gaspar Fernández era muy común en esa época y, por consiguiente, no basta la coincidencia

nominal en dos referencias para asumir que se trata de la misma persona.

Demostrado que el Gaspar Fernández activo en Guatemala y Puebla no tiene relación

alguna con el cantor de la catedral de Évora, se hace necesario replantear su origen. Nuestro

músico tuvo el privilegio de ingresar como primer colegial del Colegio Seminario de la

Asunción, fundado en Guatemala el 4 de enero de 1598:

Nos, Don Fray Gómez de Córdova, por la gracia de Dios y de la santa sede apostólica obispo de Guatemala y
del consejo de su majestad, etcétera, decimos que por cuanto, poniendo en efecto y en ejecución la fundación
del Colegio Seminario de la Asunción de Nuestra Señora, que en la institución y establecimiento de suso por
nos hecho se contiene y declara, […] por nos fueron escogidos y elegidos de presente por rector y colegiales
para el dicho colegio: el padre Esteban López, clérigo presbítero, por rector, y Gaspar Fernández, diácono,
Diego de Vargas y Pablo de Vargas, infante, ordenantes de corona y grados, por colegiales mayores, Diego
Alfonso de Robledo, Mateo de Zúñiga, Hernando Mejía, Juan López de Acuña, Antonio de Peralta y
Bartolomé Rodríguez por colegiales menores, y Gaspar Pérez de Figueroa por familiar, por tener noticia y
haber sido informados ser personas virtuosas y tener las demás partes que se requieren para el principio
de la dicha fundación y población del dicho colegio y que por los estatutos del dicho establecimiento se
declaran, a los cuales conforme a él les fueron hechos mantos y becas y demás vestuarios a cada uno, según
para lo que fue señalado, por el orden contenido en el dicho establecimiento. […]36

La fundación de este colegio fue ordenada por el rey Felipe II para cumplir lo estipulado

en el Concilio de Trento, con el encargo particular de dar preferencia a los nietos y descendientes

de descubridores y conquistadores de la provincia de Guatemala.37 El capítulo décimo —“De qué

35
Agradezco profundamente a Fátima Farrica su asistencia personal en el Arquivo da Sé de Évora y su generoso
apoyo para localizar información sobre Gaspar Fernández. Fue ella quien gestionó las búsquedas en la base de datos
de registros parroquiales (aún inédita), proyecto desarrollado por la Dra. Rute Pardal y coordinado por la Dra.
Laurinda Abreu en el Centro Interdisciplinar de História, Culturas e Sociedades da Universidade de Évora.
36
AHAG, Colegio Seminario, Libro de fundación y constituciones, Acta de fundación, f. 35v, 12 de julio de 1598. El
resaltado es mío. Se conservan sendos traslados de esta acta de fundación en AGI, Guatemala 115, núm. 41; y AGI,
Guatemala 117, núm. 6. Esteban López, el presbítero nombrado rector del Colegio, era canónigo de la catedral,
según la real cédula de presentación enviada por Felipe II desde San Lorenzo de El Escorial el 24 de septiembre de
1597. Véase. AGI, Patronato Real 293, núm. 19, r. 6; AGI, Indiferente General 2862, Libro 1, f. 114.
37
AHAG, Colegio Seminario, Reales cédulas, 22 de junio de 1592 (traslado efectuado el 10 de octubre de 1603):
“Reverendo in Christo, padre obispo de la iglesia catedral de la ciudad de Santiago de Guatemala y su provincia, de
mi consejo, por mucho que importa que se funden, conserven y sustenten colegios seminarios, siendo cosa tan
necesaria y encomendada en el Santo Concilio de Trento, os ruego y encargo que si el de esa ciudad no se ha erigido,
proveáis que luego se haga, y que en la provisión de los colegiales tengáis particular cuenta y cuidado de preferir a
los hijos y descendientes de los primeros descubridores y personas que me hubieren servido, siendo hábiles y
13
tierra han de ser los colegiales”— de las constituciones elaboradas por el obispo Fray Gómez de

Córdova son mucho más quisquillosas al respecto:

Ítem, que los dichos colegiales hayan de ser y sean naturales de este obispado, de cualquiera
ciudad, villa o lugar, como se ordena en el capítulo octavo de estos estatutos. Y si pudiere ser,
seandescendientes de conquistadores o antiguos pobladores. Y lo mismo se guarde en los niños
de doce a dieciséis años que se instituyeren y criaren en el colegio, con hábito o sin hábito de
colegiales, si no, recogidos en él con hábito decente, e hijos de padres meros españoles si
pudieren ser, y si no, que a lo menos no sean hijos de india y mero español ni de mestizo y
mestiza, ni de judíos ni moros ni negros ni penitenciados por el Santo Oficio de la Inquisición, ni
descendientes de ellos. Pero biense permite que, siendo señalados en ingenio y virtud, sean
hijos descendientes de meros españoles y de mestiza, hija de india y de español o criollo; que
no sea, como dicho es, mestizo en primero ni segundo grado.38

Así, salvo alguna irregularidad, es altamente probable que nuestro Gaspar Fernández haya

sido un criollo o castizo nacido en la demarcación del obispado o provincia de Guatemala.39 Esto

explicaría su intención de volver a la ciudad de Santiago de Guatemala en 1612. Luego de 6 años

de servicio en Puebla, Gaspar Fernández escribió al recién nombrado obispo de Guatemala, fray

Juan de las Cabezas, proponiendo su recontratación como maestro de capilla en aquella catedral.

El 9 de enero de 1612, fray Juan de las Cabezas, en su primera sesión con el cabildo luego de

tomar posesión del obispado, propuso la solicitud de Fernández. Se le dio por recibido,

ordenando escribirle para que regresara, e incluso se reacomodaron salarios de otros ministros

para tal efecto.40

suficientes. […] Hecha en Tordecillas, a veintidós de junio de mil y quinientos y noventa y dos. Yo, el rey.” Se
conserva otro traslado de esta cédula en AGI, Guatemala 117, núm.6.
38
AHAG, Colegio Seminario, Libro de fundación y constituciones, capítulo 10, f. 31v, 24 de agosto de 1597. El
resaltado es mío. El referido capítulo octavo menciona que: “[…] sean legítimos y sepan leer y escribir
competentemente, cuya inclinación y voluntad den esperanza que servirán perpetuamente en ministerios
eclesiásticos. Y sean de la misma ciudad u obispado; o de su provincia, si en el obispado no se hallaren, e hijos de
personas pobres.” La riqueza histórica de estas Constituciones se presta para realizar numerosos estudios profundos
desde diversas perspectivas socioculturales. Serán futuros trabajos que se ocupen de ellas.
39
Lamentablemente, faltan muchos registros de bautismos de las parroquias de Guatemala fundadas en el siglo XVI
para poder corroborar su origen. Únicamente se conservan dos libros pertenecientes al Sagrario. El “Primer libro de
bautismos de españoles” inicia en 1577, pero no aparece el bautizo de ningún Gaspar Fernández. El “Primer libro de
bautizos de gente ordinaria” inicia en 1596, muy tardío para lo que aquí nos interesa.
40
AHAG, Cabildo, LAC 2, f. 95-95v, 9 de enero de 1612: “[Brevete en f. 94v:] Primero cabildo a que asistió el
señor obispo don fray Juan de las Cabezas, en 9 de enero de 1612 años. [Acuerdo:] […] Lo cuarto, se trató qué
salario se daría a un maestro de capilla llamado Gaspar Fernández, clérigo presbítero, que es maestro de capilla en la
santa iglesia de la Puebla y lo fue en ésta. El deán dijo Su señoría ilustrísima dijo que se conformaría con lo que la
mayor parte de este cabildo votase. Y el deán dijo que su voto es que se le dé de salario lo que se da al maestro de
14
Facsímil 5. Intención de volver al servicio de la catedral de Guatemala. AHAG, Cabildo, LAC 2, f. 95-
95v, 9 de enero de 1612.

Sin embargo, Gaspar Fernández nunca volvió al servicio de la catedral de Guatemala. Es

fácil deducir por qué. En 1611, justo alrededor de la fecha en la que habrá solicitado su

reincorporación en Guatemala, la catedral de Puebla le pagaba 900 pesos de oro común por sus

oficios de maestro de capilla y sustituto de organista.41 El cabildo eclesiástico de Guatemala no

pudo ofrecerle más que mil tostones anuales, que equivalen a poco más de 300 pesos de oro de

minas. La enorme brecha económica impidió que se concretara su deseo de regresar a

Guatemala.42

capilla que al presente es. [400 tostones] Y el tesorero dijo que se conforma con lo que el deán dijo. Y los demás
capitulares dijeron que se le dé al dicho Gaspar Fernández salario de mil tostones, con cargo de que enseñe a los
mozos de coro y a los demás ministros de esta iglesia, en la parte que se le señalare, y que se le escriba que venga. Y
su señoría se conformó con lo votado de la mayor parte del cabildo, y mandó que se ejecute. […] Ítem, ordenaron
que a Diego Velázquez, sochantre [y maestro de capilla] de esta catedral, se le dé doscientos pesos de minas de
salario en cada un año, y que la capellanía de coro que servía el dicho sochantre sirva ahora el padre Faustino de
Herrera, presbítero, con la misma renta que el dicho sochantre ha llevado de capellán de coro. Y que los dichos
doscientos pesos de minas haya y lleve el dicho padre Diego Velázquez por sólo el oficio de sochantre.”
41
AVCCP, “Diezmos 1604-1627 [=Libro de Cuentas de Mayordomía]”, descargo de las cuentas tomadas a Jerónimo
Pérez de Salazar, f. 83v: “Ítem, se le reciben en cuenta al dicho Jerónimo Pérez de Salazar siete mil y seis pesos, tres
tomines y seis granos de oro común que dio y pagó a los oficiales y ministros de la dicha catedral, que se le debían
de su salario hasta fin del año de 611, en esta manera: […] A Gaspar Fernández, maestro de capilla y sustituto de
organista, 890 pesos. […]” Los diez pesos menos han de corresponder a un descuento por fallas o ausencias.
42
Este asunto no puede llegar mucho más allá del ámbito de la especulación, ante la imposibilidad de documentar las
intenciones de Gaspar Fernández. Podría pensarse también que escribió al obispo de Guatemala con el objeto de
propiciar una mejor contraoferta en Puebla, pero no hay indicio alguno que apoye esta hipótesis. Gaspar Fernández
no obtuvo ni un solo aumento salarial en los 23 años que sirvió el magisterio de capilla en la catedral de Puebla.
Tampoco hay evidencias de que lo haya solicitado.
15
2.2 Formación y actividades en Guatemala.

Gaspar Fernández debió nacer entre 1563 y 1571, a juzgar por las Constituciones del Colegio

Seminario de la Asunción, redactadas en agosto de 1597, pues indican “que [de] los veinticuatro

colegiales del dicho colegio haya de ser cada uno de los nueve, al tiempo que entrare en el dicho

colegio, mayor de veinticinco años y menor de treinta y cinco” y a la vez lo mencionan

explícitamente como uno de esos nueve colegiales.43 Al margen de su probable nacimiento en la

provincia de Guatemala, no aparece al servicio de la catedral sino hasta el segundo semestre de

1596, como clérigo de corona y grados, maestro de canto de los mozos de coro.44 Este oficio lo

desempeñó el maestro de capilla Andrés López Pellejeros al menos desde 1592 hasta el 31 de

octubre de 1595,45 si bien continuó con el magisterio de capilla y otras atribuciones. Es verosímil,

entonces, que Gaspar Fernández haya ingresado a principios de noviembre de 1595 como

maestro de los mozos de coro, pero no se ha localizado evidencia documental que lo demuestre o

descarte, sino a partir de julio de 1596. Lo cierto es que no aparece en ese año ni en los

43
AHAG, Colegio Seminario, Libro de Fundación y Constituciones, capítulo 12, f. 31v, 24 de agosto de 1597. Estos
nueve son los que debían cumplir funciones directivas. Véase AHAG, Colegio Seminario, Libro de Fundación y
Constituciones, capítulo 2, f. 30. Los otros colegiales mayores debían estar entre los 16 y 20 años de edad al
momento de ingresar; los niños debían tener entre 12 y 16. Véase AHAG, Colegio Seminario, capítulos 8 y 10, f. 31-
31v, respectivamente.
44
AHAG, Cabildo, ‘Memoria de gastos menudos’, 1596: “En 12 de julio di 6 reales al padre Gaspar Fernández, por
una llave y dos armellas para un cajón donde guardan los mozos de coro sus hopas, que los tiene a cargo el dicho
Gaspar Fernández, para enseñarles el canto”. El calificativo de “padre” es un error del mayordomo, como se
demuestra en la carta de pago que firmó el propio Gaspar a la vuelta de la memoria, como receptor de los roquetes y
hopas para los mozos a su cargo, donde se autocalifica como clérigo de corona y grados (Véase facsímil 3). Esta
condición se reitera en la libranza del segundo semestre de ese año, AHAG, Cabildo, Libranzas, 1596: “[…] a
Gaspar Fernández, clérigo de menores órdenes, maestro del canto, quince pesos de oro de minas que le pertenecen y
ha de haber por seis meses que ha enseñado el canto a los mozos de coro de la dicha santa iglesia, que corrieron
desde primero día del mes de julio del año próximo pasado de mil y quinientos y noventa y seis años, hasta postrero
día del mes de diciembre, fin del dicho año, a respecto de treinta pesos de oro de minas en cada un año […]” Carta
de pago a la vuelta: “Recibí de Cristóbal Ibáñez los quince pesos de oro de minas contenidos en el libramiento de
esta otra parte, y por ellos cuarenta y nueve tostones y dos reales y medio. Y por verdad di esta carta de pago,
firmada de mi nombre, que es hecha en cinco de febrero de mil y quinientos y noventa y siete años. Gaspar
Fernández. [Rúbrica]”
45
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1592-1595; 1595, segundo semestre: “[…] a Andrés López, clérigo presbítero,
maestro de capilla en ella [la catedral de Guatemala], diez pesos de oro de minas que le pertenecen y ha de haber por
cuatro meses que ha enseñado a cantar a los mozos de coro de la dicha santa iglesia, que corrieron desde primero día
del mes de julio del año próximo pasado de mil y quinientos y noventa y cinco años, hasta fin de octubre del dicho
año, a razón de treinta pesos de oro de minas por año […]”.
16
inmediatos anteriores como cantor o mozo de coro, lo que hace pensar que no se formó en la

catedral de Guatemala; al menos no como un ministro oficial. Fernández dio clases a los mozos

de coro Diego Hurtado, Alonso de Zúñiga, Juan de los Reyes, Juan López, Antonio Rodríguez,

Andrés de Ocampo, Diego Jaimes, Francisco Téllez, Pablo de Vargas y Diego de Gálvez, hasta el

30 de abril del siguiente año, fecha en la que desaparece del servicio de la catedral. Al momento

de cobrar el salario de esos 4 meses de 1597 se le menciona ya como clérigo subdiácono.46 Una

semana después, el 6 de mayo, nombraron a Pedro Ortiz como maestro de canto.47

Gaspar Fernández no vuelve a aparecer entre los ministros de la catedral sino hasta el 18

de enero de 1598, en que le reasignaron el salario de maestro de canto de los mozos, por despido

de Pedro Ortiz.48 Aún no se ha encontrado evidencia de sus actividades entre mayo de 1597 y

finales de ese año, pero resulta significativo que algunos otros ministros jóvenes dejaron de

recibir salario en esa misma fecha, como Diego de Gálvez Prado, futuro maestro de capilla

(1636-1648), a la sazón mozo de coro y alumno de Fernández.49 Es probable que algunos

46
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1597: “Cristóbal Ibáñez, mayordomo de la santa iglesia catedral de esta ciudad de
Santiago, […] dará y pagará a Gaspar Fernández, clérigo subdiácono, diez pesos de oro de minas que le pertenecen y
ha de haber por cuatro meses que ha servido en la dicha santa iglesia, dando lección del canto a los mozos del coro,
que corrieron desde primero de enero hasta postrero de abril de este presente año de mil y quinientos y noventa y
siete años […]”
47
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1595-1597. En la primera libranza a Pedro Ortiz se le menciona como “Pedro Ortiz de
Gatica”; así se le vuelve a mencionar en una libranza de 1601. La comparación de su rúbrica con la de las libranzas
que firmó durante las subsiguientes décadas evidencian que se trata de la misma persona que más adelante se
menciona y firma como Pedro Ortiz de Uceda.
48
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1597: “[…] a Pedro Ortiz, maestro del canto, cincuenta y cinco tostones de a cuatro
reales de plata, que le pertenecen y ha de haber por seis meses y diecinueve días que enseñó a cantar a los mozos de
coro de la dicha santa iglesia, que corrieron desde primero día del mes de julio del año próximo pasado de mil y
quinientos y noventa y siete años, y se cumplieron a diecinueve días del mes y año de la fecha de este libramiento
[enero de 1598], que fue el día que lo despidieron, a razón de treinta pesos de oro de minas por año […]”. AHAG,
Cabildo, Libranzas, 1598: “[…] a Gaspar Fernández, cuarenta y cinco tostones que le pertenecen y ha de haber por
cinco meses que enseñó a cantar a los mozos de coro de la dicha santa iglesia [catedral de Guatemala], que corrieron
desde dieciocho días del mes de enero hasta fin de junio de este presente año de noventa y ocho, como constó por
certificación de Diego Velázquez, clérigo puntador de la dicha santa iglesia, a razón de treinta pesos de minas que le
están señalados y mandados dar porque enseñe a cantar a los dichos mozos de coro […]” Pedro Ortiz fue
recontratado como maestro de los mozos a partir del 1 de octubre de 1598.
49
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1597: “[…] a Diego de Gálvez, mozo de coro que fue en ella [la catedral de
Guatemala], once tostones de a cuatro reales de plata, que le pertenecen y ha de haber por cuatro meses que ha
servido en el dicho ministerio, que corrieron desde primero día del mes de enero hasta fin de abril de este presente
año de mil y quinientos y noventa y siete años, a razón de diez pesos de oro de minas por año […]”.
17
clerizones y clérigos de órdenes menores se hayan retirado temporalmente del servicio de la

catedral para continuar con su formación eclesiástica. De hecho, sabemos que Gaspar Fernández

era subdiácono cuando dejó de cobrar como maestro de los mozos, a finales de abril de 1597, y

ya era diácono cuando se recibió como colegial en la ceremonia de fundación del Colegio

Seminario de la Asunción, celebrada el 4 de enero de 1598.50 Las constituciones del Colegio

evidencian que Gaspar Fernández ya había sido seleccionado para ingresar como primer colegial

y, por consiguiente, en calidad de vicerrector. Con ese epíteto empezó a firmar los documentos

administrativos luego de ingresar a la que sería su residencia hasta por lo menos 1605: el Colegio

Seminario de Nuestra Señora de la Asunción de la ciudad de Santiago de Guatemala.51

Así es como en 1598 inició su preparación formal para ordenarse presbítero. Según las

constituciones, los colegiales debían estudiar “gramática y retórica, cánones o casos de

conciencia, escritura sagrada, homilías y sacramentos, cómputo eclesiástico […] demás de lo cual

tengan ejercicio de canto llano y canto de órgano, y de las ceremonias de la iglesia, para que sean

diestros y sabios en lo uno y lo otro”.52 El preceptor de gramática de Gaspar Fernández fue Luis

Rodríguez de Vivero, quien años después lo reemplazara en el magisterio de capilla, tras su

partida a Puebla; recibió lecciones de Sacramentos y Casos de Conciencia con el tesorero de la

catedral, don Felipe Ruiz del Corral; su maestro de música en el Colegio fue el propio maestro de

50
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1597. AHAG, Colegio Seminario, Libro de fundación y constituciones, Acta de
fundación, f. 35v, 12 de julio de 1598.
51
AHAG, Colegio Seminario, Libro de fundación y constituciones, capítulo 2, 24 de agosto de 1597, f. 30-30v:
“Ítem, ordenamos e instituimos que en el dicho colegio haya nueve colegiales y dos familiares para su servicio, que
el uno de los colegiales sea rector de él y administrador del dicho seminario, a quien todos los demás obedezcan,
respeten y reverencien como a superior y ministro mayor, so las penas que les fueren impuestas, aunque sea
exclusión del colegio, en los casos que a nos y a míos sucesores parecieren convenientes; y otro vicerrector, y dos
conciliarios y uno mayordomo de la casa y hacienda, y procurador de sus pleitos y causas. […] Y por esta primera
vez sean los siguientes: rector sea Esteban López, presbítero; vicerrector, Gaspar Fernández; […]” Sic. En alguna
fecha posterior se tacharon de estas constituciones originales las oraciones que hacen referencia a decisiones
circunstanciales en torno al proceso de fundación del Colegio. Sobre las celdas de aposento del rector y colegiales,
véanse los capítulos 24 a 27 de las constituciones.
52
AHAG, Colegio Seminario, Libro de Fundación y Constituciones, capítulo 14, 24 de agosto de 1597, f. 32.
18
capilla, Andrés López.53 Mientras tanto, él mismo enseñaba canto a los mozos de coro de la

catedral.54 Asistía al servicio del coro catedralicio los domingos ordinarios, a misa y vísperas, y a

primeras y segundas vísperas, tercia, misa y sexta aquellos domingos con celebración particular y

en las fiestas de guardar, además de la octava del Santísimo Sacramento y los cuatro días de la

fiesta de la Asunción.55 Dentro del Seminario, los colegiales disponían de tiempo y un espacio

particular para “tocar algunos instrumentos de música y cantar algunas canciones honestas”,

disponiendo de “vihuelas, clavicordios, flautas y cornetas, y no guitarras ni bandurrias.” Con

licencia del rector, también podían tener instrumentos en su aposento.56 Habrá sido en ese

ambiente de estudio y ejercicio musical donde Gaspar Fernández afianzó las destrezas que

marcarían su futura carrera profesional como músico.

Salvo la reincorporación de Pedro Ortiz como maestro de canto de los mozos de coro en

octubre de 1598 y el consiguiente cese de Gaspar Fernández en esa obligación, parece que todo

marchó sin novedades significativas durante los últimos dos años del siglo XVI.57 Sin embargo, en

el primer trimestre de 1601 hubo un importante cambio para el desarrollo de la música en la

catedral de Guatemala. Pedro Bermúdez, “persona de mucha fama” que entre otros cargos había

sido asistente del connotado polifonista Francisco Guerrero como maestro de los seises de la

53
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1601: “[…] Luis Rodríguez, preceptor de gramática en el Colegio de esta ciudad
[…]”; AGI, Guatemala 41, núm. 98, Carta del cabildo secular de Santiago de Guatemala al rey, solicitando una renta
para el Colegio de Nuestra Señora de la Asunción, 28 de abril de 1601: “[…] Y ahora se lee Sacramentos y Casos de
Conciencia por el tesorero de la catedral […]”; AGI, Guatemala 115, núm. 41, Informaciones de oficio y parte del
Colegio Seminario de la Asunción, 19 de enero de 1598: “[…] Y al presente se les lee gramática y enseña el canto.
[…]”.
54
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1598: “[…] a Gaspar Fernández, cuarenta y cinco tostones […] por cinco meses que
enseñó a cantar a los mozos de coro […] desde dieciocho días del mes de enero hasta fin de junio de este presente
año de noventa y ocho […]” Carta de pago a la vuelta: “Es verdad que yo, Gaspar Fernández, vicerrector del Colegio
de Nuestra Señora de la Asunción, de esta ciudad de Guatemala, recibí los cuarenta y cinco tostones contenidos en la
libranza de atrás, y por verdad lo firmo de mi nombre, en postrero de agosto de noventa y ocho años. Gaspar
Fernández. [Rúbrica]”.
55
AHAG, Colegio Seminario, Libro de Fundación y Constituciones, capítulo 14, 24 de agosto de 1597, ff. 32v-33.
56
AHAG, Colegio Seminario, Libro de Fundación y Constituciones, capítulo 31, 24 de agosto de 1597, f. 33v.
57
Véase AHAG, Cabildo, libranzas. He de aclarar que hasta el momento no he localizado sino pocas libranzas de los
años 1599 y 1600. Gaspar Fernández no aparece entre ellas, seguramente porque no se desempeñaba como ministro
asalariado, sino como colegial.
19
catedral de Sevilla, llegó a la ciudad de Santiago de Guatemala. El 2 de marzo, Andrés López

Pellejeros, que llevaba al menos una década ejerciendo el magisterio de capilla, fue nombrado

coadjutor del cura del pueblo de Izalco e inmediatamente recibieron a Pedro Bermúdez como el

nuevo maestro. Retiraron también el oficio y salario de maestro de los mozos a Pedro Ortiz, para

otorgárselo al recién llegado.58 Las actas capitulares no proporcionan más información sobre la

actividad musical de la catedral, sino hasta 1607, pero las libranzas evidencian un sensible

crecimiento de la capilla de música a tan sólo un mes del recibimiento de Pedro Bermúdez,

reflejado en la asignación de salarios y atribuciones de cantor a 7 ministros que ya servían en la

catedral o el Colegio Seminario. Entre ellos aparece Gaspar Fernández.59

58
AHAG, Cabildo, LAC 2, f. 39r-39v, 2 de marzo de 1601: “[…] por cuanto convenía y convino poner coadjutor en
el pueblo de Izalco al padre bachiller Cortés, beneficiado, como lo ha tenido hasta aquí, y tratando de la persona que
convendría para el descargo de la conciencia y bien de los naturales y pulicia de la iglesia del dicho pueblo, se votó
en la manera siguiente: El deán don Pedro de Liébana dijo que su voto era que fuese allí el padre Andrés López
Pellejero, según y de la manera que el reverendísimo, que esté en gloria, proveyó al coadjutor de él. […]” Con
excepción del tesorero y del canónigo Esteban López (rector del Colegio Seminario), todos votaron por enviar a
Andrés López al pueblo de Izalco. AHAG, Cabildo, ff. 39v-40: “por cuanto se ha proveído el padre Andrés López
por coadjutor del pueblo de Izalco, y de presente está aquí el maestro Pedro Bermúdez, persona de mucha fama, y en
ausencia del dicho Andrés López puede servir el dicho magisterio, por tanto, dijeron que le nombraban y nombraron
por tal maestro de capilla, con todo lo que tenía el dicho maestro de capilla. Y que tenga el enseñar los muchachos
del coro, como lo tiene Pedro Ortiz, y con el mismo salario que se le da al dicho Pedro Ortiz. Y para ello se le dé
recaudo necesario. Y lo proveyeron y mandaron y firmaron de sus nombres, excepto la ermita de Santa Lucía, que se
le da al padre Mazariegos. Y el señor tesorero vino en todo lo contenido en el dicho auto, excepto que por estar
nombrado Pedro Ortiz por maestro de los muchachos y no haber habido desmérito, no es su voto de que se le quite al
dicho Pedro Ortiz su salario.”
59
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1601: “[…] a Diego Velázquez, sochantre, Gaspar Fernández, Pablo de Vargas,
Gaspar López, Luis Rodríguez, Esteban y Baltasar de Aguilar, cantores de esta santa iglesia, a cada uno cinco pesos
de minas, los cuales les mandamos dar adelantados, en cuenta del salario que les tenemos señalado de cantores […]”
Carta de pago a la vuelta: “Decimos nos, […], que recibimos del señor Cristóbal Ibáñez, mayordomo de esta santa
iglesia, los cinco pesos de oro de minas que a cada uno de nos nos pertenecen en virtud de la libranza en esta otra
parte, por la razón en ella contenido. Y por ser verdad lo firmamos de nuestro nombre. [Rúbricas:] Diego Velázquez.
Gaspar Fernández. Luis Rodríguez. Gaspar López. Baltasar de Aguilar Suárez. Esteban de Aguilar. Pablo de
Vargas.”
20
Facsímil 6. Carta de pago adelantado a nuevos cantores de la capilla de música de la catedral de
Guatemala. AHAG, Cabildo, Libranzas, 1601.

La presencia de Bermúdez en la catedral de Guatemala implicó, en pocos meses, un

desarrollo musical trascendente, no registrado en épocas anteriores. Se triplicó el número de

cantores, se contrató como ministriles de planta a los indígenas que en años anteriores eran

llamados sólo para las fiestas principales y se organizó sistemáticamente el repertorio polifónico.

Dada la estrechez de las rentas del obispado, muchas de estas tareas se encargaron a ministros

que ya devengaban salario en la catedral y tenían aptitudes musicales ventajosas.60 Bermúdez

requirió de Gaspar Fernández varias atribuciones musicales. Consta, por ejemplo, que Fernández

60
Síntesis fundamentada en las libranzas, cuentas de mayordomía, memoria de gastos y peticiones de ministros de la
catedral, conservadas en el Cabildo del AHAG. No es éste el lugar para revisar la figura de Pedro Bermúdez, de
quien he localizado importante información inédita sobre su actividad en Guatemala entre 1601 y 1603, pero pueden
encontrarse datos sobre su actividad en Jaén, Santa Fe, Antequera, Granada, Sevilla, Cusco y Puebla, así como un
estudio de sus obras, en Morales Abril, “Características de estilo en la obra de Pedro Bermúdez (fl.1574-1604)”, vol.
XXX, pp. 343-392; Morales Abril, “La música en la catedral de Puebla de los Ángeles (1546-1606)”, núm. 129, pp.
9-47.
21
se desempeñó como bajonero, sin llevar salario adicional por ello, más que el recién asignado de

cantor.61 Además, en 1602 el cabildo ordenó dar:

al padre Gaspar Hernández, presbítero, vicerrector del Colegio de Nuestra Señora de la Asunción,
ciento y cincuenta tostones de a cuatro reales el tostón, que por nos le está mandado dar para que
compre un bajón en ciento tostones, y de los cincuenta restantes aderece los libros del canto de
órgano, para servicio de la dicha santa iglesia. […] Hecha en la ciudad de Santiago de Guatemala,
en diez días del mes de mayo de mil y seiscientos y dos años.62

El año de 1603 fue de ascensos profesionales para Fernández. Fue promovido como rector del

Colegio Seminario durante ese año, lo que implicó ocuparse de las tareas administrativas de su

propia casa de estudios.63 Como ya se refirió, el 8 de mayo fue nombrado maestro de capilla de la

catedral de Guatemala, luego de la partida de Bermúdez, y recuperó el cargo de maestro de canto

a partir de julio de 1603.64

El magisterio de capilla de una catedral era el puesto más alto al que podía aspirar un

músico en el Nuevo Mundo. Sin embargo, un presbítero podía aumentar enormemente sus

ingresos y asegurarlos a perpetuidad, obteniendo una prebenda o dignidad eclesiástica. Quizás

esto habrá movido a Gaspar Fernández a postularse para una ración de la catedral de Puebla. Pero

no cualquier prebenda, sino una con atribuciones musicales. Las buenas gestiones del obispo y

cabildo angelopolitanos lograron que el rey Felipe III proveyera una ración vacante de la catedral

61
AHAG,Cabildo, Libranzas, 1601: “[…] al padre Gaspar Fernández, cantor de la dicha santa iglesia y que tañe el
bajón en ella, quince pesos de oro de minas que le pertenecen y ha de haber por haber cantado canto de órgano y
tañido el bajón todo el año de seiscientos y uno. Y aunque el salario es veinte pesos de oro de minas, parece se le
dieron adelantados cinco […] En la ciudad de Guatemala, en dos de enero de mil y seiscientos y dos años.”
62
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1602. La caligrafía y rúbrica en la carta de pago a la vuelta confirman que este
“Hernández” es Gaspar Fernández.
63
Véase, por ejemplo, AHAG, Cabildo, Libranzas, 1603: “[…] al padre Gaspar Fernández, presbítero, rector del
Colegio Seminario de Nuestra Señora de la Asunción de esta ciudad, ciento tostones de a cuatro reales cada uno, que
se le libran para el gasto que se ha de hacer en la fiesta de Nuestra Señora de la Asunción próxima de este presente
año de mil y seiscientos y tres […]” AHAG, Cabildo, Libranzas, 1603: “[…] al padre Gaspar Hernández, rector del
Colegio Seminario de Nuestra Señora de la Asunción de esta ciudad, cien tostones de a cuatro reales cada uno, que
se le dan por ayuda de costa para ayuda a vestir algunos colegiales que acuden al servicio del coro de esta santa
iglesia […], por cuanto así está por nos proveído a una petición del dicho rector. Hecha en la ciudad de Santiago de
Guatemala, en veintiocho días del mes de noviembre de mil y seiscientos y tres años.”
64
Véase AHAG, Cabildo, Cuentas de mayordomía, 1603, f. 19v.
22
de Puebla exclusivamente en un organista, que además habría de ganarla por oposición.65 A

mediados de 1603 acordaron colocar edictos en todas las catedrales de la Nueva España, así

como en la de Guadalajara y la de Guatemala.66 Justo el día de la Asunción, celebración que

Gaspar Fernández tuvo que organizar en su condición de rector del Colegio Seminario

consagrado a esa fiesta, se colocó el edicto en la puerta de la catedral de Guatemala. En el

transcurso del último trimestre de 1603 y primero de 1604 habrá enviado a Puebla los

documentos de su presentación al examen. Sin embargo, declinó su oposición por razones que

hasta el momento nos son desconocidas.67

No se han localizado noticias de relevancia sobre su desempeño como maestro de capilla

en Guatemala. Los únicos datos disponibles provienen de documentos contables y, por tanto,

refieren sólo a aspectos financieros, como la certificación de la asistencia de los cantores en 1605

para determinar lo que se les habría de descontar de sus salarios, el cobro de un aguinaldo para

repartir entre 6 cantores sin salario que participaron en los oficios de Navidad o el cobro de sus

propios salarios. En el primer semestre de ese año sirvió una capellanía de coro, que le representó

unos ingresos adicionales por cantar canto llano.68 Esporádicamente realizó algunas actividades

65
Morales Abril, “Florecimiento de la música del culto divino en la catedral de Puebla”, p.226.
66
AVCCP, LAC 5, f. 277v, martes 17 de junio de 1603: “[Brevete:] Edictos de la ración organista. [Acuerdo:] En
este día, habiéndose propuesto en los cabildos pasados diversas veces y en éste sobre los edictos de la ración que está
vacante por muerte de Cristóbal de Aguilar, organista, habiendo conferido diversas veces con su señoría sobre ello,
quedó determinado que se pongan los edictos, como su majestad lo manda, en las catedrales de esta Nueva España y
Guadalajara y Guatemala, por tiempo de ciento y setenta días, que corren desde quince de agosto de este año de 603,
que se han de fijar los edictos.”
67
AVCCP, LAC 5, f. 304, 4 de marzo de 1604: “[Brevete:] Sobre los opositores de la ración organista. [Acuerdo:]
En este día, su señoría del señor obispo propuso que, en cumplimiento de la cédula real, se pusieron edictos sobre la
ración organista, que vacó por muerte de Cristóbal de Aguilar, y atento que se han pasado el término de ellos y
muchos días más, conviene al servicio de esta santa iglesia proveer y nombrar de los que están opuestos, aunque está
sólo en esta ciudad Juan de Ocampo, que es el uno de los dos que se opusieron, porque Gaspar Fernández, presbítero
que reside en Guatemala, que es entendido que no vendrá; y que se vote y dé cada uno su parecer. […] Quedó
resuelto que su señoría por sí dé noticia del estado de este negocio al señor visorrey Marqués de Montesclaros y,
hecho esto, se verán las condiciones con que se ha de recibir el organista. Y que se le ponga sustituto a su costa.”
El resaltado es mío; véase la sección “La figura de Gaspar Fernández en su contexto profesional”.
68
Véase, AHAG, Cabildo, Cuentas de mayordomía, 1605; AHAG, Libranzas, 1605. Esta capellanía de coro se
asignó a Antonio de Guzmán a partir de julio de ese año.
23
extramusicales, como la impartición de sacramentos.69 A pesar de la falta de información

explícita sobre el desarrollo musical durante el magisterio de capilla de Gaspar Fernández en

Guatemala, el número de cantores, mozos de coro e “indios trompeteros” al servicio continuo de

la catedral, así como los gastos realizados para las principales fiestas del calendario litúrgico —el

Triduo Sacro de la Semana Santa, el Corpus Christi, San Pedro, la Asunción, la Navidad—

demuestran que la música de la catedral mantuvo, con algunas diferencias, el esplendor que había

alcanzado durante el período de Pedro Bermúdez. Pero la misma causa que apartó a Bermúdez de

la catedral de Guatemala fue la que removió a Gaspar Fernández. La catedral de Puebla le

extendió una invitación, ofreciéndole el magisterio de capilla con un atractivo salario mayor al

doble del que le pagaba la catedral de Guatemala. Gaspar Fernández aceptó.

Pedro Bermúdez había renunciado al magisterio de capilla de la catedral de Puebla tan

sólo 9 meses después de su recibimiento.70 La primera opción del cabildo eclesiástico fue llamar

a Luis de Montes de Oca, maestro de capilla de la catedral de Guadalajara, quien respondió

afirmativamente en mayo de 1604, pero no llegó a Puebla. La solución inmediata fue repartir las

tareas de dirección y composición de la música entre el racionero Francisco Alfonso Cabrera y el

esclavo negro Juan de Vera respectivamente, asignando a aquél el título de maestro de capilla

interino.71 Esta fórmula funcionó durante dos años, hasta que llamaron y recibieron a Gaspar

69
AHAG, Sagrario, Libro 1 de Bautismos de españoles y de Matrimonios (1577-1612), f. 237: “En cinco días del
mes de octubre de mil y seiscientos y tres años, habiendo precedido las amonestaciones acostumbradas y no
habiendo parecido canónico impedimento, en casa de Silvestre Espina, vecino de esta dicha ciudad de Guatemala, el
padre Gaspar Fernández, presbítero, con licencia del provisor Antonio Ximénez Alocaz casó a Sebastián de
Monterroso, hijo de Luis de Monterroso y de doña Luisa Ordoñez, su mujer, vecinos de esta dicha ciudad, y a doña
Ana de Solórzano, hija del dicho Silvestre Espina y de Beatriz de Solórzano, su mujer, vecinos de esta dicha ciudad.
[…]” AHAG, Sagrario, Libro 1 de Bautismos de españoles y de Matrimonios (1577-1612), f. 163: “En 25 de agosto
de 1605 años, el maestro de capilla Gaspar Fernández, con licencia del provisor, bautizó a Sebastián, hijo de Fabián
de los Reyes y de Ana Gutiérrez, su mujer. Fueron padrinos Alonso Duarte y su mujer, María Gutiérrez. Ambrosio
Lercaro. [Rúbrica] Gaspar Fernández. [Rúbrica]”.
70
Fue recibido en Puebla el 27 junio de 1603. El salario le corrió hasta el 8 de mayo de 1604, antes de partir de
vuelta a España. Véase Morales Abril, “La música en la catedral de Puebla de los Ángeles (1546-1606)”, núm. 129,
pp. 39-42.
71
Morales Abril, “El esclavo negro Juan de Vera”, P. 43-46.
24
Fernández como maestro de capilla titular. Por el momento no se puede saber si el obispo y

cabildo poblanos negociaron infructuosamente con otros músicos durante esos dos años antes de

llamar a Gaspar Fernández, si éste tardó muchos meses en aceptar la propuesta o si tal

ofrecimiento simplemente se dio hasta mediados de 1606. Lo cierto es que Gaspar Fernández se

mostró tan entusiasmado por la invitación, que, adelantándose a su viaje y posterior

nombramiento oficial, consignó en su última carta de pago en Guatemala: “Recibí yo, Gaspar

Fernández, maestro de capilla de la Puebla de los Ángeles, del señor Francisco de Jerez Serrano,

mayordomo de la santa iglesia de Guatemala, los setenta y cinco pesos de minas contenidos en la

libranza de atrás, en 8 de julio de 1606 años. Gaspar Fernández. [Rúbrica]”.72 Además, se

permitió el lujo de desestimar parte de lo que se le debía, según consignó el mayordomo de la

catedral de Guatemala en la portada de la “Libranza al padre Gaspar Fernández de 248 tostones, 2

reales, por su salario de tal maestro de capilla, de seis meses, hasta fin de junio [de] 1606 años. Y

aunque eran cinco días más, no los quiso cobrar el susodicho, y los soltó.”73

El magisterio de Gaspar Fernández en la catedral de Guatemala concluyó así el 5 de julio

de 1606. Como ya vimos, partió hacia Puebla el 12 de agosto; fue recibido como maestro de

capilla de la catedral angelopolitana el 19 de septiembre de ese mismo año.

2.3 Escritor de libros de polifonía.

Se abordará en esta sección independiente la labor de Gaspar Fernández como copista, por ser, a

mi juicio, la de mayor trascendencia para el conocimiento general de la música catedralicia de los

siglos XVI y principios del XVII en el Nuevo Mundo.

72
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1606.
73
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1606.
25
La primera persona en sugerir que el propio Gaspar Fernández escribió varios de los

libros de polifonía de las catedrales de Guatemala y Puebla fue Robert Snow. Este musicólogo

apoyó su planteamiento en la información que ofrece la portada del libro 1 de la catedral de

Guatemala, en la indiscutible concordancia caligráfica y de contenido entre varios libros de

polifonía de las catedrales de Guatemala y Puebla, y en una erudita asociación de la autoría,

forma y texto literario de algunas obras con su contexto histórico-litúrgico. Con criterios menos

sólidos, pero muy buena acuciosidad e intuición, asoció ciertos rasgos caligráficos de la notación

musical de estos libros con los del Códice de Oaxaca, que también considera autógrafo de

Fernández.74 En efecto, no sólo los libros de polifonía 1, 6, 13 y tres folios del 2-A que refiere

Snow, sino también algunos folios del legajo 58 y algunos folios de los dos juegos de libretes que

conforman los legajos 28 y 29 de música de la catedral de Puebla concuerdan caligráficamente

con los libros de polifonía 2-A, 2-B y 4 de la catedral de Guatemala. Basta la apreciación

simultánea de imágenes de estos documentos para corroborar que fueron escritos por un mismo

copista.75 Cada uno de estos libros y libretes de Puebla contiene entre una y hasta veinte obras en

común con cada uno de los referidos libros de polifonía de Guatemala. De las obras

concordantes, casi todas las que consignan el nombre del autor en al menos una de las fuentes

fueron compuestas por músicos activos en Guatemala. Sobresalen entre ellos Hernando Franco y

Pedro Bermúdez, que emigraron a México y Puebla, respectivamente, pero también está

representado Antón de España, músico poco conocido cuya actividad parece circunscribirse a

Guatemala.76 El copista en cuestión debió ser, entonces, una persona al servicio de la catedral de

74
Snow, Gaspar Fernandes. Obras Sacras, pp. XXXVIII-XLI.
75
Véanse imágenes facsimilares de algunos de estos libros en Snow, Gaspar Fernandes. Obras Sacras y en Morales
Abril, “Características de estilo en la obra de Pedro Bermúdez (fl.1574-1604)”, vol. XXX.
76
Como testigo de una probanza ante la Audiencia de Guatemala, el propio Antón de España afirmó tener 41 años de
edad y desempeñarse como cura y maestro de capilla de la catedral el 22 de marzo de 1589. No he encontrado más
referencias sobre su desempeño musical, pero su presencia al servicio de la catedral llena exactamente la laguna
entre el magisterio de capilla de Diego Gaitán y el de Andrés López Pellejeros, pues existen registros de su actividad
26
Guatemala que posteriormente emigrara a Puebla. Son cuatro los músicos contemporáneos que

cumplen este requisito: Gaspar Martínez, Francisco del Royal Medinilla —escritor de libros de

canto llano—, Pedro Bermúdez y Gaspar Fernández. La presencia de un Custodes hominum de

Fernández en el libro de polifonía 2-A de Guatemala basta para suponer que él mismo fue el

copista en cuestión, pues el texto de ese himno fue introducido en el suplemento hispano del

breviario romano reformado por el papa Pablo V en 1605.77 De los cuatro músicos que emigraron

a Puebla, únicamente Gaspar Fernández se encontraba en Guatemala para esa fecha.

Pero hasta aquí sólo se han planteado conjeturas verosímiles. Se revisará ahora la

información de los documentos históricos. Ya se mencionó que en mayo de 1602 el cabildo de la

catedral de Guatemala libró dinero a Gaspar Fernández para aderezar los libros de canto de

órgano. También que la portada del libro de polifonía 1 de Guatemala consigna que es una copia

de otro que escribió Fernández en ese mismo año de 1602. Pedro Bermúdez debió solventar sus

compromisos con la catedral de Guatemala pocos días antes de partir hacia Puebla. Uno de ellos

fue devolver los libros y papeles de música de la catedral que estaban en su poder. Éstos se

entregaron a quien habría de relevarlo en el magisterio de capilla. La inesperada pero feliz

localización de un recibo autógrafo de Gaspar Fernández traspapelado entre las libranzas retrata

este proceso y, de paso, nos confirma su labor como puntador: “Recibí del señor Cristóbal

Ibáñez, mayordomo de la santa iglesia catedral, un libro de canto de órgano de misas, que yo hice

y vendí a la dicha iglesia. Y porque le recibo para tenerle en mi poder y guardarle, y daré cuenta

de él cada y cuando que se me pida, doy éste, firmado de mi nombre, en 24 de abril de 1603. El

rector Gaspar Fernández.”78

como cura entre agosto de 1582 y febrero de 1591. AGI, Guatemala, 115, n. 13; AHAG, Cabildo, Cuentas de fábrica,
1578-1580 y 1590-1595; AHAG, Sagrario, Libro 1 de Bautismos de españoles y de Matrimonios (1577-1612).
77
Snow, “Music by Francisco Guerrero in Guatemala”, pp. 153-202.
78
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1603, fragmento de recibo traspapelado entre las libranzas.
27
Facsímil 7. Recibo autógrafo de Gaspar Fernández. AHAG, Cabildo, Libranzas, 1603.

Ese “libro de canto de órgano de misas” es sin duda el que “escribió el padre Gaspar

Fernández el año de 1602”, referido en la portada del actual LP 1 de la catedral de Guatemala.

Debió concluirlo a finales de ese año, porque fue hasta 1603 que el cabildo catedralicio pagó “al

padre Gaspar Fernández, que se le debían de resto de ciento y veinte tostones y tres reales de un

libro de canto de órgano que hizo para la dicha catedral”.79

Fernández continuó copiando el repertorio de polifonía litúrgica para el servicio de la

catedral de Guatemala incluso durante su magisterio de capilla. A tres años de que se le encargara

esta tarea le pagaron 438 tostones por la escritura y encuadernación de sendos folios de música

polifónica; es decir, un tostón por folio.80 Un último libramiento por su oficio de copista en

Guatemala especifica el contenido del libro y nos da el fundamento definitivo de nuestras

conjeturas iniciales: “Ítem, dio en descargo doscientos y cincuenta y nueve tostones que por

libranza del cabildo pagó al padre Gaspar Fernández, maestro de capilla de la dicha santa iglesia,

79
AHAG, Cabildo, Cuentas de mayordomía, 1603.
80
AHAG, Cabildo, Cuentas de mayordomía, 1605: “Ítem, dio en descargo cuatrocientos y treinta y ocho tostones
que por libranza del cabildo entregó al padre Gaspar Fernández, maestro de capilla, por cuatrocientas y treinta y ocho
fojas que hizo escribir y encuadernar en los libros de canto que por orden del cabildo hizo para el servicio del coro de
la santa iglesia, como lo certificó el canónigo Sancho Núñez de Barahona. Mostró la libranza y carta de pago.
Recíbensele en cuenta.”
28
por un libro que hizo de canto de órgano de himnos y magnificats para el coro, en el dicho año de

mil y seiscientos y seis”.81

Facsímil 8. Pago a Gaspar Fernández por escribir el LP 2 de Guatemala. AHAG,


Cabildo, Cuentas de mayordomía, 1606.

El contenido de este libro coincide con el actual LP 2 de la catedral de Guatemala, que

está formado por dos cuerpos, cada uno con su propia foliación. El primer cuerpo, identificado

como LP 2-A, contiene un ciclo completo de himnos de vísperas en 79 folios; el segundo cuerpo,

LP 2-B, corresponde a una colección de magnificats en 180 folios, organizados con arreglo a los

ocho modos eclesiásticos. El número total de folios originales (estoy omitiendo 5 folios añadidos

en el siglo XVIII) suma 259, exactamente la cantidad de tostones que pagaron en 1606 por el libro

“de himnos y magnificats”. Entonces ya no hay duda, el LP 2 de la catedral de Guatemala es un

autógrafo de Gaspar Fernández. Los 438 folios que cobró en 1605 han de corresponder al actual

81
AHAG, Cabildo, Cuentas de mayordomía, 1606.
29
LP 4, que conserva 214 folios originales (aunque habrán sido 217, a juzgar por la música que

falta al final)82 y al “libro de salmos” que aparece en un inventario de 1633, que complementaría

el repertorio polifónico indispensable para el aparato ceremonial de la liturgia de aquella época.83

Los libros de polifonía 2-A, 2-B y 4 de la catedral de Guatemala son, ni más ni menos, los

que concuerdan caligráficamente con los de Puebla. La elegancia del punto de Gaspar Fernández

debió interesar también al cabildo poblano. A dos meses de haber llegado a la catedral, Fernández

recibió el encargo de copiar las chanzonetas que compusiera el iluminador Luis Lagarto.84 Un

libramiento de 1619 demuestra que la catedral compró a Gaspar Fernández dos libros cuya

descripción coincide con los actuales LP 1 y LP 6 de Puebla: “Ítem, ciento y cincuenta pesos que

pagó al padre Gaspar Fernández, maestro de capilla, que se le dieron por dos cuerpos de libros

que de él se compraron, el uno cuaresmal y el otro salterio, para el servicio del coro, por libranza

con carta de pago.”85 Un acta capitular de la catedral de Puebla fechada el 22 de noviembre de

1616 menciona que Gaspar Fernández estaba escribiendo algunos libros para el servicio de la

catedral, por iniciativa propia. Encargaron al organista y al sochantre su revisión, para ver si se

los compraban. Es probable que entre esos libros se encontraran el actual LP 13 y el que sirvió de

base para copiar el LP 2-A.86

82
Snow, A New-World Collection of Polyphony for Holy Week and the Salve Service, p.22. Snow, que realizó su
estudio a partir de microfilm, no menciona un folio adicional añadido en el siglo XVII, que contiene el propio de una
“Missa de Passione Domini” en canto llano.
83
AHAG, Cabildo, Caja ‘Cabildo Catedral, Inventarios, 1633-1784’, Libro de inventarios, ff. 17v-18, 22 de junio de
1633: “Libros de canto de órgano. Un libro de Guerrero que tiene toda música. Ítem, otro libro de Morales, de misas.
Ítem, otro libro de las Salves [LP 4]. Ítem, otro libro de himnos y magnificats [LP 2]. Ítem, otro libro de salmos.
Ítem, otro libro de misas, que llaman el libro blanco [del que se copió el actual LP 1]. Ítem, cuatro libretes de
motetes. Ítem, una corneta sin boquinete. Ítem, un bajón que está en las monjas. Ítem, un bajoncito que tiene el indio
que le toca.”
84
AVCCP, LAC 6, f. 31v, 21 de noviembre de 1606. Este acuerdo se revisará en la sección “La figura de Gaspar
Fernández en su contexto profesional” del presente estudio.
85
AVCCP, ‘Diezmos 1604-1627’, [=Cuentas de mayordomía], descargo de los libramientos que pagó el mayordomo
Francisco Sánchez de Guevara el año de 1619; cuenta tomada el 6 de octubre de 1620, f. 194.
86
AVCCP, LAC 7, f. 113v, 22 de noviembre de 1616: “En el dicho día se ordenó que el maestro de capilla Gaspar
Fernández haya enseñado e industriado a los mozos que tiene a su cargo […] Y que el libro o libros que dice está
30
Queda pendiente el Códice de Oaxaca. Los rasgos caligráficos del Códice son muy

distintos a los de los libros de polifonía. Esta diferencia se explica por su finalidad divergente.

Los libros formaban parte del aparato ceremonial de los oficios litúrgicos. Estaban destinados a

exponerse en el centro del coro, no sólo para la lectura colectiva de la capilla, sino también para

el ornato de los oficios. Los trazos son elegantes, bien cuidados, propios de un trabajo profesional

realizado con instrumentos de escritura especializados. El Cancionero, en cambio, es un cuaderno

de trabajo con borradores y apuntes personales, realizados sin mucho más cuidado que el

necesario para que el escritor entienda sus propias anotaciones. Aun así, hay ciertos rasgos

idiosincrásicos en el dibujo de la música —en particular los custos, las claves de do y fa, y las

líneas onduladas que sustituyen los trazos horizontales de las breves y ligaduras neumáticas—

que son comunes al Códice de Oaxaca y los libros de polifonía de Guatemala y Puebla.87

Además, la caligrafía de los textos literarios del Códice es idéntica a la de las cartas de pago

autógrafas de Gaspar Fernández que se han localizado recientemente en Guatemala.88

Facsímil 9. AHAG, LP 2-A, f. 16.

haciendo para esta iglesia no pase adelante con ellos, hasta que los dichos racioneros Juan de Ocampo [organista] y
Francisco Alfonso [sochantre] vean si son necesarios para el servicio de ella.”
87
Véanse los facsímiles 9 y 10.
88
Véanse los facsímiles 3, 7, 11, 12 y la rúbrica en el 6. Compárese en particular la estructura, orden y dirección de
los trazos de las letras “z”, “y”, “j”, “s”, "r", las dos variantes de la “d”, etcétera.
31
Facsímil 10. AHAAO, CMGF, f. 18.

Facsímil 11. Carta de pago autógrafa de Gaspar Fernández. AHAG, Fondo Cabildo, Libranzas, 1605
(La carta de pago es del 10 de enero de 1606).

Facsímil 12. Detalle del Cancionero Musical de Gaspar Fernández. AHAAO, CMGF, f. 21.

No hay duda que él fue quien escribió el Cancionero Puebla-Oaxaca. Además, hay al

menos una concordancia musical entre el Cancionero y los libros de polifonía. La obra “a 5 de

32
Gaspar Fernández, sob[re la de] Guerrero a 4”,89 que se conserva sin texto literario en los folios

16v-17 del Códice, aparece como anónima y con el texto del himno Vexilla Regis en LP 1, ff.

60v-62, y en LP 2-A, ff. 38v-39, ambos de la catedral de Puebla. Esta obra se basa en realidad en

la estrofa 3, Quo vulneratusinsuper, de un Vexilla Regis compuesto por Rodrigo de Ceballos, al

que Gaspar Fernández añadió una quinta voz .90

Si el Cancionero Musical de Gaspar Fernández fue escrito por él mismo, cabe preguntarse

por qué se circunscribe al período 1609-1616, dado que su magisterio de capilla en Puebla

comenzó tres años antes y concluyó hasta 1629. Ya se mencionó que en 1606 el cabildo encargó

a Luis Lagarto la composición de chanzonetas. Fernández sólo debía copiarlas, no componerlas.

El compromiso sustancial de Lagarto con la catedral de Puebla era la iluminación de las letras

capitulares en los libros de canto llano. Para el segundo semestre de 1608 ya se había completado

el proceso de escritura de la librería de canto de la catedral de Puebla. Los siguientes meses se

ocuparon en la encuadernación y la fabricación de los cajones donde se ubicarían los grandes

libros de coro, pero el trabajo de iluminación estaba prácticamente concluido.91 Lagarto se habrá

apartado del servicio de la catedral por esas fechas (aunque permaneció en la ciudad de Puebla

hasta principios de 1611). Cuando en el ya mencionado acuerdo del 22 de noviembre de 1616

89
El texto entre corchetes se perdió después de la restauración del Códice, pero el encabezado puede leerse completo
en las microfilmaciones que se realizaron años antes de la restauración.
90
Snow, The extant Music of Rodrigo de Ceballos and its sources, pp. 28-30 y 69-70.
91
AVCCP, LAC 6, f. 114v, 12 de agosto de 1608: “En el dicho día se mandó que se escriba a México al racionero
Andrés Pérez, para que vea los cajones de la librería de canto que tiene la catedral de México y tome el dibujo o
modelo de ello y lo envíe a este cabildo, para conforme a ello, [determinar] si conviniere hacer los de esta iglesia.”
AVCCP, LAC 6, f. 122v, 3 de octubre de 1608: “[…] Que su señoría tiene concertado cada encuadernación de libro
a cuatro pesos, poniendo el encuadernador el becerro, que han de ser para cincuenta libros, y que a cuenta de los 200
pesos que monta se le den 100 pesos […]”AVCCP, LAC 6, f. 124, 7 de octubre de 1608: “[…] que al mayordomo
Gabriel de Rojas se le pida los becerros que recibió de casa de Francisco del Royal, librero, al tiempo que se ausentó,
y se le depositaron por bienes de la iglesia.” AVCCP, “Diezmos 1604-1627 [=Libro de Cuentas de Mayordomía]”,
descargo de las cuentas tomadas a Jerónimo Arias, f. 58: “Mil y doscientos y ocho pesos y cuatro tomines de oro
común que pagó a Luis Lagarto, iluminador de la librería del coro de esta catedral, los mil y cincuenta y ocho pesos
y cuatro tomines que se le debían de resto de la iluminación y los ciento y cincuenta pesos de la iluminación de las
palabras de la consagración que para esta catedral hizo, como pareció por cinco libranzas que exhibió con cartas de
pago.”
33
también ordenaron a Gaspar Fernández entregar “las navidades que ha hecho”, habrá presentado

lo que compuso desde que Lagarto se apartó de la catedral hasta ese momento. Transcribo íntegro

el acuerdo:

En el dicho día se ordenó que el maestro de capilla Gaspar Fernández haya enseñado e industriado a los
mozos que tiene a su cargo para la Pascua de Navidad de este año y les dé el dicho canónigo Francisco de
Torres a cada uno un vestido, en aguinaldo para que puedan parecer en el coro, el cual les dé los vestidos a
cuenta de fábrica. Y que el libro o libros que dice está haciendo para esta iglesia no pase adelante con ellos,
hasta que los dichos racioneros Juan de Ocampo [organista] y Francisco Alfonso [sochantre] vean si son
necesarios para el servicio de ella. Y que el chantre doctor don Agustín de Salazar le tome cuenta al dicho
maestro de capilla de todos los libros que tiene a su cargo de esta iglesia y haga inventario de ellos, y se los
entregue otra vez, debajo de él. Y las navidades que ha hecho las haga traer a este cabildo, pues es
obligación suya el darlas.92

Es probable que el resultado del cumplimiento de esta última orden haya sido ni más ni menos

que la entrega del Cancionero Musical de Gaspar Fernández a la catedral de Puebla.

3. Relevancia de la labor de Gaspar Fernández como copista.

Las destrezas de Fernández como puntador de música lo hicieron generar un documento

excepcional que conserva integradas muchas de sus propias composiciones musicales. En lugar

de los habituales papeles sueltos, que tan fácilmente se podían dispersar, Fernández fue reuniendo

sus obras circunstanciales en un hermoso volumen encuadernado que sigue resistiendo el paso del

tiempo, a cuatro siglos de su creación. El Cancionero de Gaspar Fernández no sólo es uno de los

pocos códices musicales iberoamericanos que reúne la más completa y sistemática colección de

obras compuestas por un mismo autor, sino que es, en palabras de Aurelio Tello, “el testimonio

manuscrito más antiguo del repertorio de villancicos y chanzonetas de toda América”, el único

del continente que “ilumina esa oscura etapa que son los primeros años de los siglos barrocos”.93

92
AVCCP, LAC 7, f. 113v, 22 de noviembre de 1616.
93
Tello, Cancionero Musical de Gaspar Fernandes, p. XIX.

34
La calidad material de los libros de polifonía que Fernández escribió en Guatemala y

Puebla también favorecieron su conservación y pervivencia. Sin embargo, la actualización y

organización sistemática del repertorio de polifonía litúrgica es un mérito que corresponde a

Pedro Bermúdez. Así lo evidencia el hecho de que en ambas catedrales ese proceso dio inicio en

los meses inmediatos a su nombramiento como maestro de capilla. También hay suficientes

fundamentos para pensar que Bermúdez fue quien proveyó la mayor parte de la música europea

copiada por Fernández. El primer libro que se encargó a Gaspar Fernández incluía dos misas de

Rodrigo de Ceballos —quien fue maestro de Bermúdez en la Capilla Real de Granada—, una de

Cristóbal de Morales, una de Pierluigi da Palestrina, una de Pierre Colin y una del propio

Bermúdez.94 El LP 4 de Guatemala incluye una lamentación de Santos de Aliseda, maestro de

capilla de la catedral de Granada, de quien Bermúdez habrá recibido su formación musical.95 El

LP 2-A de Guatemala, también escrito por Fernández, contiene dieciocho himnos de la tradición

hispana pretridentina compuestos por Francisco Guerrero (maestro de quien Bermúdez fue

asistente en Sevilla), cuya función litúrgica no varió en el breviario reformado a raíz del Concilio

de Trento. Los himnos que sí se modificaron a raíz del Concilio —y por consiguiente hubo que

actualizar— fueron compuestos por Pedro Bermúdez.96 Gaspar Fernández se limitó a copiar el

ciclo de himnos de Guerrero que ya había actualizado Bermúdez. El único himno que compuso

Fernández para completar el ciclo de vísperas fue el ya referido Custodes hominum, de una fiesta

decretada luego de la partida de Bermúdez a Puebla.

94
Las obras que contenía el libro de misas escrito por Fernández están especificadas en el índice del LP 1 de
Guatemala, Véase una reproducción facsimilar del índice en Morales Abril, Missa de Bomba a 4. Pedro Bermúdez,
p. VII. Sobre el magisterio de Ceballos en la Capilla Real de Granada, López-Calo, La música en la catedral de
Granada en el siglo XVI, vol. I, p. 117. Véase información sobre Bermúdez al servicio de la Capilla Real de Granada
en Morales Abril, “Características de estilo en la obra de Pedro Bermúdez (fl.1574-1604)”, vol. XXX, p.345.
95
López-Calo, La música en la catedral de Granada en el siglo XVI, vol. I, 161-164.
96
Snow, “Liturgical Reform and Musical Revisions”, pp. 465-499.
35
A tan sólo dos meses del nombramiento de Bermúdez en Puebla, el cabildo pagó al

ministril Félix de Morales Salcedo por haber copiado una colección de magnificats de Cristóbal

de Morales.97 Esa colección (LP 2-B de Puebla) es exactamente la misma que Gaspar Fernández

copió en el LP 2-B de Guatemala, junto con otra colección de Guerrero y un Magnificat quinti

toni que él mismo tuvo que componer, por ausencia del escrito por Guerrero. El himno de

Rodrigo de Ceballos al que Gaspar Fernández añadió una quinta voz en Puebla, pero que

identificó erróneamente como de Francisco Guerrero muestra que su conocimiento de estos dos

compositores era indirecto. Bermúdez, en cambio, tuvo trato personal con ambos en España.

Sí que es mérito de Fernández la selección y reutilización del repertorio antiguo de

Guatemala que seguía vigente a principios del siglo XVII para su uso en Puebla. Los libros que

escribió en la catedral de Guatemala incluyen obras de Juan de Carabantes, Hernando Franco,

Alonso de Trujillo, Antón de España y Pedro Bermúdez, músicos al servicio de la catedral de

Guatemala en el último tercio del siglo XVI y primeros años del XVII. Una significativa porción

del contenido de los libros escritos por Fernández en Puebla pertenecen al repertorio

guatemalteco. Por ejemplo, 18 de las 35 obras que copió en el LP 1 de Puebla en 1619 (no se

están contando tres de Juan Gutiérrez de Padilla añadidas con posterioridad) concuerdan con

sendas obras del LP 4 de Guatemala, que escribió en 1605. De esas 18 concordancias, 17 obras

corresponden a músicos activos en Guatemala. Se ha identificado un único caso en el que

Fernández reutilizó una obra antigua de Puebla. El mismo LP 1 contiene una “Salve de Victoria”

97
AVCCP, LAC 5, f. 286v, 5 de septiembre de 1603: “[…] que a Félix de Morales, ministril, se le paguen por cuenta
de fábrica las ocho magnificats de Morales que se le mandaron sacase y escribiese con su punto, lo que el racionero
Francisco Alfonso, sochantre, que está presente, tasare. [Agregado:] Que tasó a seis reales por hoja.”
36
que parece ser de Juan de Victoria, maestro de capilla de la catedral poblana a partir de 1566, y

no de Tomás Luis de Victoria, como plantea el musicólogo Javier Marín López.98

Este repertorio que ilumina las prácticas musicales de la catedral de Guatemala del último

tercio del siglo XVI y primeros años del XVII, así como su transferencia a la catedral de Puebla,

nos sería desconocido si no es por la labor de Gaspar Fernández como punctator en ambos

lugares.

4. Valoración de las obras musicales de Gaspar Fernández.

No se proporcionará aquí una relación de composiciones de Fernández, sus adscripciones,

finalidades, dedicatorias, dotaciones, fechas, etcétera, pues son varias las publicaciones que dan

cuenta de ellas e incluso ofrecen transcripciones musicales en notación moderna.99 Intentaré, en

cambio, una apreciación general del conjunto. Se han expresado juicios divergentes a propósito

de las capacidades técnicas de Gaspar Fernández como compositor. Citando sólo a los dos

musicólogos que más han estudiado y editado sus obras, Aurelio Tello opina que

No ha errado Stevenson en su apreciación del manuscrito que nos ocupa. No sólo por la cantidad de obras
contenidas en él […], sino también por la finura del estilo, por la diversidad de géneros y formas musicales,
por la sólida técnica de que hace gala el compositor […] Al realizar las transcripciones, el códice de Oaxaca
me ha revelado tantas verdades musicales, tantos secretos de composición, tanta fantasía e imaginación
para escribir con tan pocos recursos una pieza y otra, que mi vieja pasión por el contrapunto se ha renovado
leyendo esta exquisita polifonía.100

Robert Snow, en cambio, considera que Gaspar Fernández poseía un don limitado como

compositor de polifonía litúrgica, a pesar de su conocimiento de las convenciones compositivas

98
Marín López, “Problemas de estilo y autoría en una Salve Regina” pp.403-460. Sobre la actividad de Juan de
Victoria en Puebla. Véase, Morales Abril, “La música en la catedral de Puebla de los Ángeles (1546-1606)”,
núm.129, pp. 18-19.
99
Stevenson, Latin American Colonial Music Anthology; Stevenson, Autores varios: Vilancicos Portugueses;
Stevenson, “Puebla Chapelmasters and Organists: Sixteenth and Seventeenth Centuries. Part II”; Snow , Gaspar
Fernandes. Obras Sacras; Tello, El Archivo Musical de la Catedral de Oaxaca. Antología, vol. IV; Tello El Archivo
Musical de la Catedral de Oaxaca. Catálogo, Tello; Cancionero Musical de Gaspar Fernandes; Tello, “El
repertorio para el recibimiento del virrey Diego Fernández de Córdova”; Lehnhoff, El Magnificat de Gaspar
Fernández, vol. II.
100
Tello, Cancionero Musical de Gaspar Fernandes, pp. XVIII, XVI.
37
de la época. Ve como consecuencia de ello y como una decisión del compositor la preferencia por

los villancicos, que califica como “estilísticamente más simples”. A pesar de que juzga que varios

de sus villancicos carecen de lustre y perfección, concede que rara vez les falta encanto.101 En

cierto modo ambos tienen razón. Profundos conocedores del repertorio iberoamericano de la

época, cada uno juzga desde la perspectiva de su especialidad: la polifonía sacra del siglo XVI en

el caso de Snow, los villancicos del XVII en el caso de Tello.

La música litúrgica de Fernández, escrita en la tradición de la polifonía clásica del siglo

XVI, es en efecto de un nivel técnico inferior al de sus antecesores en el Nuevo Mundo y sus

contemporáneos peninsulares, pero muestra mucha vivacidad e ingenio. Con relativa frecuencia

utiliza material polifónico preexistente —el Lumen ad revelationem de Hernando Franco, el O

gloriosa Domina de Pedro Bermúdez, el ya mencionado Vexilla Regis de Rodrigo de Ceballos—,

sin el desarrollo y explotación temática esperable en la técnica compositiva de parodia.

Ciertamente se conserva un número reducido de obras suyas sobre textos latinos, pero el

componer poca música litúrgica y muchos villancicos no pudo ser una elección de Gaspar

Fernández. Cualquier maestro de capilla catedralicio de aquella época era un sirviente que debía

responder a las necesidades de la institución que lo contrataba, no a sus personales preferencias.

Los requerimientos de música polifónica en latín estaban casi completamente cubiertos cuando

Fernández asumió el magisterio de capilla en Guatemala. El estilo aceptado en esos primeros

años del siglo XVII para la música sacra seguía siendo esencialmente el mismo que en las décadas

anteriores, así que compuso sólo lo que hizo falta para las necesidades litúrgicas o celebraciones

particulares de ese período. Además, lo que se conserva en la actualidad es sólo una fracción de

toda la música que Gaspar Fernández habrá compuesto. Constituye aquello que se valoró como

101
Snow , Gaspar Fernandes. Obras Sacras, p. XLII.

38
útil, ya sea por su funcionalidad adaptable a las cambiantes maneras de celebrar las festividades a

través de los siglos, por su renombre, por su belleza o simplemente por estar escrita en un soporte

duradero. La música circunstancial solía copiarse en papeles sueltos de fácil renovación. Su vida

útil estaba condicionada por la vigencia de la coyuntura que le daba origen y por el gusto

cambiante de las épocas. Si no es por el soporte material que les da el formato de códice, las

obras circunstanciales de Fernández que ahora conocemos hubieran sobrevivido solamente unas

décadas, antes de desecharse y sustituirse por otras en un estilo más moderno, como sin duda

ocurrió con lo que compuso antes de 1609 y después de 1616.

El excepcional número de obras de Fernández sobre textos vernáculos conservadas en el

Códice de Oaxaca constituye una muestra no sólo de su labor compositiva durante un período

determinado, sino que representa la de cualquier maestro de capilla en aquel entonces, que

anualmente debía componer villancicos nuevos para las principales fiestas del calendario

litúrgico.102 Su condición de música circunstancial las convierte asimismo en un valioso

testimonio de la vida social, cultural y religiosa de la Puebla de ese período. Aurelio Tello

reconoce el precioso valor de estas obras “por la variedad de lenguas en la que están puestos los

textos que revela la pluralidad lingüística y cultural de la Nueva España de finales del siglo XVI y

comienzos del XVII, por la sensibilidad del compositor para captar los elementos culturales e

incorporarlos a su vasta gama de composiciones, por la imaginación para dar luz a una, y otra, y

otra pieza más con tan pocos recursos de lenguaje”.103 Lenguaje musical, se entiende.

En las chanzonetas del Cancionero predomina la forma convencional de villancico: un

estribillo seguido por un grupo de coplas que se alternan con aquél. También se encuentran otras

102
Así lo demuestran los documentos administrativos de numerosas catedrales iberoamericanas. Véase también mi
texto, “Villancicos de remedo en la Nueva España”, publicado en libro Humor, pericia y devoción: villancicos en la
Nueva España de esta misma colección.
103
Tello, Cancionero Musical de Gaspar Fernandes, pp. XVIII-XIX.
39
formas poéticas populares en España: seguidillas, redondillas, ensaladillas, romances y

romancillos.104 Gaspar Fernández suele estructurar la música siguiendo un esquema formal del

que pocas veces se aparta. Una voz solista presenta el estribillo en una frase musical de dos

períodos, cada uno con dos versos (ABS). Este solo da pie al desarrollo del segundo período en

contrapunto imitativo (BP), para luego presentar el primero en polifonía (AP) y llamar a la

repetición del segundo en su versión polifónica (BP). Con frecuencia las coplas (C1, C2… Cn)

están asignadas al solista o a un número reducido de voces, que llaman a la repetición del

segundo período del estribillo en su versión polifónica. La estructura de la mayoría de obras

puede esquematizarse así: ABS- BP - AP - BP. C1 - BP. C2 - BP… Cn - BP. Algunas obras presentan

una introducción que puede ser un diálogo entre varios solistas, pero luego siguen el patrón

descrito.

La técnica contrapuntística de Gaspar Fernández es correcta, pero limitada. Se basa casi

exclusivamente en consonancias armónicas y notas de paso. Únicamente aparecen retardos en las

clausulæ cantizans sincopadas, donde su uso es obligado. Por lo demás, hace un uso sumamente

parco de disonancias expresivas, silencios tensivos y otros recursos retóricos comunes en las

obras de contemporáneos peninsulares suyos, como Juan Bautista Comes (1568-1643) o Mateo

Romero (1575-1647). A pesar de ello, muchas obras del Códice de Oaxaca desbordan gracia y

encanto, merced al buen tino de generar líneas melódicas afines al sentido de los textos literarios

y a su adecuada declamación rítmica.

Gaspar Fernández puso estos sencillos recursos musicales al servicio de textos que en

muchas ocasiones reflejan la diversidad cultural novohispana por medio de temas recurrentes y

personajes populares estereotipados, con los cuales la sociedad se sentía identificada o

representada, para transmitirle y afianzar de ese modo los misterios de la fe y, de paso, el orden

104
Frenk, “El Cancionero de Gaspar Fernández (Puebla-Oaxaca)”, p. 28.
40
social hegemónico.105 Los juegos de ingenio, la representación alegórica de los dogmas religiosos

a través de sucesos cotidianos, el uso de hablas chuscas puestas en boca de grupos culturales

marginales —africanos, indígenas, mestizos, vascos, gallegos, portugueses— que dialogan entre

sí, exaltando su cultura y burlándose de la ajena, encuentran en la música de Gaspar Fernández

un sensible y creativo medio de expresión.106

5. La figura de Gaspar Fernández en su contexto profesional.

Se ha revisado hasta aquí la formación, desarrollo y legado de Gaspar Fernández. Esta

información aislada arroja luces casi exclusivamente sobre su persona y corre el riesgo de

mostrarlo como una figura preeminente en el panorama de la cultura novohispana en el tránsito

del siglo XVI al XVII. A continuación se intentará reducir ese sesgo, ubicándolo en el contexto

profesional donde se desenvolvió —el de los ministros al servicio de la iglesia en el ámbito

urbano— por medio de la comparación de sus atribuciones con las de otros clérigos de su

entorno.107

Una de las primeras condiciones que llaman la atención es que, siendo subdiácono o

diácono, Gaspar Fernández nunca recibió renta alguna como capellán de coro. En principio, una

capellanía sólo podía ser servida por un clérigo presbítero, requisito indispensable sobre todo

para las capellanías de misas.108 Pero varias capellanías de coro de la catedral de Guatemala

fueron asignadas a subdiáconos y sobre todo diáconos contemporáneos de Fernández, pues no

105
Véase mi ensayo “Villancicos de remedo en la Nueva España” en el libro Humor, pericia y devoción: villancicos
en la Nueva España de esta misma colección.
106
Existen muchos estudios sobre este tema en general. Sobre los villancicos de Gaspar Fernández en particular,
véase, entre otros: Tello, Cancionero Musical de Gaspar Fernandes, pp.XXXIV-XLIII; Frenk, “Villancicos de negro
en el siglo XVII novohispano”, pp. 45-54; Masera, “Algunos aspectos de la multiculturalidad en las literaturas
novohispanas”, pp. 331-347.
107
La información de este apartado proviene en su mayoría de las memorias de gastos y libranzas con cartas de pago
de la catedral de Guatemala a partir de 1592, y de las cuentas de mayordomía a partir de 1603. Para evitar
reiteraciones, daré las referencias sólo en algunos casos puntuales.
108
Wobeser, Vida eterna y preocupaciones terrenales, pp. 14-17.
41
requerían que el capellán administrara sacramentos, sino únicamente que cantara las horas del

oficio divino.109 La asignación de capellanías a colegiales constituyó una de las soluciones

propuestas por el obispo Fray Gómez de Córdova para enfrentar la pobreza con la que se creó el

Colegio Seminario de la Asunción.110 Asimismo, las estrechas rentas de la catedral, combinadas

con el reducido número de prebendados, hacían que las capellanías de coro cumplieran el

propósito múltiple de aumentar el número de cantollanistas e incrementar la renta de los clérigos

al servicio de la catedral sin cargar a la fábrica espiritual. Al menos desde 1592, todos los clérigos

de la catedral de Guatemala, incluidos el sochantre Diego Velázquez, los organistas Gaspar

Martínez y Ambrosio Lercaro, los maestros de capilla Andrés López y Pedro Bermúdez llevaron

salario adicional como capellanes de coro. Gaspar Fernández fue la excepción, pues siendo

ministro de la catedral durante al menos una década (1596-1606), sirvió como capellán de coro

únicamente el primer semestre de 1605. Podría pensarse que contaba con la suficiente holgura

económica como para librarse de la obligación del canto llano en todas las horas del oficio, pero

según las constituciones del Colegio Seminario debió demostrar tener un patrimonio reducido

para poder ser aceptado como colegial.111 Además, la asignación de capellanías de coro respondía

a la necesidad que tenía la iglesia de ministros que apoyaran el canto y no a las necesidades

109
Varios subdiáconos y casi todos los diáconos que he localizado entre 1596 y 1598 sirvieron una capellanía de
coro en la catedral de Guatemala. Véase, por ejemplo, AHAG, Cabildo, Libranzas, 1596: “[…] a Tomás Ortiz,
clérigo diácono, veinticinco pesos de oro de minas que le pertenecen y ha de haber por seis meses que ha servido de
capellán de coro en la dicha santa iglesia, que corrieron desde primero de enero hasta fin de junio de este presente
año de mil y quinientos y noventa y seis años, […]”
110
AHAG, Colegio Seminario, Libro de fundación y constituciones, capítulo 21, f. 32v: “Ítem, porque la pobreza con
que se da principio a este colegio es mucha y los que en él entraren no han de ser ricos, sino también pobres, que no
llegue su patrimonio a quinientos pesos de oro de minas, como se ordena y establece en el capítulo doce de estos
estatutos, ordenamos y permitimos que los colegiales sacerdotes puedan tener y servir las capellanías en esta santa
iglesia y en otras iglesias y monasterios de esta ciudad, instituidas hasta en cantidad, entre todos, de mil pesos de oro
de minas, con que la renta de ellas haya de ser y sea para el gasto, servicio y utilidad del dicho colegio, y no del
colegial que la sirviere, salvo en la cantidad que para algunos libros y otras cosas necesarias les fuere permitido por
nos o por los señores prelados que nos sucedieren.”
111
AHAG, Colegio Seminario, Libro de fundación y constituciones, capítulo 21, f. 32v.
42
personales de los ministros. ¿Será posible, entonces, que su voz no hiciera falta para los oficios

en canto llano o se considerara deficiente?

En la misma línea, también llama la atención que no se le haya contratado como cantor

sino hasta la llegada de Pedro Bermúdez, quien requirió aumentar el tamaño de la capilla de

música. Podría pensarse que antes de 1601 no había interés o disposición de pagar y conservar

cantores competentes, pero casos como el de Pablo de Vargas muestran lo contrario. Alumno de

Andrés López y posteriormente compañero colegial de Gaspar Fernández, Pablo de Vargas

recibía en 1592 el salario ordinario de 10 pesos de oro de minas que se le daba a cada mozo de

coro. Ya en 1595 recibía un 50% más que el resto de mozos y un año después llevaba el salario

de 50 tostones como mozo de coro y cantor. A finales de 1596 se escapó de la catedral y el

obispo pagó a una persona para que lo buscara en todo el obispado, con una cédula en la que

pedía colaboración a todos los vicarios y curas de la diócesis, para facilitar su regreso a Santiago

de Guatemala. El niño cantor fue hallado en Chiquimula de la Sierra, a 200 kilómetros de la

ciudad, y llevado de vuelta a la catedral.112 La voz de Gaspar Fernández, en cambio, se ocupó por

muy poco tiempo. Su contratación nominal como cantor en 1601 se sustituyó muy pronto por el

oficio de bajonero de facto. Las libranzas de 1602 y 1603 correspondientes al salario de cantor ya

no lo mencionan como tal, sino sólo como bajonero.

112
AHAG, Cabildo, Libranzas, 1596: “Don Fray Gómez de Córdova, por la gracia de Dios y de la santa sede
apostólica obispo de Guatemala, del consejo de su majestad, mandamos a vos, Andrés Fonseca, que vais [sic, recte
“vayáis”] a todas las partes y lugares donde tuviéredes noticia que está Pablico de Vargas, clérigo seise de la santa
iglesia catedral de esta ciudad, y donde quiera que lo halláredes lo traeréis con vos ante mí o ante nuestro provisor,
que para lo que dicho es os doy poder y facultad cumplido, el que de derecho se requiere. Y si favor y ayuda para
ejecución y cumplimiento de este nuestro mandamiento fuere necesario y hubiéredes menester, mandamos a nuestros
vicarios y curas donde halláredes al dicho Pablico de Vargas que os lo den y hagan dar, sin os poner a ello
impedimento alguno. Hecho en esta ciudad de Santiago de Guatemala, a veintiún días del mes de diciembre de mil y
quinientos y noventa y seis años. Frater Gomez, Episcopus Guathemalensis. [Rúbrica]”. Carta de pago en otro folio:
“Digo yo, Andrés de Fonseca, que es verdad que recibí de Cristóbal Ibáñez, mayordomo de la santa iglesia catedral
de esta ciudad de Guatemala, doce tostones, los cuales me pagó por el trabajo de ir de esta ciudad al pueblo de
Chiquimula de la Sierra a traer a Pablo de Vargas, clérigo seise y cantor en dicha santa iglesia, […]”
43
Se puede apreciar también cómo la temprana presencia de Gaspar Fernández en la

catedral de Guatemala no movió al cabildo a desplazar al maestro de capilla Andrés López

Pellejeros, natural de esa ciudad y formado desde niño en la catedral,113 como sí sucedió con la

llegada de Pedro Bermúdez. Es probable que Gaspar Fernández aún no tuviera la edad, la

condición clerical ni la experiencia necesarias para competir con el maestro de capilla local. Sus

capacidades le proporcionaron la oportunidad de recibir salario como maestro de los mozos de

coro, pero su desempeño en ese oficio parece responder a la necesidad de suplir las ausencias de

Pedro Ortiz, entonces laico. Cuando estaban presentes los dos, el maestro era Ortiz, hasta que se

le retiró del oficio para dárselo a Pedro Bermúdez. Gaspar Fernández recuperó el trabajo de

maestro de los mozos al ser nombrado maestro de capilla. Para entonces, Pedro Ortiz no se

encontraba al servicio de la catedral.

Ya se mencionó que Gaspar Fernández declinó su oposición a la ración de organista de la

catedral de Puebla. No hay evidencia de qué lo motivó a retractarse, pero es posible que se haya

enterado que el otro aspirante a la ración era Juan de Ocampo, criado en la catedral de Puebla

desde niño, discípulo y ayudante del difunto organista Cristóbal de Aguilar. Para el examen de

oposición se había nombrado como sinodales a fray Gaspar Martínez, Pedro Bermúdez y Juan de

Vera.114 Los primeros dos tenían poco tiempo de haber llegado a Puebla provenientes de

Guatemala, donde tuvieron contacto personal con Gaspar Fernández. ¿Cabrá la posibilidad de

que alguno de ellos haya alertado a Fernández sobre las habilidades de Juan de Ocampo y su

113
Véase AGI, Guatemala 41, núm. 92: “El padre Andrés López Pellejeros, clérigo presbítero, es natural de esta
ciudad, hijo de buenos padres, antiguos pobladores de estas provincias. Hase criado en esta santa iglesia desde su
niñez, a donde ha servido con mucho cuidado, y al presente es maestro de la capilla y coadjutor de los canónigos.
[…] En Santiago de Guatemala, a 8 de marzo de 1600.”
114
AVCCP, LAC 5, f. 307, 30 de abril de 1604: “Que el martes primero que vendrá, que se contarán cuatro de mayo,
a las tres de la tarde, haga examen de Juan de Ocampo, organista de esta catedral, para la ración de organista de ella.
Y se llame a fray Gaspar Martínez, fraile de la orden de Nuestra Señora de la Merced, organista y persona hábil en la
dicha facultad de tecla, y a Juan de Vera, cantor de esta santa iglesia, y a Pedro Bermúdez, maestro de capilla, si a la
sazón se hallare en esta ciudad, y se citen a todos los capitulares para que se hallen en el dicho examen.”
44
posición ventajosa en la catedral de Puebla? Lo cierto es que al quedar Ocampo como el único

opositor, el cabildo solicitó al virrey que no se renovaran los edictos convocatorios y que se le

otorgara a él la ración. Así sucedió.115 Con la provisión real asegurada, Ocampo detalló sus

obligaciones de organista. Entre ellas estaba la de pagar de su ración:

trescientos y cincuenta pesos de oro común de a ocho reales en cada un año, para que de ellos vuestra
señoría pague un sustituto que me ayude y supla por mí los días que aquí irán expresados, tañendo el dicho
órgano, lo cual será con las condiciones siguientes: […] que el susodicho sustituto taña el órgano los días
siguientes: quitadas las fiestas dobles y dominicas del año, que éstas yo las he de tañer y por mi propia
persona, todos los semidobles, los simples, las ferias de alleluia y en que hay órgano todas las fiestas que
hiciere el dicho cabildo, y los aniversarios de santos, y más los días que yo por enfermedad u otro justo
impedimento y por ausencia, concedida la licencia por vuestra señoría, prelado y cabildo, no pudiere servir
el dicho órgano. […] Ítem, que de los dichos trescientos y cincuenta pesos se apliquen y gasten los
cincuenta pesos de ellos en dos personas que se nombren y señalen para entonar el dicho órgano, que sean
obligados a ello y sean personas decentemente vestidas.116

Fueron precisamente ésas las atribuciones de Gaspar Fernández como sustituto de

organista y afinador de órganos en Puebla, perfectamente compatibles con su magisterio de

capilla. En las fiestas solemnes, que son las que requerían música polifónica y por consiguiente

las labores del maestro de capilla, el órgano estuvo a cargo de Juan de Ocampo. Fernández tocaba

únicamente en los oficios en canto llano.

Como maestro de capilla, Gaspar Fernández debió ocuparse de la composición regular de

música circunstancial para las principales fiestas del calendario litúrgico y otras celebraciones

públicas. El Códice de Oaxaca, de enorme valor histórico y estético en nuestros días, es una

excelente muestra de la cantidad y calidad de obras que generó en un período de ocho años. Sin

embargo, no hay evidencias de que su oficio como compositor haya sido particularmente

estimado en su tiempo, si se excluye la orden que le dieran en 1616, en que se le exige depositar

sus obras en el archivo de la catedral. Por el contrario, consta que tanto el cabildo de la catedral

de Guatemala como el de Puebla encargaron la composición de música a otros ministros en


115
Véase todo el proceso en AVCCP, LAC 5, f. 309, 18 de mayo de 1604; f. 311, 25 de junio de 1604; f. 315, 26 de
agosto de 1604; ff. 316v-318, jueves 26 de agosto de 1604; LAC 6, f. 18v-19v, viernes 18 de agosto de 1606; f. 113,
1 de agosto de 1608; ff. 113v-114, 8 de agosto de 1608.
116
AVCCP, LAC 5, ff. 316v-318, 26 de agosto de 1604.
45
momentos en los que Fernández se encontraba ejerciendo el magisterio de capilla. La música de

las comedias de Corpus en Guatemala siempre fue encargada a Diego Velázquez Farfán,

sochantre desde al menos 1592 hasta 1629, con excepción de los dos años en los que la fiesta

coincidió con el magisterio de capilla de Pedro Bermúdez, 1601 y 1602.117

Algo semejante sucedió en la catedral de Puebla. A finales de 1606, siendo Gaspar

Fernández el maestro de capilla, el cabildo asignó “cincuenta pesos de oro común de salario cada

año a Luis Lagarto, iluminador, porque tenga su cargo de componer todo lo que se hubiere de

cantar en el coro de esta catedral.” Inmediatamente añadieron: “Que al dicho Luis Lagarto se le

den otros cincuenta pesos más por lo que al presente ha de componer en las chanzonetas que se

han de cantar a la llegada del señor obispo.”118 A las pocas semanas de este acuerdo “se le señaló

de salario al maestro de capilla Gaspar Fernández cuarenta pesos por puntar las chanzonetas que

se cantaron en esta catedral, poniendo a su costa el papel y tinta. Y que las deje y queden en la

iglesia, para que se guarden.” El secretario del cabildo consignó dos apostillas al lado de este

acuerdo: “No admitió”, pero “Después lo aceptó y pidió salario”.119 En efecto, el cabildo le

asignó salario y él cumplió y cobró este encargo, según confirman las cuentas de 1607.120 Las

chanzonetas que debió copiar Gaspar Fernández habrán sido precisamente las que encargaron a

Luis Lagarto. Esto explicaría su negativa inicial. ¿Pero por qué encargarían la composición de

117
AHAG, Cabildo, Cuentas de mayordomía, 1605: “Ítem, dio en descargo ciento y sesenta tostones que por libranza
del cabildo pagó al padre Diego Velázquez, sochantre, por el trabajo de las comedias de la fiesta del Corpus y para
dar a los comediantes. Recíbesele en cuenta.” Este monto incluía el pago por las chanzonetas, así como el pago a los
músicos y representantes (actores, danzantes y “volteadores”). En otras libranzas específicas se despachaban los
pagos por los libretos de las comedias, la construcción del tablado, las pinturas decorativas, cuerdas para
instrumentos musicales, vestuarios, etcétera. Véase AHAG, Cabildo, Libranzas, 1600-1629.
118
AVCCP, LAC 6, f. 26, 10 de octubre de 1606.
119
AVCCP, LAC 6, f. 31v, 21 de noviembre de 1606.
120
AVCCP, Cuentas de mayordomía, 1603-1625, f. 35v: “Novecientos y noventa y tres pesos y cuatro tomines que
pagó al padre Gaspar Fernández, maestro de capilla, los seiscientos pesos de su salario de maestro de capilla,
doscientos y noventa y nueve pesos de sustituto de organista, cuarenta y cuatro pesos y cuatro tomines de puntar
las chanzonetas que se cantaron en el coro desde 21 de noviembre de 606 años hasta fin del dicho año de
seiscientos y siete, y los cincuenta pesos restantes para la música de la capilla de la dicha catedral, como pareció por
seis libranzas con pago.” El resaltado es mío. Nótese, al margen del tema de las chanzonetas, la ostentosa cantidad
que solía cobrar Gaspar Fernández en Puebla.
46
música al iluminador y no al maestro de capilla? Caben varias posibilidades no excluyentes: o

Luis Lagarto era un compositor excepcionalmente superior a la norma121 (pero en los años

anteriores habían encargado la composición de chanzonetas a Pedro Bermúdez y al esclavo Juan

de Vera, estando presente Luis Lagarto,122 o el cabildo no conocía aún las competencias de

Gaspar Fernández como compositor, o quizás sí las conocía, pero no las consideraba suficientes.

Hay indicios de que algunos miembros de la capilla de música de la catedral de Puebla no

estaban a gusto con su maestro. El cabildo eclesiástico tuvo que reafirmar la autoridad del

maestro de capilla y la forma en la que se distribuían las obvenciones a los músicos por funciones

oficiales fuera de la catedral, a raíz de la queja de un grupo de cantores inconformes con Gaspar

Fernández:

En la ciudad de los Ángeles, catorce días del mes de septiembre de mil y seiscientos y doce años, el
ilustrísimo señor obispo don Alonso de la Mota y Escobar y el deán y cabildo de esta santa iglesia de
Tlaxcala, habiendo visto lo pedido por Melchor Álvarez, presbítero, y los demás sus consortes cantores de
la capilla de esta santa iglesia sobre que se partan y distribuyan entre todos igualmente los
aprovechamientos extraordinarios y obvenciones que se les dan por fiestas particulares y entierros y otras
ocasiones, y visto lo respondido y alegado por Gaspar Fernández, maestro de capilla, por sí y en nombre de
los demás cantores restantes y lo que más ver y considerar se debía en el caso, dijeron que mandaban y
mandaron que el racionero Francisco Alfonso y el dicho maestro de capilla Gaspar Fernández lleven y tiren
de las obvenciones como hasta aquí han llevado sus salarios. […] Otrosí, su señoría ilustrísima y deán y
cabildo mandan a los dichos cantores que por ninguna vía, modo ni manera sean osados hacer capilla
dentro ni fuera de la iglesia sin licencia del dicho cabildo en los días que tienen obligación de asistir en la
iglesia. Y en los demás días que no son de obligación de la dicha iglesia no hagan capilla sin el dicho
maestro Gaspar Fernández o por su orden, so pena de seis pesos por la primera vez que lo contrario
haciendo, [sic] y por la segunda, doce, y por la tercera serán despedidos de la dicha capilla. Y que el dicho
maestro tenga especial cuidado de avisar al contador de esta santa iglesia, para que de sus salarios se les
quiten las penas en que hubieren incurrido los inobedientes. Otrosí, se les manda y ordena a los dichos
cantores acudan a casa del maestro de capilla Gaspar Fernández a ensayar, poner y probar las chanzonetas
de villancicos que se hubieren de cantar en las festividades de Navidad y Corpus Christi y en las demás que
se ofrecieren a esta santa iglesia, so pena que, el que no fuere siendo llamado por el dicho maestro, que no
lleve parte en las primeras distribuciones que se ofrecieren, sino que éstas se repartan en los que así

121
Luis Lagarto, personaje muy estimado por los estudiosos de la historia del arte novohispano, poseía un notable
refinamiento cultural, como lo demuestra la “Memoria de los libros de Luis Lagarto”, conservada en el AGN. Poseía
una selecta colección de poesía en castellano, portugués e italiano, diversos libros científicos, vocabularios, libros de
ortografía, historia, filosofía y libros devocionales. Véase Romero de Terreros, “La biblioteca de Luis Lagarto”, pp.
353-385. Véase también amplia información sobre su vida, obras y cultura en Tovar de Teresa, Un rescate de la
fantasía: el arte de los Lagarto.
122
Morales Abril, “La música en la catedral de Puebla de los Ángeles (1546-1606)”, núm. 129, pp.39-44; Morales
Abril, “Florecimiento de la música del culto divino en la catedral de Puebla”, pp. 227-229.

47
asistieren a lo susodicho. Y mandamos al dicho maestro de capilla así lo cumpla y guarde y haga ejecutar,
so pena de diez pesos si fuere remiso, para la fábrica de esta santa iglesia.123

Este acuerdo, que intenta resolver un conflicto entre cantores y maestro de capilla, es

cercano a la época en la que Fernández intentó volver al servicio de la catedral de Guatemala. Al

parecer, no le fue tan fácil sobrellevar el magisterio de capilla de la prestigiosa catedral de

Puebla.

De hecho, la presencia de músicos competentes en Puebla implicó, al menos en tres

ocasiones adicionales, delegar a otra persona las atribuciones de Gaspar Fernández. En 1620

nombraron al cantor Bartolomé de Salas por sustituto del maestro de capilla, para que dirigiera la

capilla en ausencia o falla de Fernández, pero no con la intención de apoyar el ministerio del

maestro titular, sino de retener a Salas, músico altamente apreciado por el obispo y cabildo, que

pretendía irse a España.124 En 1622 se recibió por cantor a Juan Gutiérrez de Padilla, con las

atribuciones adicionales de sustituir al maestro de capilla en la dirección —no sólo en su

ausencia, sino cuando lo ordenare el presidente del coro—, la composición de música y la

enseñanza del canto a los mozos de coro.125 Desde entonces hasta su muerte, Gutiérrez de Padilla

123
AVCCP, LAC 6, ff. 257v-258, 14 de septiembre de 1612.
124
AVCCP, LAC 7, ff. 229v-230, 5 de mayo de 1620: “[…] habiéndose tratado sobre la ida que el padre Bartolomé
de Salas, cantor de esta iglesia, pretende hacer en la flota que de próximo está de partida para los reinos de Castilla y
que su persona es muy necesaria y conveniente para la capilla y coro de esta catedral, así para los actos y días
públicos y solemnes de todo el año como para los oficios de la Semana Santa, y que por sus buenos respetos merece
se le hagan algunas más mercedes de las que hasta aquí ha recibido, en cumplimiento de lo que en este caso el dicho
maestrescuela, doctor don Íñigo Carrillo Altamirano, tiene tratado y comunicado en nombre de este cabildo con su
señoría ilustrísima del señor obispo, y que gustaba y venía en que se nombrase y señalase el dicho padre Bartolomé
de Salas por sustituto del maestro de capilla de esta catedral y para que tenga cuenta con los libros de ella y con la
corrección de ellos, poniendo entero cuidado en ello, dijeron que nombraban y señalaban al dicho padre Bartolomé
de Salas, cantor, por tal sustituto del dicho maestro de capilla, para que por ausencia y falta de él supla y lleve el
compás en la capilla de la música, todas las veces que faltare del coro y fuera de él, sin que otra ninguna persona se
entremeta y adelante en ello, cuidando de las cosas necesarias para el dicho ministerio; y, asimismo, para que tenga
cuenta y cuidado de los libros de la librería de canto y otros de esta iglesia, y en la corrección de ellos, haciendo
inventario de todos y entregándoselos a la persona que los cuenta y pone en el facistol y los tiene a su cargo, por lo
cual lleve y goce de salario en cada un año doscientos pesos de oro común. Y que le corran desde principio de este
mes de mayo, por cuenta de fábrica. Y que se le dé un tanto de este auto al dicho padre Bartolomé de Salas,
autorizado de mí, el infrascrito secretario, para en guarda de su derecho.”
125
AVCCP, LAC 7, ff. 327v-328, 11 de octubre de 1622: “[…] se recibió el maestro Juan Gutiérrez de Padilla por
cantor de esta santa iglesia, con salario de quinientos pesos en fábrica en cada un año, con obligación de cantar en la
48
fue adquiriendo cada vez más injerencia en el magisterio, a tal grado que desde 1624 se le

menciona en documentos notariales como el “maestro de capilla de la catedral”, si bien adquirió

la titularidad formal hasta el 25 de septiembre de 1629.126

La última y mayor marginación que padeció Gaspar Fernández se dio a mediados de

1627, cuando el cabildo recibió de nuevo a Bartolomé de Salas como cantor y “sustituto de los

maestros de capilla”.127 Fernández sobrellevó los últimos dos años de su vida laboral con la

presencia ya afianzada de un maestro de capilla alterno que ejercía la titularidad de facto y con un

sustituto adicional.

6. Conclusión. Su lugar en la historia de la música en el Nuevo Mundo.

Con este trabajo se ha intentado arrojar algunas luces sobre Gaspar Fernández, para verlo desde

una perspectiva distinta a la habitual en nuestra incipiente musicología iberoamericana, que suele

exaltar la figura del genio individual. Desde esta perspectiva, Gaspar Fernández, autor del

Cancionero Puebla-Oaxaca, se vislumbra como un músico culto, conocedor de la poesía más

refinada de su época, ingenioso, sensible y prolífico, cuya producción responde a las necesidades

prácticas de su oficio en calidad de sirviente dentro de una estructura social muy jerarquizada. Su

competencia, valorada a través de la comparación de sus actividades con las de otros ministros de

capilla y fuera de ella todo lo que se ofreciere, y de llevar el compás cada y cuando que se le mandare por el
presidente y estuviere ausente u ocupado el maestro de capilla de esta iglesia, y hacer y poner y apuntar las
chanzonetas cuando se le encargare, sin más salario del que le está señalado, y traerlas pasadas con los demás
cantores. Y, asimismo, con obligación de enseñar canto de órgano y hacer ejercicio a los cantores y mozos de coro
que son o fueren de esta santa iglesia, que se inclinaren a ello y lo quisieren saber, dándoles lección todos los días de
trabajo una hora entera, desde las diez a las once. Y que le corra el salario desde primero de este mes de octubre.”
Véase, además, AVCCP, LAC 7, ff. 337-337v y 339v, 6 y 20 de diciembre de 1622.
126
Véase la transcripción de las actas notariales en Mauleón Rodríguez, “Juan Gutiérrez de Padilla desde el ámbito
civil”, pp. 205-240. El nombramiento de Gutiérrez de Padilla como maestro de capilla de la catedral de Puebla está
en AVCCP, LAC 9, f. 119-119v.
127
AVCCP, LAC 8, f. 287, 25 de junio de 1627: “[…] recibieron al padre Bartolomé de Salas, presbítero, por cantor
de la capilla de esta santa iglesia, con salario de 400 pesos en fábrica, los 300 de cantor y los ciento por sustituto de
los maestros de capilla, con las obligaciones que tienen y tuvieren los cantores de la dicha iglesia. Y que le corra el
dicho salario desde veintidós del mes de mayo pasado de este año en adelante. Y el dicho salario se le señaló atento a
haber cercenado los demás salarios de algunos de los cantores de la dicha capilla.”
49
su tiempo y entorno, parece ser la convencional para un eclesiástico novohispano a principios del

siglo XVII del ámbito urbano. Es decir, puede ser representativa del nivel cultural promedio de un

individuo al servicio de la iglesia en una ciudad del Nuevo Mundo. Su notable labor como

organizador y puntador de música polifónica en Guatemala y Puebla produjo un conjunto de

libros que, gracias a su calidad y trascendencia, han sobrevivido al paso de los siglos y nos

proporcionan un panorama muy completo del repertorio musical catedralicio en la América

hispana de principios del siglo XVII.

La probabilidad de que Gaspar Fernández haya nacido en Guatemala y se haya formado

con maestros también nacidos en el Nuevo Mundo plantea, más que una reivindicación regional

esencialista, la reconsideración de las capacidades técnicas y expresivas de los músicos locales a

finales del siglo XVI y principios del XVII, así como su nivel de apropiación del lenguaje musical

europeo, a la luz de la calidad de las obras que se conservan de Gaspar Fernández en el Códice de

Oaxaca.

50
Fuentes documentales primarias

• Archivo General de Indias


- Audiencia de Guatemala 41, 115 y 117.
- Audiencia de México 221.
- Indiferente General 2862, libro 1.
- Patronato Real 293.
• Archivo Histórico Arquidiocesano de Guatemala
- Fondo Cabildo
· Caja ‘Cabildo Catedral, Inventarios, 1633-1784’.
· Cuentas de fábrica, 1578-1580 y 1590-1595.
· Cuentas de mayordomía, 1603-1606.
· Libranzas, 1592-1629.
· Libro de Actas Capitulares 2.
· ‘Memoria de gastos menudos’, 1596.
- Fondo Colegio Seminario
· Libro de fundación y constituciones.
· Reales cédulas.
- Fondo Música
· Libros de polifonía 1-4.
- Fondo Sagrario
· Libro 1 de Bautismos de españoles y de Matrimonios (1577-1612)
· Libro 1 de Bautizos de gente ordinaria (1596-1603)
• Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Antequera Oaxaca
- Cancionero Musical de Gaspar Fernández.
- Libro de Actas Capitulares 1.
• Archivo del Venerable Cabildo de la Catedral de Puebla
- ‘Libro Antiguo de Resoluciones de Cuentas de Mayordomos desde el año 1553 hasta 1563 y
1564’.
- Libros de Actas Capitulares 5-9.
- Libro ‘Diezmos 1604-1627’ [=Cuentas de mayordomía, 1603-1625].
- Libros de polifonía 1, 2, 6 y 13.
- Música, legajos 28, 29 y 58.

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